Astronomía maya

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ara hablar de la Astronomía Maya tenemos que situarnos en un contexto muy particular. Tenemos que retroceder en el tiempo y sumergirnos en una cultura tan apasionante como misteriosa, cuya forma de vida estaba fuertemente relacionada con una mezcla de ciencia y superstición: la astronomía profética. Mientras Europa todavía estaba en una edad oscura, las ciudades Mayas eran grandes centros de vida, colorido e intercambio comercial. Sin apenas tecnología, pues literalmente se hallaban en la edad de Piedra, (desconocían los metales, transporte y uso de la rueda) llegaron a niveles de desarrollo económico, social, artístico e intelectual comparable al antiguo Egipto, China o Mesopotamia. En definitiva, aunque los Mayas heredaron conocimientos antiguos, fueron los mejores astrónomos de todos los pueblos nativos del continente americano. Eran los señores del Tiempo.

Todo su conocimiento y sabiduría, se escribía en los llamados Códices Mayas. Los códices eran libros sagrados de los que, lamentablemente, sólo han quedado cuatro ejemplares. El que se conserva en mejor estado es el Códice de Dresden. El resto (Códice Madrid, Códice París y Códice Grolier), apenas tienen unas pocas páginas para consultar. Los códices se elaboraban con papel del árbol amate (Ficus) en tiras plegadas y blanqueadas con una capa caliza, sobre los que se escribían textos jeroglíficos y datos calendarios de gran colorido que profecitaban acontecimientos celestes y otras actividades del ciclo anual. En Historia natural y moral de las Indias, 1 590, Joseph de Acosta, Jesuita y naturalista español que desempeñó importantes misiones en América durante la conquista, nos cuenta:

“En la provincia de Yucatán había unos libros de hojas a su modo, encuadernados o plegados, en que tenían los indios sabios la distribución de sus tiempos, conocimiento de planetas y animales, y otras cosas naturales, todo aquello debían ser hechizos y arte mágica, y porfió que se habían de quemar y quemáronse aquellos libros…”

Recreación de Tenochtitlán

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Sacerdote

Durante el Siglo XVI, al llegar los conquistadores españoles a la Nueva España y tras varios intentos infructuosos de convertir a los indígenas al cristianismo, el español Diego de Landa mandó detener a numerosos gobernantes de ciudades Mayas. Tras escarmentar a estos dirigentes, dictó el Auto de fe de por el que se quemaron ídolos, altares, vasijas y todos los códices con signos jeroglíficos. Diego de Landa lo dejó escrito de este modo:

Desde entonces, el legado de los conocimientos ancestrales de los antiguos Mayas quedaron reducidos a cenizas, o enterrados en lo más profundo de la jungla, en las estelas, relieves y dibujos en piedra. Siglos después, a medida que arqueólogo e investigadores iban descubriendo los restos de esta magnífica cultura, se sucedieron diversos estudios e interpretaciones, que aunque siguen ocasionando pequeñas controversias, pueden ser entendidos prácticamente en su totalidad. (J. Thomson lideró los estudios de los glifos Mayas desde 1 930. Números T)

"Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sentían a maravilla y les daba pena"

Los Mayas fueron los primeros en escribir y trabajar con el número “0”, mucho antes que ninguna otra civilización.

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Páginas del Códice de Dresdén cortesía de www.ciencialcole.es

Al llegar los españoles con Hernán Cortés al frente y sus 600 soldados, no encontraron un puñado de indígenas desorganizados sino a todo un imperio, con decenas de miles de soldados bien pertrechados. Los Aztecas, con el gran emperador Moctezuma, podrían haber acabado con los recién llegados. Sin embargo, hubo dos factores que propiciaron la derrota de los Aztecas ante los españoles: en primer lugar, la alianza de los conquistadores con otras ciudades sometidas por el yugo azteca y, por otro lado, la vigencia de la profecía del regreso de Quetzalcoatl. Moctezuma (Señor Enojado) era un conquistador, ganador de batallas e intrépido guerrero. Sin embargo, ante la presencia de la profecía, se volvió angustiado, confuso y amilanado. Envió regalos y obsequios a Cortés rogándole que se marchara, pero obtuvo el efecto contrario. -64-88-

Moctezuma era un guerrero temible y respetado

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Representación de un rito maya

Numerosos investigadores han llegado recientemente a la conclusión de que los Mayas vivían obsesionados por la medición del tiempo y los fenómenos del firmamento. De hecho, una fuente muy temprana, Fray Toribio de Benavente, dice en su obra Memoriales (S XVI) que el ciclo utilizado por los mayas de 260 días derivaba del movimiento del planeta Venus. Y es que los Mayas recogen una tradición generalizada en Mesoamérica con la elaboración de un calendario de 360 días, más 5 días de recogimiento. Es el calendario solar, civil o “haab”. Un calendario común a casi todas las culturas del mundo. Utilizaban para la vida diaria el calendario sagrado o “tzolkin” de 260 días (veinte trecenas) y que determinaba muchas de sus decisiones cotidianas (ya se usaba en época Zapoteca 500 a. C.). Se desconoce su fundamento, pero el promedio de tiempo

entre las apariciones de Venus, su astro favorito, al alba o al atardecer es de 263 días. También se relaciona con el periodo de gestación humana, con tres periodos sinódicos de Marte o 2,6 de Venus... a saber. Lo que podemos afirmar es que las veinte trecenas (20 x 1 3) corresponden al sistema numérico maya vigesimal, y a los 1 3 niveles del cielo, residencia de sus dioses. Al combinar ciclos de 260 días con los de 365 días se originan patrones de 52 años. El ciclo de 52 años (52 x 365 equivale 73 x 260 = 1 8.980) es llamado ahora por los investigadores “Rueda Calendárica”. Por último, frente al resto de los pueblos mesoaméricanos que sólo conocían el calendario cíclico, los mayas tenían un sistema que les permitía el fechamiento absoluto de los eventos. La Cuenta Larga. (John T. Goodman – Juan Martinez Hernandez – J. Eric S. Thompson). Así pues, el inicio de la Cuenta Larga, atendiendo a nuestro calendario actual, fue el 11 de agosto del 311 4 ADC (algunos investigadores

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prefieren el 1 3 de agosto). Esta fecha, 3.000 años anterior al propio calendario y a la escritura en Mesoamérica, debió ser elegida en base a criterios mitológicos, astronómicos o numerológicos. Para que nos hagamos una idea, ¡¡¡el calendario de la Cuenta Larga nos puede situar en fechas tan distantes como de 63 millones de años antes o después!!

Igualmente en Los Anales de Cuauhtitlan, (Siglo XVI) Quetzalcoatl (la estrella del lucero o Venus) dispara sus flechas contra sus víctimas. Sabían cuando viene apareciendo, en qué signos y cada cuántos resplandece, les dispara sus rayos y les muestra enojo. Si cae en 1 cipactli (espadachín) flechazo a viejos y viejas. Si cae en 1 océlotl (Tigre) flecha a los niños. Si es en 1 acatl (caña), flechazo a los grandes señores, y todos ellos morirán. Si es en 1 quiyahuitl (lluvia) flechazo a la lluvia y no lloverá.

Es importante destacar que los antiguos Mayas, no tenían un conocimiento más rico en astronomía que, por ejemplo, occidente. En un contexto general, debemos considerar que los Mayas desconocían por ejemplo, que la tierra es redonda, mientras que los Europeos (la mayoría) lo conocían.

Recreación de Teotihuacán

Para hablar de la Astronomía de los Mayas, vamos a necesitar muchas líneas. En primer lugar debemos mencionar que la astronomía, aún siendo muy precisa, tenía el objetivo de generar profecías (algo muy similar a la astrología). Así pues, según recoge la Historia General de las Cosas de Nueva España S. XVI (Fray Bernardino de Sahagún).

Lo que les convierte en una cultura especial, es la precisión de sus observaciones, y cómo vincularon su vida diaria a los fenómenos celestes. Predecían eclipses, movimiento de planetas, lunaciones y otros eventos que trataban de ajustar minuciosamente mediante lo que podríamos llamar los primeros congresos de astronomía, donde se reunían los sacerdotes y gobernantes para tratar de unificar criterios de medición y, de esa forma, proceder a tener un sistema común de medir el tiempo en toda su área de influencia.

“A la estrella Venus la llamaban Citlapol, uei citlalin, estrella grande, y decían que cuando sale por el oriente… diciciendo que traía enfermedad consigo, y por eso cerraban puiertas y ventanas para que no entrase su luz”

Teotihuacán

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Prácticamente todas las construcciones del periodo clásico Maya, tienen una alineación astronómica concreta. Este hecho, ha sido pasado por alto hasta que recientemente entró en juego la arqueoastronomía. La orientación de sus estructuras está vinculada a los puntos cardinales, posiciones de Venus y otros grupos de estrellas. Cabe destacar cómo en algunas construcciones durante los equinoccios, el sol alcanza el zenit e ilumina espacios en los que se depositaban altares con sus dioses y ofrendas. Los campos de juego de pelota (el más antiguo campo de juego de pelota descubierto hasta ahora data de 1 400 AdC) siguen también patrones de alineaciones astronómicas, probablemente para reproducir tradiciones o mitos relacionados con eventos astronómicos (exceptuando los de Cantona que se utilizaban exclusivamente para practicar). Otras construcciones, como el observatorio del Caracol (Chichen Itzá), llamado así porque en su interior existe una escalera con forma de caracol, presentan ventanas para observar determinadas posiciones de Venus en el horizonte.

Las ruinas mayas cuentan una historia de una cultura milenaria

La última y espectacular pieza de la astronomía Maya en piedra es la que los españoles llamaron “el castillo”. La pirámide de Kukulcán (1 .200 DC) en Chichén Itzá. Un calendario tridimensional en el que se producen fenómenos luminosos, acústicos y simbologías numéricas relacionadas con los astros. La pirámide de la “serpiente emplumada” cuenta con simbolismos que hacen alusión a los números más importantes utilizados en los tres calendarios: Haab, Tzolkin y la rueda calendárica. La alineación de la pirámide permite que se puedan observar diversos fenómenos de luz y sombra durante los equinoccios y solsticios cada año. El más espectacular es la bajada al inframundo de la Serpiente Emplumada, que reúne numerosos turistas los días 21 de marzo y septiembre. Esta increíble construcción también produce un fenómeno acústico que recuerda al Quetzal, ave sagrada para los mayas. "Decían y tenían muy creído, que el postrer día bajaba Cuculcán del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas. Llamaban a esta fiesta Chickabán..." Relación de las cosas de Yucatán, Diego de Landa (1566)

Juego de pelota

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Juego de luces representando el descenso de Kukulcan, serpiente emplumada

Existen muchas referencias mayas al supuesto inicio de su era: 1 3.0.0.0.0 4 Ahau 8 Cumku (11 de agosto de 311 4 a. C.), y solamente una para su final: el 1 3.0.0.0.0 4 Ahau 3 Kankin (21 de diciembre de 201 2 d. C.); esta única mención se encuentra en el Monumento 6 de Tortuguero. La ciudad de Tortuguero, impulsada por la poderosa Palenque, había colocado como gobernante a un miembro de su nobleza -B'ahlam Ahau- para asegurar sus dominios. En el sitio se encontró una pieza denominada Monumento 6, que tiene inscrita la fecha 21 de diciembre de 201 2. Mide 1 ,90 m de alto y 92 cm de ancha y tuvo forma de "T".

Monumento 6 de Totuguero

Relata los sucesos y rituales que ocurrían mientras gobernaba B'ahlam Ahau y justo en el ala derecha se encuentran los controvertidos glifos, de los que se interpreta:

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Esta estela es la que ha dado lugar al mal llamado fin del mundo en 201 2

El treceavo Baktun acabará en el 4 Ahau 3 Kankin (21 de diciembre de 2012). ¿? Sucederá. Será el descenso ¿? de Bolon Yookte Kuh para el ¿?.

Señala el fin de un ciclo y la llegada de otro, a cargo de un nuevo señor o dios, Bolon Yookte, del que no hay certeza de su significado dentro de la cosmología maya. La mención del 21 de diciembre de 201 2, es una expresión pomposa acerca del gobernante B'ahlam Ahau, quiera era tan poderoso que sería el anfitrión cuando Bolon Yookte llegara.

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Para acabar este reportaje, realizamos la siguiente entrevista José Lull, egiptólogo profesional y astrónomo (www.joselull.com) que recientemente ha coordinado una ruta circular en México por distintos estados, así como Guatemala, Honduras y Belice. Este itinerario corresponde a lo que se conoce como Ruta Maya. Un total de 1 7 lugares mayas.

¿Desde un punto de vista arqueoastronómico, qué te llamó más la atención? Tuvimos ocasión de observar el paso cenital del Sol el 1 3 de agosto, entre Copán y Quiriguá. Los antiguos mayas dedicaron muchas alineaciones astronómicas a este fenómeno y dado que el paso cenital no puede ser observado desde nuestra latitud, pues estamos al norte del trópico de Cáncer, es una de las características de la arqueoastronomía maya que más nos puede llamar la atención.

¿Qué aspectos de la cultura Maya relacionados con la astronomía consideras más interesantes? La vinculación de la arquitectura con la astronomía, tanto desde el punto de vista simbólico (representación de astros como divinidades), numerológico (combinación de elementos numéricos de impronta astronómica a través de la repetición de motivos decorativos) o a través de las más diversas alineaciones a objetivos astronómicos (desde la más famosa y compleja de la pirámide de Kukulcán en Chichén Itzá, hasta la más sencilla y común en cualquier otro yacimiento). Es evidente que el entorno religioso maya estaba fuertemente influenciado por la astronomía y los ciclos calendáricos. En muchos casos, llegó a regir sus vidas. Los mayistas hablan incluso de star wars mayas, en referencia a

las guerras que se organizaban a causa de la disposición de los astros y los augurios asociados a estos.

¿Qué acontecimientos celestes podían predecir los mayas? Los mayas no sólo podían predecir eclipses futuros sino también indagar en posibles efemérides ya pasadas. Pensemos, por ejemplo, que en la pirámide de las inscripciones de Palenque se hace referencia a un acontecimiento de hace más de un millón de años. La mejor tabla lunar maya que ha llegado a nosotros procede del Codex Dresdensis. Las páginas 51 -58 de esta obra muestran una tabla de eclipses lunares que abarcan 33 años. La tabla, en sí misma, es una maravilla de la astronomía maya, pues entre otras cosas, relaciona un período de 11 .958 días con 405 lunaciones, es decir, concluye un mes sinódico lunar medio de 29,52592 días (sólo 7 minutos de diferencia respecto al dato actual). Gracias a esta información, sabemos que ellos utilizaban series de 1 77 y 1 48 días para predecir posibles eclipses. Es decir, llegaron a ser capaces de predecir en qué fechas podían acontecer eclipses. Pero esto no quiere decir que fueran infalibles en sus cálculos, dado que ellos no conocían la Tierra y muchos otros factores de mecánica celeste. Simplemente señalaban qué días eran propicios para que tuvieran lugar eclipses. Estos podían darse o no.

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El egiptologo y arqueoastrónomo Jose Lull en su último viaje a México

¿Cuándo comienza su calendario?

¿Cómo retrataron los mayas la eclíptica?

La inmensa mayoría de los mayistas estiman como fecha de inicio, para el ciclo de 1 3 baktunes que rige la cuenta larga maya, el 1 3 de agosto de 311 3 a.C.

En el códice de París, que es donde tenemos la mejor muestra de constelaciones zodiacales mayas (1 3 en total), la eclíptica es una banda decorada con diversos elementos astronómicos. Sin embargo, no es descartable que un ofidio (serpiente) pudiera ser asimilado a dicha banda.

¿El calendario solar maya era más preciso que el que hoy utilizamos? Aparentemente, los mayas concluyeron que tras 1 .404.000 días (es decir, desde el punto cero hasta 9.1 4.1 9.8.0) el año tropical se había desfasado 930 días respecto al calendario haab (que es el calendario de 365 días que utilizaban). Esto es lo mismo que decir que ellos conocían que el año solar era de 365,255 días, es decir, sólo 20 minutos de diferencia respecto el dato actual. Con el ajuste del calendario Gregoriano, el desfase respecto al año tropical verdadero es de un día cada 3300 años. En Copán, sin embargo, se deducen incluso cifras más ajustadas (365,242 días). En todo caso, no puede quedar la menor duda respecto a que nuestro conocimiento de la duración del año tropical verdadero es mucho más preciso que el maya.

Háblanos de la relación entre la Vía Láctea y La Ceiba. La ceiba es el árbol cósmico por excelencia. Los mayas suponían que sus raíces entroncaban con los 9 niveles del inframundo y su copa atravesaba los 1 3 niveles celestes. El árbol es una especie de eje que une toda esa estructura, un complemento a los 4 puntos cardinales. Para los aztecas la Vía Láctea es el camino blanco (el sacbé maya) que los dioses Quetzalcoatl y Tezcatlipoca crearon para andar por el cielo, y aparece como un río celeste en el Codex Vindobonensis. En el mundo maya aparentemente puede corresponder con el monstruo cósmico de piel de serpiente, del cual se constatan una gran variedad de formas.

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