Revista Anaconda #34

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de montañita a SALINAS: UNA MIRADA

VELOZ

Texto de Virgilio López Lemos. Fotografías de Oliver Echeverría. Poeta, , ensayista, crítico, traductor e investigador literario. Doctor en Ciencias Filológicas y Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas , en la Universidad de La Habana. Actualmente es Investigador Literario Titular en el Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba.

Con el poeta Alberto Acosta-Pérez, y llevados de la mano de la abogada Marigloria Cornejo Cousin, paseamos por un tramo espléndido de la costa ecuatoriana. Ecuador es un país sorprendente, guarda bellezas difíciles de describir a más de cinco mil metros de altura, mientras que a nivel del mar pareciera el Caribe de playas extensas, a la vera de las cuales las ballenas vienen a amar y a procrear. El Pacífico tiene un colorido de sutiles diferencias con el Atlántico, entre el verdegrisáseo y el azul. Son fuertes sus olas y me pareció que es más frío que el mar que rodea a mi Isla natal. Dos poetas cubanos frente a la naturaleza-otra, advertimos el ritmo guayaquileño semejante al de La Habana, y luego de una mañana de viaje hacia la más reciente de las

provincias del Ecuador, Santa Elena, nos maravilló llegar a la sorpresa que fue la pequeña Montañita, divertida a cualquier hora del día, y en especial en la noche turbulenta y juvenil. El viaje desde Guayaquil fue rápido y grato. Como conocíamos muy poco de la historia local, al bajar del carro nos pareció que estábamos en un gran boulevard para turistas, en una fiesta de ventas artesanales de calidad y belleza, rodeados de simpáticas edificaciones y de restaurantes de apetitosas ofertas. El aire relajado de las gentes, en su mayoría muy jóvenes, nos hacía sentir en una Babel en miniatura, donde se hablaban diez idiomas a la vez.

saludable almuerzo de panes y peces multiplicados, acompañado de música ¡cubana!, salimos a recorrer otros puntos de interés, y tuvimos la grata sorpresa de pasar casi de inmediato a un museo, tan pequeño que casi cuesta llamarlo así: el Museo de las Calaveras. Además de la osamenta capital de sabe Dios qué seres humanos, lo fundamental allí es la huella aborigen y los diversos artefactos marinos que se exhiben con ingenua voluntad. Hay que comprar en este museo privado alguna artesanía, alguno de los bellos objetos que se ofertan y a los que el mismo lugar, rústico y abierto, da relieve especial.

En Montañita fotos, una de iglesia al borde a San Isidro

Un simpático anuncio en la carretera nos ofrecía buen almuerzo, si no lo hubiéramos comido ya en Montañita: «Comedor de Muchachas Bonitas».

nos hicimos varias ellas en la amplia del mar, consagrada Labrador. Tras un

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