Atrás queda un invierno marzal y lluvioso que ha limpiado las calles con el jabón de nevadas intensas y el aclarado de largos chaparrones, como si se estuvieran preparando las calles y los campos para acoger el rebrotar de la luz y el verde de paisajes que evocan los colores de la paleta de Botticelli o las eras soleadas de los lienzos de Goya.
Ocurre cada año con la llegada de la primavera, que aparece sin saber por qué ni cómo, pero que recibimos cada año como todo lo nuevo que se estrena. Suele ser a menudo en esta época cuando estrenamos bodas y emprendemos viajes, cuando regresan, donde aún sigan sus nidos, las cigüeñas y, como ellas, nosotros salimos atrevidos al encuentro del mar y la montaña, nos detenemos en los escaparates o hacemos corro amigo con nuestros allegados en mitad de la calle.
BAO estrena también, como niños en Pascua, su conjunto de sugestivas estampas y propuestas cargadas de una luz y un color que invitan a pasear plácidamente por sus páginas.