gobiernan el mundo de los objetos más pequeños. Esta comprensión la expresamos los científicos de forma matemática en lo que en nuestra jerga denominamos el Modelo Estándar de la física de partículas. La posición del bosón de Higgs en nuestro Modelo Estándar equivaldría, en la comparación anterior del descubrimiento del fósil homínido, a la posición del eslabón que permitiera completar el árbol filogenético de la evolución. El bosón de Higgs es la única partícula que predice la teoría que todavía no ha sido observada experimentalmente. Pero el Higgs ocupa, además, una posición excelsa en la teoría, pues con él quedaría en evidencia la existencia de un campo inmaterial en el espacio vacío (el campo de Higgs) que generara, o sea, dotara de masa, al resto de partículas. Y ello nos da la respuesta a la pregunta de por qué unas partículas tienen masa y otras no, pues cuanto mayor es la masa de una partícula más intensa es su interacción con el campo, y viceversa. El lector encontrará multitud de alegorías que se han escrito en los medios de comunicación para entender la idea pero lo cierto es que resulta bastante difícil conjugar rigor con licencia poética. Imágenes del LHC
Recreación visual de las colisiones dentro del LHC
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