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Revista de Asuntos Urbanos • Edición 23 • ISSN: 0123-238X



Pintura de Armando Echeberri

Contenido EDITORIAL.......................................................................................................................................................4 Por: Guillermo Álvarez Álvarez

LAS MASACRES Y LA CRUELDAD COMO MEDIOS DE DISGREGACIÓN SOCIAL Y CULTURAL...............................................................................................................................6 Por: Amantina Osorio Ramírez.

POÉTICA y hábitat no violento .........................................................................................................13 Por: Olgalucía Echeverrig

LO POLÍTICO EN EL PENSAMIENTO AMBIENTAL DE AUGUSTO ÁNGEL MAYA...........................................................................................................16 Por: Visnu Posada Molina

MEDELLÍN: ADIÓS A SUS TEATROS........................................................................... 22 Por: Víctor Bustamante Cañas

LOS PÁRAMOS............................................................................................................................................26 Por: Oscar Mejía.

DE LA IMAGEN DEL MUNDO AL CONTRATO CON LA TIERRA.............................31 Por: Pedro Posada Gómez

POR UN NUEVO GOBIERNO DE LA CIUDAD......................................................................... 35 Por: Darío Ruiz Gómez

LA CULTURA Y EL LABERINTO DEL PODER.......................................................... 37 Por: Omar Castillo

LOS MANES DE RAFA........................................................................................................................... 41 Por: Rafael Ángel Álvarez Tobón

CORANTIOQUIA FORTALECE LAS INICIATIVAS EDUCATIVO AMBIENTALES ..........................................................................................................................................44 CORANTIOQUIA ACTÚA PARA UNA PRODUCCIÓN MÁS LIMPIA ..................... 45 LA PREMITIS ...............................................................................................................................................47 Por: Rubén López Rodrigué

ALTAVISTA EL DE NOSOTROS........................................................................................................51 Por Orlando Ramírez

CRÓNICAS DE DON UPO......................................................................................................................54 Por: Francisco Velásquez

UNA NOCHE DE ARTE Y BOHEMIA.............................................................................................56 Por: Luis Fernando Cuartas

MEDELLÍN EN EL HUECO...................................................................................................................59 Por: Javier Vergara Franco

CONTANDO A MEDELLÍN...................................................................................................................61 Por: Kepa Murua

COMPARTIENDO EN ESPIRAL........................................................................................................64 Por Álvaro Restrepo Gaviria

PATRIMONIO Y MEMORIA EN LA CIUDAD DE MEDELLÍN1 .................................... 72 Por: Luis Fernando González Escobar

“Gloria del Tiempo es dirimir las contiendas entre los príncipes desenmascarar la falsedad y hacer que la verdad resplandezca” aniquilar bajo el peso de sus horas los magnifiscentes y ensuciar de polvo sus centelleantes torres doradas” Shakespeare

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CIUDAD, revista de asuntos urbanos Edición No. 23 - Septiembre 2015 Licencia 0013 de mayo de 1984 ISSN 0123-238X Sede: Calle 48 Nº 38 – 55 Tel: 228 16 83 - Cel: 315 830 6731 CORPORACIÓN CIUDAD, Centro de estudios urbanos Medellín, Colombia E-mail: corporacionciudad@une.net.co, lguillermoalvarez@gmail.com - revistaciudadcolombia@gmail.com Revista virtual http://issuu.com/revistaciudadcolombia Director Guillermo Álvarez Á. Jefe de redacción Alvaro Restrepo G. Consejo Editorial Darlo Ruíz Gómez, Mario Vélez S, Olga Lucia Echeverri Gómez, Gustavo Vivas R, Osvaldo León Gómez C, Federico Giraldo V. Diseño y Diagramación IMAGO FOTODISEÑO Tel: 472 0545 Calle 98C # 84-25 apt 201 info@imagofotodiseno.com www.imagofotodiseno.com Contabilidad Fabio Cardona Vargas Suscripciones y Ventas Calle 48 Nº 38 – 55 Tel: 228 16 83 Cel: 315 830 67 31 Corresponsales Gustavo Vivas R. España; Elsa Ruiz, Francia Gloria Havautis, EE-UU María Clara Mejía B. EE.UU Amantina Osorio R. Canadá Diana Madrigal, Alemania Fundadores John Jairo Hoyos Ochoa Luis Guillermo Álvarez Álvarez Cofundadores Estanislao Zuleta (+), Fernado Cruz Kronfiy, Fabián Rendón(+), Carlos Granada, Dario Ruíz Gómez, MarioVélez S. Andrés Velásquez R, Fernando Viviescas M, Gustavo Vivas R, Osvaldo León Gómez, Federico Giraldo Valencia, José Luís Rodríguez Solis, Hubert Ariza, Jaques April, Emilio Latorre, Edgar Váquez B, German Colmenares, Anibal Patiño, Alberto Saldarriaga R, Verónica Perfetti, Benjamín Barney, Jorge Mazo, Samuel Jaramillo, Antonio Montañas, Rogelio Salmona(+), Silvia Arango, Armando Silva, Pedro Santana, Gloria Gaitán, Saúl Sánchez, María Clara Mejía, Amantina Osorio R, Juan Camilo Ruiz, Fabio Betancur, Carlos Estaban Arrubla P, Jaime Jaramillo Panesso, Carlos Julio Calle (+), Juan Luis Mejía, Fernando Arbeláez, Alberto Aguire (+), Manuel Mejia Vallejo(+), Luis Guillermo Pardo, Juan Fernando Álvarez (+), Omar Castillo, Aura López, Juan Guillermo Betancur, Hernán Henao Delgado(+), Margarita Gómez, José Martínez S, Elsa Ruiz, Beatriz Gómez, Gloria Lucía George, María Eugenia Beltrán, Gloria Burgos, Victor Gaviria, Rubén Darío Lotero, Ramiro Tejada, Fernando Baena, Alberto Baena, Pedro Cano(+), Raúl González, Ligia Pimienta(+), Luz Ruiz de Baena(+), Jorge Rodas, Edwin Diez, Alvaro Pardo C.(+), Hernán Darío Villegas, María Eugenia Arango, Antonio Restrepo(+), Juan Guillermo López(+). CIUDAD, Revista de Asuntos Urbanos, es una publicación que revela, en palabras, e imágenes, el devenir de las ciudades colombianas y que se propone articular discusiones sobre la vida urbana, con el fin de hacer de la ciudad una humana y alegre residencia y morada para el ciudadano. Siendo de carácter pluralista e interdisciplinaria las opiniones expresadas son de los autores, reservando la sección editorial para manifestar los puntos de vista o criterios de la revista. «La Ciudad para los ciudadano» Resume nuestro criterio urbanístico sobre la ciudad LAS OPINIONES FIRMADAS SON RESPONSABILIDAD ÚNICA DE SUS AUTORES


EDITORIAL

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Por: Guillermo Álvarez Álvarez

omo dice el pensador ambiental Augusto Ángel Maya, en la ciudad conglomerada de hoy se da “un habitar violento, donde la tierra se devasta, la naturaleza se despilfarra y la vida se extermina gracias a la atrocidad incontenible de una cultura, la moderna, que solo atiende al éxito económico obtenido en la explotación, acumulación y mercantilización de la naturaleza”. El Territorio es el espacio biofísico y expresión de la construcción colectiva, donde se plasman los saberes, valores, formas y modos de vida, las relaciones de poder y los conflictos. El territorio es un fenómeno multipolar y dinámico, que se configura en las relaciones de espacio-poder-saber y que adquiere complejos sentidos que interactúan, yuxtaponen, se bifurcan y complementan en la medida en que sus habitantes lo apropien y se identifiquen con él haciéndolo “su” territorialidad. Es el suelo de la vida cotidiana, como la tierra de la naturaleza. 4

El primer territorio es el cuerpo y por él pasan todas las lógicas y contradicciones que luego se vivencian en el campo social y colectivo, en el cual se dan las prácticas y saberes que se articulan para incidir en la vida y el contexto de la comunidad. No se puede negar. La ciudad moderna como territorio de vida fracasó. Los diferentes urbanismos han sido incapaces de poner freno a la loca locomotora del capital y sus accionares devastadores de naturaleza y vida. Mientras en las oficinas de planeación se han construido determinadas normas, la vida urbana ya ha tomado caminos fuera de lo ‘normal’, asumiendo figuras ‘monstruosas’, es decir, salidas de los parámetros de normalidad racionalista, porque el verdadero diseñador de la ciudad moderna es el capital, y en el mundo globalizado de hoy son los bancos los que gobiernan porque.se tomaron los estados. las que están aportando alternativas al mundo, hoy, son las comunidades ancestrales

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originarias invitando al homo sapiens a que se mire como hombre tierra y a que vayamos construyendo la ciudad tierra en una sociedad ambiental de hábitat no violento. Se está expandiendo por el mundo ya no como ondas de fuego y palabras de salvación, sino como iglesias incendiadas que hablan desde la incertidumbre, cuestionando todas las verdades y todos los dogmas, desde sus cosmovisiones y lenguajes emancipados de instrumentales lógicas matemáticas y utilitaristas. Entendiendo que la libertad y autonomía no son dádivas y derechos sino conquistas en la voluntad de ser persona y comunidad. La ciudad tierra se abre paso anunciando la supresión de la ciudad moderna de hábitat violento dominada por el Capital. La ciudad tierra de la sociedad ambiental se está erigiendo como territorio de la alegría de vivir reconectando naturaleza y cultura. El consumismo del hombre productivista cede a la frugalidad del hombre lúdico comprensivo. Nuevos entenderes del habitar, el morar la casa y la alegría emergen; nuevas maneras de riqueza y bien común ceden a la agitación acumulativa y a la aglomeración de calles y autopistas. Se rompen centralidades y el uno es el otro en adentro del afuera. La linealidad de pensamiento y accionar no va más. El mundo se complejizó y es multipolar prismático en interacciones, yuxtaposiciones, declives y bifurcaciones; el laberinto de los espejos es la mirada. La ciudad del espectáculo y el aburrimiento organizado llega a su fin. En su letargo se disipa de “sus” ciudadanos y apertrechada del

marketing se hace cada vez más coqueta al extranjero, porque dejó de ser la ciudad de la gobernanza performanceada en la ciudad de la negocianza. Sus instituciones están en constante caos: su familia, su escolaridad, su sentido de pertenencia e identidad de sus habitúes con su tradición. Es época de vacío en que sólo abunda inseguridad y trashumancia, desplazamientos y migraciones sin fin. Este hábitat citadino violento es levadura de la desterritorialidad de la vida; es la muerte de la ciudad moderna de ciudadanos esclavos. En que “La ciudad para los ciudadanos” es una quimera hasta cuando se emancipe del capital. Una territorialidad mental alternativa hace de enterradora: las cosmovisiones y maneras de vivir de las comunidades originarias con su buen vivir en bien común. Está emergiendo, silenciosamente, el ciudadano urbano de la ciudad tierra sin fronteras y antagonismos con la ruralidad, resultado de cambios culturales radicales en el pensar y actuar en la vida cotidiana.

Los primeros seis artículos de esta edición 23 compendian las MEMORIAS DEL PRIMER SEMINARIO DE PENSAMIENTO AMBIENTAL Y HÁBITAT, efectuado el 27 de noviembre de 2014 en la ciudad de Medellín, organizado por Asociacion PANTÁGORA. Nos puede leer en www.issuu.com/revistaciudadcolombia

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LAS MASACRES Y LA CRUELDAD como medios de disgregación social y cultural Por: Amantina Osorio Ramírez. Doctora en antropología. Docente e investigadora Universidad de Antioquia.

L

a caracterización que se hace actualmente de las últimas décadas, se expresa en actitudes transgresoras, rupturas epistemológicas, nuevas junturas, disolución de paradigmas políticos, éticos, estéticos, científicos y culturales que nos invitan a nuevas explicaciones y formas de comprender el mundo y los comportamientos humanos. A partir de los hechos vividos por personas de la antigua Yugoslavia durante el conflicto étnico en la década de los 90 y por diferentes grupos poblacionales en Colombia, con sus particularidades desde la década de los 50, 6

trataremos de aproximarnos a comprender algunos comportamientos humanos y específicamente las tendencias contemporáneas a la “barbarización” de los conflictos. Según algunos autores (Sémelin, Nahoum-Grappe), las tendencias contemporáneas a la “barbarización” de los conflictos han puesto en tela de juicio la concepción clásica de la guerra. Esta evolución se percibió como una de las consecuencias de un mundo post-bipolar donde parecen mezclarse “bárbaros” y “burgueses”, donde se cuestionan ampliamente las lealtades tradicionales de los individuos para con Estados que deben supuestamente actuar de modo racional. La noción de barbarie parece inherente a la de masacre; se la imagina siempre acom-

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talización de estos factores por líderes y organizaciones que dan una “explicación” de la masacre por lo religioso o lo étnico, pero no existiendo una relación directa de causa a efecto.

pañada de horrores y de sevicias corporales y sexuales. Las masacres pueden ser definidas, en los términos de Sofsky (1996: 158) como: “Una violencia colectiva contra gentes sin defensa, que no pueden ni huir ni oponer resistencia o, como una acción excesiva donde la violencia disfruta de una libertad absoluta pues ella no tiene ninguna oposición a vencer”. Las masacres son con frecuencia “explicadas” por los medios de comunicación como producto de odios ancestrales, de la religión o de la etnicidad. Sin embargo estas aproximaciones “culturalistas” han sido ampliamente relativizadas, incluso rechazadas por ciertos autores. No es de dudar que los factores religiosos o étnicos puedan desempeñar un papel. Pero se trata más, de una instrumen-

Esta relativización de las aproximaciones culturalistas lleva a poner en primer plano interpretaciones de naturaleza más política o estratégica. Así, las masacres son, a menudo, indicadoras de la profunda crisis de un sistema de poder, como sugieren los trabajos de K. Holsti (1996). El conflicto étnico de la antigua Yugoslavia constituye un prototipo de las guerras que acompañaron la descomposición de los Estados comunistas, de allí que se pueda establecer un vínculo de causalidad entre el final del comunismo y el desencadenamiento de la violencia en este país, al permitir reestructuraciones de identidad fuertes sobre bases nacionalistas o comunitarias (Osorio, 2009). Más allá del juicio moral, las ciencias sociales se deben movilizar precisamente en la perspectiva de interrogarse sobre las circunstancias políticas, económicas y culturales capaces de engendrar tales conductas colectivas. Estas circunstancias deben ser interrogadas a la vez desde el punto de vista cuantitativo, o sea la destrucción en masa de poblaciones civiles, no directamente implicadas en el conflicto (masacres, atrocidades, represalias, crímenes de guerra, etc.), así que sobre el plan cualitativo el de la sensibilidad o más precisamente, el de la representación de lo que es aceptable o no, formas de recurrir a la violencia como medio de expresión política (Gautier 2002:516). Las cien-

cias sociales, en general, no han establecido las variaciones y la distancia que existe entre la violencia y la crueldad, plantea Nahoum-Grappe (1996: 293). Algunos autores abordan específicamente la crueldad como una forma de violencia desvinculada del poder, o por lo menos que escapa a su economía o su idealidad (Balibar, 1996), mientras que otros combinan la “ausencia de sentido” de la crueldad con su papel en la consolidación del poder político (Nahoum-Grappe, 1996). El estudio de las masacres de poblaciones civiles ha llamado poco la atención de la ciencia política. Frente a la masacre, el investigador tropieza con una triple dificultad según Semelin (2013 p.51. La primera es de orden psicológico: es comprensible evitar un tema de estudio que suscita horror y repulsión. La segunda es de orden moral: frente a actos de pura barbarie, ¿cómo dar pruebas de “neutralidad científica”? La compasión por las víctimas trae consigo espontáneamente la condena de los verdugos. El tercer obstáculo es más específicamente de naturaleza intelectual: los fenómenos de masacres desafían el entendimiento: parecen no tener “sentido”, no “servir” para nada. Se tiende a atribuirlos a la “locura” de los hombres. Más allá de esta retracción psicológica, más allá de nuestro juicio moral, conviene, sin embargo, comprender las circunstancias políticas, económicas, culturales, susceptibles de producir tales conductas colectivas. Varios trabajos han abierto ya el camino, sobre todo en historia moderna y contemporánea.

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Investigar la racionalidad estratégica de la masacre, más allá de su horror y de su condena, puede efectivamente contribuir a dar “sentido” a la masacre, lo cual supone, en primer lugar, identificar sus objetivos. A este respecto, conviene distinguir dos tipos fundamentales:

únicos propiciadores. Sus autores están bastante bien repartidos entre los diferentes actores armados. También han apelado a esa forma macabra de asesinatos, los grupos guerrilleros y el ejército.

propague en la población. La masacre está casi siempre presente, no como un “exceso” de la guerra sino como una de sus dimensiones: para anticipar la capitulación del enemigo.

Algunas características de la crueldad:

Intimidad cultural y social entre el agresor y el agredido

¢¢ o se trata de masacrar para llegar a imponer su propia dominación política (caso de la sumisión);

El gesto cruel escoge no solamente al enemigo adulto sino a toda la familia, los animales, la casa.

¢¢ o se trata de masacrar para eliminar a un grupo en cuanto tal (caso de la erradicación).

La crueldad, siempre ejercida por el más fuerte, está dirigida hacia una víctima a causa de su inocencia, la facilidad de la empresa y del goce de la impunidad. Con el fin de aniquilar la presencia del ‘otro enemigo’ los objetivos son bien precisos: apropiación de las riquezas, control de territorio, prácticas de demolición o incendio de casas, de edificios religiosos, de edificios culturales y desplazamiento forzado de poblaciones. Esta violencia tiende a golpear a los no combatientes o sea a la población civil.

Según las situaciones históricas, una u otra de estas lógicas será la dominante. La política de purificación étnica en la Yugoslavia de la década de 1990 se inscribe en la segunda. Los procesos de destrucción/sumisión y los de destrucción/erradicación pueden coexistir, y aun estar imbricados, en una misma situación histórica, dirigidos a grupos diferentes. Para el caso colombiano la violencia de los años cincuenta como en la violencia actual, las masacres, generalmente de campesinos, han ameritado algunos análisis, de corte antropológico, en el país (Blair, 2004; Uribe, 1999). Ejecutada desde los años ochenta, la masacre de campesinos ha sido, por la vía de la violencia política, la modalidad más utilizada por los grupos armados para atentar contra diversos grupos de población. Si bien es cierto que, en el caso colombiano, los paramilitares parecen cobrar la mayoría de las víctimas de las masacres, también es cierto que ellos no son los

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Estos actos, así como el efecto del terror que resulta, son los medios utilizados para acelerar la partida de este ‘otro’ juzgado indeseable. El desplazamiento obligado de las poblaciones expulsadas de su territorio ha sido llamado ‘limpieza étnica’ cuyo objetivo no es solamente desterrar la presencia física del otro, sino también su identidad cultural y colectiva, sus valores, cortándolo de sus raíces (Sémelin 2002: 489). Por eso el procedimiento de la masacre es particularmente adecuado a esta estrategia: la masacre no debe silenciarse sino que tiene que saberse, a fin de que su efecto terrorífico se

Lo que hay de más horrible en la violación, la degradación, la tortura, la muerte que se desenvuelven al interior de los nuevos conflictos y las nuevas guerras étnicas, es que esos actos se producen frecuentemente entre actores que se conocen o que se creían conocer. Es el horror de ver a su vecino volverse un asesino, un torturador, un violador. La proximidad entre enemigos que pertenecen al mismo tejido social o nacional, este conocimiento del otro, de sus hábitos, de sus espacios, de sus lugares sagrados y de sus preferencias, permite una más grande finura de la crueldad y agrava el dolor de la víctima. Esta proximidad permite escoger el mejor suplicio. Cuando la política separa amigos y familias, próximos y aliados, y los que no se conocen sino de vista desde generaciones, el intercambio de miradas está quebrantada: el enemigo de hoy no cruza más los ojos del amigo de ayer (Nahoum-Grappe 1993:55). El sociólogo alemán Georg Simmel citado por María Victoria Uribe (p.3), decía que la observación de determinadas antipatías, pugnas e intrigas podría llevarnos a creer que la enemistad es una de aquellas energías humanas primarias que no se desencadena a partir de la realidad exterior de sus objetos sino que, por el contrario, crea sus propios objetos. Los mayores antagonismos surgen entre quienes se conocen y comparten rasgos culturales y no entre per-

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sonas extrañas entre sí. La relación recíproca entre las partes no está determinada por los rasgos comunes sino por las diferencias momentáneas. El extraño está físicamente cerca pero permanece espiritualmente distante, ambigüedad que le permite introducir en los círculos de proximidad un sentido de alteridad que solo resulta tolerable siempre y cuando se lo mantenga a cierta distancia. En la Violencia en Colombia, la figura del extraño estaba encarnada en los “sapos”. Estos eran individuos de género masculino que aprovechaban el fragor de los enfrentamientos intrapartidistas para delatar a miembros de su propia colectividad política. Los miembros de la comunidad que iba a ser delatada por el “sapo” conocían a este individuo, por ello, nunca tomaban las precauciones necesarias. En la Yugoslavia con la extensión del temor y de la desconfianza, la situación se volvió más crítica, porque la gente exactamente no sabía quién era el enemigo; era difícil reconocer que súbitamente no había más ‘vecinos’ sino ‘enemigos’ en el barrio, en el entorno más familiar. Un clima de desconfianza, luego de odio del Otro, se instaló, alimentándose de miedos ancestrales y jugando sobre un nacionalismo exacerbado. El desarrollo de la desconfianza con respecto a otras nacionalidades contribuyó preparando la

‘guerra interior’ (Bolcic, 1992). Imposible comprender y suponer que las mismas caras conocidas, los comportamientos de vecinos de siempre puedan transformarse en acciones asesinas colectivas. El temor comienza a invadir la cotidianidad y abre la puerta al caos. Por este procedimiento, se levantan barreras entre personas que habían vivido hasta entonces juntos o en cercanía las unas de otras. Las radioemisoras y los periódi-

cos, controlados por los gobiernos nacionales, hicieron circular historias que suscitaban el temor de homicidios y de mutilaciones ejecutados contra miembros de la comunidad nacional por personas de otras naciones. La hipótesis según Appadurai (1996: 216) de una violencia ligada a la traición, a la intimidad y a la identidad, busca proveer una explicación a la transformación de gentes ordinarias en asesinos, en torturadores y en violadores así como en la representación de

amigos, de vecinos, y de colegas como objetos de odio. La propaganda, el conjunto de instrumentos que sirven para manipular los espíritus, es ante todo una máquina de fabricar las emociones (Sémelin, 2006); canaliza el miedo y pretende legitimar la acción de los líderes políticos. Los crímenes de profanación: destruir la identidad cultural colectiva: La violencia extrema es ejercida en función de lo que es sagrado para cada grupo y eventualmente para cada individuo. Las prácticas de crueldad, en su versión más perfecta, ofrece un tipo de crimen específico: el crimen de profanación. Estos crímenes que alcanzan objetivos no militares, si no espacios sagrados del grupo familiar y comunitario (las mujeres, los ancianos, los niños) o de la humanidad (genocidio cultural o etnocidio –un monumento histórico o un sitio emblemático) hacen parte de la profanación y permiten economizar la exterminación física total (Nahoum-Grappe 1996: 306). En la antigua Yugoslavia, según Heritier (1996-15), las mujeres fueron capturadas y violadas sistemáticamente, embarazadas y obligadas a llevar a término sus embarazos sin poder abortar, a fin de introducir los niños en el mundo de otro grupo etnoreligioso. La

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violación fue utilizada como una táctica de guerra sirviendo específicamente a la limpieza étnica: terminar con los musulmanes y repoblar la zona con pequeños bosniacos nacidos de la tortura. Estas violaciones obligan a pensar las diferencias sexuales en la guerra, es decir la intrusión de lo femenino en el corazón mismo de lo político. En este sistema de representación clásica, la violación de las mujeres constituye no solamente una agresión moral y física, sino también una muerte identitaria específica, que cambia definitivamente a la mujer y que apunta al espacio de la reproducción de toda la comunidad. Degollar los hombres y violar las mujeres son crímenes homólogos que se dirigen al mismo objeto: el vínculo genealógico de transmisión de la filiación (Héritier 1996). La violación pone en perspectiva la transmisión de la identidad colectiva, constituye una intervención sobre esta transmisión, 10

rompe el vínculo de filiación tan cruelmente como la garganta del marido, del padre y del hijo. Desde el punto de vista antropológico, la eficacidad del crimen de profanación lo alcanza cuando afecta el cuerpo real de uno o destruye el espacio moral de todos: hay una tentativa de matar la identidad comunitaria. La violación es también un traumatismo decisivo e incisivo de los lazos entre los individuos, entre marido y mujer, entre mujer e hijo entre mujer y colectividad. Se asocia a una destrucción personal mutilante, pero no mortal una destrucción de los vínculos interpersonales. Es en las tentativas de eliminación de una comunidad en su totalidad que intervienen las violaciones políticas, que tienen un sentido otro que el pulsional. Se desconoce cuántas mujeres fueron violadas durante los años que duró La Violencia en Colombia. Lo que sí se sabe según María Victoria Uribe es que con mucha frecuencia sus cuerpos aparecieron mutilados y desventrados en-

tre las pilas de cadáveres que fueron fotografiados. Las violaciones no fueron masivas y sistemáticas como en Yugoslavia, sin embargo, fueron violaciones muy significativas por el silencio social que las rodea. Victimarios y prácticas de la crueldad Las prácticas de crueldad no son nuevas pero parecen cambiar de sentido y de alcance en los casos de Ruanda y la Yugoslavia. Cualquiera que sea el grado de su desmesura, la crueldad se piensa como la expresión prototípica de la negación de toda humanidad, ya que quienes son víctimas de ella suelen ser “animalizados” o “cosificados” antes de ser aniquilados. En su libro “Winter in the Morning”, Janina Bauman (1986) considera que lo más cruel de la crueldad es que deshumaniza a las víctimas antes de destruirlas. Se refiere a la ardua lucha que libran estas personas por conservar su condición humana en medio de condiciones

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inhumanas. La crueldad se ejerce cuando el objetivo es de demostrar, por el tratamiento que se puede hacer sufrir en la carne, que el otro no es un ser humano a la ‘imagen de dios’, sino un cuerpo animal desprovisto de derechos (Héritier 1996: 16). El cuerpo humano constituye este espacio sagrado que el crimen de la crueldad toca: no es solamente destructible y mortal, sino también un objeto privilegiado del crimen de profanación. En ese mismo sentido los trabajos de María Victoria Uribe apuntan a entender a qué obedecía el uso reiterativo, por parte de los autores de las masacres a finales de la década de los 90, de operaciones semánticas que iban dirigidas a convertir al Otro en algo menos que humano. Aunque, como ya lo ha señalado la autora, es evidente que existen variaciones entre uno y otro periodo, “el acto en sí mismo es siempre el mismo” (Uribe, 1999: 278). La utilización del cuerpo como vehículo de crueldad, ha sido también propia de esta violencia más reciente. Es la condición humana la que es metamorfoseada. La distancia con relación a sí mismo es suprimida. La masacre deja ruinas, cenizas, muertos; destruye la vida, el orden, las cosas de la cultura; es una extirpación, un trabajo de eliminación radical (Sofsky, 1996: 158). Ella expresaría el paso de la racionalidad de la violencia al sinsentido de la crueldad (Abello, 2003: 7). El verdugo necesita una justificación, una explicación que dé un sentido y un motivo así sea provisional a su acción de llegar a matar, a violar y hacer sufrir a su prójimo. La publicidad y la propa-

ganda venida de los intelectuales del estado, sobre todo en el caso de la Yugoslavia son determinantes. Proponen las justificaciones y favorecen la explicación a él mismo que hace invisible el crimen (Nahoum-Grappe 1995). Convertirse en homicida de masa supone ciertamente una transformación psicológica profunda. Se trata de un procedimiento que les permite manejar sin contradicciones ni dilemas morales los delitos que comete. Este levantamiento de las inhibiciones es posible por la actitud de sus superiores jerárquicos, que les hacen comprender que no serán inquietados por lo que se preparan a cometer. El sentimiento de impunidad desempeña con seguridad un papel importante, al menos como factor desencadenante del paso a la acción (Semelin, 2001). Con todo, también es cierto que, por atroz que sea la acción, no es fruto de “patologías” individuales, y los victimarios, capaces de cometerlas, son tan normales como cualquiera de nosotros. Quizá porque los criterios morales que aplicamos habitualmente a la acción de los seres humanos, considerados como individuos, no funcionan en el crimen colectivo (Sofsky, 1996). Todorov (1994: 319) intenta encontrar explicaciones de este comportamiento y de la aparición de las violencias extremas y de los campos de concentración del último siglo en rasgos o aspectos como la fragmentación del mundo, la despersonalización de las relaciones humanas y la especialización creciente de la sociedad moderna. La fragmentación invade no solamente al mundo del trabajo, sino también el de las relaciones

sociales. La despersonalización proviene de una transferencia de pensamiento instrumental al dominio de las relaciones humanas. Esta compartimentación funda la ausencia de sentimientos de responsabilidad, que caracteriza los ejecutores de las acciones. Ninguno de los elementos de la cadena no tiene en efecto el sentimiento de tener la responsabilidad de eso que ha llevado a cabo: la compartimentación del trabajo suspende la conciencia moral. De la misma manera el estudio del suplicio según González (2011: 6), demuestra que es posible establecer un vínculo entre la razón instrumental, la base de racionalidad sobre la que se construye nuestra preciada modernidad, y las formas más reprobables e inmorales de crueldad. Se trata de un objetivo muy racional en el que se combina el conocimiento de la anatomía humana con la ingeniería (dos de los estandartes del pensamiento científico) para crear los artefactos que ayudan al verdugo en su tarea de prolongar la agonía del supliciado. Considerar que las diversas prácticas de violencia contra los civiles tienen como objetivo único instigar un clima de terror en esa “nueva sociedad” sería proponer una interpretación demasiado reductora. Según Euwe Makino (2001) citado por Semelin (2002), esas prácticas forman parte de un conjunto más amplio y no son sino una de las técnicas de una ingeniería social encaminada a transformar completamente una sociedad. Más allá del horror, hay que reconocer que se están llevando a cabo los objetivos específicos:

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la apropiación la riqueza, la conquista de control de territorio, de poder, la desestabilización de un sistema político. Según Appadurai, allí donde entran en juego una o más formas de incertidumbre social, la violencia puede convertirse en una certeza macabra y en una técnica brutal para descubrir a los Otros. Esa falta de asimilación y la imposibilidad de que los contenidos atroces sean simbolizados y sus efectos reparados, son factores que han contribuido a que las masacres continúen comportándose como síntomas de un antagonismo social que no ha encontrado canales de expresión dentro del pacto simbólico, por lo cual sus contenidos se resisten a la simbolización según nos plantea María Victoria Uribe. La relevancia que pueda tener la globalización como detonador de la violencia contemporánea es relativa en casos que, como el colombiano, son el resultado de resquebrajamientos nacionales de más largo aliento. Desde cierta óptica teórica de la globalización se puede pensar que en el contexto de las guerras contemporáneas la representación que Unos se hacen de Otros, es difusa e indiferenciada. Estamos ante una violencia inscrita sobre los cuerpos, pero con efectos e implicaciones en otra dimensión: la de la subjetividad de los individuos y el sentido social que se construye en la interrelación de esas subjetividades. Bibliografía BAUMAN Janina (1986) A Young Girl’s Life in the Warsaw Ghetto and Beyond, 19391945. Free Press. 12

BLAIR Elsa, “Las masacres: la crueldad extrema y el exceso”, En Muertes Violentas. La teatralización del exceso. INERUniversidad de Antioquia, Medellín, 2004, p. 4.1 __________ “Mucha sangre y poco sentido: La masacre. Por un análisis antropológico”. Boletín de Antropología, Vol. 18 No. 35. 2004. Universidad de Antioquia. GONZÁLEZ Grisales Adolfo León 2011. Los límites de la violencia en los Escenarios de Crueldad. Una aproximación crítica al “sinsentido” y el “hedonismo” atribuidos a la acción cruel. Universidad Piloto de Colombia. HOLSTI K.V., The State War and the State of War. Cambridge University Press, 1996 KALYVAS Stathis, “La violencia en medio de la guerra civil. Un esbozo teórico”, en Análisis Político, N° 42, IEPRI- Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001, p. 10. SÁNCHEZ Gonzalo. Guerra y Política en la Sociedad Colombiana, El Áncora Editores, Bogotá, 1991, pp. 34-35. SÉMELIN Jacques ‘La utilización política de la masacre’ CADIS / CERI___Revue internationale de politique comparée 1/ 2001 (Vol. 8), p. 7-22 URL: www.cairn.info/ revue-internationale-de-politique-comparee-2001-1-page-7.htm. DOI : 10.3917/ripc.081.0007

____________ extremas: prender?’ cional de Diciembre

2002 ‘Violencias ¿es posible comRevista internaciencias sociales

____________2002 ‘Du massacre au processus genocidaire’. Revue internationale des Sciences Sociales, pp.483-492. ___________ 2004 “Pensar las Masacres”, en Memorias en Conflicto. Aspectos de la violencia política contemporánea. Lima. SOFSKY, Wolfgang. Tiempos de Horror. Amor, violencia, guerra. Editorial Siglo XXI. Madrid, 2004. Pp. 127-128 URIBE María Victoria Antropología de la inhumanidad: un ensayo interpretativo del terror en Colombia http://www.academia. edu/691480/Antropolog%C3%ADa_de_la_inhumanidad_un_ensayo_interpretativo_del_terror_en_Colombia?login=amaoso@gmail. com&email_was_taken=true URIBE María Victoria, “Matar, rematar y contramatar. Las masacres en el Tolima 19481953”, en Controversia, No 159-160, Bogotá, 1990 URIBE María Victoria; Teófilo Vásquez; Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos Enterrar y callar: las masacres en Colombia, 19801993, Fundación Terres des Hommes.

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POÉTICA y hábitat no violento -Conversando en el camino-

Por: Olgalucía Echeverrig - Filósofa y periodista cultural

A

ntes de compartirles este breve texto quiero invocar algo del viejo maestro chino Lao Tsé, que nació en el siglo VI a C., se desempeñó como bibliotecario de la corte la dinastía Chou y que en su libro libro Tao Te King («Sobre el camino y su poder»), del que arranca la filosofía taoísta, propuso una moral individual basada en seguir el camino de la naturaleza (el Tao); en consecuencia, recomendó virtudes como la sencillez y la naturalidad, censuró la ambición de poder y de riqueza y proscribió el ejercicio de la violencia. LaoTsé creía que la violencia debe ser evitada y que la victoria militar es una ocasión de duelo debido a la necesidad de usar la fuerza contra otros seres

vivientes. Sostenía también que el exceso de leyes y reglas hacen más difícil el manejo de la sociedad, ya que oprimen las libertades de los pueblos. Dos citas entonces del Lao Tsé para comenzar: “Producción sin posesión Acción sin imposición Evolución sin dominación” “El respeto conlleva el bienestar. El bienestar contribuye al proceso creativo”. Si algo nos hace distinguibles como humanos es nuestra capacidad de hablar, conversar y escribir. Y si gracias a los etólogos, estudiosos del comportamiento animal sabemos que muchos otros animales también tienen sus

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sistemas de comunicación, la palabra y el lenguaje es un distintivo único de nuestra especie humana. Si lo pensamos bien toda palabra, escrita o hablada es una impronta, una huella de nuestra humanidad y en ese sentido hablar y escribir son las tareas más humanas de todas las que intentamos asumir. El asunto de contar, narrar, escribir; de sentir la necesidad de expresarnos es una constante que acompaña nuestra condición humana desde sus albores hasta nuestros días. Quizá en esta necesidad de expresarnos, es la necesidad de otorgarle al lenguaje el poder de un talismán que conjure el misterio y extrañeza de toda vida. Pero este hábitat, esta naturaleza primordial de comunicarnos, esta casa del ser, como definió el filósofo Martin Heidegger al lenguaje, anda violentada en nuestro tiempo. Extraviados del camino nos hemos aturdido con simulacros y la conversación es un arte cada vez más desatendido en nuestras actuales sociedades. El acontecimiento de leer es una conversación con otros y de aquí la importancia de las bibliotecas. Desde la más pequeña hasta la más grande y en ellas, las bibliotecas públicas deben seguir siendo el lugar privilegiado en las ciudades pues representan la democracia del conocimiento. Muchos de los que amamos los libros, tuvimos o tenemos algún vínculo con este delicioso bosque transmutado en libros, que nos acoge e ilumina. Madres de papel llenas de ojos, de hojas y de hijos. Ya lo dijo Marga14

rite Yourcenar que el verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente y agregó en otro momento que sus primeras patrias fueron los libros. Y, en menor grado, las escuelas. Las bibliotecas, los libros, permiten una lectura del mundo de la vida, y de nosotros mismos que son a la vez viaje interior y apertura a otros horizontes.

Luego enriquecidos podremos a conversar y enfrentar otros modos de pensar. “Converso con el hombre que siempre va conmigo”….dice el poeta Antonio Machado. Evidenciando lo esencial de la de la palabra, del hablar y el conversar como el vínculo humano por excelencia. La conversación a partir de lo leído como un espacio donde podemos ir y venir, asentir o disentir. Afirmar el valor de la conversación es reconocer la demo-

cracia de la palabra, en donde el otro es reconocido como un igual. Rescatar el valor de la conversación es mostrar el camino del respeto en donde todos podemos andar expresándonos, para estar de acuerdo o desacuerdo pero sin negar, ni agredir, ni matar al otro por pensar diferente. En estos tiempos se nos olvidó conversar o quizás nunca lo aprendimos pero en nuestra ciudad es urgente rescatar la necesidad de conversar que no es otra cosa que escuchar al otro y ser escuchado por otro. Conversar es una pedagogía del respeto pues al hacerlo nos vemos obligados a pensar y a afinar o desafinar nuestras ideas y argumentos. La conversación permite reconocernos humanos y con oídos, los dictadores se piensan superiores, diferentes, siempre son sordos y nunca conversan, dan órdenes. Los dictadores no se dan solo a nivel político, a nivel cotidiano encontramos montones, la cultura mafiosa por ejemplo impuso el modelo de capo o dictador de su clan y de la sociedad donde vive. Los fanatismos de toda índole bordean la sordera al imponer un único modo de entender la vida, la omnívora y perversa sociedad de consumo dicta sus mandamientos a miles de devotos. Por eso rescatar la conversación a partir de una lectura inteligente de la vida y de los libros es rescatar la posibilidad de sabernos humanos, de tener oídos para el otro; leer es una forma de oír a otro, otra voz, otra historia, otra mirada del mundo. Una so-

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ciedad que no conversa, nos da la señal de hallarse en un estado de naturaleza salvaje que ha despreciado el más refinado de los instrumentos humanos: el lenguaje, la palabra escuchada, la palabra leída, la palabra pensada y la palabra conversada. Leer es la mejor pedagogía de la conversación, y la palabra conversar en nuestro idioma habla ya de su dimensión poética: con-versar, con-verso, con poesía en el sentido de palabra esencial donde “escuchamos al otro”. Si se es buen lector, se será un buen conversador y esto nada tiene que ver con la erudición vacía, no se trata de cantidad de libros leídos. Pero sí de leer vida, leer libros, leer mundo. La lectura nos libra de la inopia en los cerebros de la que se quejaba el poeta León de Greiff en su poema Villa de la Candelaria hace exactamente cien años que dice así: A Joya, Tiza y Leo Vano el motivo desta prosa: nada... Cosas de todo día. Sucesos banales. Gente necia, local y chata y roma. Gran tráfico en el marco de la plaza. Chismes. Catolicismo. Y una total inopia en los cerebros... Cual si todo se fincara en la riqueza, en menjurjes bursátiles y en un mayor volumen de la panza. 1914

Creo que estamos en mora de recuperar la conversación real de viva voz y lo que hemos leído, observado y vivido permitirá verdaderas conversaciones. Recuperemos la conversación con los otros reales y verdaderos, no la simulación de habla que sucede actualmente con la tecnología: frases cortas y vacías con desconocidos

y hasta conocidos sin ningún contenido esencial. Un parloteo escrito que no permite pensar y con el que a pesar de los excesos de su uso (casi todo el mundo ahora vive pegado de un aparato tecnológico y pareciera que se está muy comunicado pero lo que se evidencia es el dominio de lo superficial donde aturdidos por la tecnología resultamos alejados de lo sencillo y esencial de la vida como es una verdadera conversación. Resaltar el valor de esta singular puesta en escena que es la conversación; de escuchar, pensar y responder activando así la circulación de la palabra y del pensamiento es práctica-

mente una pedagogía de la vida y del respeto. Los poetas desde siempre nos han dado pistas para vivir pero no los hemos querido escuchar, ellos con la sola mesura de la palabra esencial, en donde el silencio es también protagonista ya nos indican el malestar de nuestro tiempo donde borrachos hasta envilecidos de tecnología queda en evidencia un vacío o una demencia colectiva. Nunca se habían tomado tantas fotos insípidas como en nuestra época, pareciera que la razón de cualquier acontecimiento es tomar primero la foto: de la comida, de la discoteca, del almacén, del avión o del bus que nos lleva al viaje, de la ropa y de los zapatos, fotos de cuanta banalidad existe y por supuesto de sí mismos, un torrente de narcisos han aparecido recientemente, todos hablan, casi gritan a la vez desde las redes sociales, pero ninguno conversa. ¿Qué debemos preguntarnos ante estos hechos? ¿Qué sordera es esta? ¿De qué tamaño es el vacío? No me aventuro a responder, pero si noto que estamos muy, pero muy lejos de la Casa. Esperemos que los oficios sencillos y entre ellos leer y escribir – como piedritas regadas para orientarnos- nos devuelvan al camino. Muchas gracias. Medellín 27 de noviembre de 2014.

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LO POLÍTICO EN EL PENSAMIENTO AMBIENTAL de Augusto Ángel Maya Por: Visnu Posada Molina Ingeniero Ambiental -Joven Investigador Colciencias - GTA de Pensamiento Ambiental -AAM- Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales

Introducción

“Es necesario tomar partido

por las diferentes alternativas y no tomar partido es ya haberlo tomado. Es sencillamente dejarse arrastrar por las tendencias del Capital: acumular más, consumir más. El Futuro de la tierra seguirá siendo el futuro del hombre. Luchar por una sociedad más igualitaria, es luchar por el futuro de la tierra”.

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H

(Ángel Maya, 2003, pág. 63)

abrá que pensar lo político distinto de las políticas, distinción importante para no dejarse atrapar por la reducción del debate legislativo; lo político se encuentra más vinculado con la fuerza, potencia o mejor, fuerza potencial de las organizaciones y sujetos políticos para producir cambios y sobre todo una reforma al balance de poderes o “Correlación de fuerzas”. Para el caso de las organizaciones populares, que trabajan en la construcción de soberanía, en el entendimiento de la lengua de la tierra, es decir, una soberanía con lugar, que conoce la tierra que habita y por ende una soberanía atada a las posibilidades ecosistémicas. Estos apuntes son parte de una lectura o interpretación de la obra del maestro Augusto Ángel Maya en clave política; una de las

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intenciones de esta presentación y de nuestro grupo de Pensamiento Ambiental, tiene que ver con la relación que abre y despliega bellamente Augusto, sobre la tensión político-poética. La condición humana tan estudiada y despreciada por el “conservacionismo a secas”, podría, para el caso que nos convoca ser la Polis de este tiempo; podría invocarse desde la pregunta: ¿cómo ha sido pensado lo público en estos días?, lo público son las relaciones, en este caso la invitación es a pensar las implicaciones políticas de nuestra relación con los ecosistemas “medio”. Cuáles son entonces las implicaciones políticas de la manera como imaginamos esa relación? ¿Cómo es la relación, y cómo la imaginamos? Implicaciones políticas de la definición de Ambiente Cuáles son las implicaciones de las definiciones disponibles sobre lo ambiental o el ambiente? Pregunta desplegada de manera general en la obra de Augusto y puesta en acento en estudios que realiza sobre los modelos de interpretación ambiental. Esta pregunta tiene que ver directamente con la idea de crisis ambiental, ésta cómo ha sido nombrada y desde qué palestras? En el escenario político, el discurso que se ha posicionado hoy es el de la crisis ambiental nombrada como crisis de los “recursos” naturales, esta manera de entender la crisis ha sido reproducida en la arena económica e ideológica; allí se habla de la contaminación de los recursos naturales, su escasez, la presión de las sociedades sobre estos, su despilfarro, y muy importante, el discurso hegemónico ha dicho que la pobreza es

el agente destructor de los ecosistemas, así las cosas habría que Desarrollar a los pobres (Cfr. World Commision on Environment and Development, 1988), pues una de las tantas acepciones de Desarrollo es salir de la pobreza. Augusto Ángel advierte sobre el rumbo que toman las diversas interpretaciones: ¢¢ Ante todo tenemos a los ecologistas radicales. Esta perspectiva viene principal pero no exclusivamente de las ciencias naturales, que, por disposición de las orientaciones epistemológicas del pensamiento moderno, han excluido al hombre de su campo de análisis. De allí resulta una visión optimista sobre la naturaleza y pesimista sobre el hombre. El resultado es el conservacionismo a secas que tanto ha desorientado la conciencia ambiental y de cuyo ámbito apenas empezamos a salir. Por fin, los ecologistas empiezan a comprender que el hombre también existe y que quizás hace parte de la naturaleza. Vale decir, que el análisis de la naturaleza exige igualmente un estudio sobre el lugar del hombre en el mundo. (Ángel Maya, 2003, pág. 10) Ciertamente la comprensión hegemónica (discurso oficial e institucional) de lo ambiental se encuentra signada por el pensamiento analítico, positivista, homogenizante, guiada por una Razón lineal productivista, resultado de la histórica división de la ciencia entre lo natural y social (Cfr. Noguera de Echeverri, 2004); esta lógica ha construido el laberinto que encierra nuestra civilización (occidental), y que a la manera de Dédalo, ella misma ha construido;

laberinto del que se ha pretendido salir a través del vaporoso vuelo de la metafísica: ¢¢ Para escapar al laberinto que él mismo había construido, Dédalo, el hábil ingeniero cretense, tuvo la peligrosa ocurrencia de construir un par de alas para él y otro para su hijo Ícaro. A pesar de las recomendaciones de su padre, Ícaro echó a volar alegremente, ascendiendo sin temor hasta las cercanías del sol. El calor solar derritió la cera que mantenía unida las lustrosas plumas e Ícaro se precipitó a tierra, sobre la isla que lleva su nombre. En ella no queda sino su recuerdo y su tumba. Este mito simboliza bien la trágica historia de la cultura occidental. (Ángel Maya, El Retorno de Ícaro. La razón de la vida. Muerte y vida de la filosofía. Una propuesta ambiental, 2002, pág. 11) La herida (Ambiental) se muestra en la marcada tendencia de unas ciencias naturales que ven al hombre indiscutiblemente como una especie perjudicial para los sistemas naturales, y las ciencias sociales dadas al estudio del hombre y sus sociedades en ausencia de su relación con la tierra de la que es parte. También lo advierte Augusto Ángel: ¢¢ Por una parte, el sobrenaturalismo filosófico de las ciencias sociales que nada quieren saber de la naturaleza e interpretan el origen y desarrollo de la cultura como un parto virgen. Por otra parte el reduccionismo de las ciencias naturales que no comprenden al hombre sino como una es-

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2012, pág. 100)

pecie más del reino animal, sin ninguna prerrogativa frente a las otras especies. (El Reto de la Vida. Ecosistema y Cultura, Una Introducción al Estudio del Medio Ambiente, 1996, pág. 21) La marcada separación de las ciencias ha limitado los estudios ambientales, pues no hay elementos precisos o modelos de estudio que permitan la comprensión clara de lo ambiental, pues va a decir Augusto Ángel (1996) que lo ambiental es una relación y nuestras instituciones no están pensadas para estudiar relaciones sino “partes” (Cfr. Noguera de Echeverri, 2004). Incluso en los ambientes académicos hay interpretaciones muy distantes que no logran ponerse de acuerdo; aun así se han intentado algunos métodos para la interpretación ambiental, inclusive se han esquematizado, estos métodos son discutidos por Augusto Ángel en su libro el Reto de la Vida (1996). A manera de conjuntos se han dibujado los conceptos más usuales sobre el ambiente, a estos Augusto Ángel (1996) les plantea interrogantes muy importantes para la comprensión de lo ambiental, que tienen que ver con la definición y límites de lo que es naturaleza, ecosistema y medio ambiente; pues generalmente son usados como sinónimos y aun así se dice que hay que preservarlos y conservarlos. Gran parte de estos modelos ven a la sociedad o la cultura como algo distinto a la naturaleza, 18

pues observan las construcciones tecnológicas distintas a la demás reproducción de la naturaleza, aunque como advirtiera Marx contra Bruno Brauer “la historia es de por si una parte de la historia natural” (Ángel Maya, 2014, pág. 132), es decir, nuestra historia es solo una pequeña parte del gran relato de la historia natural; en este aspecto de nuevo interviene Augusto Ángel recordando que: ¢¢ Lo que requiere la perspectiva ambiental de manera urgente, es una teoría que le permita al hombre hacer parte integrante de la naturaleza, pero comprendiendo al mismo tiempo su propia especificidad, porque sin esa especificidad tampoco es posible entender el problema ambiental. (Ángel Maya, El Retorno de Ícaro. Muerte y vida de la filosofía, una propuesta ambiental,

Augusto Ángel (1996) le pregunta a estos modelos por la inclusión de las dimensiones políticas y simbólicas de las culturas, pues estas han tenido todo que ver en el problema ambiental. Acá mismo Augusto Ángel reafirma algunas de las primeras teorías sobre el ecosistema, que no incluyen al ser humano en su reino, pues éste no se rige exclusivamente por las urdimbres que ha construido la vida para las demás especies1, sino que sobre estas normas ha construido otra urdimbre (cultura), que funciona regida por otros hilos, usualmente tejidos y tensionados por las relaciones de Poder. La definición de ecosistema con sus 6 características básicas son muy importantes al momento de preguntar por el lugar del ser humano, sobre todo en la pregunta por el nicho, ¿cuál es la función o el lugar del ser humano en el ecosistema?, pregunta que ronda de manera crítica el debate de la crisis ambiental. Esta pregunta es importante en el primer país del mundo con un código de Recursos Naturales (1974), originado de la Cumbre de Estocolmo (1972) y de discusiones nacionales en las que también participa Augusto Ángel, pues precisamente de esta pregunta se derivan distintas interpretaciones 1. Flujo energético, niveles tróficos, ciclos biogeoquímicos, nicho ecológico, equilibrio ecológico y resiliencia. (Cfr. El Reto de la Vida, 1996, págs. 24-39)

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de la conservación, que es una de las banderas que alza el movimiento ambiental, por ejemplo, el debate de la expansión de la frontera agrícola que se encuentra en el seno de nuestra pregunta por el acceso a la tierra y la conservación de los ecosistemas, donde la tierra misma es el símbolo de poder político tradicional en nuestro país y al mismo tiempo del profundo desarraigo que sufre nuestro pueblo. Marx en Augusto y en lo Ambiental Para leer a Marx, habrá que ver un Marx no condicionado necesariamente por los triunfos o fracasos del socialismo real. La importante enunciación que hace Augusto de Carlos Marx se da por la lectura inmanente que éste hace del hombre y la naturaleza, pues soluciona el problema del hombre ubicado dentro de la naturaleza: “Que el hombre vive de la naturaleza, quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe mantenerse unido para no morir.” (Marx C. en Ángel Maya C. A., 2012, pág. 99) Como desprenderse del cuerpo? De la inmanencia que somos, de esta topía despiadada? La opacidad de esta cultura, el desprendimiento que la tradición occidental hace del hombre como parte de la naturaleza, es el laberinto civilizatorio, construido por la civilización misma. La crisis ambiental es el testimonio de una civilización que nace con la puesta del sol, que nace con un grito de guerra o un grito de la naturaleza como el que describe Edvard Munch en su pintura de 1893:

¢¢ Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza. (Fragmento del diario de Edvard Munch, Citado por Pineda, J. 2014) La investigación que ubica al hombre en la naturaleza puede rastrearse en Baruch Spinoza, con su “ética que responda a la leyes de la naturaleza” (Ángel Maya, 1998, pág. 17), su principal aportación para Augusto va a ser: “Situar el hombre dentro de la naturaleza e intentar entender su comportamiento dentro de las leyes de la naturaleza misma” (Véase Ángel Maya A., 1998) lo que finalmente dista de sus conclusiones, dice Augusto Ángel, que termina volcándolo

a hacer parte de la tradición metafísica. “la realización del hombre no se halla en el deber ético, ni en la ensoñación religiosa, sino en el compromiso con la realidad a través de la acción” (Ángel Maya, 1998) También será muy importante el pensamiento Hegeliano, la dualidad de la acción, o la contradicción; la filosofía del movimiento, característica esencial de la naturaleza. Para Marx la naturaleza es la premisa, y la cultura (Hegel) que se construye sobre su base, también es naturaleza, es la expresión de una dialéctica Hegeliana no mecanicista. Esta naturaleza, se va a encontrar en la obra de Marx a manera de condiciones materiales, es decir de condiciones inmanentes; la construcción cultural puede partir de dos caminos. El primero de la naturaleza misma, es decir, la invención cultural es posible gracias a unas condiciones materiales; y la segunda es que la invención cultural es posible también gracias a

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también naturaleza. Augusto defiende los planteamientos de Marx del reduccionismo biologicista y espiritualista, dice que esta reducción es apenas aparente y resalta el argumento marxista sobre el condicionamiento corporal humano a diferencia del condicionamiento corporal de los demás animales. (Véase Ángel Maya A. , La Aventura de los Símbolos. Una visión ambiental de la historia del pensamiento, 2014) De estos lugares emerge la afirmación de Augusto: El hombre transforma el ecosistema a través del trabajo y gracias a la plataforma instrumental, pero al mismo tiempo se transforma él, ese es el origen de la cultura, el cultivo; de nuevo la resonancia dialéctica.

las demás invenciones culturales. Dice Marx “tanto aquellas que se ha encontrado, como aquellas engendradas por su propia acción”. (Marx C. en Ángel Maya A. , 2014, pág. 132). La naturaleza como premisa. De allí debe provenir cualquier asomo a la historia y repite Marx “de estos fundamentos naturales y de las modificaciones que experimentan en el curso de la historia por la acción de los hombres” (Marx C. en Ángel Maya A. , 2014, pág. 132), y por supuesto en Marx es bien claro 20

que el enroque entre la naturaleza como premisa y la naturaleza construida es el Trabajo. Pero es muy importante advertir que en ese Marx del que hablamos no hay una visión utilitaria de la naturaleza, al mero servicio del hombre, se nota que reconoce la naturaleza como su cuerpo y allí hay ya una concepción dialéctica compleja. También en la idea de que el proceso productivo es la continuación de la actividad natural, pues el hombre es por esencia transformador y, el hombre es

¢¢ Es posible rescatar y destacar el método de análisis social propuesto por Marx y ello aunque la historia haya echado a pique muchas de sus propuestas revolucionarias. Hoy en día es más importante que nunca distinguir entre el científico y el profeta de la revolución y no es porque la revolución o el cambio social no sigan siendo necesarios, sino porque la estrategia de lucha, como lo planteaba Maquiavelo no se puede confundir con el análisis científico de la sociedad. (Ángel Maya, 2012, págs. 321-322) Hoy Marx podría aparecerse para el movimiento ambiental a la manera de Prometeo encadenado a la roca Caucásica, donde Ethón, aquel ave mítica que viene todos los días a comerle las tripas, pueda reconocerse en la contradicción esencial entre Capital y Trabajo.

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Podría como Prometeo ser parte de aquella generación de dioses rebeldes que hicieron fechorías y trampas a los dueños del Olimpo, y como Prometeo robar para los hombres la técnica que le permite al adaptarse al ecosistema. Marx como Prometeo aún sigue atado a la imprenta, esperando ser liberado por los hombres, que aún con ignominia lo ven como una historia sin presente. Ilustración 1: Alegoría de Marx como Prometeo encadenado. Litografía de autor anónimo aparecida en 1843 en el Rheinische Zeitung. Todas estas reflexiones han sido sobre el llamado primer Marx2, de la visión crítica del Desarrollo, de la visión Fáustica a la que preferimos afiliarnos: ¢¢ Toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. (Marx & Engels, 2000) Como parte de las reflexiones sobre lo Político en el Pensamiento Ambiental de Augusto Ángel Maya se propone seguir el Post-Escriptum agregado por Augusto Ángel al final de tercera edición del Retorno de Ícaro, disponible en la página web: www. augustoangelmaya.com (Obra/ Medio ambiente). 2 Sobre esto recae un gran debate en el Marxismo, como punto de quiebre el año 1844; donde se discute si antes había un Marx no Marxista, todavía muy juvenil o si en realidad sus primeros escritos hacen parte integral de su corpus filosófico-económico. Allí se dividen también las llamadas tendencias humanista y productivista.

Trabajos citados Ángel Maya, A. (Ene-Mar de 1991). Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo. En Río de Janeiro - Junio 1992, Alcances y limitaciones. Revista de la Universidad Nacional (1944-1992), 7(25), 33-43. Ángel Maya, A. (1996). El Reto de la Vida. Ecosistema y Cultura, Una Introducción al Estudio del Medio Ambiente. Santafé de Bogotá: Ecofondo. Ángel Maya, A. (1998). Cuaderno de Epistemología Ambiental IV. Estudios de Ética y Filosofía Ambiental. La razón de la vida. La Filosofía Moderna, Spinoza, Kant, Hegel, Marx y Nietzsche (Vol. IV). Manizales: Instituto de Estudios Ambientales -IDEA-. Ángel Maya, A. (2002). El Retorno de Ícaro. La razón de la vida. Muerte y vida de la filosofía. Una propuesta ambiental (Segunda ed.). (A. D. Uribe, Ed.) Bogotá D.C., Colombia: ASOCAR`s. IDEA. PNUMA. PNUD. Ángel Maya, A. (2003). La Diosa Némesis: Desarrollo Sostenible o Cambio Cultural (Vol. 2). Cali: Corporación Universitaria Auntónoma de Occidente. Ángel Maya, A. (2012). El Retorno de Ícaro. Muerte y vida de la filosofía, una propuesta ambiental (Tercera ed.). Colombia. Ángel Maya, A. (2013). El Reto de la Vida. Ecosistema y Cultura, Una Introducción al Estudio del Medio Ambiente (Segunda ed.). Colombia.

Ángel Maya, A. (2014). La Aventura de los Símbolos. Una visión ambiental de la historia del pensamiento (Segunda ed.). Publicación en línea www.augustoangelmaya.com. Callicott, J. (2008). ¿Cuál “Naturaleza Virgen” en los Ecosistemas de Frontera? Environmental Ethics, 15-31. Congreso Nacional Republica de Colombia. (16 de Diciembre de 1959). http://www.alcaldiabogota.gov.co. Recuperado el 17 de 04 de 2014, de http://www. alcaldiabogota.gov.co/sisjur/ normas/Norma1.jsp?i=9021# Marx, C., & Engels, F. (2000). El Manifiesto Comunista. elaleph. com. Molano, A., & Ramírez, C. (1992). Resguardos Campesinos. Ecologica, 34-38. Noguera de Echeverri, A. P. (2004). El Reencantamiento del Mundo (Primera ed.). (E. Leff, Ed.) Manizales - México D.F., Colombia - México: Universidad Nacional de Colombia. IDEA - Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente -PNUMA- Oficina Regional para América Latina y el Caribe. Noguera de Echeverri, A. P., Pineda Muñoz, J. A., Soto-Torres, G., Chacón Ramírez, C. A., Arias Pineda, A., & López, S. (2011). Pensamiento Ambiental en tiempos de Crisis. Conceptos, imagenes e imaginarios del Desarrollo. Manizales: Inédito. World Commision on Environment and Development.

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MEDELLÍN:

ADIÓS A SUS TEATROS Por: Víctor Bustamante Cañas - Escritor y poeta. Director Revista BABEL

Conceded a la ciudad un poco de vuestro amor por el paisaje

E

Franz Hessel

ntonces no me di cuenta, cómo al desaparecer uno de los teatros, el Junín, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, y, con este, en apariencia simple hecho, comenzaba el zarpazo necesario para acabar con los demás. Nadie protestó como

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nunca protestarían ni los departamentos de arquitectura, de historia, de artes, de sociología, de ninguna de las universidades, y a quienes protestaron se les llamó luego, los enemigos del progreso; es decir, del efecto dominó tan de moda para tumbar por tumbar los teatros del centro de la ciudad, así como diversos edificios de carácter histórico que remitían a una Medellín llena de eventos que la enriquecían: su historia misma. Algo sí ocurrió, unos años después: la protesta de los universitarios de arquitectura de la UPB, con la que impidieron la demolición de la Estación Central del Ferrocarril. Ante mis ojos de pasivo cineasta que solo poseía la página de los diarios como guía de

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cines, desaparecieron los teatros en un lapso de 30 años. Inicialmente la idea vendida por los medios, siempre tan inverosímiles, era que el cine declinaba, acaso por la competencia de la televisión por cable y que las personas buscaban otro entretenimiento o acercamiento cultural. Mentira, la poderosa industria del cine no iba a claudicar ante la llegada del betamax, del dvd, del teatro en casa, de la piratería. Igual fenómeno se había vivido en el 20 con la llegada de los Pathe News, que no fue adoptada como manera de consumo de cine sino que quedó obsoleta en poquísimo tiempo, ya fuera por la falta de oferta de películas, ya por la falta de un proceso técnico cercano para poder filmar, como 90 años después se podría hacer con las cámaras digitales. Y así obtener cada familia su archivo personal. Ante este paisaje desolado sobre el cine que sufre remezones, y da la apariencia de caer en un pozo sin fondo, reaparece robustecido con el aporte de tecnologías impensables unos años antes y se adapta, porque las grandes compañías no quieren perder su gran tajada de mercado, así arremetan contra esa industria cualquier clase de invento, y así mismo en la red se apropien de muchas de sus películas pero ellos acceden a prohibirlas con armas jurídicas. Hasta aquí una pequeña explicación –la del avance tecnológico– acerca de la posible desaparición de los teatros del Centro de

la ciudad, de Medellín. Pero en el fondo, lejos de las explicaciones anteriores, no he hablado del avasallamiento y del desmantelamiento de ellos debido a las poderosas empresas urbanizadoras que se han apropiado de la ciudad y la urbanizan a su manera, con la pasividad y anuencia de las sucesivas administraciones municipales con su falta de políticas culturales sobre el casco histórico. Al desaparecer el Junín, al demolerlo, vimos que los paisas de Medellín eran capaces de cometer sin pena ni gloria un patrimonicidio. Ya lo habían hecho en el 50 con el teatro Bolívar bajo la presunta idea de que se deterioraba, esa era la excusa del sector oficial para demoler y erigir otro, el Pablo Tobón. Entonces, luego comienza el panorama, en apariencia, de la no-

vedad, se eleva la torre Coltejer, con el gigante ojo de aguja para que entren los ricos dueños a los cielos, y para justificar la destrucción del Junín se afirmaba que allí no solo habría un teatro sino dos, pero el tiempo y el abandono del Centro de la ciudad, obligó a que estos dos teatros, Junín 1 y 2, también se cerraran. Y más tarde como colofón la apertura económica sin control obligó a que Coltejer también colapsara, y quedó en lugar de un símbolo de la ciudad, un distintivo del fracaso de las textileras antioqueñas, que se abrieron y fueron devoradas por el contrabando y por los textiles a bajo precio llegados de Asia. Y nadie dijo nada. Solo desde el alto gobierno, los cachacos bogotanos, aseveraron que había que ser competitivos, cuando nunca arriesgaron dinero ni habían creado empresas. El Centro bullía, y era un área cultural de consideración: unos veinte teatros donde era posible compartir esa oferta cultural, con el evento de caminar las calles, de proveerse de buenas películas, de conversar en alguna cafetería, y sobre todo, de vivir el Centro, que era, y aun es, un exquisito punto de encuentro, y así mismo acceder a estar actualizados en esta materia: el cine. Los teatros de Guayaquil ofrecían su cine específico, vaqueros, karate, películas de guerra, o películas de culto en su especialidad. Es cierto, la ciudad en pocas cuadras presentaba sus caras y sus cartas, estaba dividi-

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avasallar por el sector privado. Y era que ocurría ante nuestros ojos algo desusado, aparecían los centros comerciales para abrir más almacenes; no bastaban los de las calles, no, había que hacer más rentable el terreno, el uso del suelo como premisa, y por eso, dentro de una cuadra, dentro de una manzana aparecen más y más almacenes con sus trebejos. Así de repente, en toda la ciudad, dentro de esa ideología del comercio y del shopping Medellín cambia. A ese desbarajuste de planeación corresponde la imagen del exceso de vendedores ambulantes que se apoderaron del Centro, esa es la respuesta masiva al desorden institucional. da. Una cosa era Bolívar con San Juan, punto de comercio, tango y lujuria; y otra la calle Caracas con sus teatros, y sus almacenes elegantes y su seriedad. Persistían las mismas sombras de los mismos teatros, pero con una salvedad, el público; eran diferentes, en estas salas de Guayaquil habitaba lo popular, en las otras el Medellín de la novedad, lo que tenía caché, la ciudad in. Al salir hacia el norte, el mapa de mis pasos, aun por Bolívar, me llevaba al Guadalupe que exhibía su oferta de cine erótico italiano, y ahí mismo la calle de los siete teatros, Caracas, donde bullía la Medellín para el amante del cine. En pocas cuadras varios teatros con un cine para todos los gustos. Luego, de un momento a otro, imperceptible y certero, ocurrió la catástrofe, cerraban el Aladino, el Libia, el Cid, el Odeón, el Diana, el Ópera, los Junín, Radio City, el Lido, Cine Centro, el Dux, el María Victoria, el Metro Avenida, 24

Cine al día, fue como una caída en perfecto y pausado orden. No escuché ni leí planes de la administración municipal para paliar este fenómeno, no escuché a nadie hablar sobre un réquiem sobre los teatros, por algo de peso, había un fenómeno no paranormal sino paramunicipal: a los administradores, a los funcionarios públicos, no les interesaba el Centro de la ciudad. Ese deicidio, se ha demostrado desde unos cuarenta años para acá. Esto es visible en el deterioro de su patrimonio, del otro, del valioso, del histórico. Sert, el urbanista catalán de los años cuarenta, en una visita, afirmaba sorprendido, cómo era posible tal desacierto, la Oriental, una autopista, construida en mitad de la ciudad, más tarde el metro acabó de matar el paisaje del Centro, luego seguiría la calle Ayacucho, y el abandono de Prado para citar la misma desidia que, aun hoy, reaparece. Hablaba del sector público que es endeble y se arrodilla. Y se deja

O sea, el sector privado se apoderaba de la urbanización de la ciudad. Así, el Centro con su vida cultural fue perdiendo su peso y poco a poco se abrieron otros centros comerciales en miniatura asépticos y sin personas molestas, en diversos barrios, lo cual da una idea del espacio interior pero nueva de la ciudad, y así ellos, el sector urbanizador, con su estilo de primacía de lo privado sobre lo púbico, poco a poco abren sus almacenes, y además se llevan los teatros para sus centros comerciales en miniatura, réplica del Centro. Allí, lejos del Centro, el gran aglutinador de la ciudad, aparecieron otros centros comerciales: Oviedo, Unicentro, el Tesoro, Los molinos, con sus teatros: Cine Colombia Molinos, Cine Colombia Oviedo, Cine Colombia Unicentro, Cine Colombia Vizcaya, Cinépolis City Plaza, Procinal Aves María, Procinal Las Américas, Procinal Monterrey, Procinal Plaza del río, Procinal Puerta del Norte, Procinal San Nicolás, Procinal Terminal del Sur, Royal Fil-

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ms La 65, Royal Films Premium Plaza. Así las salas regresan a los barrios lejos de la absorción por el Centro en la década del 70, ya adosadas a al comercio como gancho, pero a algunos barrios elegantes no a los barrios de las comunas. Cierto al transeúnte que iba en pocas cuadras a varios teatros en el Centro, lo reemplaza el consumidor que va en auto a los centros comerciales apartados entre sí a mirar la oferta de productos y a entrar a cine como consolación. Estas salas, salas pequeñas, aun no poseen una historia, sino la cercanía al comercio que los rodea y al cual le sirve como estímulo. Al desaparecer los teatros del Centro, desaparece parte de la historia de Medellín. Pero eso a nadie le importa, menos a planeación que solo le interesa, desde otras esferas, ampliar calles, avenidas, avasallar a su manera para que siga el nuevo rey: el auto. Había olvidado algo, como no podían convivir las pedantes oficinas y edificios de la administración municipal y departamental en su ciudadela de la Alpujarra, comenzaron a desmantelar a Guayaquil. Cien años de historia no fueron razón digna, sino que la antigua táctica reapareció: el abandono, sin planes propicios, el derrumbamiento del mercado. Tampoco hubo protestas menos propuestas, solo el golpe bajo al incendiar, una mano anónima y sospechosa, el edificio de la Pasteur para am-

pliar San Juan; luego, a los años, reapareció la táctica de demoler el Pasaje Sucre. Pero los especialistas en planeación, insensibles morir, obviaron algo, al sacar de allí a sus habitantes y una condición aledaña a lo social: vendedores, y prostitutas, estas se regaron por toda la ciudad, como una ola monótona y perezosa, poco a poco el Centro se guayaquilizó y parece que nadie se dio cuenta. Los seis teatros de Guayaquil desaparecieron: Medellín, Granada, Balkanes, Kemper, Bolivia. El Colón al per-

derse la estructura del barrio también sucumbió ante el comercio. Muchos teatros se convirtieron en la nueva imagen de Medellín, almacenes o bodegas: unos en templos de sectas religiosas, otros en centros comerciales. Así el Centro, ante este descuido, ante esta pauperización, ante ese carácter de peligrosidad, de convertirse en el gran Guayaquil, fue abandonado por los medellinenses que bajaban a ver cine. Así como el Centro había absorbido los tea-

tros de los barrios, estos desaparecieron, así le tocó al Centro en el mismo proceso, pero hacia otros barrios unos años después. No es una mentira decir que la réplica de los centros comerciales fue otro golpe al centro al aire libre. Estos centros comerciales manejables y vigilados y sin el abandono del aseo y el ruido depredador del tráfico poco a poco asumieron sus salas de cine, el Oviedo fue uno de los primeros en inaugurar su sala. Nada, ofrecer cine y, sobre todo, cafeterías y almacenes. Siguieron Unicentro, El Tesoro, luego Los Molinos, hacia allá se fueron los teatros, sin pensarlo, aparecía un nuevo tipo de oferta cultural en esos lugares, sin pensarlo el Centro, la ciudad, Medellín, se fue llenando de casinos, de estriptis, de salas de masajes. Las prepagos y los jibaros son los reyes del Centro, y las Convivir en la autoridad con sus vacunas. El cine se fue alejando, solo perviven dos salas x con lo que es ahora ese deicidio, y su afrenta, y una de cine serio. Hoy 3 de agosto camino por la ciudad, por Junín, por la Avenida Primero de Mayo, por el Parque de Bolívar. Definidamente Medellín ha perdido su halo de ciudad cultural. La guayaquilización del Centro la aceptamos de una manera pasiva. Los teatros de cine se esfumaron.

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LOS PÁRAMOS

Por: Oscar Mejía. - Geólogo Secretaría del Medio Ambiente Gobernación de Antioquia

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l páramo es un ecosistema que existe únicamente en las zonas montañosas de más de 2900 metros de altura, ubicadas en la zona tropical de la tierra. En los Paramos predomina la vegetación tipo matorral (arbustos). El páramo es el ecosistema montañoso no arbolado más diverso del planeta, es frio (entre 2 y 10 grados centígrados) y húmedo, con alta incidencia de neblinas nocturnas, y al amanecer, las plantas están cubiertas de agua que gotean al suelo por condensación, permitiendo así el almacenamiento y distribución del agua. La gran altura en sitios tropicales produce un clima especial que puede resumirse en “invierno todas las noches y verano todos los días”. La menor cubierta atmosférica permite una mayor intensidad en la radiación ultravioleta y mayor disipación de la energía lumínica, especialmente la infrarroja, que es la principal contribución en calor para el planeta. La estacionalidad diaria de los páramos, 26

explica que algunos animales, como los colibríes del Chimborazo, hibernan durante las horas más frías. Algunos insectos, por su lado, solo están activos en las horas del alba o del crepúsculo, cuando las radiaciones son tolerables y aún no hace demasiado frío. El particularmente inestable clima del páramo, además de frío, es nublado y lluvioso, aunque hay horas de sol intenso. El más conocido es el páramo andino de Sudamérica. El 99% de los páramos del mundo se encuentra en la Cordillera de los Andes. Colombia tiene el 60% de los páramos del mundo. Al sur de la depresión de Huancabamba, en Perú, y al norte de la Cordillera de Talamanca, en Costa Rica, el páramo da paso a la puna y al Zacatonal, respectivamente, ecosistemas más secos y estacionales, dominados por gramíneas. En toda su extensión en Suramérica, el páramo tiene más de 30.000 km². El país con mayor superficie de su territorio cubierta por páramos es Ecuador con el 7 % de su territorio. En América, solo cinco países poseen páramos: Costa Rica, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú. Colombia, en medio de to-

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con una roseta de hojas grandes y peludas sobre un tronco largo le dan al paisaje un aspecto único. Otros tipos de páramo tienen que ver con la precipitación: hay páramos extremadamente húmedos, especialmente los que dan hacia la vertiente amazónica de los Andes, y páramos bastante secos, como los de las faldas del Chimborazo en el Ecuador. La parte más alta de los páramos, cerca de las nieves eternas, se denomina superpáramo y está formado por un suelo rocoso cubierto escasamente por plantas muy resistentes.

Fuente: Mongabay.com

dos ellos, posee la mayor cantidad en número y en superficie total. A pesar de que se puede hablar del páramo en toda su extensión, su diversidad es notable. Posiblemente la imagen más común de un páramo es la de un pajonal salpicado de especies arbustivas, lagunas y pantanos, con grandes nevados en el fondo. Pero el páramo de pajonal no es el único. Especialmente en Venezuela y Colombia, pero también en la parte norte del Ecuador, los frailejones (del género Espeletia y otros cercanos) dominan claramente la vegetación. Estas grandes plantas

La respuesta a la pregunta de cuán natural es el páramo depende del país en donde se haga la pregunta. En Colombia y Venezuela se considera que el páramo es básicamente un ecosistema natural, con escaso o muy localizado impacto humano fuerte. En el Perú y especialmente en el Ecuador se considera que mucho del páramo de pajonal, el más extenso, es producto de una acción antrópica que ha transformado bosques, matorrales y humedales en pajonales. Esto, sin embargo, no quiere decir que un pajonal sea un ecosistema necesariamente degradado y pobre. Los páramos comprenden uno de los menos representados y más amenazados ecosistemas en el Neotrópico. Este tipo de hábitat todavía es más raro y está más amenazado en la región de Centro América. La rareza de los pá-

ramos centroamericanos se debe a que este ecosistema aparece en las elevaciones mayores a los 3000 msnm, por encima de la línea de árboles, y en esta región solo Costa Rica y Panamá tienen montañas con esas elevaciones dentro del rango latitudinal (11° norte y 8° sur) de los páramos (Luteyn 2005). Colombia tiene el páramo más grande del mundo, el de Sumapaz con 266.250 ha. Las zonas de páramo en Colombia ocupan el 1.6% del territorio. El país cuenta con 34 páramos con una superficie total de 1’932.395 ha. Pero solo 709.849 ha (36%) se encuentran dentro del área del Sistema Nacional Parques Naturales. De acuerdo con datos del DANE e IDEAM, el 70% de la población colombiana se encuentra ubicada en los Andes bajo la cota de los 2700 msnm, lo cual permite asegurar que un altísimo porcentaje de la población colombiana depende de los ecosistemas de páramo para el suministro de agua para consumo y actividades agrícolas. Los páramos almacenan agua fácilmente y la liberan lentamente, regulando el caudal de los ríos. La vegetación de los páramos captura neblina y consume poca agua. Permite que el agua de la lluvia se introduzca a capas profundas del suelo y después sea liberada en las zonas más bajas. El páramo almacena carbono atmosférico, ayudando a controlar el calentamiento global. Los suelos de los páramos son en buena parte de origen glaciar y volcánico reciente y muchos de ellos están aún en plena formación. Su estructura especial se debe a una combinación de materia orgánica, que se descompone muy lentamente en el

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El Paramo de Sumapáz

clima frío, con la ceniza volcánica. Esta estructura es la base para el servicio ambiental fundamental del páramo: el almacenamiento y distribución de agua limpia y constante a los sitios bajos, donde se usa para riego, agua potable e hidroelectricidad. La importancia de estos suelos y la de la vegetación que lo protege, así como de su fragilidad, son temas que han empezado a ser tratados desde varios puntos de vista y convierten al páramo en un ecosistema particularmente frágil y estratégico. En algunos lugares los suelos parameros pueden alcanzar varios metros de espesor. El páramo es hogar de una gran diversidad de especies de animales

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y plantas únicas en el mundo. Las plantas de los páramos representan entre el 10‐20% de la riqueza florística de los Andes pero su gran valor es el de la adaptación a condiciones extremas, esas condiciones extremas han dado como resultado que el 60% de la flora sea endémica. Las duras condiciones climáticas de este ecosistema hacen que las cifras de diversidad de flora y fauna presentes en una localidad determinada sean relativamente reducidas en comparación a las de una localidad de una zona más baja. Sin embargo, los páramos muestran un increíble grado de endemismo: muchas especies están limitadas a una pequeña región montañosa y en las regiones

vecinas están representadas por “especies hermanas”. En el páramo, gran parte de los animales son de costumbres discretas y permanecen ocultos la mayor parte del tiempo. Para los invertebrados, los abrigos de hojas muertas que tienen los frailejones alrededor de su tallo forman un refugio de primera importancia; en este microhábitat se encuentran especies semejantes a las que habitan en la hojarasca del piso de los bosques andinos, incluyendo cucarachas, gorgojos, colembolos, arañas y larvas de varios insectos. Incluso pueden encontrarse ranas y lagartijas ocultas entre las hojas de frailejón. Sobresalen por su ausencia algunos grupos de insectos

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comunes en zonas bajas, como las mantis y las termitas o comejenes. También hay relativamente pocas hormigas y estas no son muy evidentes. Entre las mariposas del páramo predominan las especies de tonos oscuros de la subfamilia Satyrinae. Salvo por la trucha arco iris, especie norteamericana introducida en algunos lagos de alta montaña, los páramos colombianos carecen de peces. Sin embargo, la laguna de Tota, situada a poco más de 3000 m.s.n.m., se encuentra cerca del actual límite inferior de la franja paramuna y en ella habitó hasta la primera mitad del siglo XX una especie endémica, el pez graso (Rhizosomichthys totae), que posiblemente se extinguió

Zonas con potencial paramuno en Antioquia

El paramo de Santa Inés. Altiplano Norte de Antioquia

por la competencia con el capitán de la Sabana (Eremophilus mutisii), introducido por el ser humano en la laguna.

En el páramo habitan muchas especies de anfibios endémicos, destacándose por su diversidad las ranas de los géneros Eleutherodactylus y Atelopus. También se encuentran salamandras Bolitoglossa. En comparación, los páramos son relativamente pobres en reptiles; las únicas especies presentes son lagartijas y unas pocas serpientes no venenosas. Una de las aves más vistosas y emblemáticas del páramo es el cóndor de los andes. También destacan el águila de páramo, varias especies de colibríes, atrapamoscas, semilleros, furnáridos y otras pequeñas aves; incluso habitan en el páramo un par de especies de periquitos (Bolborhynchus ferrugineifrons y Pyrrhura calliptera). En el páramo hay pocas especies de murciélagos y los roedores forman el grupo más diversificado de mamíferos. Aquí habitan algunos mamíferos que son escasos o están ausentes de las zonas bajas como los marsupiales del género Caenolestes y las musarañas. Otros mamíferos importantes de las zonas de páramo son el oso de

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anteojos, la danta de páramo, el puma concolor, los venados y el conejo. De esta manera, aunque la diversidad de una localidad por sí sola no sea destacable, la suma de la diversidad global de los páramos colombianos arroja cifras impresionantes: en los páramos de Colombia se han registrado más de 3700 especies de plantas vasculares, 882 briófitos (musgos y sus parientes, las hepáticas) y 90 especies de anfibios (Rangel 2000). Estas cifras son particularmente importantes si se tiene en cuenta que los páramos colombianos ocupan sólo un 2.6% de la superficie del país. Las condiciones extremas de frío y neblinas alternadas con momentos de sol de intensa radiación ultravioleta, hacen del páramo y sus especies un entorno singular e inigualable. La importancia de los páramos se asocia al nacimiento de los ríos y a su regulación; regulación del agua y la de los eventos extremos asociados como las sequias e inundaciones; el reciclaje de nutrientes, la captura de carbono atmosférico, la fertilidad de los suelos, las valiosas especies potencialmente productoras de medicinas, resinas y esencias, muchas de ellas aun no estudiadas. En Antioquia existen cuatro complejos de Paramos representativos que son: El Páramo del Sol (Urrao – Frontino, Caicedo, Abriaquí, Santafé de Antioquia, Salgar), El paramo de Sonsón (Sonsón – Nariño – Argelia), el páramo de Paramillo (Dabeiba, Ituango, Mutatá, Peque) y el Páramo de Santa Inés (Belmira, Entrerríos, San José de la Montaña, Santa Rosa de Osos, Liborina, Olaya, Sabanalarga y Sopetrán). 30

El Paramo de Santa Inés, abastece una buena parte de la población antioqueña y de manera especial, la población del valle de Aburrá, la cual depende de manera directa del agua que proviene de este Paramo y que se almacena en el Embalse de Riogrande II. Esta agua se conduce a la Planta de potabilización de manantiales y se distribuye en los municipios de la región metropolitana. En la actualidad los páramos se encuentran sometidos a una fuerte presión por ganadería, agricultura y minería. Las quemas, la cacería, la tala y destrucción de la vegetación leñosa, son algunas de las actividades que están degradando este ecosistema. Esto afecta los suelos del páramo y su capacidad para retener agua. El pisoteo del ganado, las quemas y la eliminación de la vegetación natural causan la compactación de estos suelos y la desaparición de los colchones de musgo. Con esto desaparece la capacidad que tiene el páramo de ser una esponja que acumula el agua y la distribuye gradualmente montaña abajo. El abastecimiento de agua de millones de personas de las ciudades y campos colombianos puede verse seriamente amenazado si estas actividades destructivas continúan. De acuerdo a recientes investigaciones, la extinción de muchas especies de anfibios es otro caso de especial importancia en los páramos andinos. Los cambios climáticos a nivel global y la degradación y contaminación de los hábitats naturales parecen estar debilitando las defensas de muchas especies de ranas, que están siendo atacadas por un hongo parásito que se aloja en su piel y termina causándoles la muerte por intoxicación y asfixia. En unas pocas décadas esto ha llevado a

la casi completa desaparición de varias especies del género Atelopus en los páramos y bosques andinos. Se adelantan estudios para entender esta enfermedad y buscar la manera de remediarla. Muchas personas son conscientes de la importancia de la conservación de los páramos, para preservar su fauna y flora únicas y asegurar el suministro de agua de muchas comunidades. En Colombia, se han establecido varios Parques Nacionales Naturales en áreas de páramo y se desarrollan campañas para la reintroducción de especies amenazadas, como el cóndor de los Andes y el oso de anteojos. La protección contra los cazadores ha hecho que la población de venados aumente. Estos resultados ofrecen una esperanza para la conservación de los magníficos páramos de Colombia. Desde la Gobernación de Antioquia, en su plan de desarrollo 2012-2015, se han adquirido cerca de 5000 hectáreas para la conservación de este importante ecosistema en los tres principales complejos: Santa Inés, El Sol y Sonsón. Se está promoviendo la creación de un Sistema de Parques Paramunos Regionales para su conservación y sostenibilidad. Dirección de Información y Gestión Ambiental Secretaria del Medio Ambiente Gobernación de Antioquia Literatura citada Rangel-Ch., J.O. (ed.) 2000. Colombia. Diversidad biótica III. La región de vida paramuna. Instituto de Ciencias Naturales. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.

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DE LA IMAGEN DEL MUNDO AL CONTRATO CON LA TIERRA Por: Pedro Posada Gómez - Director Departamento de filosofía - Universidad del Valle

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l libro de Michel Serres, El Contrato Natural1 está divido en 4 partes: “Guerra, Paz”, “Contrato Natural”, “Ciencia y Derecho”, “Cuerdas, Desenlace”. En escasas 200 páginas, Serres esboza un proyecto de gran envergadura. El proyecto de un pensamiento sobre el todo planetario y sobre nuestras ideas y nuestros actos sobre la naturaleza. Ante la imposibilidad de dar cuenta, en esta nota, de la amplia gama de fenómenos y saberes que tan eruditamente analiza Serres (erudición siempre pertinente, nunca como academicismo), repasaré sólo algunos de los temas que invitan a pensar, mojones de esta “Epistemodisea”. Qué tan vehemente sea el tono del autor, juzgará cada lector. Debo confesar 1 . EL CONTRATO NATURAL, Pretextos, Valencia, 1991. Titulo original: LE CONTRAT NATUREL, Editions Bourin, París, 1990.

que a mí me contagia su pasión. Y no sólo por el lenguaje casi coloquial y el atrevimiento de pensar sintéticamente enormes procesos de la historia de las ciencias exactas y el derecho, sino además por la urgencia del tema desarrollado.2 1. GUERRA, PAZ En la modernidad, nuestra cultura, nuestros relatos y filosofías, nuestra historia y nuestras ciencias sociales, se ocupan básicamente de los combates, conflictos y debates entre los hombres, grupos, clases, etnias, naciones y poderes humanos; como los combatientes que se hunden en el barro en el cuadro de Goya, nuestra cultura ha olvidado el suelo 2. En la solapa de la HISTORIA DE LAS CIENCIAS (Compilación de Michel Serres, París, 1989; Cátedra, Madrid, 1991) se informa que el Serres tiene en preparación una historia comparada de las ciencias y el derecho, posiblemente EL CONTRATO NATURAL sea un primer avance de ese proyecto.)

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que pisamos, el mundo natural, “a nuestra cultura le horroriza el mundo”. (p.12) Pero he aquí que la naturaleza, “de la que nuestra cultura sólo se había formado una idea local y vaga, cosmética, irrumpe en nuestra cultura,” y ya no sólo como mera fuerza local, rió, pantano o desastre aislado; ahora se nos presenta como el planeta Tierra. La posibilidad del desastre ecológico pone totalmente en juego la tierra y la humanidad, “la historia global entra en la naturaleza, la naturaleza global entra en la historia: estamos ante algo inédito en filosofía”. Se trata pues de volver a pensar, si es que la hemos pensado antes, la relación del hombre con la naturaleza, de la humanidad con el planeta. Serres considera que la filosofía moderna y contemporánea es acosmista, no tiene cosmos (¿será Heidegger una excepción?3). En entrevista concedida a Gilles AnquetilSerres dice al respecto: “Desde hace 40 años [la filosofía], como se decía en el XVII, se había vuelto “acosmista”: ya no tenia cosmos, ya no había mundo físico, ya no había mundo real. La filosofía se dividía en tres corrientes: 3 . Es notable la coincidencia de algunos temas tratados por Serres con los que desarrolla Heidegger en su ensayo “ La época de la imagen del mundo” .Para Heidegger, la investigación de la ciencia moderna dispone de lo existente de tal modo que “en el cálculo anticipado se incluye, por así decir, la naturaleza” y “en lo histórico a posteriori, la historia”, con lo cual “naturaleza e historia pasan a ser objeto del pensar explicativo” (p. 77) En el análisis de Heidegger se unifican historia y naturaleza en la expresión, propia de la modernidad: “imagen del mundo, pues en ella “mundo” está “como denominación de la totalidad de lo existente”, “no limitado al cosmos”, pues “también la historia pertenece al mundo” (p. 79) (en: SENDAS PERDIDAS, 1938; Losada, Buenos Aires, 1960).

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la filosofía anglosajona, lógica y analítica; la escuela alemana, fenomenológica; y la tribu francesa, especializada en análisis del discurso. En los tres casos no había más que lenguaje”. Se ha hablado ya de este “giro lingüístico” en la filosofía contemporánea. Urge pensar otra vez la globalidad, desde la filosofía y ante los intentos de la ciencia por dar una visión globalizante del planeta: “Entre los sabios (léase científicos) existe el deseo permanente de unir las localidades científicas entre sí para llegar a tener una visión global. (...). La filosofía contemporánea sólo se interesa en el fragmento, en el detalle, en lo local, nunca en la síntesis. Pero ya no podemos elegir: estamos condenados a una visión global.”4 Serres muestra el origen paralelo de la geometría, la ciencia y el derecho. Pero más que los hechos positivos, resalta el modo de pensar que tales disciplinas implican y el modo como cada una está implicada en las otras. El saber científico deriva de una “epistemodisea” (“conjunto de relaciones entre la ciencia y el derecho, entre la razón y el juicio” p.42). La relación entre el derecho y el hecho, entre el contrato y el mundo, constatada por el autor en el diálogo, la competencia y los conflictos, reaparece en el conocimiento científico. La ciencia moderna viene a ocupar el lugar que ha dejado vacante el denigrado derecho natural, tal como éste, la ciencia se ocupa de los hechos establecidos y controlados, los hechos de la naturaleza; en otras palabras, actualmente la cuestión del derecho natural depende de la ciencia (p.43). Sin embargo, el pacto de conocimiento, que controla las expresio4. Gaceta de Fondo de Cultura Económica Nº237, septiembre de 1990, México

nes del saber, no hace la paz con el mundo. Del mismo modo, que en la política, tras la muerte de Dios, “sólo nos queda la guerra” (p.47). Pero es que la guerra es a la vez la fuente del contrato, del derecho. El término “declaración de guerra” implica ya un contrato de derecho que precede a la explosión violenta del conflicto.” Por definición la guerra es un estado de derecho” (p.20). Posiblemente, la guerra originó el contrato social (p. 28). Pero existen las guerras subjetivas y locales, las de los hombres, entre sí, y las guerras objetivas y globales que hacemos a la tierra. “Desde el momento en que el propio mundo entra con su asamblea, incluso conflictiva, en un contrato natural, aporta la razón de la paz, al mismo tiempo que la trascendencia buscada.” El primer capítulo, “Guerra, Paz”, termina proclamando: “Debemos decidir la paz entre nosotros para salvaguardar el mundo, y la paz con el mando a fin de salvaguardarnos.” (p.47) 2. El Contrato Natural. Paradójicamente estamos ignorando a la naturaleza en la época en que nuestra acción actúa globalmente sobre ella y ella reacciona sobre la humanidad global. Como ya ha sido expuesto por varios autores, la filosofía moderna legitima y promueve una actitud de posesión y dominio científico y técnico sobre la naturaleza.5 Para 5. Heidegger, después de señalar el carácter de empresa de la ciencia moderna, advierte: “En el imperialismo planetario del hombre técnicamente organizado llega a su punto de apogeo el subjetivismo del hombre, para luego establecerse e instalarse en la llanura de la uniformidad. Esa uniformidad pasará a ser luego el instrumento más seguro de la dominación completa, es decir, técnica, sobre la tierra” (op. cit. p.97).

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Serres aquí no son diferenciables la ciencia llamada “desinteresada” y la empresa industrial: “El dominio cartesiano exige la violencia objetiva de la ciencia en la estrategia bien regulada. Nuestra relación fundamental con los objetos se resume en la guerra y la propiedad” (p.59) El contrato natural que Serres propone intenta cerrar ese período de la filosofía moderna (incluidas las filosofías de la ciencia y del derecho). Y esto porque el contrato social no dice nada sobre el mundo, y solo supone que abandonamos el “estado de naturaleza” para formar la sociedad. El mismo derecho natural moderno, se funda en una “naturaleza humana”, reducible a la historia y la razón. Así desaparece el mundo objetivo natural. De allí que la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre” defina a los hombres, como si estuvieran solos en el mundo, sin cosmos, sin naturaleza. Pero he aquí que la naturaleza debe ser asumida como un sujeto, incluso como sujeto jurídico, con el cual estamos en una guerra que hemos declarado unilateralmente y que se ha vuelto contra nosotros. Se trata entonces de añadir al contrato social. “un contrato natural de simbiosis y de reciprocidad, en el que nuestra relación con las cosas abandonaría dominio y posesión por la escucha administrativa, la reciprocidad, la contemplación y el respeto, en el que el conoci-

miento ya no supondría la propiedad, ni la acción el dominio, ni éstas sus resultados o condiciones estercolares.” (p.69) Se trata, de cambiar nuestra actitud parasitaria (“el parásito condena a muerte a aquel que saquea y que habita sin tomar conciencia de que en un plazo determinado él mismo se condena a desaparecer”), por un contrato de simbiosis (“el simbionte admite el derecho del anfitrión”), que es a la vez de reciprocidad: “el hombre debe de-

volver a la naturaleza tanto como recibe de ella, convertida ahora en sujeto de derecho”(p.69). A pesar de nuestro pobre conocimiento de la naturaleza, sabemos que esta nos habla en términos de fuerzas, lazos e interacciones, lo cual es suficiente para un contrato. (Serres explorará en detalle las analogías del lazo y el contrato en sus últimos capítulos “ciencia, derecho” y “cuerdas, desenlace”).

Además de lo que esto exige a la política y al gobierno de los hombres, Serres recupera y completa el tema religioso del amor: a la primera ley cristiana de amarnos los unos a los otros, es necesario agregarle la segunda ley básica: amar a la naturaleza. Amar al padre natural: el suelo y al padre humano: el prójimo; a nuestra madre humana, la humanidad y a la madre natural: la tierra. 3. CIENCIA, DERECHO. El texto de Serres no sólo hace un amplio recorrido por la historia de las ciencias (álgebra, geometría, física), en su tensa relación con el derecho; su reflexión también se apoya en momentos claves de la historia, la política, la filosofía y aún los mitos y las religiones. Sin embargo, un tema discutible de la argumentación de Serres lo constituye su opinión sobre las ciencias sociales. El tono descalificador con el que se refiere a éstas contrasta con la apología, casi poética, que hace de la figura del científico natural, al que llama “El tercero -instruido”, más cerca del sabio humanista del Renacimiento que del científico social: “El sabio actual reúne en sí mismo al legislador de tiempos heroicos y al titular moderno del saber riguroso, sabe tejer la verdad de las ciencias con la paz del juicio, mezcla íntimamente nuestras herencias egipcias y romanas, fuente de nuestras leyes, y

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nuestros legados semitas y griegos, donantes de conocimiento; integra las ciencias eficaces y rápidas en nuestros derechos lentos y prudentes. Joven y viejo a un tiempo, el sabio accede a la edad madura.- y continúa - Yo lo llamo Tercero - Instruido: experto en los conocimientos, formales o experimentales, versado en las ciencias naturales, de lo inerte y de lo viviente, al margen de las ciencias sociales de verdades más críticas que orgánicas y de la información banal y no excepcional, prefiriendo las acciones a las relaciones, la experiencia humana directa a las encuestas y a los informes, viajero de naturaleza y sociedad, amante de los ríos, arenas vientos, mares y montes como de paisajes diversos, navegante solitario por el paso del Noroeste, paraje donde el saber positivo franqueado comunica, de manera delicada y rara, con las humanidades, inversamente versado en las lenguas antiguas, las tradiciones míticas y las religiones. Espíritu fuerte y Diablo, hundiendo sus raíces en el más profundo humus cultural, hasta las placas tectónicas más enterradas en la memoria negra de la carne y del verbo, y, por lo tanto, arcaico y contemporáneo, tradicional y

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futurista, humanista y sabio, rápido y lento, verde y curtido, audaz y prudente, más alejado del poder que cualquier posible legislador y más próximo de la ignorancia compartida por la gran mayoría que cualquier sabio imaginable, grande quizá pero pueblo, empírico pero exacto, suave como la seda, áspero como el lienzo resistente, errando sin cesar sobre el intervalo que separa el hambre de la saciedad, la miseria de la riqueza, la sombra de la luz, el dominio de la servidumbre, lo conocido de lo extraño, conociendo y estimando la ignorancia tanto como las ciencias, los cuentos de vieja más que los conceptos, las leyes tanto como el no-derecho, monje y granuja, solo y vagabundeando, errante pero estable, por último y sobre todo ardiendo de amor hacia la tierra y la humanidad” (p.p. 155-157) Para muestra dos botones más sobre el concepto de Serres sobre las ciencias sociales: “Establezcamos una distinción sobre la marcha: la información dada por las ciencias sociales continúa siendo banal, pues repite lo que todo el mundo sabe de todo el mundo, al contrario de aquélla, calculable y proporcional a la rareza,

que dan las ciencias de la naturaleza y que llamamos saber - y continúa Que todos sepan todo de todos, y vivan de ello, esa es la ciudad soñada y la libertad a la antigua, ese es el ideal de los filósofos modernos desde Rousseau, el de los “medias” y las ciencias sociales, el de la policía y el de la administración: sondear, clasificar, informar, hacer saber, mostrar, referir. Terrorífica pesadilla que basta con haberla vivido en pequeños pueblos o grandes tribus para desear evitarla toda la vida como el colmo del sometimiento. La libertad comienza por la ignorancia en la que estoy y deseo permanecer sobre las actividades o los pensamientos de mis próximos y por la indiferencia relativa que espero que muestren hacia los míos, por falta de información. Nuestra vida en enormes metrópolis nos hace soñar, como si se tratara del paraíso perdido, en esas Atenas atroces donde la información continua y total convierte a todo el mundo en esclavo de cada uno” (p.p.117-118). Y, por último: “Las ciencias sociales sólo tienen un método y una finalidad policiales, un contenido informacional y una historia arcaica.” (p.120) Ante el desprecio de Serres por las ciencias sociales, no podemos dejar de recordar la advertencia heideggeriana de que “la relación moderna con lo existente se convierte en disputa entre visiones del mundo”; pues a menos que creamos en un primado absoluto de una “visión científica del mundo”, no poseemos otra herramienta que las ciencias sociales para la comprensión y el contrato entre las diferentes visiones del mundo.

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POR UN NUEVO GOBIERNO DE LA CIUDAD

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Por: Darío Ruiz Gómez

n estos días en que ya nos sentimos inmersos en el clima electoral, la monserga de los distintos candidatos a la Alcaldía parece, por fin exacerbarse y desplegar la tradicional sarta de promesas electoreras que, por anticipado sabemos que no serán cumplidas. Hablar de grandes proyectos de obras públicas, de hazañas tecnológicas a realizar para mostrar “al mundo” hasta donde ha llegado el ingenio local se ofrece no como un planteamiento racional que legitime la promesa, sino una manera de disimular lo aberrante que hay en los fracasos, de Metroplus como ofensa a las verdaderas soluciones de movilidad y como abierto atentado contra la ciudadanía perjudicada por el incumplimiento de la obra, la expropiación forzada de humildes viviendas, lo que ha dejado por el suelo la supuesta capacidad innovadora de nuestros tecnócratas y el supuesto argumento de que son obras para mejorar la calidad de vida, reduciendo los tiempos de desplazamiento hacia el trabajo o el estudio, para humanizar la ciudad. Pero ¿Quién responde y quién

paga por los enormes sobrecostos de obras deliberadamente interminables? ¿Contamos con Procuraduría, Fiscalía, Personería? Hay que volver a recordar la directa responsabilidad de cada funcionario respecto a estos errores y sobrecostos. La ciudad supone, siempre, mejor calidad de vida, mejor educación, mejor ambiente; intangibles que olvida de precisar la retórica electorera. Es aquí donde como lo he venido sosteniendo es más importante abandonar ese falso futuro de sueños tecnológicos que terminarán convertidos en ofensa al concepto de innovación y volver los ojos a la administración de la ciudad construida, donde viven y luchan por sus derechos los ciudadanos que certificaron en el proceso de sus vidas en comunidad, creación de valores con un espacio reconocible gracias a los recorridos cotidianos que lo certifican como inalienables territorios donde está presente el concepto de calle y el concepto de barrio, donde está presente el vecino sin el cual no existiría la idea de ciudad. ¿Para qué hacer aceras que

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carecen de verdaderos recorridos de intercomunicación? Lo primero que debe reconocer un proyecto urbano, un diseño urbanístico es al actor que lo podría legitimarlo. ¿No recordamos los parques muertos del posmodernismo? Los territorios de la ciudad, afirmación en el tiempo de un patrimonio intangible, no pueden seguir siendo destruidos por el contratismo. Como bien lo señaló Luis Racionero la revolución urbana comenzó por la reivindicación de la calle y luego por el barrio, origen del lenguaje, de la memoria ciudadana y medida para el planificador de lo que debe ser el Plan de Ordenamiento de la ciudad a partir de aquellos cuestionamientos que nos hace un presente desequilibrado frente a conceptos definitorios como igualdad y equidad, derechos humanos olvidados por quienes dicen ser los defensores de las innúmeras voces que buscan incorporarse a un proceso de ciudadanía pero que al ser 36

discriminados, inevitablemente, entran en conflicto con el orden imperante. Es aquí donde la pregunta sobre la representatividad ciudadana se hace palpable de cara a las nuevas elecciones, como un interrogante a los distintos grupos políticos que a pesar de ser elegidos mediante el voto ciudadano, nunca tienen en cuenta a la opinión pública a la hora de conformar su equipo de

gobierno y a la de fijar prioridades en un programa de gobierno ¿No fue lamentable la actitud del Concejo aprobando a las volandas un POT que la inmensa mayoría ni siquiera había leído, aprobando a ciegas Parques del Río? La elección de un Concejo renovado que sea expresión de la pluralidad urbana y no botín exclusivo de los promeseros electorales será decisiva en la tarea de reconquistar la ciudad por los ciudadanos.

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LA CULTURA y el laberinto del poder* Capítulo del libro de ensayos “En la escritura de otros, ensayos sobre poesía hispanoamericana “(Medellín, 2014), recién publicado.

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Por: Omar Castillo - Poeta, escritor, ensayista, editor

esde siempre, el espejo ha tenido el efecto de sobrecoger e inquietar al ser humano, y en gran medida le ha sido útil para determinar los distintos períodos de su historia visible. También aquella invisible, cuando se afirma que fue creado a imagen y semejanza, ¿de Dios?, ¿del cosmos? Lo humano ha perseguido su reflejo y desde él ha dado origen a sus nociones del mundo y el universo, tanto que se podría desenredar la madeja de las creencias de su fe siguiendo los laberintos por los espejos en donde se ha reflejado. Lo mismo con el canon donde su civilidad y su belleza se establecen y, con estas, la ética y la estética de su cultura y su arte. Ya, en el mundo de Occidente, en todo cuanto determina su ser y su cultura, los espejos han permitido a los artistas la aventura de cruzar a través de ellos por territorios sólo sospechados por la imaginación. También los han convertido en oráculos para desentrañar parajes y misterios de su realidad y de sus dogmas. Tal es el ascendente de los

espejos en el imaginario de la realidad humana, en cuanto a su presumible unidad histórica, como a su inevitable fracturación, que en pleno siglo XIX, el de la consolidación de las luces y el ajetreo industrial del liberalismo, los espejos son los llamados a reflejar las drásticas dimensiones, las formas como todos estos efectos son asumidos por la creación de los artistas de entonces. Espejos donde la realidad moral e histórica se ha roto, quedando su presumible unidad, y por ende su belleza en pedazos, al tiempo que expuesta a otras interpretaciones y definiciones. Prueba de ello son el Romanticismo en todas sus diversas vertientes, el Simbolismo, el Impresionismo, los Modernismos que abrazan las lenguas de América y Europa. Y como consecuencia de estos, iniciándose la segunda década del siglo XX, el Futurismo, Dada, el Surrealismo, el Expresionismo, el Creacionismo. Movimientos cuyas propuestas consiguieron expresar la ruptura con formas de leer e interpretar la realidad, al tiempo que lograron la fundación para otros atributos que se mantenían ocultos de esa misma realidad.

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Lo anterior no es novedad, pero no sobra recordarlo. En el siglo XIX se hace evidente el malestar acumulado por cuanto, hasta entonces, se entendía como cultura, y ante todo, como imposición y norma para las formas y disciplinas del arte que la representaban. Se podría sospechar que hasta ese momento la cultura, en sus diversas experiencias y expresiones, era concebida y aplicada como una realidad proyectándose en un espejo único. Un espejo que la recogía del natural y en su presumida unidad de ideas y condicionamientos sagrados, necesarios para ajustar al ser humano al destino que lo usurpaba en su presente, convirtiéndolo, de paso, para su gloria y alivio eterno. De las crisis movilizadas por este malestar se encuentran ejemplos en los escándalos y desconciertos causados por las obras de pintores, poetas, novelistas, músicos, dramaturgos, filósofos y demás personalidades de la cultura de entonces. Es así como el siglo XX se inaugura con la eclosión de todas las formas de pensar y concebir la cultura y, por lo mismo, el arte. Nada debía permanecer en su canónico lugar, ese parecía ser el oxígeno respirado en esos años. Al inicio de ese siglo las palabras se convierten en lava de espejos festejando y asombrando el carnaval que anuncia el fin de una era, el principio de una estampida. El aporte más radical de esos años se evidencia en el comportamiento asumido por todos los idiomas y demás expresiones del arte y la cultura. No quedó lengua que no fuera permeada en su decir por la candente lava de signos interrogando e intentando descifrar el sentido ontológico que hace la 38

condición humana. Cada alfabeto fue forzado a expresar condiciones de lo humano hasta ese momento no sospechadas, o no admitidas en los contenidos e imaginarios de la realidad. Los poetas y los artistas se lanzan al vacío donde se revientan las formas y el carisma hasta entonces concebidos de la cultura. Sus existencias mismas se remuerden en los filos de ese vacío, van hasta lo inaudito en pos de la quebrazón de cuanto consideran modales caducos, forzando su voz, sus colores, sus líneas y cuanta forma involucra el arte, a decir lo que consideran una nueva verdad. Empero, y esa es una atroz ironía, sólo están allanando las raíces del camino que enmascara la memoria y lleva al olvido contemplado como una leve y eterna brizna en el museo de la historia. A través del marco de la llamada “bella época” es posible entrever el humo de gigantescas chimeneas y objetos y vehículos poniendo en acción la magia industrial, mientras los poetas y los artistas todos se rinden ante estos nuevos íconos reveladores del mundo “moderno”. Poemas, pinturas y demás formas del arte acompañan el girar de aeroplanos, de barcos semejando ciudades flotantes y todo el esnob y el derroche estrafalario. Así hasta el inevitable estallar de los obuses y las armas químicas produciendo las imágenes en blanco y negro que recogen la carnicería y la sinrazón de una economía que inaugura su festín, su arte moderno: la Primera Guerra. Agregar que la Primera y la Segunda Guerra, nombradas mundiales, contribuyeron para el ahondamiento de la crisis en la cultura de Occidente y, por extensión bélica y económica, del

resto del mundo, es confirmar la malversación acumulada durante las interpretaciones culturales oficiadas por las monarquías desfallecientes y las clases burguesas propiciadoras tanto de la llamada Revolución Francesa, como de la llamada Revolución industrial, y por extensión e ilusionismo del liberalismo. Lo cierto es que, desde entonces, la cultura y el arte no son como hasta ese momento se concebían y explotaban para la discriminación y el usufructo de lo humano. Y si es un hecho que quienes han ganado las guerras e impuesto sus dogmas económicos presumen de implementar una cultura y un arte de masas que los representa, la descomposición de las realidades y el agotamiento en el cual viven quienes componen tales naciones demuestran lo contrario. En el escenario mundial previo a la Segunda Guerra, tanto como en el mismo de su final, los intereses económicos vestidos de ideologías antagónicas asumen el papel de controladores de las expresiones del arte, para lo cual se sirven de voceros de impecable factura. Es así como el arte oficial, tanto el de masas como el de elite, pasa a regir desde los medios masivos que lo promueven e imponen. La propaganda conductista, tanto del llamado “arte socialista” como del llamado “arte capitalista”, es inoculada, impuesta. El pensamiento, la reflexión y la creación pasan a un último plano, dando total dominio al arte de la obediencia y el sometimiento. Entonces, los retos del arte, para sus creadores, se hacen cuestión de existencia o de muerte, de silencio o de ruido, de caer en el agasajo condicionado o en la impotencia absoluta. Algunos artistas lanzados al os-

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tracismo social, pero sabedores de que la marginalidad no es algo que les puedan imponer sino una decisión propia, opusieron la desfiguración de dichos contenidos y de los dogmas que los imponían, como retos de creación y de vida. A la figura depredadora y acumulativa manejada por el poder de quienes decían mantener e implementar una cultura y un arte, oponen la desfiguración posible a través de un arte hecho para confrontar los reflejos del ser humano amordazado por “feroces consignas” económicas y de consumo. Después, clausuradas las décadas de la llamada “Guerra Fría”, la cultura pasa a ser aplicada por los intereses económicos y los gobiernos que los representan, como una herramienta social, es decir, una herramienta útil para estrategias, ya de privatización, ya electorales. Es así como hoy, en nombre de la diversidad, la inclusión, el reconocimiento de género, la protección de la biodiversidad del planeta, etcétera, las naciones del mundo son gobernadas. Mientras, en las rasgaduras de los espejos se reflejan despojos humanos apilados por el hambre, o hacinados por el desplazamiento o la migración forzosa en medio de las guerras y la conmiseración de quienes siempre sonríen en nombre de la lástima humana. Para la cultura de Occidente, y es probable también para la del resto del mundo, en el siglo XIX se inicia una ruptura entre quienes gobiernan en nombre de los derechos del hombre entendidos como códigos sociales implementados para mejorar el progreso laboral y una civilidad de consumo doméstico, y los artistas que ven en el establecimiento de tales códigos una herramienta que permite a las

políticas de estado oficializar unas formas y maneras de sometimiento. Empero, si no se contextualiza el antagonismo producido por esta ruptura, no será posible aprehender el porqué del comportamiento de los artistas y su arte en el siglo XX, sus radicales propuestas y sus frustraciones. Finalizando el siglo XX e iniciándose el XXI, se hace inevitable reflexionar sobre el comportamiento y la conservación del planeta y, por ende, del ser humano. Esto permite que muchos pretendan convertir la realidad en un museo-zoológico donde nada distinto a la domesticidad resulte posible, un mundo suspendido en una conservación infinita, en un nido de espejos donde todo se refleja igual. Otros pretenden hacer tabla rasa y presumen que el tiempo en el mundo se inicia con ellos, sin importarles cuántas veces su olvido los lleve a repetir las tramas de siempre, las de nunca acabar. Unos y otros, anclados en las máximas de sus dogmas fundamentalistas, justifican sus acciones en nombre del bien, en contra del mal. Sin darse cuenta de cómo sus actos se vuelven coartadas para quienes pretenden proseguir con el control de los réditos producidos por la miseria y la usura. En la práctica neoliberal de estos días no debe resultar extraño que el interés de las políticas de estado, cuando implementan una cultura y un arte nacional o globalizado, no sea otro que el de propiciar un ser humano anulado en sus condiciones para pensar y contextualizar las realidades donde es fundado. Lograr un ser óptimo para lo laboral y el consumo irreflexivo son los réditos en los cuales se establecen tales políticas. La uniformidad como expresión del arte, de la cultura.

El ser humano, en sus distintos periodos históricos y culturas, ha vivido agazapado a la sombra del bien, sacrificándose para alejar e ignorar el mal. El mayor reconocimiento que le ha otorgado al mal ha sido el de hacerlo demonio para usarlo como correlato de la maldad, hasta terminar confundiendo la maldad con el mal. Al mismo tiempo se ha impuesto la conmiseración como don del bien. Algo así como cuando se confunde el sentido del humor con los lugares comunes que dan pie para un chiste. Esto es de gran utilidad para quienes alcanzaron y se mantienen en capacidad de dirimir y controlar los asuntos humanos. Empero, si algo resulta necesario para el conocimiento y el restablecimiento de la condición humana, es el poder explorar qué es el bien y qué es el mal, raíces donde se funda la condición liberadora del ser humano, también aquella que lo hace presa posible de ser sometido. Este es uno de los retos más poderosos para los artistas y el arte de nuestros días. En el tránsito comprendido como modernidad, y más estrictamente para el de la posmodernidad, las patentes de propiedad intelectual se han convertido en un impuesto para manipular y controlar el tema de la originalidad, del origen como un eje desde donde los intereses políticos y de consumo imparten condiciones para la existencia. Los monopolios económicos no sólo quieren apropiarse de la biodiversidad de la tierra para controlar sus usos y beneficios, también de la diversidad en la cultura y en el pensamiento. Los lenguajes que la expresan corren el riesgo de dejar de ser públicos

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y convertirse en insumos con patente de propiedad privada. En este punto es pertinente no confundir derechos de autor con ese esperpento producto del mercado global. La capacidad de ser creador está siendo anulada, puesta en el olvido de los museos-zoológicos, y en su lugar se está imponiendo la producción de un arte recreativo, un arte respetuoso de las reglas de mercado, es decir, paga el impuesto por el uso de la materia intelectual transgénica. Dichas prácticas se han ido estableciendo como hitos de civilización. Ejercida y amputada así una tradición, una cultura, ¿cómo no sospecharse víctima de un laberinto de espejos plantados como un no tiempo creativo desde donde es propuesta una inmortalidad? Es evidente que las influencias tramadas desde las patentes de propiedad intelectual, son una artimaña maquinada para afectar el ego creador en un mundo sistematizado, privatizado. Todo esto propicia el suicidio de una tradición cultural, o, peor aún, el sometimiento de esta a quienes dicen saber regir sus causas y efectos, transformando al ser humano en una propiedad explotable. Como otra línea para el tránsito de la posmodernidad, aparece el perplejo vértigo de las tecnologías virtuales e informáticas retando las condiciones comunicativas humanas. Retándolas hasta una capacidad rayana con el despilfarro de una inmediatez antes inconcebible, casi de ficción. También como el sutil filo de un “oscurantismo” sin límite. Los formatos anteriores de comunicación quedan obsoletos ante los avances de tales tecnologías. Esto 40

replantea todo el espectro comunicativo y hace necesaria una reflexión sin tapujos conservacionistas y sin el delirio de quienes ven en estas el “ábrete sésamo” del conocimiento sin esfuerzos ni responsabilidad. Para las respuestas de dichas reflexiones no debemos faltar los artistas, pues muchos de los próximos perfiles de lo entendido como humano se cuecen desde ahí. Ante tal laberinto en espejos cruzados por una cultura con evidentes definiciones de estado, es difícil no perder el aliento necesario para mantenerse alerta y no ser atomizados por los réditos que tales políticas culturales brindan. La red está echada y el escenario dispuesto para el circo del entretenimiento y la obediencia. En perspectiva pareciera no quedar nada distinto a esta oferta, quienes la ofrecen dicen que las utopías han muerto y, sin ningún reparo, todos parecen aceptar tal acta de defunción. La máxima preocupación es lo laboral, estar enganchados a un salario. Al grueso de la población del planeta pareciera no importarle estas prácticas de sometimiento, este posmoderno ejercicio de esclavitud. Ante escenarios así, los artistas nos vemos en la necesidad de sacudirnos de todos los logros y esquemas aprehendidos por el arte, y con la necesidad de mudar de la desfiguración iniciada en el siglo XIX y consolidada en gran medida por el arte del siglo XX, a un arte deconstructor que fortalezca nuestra capacidad de confrontación. Intuimos cómo desde el arte es imperativo deconstruir esos actos impuestos como únicas

formas de ver y representar la realidad. Por lo mismo el nuestro es un arte informe, si se entiende por informe aquello que no es reflejo de las tendencias culturales propuestas por los estados. Pues es un arte necesitado de sopesar cada una de las herramientas empleadas para su crear, para sus prácticas y diálogos con un público por seducir. Un público por convocar y sensibilizar para un arte fundamentado en la desobediencia civil. Los retos son complejos, máxime si se tiene en cuenta que los sistemas de educación son monopolio de los estados y lo privado. Y ante todo, de la presumible comodidad humana. Los artistas, todo cuanto esta palabra pueda involucrar, debemos prepararnos para estos tiempos de fascinantes políticas globales y depredadoras de cultura. La dignidad humana no es una marca propiedad de ninguna religión, ni de ninguna ideología. Ni la utopía algo a lo que se le pueda decretar una prematura muerte. La dignidad y una utopía por construir son atributos del ser humano, son su responsabilidad y su patrimonio, y es preciso que los artistas no ignoremos estas fortalezas, claves para nuestro arte. *Tomado de: Omar Castillo, En la escritura de otros, ensayos sobre poesía hispanoamericana (Medellín, 2014). Omar Castillo, poeta, ensayista y narrador. De sus libros publicados son de señalar: Huella estampida, obra poética 2012-1980, donde reúne sus libros de poemas publicados en sus más de 30 años de creación poética (Medellín, 2012), el libro de ensayos En la escritura de otros, ensayos sobre poesía hispanoamericana (Medellín, 2014) y el libro de narraciones cortas Relatos instantáneos (Medellín, 2010).

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LOS MANES DE RAFA Cursando bachillerato se las daba de satirizar a los profes y al rector del Liceo Enrique Vélez Escobar de Itagüí, por allá en los 68. A ese desgualetao rector ni rabia le daba de lo bien que quedaba retratado en esas caricaturas. Y la profe de inglés, ni se diga; y qué tal la Sony con sus elegancias. Por: Rafael Ángel Álvarez Tobón - Arquitecto y caminante. O mejor nombrarlo... Caminante y arquitecto

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CORANTIOQUIA FORTALECE

LAS INICIATIVAS EDUCATIVO AMBIENTALES

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esde el año 2013 Corantioquia inició el proceso de apoyar logísticamente y en materia de asesoría a las iniciativas ambientales diseñadas por los mismos ciudadanos, en favor de la conservación del patrimonio ambiental en los 80 municipios de su jurisdicción. En la primera versión salieron beneficiadas 40 iniciativas, en el 2014 se brindó apoyo a 35 iniciativas más, y para este 2015 se han seleccionado 65 nuevos procesos que están presentes en 48 municipios. Cada una de las iniciativas beneficiadas, lideradas por organizaciones sociales y comunitarias, reciben un estímulo económico, así como acompañamiento y asesoría de la Corporación durante el desarrollo del proyecto. Para esta versión 2015 se seleccionaron iniciativas relacionadas con Ecohuertas, Guar44

dabosques, Manejo de Residuos Sólidos, Agroecología, lectura del territorio, fortalecimiento de Procesos Ambientales Educativos (PRAE), Ecoturismo, Fortalecimiento Juvenil y Étnico, cuidado del recurso hídrico, procesos educomunicativos, cambio climático y líneas de investigación, entre otros. En total se recibieron 170 propuestas de 58 municipios, y de ellas fueron seleccionadas las 65 ganadoras. Con este acompañamiento que hace la Corporación se fortalecen las organizaciones y grupos organizados que contribuyen en la construcción de una cultura ética y responsable con el ambiente. Para este año se destinaron $290.286.070 completando así una inversión de $561.337.886 durante las tres versiones.

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CORANTIOQUIA ACTÚA PARA UNA PRODUCCIÓN MÁS LIMPIA

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a industria y los gremios productivos son los que sostienen buena parte de la economía del país y del departamento. Y aunque cada vez estos sectores mejoran sus procesos de producción, aún falta que fortalezcan sus prácticas ambientales. Ante esto, Corantioquia, en asocio con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá suscribió un convenio con 546 empresarios de Antioquia en aras de lograr una Producción y un Consumo Sostenible, a través del mejoramiento de sus técnicas de elaboración.

Para la segunda etapa de este proyecto se destinó una inversión de 1.200 millones de pesos. Las empresas beneficiarias están asentadas en los municipios de Barbosa, Girardota, Copacabana, Bello, Medellín, Itagüí, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Envigado, Donmatías y Amagá.

El principal objetivo de este convenio es que la industria cambie sus hábitos de produc-

Cuando una empresa se vincula de manera voluntaria al convenio de Producción y

ción y los enfoque a que sean más amigables con el ambiente; que desde la cotidianidad se procure la conservación del agua y el aire, y que los consumidores sean responsables con el manejo de empaques y desechos.

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Consumo Sostenible recibe una asesoría técnica por parte de Corantioquia y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá que les permite disminuir y controlar sus impactos ambientales. Así mismo, las entidades responsables del Convenio desarrollan acciones para el fortalecimiento y seguimiento del sector empresarial y sus servicios. Durante la segunda fase del Convenio de Producción y Consumo Sostenible, que va 46

hasta finales del año 2015, se han realizado 912 visitas, entre diagnósticas y de asesoría en temas legales, 52 para formulación del Plan de Acción, 33 relacionadas con matriz de materiales, energía y desechos, 40 del componente socioambiental y 27 relacionadas al cálculo y actualización de huella de carbono. Igualmente se tienen 13 talleres programados para temas de asesoría y acompañamiento.

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LA PREMITIS Por: Rubén López Rodrigué - escritor, ensayista, poeta y editor

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o se me ocurre otro neologismo que el de premitis para designar el entusiasmo por y con los premios literarios. Primero hay que decir que los premios no garantizan la calidad de una obra, ni siquiera el muy prestigioso Premio Nobel. Están hechos para calmar la vanidad, pero a nadie lo convierten en escritor, a menos que ya lo sea. Los premios no le quitan ni le ponen a la calidad literaria del escritor. La literatura y los premios Si bien algunas editoriales se interesan en la calidad literaria, a la mayoría solo les interesa vender. Sabemos que algunas financian los premios para premiar y promocionar a sus propios escritores. No es que vender sea malo, pero es algo reprochable cuando este es el único fin del editor. Con el asunto de los premios las industrias editoriales en ocasiones hacen que los compradores hagan fila en espera de la novedad y disparan las ventas.

El valor de los premios literarios fue cuestionado por el crítico literario Jaime Mejía Duque cuando, a propósito de García Márquez, escribe lo difícil que le resultó salir adelante a pesar de sus premios ganados: «Pese a que muchos años atrás había ganado un premio con alguno de sus cuentos juveniles, […] y que años después había ganado en el concurso de novela “Esso” con La mala hora, lo cierto es que apenas sí “colocaba” sus trabajos. El valor de éstos también vendría a ser apreciado retroactivamente desde Cien años». García Márquez dijo: «Soy enemigo de las becas, premios y ayudas al escritor, porque comprometen su independencia». No hay que desconocer la importancia de ciertos eventos como el premio Nobel y

En un mundo cada vez más seducido por las sirenas de las distinciones y los premios, rechazar un premio fue una lección de Ciorán. La Academia Francesa le otorgó su gran premio Paul Morand, la distinción mejor dotada económicamente en Francia. Ciorán rechazó el premio por ser incompatible con su visión de la vida. Desde que recibió un premio en los años cincuenta, no volvió a aceptar ninguno. E.M. CIORAN

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el Premio Herralde de Novela, este último de mucha importancia para las letras hispanas, pues como ganadores figuran los hoy ¿canónicos? Sergio Pitol, Javier Marías, Roberto Bolaños y Vilas-Matas. En 2010 el apreciado galardón fue para el escritor colombiano Antonio Ungar con su novela Tres ataúdes blancos, con las consecuencias atinentes a este premio concedido en España: una alta suma de dinero, la entrada en los mercados francés y estadounidense, más el champú mediático en todo el continente. Otro ejemplo es que la noveleta erótica de Evelio José Rosero, Juliana los mira (1992), por el hecho de ser finalista del premio Herralde fue traducida a varios idiomas e incrementó la reputación de este escritor. Si bien la esencia de los concursos literarios es una suma de malentendidos, no hay que desconocer que la difusión de la obra permite superar la ignoran-

Jorge Luis Borges

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cia y el desconocimiento (y tal vez el ninguneo) del autor. Hay escritores que escriben para ganar premios literarios. En literatura infantil es frecuente que se escriba no por amor al arte sino por ganarse el dinero de un concurso. La experiencia con los concursos literarios ha sido ingrata para muchos escritores. Da mucha bronca quedar a merced del criterio de unos jurados sujetados por la subjetividad. “Los concursos literarios son una lotería”, decía Manuel Mejía Vallejo en el Taller de escritores de La Piloto. El problema de los premios no es ganarlos sino merecerlos. Por aquí suele pasar que ya se sabe quién va a ganar antes de iniciar el concurso. La otra vez un poeta, de esos que porque ya no caben en la ropa dejan de saludar, me dijo impasible que había ganado un importante premio de poesía. Le pregunté por qué lo decía sin ninguna alegría y me contestó muy tranquilo: «Yo sabía que iba a ganar». Otro amigo escritor no me sorprendió cuando me confesó sin empacho que había sido jurado de dos concursos y que en ambos les dio el premio a dos conocidos suyos «porque hay que ayudarles a los amigos». Quien vea en el éxito el estímulo esencial de su vocación es posible que vea frustrado su sueño. Los premios, como el reconocimiento público, la venta de los libros y el prestigio social de un escritor, tienen un sendero arbitrario a

más no poder, pues no es raro que rehúyan con porfía a quienes han hecho más méritos para obtenerlos y rodean y molestan a quienes menos los merecen. La frustración será mayor si se confunde la vocación literaria con la vocación por el relumbrón y los beneficios económicos que a muy pocos escritores les da la literatura. El Premio Nobel de Literatura Alfred Nobel, nacido el 21 de octubre de 1821, era un industrial sueco, novelista y dramaturgo. Inventor de la dinamita, no deja de ser una paradoja que haya sido un combatiente pacifista. Un periódico publicó un subtítulo que se refería a él como un «Traficante de la muerte». Entonces Nobel se obsesionó con la idea de dejar un legado para la paz e inspiró el premio anual que se entrega en la fecha de su nacimiento. Al morir en 1896 su testamento decía que el 94 por ciento de su enorme fortuna debía utilizarse como un premio mundial que se otorgaría anualmente a quienes se destacaran en los campos de la física, la química, la medicina, la literatura y la paz, y con ello hubieran aportado «un mayor beneficio a la humanidad». En 1969 se añadió el premio de economía. La primera entrega de los Premios Nobel fue oficiada por el rey de Suecia el 10 de diciembre de 1901, en el quinto aniversario de la muerte de Alfred Nobel. El primer autor en recibir el Premio Nobel de literatura fue el poeta francés Sully Proudhomme. El autor al que más injustamente se le negó fue a Jorge Luis Borges por su simpatía hacia los dictadores emergentes del Cono Sur, es decir, por razones políticas. (Al respecto el lector interesado puede

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consultar en Internet mi ensayo «Por qué a Borges no le dieron el Nobel»). Pero veamos algunas anécdotas interesantes en torno a este prestigioso premio que le hace creer a la gente que todo el que lo gana es un gran escritor. El 10 de octubre de 1964 Jean-Paul Sartre rechazó el Premio Nobel de Literatura, mediante una actitud crítica Jan Paul Sartre hacia la institucionalización de lo literario y de la figura del intelectual. Maurice Blanchot escribió en su libro de ensayos La risa de los dioses: «Hay un momento en que el escritor, si es de gran renombre, no puede ya casi nada contra ello, se convierte en una institución, y el régimen lo anexiona sin tener en cuenta su oposición misma, seguro de que su gloria le servirá, más de lo que podría dañarle su poderosa hostilidad. Así se explica, me parece, el reciente episodio sueco. Es como si se hubiera tratado de castigar a Sartre, con toda ingenuidad y no obstante no sin malicia, por su libro demasiado brillante, con el Premio Nobel. (¡Cuánta razón ha tenido Sartre en rechazarlo! ¡Qué sencillo y auténtico era ese rechazo! Un escritor no puede aceptar distinción alguna, no puede ser distinguido; y acoger esa elección, hubiera sido aceptar no sólo una cierta forma de cultura y un conformismo social, sino más: cierta concepción de la libertad; en consecuencia, hacer una elección

política.) Castigarle: es decir, recompensarle haciéndole entrar en la élite de los escritores, haciéndole admitir la idea de una élite con la cual se pierde la verdad de la escritura, que tiende a un anonimato esencial». ¡Tan parecidos a nosotros! El dramaturgo colombiano Rolf Abderhalden visitó en 1989 a Samuel Beckett en su última habitación, en un barrio común y corriente de París. Le costaba creer que un premio nobel viviera en una casa para ancianos con una sala a la entrada, con el forro de los muebles de flores y el papel de colgadura marchito. Beckett nunca fue a recibir el Premio Nobel puesto que las historias de triunfo no le interesaban: «Solo me intereso en la derrota», escribió. Y es que en la literatura no existe el éxito. Éticamente hablando, la labor del escritor no debería estar condicionada por el éxito ni el dinero, y un ejemplo de ello es Kafka con su honestidad

y su desdén por el éxito. Es decir, segundas intenciones no han de gobernar su esfuerzo y esto vale para aquellos que no tienen la literatura como un fin sino como para un medio para seducir, para obtener dinero y poder. De modo que no hay que hacerse muchas ilusiones en cuanto al éxito. Se ha dicho que en esta época no hay Dantes inéditos, sin embargo creo que no hay unos sino muchos Dantes inéditos. ¿Cómo se deciden los premios Nobel de literatura? Baste con decir que nadie del jurado ha leído la obra de todos los candidatos; solo hay un miembro que sabe español y es el que propone a los escritores de habla hispana. De modo que predominan las intuiciones, los argumentos subjetivos, los equilibrios de poder. Igual ocurre con el Premio Príncipe de Asturias. Cuando la canadiense Alice Munroe ganó el premio Nobel de Literatura en 2013, en nuestro medio dijeron que era una gran escritora y mucha gente se dedicó a leerla. Antes del premio no decían nada. (Nunca la he leído pues no me rijo por las modas ni por la sociedad del espectáculo). Incluso le quitaron a Raymond Carver la denominación de ser el «Chejov de América» y se lo asignaron a esta escritora, de la cual hoy ya nadie habla. Así como todos los años dan el premio Oscar aunque la pe-

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lícula premiada sea mala, cada año otorgan el Premio Nobel de Literatura aunque el escritor no siempre sea bueno. De cien premios Nobel solo unos treinta escritores pasarán el filtro del tiempo. Me refiero a escritores como Paz, Camus, Sartre (aunque lo rechazó), Hemingway, Faulkner, García Márquez...

A menudo el premio Nobel se emplea para darle un respaldo a una causa política, por ejemplo la de Nelson Mandela, como fue el caso de Nadine Gordimer con su única novela La historia de mi hijo, en la que expone la lucha política contra la marginación racial y el apartheid en Suráfrica. El otorgamiento del Nobel de literatura para una escritora sudafricana que ha debatido la política estatal de segregación en su país confirma-

Otros escritores que también reunieron los méritos suficientes para obtener el preciado galardón nunca lo obtuvieron, casos de Franz Kafka, Alejo Carpentier, Lezama Lima, Juan Rulfo, César Vallejo, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Virginia Woolf, James Joyce. Muchos segundones han gozado del favor del jurado de Estocolmo, sin por ello desconocer en muchos casos la justicia. No le dieron el premio al noruego Henrik Gabriel García Márquez Ibsen, pero sí a su compatriota ría una vez más que la Academia Björnstjerne Björnso; no se lo dieSueca no se limita solo a premiar ron al ruso Isaak Babel, pero sí a los méritos o la excelencia de una su compatriota Iván Bunin; no se obra literaria. García Márquez lo dieron al sueco August Strinddijo en una entrevista: «Me gustaberg, pero sí a su compatriota ría que me lo concedieran cuando Selma Lagerlöf; no se lo dieron ya mi trabajo me haya producido al francés Marcel Proust, pero sí suficiente dinero para rechazarlo a su compatriota Anatole France; sin remordimientos económicos. no se lo dieron al alemán Bertold El Nobel se ha convertido en una monumental lagartería internaBrecht, pero sí a su compatriota cional». Pero en 1982 no pudo Hermann Hesse. 50

resistirse al premio Nobel que en un comienzo estaba asignado para Alejo Carpentier, pero quien murió meses antes. Y en otra entrevista dijo: «Un premio Nobel de Literatura pone a circular una obra por todo el mundo. Pero tengo una certeza: no creo que a partir del Nobel se haya vendido un libro más de los que he escrito. Creo que los libros estaban vendiéndose ya. Si para algo me ha servido íntimamente, es para no hacer cola en ninguna parte». En síntesis, tal vez para lo único que sirven los premios es para combatir aquel fenómeno que Juan Mario Sánchez Cuervo llamó la invisibilidad de ciertos escritores cuya rica producción literaria ha pasado desapercibida, un hecho orquestado por unos cuantos personajes que, como gancho ciego, hacen parte de una intelectualidad manipulada por las esferas de poder, en la que prima el mutuo elogio, el lobby, el lagarteo literario vecino del lagarteo político, añadido al show mediático de los que se ufanan de ser estrellas rutilantes. Refiriéndose al escritor que ganó el reciente premio Rómulo Gallegos, aquel autor escribió: «Menos mal se ganó el Rómulo Gallegos, porque a lo sumo nuestro ámbito cultural le habría deparado un reconocimiento extemporáneo, in extremis o post mortem».

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ALTAVISTA El de nosotros Por Orlando Ramírez-Casas (Orcasas)

“Señor, muy buenos días; señora, buenos días. Decidme: ¿es esta casa la que fue de Ricard?”

H

(Parábola del retorno, de Porfirio Barba Jacob)

umberto García Gómez, Humggo, antiguo habitante del vecindario, me telefoneó a finales del año 2013:

~~ ¿Sabés, Orlando, que la parroquia de María Madre Admirable va a cumplir veinte años de erigida, y Altavista medio siglo de fundado?

Haciéndome el despistado, para enfatizar que hay dos Altavistas, le pregunté: ~~ ¿Cuál de los dos, la urbanización o el corregimiento? ~~ El de nosotros. Altavista, parte baja – me respondió. Me referí al hecho de que hace una década él hizo el prólogo de “En Altavista se acaba

Medellín”, mi libro acerca del barrio “de nosotros”, donde llegamos a vivir cuando éramos adolescentes. Recordé, entonces, los días en que escribía “Buenos Aires, portón de Medellín”, el libro sobre el barrio donde nací y pasé la niñez, y reflexioné en que esos barrios a la antigua han venido desapareciendo en el urbanismo y han sido reemplazados por urbanizaciones y conjuntos cerrados; edificios con porterías, mallas, y muros, cuya finalidad es separar a los habitantes y protegerlos de los peligros del exterior. A esas unidades residenciales no puede aplicárseles el calificativo de barrios en el sentido que conocimos cuando recorríamos las calles de la niñez. ¿Qué es un barrio? Podría pensarse que es un conjunto de casas, con trazado de calles distribuidas en manzanas; lo que me lleva a rememorar los primeros días de la urbanización para trabajadores de estrato tres en Belén, construida por el Instituto de Crédito Territorial en la manga de don Juan Medina y sus hijos, “los Medina”, a un lado de las casas de la Fábrica de Textiles Vicuña, e inaugurada en septiembre de 1963. Los Medina tenían predios de su propiedad desde Belén San Bernardo, incluido su hijo Francisco “Quico”, que en la década de los sesenta ordeñaba vacas en su finca de la carrera 76

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prosperó, y sus habitantes siguen sintiendo que viven en el barrio Altavista de Belén; así tengan que aclarar, al dar la dirección a los taxistas, que se trata de Altavista, parte baja.

con calle 28. Recuerdo la Urbanización Altavista con sus 11 manzanas y sus 308 casas de un solo piso, según diseño y construcción uniforme de los proyectistas del Instituto. Todas con sus grises techos de asbesto menos una, la de mi padre, que tenía losa de hormigón; a pesar de que el ingeniero se oponía a que apareciera ese lunar en las fotografías de prensa. “No iba yo a malgastar plata en tejas de lo que sea, y a tumbar después para construir un segundo piso”, fue el argumento irrebatible de mi padre. Irrebatible sí, como irrebatible fue el argumento que el ingeniero expuso a las directivas del Instituto: “Y si a todos les da por hacer lo mismo, ¿qué hacemos, entonces, con las tejas que tenemos compradas?”. La terquedad de mi padre le ganó a la del ingeniero, y fue autorizada esa excepción. Si un barrio fueran sus casas, de ese barrio ya no queda casi nada; puesto que las casas de un piso se fueron convirtiendo en casas de dos y tres, con alturas a criterio de cada reformador, y con fachadas y distribución de espacios según múltiples criterios. ~~ Del barrio original queda sólo un puñado de casas, camufladas entre la variopinta profusión de diseños y modificaciones que hay por todos lados. Una es la de los fallecidos don 52

Alfonso Uribe y doña Ester López de Uribe, que ocupan sus hijos en la entrada del barrio; otra la de don Sigifredo Echavarría, en la esquina de la iglesia, que al enviudar de doña Mercedes Baena se fue a vivir a otro lado y dejó la casa a los hijos. Alguna más por los lados de la Tienda Gilco de Gilberto Colorado, alguna otra a orillas de la quebrada, y alguna por los lados de la escuela o de la antigua terminal de buses. No son muchas las que conservan la apariencia original. ~~ Es que ya tiene más cara de barrio que de urbanización, hombre Orlando. También podría pensarse que un barrio es un nombre. Al Instituto se le ocurrió la idea de bautizar la urbanización con el nombre del corregimiento vecino, que queda en el camino de entrada de los conquistadores españoles al Valle de Aburrá, lo que ha puesto a explicar a los unos que ellos son de los de arriba, y a los otros que ellos son de los de abajo; a la manera de aquellas familias de padre e hijo homónimos que tienen que precisar “¿Cuál de los dos, el grande o el chiquito?”. Un intento de cambiar el nombre de la Urbanización Altavista por Manantiales no

Un barrio no es una frontera, ni un territorio separado por un muro; y, menos, un territorio dividido por una frontera invisible de las que se trazan a punta de bala. No es fácil decir que las casas de este lado son de un barrio, y las casas del frente son de otro; cosa que hacen, a lo sumo, dos barrios a los que separe una quebrada y dos estilos de construcción, como son nuestro Altavista y La Nubia. Según leí en el artículo “La Chispa de El Poblado”, publicado en la edición 439 del periódico Vivir en El Poblado, a los habitantes de Altos del Poblado y a los de Bajos del Chispero, aunque los distancian miles de pesos, no los separa sino un paso y una malla. No se puede decir, pues, que un barrio es un estilo de vida ya que, como dicen en el “Enfoque de desarrollo en escalas humanas” del capítulo 2 del “Componente metodológico” del Plan de Desarrollo formulado por la Asamblea del Corregimiento de Altavista en la Alcaldía de Medellín, “la pobreza no está determinada exclusivamente por el nivel de ingresos”. Hay estudios sociológicos que, aparte la capacidad económica, hablan de pobreza cultural. ~~ Como decía mi abuela, “brutos con plata pican más duro que carangas resucitadas. Podrán tener plata, pero no son gente de bien”. Un barrio, a la hora de la verdad, es su gente. Así como una casa hecha de adobes no es un hogar, hasta que alguien vive en ella; un sector hecho de casas no es un barrio, mientras no sea habitado por la gente. Un barrio es la gente, y

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cabe preguntar: ¿Cuál gente? Porque la población de un barrio es dinámica y las personas que lo habitan no son siempre las mismas, sin contar la población flotante de los foráneos que se acercan a la iglesia para los oficios religiosos, o los afuereños que transitan por los lugares de comercio. Así como la Urbanización Belén Altavista cambió su fisonomía a medida que los propietarios reformaron las casas, los habitantes del barrio fueron cambiando. Con el tiempo algunas familias se fueron a vivir a otros lugares y llegaron otras a ocupar su espacio. O los hijos crecieron, formaron hogares, y tuvieron hijos. Algunos lo hicieron y continuaron viviendo en el barrio, reformando la casa paterna; casa que se llenó de apéndices en el garaje, en un lado de la casa, en el solar de atrás, en el segundo piso, en la terraza del tercer piso. Formaron un fogón familiar. Algunas casas han cambiado dos o tres veces de dueños y de ocupantes. Algunas han sido ocupadas por una sucesión de inquilinos temporales, que han aportado sus vidas y vivencias a la identidad del barrio; y luego se han ido, dejando una huella y un recuerdo. Otros se han ido sin dejar ninguno, o uno muy vago. ~~ No sé cuántas familias habiten en la actualidad, pero hace diez años la parroquia censó más de setecientas ocupando los 308 lotes originales, o sea que el barrio se duplicó con creces. Si determinamos que un barrio es la gente, de la gente original del barrio Belén Altavista queda mucha que uno encuentra en el recorrido por las calles. Los muchachos, que otrora jugaban pelota en la cancha, ya son abuelos;

y se les ve sentados en la acera con sus nietos. Los que eran hijos supeditados a la autoridad de sus padres, son ahora cabezas de familia; convertidos, a su vez, en patriarcas. Pero sus padres, los adjudicatarios originales, han ido desapareciendo. Se han marchado con la que el poeta León de Greiff llamaba “señora muerte, que se lleva /todo lo bueno que en nosotros topa”. ~~ Don Hugo Restrepo, el de la casa frente a la Escuela Ramón Giraldo Ceballos, asistió a la reunión del comité de celebraciones en que presenté el borrador de mi libro hace diez años. A finales de año, cuando salió publicado, don Hugo ya se había ido. Ahora me entero de que doña Elena Casas de Restrepo, su viuda, se fue a hacerle compañía sin esperar a que celebráramos las bodas de oro de la urbanización. Esos son unos, entre los muchos que se fueron, hombre Humberto. ~~ Elena Casas Restrepo es el nombre de tu madre, que aún vive. ~~ Eran homónimas, pero mi madre ahora vive en otro barrio; y de otra Elena Casas, ya fallecida, que vivía por los lados de la quebrada. ~~ ¿Por qué no escribís un artículo en homenaje a los que se fueron, Orlando? ~~ No acabaría. Los que han muerto, son ya más que los que viven; y los que se han ido, van siendo más que los que quedan.

nos podemos limitar a los adjudicatarios fundadores cabeza de familia, o sus viudas. Hagamos una lista de los que viven y aún permanecen en el barrio. ~~ De los fundadores que conocimos los niños y jóvenes llegados al barrio en 1963, quedan muy pocos. Los demás están en el mapa de los recuerdos. ~~ Vos tenés razón. Un barrio, para serlo, tiene que ir más allá de su construcción material y es el resultado de que la gente se apropie de él, tenga sentido de pertenencia, sienta amor por su patria chica. El barrio de nuestra juventud ya va quedando sólo en la memoria. ~~ Dijo Rilke que “La verdadera patria del hombre es la infancia”, amigo Humggo. Para las nuevas generaciones, que nacieron y se criaron en él, el barrio es la patria. Es el territorio donde se reúnen los recuerdos y los afectos que el hombre guarda en el corazón. Cada generación vive los suyos y los cultiva. Los de nuestra generación, ya respiramos el aire de la nostalgia porque el barrio nuestro prácticamente agoniza. El aire de ahora lo respiran otras generaciones y el barrio que ellos viven, podría decirse, es otro barrio y de la casa en que vivimos puede decirse como en la letra de “Las acacias”:

~~ Entonces hacé homenaje a los que quedan.

“Ya no vive nadie en ella, y a la orilla del camino silenciosa está la casa. Se marcharon. Unos, muertos; y otros, vivos que tenían muerta el alma”.

~~ Un inventario de nombres sería largo e insustancial, pero

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)

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CRÓNICAS DE DON UPO

A

Por: Francisco Velásquez

gosto es el mes en que se hace realidad el libro sobre las crónicas judiciales de Don UPO “Ya te maté bien mío; ahora ¿qué será mi vida sin ti?”, investigación y recopilación elaborada por Francisco Velásquez, editado en colaboración con la Unaula de Medellín. El prólogo fue escrito por el Dr. Belisario Betancur Cuartas, quien fue uno de los primeros amigos de Alfonso Upegui Orozco, recién desempacados en esta capital de la montaña, en la que ejercieron funciones de periodistas y el expresidente colombiano afirma que Upo era una escuela ambulante de periodismo. El arte de titular sus crónicas es único. Upo no tuvo predecesores y menos seguidores porque maneja la ironía y la picaresca de modo exclusivo. Se daba el lujo de tomar un expediente criminal y convertirlo en página y media para narrar toda la historia de una tragedia sentimental y hacernos carcajear por la forma tan simpática de describirla. Es de alguna manera quien mejor retrata las costumbres libidinosas del antioqueño rai54

zal, desencadenas en asesinatos vulgares que la pasión desata y hace trivial por la sonrisa que consigue para involucrar al lector de sus historias. Los estudiantes de derecho y comunicaciones se regocijarán con tales escritos porque les darán elementos en su formación profesional. Y el gremio de juristas y abogados deleitarán su práctica cotidiana con las construcciones literarias de este periodista de trascendencia inocultable. Fvg Para la muestra un botón: YA TE MATÉ, BIEN MÍO. AHORA ¿QUÉ SERÁ MI VIDA SIN TÍ? Como que no le estaba yendo muy bien a esa muchacha Rosalbina Salazar Castañeda en la ciudad de los parques, como con tanta petulancia llamamos a la bella y acogedora Bucaramanga, y entonces resolvió viajar a la antesala de Antioquia, como sin ostentación llamamos a la fragorosa y urente ciudad de Puerto Berrío. Porque sufría alguna afección en la garganta, que le había medio dislocado

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Tierra Baldía

Víctor Gaviria

co Velásquez Gallego

Óscar Collazos

Ya te maté, bien mío Ahora, qué será mi vida sin ti Francisco Velásquez

Alfonso Upegui Orozco

Valparaíso, Antioquia [1909], M

Ahora, qué será mi vida sin ti

ntioquia [1945]. Profesor de de la Universidad de Antioó en los periódicos El Tiempo Pueblo (Cali), la revista Alternadiversos medios radiales de iene varios libros publicados o.

No he parado de reír con sus titulares. El culto por la palabra socarrona y la oportuna elección del caso, hicieron de Don UPO un cronista de la maldad que anida en todo resentimiento o esperanza defraudada. No nos extrañe entonces que la tragicomedia del tango haya tenido carta de ciudadanía en el Valle de Aburrá, ni en la vasta región antioqueña. Leer a Don UPO es un ejercicio ético: de la sombría comicidad individual dimos el salto hacia el espanto de la tragedia colectiva.

Ya te maté, bien mío.

La obra silenciosa que construyó día a día Don UPO durante cuarenta años de incesante violencia es ahora una enciclopedia de los fracasos de Antioquia. Creo que no hay otro documento que lleve tan directamente a la otra historia nuestra que estas crónicas.

Autodidacta, trabajó como secretario de juzgados del P nal. Docente de la Escuela M allí la cátedra de Cívica. Tamb cronista deportivo. Cofunda gio de Árbitros de Antioq entre 1930 y 1972 las más sabr rojas que recuerde el periodis llín y de Colombia. Este escrit titular de sus crónicas como de la picaresca. Parecía cre disparate de ciertos crímenes tancias cómicas siempre son s tragedia de su desenlace. De judiciales, su crónica habitua biano, podría servir como e ironía y la escritura recursiva por el periodismo de hoy.

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las cuerda bucales, a la arrogante y altiva Rosalbina dieron los porteños en llamarla “La ronca”, lo que contrastaba con la esbeltez de su talle, con el rítmico andar y con la arrogancia de su garbo femenino, con la euritmia de sus líneas, con la levedad de sus pies y con todo, en fin, todo ese montón de atributos femeninos que mi Dios le dio, y que ella sabía administrar con cuidado, para mantenerse en forma. (¡Cuál forma, hombre Odulfo!). Pues bien: La generosa Rosalbina, no obstante el trato y comunicación con diversos hombres del Puerto, tenía especial preferencia por Darío Antonio Patiño Jaramillo, a quien mimaba con solícito cariño, y a quien hacía objeto de sus más dulces ternuras y sus más tiernas dulzuras, como dijera el poeta Óscar Sutero, en un poema que aún no ha escrito.

Pero como el amor es tan lindo, y más que todo el amor libre, como dice el marido de rueda libre de doña Olga, ellos dos, Rosalbina y su Darío, empañaban ese amor entrañable con cualquier bobería, en forma que se recriminaban hasta por pequeños excesos en el suministro de ósculos y ternuras. Y ese día, el miércoles 20 de septiembre de 1968, por cualquier minucia o nadería, habían tenido un pequeño disgusto en las horas de la mañana, por lo cual se hicieron moños, torcidos de ojos, ademanes y gestos muy usados por los enamorados y ambos, cada cual por su lado, se dieron a tomar trago, hasta que en las horas de la noche, en el llamado bar “Paraíso” llegaron a encontrarse, más ardidos de celos que del licor ingerido, Patiño Jaramillo acompañado de su amigo Gustavo Zapata, y ella de un amigo ocasional.

Al verlo, la Rosalbina se levantó de su asiento y fue a la pieza que ocupaba en una casa de comunidad vecina, de donde trajo un cuchillo pequeño, que ocultó trabajosamente en su casi descubierto pero perfumado seno, y al regresar al “Paraíso”, llamó a su amor a la puerta; conversaron algo que nadie pudo oír, y se le vio a ella tirarle una cuchillada al lado derecho del tórax, que le alcanzó varios órganos internos. Cayó Darío Antonio a media calle, y fue conmovedor el espectáculo, pues ella se le fue encima a revivirlo con sus apasionados besos, diciéndole que ya lo había matado, y que ya para qué vida sin él. Reconociéndole la falta de propósito homicida y la ira justa, el Juzgado Superior de Yolombó, condenó a Rosalbina a trece meses y dos días de presidio, pues le alcanzó la gracia de la visita del Santo Padre.

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UNA NOCHE DE ARTE Y BOHEMIA Por: Luis Fernando Cuartas - Codirector de la revista de poesia Punto Seguido

M

edellín tiene sus propias sombras y sus extrañas luces; por mucho tiempo el lastre del narcotráfico quedará en las mentes de esos años tormentosos que se vivieron entre bombas y asesinatos de jóvenes; la ruleta macabra y el paseo a las víctimas hoy parecen estar en el vocabulario de los chistes y en las bromas de cantina. Más también tiene sus luces, la ciudad está enmarcada en cantidad de eventos que la hacen admirable y algo seductora: festivales de tango, jazz, poesía, ferias de moda, ferias de flores (toda una serie de eventos culturales en el mes de agosto), encuentros de avistadores de aves, competencias deportivas, una renovación arquitectónica en bibliotecas y parques lineales, un comercio floreciente y un crecimiento urbano sin parangón en mucho tiempo. Más hay algo que la pone entre coqueta y enmascarada, una realidad de empobrecimiento abrupto, una situación de señora que remienda una y otra vez sus calcetines. Una maraña de bandas y alianzas, persecuciones 56

y teje manejes entre circuitos de prostitución, compra y venta de armas, consumo de drogas y grupos de “vacuna” obligada a muchos comerciantes y trasportadores. La cara sucia de un escenario que hay que dignificar y volverlo más vivible. El centro mismo tiene su marca, su estigma y en muchas ocasiones se ha puesto en entredicho. La noche del centro se ha estigmatizado como peligrosa y poco vivible, cosa que no es cierta del todo. Allí habitan personas que tienen sus proyectos de vida y tratan de hacer más digna su condición de habitantes día a día. Algunas librerías importantes se han cerrado, las salas de cine ya no abren sus puertas, los garajes de venta rápida han afeado fachas históricas y han dejado que un comercio de piratería invada muchos espacios, pero en esos mismos escenarios se puede caminar si se ve con otros ojos la ciudad. Un salón tradicional de la música es el Bar Málaga, en pleno corazón de la ciudad y aún es visitado por foráneos y por citadinos, que encuentran en ese espacio evocativo del viej o Medellín un buen lugar para tertulias y para escuchar sus canciones preferidas. EL paseo Carabobo, como un corredor de

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peatones es un ejemplo de convivencia entre comerciantes, restaurantes, centros culturales, visitantes y rebuscadores creativos que le apuestan a convertirse en una despensa y lugar de aprovisionamiento para otras industrias, artistas, talabarteros, mecánicos, vendedores de ilusiones, caminantes, amigos de la bohemia y transeúntes que saben que allí pueden conseguir elementos para desarrollar su creatividad e impulsar sus negocios. Aún, por fortuna se conservan fachas de casas que son fiel testimonio de lo que fue el auge del ferrocarril, la vida entre tangos y maletas, entre cervezas y abalorios. Existen en la ciudad verdaderos centros creativos aparte de los oficiales museos, catedrales, parques de esculturas, centros comerciales, edificios patrimoniales y bulevares donde fluye una dinámica vital, que hace del centro un lugar vivo. Testimonio de esto es la apuesta que hace la Casa de los Oficios para hacer que el centro recupere su dignidad, se convierta en una zona de artistas y poetas, de trabajadores con dinámicas propias, de presencia donde el transeúnte consiente y observador de cuenta de la importancia del centro para la ciudad. Es cierto, hay mucho por hacer, pero se está haciendo, con pasos calmos pero con una confianza enorme sobre la potencialidad del centro como un lugar habitable. La casa de los Oficios queda en el edificio Álvarez Santamaría, sexto piso, lugar que por mucho tiempo se ha denominado el “portacomidas” por su curiosa forma arquitectónica, lugar donde nació el espectador, la famosa calle del Codo, que da hacia la plazuela Nutibara. La apuesta de la casa de los Oficios está en el centro, crear

corredores artísticos y lugares de caminadas donde estar allí no sea tan medroso e inquietante, por lo contario sea una escenario de vivencias múltiples. Vivir la noche en Medellín es uno de sus proyectos pilotos, Noche Bohemia y arte por Medellín. Se han realizado cinco recorridos todos exitosos. Salir del parque de las luces, epicentro de historias para contar sobre el antiguo Guayaquil, la presencia indudable de la estación del ferrocarril, hoy recuperada como oficinas y comercio, la famosa plaza de Cisneros, hoy habitada por enormes mástiles y luces blancas, que dan la idea de un emplazamiento de árboles petrificados, pero que fue y sigue siendo un lugar de encuentro de sus habitantes. Pasar por Carabobo, no sólo es la historia del Hueco, un lugar ya tradicional del comercio, es vivir el nacimiento de los primeros almacenes de cadena, es reconocer la importancia arquitectónica del viejo palacio Nacional, obra del ingeniero arquitecto Agustín Gooaverts, en el año de 1925, también llamado palacio de Justicia. Hoy un centro comercial muy visitado por turistas y por personas de la ciudad, una arquitectura hibrida entro neo romántico y neo gótico, con una presencia de arabescos y arcos que lo hacen sobrio y bello, aunque tenga una gran saturación de avisos y publicidad en su interior. Pasar por Avenida Colombia, anteriormente La Alameda, o pasar por la antigua calle de la Amargura hoy Ayacucho, es un referente histórico que hace del recorrido un enriquecimiento de la memoria. Recodar que el Chagualo es hoy Barranquilla y que el Chumbimbo es hoy Maracaibo, no es sólo cuestión de toponimias, es un reservorio de anécdotas e historias que tienen cada uno de esos

lugares. La calle Colombia es una muestra del cambio vertiginoso de la ciudad modernizada, allí están los edificios de la Banca que dieron prestigio y connotan un patrimonio arquitectónico de mediados del siglo XX, para luego pasar a la calle Real hoy Boyacá, donde esta erigida la ermita de los forasteros, capilla de la Veracruz, la casa de Atancio Girardot hoy farmacia Pasteur, el centro de comidas vegetarianas de los hare Krishnas, que ya cuenta con una historia de centro de meditación, oración y banquetes desde hace varias décadas. Un poco más abajo ya remodelada la casa de Zea, y en el centro de la plazuela el edificio del ya desaparecido correo de Avianca y el museo Zea, que ahora hace parte de proyectos culturales de importancia para el sector. Recodemos que estos recorridos son nocturnos, la ciudad se hace otra imagen, la bulla del vendedor confundida con los pitos y los motores aún permanece, pero se condimenta por decir una palabra picante, con las señores que están “esperando el bus” connotación sobre prostitutas que habitan el lugar, que hacen parte de un paisaje urbano con sus respectivas historias, tragedias y vivencias. La noche y el recorrido nos lleva hacia la plazuela Botero, referente cultural de gran impacto visual por las esculturas del maestro. Esplendida noche donde forasteros toman fotos y vendedores tratan de acomodar sombreros en las cabezas de los comparadores. Puertas, ventanas, esculturas, una serie de formas arquitectónicas de singular belleza están expuestas al paso de los transeúntes. El museo mismo, antigua alcaldía y lugar de reuniones del concejo de la municipalidad, ahora museo Botero con una gran cantidad de

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obras de arte. La idea no es un turismo regular, es un recorrido vivencial, admiración del entorno, hablar con el transeúnte, acercarse al vendedor, conversar con el parroquiano, sentir la ciudad y sus murmullos. Se llega al palacio de Calibío, antigua Gobernación, hoy casa de la Cultura Rafael Uribe Uribe, centro cultural, archivo histórico, reservorio del patrimonio fílmico y musical de la ciudad. Para luego pasar a la casa de los oficios donde hay una degustación de comida local, música, copa de vino, presentación de historia de la ciudad, para pasar a la plazuela Nutibara, donde está el edificio de la Naviera, con sus puertas talladas en metal, el edificios del hotel Nutibara donde hay una degustación o cata de vinos en la cava que queda en el sótano del mismo hotel, túnel que pasa a Lotus, una de las primeras discotecas de la ciudad. Allí funciona un centro comercial y dicho túnel cargado de misteriosas y picantes historias, para salir luego a Palacé, donde caminamos hasta un lugar que parece un permanente carnaval, tipo película de Fellini, sector habitado por travestis, prostitutas y vendedores, pero con los cuales se ha establecido un acuerdo para mirar los murales que allí se han pintado y cómo dicha comunidad participa de la noche sino de propuestas artísticas que le dan otra connotación a sus espacios. La idea fuerte es llegar a la casa de Abraxas, en la Paz, la casa que ha batido record Ginés dos veces, al convertirla en museo del Collage, bautizada como la Sixtina de papel, casona antigua llena de sorpresas, terminando en el solar de la casa que parece una pequeña finca metida dentro de la ciudad. Allí se disfruta de música, licor, tertulia con poesía y ritual alrededor del fuego. 58

Esto por decir de uno de los recorridos propuestos, pues se están diseñando otros para hacer de la noche en el centro un rescate de lo artístico y lo cultural como una manera de habitar nuestra ciudad. En ese mismo sector cabe resaltar está la Ballena Salvaje, casa cultural de principios del siglo XX, caserón cercano a la casa de los abuelos y padres de León de Greiff, habitada por médicos, masajistas, acupunturistas, hostal, restaurante y centro de tertulias, en un bello espacio de patio, baño de inmersión, solar y gran cocina respetando la arquitectura original de la casa. En este sitio se hacen talleres de panadería, artesanías y se promueve un turismo natural y ecológico para el Pacífico Colombiano. La noche en Medellín se puede vivir, la idea es salir, aprender a salir como un reto vivencial para quitarle la cara sucia a la ciudad. Sitios como el Recetario, el Café Tojo, cerca al parque del Periodista, son centros vivos de actividad cultural nocturna; El mismo parque el periodista, o parque del Guanábano, a pesar de su estigmatización, ha sido durante tres décadas lugar de encuentros de poetas, músicos, pintores, teatreros, lugar donde nació el periódico Universo Centro, una prensa que rescata también las vivencias del centro con un planteamiento no amarillista, ni de escándalos, sino de territorio cultural poético y vivencial. El Café la Boa, donde se han reunido desde Nadaístas, pasando por escritores de novelas y periodistas, centro de tertulia y encuentros, el Acontista, junto con otros bares de la zona permiten pensar que el centro tiene mucho por ser visto, bebido, besado y jugado. Está el Colombo Ameri-

cano con su oferta de cine cultural aún vigente por fortuna, el edificio de Cámara de Comercio que nos ha dado también cine y algunas buenas tertulias. Mucho más arriba subiendo por la Playa, está el palacio de Bellas artes, donde se hacen conciertos y recitales de poesía, la sede del Pequeño Teatro, casona republicana en muy buen estado y donde se presentan obras con el pago de aportes voluntarios. El Café Amadis, en toda la Calle Cervantes, lugar de eventos musicales, encuentro entre amigos en un boulevard, donde se disfruta en la calle de las cervezas y la palabra fluye. El teatro Matacandelas, el Porfirio Barba Jacob o teatro Ateneo, el café de Tangos Homero Manzi, refugio de tanguistas y bohemios. El teatro Pablo Tobón Uribe, que ha abierto sus puertas con un bar al aire libre en toda la plazuela donde está la escultura de la Bachué del maestro José Horacio Betancur, en la década de los años cincuenta. Desde muy joven he vivido la noche en Medellín, he estado en bares, centros culturales, la he caminado con revistas de poesía y con amigos sin ser temerario, pero con tranquilidad la he disfrutado. No se puede negar que hemos tenido algunos de los transeúntes nocturnos dificultades, se ha caído un muro encima y se han partido manos, algunos accidentes de moto o de carro, no menos algunos sustos de atraco hemos sufrido, nos hemos quedado sin pasajes y recurrimos a un buen amigo que nos facilite el desvare, pero en sentido literal y escueto, la noche es vivible y se nos pasan las esquinas entre los recuerdos y las nuevas apuestas que creemos hacer para hacerla cada vez más vivible. La noche es nuestra, salud.

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MEDELLÍN EN EL HUECO

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Por: Javier Vergara Franco

ste escrito se los estoy dirigiendo a ustedes que de una u otra manera han estado vinculados a mis actividades profesionales bien fuera como compañeros de estudio o como compañeros de trabajo o simplemente como las personas con las que he compartido después de jubilados estas páginas a través de internet el cual es el medio moderno de comunicarnos y a través del cual hemos mantenido nuestro agradable contacto.

Yo simplemente lo que he hecho en la ingeniería es haber trabajado en obras como centrales hidroeléctricas tales como Guatape, San Carlos, Chivor Betania, Director de construcción de la desviación del rio Buey al rio Piedras, director de la construcción de la Central Hidroeléctrica de Calderas, y construcción de la microcentral de providencia en San Roque (Ant.) ,Construcción del metro de Medellín carreteras como ChadoChigorodo en Urabá y el Chino-Vallesi en Dabeiba, Y el túnel de La Llorona en el mis-

mo municipio, Urrao-Betulia, Frontino-La herradura y en general obras de infraestructura para el desarrollo del país aprovechando los conocimientos que adquirí en INTEGRAL con las asesorías de personas tan idóneas como profesionales como José M. Bravo, Darío Ceballos, Tomas Castrillón, Fabio Villegas y otros en mi carrera profesional lo que me permitió llegar a un nivel de amplios conocimientos en muchos aspectos de la ingeniería antioquena y colombiana. Basados en lo anterior es que me atrevo a comentar los problemas que estamos afrontando en la ciudad de Medellín dirigida por el Ingeniero más notable que haya tenido la Ingeniería Antioquena como lo es el actual alcalde, Señor Aníbal Gaviria quien sin tener en cuenta la planeación que se había hecho de la ciudad y sin ninguna clase de concertación con el gremio de la ingeniería, se ha dedicado a revolcar la ciudad haciendo en Compañía del anterior alcalde obras superfluas como son el puente de la 4 sur que solo le sirve a los alumnos de EAFIT, la obra parques del rio, el puente de la Madre Laura y el

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calles más emblemáticas en patrimonio arquitectónico de la ciudad, negando el diálogo entre lo tradicional y lo moderno. La indignación general ojalá se exprese en las urnas a ver si se logra reemplazar esta planeación sin urbanismo por un sentido de gobernar la “ciudad para los ciudadanos” y rescatar algo del sentido colectivo de la civilidad. Es que la ciudad está siendo comandada como una empresa de banqueros y no como un hábitat de ciudadanos, no hay sentido de gobernanza.

tranvía de Ayacucho obras que en mi concepto no benefician al área metropolitana en general sino a una mínima población dejando de construir obras prioritarias que si están afectando la movilidad del área , tales como: 1º Prolongación de la avenida regional hasta Moravia y el intercambio vial con la doble calzada Medellin-Bogota. 2º Terminación del puente del Mico 3º Construir todos los intercambios a desnivel (Sin Glorietas) en la avenida 80 en los cruces con las principales calles de Medellín( Colombia, San Juan ,La 35,La 33,la 30 y otros necesarios para darle fluidez al tráfico). 4º Construir la vía circunvalar que se planeó cuando se había definido no construir el metro de Medellín en 1970. San Diego-Las Palmas-Buenos Aires-La Toma-Villa Hermosa hasta empalmar con Barranquilla. 5º Ampliación de las calles Bombona y Maturín para desembotellar la comuna centro oriental lo cual debió haber ejecutado antes de acometer su precioso tranvía . 6º La prolongación de la Avenida Oriental desde la minorista hasta la 80 por la quebrada la iguana tal cual se había planeado en 1969 y con las mismas especificaciones. Mi pregunta es: Que hace o que controles lleva la SAI o que entidad distinta a las administraciones públicas puede intervenir para que en la ciudad se desarrolle la ingeniería en forma controlada y no bajo los caprichos de los administradores en sus periodos. 60

Sera posible que si no existen este tipo de entidades de control, se promueva su creación. Espero no importunarlos con estos comentarios y de todas maneras me gustaría oír sus comentarios al respecto y otros más. El actual alcalde de Medellín Dr. Aníbal Gaviria Correa fue formateado por el extremo neoliberalismo de sus hoy colegas, que concentran la contratación para beneficio de unos pocos, con la “moderna” modalidad de los operadores logísticos, leguleyada que les permite “la corrupción con honestidad”, sin saltarse le ley, o mejor “ajustando la Ley”. De una gobernación liberal social pasó a una alcaldía de bandazos y bostezos en que las obras prioritarias social y urbanísticamente son relegadas y sustituidas por obras a orden de los bancos, que son los que las financian y se benefician. Como que la prolongación del metro por Bomboná era un alternativa de movilidad mayor que el tranvía de Ayacucho; que además arrasa con una de las

El actual alcalde de Medellín Dr. Aníbal Gaviria Correa fue formateado por el extremo neoliberalismo de sus hoy colegas. De una gobernación liberal social pasó a una alcaldía de bandazos y bostezos en que las obras prioritarias social y urbanísticamente son relegadas y sustituidas por obras a orden de los bancos, que son los que las financian y se benefician. Como que la prolongación del metro por Bomboná era un alternativa de movilidad mayor que el tranvía de Ayacucho; que además arrasa con una de las calles más emblemáticas en patrimonio arquitectónico de la ciudad, negando el diálogo entre lo tradicional y lo moderno. La indignación general ojalá se exprese en las urnas a ver si se logra reemplazar esta planeación sin urbanismo por un sentido de gobernar la “ciudad para los ciudadanos” y rescatar algo del sentido colectivo de la civilidad. Es que la ciudad está siendo comandada como una empresa de banqueros y no como un hábitat de ciudadanos, no hay sentido de gobernanza.

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CONTANDO A MEDELLÍN

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Por: Kepa Murua

l escritor Vasco Kepa Murua* visitó a Medellín el pasado verano (2014). No es la primera ni la última vez que lo hace. Medellín se ha convertido en un referente cultural de América latina. La literatura y su gente lo atraparon hace tiempo e hicieron de la ciudad colombiana uno de sus hábitats referentes, junto a Zarautz, Vitoria-Gasteiz y Berlín. Kepa Murua absorbe con la mirada y con una simple cámara de bolsillo lo que Medellín descubre cada día. Murua se mezcla con la gente, vive con ellos, ríe, ama y se reconoce en el paisaje. Este especial recoge un puñado de piezas construidas por Kepa Murua en torno a algunos de los personajes y lugares de su Medellín. SELNICH VIVAS

Selnich Vivas es ante todo escritor, pero su experiencia en la selva junto a los indígenas, el conocimiento de diferentes lenguas, su trabajo como traductor y profesor le convierten en un infatigable conversador, capaz de narrar las experiencias más increíbles y originales. Su voz relajada y su mirada atenta descubren un interés por la vida en general, pero la preocupación por lo que acontece en su país, donde la gente –según sus palabras– debe demostrar a todas horas no solo su valía sino su honestidad, su inocencia, es una constante a destacar en una conversación brillante y cercana por igual. El canasto destapado

no se deja domeñar; abre camino de montaña. Es un rostro entre uñas retráctiles: Escondido en la piedra, aligera sus mejillas con flautas de carrizo ―que no vemos, ji, que nunca vemos. Desde el relieve se escucha la cadencia de busardas: Al frente, otros ojos, por el sudor, destañidos. Semejante obra existe, danza. En sus aguas nos bañamos para celebrar la cosecha, y la yuca. O… a un ser sin comienzo le fue dado aliento de guama. Imperceptible el basalto muesqueador que lo talla. En nuestra propia chagra, a un matafrío y a su rugido les fue atado el tiempo, por el deseo de girar en gotas. Sobre una roca que ríe y nada se erigió aquella masa por palabra. Las areniscas nos pulieron largos brazos comunes, un enorme insecto lineal conduce la canoa. De nosotras, las que se cantan desde adentro, ¿quién flauteará estos ojos por el ají humedecidos? A riesgo propio nos doblamos juntas —al fuego. Selnich Vivas Hurtado es escritor, viajero y traductor del alemán y del minika. Trabaja como profesor de Literatura de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, Medellín. Estos dos poemas per-

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tenecen al libro inédito Baiainguai, aquellas palabras indígenas. LINA PULGARIN La persona encargada de la promoción de la lectura en la ciudad

fotografía: © kepa murua 2014

y de la supervisión de los fondos bibliotecarios es una mujer inteligente y culta. Su apuesta por la lectura en los barrios populares tiene su colofón en la divulgación de las letras en los congresos, las ferias del libro y los encuentros que organiza en los diferentes municipios de la región. Su trabajo es intenso, a mediodía, cuando los demás descansan o se van a tomar un café, ella conduce un programa de una hora de duración en Radio Cámara (95.9 FM) donde acompaña con acierto al autor que se enfrenta a los micrófonos y donde difunde con creces la obra de los escritores y de los artistas que viven o visitan la ciudad. En los últimos años me ha entrevistado un par de veces y tanto sus preguntas como sus comentarios me llevan a pensar que no solo es una persona educada y cercana, sino que es una experta en la divulga62

ción de la cultura. Con personas como ella es sencillo entablar un diálogo ameno que responda a los intereses de la gente que escucha este tipo de programas en la radio. Me sorprendió que supiera de mis libros –pues nunca pensé que estos llegaran a países diferentes del mío–, y mucho más, lo recuerdo muy bien, una de las preguntas que me hizo la última vez. Me sorprendió por dos razones bien diferentes: primero, porque no me la esperaba, y segundo, porque me quedé callado, pensativo, sin saber qué decir. Fue esta: “¿Por qué no salen nuevos escritores con una voz propia?”. Cuando nos despedimos en las calles del centro, en las escalinatas de la Casa de la Lectura, me recomendó la obra de Evelio Rosero: “Es un escritor serio. Al igual que a ti no le gusta aparecer demasiado, pero si deseas conocer la literatura del país, podría ser uno de esos a quien hay que leer”. Y con una letra más clara y más grande que la mía me escribió el título de dos de sus libros en mi cuaderno de tapas rojas: Los ejércitos y La carroza de Bolívar. YORLADY DIANEY Viste como las muchachas de la ciudad, con camisetas vistosas y jeans ajustados. Peina su melena negra con una trenza que cuelga delante de su pecho. Yorlady Dianey trabaja en Naturalezas Gloria, una tienda diminuta encajonada en la esquina de un edificio bajo, una tienda naturista con mucho color dedicada a la venta de las plantas medicinales que curan los problemas del cuerpo y sirven para diferentes bebidas refrescantes y mezclas aromáticas. Su actitud dialogante y su simpatía le permite entablar cualquier conversación con las personas que

fotografía: © kepa murua 2014

se acercan a su lugar de trabajo, donde cuelgan sobres de plástico con hierbas y ramas tropicales en su interior, así como otras plantas que se muestran en medio de la acera. Plantas para la suerte, ramas para el té, hierbas para baños son las expresiones que salen de sus labios mientras atiende a las mujeres y hombres que se acercan por las calles del centro de la ciudad para comprar hierbas que mejoren su salud o su belleza hasta llegar a esta tienda encajonada entre dos locales de moda, más amplios y más modernos, pero asimismo, más vacíos… “Esta se hierve con aguapanela, ¿me entiende?”, le dice a una joven de color canela que se interesa por los beneficios de una rama que le quitará el dolor de cabeza. A los clientes les explica las propiedades de cada planta en cuestión. Ellos preguntan y ella, que lo sabe todo de las hojas que curan las dolencias del cuerpo y de las ramas que calman los sufrimientos de la mente, responde con precisión,

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con sabiduría, con naturalidad. En menos de un cuarto de hora, la joven despacha con maestría a una docena de personas que entran y salen del local. Cuando le pregunto si le molesta mi presencia me invita a sentarme en una de las dos sillas de color rojo colocadas en la entrada del local. Desde ahí, sin moverme, puedo escuchar el latido de la ciudad y conocer las preocupaciones de la gente. Puedo fotografiar la calle desde el interior de esta tienda que me llamó la atención en mis paseos sin rumbo por la ciudad.

CATALINA GARCÉS Conversadora infatigable, lectora, poeta, amante de los animales y de la buena literatura. Esta mujer te cautiva por su capacidad de escucha, por su sonrisa a todas horas contagiosa. Cuando lee, su cara brilla; cuando habla, su voz suena dulce. También le interesa la política y con ella se puede hablar de todo: de música punk y de Giordano Bruno, por ejemplo, sin interrupción, con una libertad que se mantiene con un hilo invisible donde no se permite el grito y, en cambio, a todas horas surge la sorpresa.

El centro tiene un ruido inconfundible, un estruendo propio, una manera de ser caótica, un ritmo trepidante que se presenta a los ojos con un color llamativo, original, chillón, de una belleza particular, como el de las muchachas de la ciudad que visten con camisetas vistosas y jeans ajustados; y sin embargo, en cualquier acera o en cualquier esquina, entre calles o alrededor de las mismas plazas, en cualquier lado se puede encontrar eso que cada uno busca, quiere o lo que tarde o temprano se ha de llevar a casa con una sonrisa en la boca, sin haber gastado mucho dinero y sin la sensación, por último, de haber perdido el tiempo.

LA PRIMERA PALABRA Si la síntesis de toda forma es la línea, y también de cada poema, si lo que queda de la velocidad es la forma que se extiende infinitamente, y si lo que existe entre uno y dos es la distancia como sucesión en el espacio, y cada número existe como existe todo lo que es y todas las músicas ¿por qué esta torpeza? Por qué dudo tanto de lo que me contiene, Por qué hay palabras que no deben ser usadas pues son de otro tiempo ¿Por qué no usar las más comunes en su más puro sentido? Dejar a un lado piedra, silencio, amor, soledad, odio, tristeza, distancia, sangre aire, cercanía, noche, luna, terciopelo lágrimas, muerte, cuerpo y árbol. Si también existe y puede ser plasmada silla, estuche, zapato, linterna ¿no es poética esta última palabra? Como lo es baño y cepillo, ¿no pueden hacer éstas parte de un poema? ¿por qué sí perfume, copa o botella? ¡Solo música!,

fotografía: © kepa murua 2014

me dicen los que se saben poetas, pero pienso en todas las palabras: contaminadas, inventadas, en el adjetivo que sobra o que es lugar común, estoy segura de que ellas son una sinfonía o un silencio. Quisiera prescindir de toda norma, de las comas y de los espacios Y escribir un poema que se convierta en una sucesión de letras como puntos en la línea y en la síntesis de las formas. A veces también escribo poemas de amor. CUANDO LA INICIACIÓN NO TIENE NOMBRE Con sus manos el iluminado invita a la danza, en su pecho dibuja el perdón, sus ojos miran siempre a los ojos de otros para luego inclinar su cabeza ante aquel que, en apariencia, no lo merece. El oído del iluminado siempre escucha a las voces que gritan y que van a la deriva, a las que no saben lo que dicen, incluso a las que están convencidas de que lo que profesan es cierto aunque estén equivocadas. Pero también vive el tiempo de las silenciosas, porque aprender es saber leer las secuencias y las consecuencias de deslizarse por la tierra como un recipiente y no como un discurso que deba ser pronunciado, pues el fin suyo es que sean todos y cada uno los que asuman su propio baile para que en sus pechos reviva el gran símbolo: ese que solo aparece cuando llega el tiempo y el deber a nuestras manos de una renovada escritura.

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COMPARTIENDO EN ESPIRAL Entrevistas a participantes de la 4ta Convergencia latinoamericana de permacultura Colombia 2015

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Por Álvaro Restrepo Gaviria

a Ecoaldea Varsana, es un lindo proyecto de vida y educación de la comunidad Khrisna instalado en la población de Granada Cundinamarca; allí durante la semana del 15 al 21 de junio, educadores, artistas, arquitectos, cultivadores de sueños y realidades y muchas otras personas venidas de distintos lugares de nuestro planeta, nos dimos cita en la 4ta Convergencia Latinoamericana de Permacultura. Este encuentro lleno de creación, espiritualidad y diálogo en pos de una transición necesaria de la sociedad de consumo en la que vivimos, a una de más habitabilidad y respeto por la vida en su conjunto .Las siguientes son entrevistas a algunas de las personas que enriquecieron con sus sentipensares y acción tan importante encuentro. Entrevistas a YOLANDA RODRÍGUEZ, LETICIA Y OSCAR MARTÍNEZ (Cuba) ~~ Soy Yolanda Rodríguez, vengo de la

provincia de Santiespíritu, municipio de Fomento, y algo que me apasiona además de mi familia, mis plantas ornamentales. ~~ Me llamo Leticia, soy de la Habana del municipio de Fredinango – me apasiona la poesía Si nos regala una poesía estaría muy bien. Leticia: haber… que te podría decir El guijarro es guijarro y el tren es el tren Pero el guijarro es mío porque lo toco y cuando lo toco… No sé cómo termina pero es precioso. ~~ Soy Oscar Martínez, vivo en la ciudad de Santiago de Cuba me apasiona la permacultura pero también me apasiona ser motorista. Esta pequeña entrevista la estamos realizando acá en el marco de la IV convergencia latinoamericana de permacultura, que precisamente en la anterior versión anterior se hizo en Cuba. Y ustedes en últimas, están representando a aquella gente que se reunió en esa época y que pasados los años se ha podido volver a realizar un encuentro como estos. Vamos a empezar contigo (Yolanda) nos vas a contar un poco con esa experiencia vital que tienes y está relacionada con la permacultura y que te ha traído a este lugar tan bonito llamado Bardana en Granada Cundinamarca. Yolanda: La permacultura ha sido en nosotros algo muy bueno, nos ha enseñado a tener una vida más sana y con mucho esfuerzo, mucho trabajo, hemos llegado a esta convergencia de la cual nos llevamos muchas experiencias, mucho calor humano, mucha sabiduría, que trataremos de llegar allá y compartir con los que se quedaron y todo lo que hemos visto aquí.

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Muchas gracias, nos vas a contar un poco como fue que llegaste acá la convergencia, cual es el trabajo de la fundación, por ella ustedes están acá, cual es la labor que vienen haciendo, y de tu vida, porque has tras cegado por el mundo de la salud. Leticia: En yo soy terapeuta ocupacional, trabajé 23 años en un centro comunitario de salud mental en este centro para discapacitado mentales,, tenía un área de campo con agricultura muy tradicional muy de echada a trabajar químicos y muy dependiente, cuando no pudimos sostenerla más milagrosamente apareció la permacultura un curso de permacultura en un valle cercano, vimos el letrero en la puerta de una finca, allí nos acercamos, la fundación nos acogió enseguida con un curso para nosotros, para mi gente o sea para los discapacitados mentales y empezamos a tener en la finca un sistema de permacultura, y tanto techado, no más químicos, post alimentario maravilloso, y por ahí empezó la permacultura y después lo agregamos en nuestras casas, hacemos en sistemas familiares urbanos, después hicimos otros curso donde incluimos a la comunidad y este es el grupo que tenemos en los pinos de permacultura, que en este momento está creciendo porque entonces como promotores hemos alcanzado y cuando llegué a Cuba empezamos otro curso para estos alcanzados. Usted (Oscar) nos va a contar un su experiencia con la permacultura porque contamos con la suerte de que ustedes tres vienen de tres partes lugares diferentes de la isla, que no es una isla, es un archipiélago, que a veces se nos olvida, pero como

un poco su experiencia en Santiago de Cuba, si allá comenzaste, que te ha generado como persona, si eso les ha aportado en su forma de ver el mundo, en sus relaciones, más allá de la técnica, a veces se confunda la permacultura como una técnica de diseño Oscar: Bueno decirte que yo era trabajador de una institución del Estado y estuve dirigiendo 21 años, bastante extensa con 500 hectáreas. Puedes nombrar la institución. Oscar: la institución se llamaba VBPC ESPEJO, que hicieron nueva después por el gobierno. Allí conocí un compañero que ya había hecho un curso de permacultura y sabía que era la permacultura, y él me comunica, estaba haciendo un alcanzado y yo lo miré así como estaba acostumbrado a la gran macro agricultura de químicos y de tecnología y de esta esta situación, lo miré así como, me sonreí, y me dice tú te está riendo y yo le dije que sí, que me estoy riendo porque me causa gracia, todo eso de que hace el cuento de la permacultura, es un poco de trabajo de bajo o de gente loca, crecí con una formación de la agricultura química, pero un día me fui a pasar con él en un curso y ahí comencé eso y me comenzó a penetrar el bichito, y ahí pasé los cursos de diseño, de introducción a la permacultura, vi en eso que era mejor que lo que tenía, y de un momento a otro me gradué de permacultor, quise hacer un diseño de permacultura cuando estaba allá en la UBPC pero eso no fluyó, la gente decía que eso era de locos, que al montar un baño de seco, que la gente no iba a tocar las manos con eso, que eso era algo sucio, entonces pedí hacer mi diseño

en mi casa e hice un diseño, y soy uno de los alcanzados de la permacultura y me ha gustado mucho y gracias a eso he podido viajar acá a Colombia, a esta convergencia, parte de la que asistimos allá en el país y me alegra mucho eso, ya cuando vi que cuidar al hombre, y cuidar al planeta, eso me llegó, incluso dejé mi trabajo y me llegué a vivir de la permacultura, porque tengo un patio bastante extenso de media hectárea y tuve un momentos difíciles de la vida, y tuve que vivir de eso, de la permacultura y por eso la quiero tanto. Esa experiencia que ustedes tienen de vida alrededor de la permacultura cuéntanos de alguna anécdota que te haya aportado en tu vida, que sientas, es interesante haber caminado ese caminito, ese sendero y que tal vez sientas que sea un poco mejor, o algo así, crees eso, o no tiene nada que ver con tu realidad. Yolanda: No sé qué podría decirte, porque han pasado tantas cosas, tantas, lo que puedo decirte es que la permacultura para mí ha abierto otro módulo, porque realmente eso se pega al ser humano, y después de que tú la conoces ya no quieres salir de ahí. Mi sistema era un sistema de una finca tradicional, que como dije en la exposición era un monocultivo de café y fideos, exportamos además de la postura del frutal nuestro propio suelo, y ahora todo es diferente, en lugar de exporta nuestro suelo nosotros mismos lo creamos, solamente crear nuestro propio suelo eso es lo máximo para mí, maravilloso. Podríamos decir que puede haber algo con un cierto crecimiento espiritual de conexión, con la tierra, con las personas, como tu decías, la idea del cuidado, que es como

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tan fundamental. Bueno me voy a pasar donde Leticia y quisiera que nos contara un poco de alguna experiencia de la fundación o de lo que has venido trabajando en salud, porque volviendo un poco a lo que hemos mencionado, a veces se confunde la permacultura con la idea del diseño, o con la bioconstrucción o la agroecología y se olvida esos otros pétales que son fundamentales, de esa espiral que tienen que ver con la salud, con la economía solidaria y con tantas otras construcciones, que es lo colectivo, algo que nos quiera contar con la gente que te hayas relacionado. Leticia: haber mi esposo es economista y yo rehabilitadora y nos gustaba mucho lo que hacíamos pero llegó el momento en que la permacultura nos absolvió de tal manera que nos des vinculamos de nuestros trabajos y la labor de promoción y de facilitación nos ocupa casi todo el tiempo, y nos gusta muchísimo hacerlo porque lo hacemos desde la perspectivas de nuestras propias vivencias, nuestras propias experiencias, de que la permacultura para nosotros es una filosofía de vida, o sea es una manera de vivir diferente, ha sido un proceso ha sido un cambio de más de 10años, pero miramos las personas que eran y las personas somos ahora, somos personas totalmente diferentes y para bien, y nos ha ayudado mucho a relacionarnos con nuestros vecinos, con nuestros comunidad, la mayoría de los permacultores que tenemos en el grupo son personas que vivían cerca pero generalmente el saludo de la mañana solamente, y ahora tenemos tantas cosas en común, tantos intereses, tanta ética que tenemos que desarrollar entre nosotros que es 66

maravilloso las conexiones que se han establecido, la permacultura es estos 10 años como movimiento también ha evolucionado muchísimo, y realmente ha evolucionado muchísimo y ya a partir del diseño de los cursos de avanzada. de saneamiento ecológico, también tenemos relación con otras instituciones que trabajan por ejemplo el tema de género, el tema de cultural de paz, temas que tiene mucho que ver con el cuidado de las personas, nos entramos con ellos en el tema de la permacultura y eso nos ha traído experiencias maravillas, hubo un país donde las personas son un poco machistas, sobre todo los hombre pero también las mujeres sin lugar a dudas y las experiencias de estos talleres de género y de masculinidad son increíbles sobre todo los hombres cuando los oye decir que querían, no sabían cómo hacerlo y después en el curso de masculinidad, dicen que ya tienen como una certificación para ser más abiertos, más tiernos, más cooperativos, más comprometidos con su familia y con las labores del hogar y eso es maravilloso, esas experiencias de talleres de género son maravillosos.

Oscar: Bueno la permacultura entró en Santiago en un municipio llamado Palma en el 2007, llegó a la ciudad en 2008, cuando se apersona en la fundación en Santiago, y comenzaron los primeros cursitos, y empezó a pegar eso, y luego creció allí, producto de lo alcanzado, yo soy uno de esos alcanzaos, producto de ese primer curso que se dilo y la promoción fue creciendo porque se graduaron tres o cuatro compañeros que son promotores y ese fue promoviendo, ya hoy en la actualidad eso ha crecido y tenemos en la provincia de Santiago dos asentamiento rurales, que ya han sido alcanzados por la provincia en el tema de la permacultura que eso allí ha tenido, resultados satisfactorios, en la provincia tenemos dos asentamientos, en la provincia de Camagüey también hemos alcanzado dos asentamientos también, y en la ciudad de Santiago de Cuba eso ha pegado, la gente pregunta que es la permacultura, comienza a preocuparles con la palabrita que cosa es la permacultura, entonces eso ha ido llegando, también han llegado a los medios de difusión, a la radio y a la televisión de la provincia. Y poco se ha ido difundiendo que cosa es eso de la permacultura.

Para terminar esta rondita, porque después vamos a hacer una cosas más sencilla. Te voy a preguntar, cual crees que es el alcance de la permacultura en Cuba, no sé si poblacional, o por lo menos si han llegado a las ciudades, si crees que haya una posibilidad de un mejoramiento no solo de las técnicas sino en las relaciones y la promoción de la permacultura, como un camino entre muchos, que les puede estar sirviendo mucho a cuba, que en últimas le puede servir a Latino América y a planeta, como ves el crecimiento de la permacultura.

… Ha tomado esto de una manera positiva, ha mandado personas que trabajan ya de manera estatal a los sistemas de permacultura, qué pasa, qué tienen los sistemas de permacultura, que no tiene esa agricultura como ya de manera estatal, y esto va a prendiendo bien en la ciudad y la gente se va dar cuenta de eso, eso es lo natural y es lo mejor que puede pasar, porque todo lo otro es una gran mentira, que al final no va a tener resultado, y es que nos vamos a morir todos si no cuidamos este

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planeta, sino comemos orgánicos, hoy en Santiago de Cuba, la primera causa de muerte era por infarto cardíaco, ya hoy pasó a ser el cáncer la primera causa y es producto de la alimentación que estamos llevando, ya no, hoy eso va ir cambiando, la gente va aprendiendo a comer ecológicamente y a través de la permacultura la gente va aprendiendo.

Abiertas las puertas de nuestra casa, de nuestros sistemas, de nuestra comunidad para quien quiera venir.

Ya para terminar vamos a hacer un pequeño juego con ustedes tres. Yo voy a decir unas palabras y cualquiera puede responder lo que se le venga de esa palabra, la mente relacionado con la palabra, ustedes pueden relacionarla con lo que quieran.

Bueno muchísimas gracias,

La primera palabra es: arcoíris Belleza Miguel Matamoros Ah, riquísimo, complicada, música, danzón. Permacultura urbana Buenísima, buen movimiento. Un sueño Ahh, son tantos, son muchos, son muchos. Un piropo a la tierra Ja, ja, es lo más hermoso, somos humanos… América latina Una sola causa. Una invitación de parte de ustedes, no solamente a los que participaron en esta convergencia, sino que aquellos que lean esta entrevista o que vean el videíto, para que nos conozcamos y trabajemos en red y alguna vez los podamos visitar en sus solares, en alguna calle, no solamente de Cuba sino “en algún recodo del camino” como decía un poeta de aquí de Colombia, cualquiera cosa que quiera decir.

Que cuba siempre ha estado abierto para Latinoamérica todo el que quiera bien ser por la sociedad ha tenido las puertas abiertas, algo que va en la idiosincrasia que alberga su corazón a las personas.

Entrevista a HOLGER HIERONIMI (Alemania) Desde México nos acompañó este alemán de nacimiento y ecologista de caminos y vida, quien tiene con su compañera Marina Ortiz y sus hijos un lugar llamado “Tierramor”, que como ellos mismos dicen:” es una iniciativa familiar creada en 1999 para apoyar el desarrollo humano y la permacultura a través de la experimentación y la práctica cotidiana”. Dejemos que él mismo se presente y nos cuente algunas de sus visiones y preocupaciones… Buenos días, me llamo Holger Hieronimi. Tengo 46 años a punto de cumplir 47, vengo de un pequeño pueblito al suroeste de Alemania, a orillas del río Mosela, un pueblito de 5.000 habitantes rodeado de bosques y castillos medievales. Crecer en un contexto así quizá me ayudó a establecer una relación quizás más intuitiva con sistemas naturales. Me inspiró mucho el movimiento ecologista en Alemania en los años 80, que realmente fue un movimiento civil, la lucha antinuclear, la preocupación por la guerra fría en aquel entonces ,el armamento y desarme nuclear que fueron movimientos que a mi hicieron acceder a otra forma de pensar y especialmente dudar mucho

del modelo decrecimiento perfecto que todavía prevalece en el mundo, a mediados de los años 80 tuve la oportunidad de conectarme con los primeros vinicultores orgánicos, las primeras expresiones de agricultura orgánica en Alemania. Emprendiendo un viaje a finales de los años 80 por Europa y por el norte de África, tengo la oportunidad, de conectarme con otras culturas, especialmente viví un rato comunidades de Bereberes en Marruecos que me abrió la oportunidad de ver otras formas de vivir, muchos más simples y menos consumistas. A principios de los años 90 empiezo a vivir una permacultura a través de cursos y una instancia vivencial de dos años y medio de una ecoaldea que recién se estaba formando en el norte de España llamada Matavenero y la considero hoy mi universidad y estando ahí, definitivamente me convenzo de no seguir el camino de la educación formal sino más bien me formo a través de mentores, trabajos prácticos, colaboración en pro-

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yectos. En 1992 me invitan a México y llego un año después a través de un intercambio cultural y puedo conectarme con un movimiento emergente de culturas alternativas, que además del movimiento ecologista y ecológico del cual siempre he formado parte también incluía, movimiento más espirituales, y también de ecología política, entonces además tengo la oportunidad de trabajar con Ong`s y conocer comunidades rurales e indígenas, algo que junto con el hecho de que conozco mi compañera de vida me convence de seguir de viviendo en el continente americano y vivo en México desde el año 1993 y ahí pronto me vuelvo a interesar en Permacultura que ya había conocido en la ecoaldea pero si decido realmente capacitarme, tomar cursos, trabajar en proyectos, a través del movimiento bioregional de América del Norte conecto con varios instructores, y ya en 1996 tomo mi primer certificado de permacultura y desde entonces no me he salido de esta trinchera, aunque actualmente ya no necesariamente lo llamo permacultura, sino diseños de sistemas ecológicos que están inspirados en principios de permacultura. - Después de los primeros cursos en México decido refinar mis conocimientos a través de trabajos prácticos; cuando nace mi primer hijo en 1997 esto como casi me obliga a por fin de quedarme en un lugar durante un tiempo en una casa donde establecimos los primeros huertos y empezamos a dar los primeros talleres, trabajando nuevamente con Ong`s y luego hacemos un viaje por todo el mundo en 1997 y 98 visitando diferentes países, buscando una ecoaldea donde quizás pudiéramos quedarnos y regresamos a México después de haber ido por varios 68

países de Europa y latino América y Europa regresamos a México a correr un proyecto de agricultura orgánica, comunitaria y permacultura en una ecoaldea de las más antiguas que se llama ecoaldea Huehuecoyote. Después de una estancia de dos años, ahí tengo una temporada, trabajo nuevamente con ong en comunidades alejadas y en proyectos relacionados con el agua y ya por el año 2001 regresamos al estado de Michoacán situado en el noroeste de la ciudad de México y hacia el 2002 podemos comprar un pequeño terreno donde decidimos plasmar nuestro proyecto. Desde el año 2002 entonces estamos desarrollando una minigranja familiar que se desarrolla en las orillas de un pueblito de cinco unidades tantas que se llama Erongaricuaro en el Estado de Michoacán y desde entonces pues estamos desarrollando este lugar que fue en principio un potrero, una milpa mal cuidada y la estamos convirtiendo en nuestro pequeño ecohábitat donde seguimos viviendo y desarrollándonos hasta el día de hoy. En ese lugar ahora corremos cursos, talleres tanto para la comunidad de Erongaricuaro, como para todas las gentes que estén interesadas en esta experiencia. En mi vida personal intento de usurpar del trabajo invierto parte de mi energía en mantener este lugar y de producir algún alimento y cuidar a mi familia y de colaborar con la comunidad, otra parte de mi energía va en la investigación, en la crecer las habilidades y mis conocimientos y un tercio de mi energía lo ocupamos en tener una página en internet que es bastante visitada que se llama tie-

rraamor.org, y dar cursos a los estudiantes, es decir, en apoyar a otras personas en su camino hacia una vida menos consumista y más productividad que para mí esto es el gran cambio que tenemos que hacer como individuos y como comunidad en la tarea de transformarnos de consumidores dependientes y pasivos en productores interdependientes, en comunidades realmente productivas independientes de este gran sistema de crecimiento industrial. La sociedad de crecimiento industrial se está topando con serios desafíos que tienen que ver con el acceso de recursos y energía que necesita para seguir funcionando como hoy en día está funcionando. El modelo de crecimiento exponencial está llegando a sus límites y ya estamos trae serias repercusiones en la forma como se expresan sus economías. En ese sentido México es un buen ejemplo; México es un país que ha dependido por décadas de la exportación de minerales, especialmente del petróleo, era uno de los mayores productores a nivel mundial y esta producción de petróleo llegó a su pico entre el año 2002 y 2005 y está bajando de una forma dramática, lo cual tiene consecuencias visibles ahora, en todo el mundo, lo que podemos observar en México es algo muy interesante, es prácticamente la desarticulación de un estado nación que estaba muy fuerte durante décadas y está ahora realmente, como que desarmándose, lo cual causa tiene serias repercusiones, y que están a la vista de todo el mundo, por ejemplo el sistema político completamente disfuncional y el surgimiento de pode-

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res paralelos al gobierno central y muchos de estos se abastecen o financian con negocios ilícitos, el tráficos de drogas, armas, y personas. Un panorama bien conocido en el contexto colombiano donde actualmente nos encontramos, parte de mis constantes viajes a Colombia han sido la motivación de aprender como el pueblo colombiano lo hizo, como el pueblo colombiano convivió con este panorama que aquí es bien conocido, por suerte ahora, está menos inminente como fue por ejemplo hace una década. En México tenemos que aprender mucho de los colombianos en términos de organización social, resiliencia, frente a un panorama donde hay mucha incertidumbre. Más allá de esto considero México como un caso ejemplar de lo que puede pasar con el pico de todos los materiales, minerales y energía, y población y alimentos, en todos estos ámbitos estamos viendo ahora claramente, que hay límites, y esos límites, pues ya están chocando con el deseo de la sociedad industrial de seguir creciendo, creciendo, y creciendo, nosotros estamos atrapados como humanidad en el mito de crecimiento eterno y eso se refleja por ejemplo en el sistema económico que rige en la actualidad que es el capitalismo que depende del crecimiento para literalmente sobrevivir. Ahora hay un desafío, no podemos hacer crecer la economía sin también crecer en la extracción de recursos minerales, recursos de energía, energéticos de la madre tierra y ahí hay un serio desafío para todos nosotros y es que la madre tierra ya no puede entregar más sino por entregar menos, entonces yo veo en la

permacultura diseños de sistemas ecológicos, un marco de principios ecológicos y valores fundamentales una muy buena manera como nosotros como individuos y comunidades nos podemos preparar ante un escenario donde recursos y energías sean cada vez más limitados y cada vez más difusos, en este sentido para mí la permacultura (lo que estamos viendo en este evento y muchos disciplinas asociadas que no necesariamente se llaman así), son una respuesta creativa proactiva, propositiva, positiva ante este escenario de crisis social y ambiental que estamos viendo ahora por todos los lados. Ahora Holger, te voy a decir cuatro palabras con m y tú dices lo que se te venga de corazón cuando las escuches; la primera es Milpa: -Milpa... la asociación tradicional en México, un pequeño policultivo basado en el cultivo de maíz, frijol y calabaza y al mismo integraba entre 20 y 50 diferentes especies dependiendo del lugar donde nos encontramos, eso ha sido una forma como los indígenas en México, en Mesoamérica y quizás también en otros lugares de América han logrado sobrevivir y prosperar durante en siglos y milenios. “Memoria” Memoria ancestral: es la reconexión con lo profundo de la humanidad. “Michoacán” Michoacán: pues un bello estado en las montañas de suroeste del centro occidente de México el lugar donde se asentó una de las culturas, indígenas más fuertes que aún hoy están vivas las comunidades Purépecha, hoy en día nos están dando

muchos ejemplos de resiliencia y organización comunitaria. -“Mar” -Mar… eso cubre el 65% de planeta Tierra y cubierto por los océanos de agua salada, interesante que la composición química del agua es muy similar a la composición de nuestra sangre. -“Muerte” -Muerte es el renacimiento también no hay vida sin muerte y la vida comienza con la muerte, por lo cual lo tenemos que integrar a nuestra cosmovisión y no apartarlo como lo hacemos actualmente en nuestra cultura occidental Entrevista a ELDA IRIS VILLALBA (Uruguay) Entre las personas más interesantes y bonitas que participaron de la Convergencia, se encontraba esta uruguaya, la mayor y más joven de quienes allí participamos. Dejemos que ella misma se presente y nos lleve en un viaje sobre su modo de ver el mundo… - Me llamo Elba Villalba, soy uruguaya, vivo en una zona rural de Uruguay, soy maestra de permacultura, me apasiona trabajar con jóvenes, lo que más amo en la vida y plantar, soy gran plantadora y custodia de semillas. -Cuéntanos de esa labor de custodia de semillas, hace cuánto tiempo que la llevas, lo más grato en ese trabajo, y cuál es la importancia de ejercerla… -Bueno, en realidad en la conciencia de que hay que guardar semillas a mí me apareció en 1994 cuando quise comer chicharos y no había más en mi país, y de ahí empecé a rastrear para recuperar las semillas antiguas, porque me parecería que era perder parte de nuestra soberanía y de nuestra

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identidad cultural, porque la comida es parte de nuestra identidad., y si no tenemos maíz criollo, estamos comiendo maíz de una sola variedad, de maíz hibrido, y se están perdiendo las variedades, entonces era recuperar parte de la cultura nuestra, y era parte de rescate cultural porque hubo que ir interior profundo que es donde se cultivan todavía las semillas, porque la gente está aislada y mantiene celosamente esa cultura. -Tú has caminado durante algunas décadas por distintos lugares, ejerciendo muy distintas acciones y digamos que ahora estás en el interior de tu país, en la Sierra con un proyecto de educación y formación en permacultura. Cuéntanos por qué surgió ese proyecto y cuáles han sido los logros, lo que más felicidad te ha dado esa labor. -En realidad, este proyecto nació como una necesidad, porque

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yo siempre fui docente, primero docente en primaria, fui maestra de maestros, y cuando descubrí la permacultura sentí que era lo que yo buscaba, algo que tenía un enfoque muy holístico, y que comprendía todos los aspectos de la vida humana, y después surgió como una necesidad, porque los alumnos de pronto no tienen donde hacer práctica y la escuela no es un lugar donde se dictan cursos ,sino que es un lugar donde se aprende de la práctica, de la acción, y los chicos necesitan donde trabajar, donde practicar, sobre todos los chicos de la ciudad, que se requiere de que ir todos al campo, allá están comprando mucho, allá la tierra es muy cara en este momento, un poco por la soja otro poco los proyectos de plantaciones de eucalipto para celulosa y las tierras han subido mucho su valor ,no son accesibles para los uruguayos y menos para los jóvenes, entonces, el mecanismo que han

encontrado es comprar entre varios un terreno e irse a trabajar al campo, pero no por huir de la ciudad sino porque quieren reconectar con el campo y necesitan apoyo y a mí lo que más felicidad me da es estar con ellos, acompañándolos, apoyarlos, estimularlos y darles amor de abuela, me dicen abuelita muchos, entonces eso me da mucha felicidad. - Actualmente los gobiernos progresistas de América Latina, que se dicen ser de centro izquierda no se diferencian mucho de los gobiernos neo-liberales o profesionalmente de derecha en el sentido de haber reconvertido nuestros países otra vez en netamente exportadores de materia primas dentro de esa llamada división internacional del trabajo, y pareciera que hasta Uruguay ( que se ha puesto de moda por ciertos avances de carácter social en ese aspecto), sigue la misma línea de los otros.

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Elda: La única diferencia yo creo que ha habido es que los gobiernos progresistas, han tenido políticas proteccionistas para las clases más desposeídas, pero en cuanto a la producción no habido progreso alguno o pocos porque hay un estímulo, bueno, está la trazabilidad de la carne porque quieren exportar carnes orgánicas porque quieren hacer más dinero, apoyo a las celulosas como en las viejas épocas de la derecha este, lo que ha llevado a buscar fundar un puerto de aguas profundas de la que todo el mundo se opone pero la izquierda allá están comprometida en eso y después la minera a cielo abierto, estamos pasmados, porque no puedo decir otra palabra ya, que el gobierno de izquierda esté de acuerdo con eso hay un gran desencanto entre la juventud y la no juventud, yo soy de las personas que estoy muy desencantada con la izquierda y nos hemos vuelto más bien independientes y estamos a la expectativa de que los movimiento vengan por otro lado. - Frente al Extractivismo tenemos que hacer un extra activismo en conciencia y acción debida frente a esa locura de la codicia humana. Elda: En eso estamos, además, a mí no me gusta luchar en contra, no me gusta ser movida porque creo que no conducen a nada, y yo lo que promuevo son acciones positiva por la vida entonces, es que los chicos que plantan, que cuidan su salud que se alimenten bien, que cuiden el agua, me parce mucho ms importante y frente a la minería extractiva poner conciencia que hacer un pozo de extracción de agua es tan minera extractiva como sacar minerales,

frente al problema de agua que este año hubo muchos sequias ya, todo el mundo dice no hay agua, hay que hacer pozos, digo es tan generoso el universo que llueve igual para todo para ricos y para pobres por igual, lo más democrático que conozco, que hiciste con la que paso por tu finca pasó, ¿la dejaste ir? Entonces hay que buscar eso, otras formas de trabajo para captar agua y consumir menos agua, yo propongo, siempre promueve el descenso del consumo, como digo siempre necesito poco y de lo poco que necesito poco. - Si esa linda frase se une a esa de que es más sintética de que menos es más y que como decía un poeta de acá, todo es mío en la medida en la que nada me pertenece que podría aplicarse muy bien a lo que estabas diciendo. Vamos a jugar un jueguito para terminar, yo te digo una palabra y tú me dices lo que se le venga a la mente… -“Arcoíris” -Yo me llamo Elda Iris -Ah, cuéntanos un poco de tu nombre. -Mi mamá, mis padres eran del campo; un año de escuela y todavía ignoro de dónde sacó ese nombre porque Elda es muy poco frecuente, conozco otras dos Eldas en Uruguay, así que no sé de dónde viene, Iris tampoco, solo sé que descubrí googleando como hace todo el mundo ahora, que es un nombre que tiene actitudes para hacer horticultura o educadora y me parece muy gracioso porque son las dos cosas que yo soy, así que el nombre a uno lo determina mucho, Iris será que tengo todos los colores del arco iris.

Ahí mismo se ve en tu chaquetica. -“Tacuarembó” – Gardel, Uruguay, el interior de mi país, de donde yo provengo, es gente de campo, naturaleza viva. -“Renacer” -Esto es lo que me sucedió a mí, no sé yo diría los 50 años como que si renací a la vida, fui otra persona, creo que a partir de que descubrí la permacultura, porque coincidió con un quiebre en mi vida, yo ahí había decidido que ya no quería más estar en la ciudad, yo me había tenido que ir a la ciudad para criar a mis hijos, para educarlos o en una época muy dura económicamente, socialmente, me sentí un pájaro enjaulada en Montevideo y a esa altura de mi vida resolví que me iría nuevamente al campo, y mi familia me dijo que estaba loca, pero para mí fue un renacer y uno de mis hijos cuando me fue a visitar me dijo, esta madre no era la que yo conocía, yo renací. -“Sierra” -Es el lugar donde yo vivo, piedras, ramas, paisaje agreste, es donde crecí y es lo que resuena en mi plano emocional. -“Luz” -La que nos baña a todos, la fuente de la vida. -“América” -Vida. Un sueño Que estemos hermanados todos por el amor a la Pachamama.

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PATRIMONIO Y MEMORIA EN LA CIUDAD DE MEDELLÍN1 Por: Luis Fernando González Escobar. Arquitecto, urbanista, profesor Universidad Nacional sede Medellín. Director CEHAP

“Nada es lo mismo, Nada permanece. Menos la Historia y la morcilla de mi tierra: se hacen los dos con sangre, se repiten” Ángel González, Glosas a Heráclito2 1. Este texto fue publicado por primera vez en el libro Historia de las ciudades e historia de Medellín como ciudad, un libro publicado por la Corporación Región como parte del programa Conoce tu ciudad, coordinado por Ramón Moncada Cardona, en 2007. Por lo mismo hay que tener en cuenta algunas referencias de aquellos años, lo mismo que planteamiento probablemente superados. Se le han hecho algunas revisiones y ajustes al texto. De igual manera se incluye otro material fotográfico para esta edición de la revista. 2. Epígrafe en el libro de Manuel Cruz, Escritos sobre memoria, responsabilidad y pasado, Cali, Colección Artes y Humanidades Programa Editorial Universidad del Valle, 2004, p. 7.

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H

ablar sobre el patrimonio y la memoria puede sonar a un tema leve o insustancial para el hombre y la sociedad actual. De hecho así se ha considerado o, al menos, se le hace ver así. Y cuando digo se le hace ver, me estoy refiriendo en específico a Colombia, y, en específico, a la ciudad de Medellín. Pues lo que se piensa, vive y hace en este momento en esta ciudad del valle de Aburrá no necesariamente está en sintonía con el mundo, no obstante que se quiere hacer creer de lo contrario. Para algunos autores en el mundo hay una fuerte obsesión por la memoria histórica, que “se traduce, por una parte, en una sobreabundancia de interpretaciones del pasado y de representaciones del mismo y, por otra, en una auténtica proliferación de conmemoraciones, memoriales, etc. En este contexto el pasado parece estar reemplazando el futuro como lugar privilegiado de referencia en el debate político”3. 3. Fina Birulés,”La crítica de lo que hay: entre memoria y olvido”, en: Manuel Cruz -compilador-, Hacia dónde va el pasado. El porvenir de la memoria en el mundo contemporáneo,

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Pero en el caso de Medellín hay cierta particularidad pues en ella desde el siglo XIX, el futuro es la referencia permanente, el pasado poco importa. El futuro tiene muchos matices y posibilidades. El pasado está anclado, sometido a una lectura rígida y congelada, como se verá más adelante. Es precisamente por el inmenso valor que tiene el pasado, que el patrimonio y la memoria como expresiones de él, se minusvalora. Es el temor a que se entienda en su verdadera trascendencia que se le da ese toque entre romántico, superficial, irrelevante, sin propósitos aparentes y sin efectos pragmáticos a la vista, como para desestimarlo. El escritor checo Milán Kundera, en ese delicioso libro llamado El libro de la risa y el olvido, pone en boca de uno de sus personajes la siguiente sentencia: “la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”. Y más adelante: “el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro solo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se rescriben las biografías y la historia”4 De ahí la importancia de preguntar por los mecanismos de memoria en nuestro país: ¿cómo funciona la memoria -nuestra Barcelona, Paidós, 2002, p. 141. 4. Milan Kundera, El libro de la risa y el olvido, Bogotá, Seix Barral Biblioteca Breve, octubre de 1987, pág. 40.

memoria-?,¿Qué tanto valor tiene o se le atribuye?, ¿Cómo se incluye en la Historia -en nuestra(s) historia(s)-?,¿De qué forma o manera se rememora, conmemora, plasma o materializa? Señalaba Jorge Luis Borges que “el olvido es una de las formas de memorial su vago sótano, el secreto reverso de la moneda”, eso que es válido en términos generales no es válido en el caso de Colombia. Porque es claro que recordar y olvidar en suma forman la memoria De ahí que la memoria es trabajada por el poder como una manera

de perpetuarse. Así un dictador como Stalin en Rusia determinó a quiénes recordar y a quienes olvidar. Hizo de la memoria estatal un refinado y maquiavélico mecanismo de poder. Su círculo de amigos aparece rodeándolo en los buenos tiempos iniciales. Las fotos dan testimonio de ello. Con el discurrir del tiempo los enfrentamientos, las discusiones y diferencias personales, ideológicas y políticas alejó y enfrentó a algunos de ellos con el “padrecito”. Cada uno de ellos fue eliminado físicamente y luego de las fotografías hasta quedar sólo con un paisaje de fondo perfectamente maquillado en reemplazo de sus amigos

iniciales. El poder determina qué y a quién se recuerda, de acuerdo con sus particulares intereses por eso la memoria también hay que democratizarla. De ahí la importancia de preguntar por los mecanismos de memoria en nuestro país: ¿cómo funciona la memoria -nuestra memoria-?, ¿Qué tanto valor tiene o se le atribuye?, ¿Cómo se incluye en la Historia -en nuestra(s) historia(s)?, ¿De qué forma o manera se rememora, conmemora, plasma o se materializa? Sentenciaba Jorge Luis Borges que “el olvido es una de las formas de memoria, su vago sótano, el secreto reverso de la moneda”, eso que es válido en términos generales no es válido en el caso de Colombia. Porque es claro que recordar y olvidar en suma forman la memoria. La memoria no sólo es lo que se recuerda sino también aquellos grandes vacíos que, consciente o inconscientemente se dejan en el olvido. Pero en nuestro país se ha caído en el extremo de olvidar todo. Una amnesia individual y colectiva que no permite anclajes. Una forma que ha servido para eludir responsabilidades y nos ha impedido cerrar procesos dolorosos de manera adecuada El escritor alemán W. G. Sebald dice que “parece evidente que aquellos que no tienen memoria tienen una oportunidad mucho mayor de tener vidas felices que aquellos que la tienen. Pero hay algo de lo que no puedes escapar: una inclinación natural a volver la vista atrás. Si intentas escapar de

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silencia o se hace altavoz. Pero, ¿qué es la memoria y porqué es importante?7 La memoria permite la humanización del tiempo y el espacio. Como señala André Leroi Gourhan la memoria no es una facultad del hombre sino un dispositivo, un gran invento. Hay una memoria hereditaria y otra memoria aprendida, con ella dotamos de sentido al mundo y, por tanto, sólo así le damos sentido a la existencia.

Reproducción pintura de Ethel Gilmoure, Museo de Antioquia

la memoria acaba disparándote por la espalda”5 Por eso es que se dice que Colombia, por encuestas y dudosos estudios, es un país feliz a pesar de sus problemas, pero en realidad es una mascarada, la cual, cada determinado tiempo, se nos cae y nos muestra las heridas no sanadas. Es la manera reiterada que la memoria nos dispara literalmente por la espalda. Nuestra desmemoria es uno de los mayores daños en la imperfecta construcción como nación, lo reitera sentenciosamente la periodista María Jimena Duzán: “no tenemos una memoria colectiva, y por lo mismo, somos proclives a olvidar. A no celebrar nada, a no recordar nada ni a reaccionar ante nada”6. Por eso es necesario volver a preguntar quién recuerda y quién olvida, con qué intenciones se 5. En Suplemento El Cultural, periódico El Mundo, Madrid, 24 de diciembre de 2003. 6. María Jimena Duzán, “Jodidos pero conformes”, periódico EI Tiempo, Bogotá, 27 de marzo de 2006, p. l-19

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Con la memoria se fundan e instauran “dominios de identidad y reconocimiento”, por eso son tan vitales y fundamentales tanto para el individuo como para el colectivo en la medida que determina formas de anclaje, de adscripción en uno u otro sentido. Interesa en este caso las memorias adquiridas las cuales “hacen de nuestro agrupamiento un agrupamiento social en pleno sentido de la palabra”8: como estrategia o como dispositivo. Pero, como no es una facultad ni una propiedad de la inteligencia, la memoria es más bien un soporte donde “se inscriben cadenas de actos” para hacer del individuo un sujeto y del grupo una etnia. Cadenas de actos que se transmiten de generación en generación, con un carácter operatorio que “permiten la supervivencia y el desarrollo grupal. De igual manera es necesario señalar que la memoria como soporte “requiere de la 7. Para este aparte he recurrido, en buena medida, a las reflexione del profesor Jairo Montoya en su documento, “Tipologías de Memoria”, documento inédito de la Maestría en Estética, Facultad de Ciencias Económicas y Humanas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, sin fecha, del cual he hecho una elaboración resumida a propósito de mis intereses. Espero no haber traicionado al autor. 8. Ibíd., p. 5.

materialidad del registro para su puesta en obra”9; por lo que hace uso o requiere variadas superficies de inscripción. Si miramos un cuadro como Soñando a Babel, 1997, del pintor español (sevillano) Curro González podemos mirar cómo la ciudad tiene múltiples superficies de inscripción que dan cuenta de igual manera de una multiplicidad de cadenas de actos. Igual lo registra el trabajo presentado por Mauricio Carmona en el Salón Regional de Artistas de 2006, De-construcción de la Torre de Babel, obra “resultado de su interés sobre la ciudad, su ruina su transformación. Su muerte y sus resurrecciones permanentes”10. La ciudad es un escenario de muerte y vida, de constante cambio, de mutaciones, por eso mismo es un complejo nudo de memorias, desde las memorias individuales hasta las colectivas. Allí se escenifican las Memorias Repetitivas, inscritas en la materialidad fisiológica de los cuerpos, formadas por las prácticas y rutinas elementales del hombre; las Memorias Recordativas, son propias de las prácticas de reconocimiento del “cuerpo social”, esto es las formas institucionalizadas de la organización colectiva: la familia, la escuela, el territorio, la aldea y hasta la patria...ahora tan de moda y hasta reelegida; las Memorias Rememorativas están en el orden de las elaboraciones simbólicas y sus imágenes, es decir, referidas al terreno del lenguaje. Estas Memorias Rememorativas permiten “reactualizar el pasado como pasado pero en presente les ni más ni menos condensar en el dispositivo del lenguajes las hue9. Ibíd., p. 16. 10. Los “Hijos de la Ciudad”, suplemento Generación, El Colombiano, 26 de marzo de 2006, p. 7.

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llas y registros que posibilitan a la colectividad y en consecuencia al individuo, la puesta en obra de sus memorias rememorativa”11. Curiosamente la arquitectura se inscribe en las Memorias Rememorativas no como materialidad física sino como lenguajes que recogen las imágenes y los símbolos de un espacio tiempo dado. Es particularmente importante resaltar esto pues normalmente se mira sólo desde el evento material o técnico, pero no una superficie de inscripción, en donde el espacio y la materialidad arquitectónica dan cuenta de una diversidad de acontecimientos o cadena de actos que relacionan la forma resultante con procesos de orden social, cultural, técnico, económico o político. Es lo que Milán Kundera, en el libro La Lentitud, bella y sabiamente, dice: “es una exigencia de la belleza, pero ante todo de la memoria, imprimir una forma a una duración. Porque lo informe es inasible, inmemorizable...”, y ahí, la arquitectura es una superficie de inscripción donde su forma da cuenta de una temporalidad –duración-, por tanto es tan significativa como memoria para los individuos y las colectividades, con su sentido trascendente estético o espaciaI, técnico y material. De nuevo cabe preguntar: ¿si tenemos un problema de desmemoria en lo social o político, entonces para qué el patrimonio?, pareciera cosa insustancial hablar de la arquitectura como patrimonio. Pero como se ha señalado hay en él un sentido trascendente más 11. Jairo Montoya, “Tipologías de Memoria”,…Óp. Cit., p. 26.

Recorte de prensa, El Tiempo, Bogotá, 11 de diciembre de 2006

allá de un problema de estéticas o de nostalgias. Sin caer en un problema ético podría decir nuestra desmemoria social y política está en relación directa a la incapacidad de proteger el patrimonio. Las desmemorias se enlazan por aquella cadena de actos que señalaba atrás. Algo en lo que Medellín para entrar en lo específico, ha sido y es muy proclive. El Historiador Jorge Orlando Melo, en un texto, si se quiere, ya clásico, se planteaba hace unos años: Lo primero que debe mencionarse es la forma como las gentes de Medellín viven y perciben su relación con la historia de la ciudad. Desde el siglo pasado, sus grupos dirigentes, probablemente acompañados por el grueso de la población, han compartido una inequívoca fascinación por el progreso. Entre otras expresiones, esto se ha manifestado por una relativa indiferencia por las marcas de su pasado y los elementos físicos, arquitectónicos y del paisaje que en algún momento hicieron parte de la identidad de la ciudad.

Esto ha llevado por lo común a una fácil destrucción de los hitos históricos de la ciudad, o a ignorar los daños causados por algunas obras de desarrollo en edificios y paisajes tradicionales.12 Una indiferencia que se manifiesta en la mutilación, como el caso de la antigua ermita de Jesús Nazareno, donde los muñones muestran lo impúdico que es el tratamiento a la arquitectura y patrimonio urbano. Un monumento silente al progreso, cuando el carretero Norte se ensanchó para hacer la carrera Carabobo. Las vías han sido prioridad para la ciudad. Ella se ha pensado y planificado desde el sistema vial y las distintas formas de transporte. Aún más impúdico que dejar los muñones es la capacidad de destrucción total, de la eliminación y el ocultamiento, con el que vanamente se pretende borrar la memoria. Valga la pena señalar cómo el patrimonio y su aniquilamiento volvieron a ser tema de discusión pública entre finales del 12. 7 Jorge Orlando Melo, “Historia y representaciones imaginadas”, en: Memorias del Seminario una Mirada a Medellín y al valle de Aburrá 1993, Medellín, Editorial Lealon, 1994, p. 13.

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año 2004 y el primer semestre del 2005, cuando se demolió el Pasaje Sucre, en el sector de Guayaquil. Pero este nuevo “arquitecticidio” reeditó viejas y nuevas discusiones: progresistas versus románticos, hombres con visión de futuro y hombres quedados en el pasado, ruinas frente a progreso. Ya desde los años veinte había quienes se oponían a la demolición de los “monumentos” y veían con preocupación y escepticismo el progreso que se tomaba la ciudad. Miremos esta cita de 1928, cuando comenzó a ser derruida la llamada Torre de Pilatos, en la carrera Carabobo, para levantar allí el Palacio Nacional: “Orgullo y ostentación de nuestros sencillos abuelos que veían en ella el monumento arquitectónico de la Villa, fue la vieja torre del antiguo Palacio de Justicia, que hoy derrumban los obreros de la civilización, los enviados extraordinarios del cemento armado”, escribía en una “Croniquilla”, un columnista -con el seudónimo de Cirano de la Mancha-, entre resignado e irónico, para continuar: La antigua pueblerina fisonomía de la Villa de la Candelaria cambió por completo, y con ella la psicología de los habitantes. Las almas como las calles se tornaron de cemento armado y brea. ¡Cuánta brea, cuánto cemento armado! Y fueron cayendo las fortalezas inamovibles de las viejas ideas, de las ideas que se creyeron eternas, al compás de la piqueta que derruía los vetustos edificios. Transición intensa y rápida; peligrosamente rápida...13 13. Periódico El Heraldo de Antioquia, Medellín, septiembre de 1928.

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Para estos años ya se hablaba de la especie de “Los Demoledores”, mientras otros se autoproclamaban antiprogresistas e incluso acudían a la nostalgia como mecanismo de defensa para evitar que quitaran, por ejemplo, la verja del Parque de Bolívar, demolieran la columnas de la Veracruz y pavimentaran su plazoleta, para señalar casos que podrían ser menores y casi sin trascendencia. Lo cierto es que desde los años veinte la demolición fue una actividad bastante elogiada, auxiliada por los incendios, premeditados o no, que permitieron levantar las nuevas edificaciones reclamadas por la clase dirigente, los comerciantes, banqueros y demás miembros de la élite, con el aplauso seguro del pueblo. Así hasta llegar a finales de los años sesenta cuando se demolió el edificio Gonzalo Mejía -formado por el Teatro Junín y el Hotel Europa-, el ejemplo clásico o paradigmático de las demoliciones en Medellín. Ubicado en la esquina de Junín con La Playa se construyó en los años veinte por iniciativa de Gonzalo Mejía, de ahí su nombre. El diseñador fue Agustín Goovaerts, un arquitecto belga llegado en 1920 y quien permaneció en la ciudad hasta 1928. Gran conocedor de la estilística europea acudió al Art Noveau, para edificar uno de los más interesantes ejemplos de esta arquitectura en América Latina, no un mero pastiche como pensarían algunos o ejemplo del estilo “pastelero”, como irónicamente llama Jacques Aprile a algunos de estos edificios. En la esquina aparentemente había una vieja e inservible casona colonial. Lo que es falso. La casa demolida, de propiedad de una familia de apellido Jaramillo, era

parte de la renovación arquitectónica ocurrida en la ciudad en el último cuarto del siglo XIX. Siempre se ha querido negar este periodo como de cambio, con nuevas aportaciones y simplemente señalar que antes no había nada. Pero desde los años setenta del siglo XIX hubo una modernización arquitectónica bastante significativa, la que siempre se ha ocultado o menospreciado para con esto argumentar con mayor facilidad la demolición. No había nada que valiera la pena, simples cosas viejas, sería la premisa. Esto quiere decir que la casa “moderna” del último cuarto del siglo XIX, fue reemplazada menos de cincuenta años después por otro proyecto “moderno”, que sólo duraría cuarenta años para ser construido en su lugar otro edificio “moderno”. La demolición del Teatro Junín (y la totalidad del edificio Gonzalo Mejía), el 5 de octubre de 1967, fue saludada un día antes en la radio, dando cuenta de su decadencia pero también de la importancia y de la dificultad de su reemplazo: Mañana empezará la pica a desmantelar el viejo teatro La cornisa barroca que anunciara las luminarias aztecas del celuloide y que fuese testigo de tantos actos heroicos en el corazón de Medellín, no volverá a iluminarse más. El Junín ha cumplido su tarea y ahora sucumbirá como cuota de sacrificio ante el progreso. En la pantalla del viejo teatro quedará resonando el eco de las balas de su última película: Arizona Colt. Hasta en la

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muerte, el Junín tenía que seguir siendo ruidoso.... No habrá teatro que reemplace al Junín por mucho tiempo. Medellín que no lo quería en los últimos tiempos palpará ahora que un gran coloso ha desaparecido para siempre. ¡Y que gran falta hará!14 Como es obvio el argumento mayor para su demolición fue la mentalidad de renta urbana que existía en la ciudad desde finales del siglo XIX. Cuando se demolió todavía no había un proyecto en su reemplazo. En la publicidad se ofrecía en venta “la mejor esquina de Medellín”, con las consiguientes especificaciones: “Los edificios y terrenos que componen la comunidad de Junín, con un área de 5.444.34 varas cuadradas, situados en el centro de Medellín, esquina de la Avenida La Playa, crucero con la carrera Junín, se venderá en pública subasta en el mes de Mayo próximo. Precio $8.281 .298.00” Escuetamente varas cuadradas en una esquina comercialmente importante. Aquí no interesaba el edificio, su estilo, historias o memoria rememorativa, sino la escueta utilidad económica. Nada de lenguajes inscritos en una superficie. Un simple cambio de pesos por cada vara para dejar luego un lote. Desde entonces en Medellín han reñido tradición y modernidad, el pasado y el futuro. El presente no ha sido un equilibrador entre ambos. Siempre se demuele para 14. A.H.M., Miguel Zapata Restrepo, “Réquiem por un teatro”, en: Clarín, Medellín, 4 de octubre de 1967.

progresar con una memoria arquitectónica que no alcanza más de dos generaciones, cuando mucho. Algo de más de treinta años es señalado como antiguo. Basta ver una monografía de 1959 en la que las fotos muestran el supuesto Medellín antiguo y hace referencia a áreas urbanas con edificios Art Deco de los años treinta, esto es, menos de treinta años de haberse construido y eso se consideraba una antigüedad. Por eso, después del Junín, siguieron el mismo destino muchos otros edificios representativos de la ciudad, como el Teatro Bolívar, el Banco Republicano, el edificio Tobón Uribe y muchos más edificios y viviendas de gran representatividad, saludada su demolición en la prensa como un acto de progreso y alabada su desaparición por panegiristas que los consideraban absurdos estéticos, formas de arribismo y de crear una falsa alcurnia. En esas se la ha pasado la ciudad, encontrar argumentos para borrar su memoria urbana, como en el caso reciente del Pasaje Sucre. Hay que insistir hasta el cansancio: la memoria y lo contemporáneo no riñen. Pueden ser complementarios si hay sensibilidad y capacidad imaginativa. Nada más fácil que hacer tabula rasa. El mejor ejemplo de incompetencia de un arquitecto es el lote vacío, pero cuando tiene la condición antes y retos se sabe la destreza, la capacidad de análisis y de resolución, el acto creativo por excelencia. Esa dicotomía entre el pasado y el futuro es una característica particular del antioqueño, especialmente en Medellín, dando como resultado una especie de fetichización de la memoria. Señala el

profesor Antonio Aguilera que el fetichismo del tiempo “es el núcleo del historicismo y de la idea de progreso, también del eterno retorno, pues el ser aparece como tiempo puro”. En este sentido la cultura “paisa” es paradójica: supuestamente es ahistórica en su búsqueda de progreso, pero se afirma en un historicismo. Una cultura urbana, en proceso de metropolización que busca sus identidades en nostalgias campesinas, en églogas paisas. Lanzarse hacia el futuro en una aventura desesperada implica encontrar una idealización en el pasado y no su afirmación en él, por lo que termina haciendo caricaturas de sí mismo o fetichizando el tiempo y la memoria, creando un ser ideal que no existe sino en el imaginario. De esa manera de abordar la memoria surge la puesta en escena del Pueblito Paisa, una gran escenografía con arquitecturas sin contexto, sin geografía, sin sociedad; se construyen iconografías paisas muy peculiares, donde se combinan las tradiciones religiosas con las nuevas religiosidades seculares, una estética donde se “sepia” la memoria. Basta mirar en muchas “fondas paisas”, cargadas de objetos, utensilios, imágenes y fotos, todas ellas en color sepia, incluyendo en éstas el mismo metro cable, con lo que se genera un falso pasado en tono de nostalgia. Algo que también se observa en el mercantilismo inmobiliario que invade el centro de la ciudad, donde altas torres con minúsculos apartamentos sin ningún diseño, se han sobrepuesto sobre la misma área de una antigua casona. Sin falsos pudores, para compensar la ausencia de estética y darle un toque de “identidad”, se pone sobre la fachada urbana una por-

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tada “necolonial” o de la “colonización antioqueña”, con puertas y ventanas de demolición y el muro simulando un encalado. Otro fenómeno en boga de la fetichización del tiempo es el reencuentro con la memoria indígena. Este no es un fenómeno nuevo sino que también se reedita, encontrando otros argumentos. En los años veinte artistas como Rómulo Rozo planteaba y trataba de “interpretar los mitos de la cosmogonía chibcha”, que llevó a formar el grupo Los Bachué; señalaba el escritor Max Grillo, desde París en el año de 1927, donde Rozo acababa de exponer, que si la República le concediera una exigua pensión podría dedicarse a realizar obras de gran aliento. La estatua de Nutibara, por ejemplo. Sería un bronce de tamaño heroico. El indomable cacique, nuestro Caupolicán, digno de otro Ercila, aparece sobre un alto peñasco de las montañas antioqueñas, dispuesto a lanzarse al abismo, porque prefiere la muerte a la pérdida de la libertad. Es Nutibara, el representativo más auténtico y más noble de la independencia que pueda encontrarse en la historia colombiana. La estatua de Nutibara, modelada por Rozo, sería digna de las montañas antioqueñas y del héroe legendario que aún parece velar desde sus cimas por la independencia del pueblo que lleva el hierro en las manos porque en el cuello le pesan15. Desde entonces viene ese deseo de apoyarse en un pasado indígena para crear memoria. Pero son indígenas erotizados, apolíneos, ahistóricos, sin tiempo ni espacio 15 El Heraldo de Antioquia, Medellín, núm. 92, 26 de septiembre de 1927, p. 1.

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real. El Cacique Nutibara es elevado a un gran pedestal traído de un pasado lejano, pero saqueado de la historia para uso en al momento. Mientras se exaltaba a Nutibara y se valoraba la cerámica precolombina que se encontraba en las mismas calles de la ciudad de Medellín en los años treinta, se despojaba de las tierras a las comunidades indígenas de Antioquia. Eso no impidió renombrar morros, calles, parques y barrios con el nombre de Nutibara, o crear una iconografía indigenista en estos años. Ahora con la reedición indigenista hay un virus de piedra prehispánica regado por el valle de Aburrá. Adoración de cuanto pueda indicar una gran cultura. Rocas ígneas o metamórficas, erosionadas por el viento y la acción de agentes físicos y químicos, ahora son figuras antropomorfas, seres de civilizaciones pasadas, ubicadas en la tierra pero con complejas relaciones cósmicas. Todo vallado de piedra y camino que se encuentra al paso debe ser señalado como prehispánico, fruto de una civilización compleja pero que por nuestro eurocentrismo hemos subvalorado. lguaI, parecen ser indígenas que queremos acomodar de manera forzada, creando un pasado mitologizado, como otra manera de fetichizar la memoria, lo cual no deja ver incluso ese pasado indígena en sus justas proporciones. En el mismo sentido, pero traído de otro contexto, planteo otra de las paradojas actuales: los Yanaconas son indígenas que viven en San Agustín, al sur, en el departamento del Huila. Ellos fueron demandados por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia -ICANH- por violar las normas sobre el patrimonio, al construir

una carretera sin permiso en un área declarada patrimonial. Una curiosa situación que nos pone a preguntar: a quién representa ese pasado, a los indígenas, supuestos herederos del antiguo pueblo habitante allí, o a la Nación, o la visión purista y ortodoxa de ciertos antropólogos, historiadores y arqueólogos. Los problemas del patrimonio en Medellín Los problemas de Medellín en torno al patrimonio parten de su mismo centro, pues sobre él se cierne una peligrosa desmemoria. La trama, el perfil, la fachada urbana, los espacios públicos y los lugares de encuentro a pesar de los esfuerzos de los últimos años, siguen altamente amenazados. No hay tampoco lugar para una real valoración histórica muy a pesar de seguir conteniendo la síntesis urbana de la ciudad, la única parte donde es posible entender los tránsitos espaciales vividos de la Villa a la Ciudad y a la Metrópoli. Por otro lado los hitos patrimoniales históricos los siguen aislando y olvidando cada, con el fin de tener argumentos para tumbarlo por anacrónico y ruinoso. Todo lo malo de lo que le ocurre a la ciudad en lo urbanístico se le endilga al Plan Piloto de José Luis Sert y Paul Wiener formulado a finales de los años cuarenta. Ellos se han convertido en los comodines de las incompetencias de algunos y los exabruptos de otros. Wiener y Sert, contrario a lo que han promulgado, no plantearon la destrucción del centro. Una de sus propuestas tuvo efectos negativos como es la construcción del Centro Administrativo -La Alpu-

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jarra- que implicó el abandono de muchos sitios del centro, le quitó vitalidad. Pero en el diagnóstico valoraron la importante arquitectura histórica que había allí e incluso señalaron la necesidad de conservarla. Pero no, el centro fue mutilado. Se creó un pequeño centro entrevías, debido al anillo vial de la calle San Juan, Avenida Oriental y Avenida del Ferrocarril, que hoy no permite leer claramente la continuidad urbana e histórica, espacialmente hacia el oriente y nororiente, segregando áreas que antes tenían continuidad. Igual la construcción de vías determinó el auge constructivo de alta densidad, configurando una nueva fachada urbana fundamentada en la alta rentabilidad económica del centro. Nuevos y “modernos” edificios reemplazaron los viejos edificios que a su vez también fueron modernos. Especialmente desde los años setenta el centro anda sin un rumbo claro. Es indefinido en su concepción. Entre los años cincuenta y setenta se hablaba del Downtown, pero después de la ruptura, el arrasamiento, verticalización e invasión del espacio público en los ochenta, comenzó a plantearse la recuperación del Centro Tradicional. Si bien se han hechos restauraciones puntuales de bienes patrimoniales e intervenciones de recuperación en el espacio público al centro no se le había concebido integralmente hasta la última administración municipal con los proyectos de la Gerencia del Centro, pero aun así el centro se mira desde un concepción funcional, geométrica, de tradición mas no desde una perspectiva de Centro Histórico.

Esquema elaboración propia del autor.

Hay un temor o desconocimiento de usar dicha categoría pues se asocia a los antiguos centros coloniales intramuros. Hay que redefinir esa concepción y desde la integralidad darle la dominancia a la centralidad histórica, en tanto esto implicaría que se amojone desde los hitos representativos -espaciales y arquitectónicos- a lo cual los demás se subordinarían. Las áreas de influencia de los Bienes de Interés Cultural de escala nacional y municipal determinarían el sky line de la ciudad y no los edificios de la especulación inmobiliaria. Sería un perfil urbano histórico - si aún se puede lograr algo- lo mismo que las fachadas que superarían el hecho aislado o

da de lo que es espacio público y no se tiene clara una política patrimonial que se defina no desde elementos puntuales sino como fachada urbana. Ya se observan esos grandes ejemplos de arquitectura “Marinillo Posmoderno” y las nuevas y arrogantes edificaciones que se levantan.

zación urbana por calles o manzanas que impediría el arrasamiento de casas, casonas y edificaciones de baja escala, reemplazas en estos momentos por torres de alta densidad

Un Centro no debe ser pensado sólo desde la rentabilidad económica ni aún sobre la supuesta rentabilidad social. El centro debe ser visto como espacio de la memoria urbana y en ese sentido debe ser definido, pensado y configurado. Un espacio no “museificado” sino en consonancia con los nuevos tiempos y ritmos de la ciudad, para

el monumento. Una contextuali-

Proyectos como el eje de Carabobo, si bien se le ha dado una valoración histórica, parte de supuestos históricos equivocados, se centra en una visión restringi-

El Centro Histórico hay que entenderlo como una arqueología de la memoria, pues allí se sedimentan todos los momentos históricos

de la ciudad, pero, también es y

deber ser el espacio de democracia y de la civilidad. Como tal debe ser tratado e intervenido. Allí debe ser espacio neutral de encuentro de todos los grupos sociales, de las manifestaciones políticas y culturales de todos los grupos, del encuentro de la diversidad étnica, social y de tribus urbanas.

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que verdaderamente configure el corazón vital, lugar de encuentro y sociabilidad, que dé cuenta de la ruptura de las segregaciones socio espaciales que imperan en el día de hoy. Un problema grave del centro aparte de las pérdidas arquitectónicas es el de los lugares de memoria y significación. Ya hace tiempo se cercenó la Plazoleta de San José por la Avenida Oriental, pero ahora sigue oculta la antigua Plaza de San Roque, desde los años diez Uribe Uribe, pero hoy perdida en el tráfago urbano, igual que la Roja Pinilla totalmente perdida en su contexto urbano. Estos pequeños recintos no tienen los dolientes que si tienen los grandes espacios que son intervenidos constantemente buscando su reapropiación. Pero también es cierto que los nuevos y grandes espacios públicos construidos no se relacionan con su entorno urbano, sin referencia ni memoria. Sin huellas y sin pasado. Hay mucho de higienismo y asepsia en sus intervenciones. Los diseños no han tenido claridad con respecto a ese pasa-

do urbano e histórico. Un ejemplo claro es lo que sucedió con la llamada inicialmente Plaza de la Protesta, luego Plaza de la Luz y por último lugar Plaza de Cisneros, pretendiendo, por iniciativa de la Academia de Historia, recuperar con el nombre la memoria de aquel espacio que se llevó el ensanche de la calle San Juan.

Cisneros fue el espacio público por excelencia, de lo político y la civilidad pero esto no ocurre con el nuevo espacio que se ubicó realmente en el lote que antiguamente ocupó la Plaza de Mercado de Guayaquil, a la que no se le hizo ni siquiera un mínimo guiño. Precisamente el fracaso de la capacidad de convocatoria de los nuevos 80

espacios se vio en el concierto del cantante Juanes el 16 de octubre de 2005, en el cual se reunieron más de 100 mil personas. No fue en la Plaza recién construida e inaugurada sino sobre la vía, la calle San Juan, que fue cerrada con ese propósito. Pero sin querer ni ser consciente, el cantante reinstaló y recuperó por unas horas con exactitud los límites de la antigua Plaza de Cisneros y la llenó como en los viejos tiempos. Cosas de la memoria. Aparte del patrimonio urbano en el centro, hay otros aspectos alrededor del patrimonio arquitectónico que de manera rápida y sucinta enumeraré sin profundizar: La monumentalización del patrimonio. En tal sentido me refiero el mirar o darle preferencia a los edificios singulares dejando de lado las arquitecturas anónimas Las arquitecturas domésticas o domiciliarias que marcaron rumbos o cambios de dirección en diferentes momentos históricas tanto en las formas urbanas como en las características sociales, culturales, etcétera. Dentro de esto no sólo se incluyen casas de autores anónimos con características arquitectónicas sobresalientes sino pequeños conjuntos con escala y singularidad, hoy amenazados de desaparecer por la fiebre edificatoria vertical. Son elementos arquitectónicos que dicen de los vecindarios pero también de los disímiles lenguajes y formas que predominaron en los distintos momentos históricos. El reduccionismo en el lenguaje arquitectónico. Este problema está relacionado con lo anterior y se refiere al predominio en la lectura arquitectónica urbana de una taxonomía arquitectónica simplista, perezosa, carente de imaginación y precisión histórica. No se puede

seguir mirando ni describiendo la arquitectura desde clasificaciones como Colonial, Republicano y Moderno. Supuestos estilos que no existieron ni existen. Confusión de periodos históricos que tampoco lo son ni abarcan en su totalidad la arquitectura. La simplificación del patrimonio arquitectónico. Si se entiende que los edificios como artefactos “son vida humana condensada”, por tanto tienen una memoria, también hay que mirarlo más allá del aspecto material, técnico y arquitectónico. Por ejemplo, la arquitectura hospitalaria, da cuenta no solo de un estilo arquitectónico, supuestamente ecléctico, también deber leerse como el cambio en la medicina y la medicalización de la ciudad. La presencia fundamental del médico en la ciudad con su concepción urbana desde finales del siglo XIX, a partir del higienismo, encuentra su máxima expresión en un objeto urbano como estético. El antiguo hospital de San Juan de Dios, con sus formas asistencialistas quedaba atrás para dar paso a nuevos hospitales y clínicas: la Noel, la María, la Merced y el más destacado y elaborado ejemplo, es decir, el San Vicente de Paúl. La propuesta del arquitecto francés Gavet, del hospital en pabellones era todo un cambio en la manera de concebir la arquitectura hospitalaria en la ciudad, pero a la vez dotó a la ciudad de unos espacios ajardinados, luego privatizados, conectados a la ciudad con ese eje urbano que era la Avenida Juan del Corral. La negación de “otros” patrimonios arquitectónicos. Esto se refiere tanto a enfocarlo a unas épocas como a unas tipologías y

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temas. Por ejemplo, se hace más referencia a las arquitecturas del periodo colonial y al siglo XIX, pero poca valoración de las arquitecturas del siglo XX. También a la negación de arquitecturas como la industrial las que se subvaloran y no se leda estatus de patrimonial. Curiosamente la ciudad que se ha preciado por haber sido la primera ciudad industrial, ha abandonado el patrimonio industrial. De las interesantes fábricas de la primera mitad del siglo XX no quedan ejemplos, alguna chimenea, algún referente de su ubicación, pero pocos en reciclajes. Acaso el Centro Textil en Guayaquil, pues los Talleres de Robledo, dentro de Simesa, no sabemos cuánto aportará al nuevo desarrollo urbanístico. También están las diferentes manifestaciones de arquitecturas comerciales, bancarias, industriales o recreativas, con importantes aportes de lenguajes de diferentes momentos históricos, para señalar apenas unos ejemplos, que superan la percepción valorativa de lo colonial o, si acaso, de lo republicano. La ampliación de la frontera patrimonial. En este texto he hecho énfasis en el centro de la ciudad. Esto debido a la importancia fundamental que tiene para la ciudad y a la misma concentración de número de bienes patrimoniales dentro de los inventarios, pero se hace necesario mirar más allá del centro a otros sub centros y a los barrios. Los subcentros de memoria son otra manera de mostrar la dinámica urbana de Medellín,ya sea en Belén,Robledo o La América,que dan cuenta de los procesos de los siglos XVlll y XIX, o

Collage barrio San Joaquín, donde se suman la esquina, la virgen, el guayacán y la vivienda, como elementos patrimoniales y de memoria. Fotografía Luis Fernando González, 2006.

los subcentros barriales, donde a pequeña escala se reprodujeron unas maneras urbanísticasde implantarseen el siglo XX.

gares de veraneo de las familias de la elite y hoy incorporadas a la malla urbana, asfixiadas o a punto de ser demolidas.

La historia del crecimiento moderno de Medellín está definido por el barrio, como tipología fundamental, teniendo en la réplica a escala de la centralidad mayor, el principio del ordenamiento: el parque, la iglesia y la escuela, como principios estructuradores. Hay una importante arquitectura religiosa en los barrios, que representan arquitecturas desde el siglo XVlll hasta los mejores ejemplos de arquitectura contemporánea. Pero en los barrios también están las esquinas, con sus iconografías religiosas, las tiendas, los lugares de encuentro y de socialización, es decir, todo aquello que anima la vida barrial y son un patrimonio que está en lenta extinción.

También buena parte de las casas de clase media y de arquitectura obrera y popular, que asumieron las disposiciones espaciales, formales y decorativas del modernismo, el funcionalismo y otros lenguajes. Son los contrapuntos a las viviendas centrales y de las elites.

En los barrios también hay una rica memoria arquitectónica. Allí están las antiguas casas de recreo, las villas y palacetes burguesas, desde mediados del siglo XIX lu-

Allí también quedan los restos de los antiguos sitios de recreo y esparcimiento, a donde la gente iba para salir de la rutina urbana. Zonas periurbanas de charcos, fondas, restaurantes o bailaderos. Es el caso de El Jordán, cerca al parque de Robledo, hoy amenazado de demolición Más que una esquina actual es la referencia a los sitios incorporados a la estructura urbana después de haber sido lugares lejanos, puntos de encuentro y socialización. Un camino, un sitio, un paraje y una geografía ya inexistente pero que encuentra su lugar de memoria allí.

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Antiguo Estadero El Jordán, abierto en 1892, hoy ubicado en el barrio Robledo. Fotografía Luis Fernando González Escobar, 2OO6.

Por último está ese patrimonio rural, no referido en este caso al patrimonio natural, ambiental o ecológico, sino, también, al arquitectónico que se ubica allí y tiene características particulares, desde las casas de las grandes haciendas, las casas campestres o la casa campesina, con sus diversas tipologías. Muchas de ellas relacionadas con la actividad productiva. De este patrimonio hay un gran subregistro. No se ha visualizado y valorado en la debida forma todo ese potencial que existe allí, lo cual, afortunadamente, se ha

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comenzado a destacar por los inventarios adelantados por el Plan Maestro del Parque Regional Arví -en la altiplanicie oriental, desde Bello hasta Envigado- y en el Plan del Área de Reserva Ambiental del Occidente del Valle De Aburrá -desde Bello hasta Caldas y Amagá-. Allí Medellín tiene un valioso patrimonio arquitectónico en términos cuantitavos como cualitativos, los cuales se pueden preservar y poner al servicio de la ciudad como espacios de turismo ecológico, tal y como se ha propuesto.

A pesar de todos los errores, atentados, demoliciones, olvidos, incomprensiones, transformaciones, especulaciones inmobiliarias, ausencia de políticas o lo que se quiera, la memoria que se expresa en los espacios urbanos y la arquitectura como su superficie de inscripción, tendrá que ser tenida en cuenta e incorporada como necesidad existencial, como posibilidad de anclaje y seña de identidad de una sociedad que tiene que cambiar su ambigüedad cultural, pues de lo contrario seguirá “disparándose” por la espalda, aunque pretenda ser feliz. Luis Fernando González Escobar Arquitecto, Magíster en estudios urbano regionales, Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Profesor Asociado de la Facultad de Arquitectura de esta universidad, adscrito a la Escuela del Hábitat, donde actualmente es el Director. Investigador y autor de varias publicaciones sobre arquitectura, historia y patrimonio.

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