la última
La madurez del desbande ESCRIBE: RAFAEL ROBLES FOTO: ALONSO MOLINA
Humberto Campodónico es el líder de Turbopótamos, una de las bandas más originales y frescas de la
escena rockera peruana. En público y En privado (2010), la dupla de discos distribuidos gratuitamente a través de internet, son –según confesión de parte– el cierre de una etapa que se inició con un disco epónimo en 2004 y que le valió el reconocimiento de la crítica y el cariño del público, incluso en países como Argentina y Brasil. ¿Qué te animó a estudiar Filosofía? Nunca relacioné el hecho de estudiar algo con ganar plata. Más que nada, tuvo que ver con el interés. Ese interés no estuvo relacionado con mi paso por el colegio. Si bien mi profesora de arte nos hizo hacer cosas bonitas, mi profesor de música era un idiota. Lo digo públicamente. Era pésimo. ¿Ser hijo de Humberto Campodónico (economista y columnista de un diario local) influenció en ti? Como que no tiene mucha relación, en realidad. Yo siempre pienso que soy más famoso que él. Pero cuando gugleas tu nombre, primero aparecen artículos sobre él. Claro, seguro. Pero algún día saldré yo primero. ¿Te sorprendió la buena acogida que tuvo Turbopótamos (2004), el primer disco? No. En realidad pensé que lo iban a pasar en la radio. Sin radio, apenas suenas para un grupo limitado de gente. Al no tenerla, me parece casi un absurdo hacer música porque solo te escucharán 5 mil personas. ¿Eso desmotiva? No me desmotiva para hacer música, pero de hecho cuando escribes canciones lo que quieres es comunicarte, y mientras más gente te escucha, es mejor. ¿Por qué no pasan rock peruano en las radios? Es la pregunta del millón. Tiene que ver, obviamente, con que no somos un país rockero. En Estados Unidos o Inglaterra, el rock es lo que las masas escuchan. Aquí va más por una cosa tropical, lo cual no está ni bien ni mal, tienes que estar adaptado al medio en el que estás. Nosotros algunas
"Ya estuve 222 / as
veces metemos cumbia en nuestros conciertos, pero no lo hacemos para captar público. ¿Siguen mandando su música a las radios? Ya no intentamos sonar en las radios. Siento que con estos dos últimos discos hemos cerrado una etapa. Logramos unas cosas, fracasamos en otras. Se me hace muy difícil mandarme a hacer un disco de rock en este país. Me parece bien valiente lo que hacen mis colegas, pero no sé qué tan sano. Veo a la gente que graba sus canciones y al final hay ochenta personas en La Noche de Barranco, y probablemente treinta han tenido cosas entre ellos. Son los mismos. No sé si sea pesimismo, tal vez solo esté siendo realista. Creo
que Turbopótamos podría quedarse haciendo lo mismo por treinta años y avanzaríamos centímetros. No sería muy lógico. ¿Cambiarán de rumbo? Estamos pensando hacia dónde deberíamos ir. Tal vez le hemos estado dando la espalda a la gente. No nos hemos preocupado por el público, así que ahora estamos abiertos al cambio, aunque es difícil que sucedan transformaciones radicales. Deberíamos ubicar un nuevo rubro o ser una banda homosexual (risas). ¿Qué novedades preparan? Queremos hacer una especie de DVD con material de la banda. Tenemos un amigo que nos seguía en nuestros primeros conciertos, en la Católica. Hay cosas interesantes por ahí. Este año sí va a haber un nuevo disco, de todas maneras, y ojalá salga este DVD con algunos minutos de historia de la banda. ¿La emoción inicial ha cambiado con el tiempo? La primera vez que agarras tu guitarra y te das cuenta que puedes tocar a todo volumen, con otros tres huevones, una canción que has creado en tu cuarto, experimentas una emoción increíble. No creo que sea la misma, diez años después. Me parece inevitable. Por eso, mucha gente valora los primeros discos, cuando tenías veintidós años. Lo mismo pasa cuando ves a los chiquillos bailando Friday i'm in love, saltando y aplaudiendo. No me lo puedes pedir a mí. Ya pasé por ahí. Ya estuve enamorado un viernes, también.
enamorado un viernes también".