REVISTA AUNO

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P O R TA D A

En cuanto al boxeo, imposible sería no mencionar su fanatismo por grandes púgiles de la talla de Joe Lewis, Teófilo Panamá Al Brown, Ismael Laguna, Muhammad Alí y Roberto Durán; cada cartelera televisada (en especial en la década de los 70 y 80) se convertía en una verdadera reunión de amistades y familiares, donde todos opinaban, sufrían, celebraban y compartían amenamente el resultado de dichas peleas.

“Cada cartelera televisada se convertía en una verdadera reunión de amistades y familiares, donde todos opinaban, sufrían, celebraban y compartían amenamente el resultado de las peleas”, afirma Miguel Ángel. Además, tenía profundas raíces cristianas católicas y marianas. Como hombre de fe fue ferviente devoto del Sagrado Corazón de Jesús y de la Santísima Virgen María Auxiliadora en la Basílica Menor Don Bosco. Cuatro de sus murales, en Mosaiquillo, adornan la que fue su parroquia por casi 50 años: La Santísima Trinidad. Activista del Movimiento de Cursillos de Cristiandad e incansable colaborador de las vocaciones sacerdotales y de la vida religiosa, más específicamente apoyando al Seminario Mayor San José y la Orden de las Hermanas de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, sin olvidar su trayectoria de 35 años como miembro del Club de Leones de Betania, enfocado primordialmente en las necesidades sociales de la comunidad y fortaleciendo los valores cívicos, morales y culturales de su corregimiento y de todo el país.

El genio del pincel Alfredo, sin pensarlo, se fue convirtiendo en el pionero de la pintura contemporánea y maestro del modernismo panameño, carrera que fue uniendo con grandes reconocimientos como segundo premio en el Décimo Salón de Agosto del Museo de Arte Contemporáneo El Minuto de Dios de Bogotá (1976); Orden Vasco Núñez de Balboa en grado de Comendador (uno de los mayores honores de Panamá, recibido en 1991), la Llave del Boquete y Diploma de Oro por su participación y colaboración en el evento ferial de El Patronato de la Feria de las Flores y el Café (1995); premio Excelencia en las Artes dispensado por la directiva del Museo de Arte Contemporáneo de Panamá y Premio Cruz de Mayo al Mérito, otorgado por la República de Argentina (2000); Placa de Honor al Mérito conferida por el Instituto Nacional de Cultura (2003); Medalla al Mérito y la Excelencia delegado por el Convenio Andrés Bello, integrado por once países (2004),

siendo el primer artista y pintor latinoamericano en recibirla. Durante los siguientes años, sus trabajos participan en diversos eventos y reciben reiteradamente galardones, y es que la calidad y belleza de sus obras, que superan las mil piezas, ocupan espacios importantes como los del Ministerio de Gobierno y Justicia, la Lotería Nacional, Hospital del Niño, Caja de Ahorros, Banco Nacional, embajadas, Nunciatura Apostólica y en algunas parroquias de la ciudad. Igualmente, sus obras han sido apreciadas y valoradas en múltiples escenarios alrededor del mundo: Nueva York, Miami, Ciudad de México, Tokio, Madrid, Bogotá, Nueva Orleans, Buenos Aires, São Paulo, La Habana, Caracas, París… lo que lo convirtió en el acervo de importantes museos de arte de Latinoamérica y miembro destacado de la vanguardia panameña. Su trabajo forma parte de las colecciones del Museo de Arte de las Américas de Washington, Banco Nacional de Panamá, Instituto Nacional de Bellas Artes de Ciudad de México, Museo Contemporáneo de Ciudad de Panamá, Museo de Arte Moderno de Nueva York, entre otros. Un 2 de febrero de 2014, a las 8:30 a.m., Alfredo fallece a sus 99 años en su residencia. Dejó un gran legado a todos los panameños, quienes continúan valorando sus tesoros transformados en formas, colores y rostros que expresan una gran ternura. Ese año, la Universidad de Panamá y la Facultad de Bellas Artes le entrega una placa a su familia en reconocimiento (post mortem) por su aporte a la cultura y su incansable labor en la construcción de una identidad nacional a través de las artes visuales, y por demostrar que el éxito se logra con base en el trabajo, honestidad, entusiasmo, humildad y paciencia. La Universidad Santa María La Antigua (USMA) también le confiere una condecoración post mortem entregada a sus hijos. Por su parte, la marca Franklin Panamá desarrolló recientemente bellas pañoletas en seda italiana y en edición limitada, inspiradas en tres obras principales del maestro Sinclair: El Sueño de Inés (1975), Niña con Peces (1988) y Balada para Jorge (1991). De esta forma, las mujeres pueden llevar a cualquier parte del mundo los colores, trazos y formas del maestro Sinclair. Una vida y un legado que a principios de 2019 se siguen honrando con el privilegio de otorgarle, a la calle 77 del sector San Francisco de Ciudad de Panamá, el nombre de Alfredo Sinclair. Así enaltecemos la partida de este maestro, quien desde el descubrimiento del trazo de las líneas de una rayuela, conquistó el poder del color, del abstraccionismo y del movimiento vanguardista panameño. Sus huellas siempre estarán marcadas en el camino resplandeciente de Panamá.

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