Revista Aldeano 04

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PORQUE AQUÍ NOS TOCÓ IMAGINAR

$30 año 0 abril 2011

CRÓNICA CALL CENTERS: UNA LLAMADA DESDE EL INFIERNO

ARTÍCULO UN MURO QUE NI KAFKA HABRÍA IMAGINADO

INTERNET LOS MEMES Y EL HUMOR VIRAL EN LA RED

LIBROS LE CLÉZIO: ESCRITURA CONTRA EL OLVIDO




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ocas cosas nos hacen tan felices como el diseño. No importa si es un libro, una revista, una casa, un jardín o una simple silla. Un objeto bien diseñado irradia una belleza esencial, pura; evidencia irrefutable de nuestra condición más humana: la capacidad de transformar un objeto funcional, práctico, en un objeto bello. No por nada los diseñadores —esa tribu extraña con la que los editores solemos polemizar— son los más fieles consumidores de ese emporio del diseño llamado Mac. Así, pues, con el pretexto del Día Mundial del Diseño —que se celebra el 27 de abril—, en Aldeano hemos querido rendir homenaje a los diseñadores. Esos tipos que se vuelven locos con el último gadget que sale al mercado, que aman el InDesign y sus múltiples aplicaciones, que suelen trabajar a altas horas de la noche, desafiando el sentido común, siempre con el deadline encima. Para hacerlo, concretamos una entrevista con Amarillo Centro de Diseño, un espacio privilegiado en la ciudad de Xalapa, México, donde se promueve y difunde el diseño gráfico en todas sus manifestaciones. En la sección Portafolios Plásticos, exponemos parte del extenso y vasto trabajo de Aída Aguilera, Juan Carlos Vázquez y Joan Xavier Vázquez, los fundadores de este ambicioso proyecto. Como parte de nuestras crónicas y reportajes incluimos el trabajo de Ismael “el Cobayo” Flores, quien después de

experimentar en carne propia los avatares de la vida laboral en un call center, nos hace un recuento minucioso, y por momentos terrorífico, de su paso por uno de los trabajos menos atractivos y peor pagados del mercado, una opción que para muchos jóvenes constituye hoy en día la única salida frente al desempleo. Tenemos el gusto de publicar en este número a Mely Arellano, editora, escritora y periodista poblana, recién egresada del Programa Prensa y Democracia de la Universidad Iberoamericana. El texto que nos comparte es de difícil clasificación. Si la metáfora fuera un género periodístico no dudaríamos en catalogarlo de esa forma. Mely retoma la historia de un muro que se levantó ilegalmente en una zona residencial, para llevarnos de la mano por los laberintos de la corrupción, el tráfico de influencias, la intolerancia y el desacato a la ley que aquejan a nuestro país. El resto ya lo conocen: lo mejor del cine, la música, la literatura, la gastronomía y el internet, en palabras de los mejores críticos, como parte de nuestras secciones fijas. Decía T.S. Eliot que abril es el mes más cruel. En Aldeano, sin embargo, lo recibimos con alegría y esperanza. Hace calor en las calles, el sol se planta radiante sobre nuestras cabezas y nosotros seguimos enfrascados en la tarea de hacer una revista, nuestra revista. ¿Se puede pedir algo más que eso?



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Director General Alvaro Hernández alvaro@aldeano.net

Directora de Arte Laura Alvarez lauralvarez@aldeano.net

Directora de MKT Tania Bueno tania.bueno@aldeano.net

Edición Marco Menéndez marco@aldeano.net

Asistente de Edición Ismael “Cobayo” Flores Ruvalcaba

Fotografía Miguel Ángel Andrade Agencia Enfoque

Diseño e ilustraciones Octavio Rivera Ruiz Ismael “Cobayo” Flores Ruvalcaba

Ilustración de portada Amarillo Centro de Diseño

Ventas L.A.E. Jobita García Hernández garciajobita@yahoo.com.mx

Colaboradores Juan Carlos Hernández, Ximena, Gerardo Arturo Ordorica, Fernando Montenegro, Alejandro Badillo, Mely Arellano, Aída Aguilera, Juan Carlos Vázquez, Joan Xavier Vázquez

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CRÓNICA

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PORTAFOLIOS PLÁSTICOS

Consejo Editorial Frank Loveland, Alejandro Palma, Guillermo Espinosa, José Sánchez Carbó, Sebastián Gatti Revista Aldeano (año 0, número 4) es una publicación mensual de La Aldea / Consultoría Editorial y Gráfica, con domicilio 3 sur 4106-7 col. Huexotitla, Puebla, Pue. Certificado de licitud de contenido: en trámite. Número de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del título: en trámite. Los artículos y el contenido editorial son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de la publicación o del editor a cargo. Todos los derechos están reservados. Prohibida la reproducción parcial de las imágenes y/o textos sin la autorización previa y por escrito del editor.

14. Postales desde el infierno (Mi vida como agente de call center)

30. Diseñar desde el exilio Amarillo, primer centro de diseño en el país. Una entrevista con sus integrantes.

Una crónica sobre la supervivencia en el peor empleo del mundo.

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ARTÍCULO

24. El muro de la discordia La disputa kafkiana entre vecinos por una muralla colcada en la vía pública.

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ABOUT

36 Ureshi (Recuerdos de un shooting en Tokio) César López y la epifanía japonesa.


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COLUMNAS

10. Perdonen la tristeza 12. Pareja a la carta 46. Un ágora posmoderno en línea 52. Cualidades rostrales

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SECCIONES

40. Libros

46. Internet

Un novelista y la lucha contra la desmemoria.

Los memes y la evolución del humor.

42. Música

48. Gastronomía

El blues del doctor House.

Casa de Sal: cocina hedonista.

44. Cine y DVD’s

50. Agenda

The King’s Speech: el rey plebeyo.


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colaboradores

Amarillo

(Xalapa, 1998)

Amarillo Centro de Estudios Especializados en Diseño AC fue fundado en 1998. Su objetivo principal es crear, fomentar y difundir el diseño gráfico local, nacional e internacional. Amarillo organiza talleres, cursos, exposiciones, conferencias y desarrolla proyectos multidisciplinarios donde se exploran las posibilidades técnicas, compositivas y conceptuales del diseño en diversas disciplinas, como cerámica, instalación, animación, gráfica urbana y arte visual. Se encuentra en la ciudad de Xalapa, Veracruz. www.amarilloespacio.com.mx. .:.

@amarillocentro .:.

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MelyArellano (Guadalajara, 1978) Roba cucharas, colecciona tortugas, conoce Manhattan y suspira por unos Manolo gracias a la Bradshaw. Transita entre la literatura y el periodismo, aunque es esto último lo que le permite pagar las cuentas (no por el momento). Adora las novelas de Jane Austen y Toni Morrison. Admira el trabajo de Leila Guerriero. Es incapaz de recordar nombres de discos y libros, pero sabe de memoria algunos diálogos de sus películas favoritas. Su disco del mes es Write About Love, de Belle and Sebastian. Tiene 33 años y en este momento no sabe qué hacer con su vida. @melyarel

AlejandroBadillo (Ciudad de México, 1977) Es narrador; ha publicado los libros de cuentos: Ella sigue dormida (FETA/Conaculta), Tolvaneras (Secretaría de Cultura de Puebla) y Vidas volátiles (UAP). Es colaborador habitual de la revista Crítica. Textos suyos han aparecido en revistas como Punto en Línea de la UNAM, Letralia.com y Tierra Adentro. Actualmente es coordinador del Taller de Creación Literaria en la Ibero Puebla y cofundador e ideólogo de la cerveza artesanal Gargantúa. @Alebadilloc

CésarLópez (Puebla, 1977) Artista plástico poblano, su obra fue seleccionada para la IX Bienal Monterrey 2009 y en el X Encuentro de Arte Contemporáneo de Puebla, obteniendo en ambos eventos mención honorífica por su trabajo. Ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas en el Museo Erasto Cortés, el IMACP, la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo, el Centro Integral de Fotografía, y la UIA. Su obra ha sido publicada en diversas revistas y catálogos, como la revista La Tempestad y FEMSA. Actualmente forma parte del proyecto “Joven fotografía mexicana”, a cargo de Graciela Iturbide, y se encuentra colaborando en “Tránsitos”, diplomado transdisciplinario del Centro Nacional de las Artes.

¿No sabes dónde encontrar Aldeano? ¡Es muy fácil! Estamos en todos los Starbucks, Gloria Jean’s, Punta del Cielo, Profética, Café Zaranda, All Day, Coffee York y en Cholula: Café Vatalá y Cus Cus Cus. Síguenos también en nuestra página de internet:

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rceopl uo m r t na aj e D i - v a g a c i o n e s

Perdonen la

tristeza

No

quiero parecer negativo, ni amargado. Nunca lo he sido. Pero sé que esa idea quedará flotando en el aire —o lo que es lo mismo: en el inconsciente del lector— cuando termine de leer esta columna. Es parte de los riesgos de vivir bajo la dictadura de la felicidad. Pareciera que cualquier idea que amenace el statu quo del hombre feliz está condenada a la marginalidad. He llevado esta discusión hasta el límite, al punto de la obsesión, porque detecto algo artificial —casi diría, plástico— en esa idea de felicidad que me revienta en la cara cada que enciendo la televisión, que me siento en la butaca del cine o que reviso los muros de mis contactos en Facebook. Hay algo que no me creo en las palabras del amigo que con toda la solemnidad de su adultez recién adquirida, me suelta un discurso sobre las ventajas del desapego y de la aniquilación del yo, mientras me recomienda un libro de filosofía oriental que “le cambió la vida”, al tiempo que pondera —con un apasionamiento tal que sonrojaría al propio Buda— los beneficios de la nueva postura que aprendió a dominar en su clase de yoga. Perdón, pero no me lo creo. Y no es que sea un escéptico irredento. Es solamente que la idea del Nirvana, concebida como la extinción de los deseos materiales, no tiene cabida en nuestras mentes occidentales. Herederos de la tradición filosófica griega, concebimos la felicidad —a la manera de Platón— como el fin último de nuestra existencia. El problema es que a diferencia de Oriente, nuestro concepto de felicidad no pasa por la erradicación del sufrimiento, sino por el cultivo de la virtud. En consecuencia, la felicidad parte siempre de un acto de voluntad, nunca de abandono. En otras palabras, nuestro problema no es de geografía, sino de condicionamiento.

Pero en estos tiempos de capitalismo y consumo desenfrenado a nadie parece importarle eso. Vivimos tan obsesionados con la idea de la felicidad que desde hace varios años Coca Cola ha destinado recursos estratosféricos para la creación del Instituto Coca Cola de la Felicidad, una iniciativa que conjuga a expertos de diversas disciplinas con la intención de desentrañar la fórmula de la dicha. No es broma. A la fecha llevan publicados dos informes y un congreso internacional. Y, por supuesto, una campaña publicitaria mundial que ha redituado en ventas millonarias, y cuyo principal promocional puede verse actualmente en las salas de cine. Sonríe, nos dicen los medios de comunicación a todas horas. Sonríe, aunque no te apetezca, y luego ve a decirle a todos que sonreíste. Publícalo en tu muro (hay toda clase de emoticones para ello). Sonríe. Vivir en este siglo y no sentirse feliz es el peor pecado. La dictadura de la felicidad —el becerro de oro de nuestros tiempos— ha borrado de un plumazo el carácter pedagógico y vital del sufrimiento. Ha minimizado la belleza que durante milenios se otorgó a otros sentimientos humanos como la nostalgia, la melancolía, la soledad; estados del alma que alumbraban el camino de los hombres en las épocas oscuras, y sin los cuales era imposible entender esos breves y efímeros instantes de alegría absoluta, cuya conquista —pregúntenle a sus abuelos— era tarea de toda una vida. A veces pienso que deberíamos ser más combativos. Revindicar sin pudor la sabiduría que se esconde tras la palabra saudade; ponderar —como ellos hacen con sus clases de yoga— las propiedades curativas del fado, y recomendar con vehemencia el último libro de Nietzsche que también se consigue en los Sanborns. Pero me temo que a los pregoneros de la falsa felicidad no les bastaría con eso. Están empecinados en ser felices a toda costa, cueste lo que cueste. Si por ellos fuera, borrarían la noche. Pero no pueden.



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Pareja

a la carta Por Ximena

C

uando cumplí 31 años de vida y seis años sin tener una relación de pareja que durara más de una noche, decidí que era momento de tomar medidas extremas. Todos me repetían que Morelia no era un buen lugar para encontrar al hombre adecuado, achacando mi estado civil a un asunto tan trivial como la geografía. Así que, tras mudarme al Distrito Federal, me inscribí en un conocido servicio de citas por internet. Si en Morelia no había hombres para mí, seguramente los habría en el enorme DF. Sí, estaba desesperada, pero nada perdía con asomarme a ver quién estaba tan desesperado como yo. El primer paso consistió en llenar una serie de campos donde una intenta describirse a sí misma. No fue sencillo, la descripción puede sonar banal, pretenciosa o poco inteligente. Después de muchos intentos logré terminar mi perfil, tratando de mostrarme agradable y amistosa. Las visitas no se hicieron esperar, pero fue un fracaso total. La lista de hombres totalmente insípidos era interminable; llegaban por miles, adornados además con flagrantes faltas de ortografía. La mayoría enviaba “guiños”, que son una especie de coqueteo en un click. Si algún emisor te agrada, puedes corresponderle con otro guiño. Lo siguiente es enviarse un mensaje. Pero aquí está la trampa, pues para enviar mensajes hay que pagar. ¿Pagar? “¡Jamás pagaría por el amor!”, me repetía mientras borraba uno por uno los guiños que no se cansaban de llegar. Pensé que si reducía el grado de amabilidad en mi perfil los ahuyentaría, pero no fue así. Esto no estaba funcionando. Tras mucho meditarlo consulté con una amiga experimentada en citas por internet. “¡Claro que tienes que pagar! Si no pagas serás siempre del montón. Los que pagan son los que verdaderamente están dispuestos a encontrar a alguien en serio”, dijo. “¿Ah, sí?”, respondí, “¡yo sí quiero encontrar a alguien en serio!”. Acto seguido desembolsé furiosamente mil pesos por seis meses de inscripción. El siguiente consejo de la experimentada cibernauta no tardó

en llegar: “también debes hacer tus búsquedas mucho más específicas: elije estatura, complexión, religión, nivel de estudios, estado civil, si tiene hijos o no, si le gustan los animales y, claro, el salario”. “Ay, no”, pensé, “¿salario? ¿Qué clase de bruja materialista crees que soy?”, respondí. “Sí, salario”, repitió imperturbable. “¿Acaso quieres un hombre que te ame y te adore, pero que tengas que mantener?”. La contundencia de su respuesta me llevó a elegir las dos categorías de salario más altas. Pulsé “buscar” y ahí estaban cuatro hombres que cumplían con los requisitos especificados. No se veían mal. Leí sus perfiles con calma mientras imaginaba las razones por las que estaban ahí, en esa página, buscando amor. Deseché a tres por faltas de ortografía o porque sonaban más desesperados que yo. Quedó uno. Se veía muy amable. Su perfil era interesante, original, y encontré muchas coincidencias entre nosotros. Presta, le escribí un correo breve, saludándolo con sangre ligera; nada de esos insoportables guiños. No tardó en responder (por lo visto él también había pagado inscripción) y amablemente me sugirió seguir en contacto. ¡Milagro! Rápidamente intercambiamos correos electrónicos y empezamos a escribirnos. Debo decir que pocas cosas me causan más placer que intercambiar mensajes con un desconocido con quien la amistad está fuera de lugar y sólo hay cabida para el romance. Esta ocasión no fue la excepción. Decidimos conocernos en persona tres semanas después del primer mensaje. Fue un encuentro tranquilo, amistoso y muy placentero. Llevamos las cosas a nuestro ritmo y, por fin, tras varias citas memorables, pude entablar una relación de más de una noche con un hombre. De hecho, este mes cumplimos un año. Irónicamente, mi hombre (ahora puedo llamarlo así) radica en Morelia. ¿Pero quién dijo que la geografía tenía algo que ver con la química?



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(Mi vida como agente de call center)

Texto e ilustraciones Ismael “el Cobayo” Flores Ruvalcaba

Las postales esconden un dejo de crueldad apenas disimulado por las buenas intenciones. Detrás del consabido Wish you were here se esconde esa pesada y tácita realidad innegable: “esto es el paraíso, y tú no estás aquí”. ¿Quién no ha acariciado esos edenes de bolsillo con nostalgia de Adán limpiándose el primer sudor de su frente? Basta mirarlos —siempre distantes, ajenos al tiempo, pretextos de suspiros— para recordarse un desterrado y envidioso hijo de Eva que, más allá del valle de lágrimas, alcanza injustamente a vislumbrar al remitente plácidamente recostado bajo la fronda espesa de un manzano. A menos, claro, que se trate de una postal enviada desde el infierno… Como un exvoto que retrata un milagro que no se cumplió, éstas estampas quemadas por el fuego eterno son más queja que saludo; un lamento de ánima en pena dirigido a nadie, salvo a quien lo escuche. Los remitentes de estas postales son almas en desgracia que buscan en Dante inmortalizar su sufrimiento, no para darle una lección

al mundo —aunque nunca falta el agachón arrepentido— sino para, desde la profundidad y el hacinamiento de la Malagobe, mentarle la madre al cielo y recordarles con un cándido Wish you were here que ellos también son eternos. Y así como los paraísos han sido expropiados por las compañías trasnacionales, el infierno ha encontrado un nicho de mercado exquisito en los outsourcings que, paradójicamente, le ofrecen servicios a esos edenes del primer mundo. Las llamas y suplicios de aceite hirviendo han sido cambiadas por cables de fibra óptica, computadoras que corren en Windows 95, descansos entre semana y 15 minutos al día para ir al baño. Los demonios han dejado de serlo y ahora se les llama supervisores, departamento de calidad, trainers y personal administrativo con prepa concluida. Nada de trinches y disfraces rojos: ahora los pingos usan trajes mezcla 95 por ciento nylon y 5 por ciento rayón, y la infinita lista de pecados que otrora daban entrada a la casa del sufrimiento se han vuelto uno: no poder conseguir un mejor empleo.



crónica

Éstas son las postales enviadas desde un call center…

que Slim se apiade de nuestras almas

En

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la universidad nunca faltaron los fantoches que anhelaban, muy a lo Rimbaud, pasar una “temporada en el infierno”. Los recuerdo jóvenes de clase media acomodada suspirando por festines de decadencia bohemia, emulando la miseria con sus Converse estratégicamente rotos y su pelo despeinado à la mode. Y si fui uno de ellos, que dios me perdone. Mi “temporada” duró apenas tres meses. Llegué como Dante: perdido, confundido, arrinconado por fieras y, en resumen, sin saber en realidad a dónde me metía. Ojalá que en vez de un escritorio con policías mal encarados me hubiera encontrado con esa leyenda que busca prevenir a los incautos: “Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza”. Sí, ojalá hubiera descubierto el cerrojo roto por Cristo, el río con balsero, los ejércitos luchando sin sentido o un piadoso Virgilio que me guiara. Pero lo único que hallé fueron esas almas en el limbo sentadas en una eterna espera a ser llamados al escritorio del segundo piso, suspirantes por un entrevista que marcara la diferencia entre seguir penando y sufrir el castigo eterno. Así comencé mis días como “agente de call center”; un operador telefónico más en el octavo círculo dedicado a atender las necesidades de los clientes norteamericanos de Western Union.

Como muchos, sólo logré durar tres meses llevando mi exigua resistencia de niño mimado al límite. Y al igual que a Dante, Rimbaud, y otros tantos pretenciosos que han descendido voluntaria o involuntariamente al infierno, la necesidad de contar las torturas y suplicios que ahí presencié me obligaron a recurrir a otras voces que, al igual que yo, cometieron el pecado de no encontrar un trabajo mejor con el cual subsistir. Así, me entregué a la búsqueda de dos de mis antiguos compañeros de celda, Richie y Édgar, quien antes de entrar a Hellvista (apodo con el que conocíamos al outsourcing Telvista) trabajó en otro proveedor de suplicios: Teletech. A través de Twitter contacté a otros dos supervivientes, Óscar y Roberto; el primero exagente del call center de la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) y el segundo un proscrito de los centros telefónicos de AMA, MVS Multivisión y hoteles Intercontinental. Con ellos mando estas postales desde el infierno, esperando que la mentada de madre al cielo llegue adonde deba llegar, incluso si es necesario marcar un número 01 800 para lograrlo. Éstas son las postales enviadas desde un call center… que Slim se apiade de nuestras almas.


Alguna vez, en los segundos que mediaban entre llamada y llamada, le pregunté a Édgar por qué había terminado aquí, en Hellvista, si antes trabajaba en el Instituto Nacional de Psiquiatría: “un error en la Matrix”, contestó con una sonrisa torcida de ironía al tiempo que quitaba el dedo del botón de “mute” en su teléfono. De alguna manera, muchos de los que hemos terminado en un call center lo hemos hecho por un error de ese tipo: un día eres alguien con estudios universitarios, un trabajo normal y algo que se asemeja a una “vida propia”, y al otro te cambias el nombre para que el estadunidense promedio no se sienta ofendido. En nuestra “ola” —el grupo con quien tuve mi (in) capacitación— las edades oscilaban entre los 17 y los 21 años. Unos cuantos nos alejábamos del centro de la campana, pero éramos una minoría que cabía en la palma de la mano. A diferencia de “los chavos” —sólo había una mujer, Briss, casi una niña—, nosotros teníamos una carrera, un pasado laboral y algunos incluso hijos que mantener. Fernando era egresado de la licenciatura en Teatro, por el INBA; Raúl había sido profesor de la UNAM; Édgar y yo profesores de Psicología en la Ibero Santa Fe y Puebla respectivamente. Pero ninguno de nosotros había ganado tanto dinero como Richie en su vida anterior. Cuando lo conocí tenía cuarenta años cumplidos y muchos problemas para recordar el español. Fue el último en integrarse a nuestra “ola”, pero el primero en mantener relaciones cordiales con todos. Tras quince años de vivir el sueño americano, Richie regresó a la ciudad de México

en busca del empleo que no pudo conseguir en su ahora segunda casa, el estado de Arizona. Allá —y lo decía no sin nostalgia— era subgerente en un Pizza Hut, ganaba 32 mil dólares al año, tenía una camioneta y vivía con su esposa en los suburbios de Phoenix. Sin embargo, al igual que muchos estadunidenses, perdió su trabajo tras la recesión económica. “Yo acá [en México] era laboratorista clínico, trabajaba en el Seguro Social”, me confiesa en el comedor del sexto piso antes de entrar a su turno, “y regresé a México por la misma razón que me fui: la crisis. Con la recesión de Estados Unidos los trabajos se cayeron por completo, empezaron a correr gente con cualquier pretexto. Yo tenía un trabajo estable, muy bueno. Por querer salir adelante me checaron mi background… porque yo era asistente de mánager en un Pizza Hut y quería ser mánager. Pero tenía un historial de deportaciones en aquellos tiempos (ahora tengo mis papeles), pero a ellos, a Pizza Hut, no le gustó que yo haya sido deportado dos veces y pensaban que podría haber sido un criminal y perdí… salí de trabajar… y durante seis meses no pude encontrar trabajo… La situación está tan difícil allá que dije: ‘me voy a ir un ratito a México’, porque estar así era muy desesperante, el estrés dentro de la familia se puso muy fuerte”. En Telvista, Richie gana 24 mil dólares al año menos que allá. Su nuevo empleo es más estresante, restrictivo y desgastante. “Me urge recuperar esos 24 mil dólares”, dice bromista, “una de mis sobrinas me dijo que aquí necesitaban personas que hablaran inglés y, bueno, acá me tienes, viendo a ver si llego a supervisor o trainer y a ver si en vez de ganar 600 dólares gano 650 al mes. Ja. Más que nada es eso”.

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“Miren jóvenes, no les voy a mentir”, es el abogado general de Hellvista quien habla, “si los orangutanes pudieran contestar teléfonos, nosotros los contrataríamos”. Y ninguno de nosotros lo dudó, ni siquiera los más simiescos. Había transcurrido casi un mes desde nuestra entrada al training e incluso los más recalcitrantemente crédulos se sabían engañados. Nada tenía que ver la realidad con la “gran oportunidad laboral” que nos habían pintado en las entrevistas. “Llegó el día de firmar contrato”, recuerda Édgar sentado en una cervecería del centro de Coyoacán, “y Tony, el entrevistador, nos dijo: ‘deben sentirse orgullosos de estar en esta campaña, es la campaña con los más elevados niveles de calidad en la compañía. Las pruebas de sangre fueron para determinar si están en

drogas. Su nivel de inglés es de los más altos. Les hicimos pruebas psicológicas y analizamos su firma. ¡Y ustedes son material Western Union!’. Después, de la forma más enredada posible, nos explicó el sistema de pagos, casi con animaciones y gráficas de pastel. Entonces supe que había tocado fondo, un fondo distinto que no era ni de drogas o alcohol, ni siquiera de huevonería. Era un fondo distinto, de persona productiva. Lo cual duele”. En Hellvista el sueldo quincenal ronda los 2 mil 500 pesos más el porcentaje de bono obtenido en el mes pasado y 350 pesos que eran depositados en una tarjeta de vales de despensa. Aunque el contrato marcaba que el operador trabajaría sólo cuatro horas al día (de lunes a viernes), los horarios eran, en realidad, de ocho horas diarias, laborando seis días a la semana con un día de descanso entre semana y sin goce de días festivos (a menos, claro, que se llegara a un “acuerdo interno”). ¿Cómo nos hacían cumplir la jornada de ocho horas si no estaba en el contrato? La respuesta está en el bono. Si un empleado cumplía a cabalidad los requerimientos que establecía la empresa, podía ganar hasta 3 mil pesos extras (¿han oído hablar de “las siete tareas de Hércules”?), lo

cual convertía un sueldo de McJob en uno de burócrata promedio. Entonces, aunque sólo se está obligado a cumplir cuatro horas diarias, el temor a perder el bono por una falta o un retardo nos mantenía a todos en el redil: Do it for the bonus! Las opacidades legales en los contratos y los pagos no son característica única de Telvista. En otros call centers la situación es la misma. Roberto tuvo siempre problemas con el mentado bono y las llamadas —y temidas— métricas del grupo hotelero Intercontinental: “obtener el bono era imposible. La venta de reservaciones era fácil, pero era difícil cumplir con todo lo que pedían”. Además el contrato no era un acuerdo legal, sino una franca amenaza. Al recordarlo su rostro se escinde: su mirada transmite odio, pero su boca se curvea en una sonrisa: “se las idearon para joder. Comenzaron a haber cambios abruptos de horario y horas extras. Se apegaban a su contratito y te hacían ir. Si llegabas tarde te suspendían, y después de suspenderte te acumulaban las horas que no tomaste por llegar tarde y haber sido suspendido, ¡y tenías entonces que pagarlas! Te digo, se las idearon para joderte”. Para jodernos, Roberto, para jodernos…


Cada llamada comenzaba así: “Hi, this is Allen. How can I assist you today?”. Una y otra vez durante toda la jornada, y a veces incluso al contestar el teléfono en casa. Es difícil no optar por la alienación como mecanismo de supervivencia en la línea de ensamblaje. Y, sin embargo, incluso en el infierno se hacen amigos; nada nos acerca más a otros seres humanos que la desgracia compartida. El ambiente en los call centers tiene mucho de sobriedad de fábrica, pero también hay una especie de jovialidad contenida que continuamente está chispeando, como chiribitas en una siderúrgica. Bromas, gritos, peleas de gallos, excentricidades y cat fights suceden todo el tiempo, como pequeños géiseres liberando tensión aquí y allá. Óscar, en el call center de la Cofepris, cedido en modalidad de outsourcing a CAPTA, el centro de atención telefónica de Grupos Salinas, recuerda a un compañero en especial. Antes de narrármelo se toma su tiempo observando la noche estrellada, como extrañando algo que no está presente en el café de San Ángel donde sucede la entrevista: “ahí te exigían que fueras con ropa de vestir, no muy formal, pero presentable. Los viernes tú ibas vestido como tú quisieras. Un chavo de lunes a jueves venía vestido como niño, pero los viernes iba como niña, porque era travesti. Eso se me hacía padre y chistoso a la vez, porque para todos ya era de lo más normal”.

Dicho ambiente, mitad trabajo mitad prolongación de la prepa —o en palabras de Édgar, del kínder—, se debe en gran parte a la enorme cantidad de jóvenes menores de treinta años que engrosan las filas (y las carteras de los dueños) de los call centers. Aunque la mayoría son estudiantes, también hay otros con alma pura de nini y personas de la tercera edad. Óscar recuerda con agrado bienintencionado que en CAPTA había una población considerable de ancianos y amas de casa trabajando en la campaña de Iusacell. Roberto, por su parte, es menos condescendiente con las “mamis”, quienes abusaban de las grietas en los estándares de calidad para trabajar menos y llevarse el tan ansiado bono. Pero también este egresado de Ciencias Políticas observó algo interesante: “detecté que los primeros lugares en métricas eran señoras, madres de familia ya mayores que tenían que mantener sus casas. Y chavas muy independientes; madres solteras o divorciadas. Chavas que no estaban interesadas en tener novio, muy aferradas a no tener dependencias”. En Hellvista, y específicamente en la campaña de Western Union, existía otra población muy peculiar: los hommies. Se trataba de mexicanos que habían emigrado desde hacía muchos años a Estados Unidos, o incluso nacido allá, pero que, al igual que Richie, habían regresado a nuestro país debido a la recesión económica. La mayoría de ellos ocupaba los primeros lugares en métricas, seguidos por los “veteranos”, aquellos que de alguna manera casi sobrenatural llevaban hasta cinco años trabajando ahí, casi inmunes a la quemazón del fuego eterno. Mis respetos para ellos, merecen el corazón púrpura de los McJobs.

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crónica “Ustedes se han tragado esa mamada de que el cliente siempre tiene la razón, ¿verdad?”, ahora tiene la palabra un finísimo trainer regordete con ínfulas de pastor protestante, “¡pues son mamadas! Los clientes son los últimos en saber lo que quieren. Nuestro trabajo es hacerles creer que lo que les damos es lo que quieren. ¿O qué, no han visto que Disney hace eso?”. Triste, pero cierto. Los call centers operan bajo tres ramos: ventas (Intercontinetal), servicio al cliente (Western Union, AMA, Cofepris), y tech support (TeleTech, MVS Multivisión), y cada ramo es peor que el otro. Pero hay una constante: el cliente —el motivo de ser de dichos centros telefónicos— es su peor enemigo. Por regla general, el 50 por ciento de las personas que llaman a un contact

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center no tienen sino una idea vaga de para qué lo hacen. Tienen un deseo insatisfecho y buscan materializarlo por teléfono, aun cuando en más de la mitad de los casos sea imposible para el operador. En Western Union era común recibir llamadas dirigidas a la competencia: MoneyGram. En Cofepris, Óscar cuenta que recibía desde llamadas para pedir una pizza hasta para meter una denuncia contra Sears por no respetar una supuesta promoción en la compra de un Wii. Y cuando alguna de las peticiones irracionales del cliente es rechazada, los gritos, reclamos y mentadas de madre no se hacen esperar. El temple del operador de call center se pone a prueba todos los días. “¿Los clientes? Eran gente grosera y racista”, recuerda Édgar sorbiendo un trago de cerveza. “Yo no tenía problemas con ello. Si llegaban a detectar que no era estadunidense por lo general soltaban un comentario racista. Si me hacían enojar yo se los regresaba. Y ya, ni siquiera me alteraba mucho, se me hacía casi casi

como el highlight de mi día. Un día completamente gris y plano como pocas cosas. Era lo que le ponía sabor... qué triste ¿no?”. Tal vez quien más problemas tuvo en este aspecto fue Óscar, quien a pesar de haberse aprendido leyes y regulaciones sanitarias al derecho y al revés tenía que lidiar con la prepotencia e ignorancia de los usuarios del servicio, a quienes —no pocas veces— tuvo que guiar desde cómo encender la computadora para llenar un formulario en Excel. “Yo sí me enojaba. Me enganchaba cuando intentaban pendejearme. Era una competencia hasta yo demostrarles su error. Es una tontería, lo sé, pero no me gusta que me pendejeen sin razón; si me equivoco, sí, pendejéame todo lo que quieras, pero si no lo he cometido y estoy siendo amable y razonable en el trato, no me voy a dejar. La gente que se ponía loca era la que no hacía las cosas a tiempo, la que dejaba todo a última hora y que quería todo peladito y en la boca”. Soportarlas es el pan de cada día, el sudor en la frente y un motivo más para volverse misántropo.


VTO eran las siglas que todo operador quería escuchar: Voluntary Time Off. Cuando en los conmutadores se reciben “pocas” llamadas, los supervisores suelen otorgarle un “tiempo libre” (sin paga, por supuesto) a los operadores. Una bendición pírrica para el alma de un telefonista. A una hora de salida o prácticamente al inicio de su jornada, el operador puede salir al mundo y experimentar lo que los sabios orientales llaman Nirvana o, lo que es lo mismo, un día sin tomar llamadas. “Me llevaba bien con mi supervisor de Teletech”, comenta Édgar tras recibir una llamada de su novia. “Cuando pasaba por mi lugar y me decía ‘Édgar, te pasaste de tu tiempo de lunch’ o cualquier otra tontería, yo le respondía ‘a ver, Juan, no quiero que pases por aquí a menos que vengas a decirme: Édgar, VTO’”. Y es entendible. Tras un par de meses tomando hasta 180 llamadas por día, cualquiera vende su alma por el privilegio de pasar cinco

minutos sin clientes furiosos o ineptos (a veces con ambas cualidades) al otro lado de la línea. Esta mala costumbre de aspirar a un remanso de paz ha llevado a los operadores a desarrollar complejos mecanismos de supervivencia, como desconectar el equipo, apretar una secuencia de botones en él o, incluso, tapar el reloj de la computadora con una hoja de papel para no ser conscientes de cómo el tiempo (y su vida) transcurre en el infierno. Las empresas, conscientes de ello, han ideado maneras para alentar el trabajo y relajar el ambiente, aunque por lo general terminan siendo fórmulas para el desastre. Édgar continúa: “en Teletech una supervisora traída de Costa Rica introdujo las innovaciones de ‘día de pijama’, ‘día de bermudas’ y el ‘fun squad’… el escuadrón de la diversión. Se organizaban juegos donde los que tenían mejores métricas participan por premios, como un Ypod (sí, Y-P-O-D), un VTO, que tu supervisor tome tus llamadas por media hora y estupideces así. La gente no se motivaba, pero yo encontré una nueva manera de hacerme menso organizando los juegos. Fue una época divertida hasta que lo quitaron porque se desperdiciaba mucho el tiempo y bajaba el servicio”. Roberto, por su parte, en Intercontinental, desarrolló la “maña” de trabajar menos excediéndose en los “tiempos libres”, motivado más por el descontento con las condiciones de su trabajo que por la mera ansia de improductividad. Jugando con su vaso desechable, y como apenado, acepta: “sí, eran mañas, pero la mía era válida. Siempre tuve el conocimiento de causa de que estaban ganando mucho dinero a expensas de explotarnos”. Y no sé por qué, sus palabras flotando en un centro comercial de Villa Coapa me hicieron recordar a Spivak y sus estudios sobre el subalterno…

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“¿Y qué se siente tardarse más de quince minutos en el baño?”, preguntó sardónico Édgar la primera vez que nos vimos tras mi renuncia a Hellvista. Eran las once de la noche y caminábamos rumbo a la estación de metro Allende. En el trayecto contabilizamos cuántos de nuestra “ola” habíamos renunciado; de los veinte que integrábamos el grupo, sólo tres quedaban en piso. Y tras la salida de Édgar un mes después, sólo quedaron Briss y Richie, los polos más alejados en edad. Tarde o temprano llega el día en que, desde que te levantas, sabes que no podrás tomar una llamada más; que has llegado al límite, que dentro de ti hay un humano que respira debajo del zombie en que te has convertido. A algunos les llega antes de los cuatro meses, el promedio de vida de un agente. A otros tras un par de años, como en el caso de Roberto, Édgar y Óscar. Y, sin embargo, para todos, la experiencia de abandonar el infierno y regresar al consabido valle de lágrimas es simple y llanamente orgásmica. Incluso si eres despedido. Después de una larga lucha con su supervisora y el gerente de la campaña, Roberto fue despedido de Intercontinental sin un fundamento legal. Conocedor como es de las leyes, acudió a la Junta de Conciliación y Arbitraje, donde la empresa y él llegaron a un acuerdo económico. A pesar de que su jefe narró a los demás operadores una versión distinta, Roberto tuvo su pequeña venganza cuando informó a los demás empleados lo que había sucedido. “Fue como un manifiesto del partido comunista”, bromea, “no está bien agachar la cabeza. Tienen que ser congruentes

con sus reglas y respetuosos de la ley. Y les dije, ‘que no los amenacen, yo le gané a la empresa, y ustedes también pueden’. Pero desafortunadamente, los empleados son tiranofílicos”. “Fue felicidad”, así describe Óscar el día que renunció. “Tomé la decisión dos meses antes para avisar a mi supervisora, no quería irme como las chachas. Estaba harto, cansado… no era lo mío. No podía ascender a otro puesto porque era la mano derecha de mi jefa y ya me desesperaban demasiado los usuarios”. Como en todo, incluso en el infierno algo se aprende. “Me llevé muchas experiencias positivas y muchas negativas. Descubrí que soy un químico de laboratorio, no un burócrata. Y desde entonces trabajo en mi tesis y me estoy preparando para entrar al doctorado en el Cinvestav”. Tal vez sea esa la única ventaja de pasar una temporada en el infierno. Tras renunciar, como un ser vuelto a nacer, la vida se ve desde una óptica distinta. Más bajo uno no puede caer. “El día que renuncié a Hellvista fui muy feliz. Salí, me fui a comprar discos a Mix Up, me fui al cine. Y ya, de regreso a mi casa me compré un six pack. Fue una pequeña victoria… ‘un pequeño paso para un operador de call center, pero un gran paso para mi humanidad’”.

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Desde 2004 una muralla de piedra y cemento se levanta ilegalmente sobre la vía pública. Siete años, tres presidentes municipales, dos quejas ante Derechos Humanos, y varias órdenes de demolición dictadas por un juez forman parte del expediente legal de un caso que volvería loco al propio Kafka. Por Mely Arellano .:. Fotos Agencia Enfoque

Imagine que

un día sale de su casa sólo para descubrir que en el tranquilo fraccionamiento donde vive, ése con amplias áreas verdes y donde “se respira el mejor aire de la ciudad”, alguien ha puesto una reja convirtiendo su calle en una cerrada y dejándole, por lo tanto, una sola vía de salida. Su primer impulso sería preguntar a su vecino de enfrente, quien también se ha visto afectado. Él sabe lo mismo que usted: nada. Imagine la sorpresa de ambos, los minutos de silencio parados frente a la reja, mientras hacen suposiciones sobre su aparición. La respuesta llega tarde o temprano: hubo un acuerdo entre 45 familias para poner la reja como medida de seguridad. Un acuerdo sobre el que a usted nadie le preguntó. Tampoco a su desconcertado vecino. ¿Le parecería una arbitrariedad? Digamos que sí.

Figúrese entonces que usted decide pedir que la retiren. Sin cuestionar las razones por las que la colocaron, considera que si quieren ponerla, deben hacerlo en otro lado, sin afectar la entrada de su calle, y así lo plantea. Sus “considerados vecinos” —supongamos— se niegan. Es más: de inmediato cierran cualquier posibilidad de negociación. Ahora viene el quid del asunto: imagine que decide acudir a las autoridades. De entrada, es previsible que iría confiado en su capacidad para mediar en un conflicto de este tipo, sobre todo —pensaría— porque se trata de de un espacio público. Haga de cuenta que algunos meses después, y luego de haber tenido que contratar —y pagar— un abogado para resolver el asunto, su queja en el ayuntamiento encuentra respuesta y la reja es retirada. En este punto, y pese al tiempo invertido, es previsible que usted sienta cierto orgullo por la

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Cada una de las enormes piedras que conforman la improvisada “muralla” podría ser una de las

233 hojas

acumuladas en un enorme expediente

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actitud del municipio. Una sonrisa se dibuja en su rostro al salir de su casa y ver, nuevamente, el otro lado de la calle con tránsito libre. Usted no lo sabe, pero puede que quizá sea demasiado pronto para cantar victoria. Imagine que no han pasado ni dos meses y sus vecinos —quienes han decidido hacer uso de todos los medios a su alcance para cerrar la calle— reciben un permiso del ayuntamiento para instalar nuevamente la reja. Imagine que la guerra entre vecinos se desata, que los abogados de ambos bandos se enfrascan en un pleito legal hasta que las autoridades ordenan quitar la segunda reja. Para ese momento es posible que piense que finalmente la justicia se ha impuesto. Usted ha actuado como buen ciudadano. Ha acudido a las instancias correspondientes y ha obtenido respuesta. Eso sí: usted está solo. Su vecino, el otro afectado, ha cedido, luego de algunas amenazas. Es un hombre mayor, es comprensible. Qué bien que se siente por usted mismo y por él.

Ahora imagine que ha pasado más de un año y justo cuando está a punto de archivar el asunto en el olvido, un día sale de su casa y al final de la calle descubre una muralla de piedras, de unos dos metros de alto, rematada con una malla ciclónica de púas. El vía crucis para solicitar su demolición incluye haber acudido a las siguientes instancias: Ayuntamiento, Contraloría (para quejarse por la omisión de los funcionarios del Ayuntamiento), Comisión Estatal de Derechos Humanos, Comisión Nacional de Derechos Humanos (para quejarse por la omisión de los funcionarios de la Comisión Estatal), Congreso del Estado (para quejarse por la omisión del propio Ayuntamiento), además de continuar un juicio administrativo hasta —¿exageremos?— obtener el fallo a favor de un Tribunal Colegiado. A siete años de aquella primera reja, dos años y nueve meses después de la “construcción” de la muralla, dos administraciones municipales completas y 233 hojas de expediente; usted sólo imagine...


Si esta historia le parece —literalmente— inimaginable, debería escucharla en voz del doctor Jorge Espinosa Ávila. O lea con detalle la historia descrita a continuación.

Cronología kafkiana de un muro Todos los muros levantados por el hombre terminan adquiriendo un significado mucho más amplio que el de su origen práctico: dividir y aislar. Cientos de historias se tejen alrededor de ellos, las hay felices y trágicas, simples y complicadas, corta y largas. La que exponemos a continuación aún no tiene final, pero hasta ahora no ha sido simple, ni corta. Inició en agosto de 2004, cuando “apareció” una reja en la intersección de las calles Encinos y Zodiaco en La Calera, dividiendo así los fraccionamientos El Mirador y Bosques de La Calera, que hasta entonces estaban unidos por un circuito. Dos fueron los afectados directamente: el psiquiatra Jorge

Espinosa Ávila y el ingeniero Ismael Ortiz, cuyas propiedades se ubican en la calle Encinos. La reja de ocho metros lineales (el ancho de la calle) se mandó a colocar ­—dicen— por razones de seguridad, a partir del consenso de 45 familias avencindadas en Bosques de La Calera, aunque sin previo aviso a sus vecinos de El Mirador. Levantar un muro o colocar una reja no es una conducta inédita; en varias colonias de la ciudad es común ver rejas que “privatizan” las calles. En la ciudad de Tijuana la conformación de “islas urbanas” delimitadas por muros, alambradas, rejas o bardas que han proliferado a lo largo de los últimos años, son un claro ejemplo de cómo los niveles de inseguridad incentivan la privatización del espacio público, incluso por encima de la ley. Pero Puebla no es Tijuana. Y el fraccionamiento La Calera no es en modo alguno un campo de guerra.

De hecho, en 2006 fue considerada una de las cinco colonias con menor índice de delitos en Puebla, situación que de acuerdo con las autoridades municipales es todavía vigente. Aun así, poniendo como pretexto la inseguridad, algunos vecinos de esta colonia colocaron una reja sin autorización de las autoridades municipales. Pronto vinieron los reclamos, las acusaciones mutuas y los desacuerdos. Cuatro meses después, tras varios intentos fallidos de diálogo, Jorge Espinosa Ávila denunció el hecho ante el ayuntamiento, entonces encabezado por el alcalde Luis Paredes. En abril de 2005, ocho meses después de su colocación, la reja fue retirada por las autoridades. La respuesta no se hizo esperar. Unas semanas más tarde, por razones desconocidas, el ayuntamiento se echó para atrás y le concedió permiso al representante legal de la Asociación de Colonos del Fraccionamiento

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Lo que en teoría debería ser un procedimiento sencillo, se ha convertido en un relato Bosques de La Calera, el exdiputado local Óscar Roberto Hidalgo Villafañe, para poner nuevamente la reja bajo ciertas condiciones, como mantenerla abierta de seis de la mañana a nueve de la noche y garantizar que después de esa hora hubiera personal que permitiera el paso controlado a vecinos y visitantes. Ante el incumplimiento de las mismas, la Sindicatura ordenó nuevamente el retiro de la reja en mayo de 2006. Para esas fechas, la Comisión Estatal de Derechos Humanos ya había emitido una recomendación al entonces presidente municipal, Enrique Doger Guerrero, al considerar que con la reja se impedía el libre tránsito en una vialidad pública en agravio de los derechos de los afectados. Entre agosto de 2006 y febrero de 2007 fue confirmada la resolución de la Sindicatura en juicio de amparo, así como por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, lo que derivó en una orden para que la reja fuera retirada de nueva cuenta. Uno pensaría que frente a la determinación legal, el tema estaba cerrado. Pero no. En junio de 2008, en lugar de reja

kafkiano “apareció” una montonera de piedras a la que se le vació cemento con una mezcaldora, de modo que se formó una muralla irregular de aproximadamente dos metros de altura y cuya cima fue rematada con malla ciclónica y púas. Hace casi doscientos años, cuando Karl von Clausewitz afirmó que la guerra era la continuidad de la política por otros medios, nunca imaginó que sus palabras serían tomadas al pie de la letra por los vecinos de una zona residencial acomodada de la provincia mexicana. Y es que para efectos prácticos, los vecinos impusieron su ley. Se rebelaron. En marzo de 2010 se emitió una orden de demolición que no pudo cumplirse debido a que los residentes de Bosques de La Calera entraron por la colonia El Mirador para impedir con sus autos el paso del traxcavo. Ante la cerrazón de los involucrados, entraron al quite los abogados. En este punto el proceso legal comenzó a complicarse por una serie de subterfugios legales (exquisiteces lingüísticas y semánticas) sobre si la zona

de La Calera estaba o no municipalizada y, por lo tanto, si era responsabilidad o no del gobierno municipal —encabezado en ese entonces por Blanca Alcalá Ruiz— legislar en torno a la presunta ilegalidad del muro. En el proceso, la presidenta municipal poblana salió raspada, ya que se interpuso un juicio de responsabilidades por omisión en su contra, así como una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que debido a la inacción de la dependencia llegó hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos. El tiempo pasó y el muro se mantuvo firme.

Siete años después… Y así llegamos hasta 2011. Después de una mala praxis de la juez del Cuarto Distrito en Materia Administrativa y un fallo a favor del Tribunal Colegiado emitido el pasado 10 de marzo, existe una orden —aparentemente— definitiva: el “muro de La Calera” debe ser demolido. El nuevo gobierno municipal encabezado por Eduardo Rivera ya está enterado del fallo y el director de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Obras del ayuntamiento, Luciano Osorio, ya estudia el grueso expediente. Pese a lo anterior, el doctor Jorge Espinosa, quien ha estado al frente de los vecinos que reclaman la desaparición del muro se muestra incrédulo y desconfiado: “hasta no ver, no creer”, reflexiona. Y tiene razón. Siete años, 233 hojas de expediente, cinco órdenes de demolición, innumerables connatos de broncas y amenazas después, la muralla de piedra sigue ahí. Intocable.


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Por Marco Menéndez

desde el exilio Con el fin de celebrar el Día Internacional del Diseño Gráfico, Aldeano viajó a Xalapa para conocer Amarillo Centro de Diseño, el primero en su tipo en México.

Sus integrantes —Aída Aguilera, Juan Carlos Vázquez y Joan Xavier Vázquez— nos comparten una manera de mirar el mundo y descubrir la belleza.


portafolios plásticos

1 Un domingo

14 de agosto de 1853, a las cuatro de la tarde Flaubert comenzó a escribir a Louise Colet; en un momento de la carta aludió a su amistad con Leconte de Lisle, y expresó: “Los amantes de lo bello somos todos unos proscritos. ¡Y qué alegría cuando se encuentra uno a un compatriota en esta tierra de exilio”. Lo hacía para dejar clara su distancia con una modernidad voraz y vertiginosa, pero también con sus semejantes, bandidos todos frente al tiempo. No es coincidencia que Amarillo eche mano de esta máxima y la convierta en su declaración de principios. En 1998 dio inicio el primer proyecto de esta naturaleza en el país, y el triunfo se hizo real en la apertura de un espacio para

difundir la importancia del diseño gráfico, en los alcances que ello conlleva, en la nada despreciable victoria frente a la apatía y la incertidumbre. Querer que las cosas devengan en una forma mejor no es salvar el mundo; para ellos diseñar es una forma de imaginar cambios posibles y buscar que se realicen, pero para lograrlo debe dominar la voluntad. Tal vez a esto se refiera Flaubert —y Lezama— cuando en el exilio habita el plural del amante, y quizás no quiera decir otra cosa la alegría de mirar la lejanía junto a otros. Probablemente ser amante de lo bello explique la superación de la dificultad. Pero creo que a eso hacía alusión Aída Aguilera cuando caminando por las calles de Xalapa me confió que nada grande puede hacerse en soledad. Y yo lo tomé como una invitación.



portafolios plásticos

2 Cuando

en la República el desgastado Platón condenaba a la poesía al exilio, lo hacía con la intención de evitar la corrupción de los jóvenes de la polis, que perdían el interés en la cosa pública para entregarse a los placeres de la belleza y a la imitación del mundo, entorpeciendo la búsqueda de la verdad. Despedidos de la ciudad entre flores, celebraciones y guirnaldas, los amantes de lo bello debían ser desterrados. Afortunadamente, la utopía platónica del gobierno de los filósofos nunca pudo realizarse, pero estos seres que confiaban su poiesis a descubrir lo bello, encontraron consuelo entre su gremio. “Sólo pocos aman la belleza”, me dice Aída. De ahí que en ese exilio ella, Juan Carlos Vázquez Padilla, Joan Xavier Vázquez hayan dado vida, a partir de la amistad entre desterrados, a ese espacio para difundir el diseño gráfico mexicano y extranjero, generando redes entre distintos sectores. En el Centro de Diseño se imparten talleres, sirve de estudio, es galería y también tienda con venta de productos exclusivos. Ese espacio es Amarillo, pero lo es más “por Van Gogh, por los carteles amarillos, por el otoño, por el coche, por la casa, porque la persona que he amado y me ha apoyado siempre, me dijo que yo era amarilla”, hila Aída Aguilera Rocha mientras bordeamos un río en las fronteras de Zoncuantla. Yume, su fiel compañía canina, nos conduce de regreso, y volvemos todos con amigos. El amor, el compromiso y la constancia con los que Amarillo lleva a cabo su labor, y la voluntad de hacer que las cosas sucedan, son parte de este espacio que no sólo brinda la oportunidad de aprender al lado de diseñadores consagrados, también se preocupa por impulsar a los talentos en ciernes, ayudando a su formación y acercándolos a actividades que por cuestiones económicas o geográficas no suelen acontecer en provincia.

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Diseñar es una forma de imaginar cambios posibles y buscar

que se realicen, pero para lograrlo debe dominar la

voluntad


3 Amar lo bello.

Los límites a los que se enfrenta el exilio son fuente de aventuras, viajes y descubrimientos (Ulises), pero también son evocación de lo lejano (Camus, ¿Adán?). O quizás hallando y propiciando la belleza —pero qué estoy diciendo— no se extrañe el terruño. Por eso en sus últimas horas Cioran se enfurecía ante cualquiera que lo visitara e intentara hablarle en rumano; no quería recordar nada que tuviera relación con la tierra que tanto detestaba. Pero incluso el proscrito fue vencido por el olvido y el Alzheimer, mas nunca abandonó a Bach. Nosotros, menos dispuestos a su humor, aunque sin dejar de ser desterrados —sonaba Johnny Cash—, tomábamos té y nuestras perras jugaban en el jardín.

“Podría quedarme a vivir aquí”, le dije a Aída después de todo lo que me había sido ofrecido en gesto de amistad, y tras ver sólo dos días del trabajo que Amarillo realiza, le pregunté por la mayor satisfacción para su labor; me dijo que la exposición retrospectiva con más de 200 carteles del maestro Antonio Pérez Ñiko, para festejar su 50 aniversario como profesional, además de la oportunidad de haber recibido a Yuko Shimizu, una gran ilustradora de Nueva York. Amarillo. Amar lo bello. La amistad y el trabajo en la ausencia de límites del exilio. Sin duda ello obliga a ejercitar la conciencia, conduciendo a la búsqueda de maneras para aportar al diseño gráfico y, en consecuencia, generar un entorno más propicio para todos, no sólo para los proscritos. Aunque sólo unos cuantos, pocos, amen la belleza.

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Ureshi (Recuerdos de un shooting en Tokio) Por César López Ureshi es un proyecto que realicé hace tres años en un viaje a Japón. En ese entonces apenas empezaba a tomar fotos con una intención temática. Viajar es un tema recurrente en el arte contemporáneo. La idea de los aeropuertos como máxima catedral de los “no lugares” y el nomadismo como estilo de vida —transitando por un lugar de donde no eres— ha sido tratado de manera exhaustiva. Para mí, desde hace mucho tiempo viajar a Japón representaba un sueño: viajar al futuro, conocer cómo viven los Supersónicos y de paso atestiguar el devenir cotidiano de una sociedad que no tiene nada que ver con Occidente. Representaba también —al menos en mi imaginario— llegar a un lugar donde todo es complicado, por el idioma, las diferencias culturales, el dinero, etcétera. Me di cuenta que no era ni tan caro y ni tan difícil comunicarme. Me di cuenta del estilo de vida que me gustaría experimentar: vivir en torno a la creación para simplemente existir. Ureshi surgió como un experimento visual en el cual, por medio de unas impresiones de brazos y piernas, quiero hablar de cómo somos iguales: lo que hay en la mano derecha lo tenemos en la izquierda.

Aún recuerdo el domingo que realicé este shoot, en pleno Tokio, asumiendo el papel de un extranjero que se deja llevar por el gusto de hacer y crear foto, haciendo a un lado el idioma y el miedo a la negación o el rechazo. En algún momento me dije: “caray, tardé treinta años para llegar aquí, para sentirme simplemente completo, satisfecho”; y en esa reflexión descubrí que el arte es justo eso: una forma de vivir, una actitud ante la vida y, finalmente, una forma de entender las cosas. Ese domingo lo recuerdo como uno de los días más bonitos que he vivido. Ya pasaron tres años y ahora me encuentro justo en ese momento de magia en el que revivo lo que un día, cerca de Shibuya, experimenté, pero ahora en mi contexto, en mi ciudad, siendo nómada en ella y en mi realidad. En los últimos días, sin embargo, algo dentro de mí se siente profundamente triste y desconsolado: en estos momentos la mano izquierda no la está pasando bien, las cosas no se ven como las recuerdo. Espero pronto que la esperanza y la armonía llegue hasta ese lugar que me inspiró. No estamos tan lejos, no es otro planeta, está justo a la esquina de nuestra casa, me gustaría comer sushi en el Tsukiji Market y pensar que no ha pasado nada.

Ya pasaron tres años y ahora me encuentro justo en ese momento de magia en el que revivo lo que experimenté un domingo soleado, muy cerca de oShibuya.


about

Ureshi / 喜び / joy /


alegría / 現実 / reality / realidad / 今 / now / ahora


40 40

rsreeppcooc riróttaanjjee

LIBROS [reseña del mes]

Por Alejandro Badillo

En El africano, Le Clézio se vuelca en el género biográfico a partir de una estratagema de uso corriente en la literatura: contar a través del otro.

[recomendaciones]

Los libros de memorias suelen ser un terreno peligroso para el escritor, pues pueden prestarse a ejercicios complacientes, textos en los que no hay una

búsqueda por dialogar con el pasado. De la brevedad de El libro de mi madre de Albert Cohen a la desmesura —en todos los sentidos— de Vivir

para contarla de Gabriel García Márquez, hay una amplia franja de autores que, con resultados disímiles, han abordado su biografía como fuente para su literatura. En El africano JeanMarie Gustave Le Clézio (Niza, 1940), premio Nobel de Literatura 2008, apuesta por el bosquejo breve que se desdobla en múltiples escenarios y preguntas. El libro ofrece una poética condensada, llena de ramificaciones que establecen interrogantes, arenas movedizas donde se desplaza la pluma del autor. Le Clézio, más que abordar de manera lineal su biografía, de cotejar con minucia datos y fechas, nos cuenta de él a través de su padre; evoca la imagen distante, a ratos borrosa, de un médico militar en África trabajando para el gobierno inglés, alejado de su familia por largas temporadas. El autoexilio del padre en otro continente es fruto del azar, pero también de una renuncia que no es capaz de explicar y que acompaña con objetos rescatados en sus andanzas, como cacharros que le sirven para cocinar o pequeñas estatuillas de madera que atesora como fetiches. La rígida disciplina en su vida, la crítica de una visión colonial sobre el continente, el desencanto final, incluso la forma

La casa pierde

trama de causas y efectos que

Solar

un instituto para la investigación

Juan Villoro

solemos llamar vida. Entre otros

Ian McEwan

de las energías renovables que es

Cuento

misterios, estos cuentos

Novela

poco más que un artilugio

Alfaguara

abordan a un boxeador

Anagrama

político. Entre los becarios

que manda a la lona

del instituto se encuentra

Opina Villoro que en los

a sus adversarios a

Michael Beard es un

Tom Aldous, que tiene

cuentos el escritor es

fuerza de resistencia, un

físico que recibió el

proyectos más ambiciosos.

un inventor de mundos.

hombre enamorado de

Nobel y desde entonces

Cuando Tom conoce a

la duplicada magia de

vive en sus laureles.

Protagonizados por

Patrice, la combinación de

perdedores gloriosos y solitarios

unas gemelas, un apostador de

Tiene ahora cincuenta y pocos

adulterio en las clases ilustradas y

que entienden el mundo a partir

hipódromo que finge fabulosas

años y su matrimonio con Patrice

esperpento científico deviene una

de códigos y éticas estrictamente

ganancias para financiar una

está tocando a su fin. Quizá el

comedia de enredos, negra en

personales, La casa pierde ofrece

amistad y un escritor cuya obra

dolor de Beard se deba a que

el más puro estilo Hitchcock, con

insólitas visiones de la intrincada

surgió de una pluma ajena.

desde hace años es el director de

cadáver incluido.


de preparar los alimentos lo transforman, lentamente, en un africano. Años después, cuando la familia se reúne con el padre en un pueblo de Nigeria, Le Clézio se enfrenta a un personaje desconocido, en una continua penumbra, devastado por la experiencia de lidiar con decenas de enfermos en una zona amplísima, donde no hay médicos a muchos kilómetros a la redonda, armado sólo con un equipo básico: escalpelos, jeringas, vendas; todo en una época ajena a los antibióticos y otras bondades de la medicina moderna. Para Le Clézio el recuerdo de África dista mucho de la experiencia romántica de los viajeros que replican sin pudor la imagen del turista, del explorador que tiene entre las manos el boleto de regreso a casa. El pueblo de Ogoja, en Nigeria, representa para Le Clézio la única referencia a un lapso de su vida, el continuo forcejeo con su pasado, con su padre, pero también con su lugar en el mundo, elementos que reconstruye en párrafos densos y febriles. En El africano se percibe una lucha con la memoria, transmitida en un lenguaje que no cuenta de primera intención, sino que se sumerge en una especie de reescritura, salvando fragmentos, imágenes que reviven oleadas de insectos, la humedad nocturna de la selva, la conciencia del cuerpo en medio del agobio, en un entorno a veces hostil, donde resalta la diferencia con los cuerpos africanos, casi desnudos, evocando figuras de arcilla bajo el sol. El clima abrumador de África es reflejado en una prosa que privilegia lo sensorial, complementada con fotografías del padre de Le Clézio que aportan una referencia interesante a la obra. El africano es un ejemplo de las posibilidades ilimitadas de la biografía, el cruce de géneros y el rescate de una vida que se transforma en una experiencia perturbadora y estética: condición fundamental de la literatura.

Platón político

edad y constituye uno

experiencia social, política

de los tres pilares que

y filosófica, es posible

Giorgio Colli

sostendrán su tesis

comprender los

Filosofía

doctoral, Pollicità

giros teóricos

Sexto Piso

ellenica e Platone,

que van desde

presentada dos

el idealismo

El Platón político que nos

años después. El

optimista de la

ofrece Giorgio Colli, uno

autor deja claro que

República hasta

de los filósofos italianos

sólo entendiendo

más relevantes del siglo

las fases sucesivas del

de las Leyes, transcurso

XX, es su primer trabajo

desarrollo espiritual de

que no refleja sino una

con ambiciones teóricas.

Platón que, desde luego,

inmensa decepción hacia

Lo escribe en 1937, con

están estrechamente

la política y, en última

sólo veinte años de

vinculadas con su

instancia, hacia el hombre.

el frío realismo


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sección

MÚSICA [reseña del mes]

Por Alvaro Hernández

Hugh Laurie, el popular actor de la serie televisiva Dr. House, cuelga la bata y se sube a los escenarios. Este mes lanza al mercado Let Them Talk, un álbum de covers que recopila las piezas legendarias del blues de Nueva Orleans.

[Indiecaciones]

Por Turner indiecaciones.wordpress.com

Durante décadas se pensó que para interpretar blues se requerían tres cosas: ser pobre, ser negro y haber nacido en Nueva Orleans. Con los años, ante la proliferación de bluseros blancos, los amantes del género se vieron obligados a desprenderse poco a poco de sus prejuicios. Pues bien, el último resquicio de duda frente a la universalidad del blues se derrumbó hace unos días, cuando el sello Warner anunció el lanzamiento del disco debut de Hugh Laurie, el protagonista de la serie televisiva Dr. House, quien ha decidido canalizar su pasión por el blues de Nueva Orleans y sus alrededores en un álbum de covers donde incluye piezas de los grandes intérpretes del género: Louis Armstrong, Memphis Slim, Bessie Smith y James Broker, entre otras leyendas homenajeadas por el actor. El álbum que lleva por nombre Let Them Talk sale a la venta el próximo 9 de mayo. La cosa suena surrealista.

Keren Ann

Keren Ann no ha parado. Nació

influencias de la chanson, el folk y

The Strokes

101

en Cesárea, cerca de Tel Aviv, y

el pop calmado. El francés lo dejó

Angles

se crió en Holanda para después

para sus primeros discos; su última

trasladarse a Francia. En este país

producción, titulada 101, está

empezó a interesarse por la música

íntegramente cantada en inglés.

y formó parte de dos grupos (KAB y

En este trabajo, Keren se quita

Shelby) sin mucho éxito hasta que

la careta de chica buena y nos

decidió ir por su cuenta e iniciar su

muestra todo su carácter y armas

carrera en solitario.

tanto en sus temas (“My Name

Eso ocurrió hace once años y

Is Trouble”) como en su portada,

Keren Ann se ha ido convirtiendo

haciendo de éste el mejor álbum

en uno de los referentes de la

de su carrera.

música francesa, mostrando

“Strange weather…”


Primero porque hablar de Hugh Laurie es hablar inevitablemente de House. Es uno de esos extraños casos en los que el personaje se comió al actor. Algo parecido a lo que le sucedió a James Gandolfini con el personaje de Tony Soprano, o a Fred Savage con el inolvidable Kevin Arnold de The Wonder Years. Para los 81 millones de televidentes que siguen, capítulo a capítulo, la serie televisiva, será Gregory House y no Hugh Laurie quien interprete piezas míticas del repertorio blusero. Uno lo puede imaginar perfectamente sentado frente al piano, tronándose los dedos, con el bastón recargado sobre sus piernas. Y se hace agua la boca porque será inevitable recordar que los mejores capítulos de Dr. House han sido aquellos donde la guitarra o el piano acompañan los momentos íntimos, reflexivos del personaje. ¿Pero será suficiente con eso? Hugh Laurie —el actor— advierte a sus seguidores: “No nací en Alabama en 1890. Puede que ya se hayan dado cuenta. No me he alimentado a base de granos, cosechado para un patrón, o montado en un vagón de tren.

Ninguna gitana le vaticinó algo alguna vez a mi madre cuando nací, y hasta donde sé no hay ningún perro demoniaco en mi camino. Dejen que este disco muestre lo que en realidad soy: un inglés de clase media, transgrediendo abiertamente las melodías y la música del mítico sur americano”. Y para muestra ha colgado un video donde se escucha la pieza “You Don’t Know My Mind” de Lead Belly, y en donde la voz del doctor House es fácilmente reconocible. Si bien existen reservas con respecto al recibimiento que tendrá este material por parte de los conocedores, lo cierto es que Warner se ha lanzado con todo en este proyecto. La idea es capitalizar los 18 millones de admiradores que el actor tiene en Facebook, las 300 millones de visitas que acumula a la fecha Youtube y los más de 81 millones de televidentes que lo siguen con devoción en todo el mundo. “It’s not lupus”, diría convencido el doctor Gregory House si se diera a la tarea de diagnosticar la enfermedad de Hugh Laurie. “It’s just music, that’s all”.

Cinco años ha sido el

han utilizado para seguir

por todos. Demasiadas

tiempo que ha necesitado

creciendo en sus carreras

expectativas para un

The Strokes para

en solitario. Todos esos

disco así. Muchos nos lo

sacar su cuarto disco

bandazos han tenido más

imaginábamos a pesar de

de estudio. Después

repercusión de lo que

lo que decía su cantante

de First Impressions

se esperaba en Angles.

en alguna entrevista:

Of Earth, los Strokes

Este álbum sigue siendo

“estamos tardando tanto

decidieron embarcarse

“made in Strokes” con

porque queremos hacer

en otros proyectos: Julian

esas guitarras crudas, pero

un disco mejor que Is This

Casablancas, Albert

en esta ocasión el disco

It”. Eso, Julian, nunca va a

Hammond Jr., Little Joy

parece estar partido en

suceder y lo sabes.

o Nickel Eye han sido las

dos: una parte hecha por

“Life is simple

puertas de escape que

Julian Casablancas y otra

in the moonlight…”


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CINE Y DVD’s [reseña del mes]

Por Fernando Montenegro

La cinta que recibió el premio de la Academia evidencia la densidad del lenguaje en el tejido de nuestras vidas y en la historia de los países. Cuando los individuos y las naciones no pueden escucharse a sí mismos, entonces tartamudean.

[tarde de domingo]

En Las palabras y las cosas Foucault propone releer el juego de Borges en Otras inquisiciones. Un juego infantil, si se quiere, pero a través del cual podemos mirar la manera en la que organizamos el mundo; cómo lo soñamos y edificamos, pero también cómo somos capaces de destruirlo: todo a través de ese susurro llamado lenguaje. Sin él viviríamos en un mundo que nos resultaría totalmente ajeno. Sabemos, desde ahí, la trascendencia que tienen los discursos en nuestra vida: el científico, el artístico y el político; el de un rey y el de un mendigo que grita disparates en el zócalo. Ahí articulamos nuestro universo. Por eso esta película parece tocar un lugar medular de nuestras vidas: nos recuerda que nos las estamos inventando. El duque de York, o Bertie (Colin Firth), es el hermano menor del legítimo heredero al trono de Inglaterra, el príncipe David. La renuncia de éste al puesto de su padre (debido a su inminente matrimonio con una plebeya) obliga al primero a aceptar un privilegio del que desea escapar a toda costa. La razón —que se antoja llena de morbo— es simple: su condición de tartamudo. Como en casi todos los casos, su tartamudeo es una deficiencia adquirida en la niñez; y esto sólo puede advertirlo un deschavetado terapeuta de la voz,

Anna And The King

Anna Leonowens, una institutriz

All The King’s Men

All The King’s Men cuenta la

País: Estados Unidos

inglesa y viuda, llega a Siam para

País: Estados Unidos

historia del ascenso al poder de un

Año: 1999

educar a los hijos del rey Mongkut.

Año: 2006

idealista en el mundo de la política

Dirección: Andy Tennant

El choque de culturas enfrenta al rey

Dirección: Steven Zaillian

de Luisiana, y de la corrupción que

y la docente en fuertes discusiones

lo conduce hasta su perdición. Es

sobre lo que deben o no aprender

una compleja introspección sobre

los príncipes. Sin embargo, el amor

la naturaleza humana, el poder, la

zanja las diferencias. Paralelamente,

corrupción, el idealismo, el amor

y como parte casi central del relato,

y la traición, enmarcada en el

el rey (con la ayuda de la institutriz)

mundo de la política. Esta aclamada

deberá enfrentar una conspiración

exploración estuvo inspirada en la

por parte del embajador británico, El

carrera del gobernador de Luisiana,

filme es un remake del clásico The

Huey P. Long, y en otros políticos

King And I, comedia musical que en

demagogos. El fino tratamiento capta

1956 protagonizaron Yul Brynner y

la esencia de la novela de Warren y

Deborah Kerr.

le infunde elementos clásicos.


Lionel Logue (Goeffry Rush). Entre el futuro rey y el terapeuta surge una relación capaz de transgredir las barreras de la clase social, del decoro e, incluso, de la amistad. A partir de un texto de Shakespeare y una sonata de Mozart, el doctor Logue descubre que las deficiencias en la voz de su paciente se originan en el propio miedo a escucharse. No tener voz le impide contarse su propia historia y, como rey, contar la historia de su pueblo. Ya lo advierte el propio Bertie al asumir su cargo: “la nación cree que cuando hablo, hablo por ellos”. El hecho de que el rey no pueda articular su discurso significa que el país no era capaz de escucharse a sí mismo. Detalle mayúsculo si consideramos el momento histórico en el que se desarrolla esta cinta: el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Sin duda esta situación le impone un ambiente dramático a la película; uno que, sin embargo, no renuncia a la inevitable comicidad que resulta de volver a escuchar trabalenguas y

ejercicios de dicción. Deviene en risa, sin duda, ver al rey de Inglaterra petrificado frente a la brutal elocuencia de su enemigo, diciendo (sin dejar de admirar la proyección): “cualquier cosa que esté diciendo la está diciendo muy bien”. A pesar de que la película sea, en rigor, un drama histórico, el peso del film recae sobre la relación entre los dos personajes principales, una relación que no puede ser sino compleja, en la que podemos ver cómo el rey quisiera ser plebeyo y el plebeyo quisiera ser rey. Donde toda la verdad se juega en cómo se dicen las cosas, en el hecho de que incluso (sobre todo) para ser un rey es necesario convertirse en actor. The King’s Speech termina siendo una película que ha merecido la atención recibida antes y después de los premios que consiguió. Sólo puedo lamentar un final quizá excesivamente radiante (están a punto de entrar a una guerra) y la débil actuación de un personaje clave, David (Guy Pearce).

The Last Emperor

Basada en la historia de Puyi,

abdicar y convirtiéndolo

el último emperador de China,

durante un tiempo en

País: Francia, Reino Unido,

la película narra su ascenso

títere de los líderes de la

Italia, China

al trono después de haber

ocupación japonesa en

Año: 1987

sido arrebatado de los brazos

Manchuria. Con la llegada

Dirección: Bernardo

de su madre cuando apenas

de la revolución comunista,

Bertolucci

tenía tres años. Adorado por

Puyi es encarcelado para

millones de súbditos como

“limpiar” su mente de todo

a una divinidad encarnada,

pensamiento capitalista. El

gobierna desde la Ciudad

intenso drama histórico, la

Prohibida hasta que las

fotografía y dirección de

fuerzas republicanas,

Bernardo Bertolucci hicieron

deseosas de abolir la corte

merecedora a esta cinta de

imperial, lo encierran entre

nueve estatuallias Oscar y

sus murallas, haciéndolo

tres Golden Globe.


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INTERNET [reseña del mes]

Por Juan Carlos Hernández

La vertiginosa difusión y posterior adopción de “memes” —frases hechas, chistes locales, bromas recurrentes— en internet, es una evidencia más de cómo la inteligencia colectiva supera a cualquier inteligencia individual. En 1976, Richard Dawkins describió el concepto de “meme” como contraparte del concepto de gen: una unidad de información contagiosa que se propaga de mente a mente y que afecta la conducta del infectado. Así describía a la unidad de evolución cultural, mucho más eficiente para reproducirse que su contraparte biológica. Algunos ejemplos: la religión, la publicidad, las canciones, el humor. Este último encontró un nicho perfecto en internet, en donde ha potenciado sus características intrínsecas y ha adquirido algunas nuevas. Pareciera que el humor oral posee una evolución más biológica, es decir, es altamente conservado y su tasa de cambio es lenta, se mide en generaciones; en cambio, los

“memes” de internet se transforman con la inmediatez que ofrece el medio. En este foro mundial, el humor se construye comunitariamente y las mejores ideas son seleccionadas en una democracia participativa perfecta en su imperfección. El potencial anonimato de la red también permite que se cultive un humor más ácido, no complaciente, más honesto, más irreverente y políticamente incorrecto; en conclusión, se vuelve un referente social muy efectivo que responde rápidamente al contexto sociocultural de donde surge. Pero más allá de cualquier intento de validarlo sociológicamente, el resultado de este proceso es brillante. El humor de los “memes” es muy intuitivo, de ahí que todos

podamos participar, aunque a veces es necesario poseer cierto bagaje de cultura popular y, especialmente, de aquella generada en internet; no siempre es sencillo estar actualizados porque su tasa de cambio es vertiginosa. El doble filo de la inmediatez nunca es tan amenazante como en la red. Pero no podemos quejarnos, en absoluto, porque esta abrumadora era informática nos ofrece la única posibilidad real de arañar la juventud eterna si conseguimos maravillarnos con el viaje; ésta ya no sólo estará definida por la inestabilidad laboral, la ausencia de compromisos sentimentales refrendados ante la ley, ni la continuamente aplazada paternidad o maternidad, según sea el caso. ¿De qué estamos hablando exactamente? En seguida algunos ejemplos recientes que pueden rastrearse con facilidad: Rageguy comenzó siendo cualquiera de nosotros cuando estallamos de furia ante las pequeñas dificultades de la vida, pero la popularidad de este cómic ha escalado y ahora ya explica toda la gama de nuestra furia. Cereal Guy pontifica desde su plato sobre cómo siempre había tenido la razón. El Sad Keanu no puede terminar con su sándwich ni con su pena, es más, la contagia. Los más viejos seguramente recuerdan el interminable, hasta el hartazgo, cabezazo de Zidane a Materazzi; o la literalmente infinita variación de LOLcats. También están el Socially Awkward Penguin o el Foul Bachelor Frog. Quizá los hispanohablantes entiendan mejor de qué estamos hablando con el “meme” Señoras que... el cual se ha hecho sumamente popular en Twitter y Facebook cada que el usuario desea hacer pública una queja sobre el comportamiento del prójimo. En el humor es muy claro cómo la inteligencia colectiva supera a cualquier inteligencia individual. Vaticino ese día en el que recordaremos con nostalgia esos chistes orales que se cuentan en las fiestas y que sólo unos pocos dominan, porque no sobrevivirán al internet, o bueno, serán sólo “fósiles vivientes”.


Con licencia para navegar

Un ágora posmoderno

en línea Por Juan Carlos Hernández Cualquiera que haya intentado ingenuamente entablar una discusión en algún foro, o tan sólo expresar un punto de vista que difiera del consenso, se habrá enfrentado sin duda a una andanada de insultos, estupideces o palabrería pura, en el mejor de los casos. Sigue siendo una afrenta a nuestra cortedad de miras que alguien se atreva a pensar distinto. Por suerte, estamos hablando de internet, en donde todo cabe, incluso aquellos marginados capaces de intercambiar ideas sin insultos, manteniendo una mínima línea argumental y honrando esa lógica elemental que enseñan en la secundaria. Ese sitio fabuloso existe. Reddit (www.reddit.com) es un foro marginal, casi subversivo, en donde se da cabida a las expresiones más sensatas, más estridentes, o más intrascendentes de la red. Esta comunidad está regulada por moderadores que establecen los parámetros mínimos de convivencia, pero no van más allá; el resto de la interacción depende de los usuarios, quienes han sido capaces de crear un espacio en donde la inteligencia se cultiva con esmero. Más allá de ser un foro de discusión, Reddit es un filtro de los mejores contenidos de internet, un punto de encuentro para las personalidades más difíciles, una comunidad en donde compartes experiencias, críticas o ideas. Aquí los comunes conjuran la tragedia.

El todo cabe en sus partes más brillantes Hay un cierto desprecio por el blog en los medios escritos institucionalizados; se le ve con simpatía y condescendencia como a un hermanito muy menor, un eterno adolescente al que graciosamente le conceden la existencia junto a las faldas de sus largos manteles, tan solemnes ellos. Quienes han explorado las posibilidades de este “puberto” —quien casi siempre justifica su mala fama, sin duda— ya disfrutan con malicia y cierto secretismo todas sus dimensiones. Cinécdoque (www.cinecdoque.wordpress.com) se regodea en su nombre, y con toda la manga que le concede el formato blog, desgrana las películas cuadro por cuadro, una obsesión a la vez. Aquí no hay críticas de manual, una película puede valerles tan sólo por el acierto de una secuencia, desechando sin cargos de conciencia el resto. Tienen tanto espacio que pueden discurrir sobre una sola línea de diálogo en párrafos enteros; hay un sentido poético muy fuerte en su análisis, el amor que los mueve es conmovedor, nada fuera del cine parece ya tener sentido.


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GASTRONOMÍA

Casa de Sal:

cocina hedonista Por El saciado Pantagruel

El derroche es marca del virtuoso. Y el desbordamiento de energía da pie al hambre. Característica de los seres de buena inclinación es el exceso, la prodigalidad, el ansia de saciarse y no poder. Sobre Apolo, Dioniso. Sobre el pan… el ajo, el tomate y las especias. Pero dice un francés que “la prodigalidad sin sustento ético es inaceptable”. Y tiene razón. Esa sustancia es el placer. La única de las medidas. La alegre vara de los vivos. La que ordena libre obediencia al lechón, el jabalí, el oso, la serpiente, la res, el cordero, el conejo y las aves, pero también al zumo frutal y a la madurez del vegetal, al vino

Calidad

 excelente

Precio

Ambiente

lo vale

a gusto





Servicio

Limpieza

amigable

impecable






A los vegetarianos con amor

y al licor. Estar aquí es prodigio, es vital desbordar nuestra energía en el mundo. Por fortuna existe un lugar propicio para el festín, donde el derroche tiene su recompensa, donde a partir de la necesidad de exceso se propicia el equilibrio. Cabe en él la enseñanza de la sal: abrir el apetito. Ese sitio cumple la lección y honra nuestra venida, y no es extraño que se ubique sobre la misma calle en la que nos recibe la luz al nacer; ahí se redime el cuerpo: Casa de Sal. Ahí se privilegia la calidad, cantidad, abundancia, exotismo y duración de los olores, el alma de los alimentos. Ello se traduce en exquisitez. Por eso lo dionisiaco triunfa más cuando reúne a las ánimas y nos Casa de Sal recuerda los sabores con los que Cocina urbana crecimos, pues esa es la materia 5 Poniente 704 B que compone el menú. Centro Histórico La prodigalidad es una Puebla virtud porque se opone al que www.casadesal.blogspot.com atesora y nunca gasta. Por unos Twitter: @casa_de_sal ducados se niega la maravilla de existir y de comer, que es lo que nos sostiene, aparte del pneuma. Ese ama la muerte y convertirse en asceta o en burgués es lo mejor que podría sucederle. “Embriagáos”, les instaba Baudelaire. Pero éste no es el espacio para ocuparnos de las medianías. Casa de Sal tampoco es el lugar para el que quiere ahorrarse su voluntad. Entregarse a los olores y sabores de sus platillos exige acentuar los aromas, los ambientes, los sentidos, con el fin ético de incorporar al paladar nuevas experiencias. Y entonces, como orando para regodearme nuevamente, la memoria reagrupa fuerzas para disfrutar de lo que unos hermanos preparan con amor y con la certeza de haber realizado un sueño. Casa de Sal: carpaccio de salmón ahumado, de res y pimienta negra, terrina de pato y pistache, vegetales asados y queso de aro, sopa tailandesa, potaje de maíz, risotto de tres cebollas, atún sellado, salmón asado, lomo de cerdo y tocino, pollito de leche al curry, corazón de filete, costilla de res braseada, el buen vino mexicano, el ron de Guatemala. Los productos del suelo local, la suma de ciudades y sazones, los aromas que nos dieron ser, transustancian en la cocina urbana que siempre quisiste probar. Y allanar el camino a la sabiduría del hedonista: “the road of excess leads to the palace of wisdom”, decía Blake.

La Zanahoria Esmeralda 5 Oriente 206, Centro; avenida Juárez 2104 B y C México es un país afortunado cuando se trata de productos de la tierra. Durante todo el año se siembran y cosechan frutas, verduras y hortalizas cuya frescura no sólo sustituye los conservadores, sino también ofrece bondades para la salud. La Zanahoria Esmeralda es el lugar tradicional para los detractores de la carne, el pescado y las aves. Más de un cuarto de siglo respaldan la calidad de este lugar donde la hamburguesa de soya es un verde manjar.

Saladett Avenida Juárez 1918 D; 39 Oriente y 16 Sur, El Mirador Dicen los amantes del bienestar que un menú vegetariano es la manera más eficaz para alcanzar la salud y el equilibrio. Sin embargo, Saladett no es un restaurante verde, más bien es un concepto que ofrece platillos bien balanceados y lo mejor, deliciosos. Su comida rápida y casual privilegia las sopas, ensaladas, sándwiches y bagels, aparte de tacos, snacks y smoothies. Si no, compruébalo con la Veggie Soup o el Veggie Deli.

Greenme Circuito Juan Pablo II 1751, La Noria El flamante lugar es una opción insoslayable para quienes prefieren los placeres vegetarianos. Además de restaurante con una amplia oferta de platillos verdes, Greenme también comercializa pan artesanal, productos locales y de temporada, orgánicos y, por si fuera poco, atienden pedidos especiales. Esta dedicación a la salud es muestra de que las pequeñas acciones generan grandes cambios.

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abril // 2011


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AGENDA MÚSICA Lunes 11 de abril

• Deftones

Viernes 15 de abril

Jueves 14 de abril

21:00 Sala Forum

Información Visual

• Fernando Delgadillo

20:30 Palacio de los Deportes

• INDEX 2011: Congreso de Diseño de 9:00 Universidad de las Américas UDLAP

Sábado 14 de mayo Miércoles 13 de abril

• Jazz Band UPAEP

• Temporada de Ópera 2010-2011: Die

Sábado 16 de abril

Walküre, Wagner

• Química para todos

19:30 Capilla del Arte

11:00 Complejo Cultural Universitario

11:00 Unidades habitacionales - Arca

• Ópera Prima Rock - Tributo a Queen

• Grandiosas: Dulce, Rocío Banquells y

20:15 Auditorio Siglo XXI

María Conchita Alonso

• Stabat Mater, Coro UPAEP

20:30 Auditorio Siglo XXI

La Margarita

Jueves 19 de mayo

• Revisión historiográfica de las conmemoraciones del Bicentenario y

14:00 Universidad del Valle de Puebla

Centenario 18:00 Museo Nacional de los

Jueves 14 de abril

• Moenia

21:30 BullDog Café

• Cuarto Blanco

TEATRO

• Valentina y la sombra del diablo 12:00 Centro para las Artes TETIEM AC

Lunes 11 de abril

Viernes 15 de abril

19:00 Teatro de la Ciudad

16:30 Complejo Cultural Universitario

Martes 5, 12, 19 y 26 de Abril

• El silencio grita más fuerte • Casi cien años de soledad

Sábado 23 de abril

19:00 Teatro Aira AC Escena Alternativa

Capriccio, Strauss

Jueves 14 de abril

• Temporada de Ópera 2010-2011: 16:00 Complejo Cultural Universitario

Jueves 26 de mayo

• La Fotografía en la Revolución 18:00 Museo Nacional de los

21:30 El Breve Espacio Arte, Café & Bar

• Anatëma - Tributo a Nightwish

Ferrocarriles Mexicanos

Sábado 2 de abril

Ferrocarriles Mexicanos

DEPORTES Sábado 16 de abril

• Carrera Ciclista en Santa Ana Necoxtla 2011

• Dos amores y un bicho

9:00 Santa Ana Necoxtla Epatlán, Puebla (frente de la Presidencia)

20:00 Teatro Melpómene

Jueves 28 de abril

• Gondwana

20:00 Rockutla Rock House & Bar

Sábado 16 de abril

• Caballos de Menorca 18:00 Zócalo de la ciudad

Jueves 5 de mayo 2011

• Lady Gaga

Sábado 16 de abril

• Ceremonia Protocolaría Fundación

20:30 Foro Sol, ciudad de México

Viernes 06 de mayo

• Dildo

20:00 Rockutla Rock House & Bar

Martes 10 de mayo

• Alberto Vázquez

21:00 Auditorio Siglo XXI

FESTIVAL INTERNACIONAL PALAFOXIANO

TALLERES, CURSOS Y CONFERENCIAS Martes 12 de abril

de Puebla 10:00 Zócalo de la ciudad

• Taller: Almíbar Casero

• Ceremonia de InauguraciónLugar:

10:00 Jardín Etnobotánico Francisco

19:30 Zócalo de la ciudad

Peláez R.

• Concierto del Quinteto de Alientos Municipal 11:00 Zócalo de la ciudad



B 52

rceopl uo m r t na aj e Historias D i - v a g a cdesaforadas iones

Cualidades

rostrales Por Kid Mandrágora

A

más de una década de su promulgación, la ley decretada en un lejano país genera, al mismo tiempo, zozobra y felicidad en sus habitantes. Tomada en su momento como un renovador concepto de las relaciones humanas, fue recibida con algarabía en casi todos los sectores, en especial entre los que serían beneficiados por las denominadas “aptitudes rostrales”: Dicha ley en su apartado 7, inciso b señala al calce: “Según se ha descubierto, la infelicidad general surge de la impotencia profesional. La mayoría de las personas no pueden trabajar en lo que más quieren. Por lo tanto, decretamos esta ley que promete devolver, si no la alegría a los ciudadanos, la paz mental, al tiempo que promoverá el conformismo y la mediocridad como valores, siendo así que nadie será mejor que nadie por su talento, sino por sus cualidades rostrales, término que determina las aptitudes profesionales del individuo según su rostro”. Gracias a una carta de mi primo lejano Carlitos Abdullah, habitante de aquel país, me enteré de estos sucesos que transformaron el orden social en esas lejanas tierras. Él, librero de corazón, tuvo que abandonar los pasillos de libros y anaqueles para emigrar a una provincia soleada donde se le habilitó para servir cocos y bebidas refrescantes a los turistas según lo predestinaba su rostro moreno de barman tropical. Si bien al principio extrañó el polvo, las solapas y los lomos, ahora lleva una confortable y respetable vida. Lo sobresaliente de esta medida es que ahora nadie se ufana de sus títulos académicos, pues las universidades se transformaron en meros centros de capacitación rostral. Ahora ya nadie pone en sus tarjetas de presentación falsos títulos nobiliarios, ni mucho menos ostenta largas y aburridas hojas de vida, ya que con sólo analizar el rostro la ocupación se vuelve evidente. Aunque yo sigo insistiendo que mi primo tiene cara de reparador de semáforos, lo cierto es que este mapa

rostral es casi infalible y suele atinar con las preferencias generales del individuo. Tu rostro es lo que eres y en cada uno de tus poros habita la totalidad del ser. Esta ley que durante años apoyó el gobierno se ha traducido en un adelanto socioeconómico sin precedentes. Mi primo es más feliz que nunca y vive decentemente con sus cuatro hijos, entre los cuales tuvo la fortuna de engendrar uno con rostro de subsecretario general de impuestos, con lo que la familia ascenderá brutalmente en la pirámide económica de aquel país, que vive una prosperidad sin antecedente. Este orgullo de la familia contrasta con la tristeza que les dio su hija Maura, cuyo rostro inicial de primera dama, con los cambios naturales de la adolescencia y la aparición sorpresiva del acné se transformó en un rostro de promotora cultural de provincia, lo que en aquel lugar se considera mucho peor que la prostitución y el remiendo de calzado. Maura, sin embargo, tiene la suerte de poseer un lunar muy pegado a los labios. Esto es una especie de comodín que le permite abandonar su futura profesión y dedicarse a actividades de rostro indefinidas entre las cuales destacan: fabricante de canicas, animadora de hotel, y esoterista de tiempo parcial. Otro de los casos interesantes que mi primo Carlitos Abdullah relata es el de los deformes, leprosos y cacarizos, quienes son sujetos a una evaluación del daño general y son confinados a trabajos de poca relevancia en la cadena productiva, como la poesía, la cetrería y el almidonado de carpetas viejas. Cuando le envié mi foto reciente, me comentó que si yo fuera residente de ese país tendría muchas oportunidades, pues con mis rasgos podría llegar muy lejos, como asistente “junior” en escalafón de multinivel, que si bien es un trabajo muy cansado, la paga es buena y se permite, después de 25 años, una jubilación con el grado rostral inmediato superior, opción profesional que ante el retraso en mis pagos como escritor desaforado, estoy tomando muy en cuenta.




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