EL ARTE DE LOS OCHENTA La América Postmoderna. La apropiación y el Kevin Power prosigue su revisión de "Los años ochenta" con el artista norteamericano, producto de una sociedad post-tecnológica basada en los media. La posbnodemidad ha sido, más que en cualquier otro lugar, su condición histórica. La aplicación al contenido de la obra de las técnicas comerciales, y la apropiación y re-Iedura de cualquier imagen lo caracteriza. Por Kevin Power l retorno a la pintura que caracterizó el inicio de los ochenta supuso también una afinnación del sentido postmoderno de la historia como algo que se había fragmentado ya sin remedio. Dejaba patente que la fe en el orden cronológico y en el progreso se había perdido por completo. Esa pintura fundamentalmente neo-figurativa creó un espacio extraordinario, en el cual las imágenes e iconos de la cultura podían verterse y flotar de las maneras más caprichosas. Todas las imágenes se situaban al mismo nivel. prescindiendo de la fuente o la "tradición" de la que procedían. Surgían en un presente abrumador para pasar a ser barridas, como un fragmento cualquiera, junto con todo lo demás. En este sentido, la pintura descomponía el mundo de imágenes en el que vivimos y los mitos que habían confonnado y sustentado nuestra visión de la realidad. Considero la postmodernidad como una condición histórica, que nada tiene que ver con un movimiento de cinismo o banalidad, o de cultura "light". como a menudo suele describirse en España. Esa visión no es más que una flagrante tergiversación. un intento desesperado por aferrarse a un sistema de clasificación según el cual la postmodemidad vendría a ser una especie de moda "disco". En realidad, se trata de un ténnino que nos viene acompañando desde los cincuenta y que está apuntalado por toda una serie de razonamientos complejos -y a menudo contradictorios- que van desde esos críticos
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AJOBLANCO / FEBRERO 1993
RICHARD PRINCE. "Sin titulo", (1980-84)
que lo consideran una prolongación del Arte Moderno, hasta aquellos que lo entienden en tanto que ruptura total con él y deslegitimación de sus presupuestos frente a una nueva situación socio-política y sociocultural. O esos otros que lo ven como la lógica cultural de los últimos coletazos del capitalismo frente a los que lo conciben como un nuevo eclecticismo: o incluso los que lo consideran un movimiento de "descomposición" deconstructivo. frente a otros que sólo lo comprenden en tanto que representación de nuestro estado de esquizofrenia. Es evidente que la postmodemidad no
es únicamente un fenómeno norteamericano pero, no obstante, sí es más específicamente norteamericano. Los artistas norteamericanos han sido los que mejor han sabido reflejar la relación existente entre la postmodemidad y el pensamiento postestructuralista. Es precisamente el artista norteamericano el que es, ante todo. producto de una sociedad post-tecnológica basada en los medios de comunicación. He empleado el ténnino "condición" porque el arte de los ochenta está ineludiblemente marcado por toda una serie de factores cuyo peso acumulativo ha dado lugar a