Revista Número 11: Melancolía

Page 9

El espíritu del olvido Maggui Villa

H

asta dónde es necesario que el alma sienta un dolor profundo? Una voz silenciosa en los recónditos confines del mundo agita las palabras y es ella la que en su nostalgia de niña grande, le responde: ¡Será para sentir como se clavan hondo las espinas, que unieron los pétalos de las rosas y así no permitir que ese contacto se esfume! Nunca fue necesario que intentaran desaparecer hasta su sombra en esa armonía que llamamos perdón; una unidad total para reencarnar los sueños, la esperanza y esa fe que tiene más poder de convicción, donde gritan las voces de todos los muertos como la unión de dos puentes que naufragan a sus barcas. La mente es fuente de luz. Pero, ¿cómo perdonar a quién nos ha ofendido? Las lágrimas se volvieron ríos y cavar en esos hoyos, buscando sus restos, fue como llegar al purgatorio que en vida

les habían impuesto. Los asesinaron a mansalva en un mar de impunidad y no les dieron ni siquiera el beneficio de la duda, cuando a gritos lo imploraron. Exhibición de cuerpos mutilados como premio, fue la respuesta de risas salidas del averno. Los ojos de esa Madre se confundían con el color de la hojarasca. Siguió escarbando hasta que descubrió no muy profundo, lo que podían ser unos pies. Poco a poco aparecía su niño, así le decía cuando por las tardes en esa salida del sol de los venados, él le leía poemas de amor, cuentos y otras historias, ya que ella nunca fue a la escuela y por lo tanto no sabía leer; empezaba a garabatear su nombre la tarde de tormenta en que desapareció. Con su recuerdo vivo entre los cafetales y su canasta recolectora de los frutos maduros deseaba encontrarlo, lo llamó toda la noche y al ver que no aparecía su corazón agitado algo le decía. Rezó como de costumbre en la soledad de ~9~


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.