Deméter 04 -Sexualidad- Doble Página

SEXUALIDAD

PRIMAVERA 2022 ED. 04

EDICIÓN N°4

PRIMAVERA 2022

Directorio DIRECTORA GENERAL

DISEÑO EDITORIAL

COLABORADORES

Mariana Tovar Ferández

Mariana Tovar Ferández

DIRECTOR EDITORIAL

DIRECCIÓN DE ARTE

Edder Castellanos Santonos

Mariana Tovar Ferández Zoe Anthchrisite

Lex Herra Melissa Olvera Sergio Adrián Tronco Maylin Contreras Hernández Mayela Rodríguez Guzmán

CONSEJO EDITORIAL Edder Castellanos Santiago Gerardo Malo Díaz Tadeo Mouriño Parins Xarek Bermejo

COMUNICACIÓN Daniela Navarro

PORTADA Grabado por Zoe Anthchrisite

FOTOGRAFÍA Regina Pérez Torres

DISEÑO DIGITAL Mariana Tovar Ferández Edgar Aguirre Luarca

SE PARTE DE DEMÉTER 442 339 2209 revistademeter.rp@gmail.com @revista_demeter

Deméter es una multiplataforma de contenido cultural, un espacio para la discusión social contemporánea de modo crítico. Revista, colectivo, grupo de amigos. Un intento de mostrarnos como una fuerza creativa.

Revista Deméter es una publicación trimestral editada por Deméter en la ciudad de Querétaro, Querétaro. México. Tel. 442 339 2209

JARDÍN DE

CRÍTICA CULTURAL

CONTENIDOS 04.OBERTURA

15. POESÍA ESTRÓGENO Y TESTOSTERONA 17.

Xarek Bermejo EL DESEO QUE EXCITA 18.

Sergio Adrián Tronco

06. RELATO FRAGMENTOS ANALES 06.

Lex Herra PENIA Y POROS 11 .

Melissa Olvera

22. BIBLIOTECA EL AFUERA DE NUESTRA SEXUALIDAD: EXHORTACIÓN A HISTORIA DEL OJO DE GEORGE BATAILLE 22.

Edder Castellanos

02

RELATO

PRIMAVERA 2022

25. ÁGORAS

43. ENSAYO

SILIGRAFÍAS DE JUAN CARLOS MACÍAS 25.

Xarek Bermejo

LAS CONTRADICCIONES DE LA EXPERIENCIA ERÓTICA: UN ANÁLISIS DESDE GEORGE BATAILLE 44.

Melissa Olvera

27. MUSEO CHICA FUEGO 28.

Mailyn Contreras VAGINA POV 34.

Mayela Rodríguez

52. NUESTROS AUTORES

EDICIÓN 4

SEXUALIDAD TÍTULO DE TEXTO

03

O B E RT U R A Acto primero:

Eutidemo: ¿No has entendido, viejo sabio, que por esos temores los dioses habitan lejos de nosotros?

En la Grecia antigua, Filócrates con dos de sus alumnos en la Academia.

Filócrates se queda en silencio mientras observa que sus alumnos se acercan, curiosos, a Temista. Eutidemo se vuelve hacia aquella y continúa:

Filócrates: ¿Ustedes saben dónde están los demás?

Titubeantes, sus alumnos responden: Lerócrito: Son unos tontos, maestro.

Isócrates: Se han quedado fuera, escuchando a unos bárbaros hablar con una agricultora. Presumen estar discutiendo la verdad en un jardín.

Lerócrito: Sí, unos son esclavos y otros extranjeros, bárbaros.

En silencio, el maestro se acerca a la puerta, y antes de salir se vuelve hacia sus alumnos diciendo: Filócrates: ¡Cómo es posible! ¿Una mujer que enseña la verdad a esclavos y extranjeros? ¿Acaso no entendieron que la sabiduría es ciudad de pocos?

Esperad, que vuelvo pronto.

Acto segundo: Temista recibiendo a sus nuevos amigos en el Ágora. El resto de los alumnos de Filócrates escuchan de fondo.

Temista: ¿De dónde vienen, queridos amigos, y hacia dónde van?

Un esclavo: De muy lejos, con el resto de los exiliados.

Eutidemo: También busco un lugar al qué pertenecer, escuché de un jardín que quedaba por aquí.

Eutidemo: ¿Dónde queda, pues, el jardín?

Un esclavo: ¡Por Hera! Estás en la verdad.

Temista: A las afueras de la ciudad, en el camino del Pireo.

De entre la multitud sale Filócrates, que andaba en busca de sus alumnos.

Filócrates: ¿Y por qué lo buscan?

Temista: ¿Dónde sino podremos hablar de nuestro ánimo que corre como los dioses? En el jardín recibimos al cuerpo sin cadenas, lo liberamos, damos un lugar común a nuestros deseos y pasiones. No hablamos sólo de la verdad y su poder, sino también de la carne y sus afecciones.

Eutidemo: ¿Es acaso allí donde habitaremos con Eros?

Temista: Estás en lo cierto, joven extranjero. Eros, canta Safo, de nuevo nos agita y disloca, es una serpiente dulceamarga, incombatible. Nos insta a movilizar nuestras pasiones, a ponerlas en acto.

Filócrates: ¡Claro! Desde que andáis rozándoos todos con todos juntos las columnas de Atenas tiemblan. Os Una mujer: Y que sea tomado en disloca y agita tanto que los dioses cuenta. del Olimpo comienzan a escucharlo. ¡Pronto ha de desatar Zeus su Se acerca Eutidemo de Lesbos. furia! Hay que temerle a los dioses, Temista: ¿Y tú, extranjero, qué buscas? no experimentarlos con impiedad e imprudencia.

Una prostituta: Buscamos dónde decir lo que sentimos.

Acto tercero: Ya dentro de las puertas del jardín, para terminar la iniciación, habla Temista: Temista: ¡Salud y alegría! Nuevos amigos, hemos puesto por delante los placeres de la carne y saciado, también, nuestros vientres; en ese orden, pues no se puede copular después de la i gesta. Alma y cuerpo no están separados cuando sentimos el entusiasmo de nuestros deseos. Procurar los apetitos naturales es necesario para una vida alegre, y así vivir como un dios entre los mortales. Es ahora cuando, viejos y jóvenes, podemos comenzar a ejercitar el pensamiento, pues todo debe ser común entre amigos.

R R R R R

E E E E E

L L L L L

A A A A A

T T T T T

O O O O O 5

FRAGMEN ANALES LEX HERRA Mis temblores me hacen revisar el grindr a cada momento; igual y alguno hace vibrar mi pito-culo-pelvis con sus fotos eróticas; igual y alguno me hace olvidar los cinco mil que perdí por la estafa de una casera. A veces es la imagen de las entradas abdominales que apuntan como flechas hacia lo que resguarda el Calvin Klein1; otras es el culo que se asoma en la trusa pegada que parece piel; otras las piernas en short o las mallas deportivas; y los brazos, por qué no; las caras desafiantes con labios prominentes; todo esto dentro de mi definición de lo caliente.

Reparo, de repente, que la flor sexual reprimida con tanta audacia por más de seis meses ahora muestra sus pétalos, ha florecido, pero hacia adentro. Y de entre las consecuencias de ese innerbloom2 está la ansiedad de no volver a cagarla, no por el común accidente fecal –como podría suponerse del pasivo–, sino por volverme a fisurar el ano.

06

RELATO

1

Que hay variedad, también le entro al Hanes, al Fruit of the Loom, y al sinnombre del mercado que marca bien los bultos.

2 Rolita de RÜFÜS DU SOL, bien perrona y ad hoc con estas, mis palabras.

NTOS —Y es que la sexualidad se abrió en mí como un grifo arrancado a lo bruto, salpicando aguas que se vuelven negras y que suben hasta el techo del baño, mismo donde me ahogo a besos, caricias, mamadas, «qué rico’s, ‘síguele’s, ‘no viene nadie’s», que comparto con el «sex SL»3 que me mandó mensaje.

Le abrí mis piernas a tanto hombre con la esperanza de que por ahí, por mi ano, pudiera defecar4 toda la basura que resguardaba. En su lugar, salió sangre, y mucho —mucho— vacío. No fue hasta unos ocho encuentros después de mi rasgadura cuando mi cuerpo y mi mente me imploraron parar. Cedí.

3

Jerga común del grindr, el SL stands for “sin lugar”, siendo su antónimo el CL, “con lugar”, para los privilegiados que pueden coger en sus casas. La primera vez en este mundo lo tuve que googlear, gracias internet.

4

Porque, cuando te la meten, tus intestinos sufren un terremoto y no hay mejor laxante.

5 Envidiar que el sistema sexual funciona para los hombres cis- hetero y para los que tienen capacidades sobrehumanas, como esos hombres que solo meten su pito en los hoyos que encuentran, esparciendo su esperma a manguerasos sin previo aviso, o lxs jotxs que abren su culo como máquinas succiona-todo.

FRAGMENTOS ANALES

No encuentro una razón específica, un detonante que me haya hecho borrar la app, y desaparecer completamente de la esfera sexual. Permito destacar que mi disolvencia no solo fue externa, puesto que también dejé de masturbarme, de tocarme, de verme y sentirme con placer. Había llegado al límite de intentos posibles para acceder al mentado elixir que une al cuerpo con la mente mediante un choque neuronal intenso, contraseña que nunca entendí.

Aún con el devenir de ese golpe en seco que yo mismo me enganché, pude detenerme a pensar, a envidiar5, y cuestionar:

¿Qué hace realmente la gente cuando coge? ¿Por qué el pene es el centro de la definición sexual y del placer? ¿Quién me enseñó a automatizar mi vida sexual? ¿Desde cuándo? ¿Y si mi sexualidad es un lenguaje, qué dicen mis letras? ¿Dónde queda la diversidad morfológica: lxs que no tienen pene o no se satisfacen de este, lxs que la tienen chiquita, lxs desnalgadxs, lxs flacxs, lxs gordxs, lxs ano-rotos? ¿Acaso ellxs también ‘borran la app’ porque sienten que no causan ni tienen excitación?

07

Como Manifiesto Contrasexual (Preciado, Paul), Escribir con caca (Fabre, Luis), y Latinoamérica Queer (Domínguez-Ruvalcaba, Héctor), que son joyitas del porvenir contrasexual de la época, y que recomiendo ampliamente porque abren anos, además de ojos.

6

Absolutamente todas las preguntas, de acuerdo a mi filosofar y a las respuestas de diversos textos6, siguen una misma línea de trabajo: la captura social de la energía corporal y el encarcelamiento del placer y su plumaje. Me explico.

Mi salvación es, en posible gran medida, el escondite que encontré en las letras y la danza, que fungieron como un parteaguas para mi re-sexualización (Que para mí significa re-construcción sexual, demoler la casa en plena obra para instaurar una huerta).

Yo soy un cuerpx, que a la vez es un texto escrito a través de la historia por aquellos en poder, por el favorecimiento del blanco-adinerado-vergón patriarcado.

7 En términos del comunismo, la plusvalía es esa ganancia energética que obtienen los jefes y que no es remunerada al obrero en forma económica. En el plano sexual, es toda esa energía no liberada porque las prácticas hetero-fálico-normadas no lo permiten, y que se acumula en el cuerpx hasta ser eyectada.

8 La cirugía cuesta treinta mil. Bien leía por ahí, “mamá, ser jotx es complicado, por eso existe el lubricante”. Por ahora uso unas cremitas saludables que me salvan.

Amén.

Soy parte de ese código que cataloga, define y trabaja en función de lo que mis capacidades —también asignadas— pueden producir. Mi plusvalía sexual7 es la que utiliza el sistema para explotarme y marchitarme. Fue esa erupción energética la que destruyó mi ano, la que desgarró con sus ideas falocéntricas las paredes del órgano universal del placer.

Mi ano se fue entre las patas jaladas por una sociedad que construye textos humanos, satisfechos con el placer que sienten entre el ombligo y las rodillas —sin el ano, claro—. Al menos no tengo (toda) la culpa.

En este momento mi mente olvida que escribo desde el café donde busco con quién coger, porque ahora escribo desde el enojo. Escribo desde los cristales de mi ano resquebrajado que aún sangra8. Y desde este mismo proscenio hago público el final de mi confinamiento. Tomo mi celular, me escojo unas buenas fotos y escribo:

9 Hay unos weyes que, además de pedir “solo masculinos”, dicen que son discretos o fuera de ambiente (con mis discrepancias de que eso exista), y que no pueden pasar ni una sola foto de absolutamente nada. ¿Por qué escondemos el sexo? ¿Por qué el grindr no es como un Instagram o un Tinder donde se sepa sin pena a qué vamos? Pues es cuerpx, y todxs deseamos -de distintas formas, pero deseamos-.

08

RELATO

“Inter, voy a tu lugar sin pedos de distancia siempre que nos organicemos.

Solo sexo seguro y chingos, pero chingos, de besos, mamadas y faje.

Entiendo la discreción para que no te descubran tus compas joteando9, pero ¿cómo piensas coger si no muestras fotos?”

¿Cómo así? Pues diciéndole al wey o humanx con el que coja lo que me gusta y lo que no, y que, por ahora, no puedo hacer mucho trabajo anal; llegando a acuerdos, ¡hablando caray!

10

Quizá deliberado, pero sí necesario. Si mi única vivencia sexual será el grindr, según el sistema que mandata mi escondite, entonces lo utilizaré bajo mis condiciones y estipulaciones de salud sexual, emocional, y de consenso. ¿Y mi ano? Ya sanará, pero no será más el tapón de mi vida sexual, sino un impulsor. Vivir una plena vida sexual10 será la medicina conciliadora que me permita llegar a buenos términos con mi ano.

Al salir de ese cuarto, ese baño, o ese cualquierlugar donde coja, habré hablado textual y corporalmente con la verdad de mi ser sexual-inteligente-emocional, habré pedido lo que a mí me causa morbo y placer, y satisfecho también al (lxs) otrx(s). Me sentaré, después de un rico baño, a reflexionar de mi travesía, y la escribiré, no con las manos, ni la boca, ni el pene, con el ano.

«¿Por qué escondemos el sexo? ¿Por qué el grindr no es como un Instagram o un Tinder donde se sepa sin pena a qué vamos? Pues es cuerpx, y todxs deseamos -de distintas formas, pero deseamos-.»

FRAGMENTOS ANALES

09

SEXUALIDAD DISCURSOS Y PRÁCTICAS EDICIÓN 04

PARTE 01.

MELISSA OLVERA

1

Los días se enredan en una gran maraña que te asfixia, actúas por inercia y haces una que otra cosa que pudo haber derivado en el final. Ansías la ocasión donde la adrenalina rebase el oscuro umbral, esas milésimas de segundo donde el mundo parece acabar, cuando te sacudes el entumecimiento y gritas lo callado de una sola vez. Es jueves o sábado, no importa. Quizás lloraste, no recuerdas con claridad, sólo sabes que ahora estás en los brazos de alguien. Te aferras a la figura extraña, sus siluetas no se acoplan bien, algo anda mal, pero chilla permanentemente esa señal de alarma en tu cabeza —has aprendido a ignorarla. Un par de manos sostienen tus muslos con demasiada brusquedad, aprietan tu cuello, te empujan y mueven por el lugar. Te aconsejaron separar las emociones del cuerpo, pero ignoraban que cada una de sus fibras es sensible. Un escalofrío pegajoso te indica un sentido de urgencia, deseabas tanto que esto ocurriera que ahora no te permites disociarte, será peor cuando haya acabado, no quieres volver a contemplar el abismo con el viejo zumbido sordo en tus tímpanos. Sientes todo al mismo tiempo. No, sientes lo que te parece una buena porción del extremo desagradable del espectro de lo que es posible sentir. Decides reciprocar brevemente el dolor: muerdes… rasguñas… aprietas… Tu estómago se revuelve abrasador.

Te quejas rítmicamente mientras el pesar se va disipando de nuevo hacia el entumecimiento. Tus manos son aprisionadas por otra, se dispara otro escalofrío. Cuando la otra persona decide que ha terminado el evento, te arrastras hasta el baño y recuperas el aliento. Desearías haber elegido cualquier otra forma de espabilarte, ponderas si hubiera sido mejor robar un auto o usar drogas duras. Casi ríes en tus adentros, pero estás agotada. Dormir hubiera sido la mejor forma de usar la cama, al menos soñando es más apacible la nada.

RELATO

11

Despiertas temblando de madrugada, brisa gélida en tu piel desnuda, la ventana abierta, las cobijas en el piso. No supiste en qué punto de la noche se marchó aquella persona que no volverás a ver. No supiste en qué punto de tu vida esto se volvió habitual. Te sientes igual que en el momento posterior a tirar del gatillo y sacar el arma descompuesta, con todas sus balas viejas, de tu boca. Hay decepción y vacío como polvo en el aire, toses. No quieres entrar en detalles, congelas lo que pasó, antes de enterrarlo en el fondo de tu mente, te cubres y vuelves a cerrar los ojos.

2

Ya pasó el dolor, pasó un mes, no tienes ganas de desvestirte nunca más, te sientes una isla impenetrable en el hervidero de gente que se mueve disonante. Llega tu amiga, a quien no ves seguido, con su sonrisa vibrante y su ropa extraña. Por un segundo te sientes más liviana y recuerdas que en esta ocasión intentarás divertirte. Se separan e intercambias un par de frases genéricas de convivencia con otras personas.

Ella regresa, te entrega una lata, recuerdas eventos anteriores en silencio y te estremeces por un segundo, pero disimulas y bebes el líquido espeso. Durante la velada bailan juntas como si estuvieran solas y sonríen cada que se encuentran sus miradas. Ella resplandece bajo la iluminación atenuada y se te aparece como un acogedor espejismo mientras duermes.

Cuando ella despierta, le estás sirviendo ya el desayuno. Salen a caminar un rato, hay una que otra risa, regresan a tu habitación, hay una que otra reflexión existencial. Es evidente cierta familiaridad, no son cosas que hagan a menudo, pero cuando ocurren, ustedes escalan mil peldaños, una en dirección a la otra.

Mencionas casual, casi humorísticamente, la sima glacial en la que te encuentras atrapada. Ambas ríen, ella asiente comprensiva y una chispa fugaz atraviesa tu mirada. Un hilillo color rosa que se extiende de tu ombligo al de ella se tensa y los otros mil que unen tus piernas, tus brazos, tu pecho, tu entrepierna, tu frente, tus palmas, tus oídos, tus cabellos, con los de ella, se magnetizan momentáneamente. Cuando se ha ido, revives la escena en tu cabeza complementándola con un millar de variables y un solo final.

12

RELATO

«Te aconsejaron separar las emociones del cuerpo, pero ignoraban que cada una de sus fibras es sensible.»

Se vuelven a encontrar días después, desde tu vientre reverberan aquellos impulsos eléctricos que recorrieron tu cuerpo al imaginar… Ríes un poco nerviosa.

Ningún recuerdo queda enterrado eternamente, pero ahora el pasado calla distante. Dijiste que querías decirle algo, pero no puedes articular una sola palabra, no es la primera vez que lo piensas. Te acercas despacio, tu pulgar en sus labios busca suavemente una respuesta, sientes un cosquilleo de envidia recorrer tus extremidades por las veces que su lengua ha respondido a quienquiera que haya sido antes que a ti.

Sus vidas van dejando estelas ondulantes que se entrelazan una y otra vez. Ella te abraza de la cintura, hunde su rostro en tu hombro y su aliento arde en tu piel. No hay urgencia, todo va a estar bien. Suspiras.

En cada palabra que dices a continuación exhalas afecto y cuidado. Y respiras lo mismo de vuelta. Lo que te sacude es más como lanzarse a una piscina que a un precipicio. Tienes certeza de que estarás a salvo cuando caigas.

El sol bajó, una pila de confesiones multicolor las ha inundado, la habitación está rebosante, templada, aromática. Nadan hasta encontrarse y se toman de la mano. Giran, observan los reflejos del techo muy quietas y una caricia se desliza lentísima sobre su vientre, nadie ha visto una mano recorrer tan dulcemente la piel. Te lamentas por haber atravesado tal desgaste emocional buscando en rincones del mundo lo que habrías encontrado en ti misma de haber explorado en ella. Sería tan cómodo permanecer así otros dos días, otros dos años, compartiendo un cigarrillo y vertiendo no-palabras una en la boca de la otra.

PENIA Y POROS

Fin de la parte 01.

Lee la segunda parte en la siguiente edición.

13

El Deseo en las colecciones del Museo Nacional de Arte.

EL ETERNO RETORNO 26 DE MAYO 2022 - 30 DE SEP 2022

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

14

RELATO

P P P P P

O O O O O

E E E E E

S S S S S

Í Í Í Í Í

A A A A A 15

OH CH3 OH

CH3

H O

H CH3

H

OH

POR XAREK BERMEJO

«El plan hace cuerpo. El signo toma existencia. El significado es Químico.

La Lengua es Orgánica.»

Antoine S. 16

POESÍA

I Hay que quitarle al cuerpo ese Signo llamado Sexo y dejarle solo la carne y esta carne habrá de tomarlo por completo.

Los signos, efervescencias glandulares, dañan al tacto. Y lo someten. Y lo perforan.

El signo es molar. Y el cuerpo es molar.

En relación geométrica es que avanza, se combina a modo de mariposa, encaja articulando, se introduce, cierra o abre.

El cuerpo se dispone y abandona.

Lo que viste es muerte que le supura y habla. El hombre no tiene voz.

Lo que suena es su duración.

Lo que pasa es que lo supera y subyuga.

Es nervio la última patria del cuerpo, meta y conquista del Signo.

Hay que deshacerse de la sensación antes de que sea tomada.

Por todos los Medios, impedirlo.

II Lo que opera sobre el órgano es su función.

En torno a esto se está ordenando.

Todo flujo es tomado, toda dirección es trazada, todo contención.

La metamorfosis lo aniquila. Mea, caga sangra, llora, bebe y respira en este umbral indiferenciadamente, liberado al fin.

Colapsa.

III ¡Oh, mal del Signo! presto hiriendo, andas muy despacio: termina, acaba de pasar pronto o pronto igual estaré Yo acabando, sumido en ti.

Vuelto en ti, invisible. No sabré más diferenciarme, no sabré donde me encuentro.

IV Tengo miedo de la mutación.

Miedo del deseo cuando arremete a nivel molecular: es el sonido violento de los procesos donde las voces son inaudibles.

Todo es confusión,y el Discurso Extranjero es similar al punto de confundirnos, indiscernible.

ESTRÓGENO Y PROGESTERONA.

17

SERGIO ADRIÁN TINOCO

No hay nada más extenso (—infinito—) que el deseo.

Soy enteramente humano, infinito: paradoja constreñida, deseo ferviente de tu sexo. Lo que a la obsesión atañe es más profundo todavía que el universo del desprecio por querer encontrar la culminación más perfecta, y sentirlo diez veces diez cien veces mil una y otra vez, sentir la solitaria sensación de lo que sólo se siente una vez.

Te he pedido que te toques.

Cuando yo encuentro tu plexo, el sudor hace que piquen mis labios, mi lengua quizá desprecie mi boca después de tu cuerpo.

El deseo sexual es lo más inacabado que el ser humano siente.

Se busca entre libros, revistas, imágenes, videos, películas, baños públicos, vasos de alcohol, retos, humillaciones y experiencias.

El pulso de mi sexo te encuentra al leer una carta tuya, mirar una imagen tuya, sentir el sol en las clavículas, nadar en el lago, acampar en la montaña.

Porque buscar el deseo al desearte significa arrancarme escarchas de piel. Cuando lo busco me quito la ropa, o leo un poema, o preparó un café, camino descalzo, me pongo las zapatillas, destapo una cerveza, me hago una coleta en mi cabello, grafiteo una pared, me ahorco en la ducha, me perforo la nariz, entro a un lugar prohibido, rasuro mis axilas, subo el volumen, apago las luces, dejo prendido un tabaco, me pongo mis lentes, cuando me caigo de la patineta, cuando me quemo la mano, o me corto con una hoja de papel, cuando se burlan o me ignoran.

18

POESÍA

Es mi mente la que, pensando en Bataille, nunca consuma su deseo.

Me excita la idea de llegar al límite, de pensar que puedo morir en el extremo. Odio excitarme tanto, lo que nos pasa a los dos.

No hay nada más sucio y asqueroso del deseo que tratar de describirlo, ponerlo en palabras, pensarlo, analizarlo y ejecutarlo. Porque la idea del deseo es ausencia, su perfección inasible me sofoca (y aunque me excito) es amargura y lamento.

Pensar mi deseo es arruinarlo, dejarme seducir por los sueños e idealizar tu imagen entre nuestra podredumbre. Mi deseo debe aniquilarse, si lo pienso nunca llegará a realizarse.

Ha sido un error pensar que mi deseo está en tu cuerpo o en la intimidad. Los no-límites de mi deseo varias veces me llevan a la tristeza, en donde huimos juntos, a un lugar que nunca fue. La última vez que nos vimos, los dos nos habíamos puesto nuestro calzón favorito, y entre silencios nos lo enseñamos como niños.

Y no nos acostamos porque nuestra infelicidad era mayor. Sabíamos que no podíamos estar juntos por más que el deseo fuera insoportable.

El alcance del deseo sexual está en la profundidad de nuestras ideas prohibidas, de los pensamientos incorrectos, en la labilidad de nuestra condición perfecta.

Habiendo querido de extremo la insensatez de tu pensamiento, encuentro sublime la muerte para culminar nuestro deseo. Porque si la pasión es un frenesí, inacabada imagen tuya que se transparenta sobre mí.

Son quizá las palabras olvidadas y los recuerdos que asumo cada vez que pienso en un mundo mejor. Sentir el riesgo de morir hace que me excite más tu mirada.

La sensación —finita y perecedera sensación— de amarte después del sexo hace que cuando te vayas me imagine un mundo peor. La falsa sensación de bienestar es prescripción de mi locura, mi adicción y mi desasosiego. ¿Será felicidad?

Una vez sudamos tanto en la cama que, antes de que el agua de la ducha calentara, ambos bailamos sin ritmo.

Esa noche no pude dormir, mi pecho se había roto, lo habías abierto fuertemente con tus dos manos hasta dejar más espacio en mis pulmones. La mente dice tanto pero desea tan poco, no puedo saciar los pensamientos: allí me quitaste vida.

EL DESEO QUE EXCITA

19

El de se 20

POESÍA

o n o

t r e

e.

El deseo que excita hace que corrompa mis límites, las leyes del mundo desaparecen, lo único que importa es el fuego dentro. Fuego que quema, quema, como flechas atravesadas, como un mal corte de cabello, como desesperación ambigua, como una mosca en mi cabeza. El deseo que excita nos hace olvidar la vida: la adrenalina supera el ritmo cardiaco, ¡ojalá, ojalá ojalá! Tu cabello, tus clavículas, tus manos, tus labios, tu mirada. Te pertenezco. El deseo que excita no se cumple como se debe porque siempre es inmoral o demasiado perfecto. No tenemos la capacidad de reproducirlo, no terminamos por concretarlo. Y aunque Freud piense en la infancia y lo secreto, nunca dejar de sentirlo podemos.

u ímites, va m l e m n á s all á d e l a tie

Lo no dicho incrementa mi deseo, pudiera cumplirse cuando hayas podido adivinar esa pequeña fantasía que desde joven he querido. Será irreconciliable lo que siento por mi deseo, habremos disipado la tortura. ¿Será posible unir nuestros abismos?

En ti no encuentro falla, pero será posible nunca poder acabar con mi deseo.

Para eso, amor, habrás de matarme, acabarás con mi cuerpo me untarás tu flujo cervical besarás mi enfermedad, será un amor perfecto.

Sólo la muerte, una daga, un veneno, una soga, una pistola, las vías del tren.

Desnudos, con flechas en el pecho, con fuego en nuestra ropa, con rosas en la hiel.

SÁBADO 28 DE MAYO

SÁBADO 28 DE MAYO

LIMINAL

NIGHTS NOCHES DE EXPLORACIÓN SONORA

BIBLIOTECA

El afuera de nues Exhortación a Historia del ojo de George Bataille.

EDDER CASTELLANOS ¿Qué puede ver un ojo? Sí, un ojo: esa esfera blanquecina, dadora de toda imagen, de toda imaginación. Seguro que el primer grito que emitimos es: “¡el alma, el alma, el alma!” Porque estamos completamente seguros de que esos abismos horadados en el rostro son capaces de mirar semejante concepto, semejante anhelo, angustia, fantasía, tedio. No podríamos, de forma inmediata, gritar: “¡cuerpos, cuerpos, cuerpos!”. El alma nos haría animales, mundanos, inmorales, salvajes, instintivos: rapaces. Algo se retorcería en nuestros adentros si osaramos responder con un grito liberado que un ojo puede ver sólo cuerpos.

Una contracción en esos llamados adentros se produciría, volcándose de lleno en esa posible abyección que sería ver, con un ojo, con los dos, cuerpos. Ya no sólo cuerpos, sino cuerpos en movimiento y reposo, afectando y siendo afectados, tocando y siendo tocados. Entonces nuestros ojos, encontrarían otro modo de ser, otra forma de ver sin exorcizar todo por medio del alma—concepto que algunos, demasiados, utilizan para producir sosiego ante la voluptuosidad y exuberancia del cuerpo. La mirada, ora vigilante, ora vigilada, consideraría, como alguien que conmina a lo siderado, la potencia múl- Apartándose de todo ojo que intenta cercar la salida tiple e infinita que ofren- del cuerpo, un ojo, entonces, podría ver la diseminación dan los cuerpos y y formación de un cuerpo que no sólo es mirado, obsersu extensión.

vado y recortado, a saber, vigilado; sino que también es moralizado, y sobre todo, apartado; no sólo del interior de las normas, también del afuera de éstas. ¿Cuál sería el afuera de donde son apartados ciertos cuerpos? ¿cuál el adentro? ¿Habrán cuerpos que estén por fuera del afuera? ¿Por qué los registramos como cuerpos que están adentro, afuera, y afuera del afuera de nuestras normas y morales? Hipótesis: su sexualidad. No su sexo, ni su género; su sexualidad: los discursos y prácticas que posibilitan en ellos un determinado deseo, gusto, preferencia, apetito. Y es que por medio de nuestra sexualidad es muy sencillo—como siempre que se tiene un deseo incontrolable de identidad—trazarnos un cuadro donde las unidades o conjuntos sean organizados. Digamos, por ejemplo, el ejemplo de la historia de nuestra Historia. Los que están adentro son los cuerpos y deseos incluidos: los normados, familiarizados y capturados.

Los que están afuera son los cuerpos y deseos excluidos, los que siguen su línea silenciosa, explosiva. Estos, por resistencia y existencia, poco a poco son incluidos dentro de nuestro cuadro de las sexualidades aceptadas, controladas, posibles de ser organizadas

22

BIBLIOTECA

stra sexualidad: y distribuidas. Pero aparecen cuerpos con deseos que minan tanto el adentro como el afuera de nuestras normas y morales. Esto no porque sean impotentes, sino porque implican un peligro para todas las costumbres, desde las más pudibundas hasta las más experimentadas. Hablamos entonces, no ya de heterosexualidades. Ni de homosexualidades, bisexualidades, queer’s, pansexualidades, transexualidades, androsexualidades, ginosexualidades, demisexualidades, omnisexualidades o asexualidades, y todas las infinitas por nombrar. No hablamos de preferencias sexuales en tanto sexo o género. Hablamos de esas perversiones que se anidan muy en el exterior de ciertas sexualidades. Tal vez habría que negar más para poder afirmar la sexualidad que tratamos de exponer. No ya masoquistas, ninfómanos, sadistas, voyeristas o creyentes, y otras desvia1 Se exhorta, también, a ver las dos ciones pasivas1. Las sexualidades que están por fuera del afuera de nuestro ojo partes de la película Ninfomanía de son aquellas que transgreden y violentan activamente a otros cuerpos, deseos, Lars von Trier, que cuenta la historia de una mujer apartada por sus deseos sexualidades. Esos discursos y prácticas que sólo podríamos comprender sin conminados al afuera. juzgar si es que las leyéramos. A saber: la sexualidad de alguien que le gustan los niños y niñas; la sexualidad de alguien que le excitan los animales; la sexualidad de alguien que poco a ¿Qué hacer con esas sexualidades? ¿cómo poco, desea, de maneracontrolada y rígida, violentar al hablar de ellas? ¿cómo se han dado? ¿Cuál otro hasta violarlo. es el espacio de producción en el que son

repartidas y emergen? ¿Qué enunciados las dicen, las hacen proliferar? ¿Qué campo de prácticas se da en su aparición? ¿Cómo es que han venido a darse a pesar de haber construido la historia de nuestra Historia, con el único objetivo de llegar al bien supremo, exentos de todo miasma y molicie?

Y es que estoy de acuerdo con tus ojos que nos leen, que no podemos aceptarlas, que no debemos aceptarlas. Pero, entonces, la pregunta se hace más incisiva: ¿cómo se han dado esas sexualidades que violentan la singularidad del otro, de cualquier otro? ¿qué las ha posibilitado?

EL AFUERA DE NUESTRA SEXUALIDAD

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George Bataille, místico francés de la primera mitad del siglo XX, en su nove2 Bataille, G (2013) Historia la Historia del ojo2, no responde pero sugiere estas interrogantes. El filosófo y esdel ojo, México: Tusquets critor, a través de la historia de las relaciones sexuales de Simone con Marcelle, una chica adulta y una joven de dieciséis años; Sir Edmond, un viejo adinerado; Don Aminado, un cura, y el narrador, nos va trazando el afuera de la sexualidad: esos deseos que deshacen el mismo afuera, que aniquilan cualquier intento de moralidad o prurito. Escrita con un proceso creativo casi surrealista, el autor de textos como El erotismo, Las lágrimas de Eros y La literatura y el mal, nos expresa la posibilidad aberrante y minadora que tienen los cuerpos y sus deseos cuando se descarrilan, cuando toman caminos no ya excluidos, sino necesariamente apartados y juzgados—así es, algunos de nuestros deseos necesitan crimen y castigo. En los personajes de Simone y el narrador, se encarna el deseo inconsciente, desmesurado, imTodos los discursos y prácticas de tales sexualidades prudente, abyecto, absurdo; se retrata la querencia de narradas necesitan, cuando tienen su doble en este un deseo de lo prohibido y mundo no de hidalgos sino de panzas, ser confiscadas, violento, de lo maligno, de legalmente procesadas. No obstante, por medio de la lo frutalmente mortal. Los literatura, son proliferadas, expuestas a su expresión, personajes, las escenas, y las tramas, son dignas de sustraídas a la exterioridad más reservada y silenciosa de la escritura. El arte no tiene lente moral en el juicio; ser encerradas y juzgadas.

tiene intuición, fatalidad de expresarse: abre el mundo sin posibilidad de sombra.

Bataille, que sabía que lo que no se puede decir se escribe, nos narra, en su novela, el camino célere y aberrante de unos deseos que tal vez nunca puedan y deban ser aceptados. De unos apetitos con condena infinita por la suciedad y obscenidad de sus afectos. De unas sexualidades, como las nuestras, repartidas en determinados silencios y hablas.

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BIBLIOTECA

ÁGORAS

Siligrafías De Juan Carlos Macías.

XAREK BERMEJO

Entrando al Museo de la Ciudad de Querétaro, si se siguen las escaleras se desemboca en un pasillo que, tomándolo hacia la derecha, nos lleva a una sala rectangular y blanca. Sobre el fondo inferior izquierdo de la pared, una serie de silígrafias —doce, si se es preciso. Ordenadas a modo de mariposa, se ven del lado izquierdo seis, y del lado derecho, otras seis.

Cuerpos de mujeres, cuerpos de niñas, cuerpos con senos y vulvas; cuerpos que, el artista, Juan Carlos Macías, explota e infla; ora las manos sobrepasan las proporciones, ora los pies; las cabezas, los muslos, la carne toda se abulta sobre sí misma, extenuando su materia al trazo. El resto, es fondo papel.

SILIGRAFÍAS DE JUAN CARLOS MACÍAS

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¿Qué hace Vanesa con tijeras en un cuarto, acompañada de dos Vanesas más?

—Observa, desde el lado derecho a la otra, estirar y cortar los pelos de su pelvis; en el fondo, entre ellas, una Vanesa recorta los vellos de sus axilas.

Intactas, expuestas, antes aún de desinflar, amoldar, lacerar su cuerpo; como ante las fuerzas de la tradición y el arquetipo. ¿Qué hacen, esta vez, con sus rastrillos? —En un cuarto de ducha, otras Vanesas estiran y preparan bajo el chorro de agua la superficie de su piel: van a rasurarse.

Y aquí, donde se toman por las espinillas volviéndose contra sí mismas, tapándose, en un abrazo que retrae, se las ve juzgar a una cuarta, desnuda y acongojada Vanesa con las manos en el pecho, las rodillas henchidas y fijas.

¿No está siempre cuerpomujer-niña coercionada por fuerzas exteriores al cuadro, que entran por el pasillo, por fuera de la obra, desde el mundo?

Allí, en la fija duración de su mirada sobre su cuerpo, que antes de accionar, imagina su vello recortado, y debajo, la lustre piel del monte Venus. Disposición de Vanesas en el espacio como para una obra, que aún implícita, reconocemos.

Intimidad que sin embargo, pronto desaparece.

En la calle, fuera, Vanesa bien puede ya haberse recortado el vello. Y andando pasa, lista, dispuesta; encaja y entra: nada se sacude, nada sorprende. Tensa su mano bajo el mango de la tijera sobre su vello. No nos sorprende más el cuerpo que pasa, pues responde y actúa, contenido. Bien. Habrá que congelarlo donde no se lo ve. Exponerlo en su cotidiano, entre sus semejantes, en su baño, en la ducha, en un parque; solo, como no lo está. Lo va a hacer Carlos, en una serie de siligrafías: va a exponer el cuerpo, y veremos las fuerzas, antes de su acción, pesando sobre estos.

Hace falta entrar para —al fin— ¡ver los cuerpos!

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ÁGORAS

M M M M

U U U U

S S S S

E E E E

O O O O

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Chica fuego Mailyn Contreras Hernández

01 Ella no es la chica signo de fuego, ella es el fuego en sí: al tocarle sentirás la viveza de su chispa.

Con su calor poco a poco derrite el hielo de tu corazón.

Ella es el espejismo en el desierto.

En su búsqueda de amor se incendia, con su humo te ahoga, y con su intensidad te sofoca.

Arder al rojo vivo es su naturaleza, te calcina y no se da cuenta.

Cuando su llama cesa en las cenizas te observas: como ave fénix regresas.

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MUSEO

Chica Fuego 01.

Fotografía digital y analógica.

CHICA FUEGO

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Chica fuego Mailyn Contreras Hernández

01 Ella no es la chica signo de fuego, ella es el fuego en sí: al tocarle sentirás la viveza de su chispa.

Con su calor poco a poco derrite el hielo de tu corazón.

Ella es el espejismo en el desierto.

En su búsqueda de amor se incendia, con su humo te ahoga, y con su intensidad te sofoca.

Arder al rojo vivo es su naturaleza, te calcina y no se da cuenta.

Cuando su llama cesa en las cenizas te observas: como ave fénix regresas.

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MUSEO

TÍTULO DE TEXTO

031

02 Soy ceniza encendida chispa peligrosa. restos ardientes.

Chica Fuego 02.

Fotografía digital y analógica

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MUSEO

03 En las cenizas te observas.

Chica Fuego 03.

Fotografía digital y analógica

CHICA FUEGO

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Vagina POV Sexo desde la mirada de la mujer.

La pornografía está dirigida, escrita y producida por hombres para satisfacer deseos sexuales masculinos, es mera coincidencia que haya público femenino que goce del porno. Tras la revolución sexual, podría interpretarse la sexualización de la mujer masivamente visual como una forma de normalizar el placer, la desnudez, y miles de ideas para ejecutar una relación sexual.

El POV (perspective optical vision) es una técnica de filmación en la cual el actor lleva con él la cámara dándonos una sensación de primera persona. La serie propone situaciones eróticas y explícitas, basadas en fotografías reales tomadas por la misma autora donde explora el protagonismo, la dirección y la encarnación de sus propias fantasías, esperando que más mujeres se replanten qué quieren ellas en el sexo y qué tanto sus parejas están replicando de la pornografía.

MAYELA RODRÍGUEZ

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MUSEO

Desde Aritsve (2020) 90x60 cm. Acrílico y óleo sobre tela.

TÍTULO DE TEXTO

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René (2020) 90x60 cm. Acrílico y óleo sobre tela.

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RELATO

TÍTULO DE TEXTO

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Alex (2020) 90x60 cm. Acrílico y óleo sobre tela.

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RELATO

TÍTULO DE TEXTO

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Desde Sofi (2021) 90x60 cm. Acrílico y óleo sobre tela.

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RELATO

Inserte nombre aquí (2020) 90x60 cm. Acrílico y óleo sobre tela.

TÍTULO DE TEXTO

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SONAR, se reserva el derecho a modificar la presente política para adaptarla a novedades legislativas o jurisprudenciales, así como a otras prácticas del sector. En dichos supuestos, SONAR anunciará en esta página los cambios introducidos con razonable antelación a su puesta en práctica.

SÓNAR 2022

EN YO S

SA ED.04 SEXUALIDAD

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SONAR, se reserva el derecho a modificar la presente política para adaptarla a novedades legislativas o jurisprudenciales, así como a otras prácticas del sector. En dichos supuestos, SONAR anunciará en esta página los cambios introducidos con razonable antelación a su puesta en práctica.

SÓNAR 2022

Las contradicciones de la experiencia erótica: un análisis desde Georges Bataille.

MELISSA OLVERA

S

e ha hablado extensamente sobre la experiencia que rodea a la sexualidad humana, siendo un tema tan importante que todos hemos escuchado alguna vez decir por biólogos o poetas que la sexualidad es el propósito mismo de nuestras vidas. Aquellos suelen referirse a la reproducción, a la subsistencia de la especie, más reducir la sexualidad a ello nos limita de forma considerable. Algunos dirán que las prácticas sexuales que no tienen como resultado ni motivo la reproducción, implican a sus mecanismos fisiológicos; pero me parece fuera de lugar limitar la experiencia erótica a la que puede existir entre un agente masculino y un agente femenino, sin importar las variedades que pueda haber en la dinámica entre ambos.

ENSAYO

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De cualquier manera, la experiencia erótica no se limita a la sexualidad en cualquiera que sea su faceta. Si bien hay contradicciones en lo concerniente al acto de la reproducción, como el hecho de que se involucre la muerte, en el ámbito del erotismo las hay aún más. El erotismo debe ser entendido como todo lo que sobrepasa, antecede, sucede o trasciende al mero acto sexual, es una experiencia complejísima que se puede dar de muchas formas. El erotismo implica las prácticas, las sensaciones, las ficciones, la producción creativa, que van más allá del acto animal en sí. Las contradicciones que encierra el erotismo, según Bataille, se remontan a nuestros tiempos más primitivos, con la consciencia de la individualidad y lo humano. La organización de las sociedades se sostiene en las prohibiciones respecto a la sexualidad, que son asimiladas por cada persona, y cuya angustiosa transgresión se experimenta como una especie de éxta-

Paz, Octavio, (1993), La llama doble, Seix Barral, p. 7.

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ENSAYO

sis que nos devuelve a la sensación de continuidad, contrapuesta a nuestra habitual nostalgia por la discontinuidad que implica ser individuos. Esta sensación es la experiencia erótica.

Seguramente todos hemos vivido alguna experiencia erótica, este tipo de situaciones no necesariamente tienen que ver con actos sexuales en sí. Lo que pretendo en este ensayo es mostrar lo fundamental que es en la vida la experiencia erótica, y dar motivos por los que debemos ampliar nuestra idea de lo que ésta significa: la dinámica social es cambiante y las libertades que hemos ganado algunos sectores de la sociedad —las mujeres, las personas no heterosexuales— no están siendo del todo reconocidas.

Lo primero que necesitamos es definir con mayor detalle el concepto de erotismo. Es verdad que se articula con la sexualidad, pero, como mencioné, no se limita al acto sexual, la noción de éste sería su origen más abstracto. Ya que tenemos la capaci-

dad de imaginar sistemas enteros de ficciones y vivir acorde con ellos, no seguimos nuestros impulsos y nos sometemos a una serie de interdictos que, incluso si en un inicio fueron impuestos, asimilamos dentro de nosotros y se convierten en parte de nuestra voluntad.

Octavio Paz propone una encantadora forma de ver el erotismo en el Liminar de La llama doble que, si bien no será la base de mis planteamientos, es muy ilustrativa: Según el Diccionario de Autoridades la llama es «la parte más sutil del fuego, que se eleva y levanta a lo alto en figura piramidal». El fuego original y primordial, la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula, la del amor.1

Nosotros no haremos la separación entre erotismo y amor, puesto que, en la teoría de Bataille, lo que Paz comprende por amor es parte de lo mismo. En todo caso, de acuerdo con Bataille, la llama del erotismo se dividiría en tres partes: el del cuerpo, el de los corazones y el sagrado. El del cuerpo es fácil de visualizar; el de los corazones está en una especie de lugar intermedio que se relaciona con lo sagrado porque tiene un referente más allá de lo sensual; y el erotismo sagrado tiene que ver directamente con el significado original abstracto de toda forma de erotismo para el autor: la búsqueda de la continuidad.

Si trasladamos esta figura al caso de los demás animales, podríamos decir que en ellos existe únicamente el fuego que se quema sin desprender ninguna llama: su calor se encuentra contenido ahí en su totalidad, sin necesidad de salir de sí, sin desprender nada. La llama sería la compleja vivencia interior, la subjetividad del humano con sus ficciones e interdictos. El erotismo es lo que diferencia la sexualidad humana de la del resto de los animales, no experimentan el erotismo, no lo necesitan porque habitan en la inmanencia. Asimismo, el acto sexual humano no siempre es erotismo. Lo expresa Paz: “El erotismo no es mera sexualidad animal, es ceremonia, representación. El agente que mueve lo mismo al acto erótico que al poético es la imaginación” (íd. p. 10).

La clave aquí es la representación, la sexualidad se vuelve erotismo cuando encuentra en este la representación de la unidad, de la continuidad con los demás de quienes estamos desunidos por ser individuos.

En El erotismo2, explica Bataille la cualidad humana de la discontinuidad. La continuidad refiere a la inmanencia de la naturaleza y de los animales, que existen como un todo.

Pero nosotros, al dar cuenta de nuestra individualidad, no sólo respecto a la naturaleza sino también del resto de las personas, nos separamos de aquel todo que encuentra su motivo dentro de sí mismo y pasamos la vida experimentando la nostalgia por la continuidad originaria.

Bataille sesga sus implicaciones al reducirlo a la biología reproductiva, lo remonta a la unión de los gametos y la división celular. En estos días donde el erotismo homosexual ya no es visto como algo antinatural, y comienza incluso a incorporarse al canon erótico que vemos en los medios, es inoportuno considerarlo así. Por otra parte, la idea que Bataille refleja de las mujeres es la de agentes pasivos. Para no entrar en detalles sobre lo refutable que era ya esta aseveración en su época, diré que ahora es simplemente un paradigma anticuado y obsoleto; sin embargo encuentro una oportunidad de adaptar su planteamiento a la perspectiva actual. En primer lugar, la sensación de discontinuidad es parte de todo ser humano por el mero hecho de tener consciencia de su individualidad. Cuando tenemos experiencias eróticas, en el sentido más amplio del término, buscamos una sensación de completitud.

Bataille, Georges (1997), El erotismo, Tusquets.

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Dentro de los tres tipos de erotismo que propone Bataille, el que estaría más cercano a la reproducción en sí, sería el de los cuerpos, pero puede considerarse también independiente del sexo de los individuos. Por una parte, ya se ha afirmado que incluso hay prácticas heterosexuales que no tienen como fin la reproducción y que siguen siendo eróticas, pero fuera de eso, incluso si ignoráramos que uno de los individuos implicados es masculino y el otro femenino, es poco factible que haya un agente que sea siempre activo o siempre pasivo. Si leemos la descripción del erotismo de los cuerpos que propone su autor, es claro que podemos prescindir de la lente desactualizada y trasladarla a un demográfico menos hegemónico:

Toda operación del erotismo tiene como fin, alcanzar al ser en lo más íntimo, hasta el punto del desfallecimiento. El paso del estado normal al estado de deseo erótico supone en nosotros una disolución relativa del ser, tal como está constituido en el orden de la discontinuidad. (…) Toda la operación erótica tiene como principio una destrucción de la estructura de ser cerrado que es, en su estado normal, cada uno de los participantes del juego.3 Idem, p. 22.

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LAS CONTRADICCIONES DE LA EXPERIENCIA ERÓTICA

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Las fantasías sexuales y el cortejo son eróticos, pero también lo es a veces la poesía o incluso la filosofía. La razón de que actividades artísticas y teóricas puedan ser eróticas no es que hablen sobre el acto sexual sin más, sino que el erotismo en sí se origina en el ser, en el conflicto con su discontinuidad. El problema es que la única forma de volver a la continuidad es la muerte.

La vida terrena es continuo duelo: vida verdadera la hay sólo en el cielo.

Permite, Dios mío, que viva yo allí. (…) ¿Quién es el que teme la muerte del cuerpo, si con ella logra un placer inmenso? ¡Oh! sí, el de amarte, Dios mío, sin fin.

Ansiosa de verte, deseo morir. 4

No es coincidencia que, en un mundo donde tenemos acceso a tantos conocimientos, imágenes y experiencias que hace un par de siglos hubieran sido difíciles de concebir, seguimos sintiendo frecuentemente una especie de vacío, de anhelo. Cualquiera que haya pasado horas explorando en internet, buscando algo que satisfaga lo que interpreta quizás como aburrimiento, comprenderá la idea de esta nostalgia, aunque no sepa que se remite a una continuidad prístina. Algunas personas también acuden a actividades riesgosas, deportes extremos, drogas, sadomasoquismo, autolesiones. O bien, en el polo opuesto, desarrollan devoción, intentan acceder a otros planos de realidad. Todas estas son formas de acercarnos a la muerte en la medida en que ésta representa la aniquilación de nuestra discontinuidad, son expresiones de la nostalgia por dicha completitud.

También podemos trasladar la posibilidad de la continuidad a una persona si la idealizamos. Para un Dante que ha sufrido la muerte de su amada, ésta se convierte en un tema fundamental de La vida nueva (1999). Lo más importante es quizás la cristalización de la belleza de Beatriz en su mente, pues al haber muerto se imposibilita por siempre la consumación de su amor, y ella queda paradójicamente eternizada para él como un ser inalcanzable y superior, casi sagrado: “Porque su ser, amable por lo hermoso, / desde que abandonó nuestra presencia, / con belleza tan alta se confunde / que en los cielos difunde, / luz de amor que todo ángel reverencia”.5

La muerte trae gozo porque conlleva el retorno a la continuidad, significado aquí como el reencuentro con Dios. La vida en el cielo que ofrece la muerte es la vida en inmanencia, es decir, lo que se basta a sí. Santa Teresa expresaba, desde esta perspectiva, la experiencia erótica sagrada por excelencia, la sensación momentánea de la continuidad que se encuentra más allá de la realidad. Porque basta con sumergirse suficientemente en el deseo de morir para evocar la sensación de lo que implicaría hacerlo.

De Jesús, Santa Teresa (2015), Que muero porque no muero, Universidad Externado de Colombia, p. 21-23.

Alighieri, Dante (1999), La vida nueva, p. 51.

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ENSAYO

Probablemente, sea este el tipo de erotismo más representado en la poesía, en el que se intenta evaporar de alguna manera el deseo erótico del cuerpo y —probablemente en un intento de justificarlo y elevarlo— se convierte al ser amado en vehículo de todas las virtudes imaginables. Un auténtico esmero por lidiar con la nostalgia de la continuidad: idealizar al ser amado como si pudiera otorgárnosla.

Los milenios de evolución le mostraron al ser humano muchas cosas sobre la muerte, sobre todo que es violenta. El miedo y la prohibición de lo que pudiera causar o implicar la muerte se vincula entonces con la sexualidad a través de la violencia. Bataille nos recuerda que hay fluidos corporales o partes de nuestra anatomía que pueden aparecernos asquerosos en ciertos contextos

y excitantes en otros. Los fluidos están presentes en un cadáver en descomposición, pero también en un parto – incluso en el parto puede haber muerte también. De este modo, los fluidos corporales como la sangre —incluida la menstrual—, la placenta y otros, podrían ser síntoma o recordatorio de la muerte, así que se rehúye de ellos a través del interdicto, como si la muerte se pudiera contagiar por medio de ellos. Pero este interdicto no se impone desde afuera, explica Bataille, sino que lo interiorizamos, la evidencia está en que transgredirlo nos causa angustia, es como si desgarráramos nuestra piel.

La experiencia erótica es la angustia que causa el desgarramiento del ser. Mas no es una angustia desagradable, al contrario, es precisamente ese frenesí lo que hace que la prohibición sea atractiva:

La sexualidad, como experiencia erótica, causa angustia porque implica violencia y transgresión de un interdicto.

La experiencia conduce a la transgresión acabada, a la transgresión lograda que, manteniendo lo prohibido como tal, lo mantiene para gozar de él. La experiencia interior del erotismo requiere de quien la realiza una sensibilidad no menor a la angustia que funda lo prohibido, que al deseo que lleva a infringir la prohibición. Esta es la sensibilidad religiosa, que vincula siempre estrechamente el deseo con el pavor, el placer intenso con la angustia.6

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Idem, p. 43.

LAS CONTRADICCIONES DE LA EXPERIENCIA ERÓTICA

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La fascinación por lo prohibido que señalaba antes, no obstante, no tiene por consecuencia su transgresión, sino que se eleva el objeto de la prohibición al estatuto de sagrado, en contraposición a lo profano que sería la transgresión.

Lo más importante que nos revela esto es que la experiencia erótica se puede remitir a algo que en apariencia no tiene nada que ver con la sexualidad. Sin embargo, una vez que discernimos la experiencia interior que tenemos respecto a la sexualidad, observamos que todas las formas de erotismo tienen como origen común la búsqueda de un éxtasis o una disolución en la inmanencia, aunque vayan desde escribir modestos versos hasta el exhibicionismo.

Como ya mostré, tenemos muchas formas de acercarnos a la muerte, ya sea de forma simbólica o literal. Si en la violencia convergen la muerte y la sexualidad, tiene sentido pensar que el consumo de películas en el rango del gore a la pornografía, tiene igualmente su motivo en la búsqueda de la continuidad. Se trasluce en esto la principal contradicción de la experiencia erótica: que en ella congenian la idea de muerte y de vida, ambas tienen un origen violento, sangriento si se quiere. Si Bataille hubiera podido ver la inconmensurable demanda que existe en estos tiempos por la filmografía de violencia de todo tipo, es probable que hubiera dedicado al tema un número considerable de páginas de El erotismo.

Una vez destilando toda experiencia erótica, encontramos que en su germen no es más que un algo que nos hace temblar: sea la discontinuidad, la aniquilación, la violencia, la transgresión, la fascinación o la nostalgia.

Y cada persona la vive con una intensidad diferente, por causas diferentes y la expresa de maneras diferentes. Los intentos por abarcar lo inefable de la experiencia erótica en la literatura de todo tipo son incontables, y quizás sean parte de las preciosas contradicciones que ella encierra: la búsqueda de algo inalcanzable. La cualidad de interioridad de una experiencia multifacética, pese a las dificultades que supone en la tarea de verbalizarla, nos presenta la oportunidad de vivirla en carne propia.

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ENSAYO

LAS CONTRADICCIONES DE LA EXPERIENCIA ERÓTICA

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Nuestros Autores Lex Herra

Bailarín en formación de ballet y contemporáneo, escritor amateur y barista de café. Utopías enfocadas en el cuerpx, la comunidad cuir (queer) latina, expresiones contraculturales y soledad, son algunos de los temas que suele frecuentar. Se propone desafiar, quizá hasta incomodar, al lector con cada nueva entrega.

Maylin Contreras Hernández Ed molore pliqui si cum comnis et magnimet ere endis et ut fugiatur, sint ad ut ut as ute volorru menihil idignis sitias quae sequatam delique pratqua sitiis que iumet delitemquo cuscienda core, ommossi aut dolupta tatecti busdant od eatius nem simus exeria ea vere, nobis

Xarek Bermejo Poeta-carpintero, amante de los buenos olores y las telas. Pasado estudiante de letras, y fiel amigo de la filosofía, tiene como intereses principales la poesía de Hölderlin, Rilke y Rimbaud. Además de su afición por Bergson y Derrida. Ha participado con un par de poemas en dos ediciones distintas.

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Melissa Olvera

Ed molore pliqui si cum comnis et magnimet ere endis et ut fugiatur, sint ad ut ut as ute volorru menihil idignis sitias quae sequatam delique pratqua sitiis que iumet delitemquo cuscienda core, ommossi aut dolupta tatecti busdant od eatius nem simus exeria ea vere, nobis

Mayela Rodríguez Guzman Artista Visual mexicana, Lic. en Artes Visuales de la UAQ con especialización en pintura y artes digitales.

Los temas principales que aborda en su trabajo plástico son la introspección, la escena underground queretana, cuerpo, disidencias del amor y sexualidad femenina. Además de desenvolverse en otras disciplinas como el performance y la poesía.

Sergio Adrián Tronco Creador escénico. Et magnimet ere endis et ut fugiatur, sint ad ut ut as ute volorru menihil idignis sitias quae sequatam delique pratqua sitiis que iumet delitemquo cuscienda core, ommossi aut dolupta tatecti busdant od eatius nem simus exeria ea vere, nobis

Edder Castellanos Estudiante de filosofía, editor en Revista Deméter, y tallerista en Esquizología: estudios materialistas, es un escritor y lector mexicano. Sus intereses van desde Spinoza, Melville, Proust y Foucault, hasta la bossa-nova, los aforismos y el fútbol. Ha escrito en cada una de nuestras ediciones.

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12 DE MAYO 2022

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