Revista Llegás 234 . Mayo 2019

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05/ 2019 #234 aĂąo XIV

teatro

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arte letras cine noche buenos aires

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234 OBRA DE TAPA El descamisado gigante arrasa un campo de soja transgénica, 2008. Óleo sobre tela

Casos raros, escrita y dirigida por Paula Sánchez, en el Excéntrico de la 18, Lerma 420, Domingos 20 hs. Reservas 4772-6092. Un tiro cada uno. Actuación, dramaturgia y dirección: Grupo Cabeza (Mariana de la Mata, Consuelo Iturraspe y Laura Sbdar) Sábados de mayo a junio 21hs. Sala Cancha. Av. Corrientes 2038. $130.

SUMARIO 4-6 TEATRO Juan Crespo fue a ver la versión de Cristina Banegas de Edipo Rey al Cervantes y teoriza sobre las formas de representación. Brillanteens en el Kairós, dirigida por Julieta Otero.

Daniel Santoro Nació en Buenos Aires en 1954. Estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Concurrió al taller de Osvaldo Attila. Trabajó como realizador escenógrafo en el Teatro Colón entre 1980 y 1991. En 1985 realizó numerosos viajes por Oriente exponiendo en diversos museos y galerias de arte. La obra de tapa puede visitarse en el marco de la muestra colectiva Una historia de la imaginación en la Argentina. Visiones de la pampa, el litoral y el altiplano desde el siglo XIX a la actualidad.

7 LADO B A punto de estrenar Un domingo en familia dirigida por Juan Pablo Gomez, Anabella Bacigalupo se anima a contarnos que hace en su tiempo libre.

9 HAMLET Carlos Diviesti compara la versión de Ruben Szuchmacher y Lautaro Vilo con las múltiples que hubo en cine.

11 4000 CARACTERES Vuelve la sección de obras en formato acotado, en este número David Jacobs se calza el traje de dramaturgo.

12-13 80 DE UN MINUTO La nueva obra de Ruben Sabadini junto a Carla Di Grazia en la co-dirección se presenta como un trabajo de investigación en la búsqueda

Hasta el domingo 27 de octubre Mamba - Avenida San Juan 350 Lu. a vie. de 11 a 19. Sáb, dom. y feriados de 11 a 20 Martes cerrado. Entrada general: $50

de crear lenguaje.

15 BAFICI Vimos Zurita, Verás no ver, notable documental de Alejandra C. Cannobbio sobre Raúl Zurita, el mayor poeta chileno vivo.

16-18 ENTREVISTA A ELISABETTA RIVA Seguimos entrevistando a mujeres que inspiran, en este caso a la directora del Teatro El Coliseo.

20 TEATROS EN PRIMERA PERSONA Frente al Abasto aparece un nuevo espacio llamado Monteviejo, un lugar para alimentarse de la fusión de rock, teatro y degustación de vinos.

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? QUIENES SOMOS

DIRECTOR Ricardo Tamburrano DISEÑO Daniela Sawicki COLABORAN EN ESTE NUMERO Juan Ignacio Crespo, Julieta Bilik, Vera Czemerinski, Carlos Diviesti, Martín Caamaño, Luz Marchio. TIRADA DE ESTA EDICION 6000 ejemplares PUBLICIDAD: Sabrina Lara . dgsabrina@gmail.com . 11.5716.6665 Nahuel Saa . nahuel7_89@hotmail.com . 11.3162.2032 llegás a buenos aires es una publicación mensual de distribución gratuita, Propiedad de Ricardo Tamburrano, Pje. Spegazzini 574, CABA. Fundada el 5 de agosto de 2004. Se distribuye en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Registro de marca 2519629. Registro de la propiedad intelectual exp. 14331346. ISSN 1668 – 5326. La programación de las agendas puede sufrir cambios por parte de los organizadores. Llegás no se responsabiliza de los mismos.


una experiencia de la nostalgia PARTIENDO DE LA VERSIÓN DE ALBERTO URE, CRISTINA BANEGAS PROPONE UNA VERSIÓN CANÓNICA DE EDIPO REY. INCESTO, PARRICIDIO Y UN DOCUMENTAL VIVO DE LAS FORMAS. Edipo: convención de las paradojas en la trama/mythos perfecta. Corrosión en la cadena Significante (psicosis): hijos que son hermanos del propio padre siendo este quien mató a su Padre primordial heredando un trono por su inteligencia y habilidades retóricas que lo convertiría en Rey y Tirano y en Hijo y Esposo al mismo tiempo de una Madre temerosa, gedienta y abandónica. Deconstrucción de la familia sanguínea y burguesa. Hybris. Ceguera. Incesto. Fantasía inconsciente kitsch del occidente freudiano. Flujo de designios hostiles de los oráculos ortivas cayendo sobre los mortales como capitales que circulan a cuenta de deuda por sobre las economías precarias alentando las pestes. Linajes malditos: hijas que heredan errores antiguos o 4 millones de dólares. Lo mismo da. Folletín sangriento prestigioso, Edipo Rey de Sófocles es una fantasía de totalización de lo Humano. Como cualquier clásico circula entre los actantes y los concurrentes como

propiedad fálico-semántica de todos. Crisis de la figura autoral. Innovador Sófocles quien incluyera un tercer personaje a la tragedia y la escenografía, queda él mismo convertido en mito. Y es suplantado por el “Mito Ure” que retoma la directora Cristina Banegas (quien ya repusiera La familia Argentina de este creador) para motorizar esta nueva estadía en los problemas divino-sanitarios de la Tebas convulsionada. Actriz heredera de sus sentencias y prácticas trabaja con la traducción y versión que aquél hiciera junto a Elisa Carnelli. Alberto Ure sale de sus ya textos canónicos: Sacate la careta y Ponete el antifaz y como un espectro que recorre Europa se actualiza invisible en la sala María Guerrero del Cervantes. Esta versión de Edipo es un alegato a la grandeza. A la grandeza que la arquitectura de la sala y el espacio escénico obligan. Y los espacios son dispositivos que modelan la subjetividad y los procesos de creación/producción. Car-

men Baliero con intervenciones musicales contemporáneas gira golpeando al piano de cola, la resonancia del coreuta Hernán Franco son los truenos de los crímenes cometidos, Carlos Defeo con su entonación rítmica habitual es un Creonte racional y mesurado: la letra del Estado reluciente y calva. Y por supuesto Guillermo Angelelli. Trágico y macizo erguido siempre en el centro del espacio mesurado antecediendo su desmesura. Declamación de la propia declamación: como si recordara todo el tiempo “Así se declama. No lo olviden”. Proyección de la voz hasta la última fila donde el viejo maestro de actuación asiente con gesto adusto. Palpita la palma de la mano derecha de Angelelli como un goce de repetición soportando el peso en caída libre de cada parlamento que hunde a Edipo ante las revelaciones de los pastores o los sirvientes. Su postura trabada sostiene la trama y su propio cuerpo. Los distintos elementos son justificados en su objetivo:

I mauricio cáceres

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el factor nostalgia. Edipo Rey de Cristina Banegas es una experiencia nostálgica de la representación. De la representación de cierto tipo de teatro. La tensión trágica como coordenadas atmosféricas insistentes. Sufrientes y afectados todos los personajes sin altibajos. De principio a fin. Acorralado el espectador se verá obligado a la ecuación hermenéutica de no suspender su incredulidad y distanciarse del objeto escénico actual y disfrutarlo como vintage. Como un documental de las Formas resistidas que deben ser recuperadas como ejercicio de la memoria del propio teatro y los cánones que con esfuerzo supo construir. No hay lugar para calificaciones como mala, buena, aburrida, lenta, impactante o lo que sea. Hablemos de otra cosa por favor! Las nociones de gusto aplicadas a un clásico son de mal gusto. Cristina Banegas solo trabaja signos de alta cultura sin rapeos ni free style ni clowns ni Godzillas (elementos que inocula Emilio García

Wehbi en otra tragedia: Tiestes y Atreo). Se evita la sustancia narcótica del posmodernismo muy adictiva en este tipo de espectáculos. Hay un intento por delinear lo Sublime o al menos de lo que se entiende por este concepto: superar las categorías de lo Bello en sí. Lo clásico como lo que da clase. Y es así abriendo el término: una “clase” de historia antigua no solo de las maldiciones que soportan los grandes mandatarios si no de la historia de la dirección teatral, de cómo debe ser el procedimiento para la correcta confección y puesta que estos textos y estos espacios proponen. Esperemos esto sirva para luego ser depuesto por contra-formas alternativas o en última instancia, si todo sale mal, como museo vivo de lo que alguna vez fue una forma de representación.

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EDIPO REY Versión Original: Elisa Carnelli, Alberto Ure. Dramaturgia: Cristina Banegas, Esteban Bieda. Actúan: Raquel Ameri, Guillermo Angelelli, Liza Casullo, Carlos Defeo, Lourdes Solé Dolphyn, Alberto Fernández de Rosa, Hernán Franco, Elvira Onetto, David Palo, Horacio Roca, Pablo Seijo, Daniel Spinelli, Sol Titiunik Música original: Carmen Baliero Dirección: Cristina Banegas Teatro Nacional Argentino - Teatro Cervantes Libertad 815. Sábados a las 20. Hasta el 18/05/2019 Desde el 01/06/2019, Domingos, Jueves y Viernes a las 20. - Hasta el 16/06/2019 Entrada: $280 / $230 / $180.

JUAN IGNACIO CRESPO


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BRILLANTEENS Una parodia. Un musical unipersonal. Un ir y venir en el tiempo: entre el éxito y el olvido. ¿Cómo cambia lo que somos según cómo nos ven? Sobre esa cuestión versa Brillanteens, la nueva obra de Juan Faerman (guionista de TV y autor de Faceboom), que dirige Julieta Otero (Según Roxi) y protagoniza, como si llevara un traje a medida, Juan Martín Zubiri. A fines de los 90, la banda teen de la que formaba parte era un producto pop exitoso que recorría el mundo, aparecía en la tv y sonaba en la radio. Pero nada es para siempre y la fama, mucho menos. A lo que parecen años luz de esos tiempos, en una oscuro altillo de pensión, Marteen rememora su historia intentando encontrar la clave para volver a brillar y ocupar ese lugar público que tanto añora. Con flashbacks a ese pasado idílico, un presente de pura fantasía y frustraciones, y otro que no es más que el relato de lo vivido, puesta en escena mediante, para un documental amarillo de un canal de en-

tretenimientos internacional, Brillanteens discurre en el devenir de una estrella teen que ha caído en el olvido y el anonimato. Para amenizar tanta crudeza: números musicales en forma de canciones gentiles, ingrávidas y sutiles que se acomplan a los intensos sentimientos de Marteen. Pero entre tema y tema, Brillanteens ofrece huecos para que se cuele la crueldad y la perversión que deja al descubierto el funcionamiento de un sistema que crea la fama, permite que un joven ingenuo la usufructe y la vuelve objeto de la obsesión que luego lo oprime y excluye. Siempre con humor y algún que otro chiste ad hoc en los parlamentos del estrellado. Total reír no cuesta nada, aunque todo esté perdido. JULIETA BILIK Dramaturgia: Juan Faerman. Dirección: Julieta Otero. Interpretación: Juan Martin Zubiri. El Método Kairós, Salvador 4530; sábados a las 23; espectáculo a la gorra.

TALLER DE DRAMATURGIA FERNANDO FERRER www.fernandoferreroficial.com


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la desarticulación del tiempo ANABELLA BACIGALUPO EXPLICA CÓMO ES Y QUÉ HACE DE SU LIBERTAD EN SU OTRO TIEMPO MIENTRAS ENSAYA PARA ESTRENAR ESTE MES UN DOMINGO EN FAMILIA EN EL CERVANTES. La gente lo llama “tiempo libre”, yo lo llamo “mi otro tiempo”. Cuando tengo mi otro tiempo, cuando me salgo de mis obligaciones, de la agenda de ensayos, de los textos a memorizar y de los horarios pre establecidos, me pongo en estado-aguaviva: ahí mi tiempo se desarticula, se suspende, se desarma y en esos momentos algo en mí se relaja, se estira, se contrae, se confunde, algo se contacta con mi Anabella más primitiva, más rústica. Es un estado que tiene que ver con una búsqueda de libertad, con salirme de mí misma. Hace unas noches charlando con Julián y Manu les decía que yo actúo para ser más libre. Actuando soy lo más libre que me sale ser. Y cuando no actúo y estoy en mi otro tiempo, busco cosas que me acerquen a ese estado. Hace poco tomé un taller de escritura con Cynthia y Romi. Mi primer texto se llamó “Gris” y en él hablé de la muerte de mi papá. En realidad, hablé de mi. Y ahora

estoy con un nuevo texto que se llama “Lila” y es sobre mi mamá: hace un año ella tuvo un ACV y todo cambió. De un día para otro mi mamá pasó a ser mi hija y yo pasé a ser su madre. Ahora todos los días paso a visitarla por el lugar donde vive, un lugar lleno de viejitos, todos arrasados por la vida. Es como una versión de la película “Cocoon”. La veo reír como hacía años que no la veía hacerlo. Conversamos de cosas que nunca hablamos. Su fuerza me vitaliza. Mi otro tiempo ahora tiene que ver también con eso. También tengo a mi amiga María. Un día ella me invitó a jugar con sus acuarelas y mi set mental se activó. En ese primer dibujo pinté un paisaje con un árbol y una montaña. Mi amiga me dijo que era muy bueno. Pintar ahora es un escondite que aparece sobre todo por las noches, con un vino de por medio. Muchas de esa acuarelas son eliminados al día siguiente. Son fugaces. No me da culpa descartarlas. Después está mi grupo de amigos-fami-

lia con el que hace desde hace varios años pasamos juntos una semana a fines de diciembre. Nos dedicamos al ocio colectivo. Nos autodenominamos “caca de otro” (por razones íntimas que no puedo develar). Somos un grupo de personas que nos tratamos bien, hacemos caminatas, tomamos luz de luna, nos damos atracones de picadas, cocinamos, vemos películas, metemos las manos en la tierra, hablamos de política y arte. Somos felices donde nos tiren. Esa semana es sagrada en mi repartija anual. Me llena el alma, la panza y me da una dosis de sol, mar, río, campo y cielos maravillosos. Un poco así vivo en mi otro tiempo: con fibras de mi mente flotando a años luz de mi cuerpo, metiéndose en lugares desconocidos, despegándose de la realidad, haciéndome sentir lejana. Lejana como cuando charlo con Lupita, que tiene solo seis años y me habla de cosas muy serias que me hacen sentir a mil millones de kilómetros de la tierra, en un espacio de total libertad.


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palabras, palabras, palabras UNA ESPLÉNDIDA VERSIÓN DE HAMLET QUE PREFIERE LA SÍNTESIS A LO ESPECTACULAR, Y LA (FALSA) LEVEDAD A LA TENTACIÓN DE LO SOLEMNE. Algo huele a podrido en Dinamarca. Quizás sea el fantasma que sobrevuela la torre del castillo, con la esencia relumbrante sobre una piedra torcida. Pero no. Los fantasmas no huelen. Y los padres no se pudren. Podrán pudrirse los reyes y los estadistas, pero los padres no. Nunca. Se pudren los cuerpos que cometieron crímenes. Hamlet se pudrirá también, y deberá reconocer que su padre también está podrido cuando clama venganza por su asesinato y no por los asesinatos que cometió durante su reinado. Graciosamente absurdo entonces. Los muertos no hablan ni piden venganza, aunque sus cadáveres griten y exijan justicia. ¿Justicia por qué? ¿Para qué la justicia? ¿Por sí mismos, para limpiar su honra? Pues nada más podrido que el ser individual, que es el que efectivamente se pudre cuando está muerto y enterrado, cuando los gusanos se hacen un festín con su carne inerme. Sin embargo el desvarío de lo justo pierde sentido cuando el suelo se riega con los restos de los hombres muertos de forma insensata, arropados por el inmediato sosiego que reemplaza al ruido y la furia. Hamlet, hoy, ni es una historia de aventuras ni un discurso sobre la ética del poder: es una tragedia incongruente, alucinada, como esta época de ilógica ofuscación en que vivimos. Pero a diferencia de “Macbeth”, donde carne y humores se confunden con el cieno y la sangre, Hamlet abreva en las ideas para narrar su retahíla de crímenes. El joven príncipe que viene a salvar su reino de la tiranía de un rey que cometió fratricidio sólo por detentar el poder y tener una cama caliente;

desgrana, a lo largo del relato, una serie de ensayos sobre la condición humana que merecen el espacio austero del pensamiento. Por eso la puesta en escena de Rubén Szuchmacher elige exponer los hechos sin ocultar al público estas cavilaciones, porque de nada serviría exponerlas sin espejo mediante. Esa es la propuesta de Shakespeare. Eso es el teatro. Amén de las gloriosas actuaciones de Joaquín Furriel como Hamlet, Luis Ziembrowski como Claudio, Claudio Da Passano como Polonio, y Lalo Rotavería en un puñado de personajes que permiten comprender la oscuridad de la razón, el triunfo de esta versión radica en la espectacularidad de su síntesis, una síntesis donde lo más pequeño es notorio, donde la palabra se alumbra y las pasiones se ensombrecen, pero donde nada puede cobrar más dimensión que el escenario del propio palacio cerrado o el del inabarcable cielo abierto. Por lo tanto en esta síntesis, donde confluyen lo pulido del acero y el cristal del art nouveau con los espectros monocromos en una sala de cine, no se busca un vano impacto estético sino una meditación sobre la idea del arte que arrastramos en nuestra propia experiencia. Por eso nada nos es ajeno, nada nos resulta extraño: el ritmo de la adaptación del propio Szuchmacher con Lautaro Vilo es deliberadamente cinético, y la imagen de los personajes tan inequívoca como kafkiana (qué más inequívoco y kafkiano que Hamlet, que más inequívoco y kafkiano que Buster Keaton frente a un mundo que no comprende). Baste este ejemplo para ilustrar la idea. ¿Quién no se imagina a Hamlet con la calavera de Yorick

en la mano discurriendo sobre ser o no ser? ¿Y a quién recordamos haciéndolo, a Laurence Olivier, a Mel Gibson, a Kenneth Branagh? No. La recordamos por fotografías a Sarah Bernhardt cuando hizo su versión de “Hamlet” para el teatro decimonónico y el cine mudo recién llegado. En la versión que se ofrece en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín este ícono se corporiza en uno de los cómicos que llegan al palacio a entretener a la corte. Ese cómico tiene el peinado de Sarah Bernhardt. Ese cómico habrá de representar el drama de la corte. Ese cómico representa al teatro. Y así el teatro se representa al infinito, porque el teatro siempre está en el centro del poder y al abrirse el telón es un vital y eterno presente. Lo demás es silencio. CARLOS DIVIESTI

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HAMLET de William Shakespeare. Traducción: Lautaro Vilo. Versión: Rubén Szuchmacher y Lautaro Vilo. Dirección: Rubén Szuchmacher. Escenografía y Vestuario: Jorge Ferrari. Iluminación: Gonzalo Córdova. Música y Diseño Sonoro: Bárbara Togander. Intérpretes: Joaquín Furriel, Luis Ziembrowski, Claudio Da Passano, Eugenia Alonso, Belén Blanco, Marcelo Subiotto, Mauricio Minetti, Lalo Rotavería. Teatro San Martín, Sala Martín Coronado. Miércoles a Domingos a las 20.



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de David Jacobs AÑO 1983. LA VUELTA DE LA DEMOCRACIA COMO INCERTIDUMBRE TANTO EN LO SOCIAL COMO EN LAS HISTORIAS PERSONALES. 19.15 Hs. Es el domingo 30 de octubre de 1983 y se vuelve a votar en Argentina, luego de siete años de gobierno de facto. Una calle de la zona portuaria de Buenos Aires. A la distancia, se pueden ver claramente los docks ubicados frente al río que, una década más tarde, conformarían el famoso complejo Puerto Madero. Aún hay poco movimiento en la ciudad. Durán está parado en la puerta de un hotel de pasajeros, mientras observa conmovido esa parte de la ciudad. Durán empuja la puerta y entra al hotel. De fondo se escucha una radio que brinda información sobre los resultados de las mesas escrutadas hasta ese momento. Durán observa detenidamente el lugar, mientras apoya sus bártulos en el suelo. Nadie parece atenderlo. Da unas palmadas para llamar la atención. Detrás del mostrador, súbitamente, se reincorpora una muchacha. Está entre dormida y desalineada. Como si hubiera tenido una mala noche de la que aún no se ha podido recuperar. Muchacha –Sí... Durán –Una habitación. La muchacha comienza a llenar la planilla de rutina. Durán la observa (Larga pausa) Muchacha –Seguime, es por acá. La muchacha y Durán se dirigen hasta la habitación. Recorren buena parte del hotel en silencio. Durán –¿Hace mucho que trabajas acá? Muchacha –Desde que nací, prácticamente. (Pausa…) No me queda más remedio… Durán –¿Por qué no te queda más remedio? Muchacha –Mis viejos murieron, y acá me ves. Durán –¿Fueron los dueños? La muchacha asiente con la cabeza. Durán –¿Pasas muchas horas acá? Muchacha –Casi todo el tiempo. Hoy me queda una hora todavía. Llegan a la puerta de la habitación. Muchacha –Es acá (Le entrega la llave) Ella se despide, y se va. Durán la interrumpe. Durán –¿Te puedo hacer una pregunta? Muchacha –(Dándose vuelta) Otra. Depende... Durán –Es por trabajo

La muchacha asiente con la cabeza –¿Conoces a la gente que maneja el boliche de enfrente? Muchacha –No.¿Qué querés saber? Durán –Llegué hoy a la ciudad y necesito trabajar. Me dijeron que podría ser un buen lugar. La muchacha sonríe con leve ironía. Muchacha –¿No tenes para pagar la pieza? Vos no serás de esos que cuando una se descuida, se escapa sin dejar un mango. Se escucha de fondo que en la recepción suena el teléfono Muchacha –Tengo que bajar a atender. La muchacha da media vuelta y sale. Durán –No respondiste mi pregunta. La muchacha se detiene un instante, gira y lo mira fijo. Muchacha (Acercándose a Durán) –Pregunta por el Gordo Montana. Decile que te mandé yo. Durán (Asiente con la cabeza) –Vos, ¿quién? Muchacha –¿Yo?, Natalia. Durán entra a la habitación. 21.45 Hs. Durán golpea la puerta del boliche que está justo enfrente del hotel. En la calle se escuchan bocinas y gritos que corean el nombre de Raúl Alfonsín, quién a esa hora se perfila como el nuevo presidente de Argentina, y eso se celebra en las calles. Mujer (Asomándose levemente por la puerta) –¿Sí? Durán –Busco trabajo. Me dijeron que acá toman gente. La mujer comienza a reírse a carcajadas. De telón de fondo, la ciudad se vuelve aún más festiva y ruidosa. Mujer –Están ganando los radicales, ¿se enteró? Durán asiente con la cabeza y mira a su alrededor. La mujer lo mira fijamente unos segundos, y lo hace entrar al lugar. El lugar está vacío. Suena de fondo Fontainbleu forest, de Duke Ellington. Es un típico boliche con aspecto de cabaret o whiskeria.

Sobre el pequeño escenario, una mujer joven, semidesnuda, ensaya una coreografía improvisada ante los ojos del Gordo Montana. Montana –¡Así nena, así! Mientras más te muevas, mucho mejor para todos. Dale, así, sensual… La mujer que recibió a Durán, se acerca a Montana. Le habla al oído. Montana da órdenes de parar el ensayo y la música. Los dos se acercan a Durán. Montana le estrecha la mano. Montana –Dejame solo. La mujer desaparece atrás de la barra. Montana –¿Quién te mandó? Durán –La piba del hotel, la que trabaja en la recepción. Me dijo que acá siempre necesitan gente. Montana no parece sorprendido por los dichos de Durán. Montana –¿Qué sabes hacer? Durán –Me las puedo arreglar en cualquier lado. Montana sonríe como sobrando la situación. Montana –¿En cualquier lado? Mira vos, che. Hoy es una noche especial. Parece que los radicales salen de joda y vienen todos a festejar. Va a ver mucho laburo hasta la mañana. Durán –No hay problema... Montana –¿Sabes preparar tragos y esas cosas? Durán –Probemos… Montana –En dos horas arranca el movimiento. Te espero a las 12. Durán –Puedo quedarme Montana –(Pausa) Ahí está la cocina, atrás de la barra. Podes hacer tiempo ahí si querés. Durán se acerca a la barra y ve a Natalia en la cocina junto a la mujer. Se miran y se reconocen. Montana retoma el ensayo con la bailarina y se vuelve a escuchar de fondo Fontainbleu forest.


TEATRO

la soportable levedad de la coyuntura RUBÉN SABADINI Y CARLA DI GRAZIA UNIFICAN SUS ORÍGENES DISPARES EN 80 DE UN MINUTO DANDO COMO RESULTADO UNA OBRA IMPOSIBLE DE CAPTURAR. Lo inclasificable es una categoría superior en las clasificaciones. Los creadores por su propio oficio buscan que su Objeto sea una Especie de solo un miembro. Un objeto inédito, que no pueda repetirse, ni ser copiado ( y que debería ser pensado como inútil, y ahí radicaría su potencia política).Pese a que siempre tendrá un vínculo innegable con su época de producción, el creador aspira a lo trascendental y transhistórico. 80 de un minuto está saturada de coyuntura y no es pretenciosa en su trascendencia. En-

tiende que su decodificación es extremadamente actual. Rubén Sabadini (Trópico del plata) y Carla Di Grazia (Todo piola) trabajan con una dramaturgia (escénica y literaria) fragmentada siguiendo los designios de la hipertextualidad. Las distintas “nano” situaciones se sirven de la sustancia de los memes (unidad mínima de información cultural), de la gramática de los posteos y su interpelación intempestiva, de los videos virales y las fake news. La Hibridación entre un director de formación clásica y una

bailarina de poses contemporáneas funda in vitro un espectáculo de la velocidad y la acumulación.El ensamble actoral se arma y desarma para encarar cada fragmento como algo que recomienza. Suspensión del tiempo lineal y de la actuación esperable para evitar el mercantilismo de las Formas performativas. Sabadini ratifica: “No pienso en términos de efectos, pero hay aunque no sean buscados. La especulación del efecto que se quiere causar en el espectador es más propia del teatro comercial o del que


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donde saco un promedio de cuantas horas me las paso estando solo y sin hablar con nadie y llegue a la conclusión de que aproximadamente 16 hs. Sí, algo así como 16 horas por día no hablo con nadie.” “Tiempo después descubrí que lo que realmente ella puede amar y la excita es ni más ni menos que el pasado.” Y así todo el tiempo. Relatos delirantes al estilo de Cesar Aira, la crisis de la experiencia, los males de la contemporaneidad con tintes estadísticos y reflexiones sobre el amor coexisten como en una página de inicio. Todo tiene el mismo valor. Es indistinto el ordenamiento. La obra dramática se convierte en una obra-espacio para ser habitada. Lo múltiple atraviesa todo sin diseccionarse. El vestuario no tiene referentes concretos, no hay tema metafísico, ni personajes, ni curva dramática, ni desplazamientos miméticos. Eso sonaría demasiado falso y verticalista. Reaccionario. 80 de un minuto trabaja lo horizontal, la igualdad de las potencias en nosotros mismos investidas en el vínculo con el otro. ¿El Otro? ¿Hay Otro enfrente de mí? ¿Qué es esto? En el final la respuesta emerge inclasificable y concreta como el Monolito de Kubrick. Confrontarse con la Nada como garantía del Ser. JUAN IGNACIO CRESPO

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80 DE UN MINUTO de Rubén Sabadini Actúan: Mauro Telletxea, Gabi Maiarú, Agostina Maldino, Marina Caracciolo, Federico Fernández, Poppy Murray, Cecilia Gil Mariño y Aldana Illán. Diseño de sonido: Kchi homeless Baterista: Manuel Pérez Vizán Diseño de Vestuario: Cecilia Zuvialde Diseño de Iluminación: Matías Sendón

se le quiere parecer. En esta obra solo hay una pulsión hacia la acumulación”. No hay marcaciones precisas de intervención dramática: el acontecimiento contingente por encima del ensayo disciplinario. Queda entonces 80 de un minuto convertido en una heterotopía: un lugar real en el que se yuxtaponen diferentes espacios incompatibles, contra-espacios donde se suspenden las normas morales. Provisorios. Esto atraviesa todo el desarrollo de la obra. Cualquier intento de describirla iría en con-

tra de su artificialidad, de su erotismo y de su poética trabajada como máquina nómade que produce enunciados. - “Miles de fieles enfervorizados hacen cola para entrar a la misa del Cristo del culo de mandril. Donde hubo una vez un zoológico hay una catedral de La iglesia de los últimos días del Cristo en el culo de mandril”. - “Soy de la generación que no siente nada, soy de los que viven perdidos en sus pensamientos, soy de los que se pasan horas estando solo y sin hablar con nadie, hay días

Diseño y Realización de escenografía: Laura Cardoso. Asistencia de Dirección y Producción Transmedia: María Paula Lonegro Diseño de Movimiento y co-dirección: Carla Di Grazia Dramaturgia y Dirección: Ruben Sabadini. El Porton de Sanchez Sánchez de Bustamante 1034. Jueves a las 21. Entrada: $ 300 / $ 250.



BAFICI

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el gran poema humano EN LA ÚLTIMA EDICIÓN DEL BAFICI PUDO VERSE ZURITA, VERÁS NO VER, NOTABLE DOCUMENTAL DE ALEJANDRA C. CANNOBBIO SOBRE RAÚL ZURITA, EL MAYOR POETA CHILENO VIVO. Al comienzo de Zurita, Verás no ver, el documental de Alejandra C. Cannobbio sobre el poeta chileno, se ve un plano cenital del Pacífico. Es una imagen que se repite varias veces y en su recurrencia y duración produce un extraño efecto de metamorfosis delante de la mirada del espectador. Por un instante esa masa acuática bien podría ser la piel escamosa de un reptil ondulante o directamente degenerar en el plástico opaco de una bolsa de residuos agitada por el viento para luego volver a ser lo que en verdad es: el mar. Un poco más adelante el propio Zurita dirá que la piel humana tiene el color del desierto. ¿Acaso no es esa una de las mayores potencias de la poesía, trastocar la mirada, descubrir en lo conocido algo impensado? Ya avanzada la película la característica voz del poeta, entre cálida y desafiante, trémula y exacta, enuncia que ese punto preciso de su país en que el desierto se encuentra con el Pacífico es “uno de los encuentros más poderosos que hay en este planeta”. Por eso la imagen del mar no es caprichosa. Si hay algo que hace que Zurita, Verás no ver no sea un mero documental biográfico y retrospectivo es justamente la actualidad de su disparador: “Verás un mar de piedras”, la nueva acción poética de Zurita que consta de 22 versos proyectados con luz sobre los roqueríos de la costa norte de Chile. Estos sólo podrán verse desde el mar a medida que anochece y se desvanecen al

amanecer. El primer acierto de Cannobbio es comenzar su relato justo ahí, colocando al espectador en esa zona inaccesible para el lector, en ese territorio imposible al que la acción poética de Zurita está destinada. Y este detalle no refiere solo a “Verás un mar de piedras” sino que funciona como sinécdoque de gran parte de su obra, como una puerta de acceso o una señal para decodificarla. Basta pensar en “Ni pena, ni miedo”, poema que en 1993 hizo cavar en el desierto de Atacama. Mientras hoy discutimos sobre la materialidad del libro (su posible desaparición, las ventajas y limitaciones del E book) Zurita, mucho antes de todo esto, ponía en tela de juicio la materialidad del poema, en este caso un único verso breve pero de tres kilómetros de extensión. Y de nuevo Cannobbio acierta y pone la cámara en ese lugar de lectura inasequible -esta vez no el mar sino el cielo- y convierte de forma radical al espectador en lector. Pero además produce momentos de profunda belleza al mostrar al propio Zurita recorriendo su poema -esos surcos que al ras del suelo parecen no decir nada- mientras sueña en voz alta con la posibilidad de que esa gran huella grabada en la tierra perdure en el tiempo. Extensión y la duración siempre están en juego en los actos poéticos de Zurita. El reverso de la pretensión de eternidad de “Ni pena, ni miedo” es la evanescencia de “La vida nueva”, poema de su libro Anteparaíso,

que en 1982 Zurita hizo escribir en el cielo de Queens, New York, valiéndose de aviones especiales para dicha tarea. Quince frases de 7 a 9 kilómetros de extensión pero que sin embargo pronto se esfumaron en el aire. Aquí Cannobio recurre al archivo, registrado por el artista Juan Downey, pero cuenta con la voz del poeta recordando y detallando pormenores de la experiencia. Verás no ver usa “Verás un mar de piedras” como excusa para narrar una vida. Mientras ingresamos en su intimidad y los vemos desplazarse casi como un personaje becketiano, Zurita se confiesa. Dirá que todo poeta es un cantante de rock frustrado o, suerte de Swan chileno, que ingresó a la facultad de ingeniería -central en su formación como poeta- por una mujer con la que jamás habló. También relata como la sanguinaria dictadura militar chilena signó su vida y su poética, al punto de arriesgar frente a cámara la hipótesis de que los golpes recibidos en su primera detención puedan haber sido el origen del Párkinson que lo aqueja. Así como dicen que el corazón de Roberto Arlt, que murió a los 42 años, parecía el de alguien de 80, Zurita reconoce que tiene 66 pero su cuerpo parece de 80 aunque él se siente de 7. Y asegura que entre arte y salud existe un desajuste. Verás no ver exhibe de manera magistral la radiografía de ese desajuste. MARTÍN CAAMAÑO


I franco miguens

ENTREVISTA A ELISABETTA RIVA

un viaje personal EN 2019 LLEGÁS SIGUE ENTREVISTANDO A MUJERES QUE INSPIRAN. LLEGADA A ESTAS PAMPAS HACE DOCE AÑOS DE LA MANO DE UN AMOR ARGENTINO, ESTA ITALIANA DE MILÁN ES HOY LA DIRECTORA DEL TEATRO COLISEO. SU CAMINO HASTA AQUÍ ESCONDE UNA HISTORIA RICA NO SÓLO EN ACONTECIMIENTOS, SINO QUE SUS PALABRAS ADQUIEREN UNA PROFUNDIDAD LIGADA A REFLEXIONES SOBRE LA EXTRANJERÍA, LA TERRITORIALIDAD Y LA TRANSFORMACIÓN PERSONAL. VALE LA PENA CONOCER EL VIAJE. Empecemos por el principio, ¿cómo eran tus circunstancias allá? –Me crié en un contexto económicamente seguro, la Italia del norte de los años ‘70, ‘80, y las situaciones en las cuales se encontraban mis padres en ese momento, ellos no son de extracción alta, para nada, pero cuando yo llegué a la familia ya estaban con una casa grande, un jardín, mi papá con una buena posición de trabajo. Fue

una oportunidad de acceder a muy buena educación, viajes, cuestiones que me enriquecieron, pero junto a eso mis padres me trasmitieron valores vinculados al esfuerzo, todo me lo tenía que ganar, lo tenía que conquistar aunque lo tuviera a mi alcance. También es parte de la cultura del lugar de donde soy, que tiene el valor del trabajo como un absoluto. ¿Cómo fuiste procesando eso?

–Fue entender, mirando un lugar donde todo estaba más o menos resuelto, que poseer todo eso no nutría algo que yo tenía: una necesidad de conocimiento de lo diferente. El elemento curiosidad siempre fue fuertísimo. Entonces, ¿me escapé de algo? No creo. ¿Me fui hacia algo? Sí, siempre, siempre me interesó encontrarme incómoda, estar en un lugar donde al principio no entiendo nada, y empezar el proceso de


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aprendizaje. Decodificar lo que está alrededor me hace sentir viva. de adolescente no me parecía interesante irme a una playa a descansar todo el día, aburrido. ¿A ver qué puedo hacer este verano? Por ahí puedo trabajar en Inglaterra, mientras trabajo estudio, encuentro gente de Francia, de Alemania… nunca me importó que la comida no tuviera el sabor del parmesano o del risotto de mi mamá. Me parecía más interesante probar cosas distintas. Ésa curiosidad fue la fuerza que me llevó adelante toda mi vida, desde que tengo conciencia. ¿Qué encontraste en la extranjería? –Tuve una vuelta en Londres que me marcó fuertísimo. Tenía 20 años, en Milán alguien me habla de sus excelentes escuelas del teatro. Luego de un curso de verano en la Royal Academy, entré en una academia de teatro, La Arts Educational. Londres representaba lo distinto, lo diverso, lo cosmopolita, tenía ese aspecto que me encantaba de tantas razas todas juntas, como tocar el mundo en un único lugar, pero por supuesto siempre en un contexto de primer mundo, todo lindo, todo top. Y después por mi camino se cruza un argentino. Honestamente, debo admitir que yo no sabía mucho de Argentina, no tenía ninguna historia de inmigración en la familia, tenía una enorme ignorancia. Y con el argentino que ama Argentina, llegó un nuevo idioma para aprender, había estudiado inglés, francés, alemán, me faltaba el español. Era muy extraño lo que él me contaba de su país, no era mi imaginario de Latinoamérica, me hablaba de teatro, de rock, de un tipo de reflexiones sociopolítico económicas que yo no entendía. Ahora, a distancia de años, lo entiendo. Tardé un montón para entender. Encontré algo muy inestable, imperfecto, complejo, que sin embargo me atrajo muchísimo. Te sentiste cómoda en esa incomodidad. – Acá descubrí una clave muy filosófica para aprender: la imperfección. Buenos Aires es maestra de eso. Empezó a hacerme reflexionar en términos más profundos, de tipo sociológico, por ejemplo entendiendo el nivel de lujo desproporcionado que se vive en el norte de Italia, en Europa. La convivencia de todos esos desequilibrios sociales empezaron a hacerme apreciar muchísimo ese rol de privilegiada que tenía en la vida. No era una cuestión de conten-

Veo que hay mujeres militantes por naturaleza, que son capaces de ir al extremo... tengo otro rol en el feminismo, que tiene que ver también con el rol de madre/mujer que trabaja... Salir del modelo de la generación anterior que hacía todo para los demás, para el marido, los hijos. tarse, pero sí de aprender profundamente, carnalmente, a apreciar lo que uno tiene. Llegaste y ¿qué pasó? –En Buenos Aires, a través de la persona que me había traído acá, encontré un lugar que me interesaba: el under. Encontré una manera de hacer teatro que me era afín. Actué, produje, también en el audiovisual, y empecé a ofrecer cursos de teatro en italiano. Y así, tuki-tuki, hormiguita, empecé a construirme mi realidad. No vine de la mano de un embajador ni de un gran empresario. Vine de la mano de un actor de teatro independiente. De a poco encontré a Italia acá, y empecé a acercarme a las instituciones. Que de a poco iban apoyando mis proyectos. Quedaba muy fuerte en mi la dimensión del hacer, que cualquier cosa que me hubiera ganado era por mis propios esfuerzos. Puro acto. –Acá encontré una expresión muy linda de Arlt que resumía mi manera de ser. “prepotencia de trabajo” y la hice mía. Y fue así que viéndome trabajar me invitaron a ser parte del Consejo Directivo de la Fundación Cultural Coliseum, que gestiona el Teatro Coliseo. Ese teatro no lo tenía en mi mapa. Yo conocía el mundo del Camarín de las Musas, el Konex, el San Martín… En el año 2011 fue la primera charla con mi “padrino” Marcelo Apicella, el entonces número dos de la embajada. Me invitó a almorzar. La sensación era “me hicieron una propuesta que no puedo rechazar”, Digo padrino en el sentido más luminoso del término, porque después fue la persona que me guió en todo ese período. Yo decía “pero yo no sé hacerlo, ¿cómo hago?, no sé trabajar en un teatro de semejante magnitud”, y me decía: “Entrás, y después hacés la revolución”. Tenía su espíritu el tipo…

–Habrá visto algo que yo no veía en ese momento. Y después todo siguió desde la prepotencia de trabajo, la pasión y la locura, y evidentemente un mínimo de capacidad organizativa para llevarlo adelante. Nunca tuve la ambición de ser directora de un teatro… sucedió. No es que sucedió’ “vení a dirigir este teatro que está estupendo y tenés un millón de dólares al año de presupuesto”. ¡Para nada! Está este muerto, lo queremos renovar y no hay plata, y tampoco para vos, no te vamos a pagar, ¡todo mal! No sé por qué acepté… Tenía que ver con las condiciones que viniste a buscar acá, no te estaban dando todo servido, otra vez, era un lugar de cierta incomodidad. –Incomodidad, ésa es la palabra. Además, estaba embarazada en ese almuerzo con Apicella, encima tenía esta gran incógnita de la maternidad... Pero bueno, de ahí a pocos meses, puérpera, con las tetas que me explotaban, vine a la primera reunión de consejo, medio vestida de entrecasa, me senté a una mesa con 14 hombres. Había que firmar algo, todos sacaron la Montblanc y yo miré en mi bolso, tenía una BIC toda mordida, dije no voy a sacarla, voy a pedir prestada la birome al que está al lado mío. Hubo toda una etapa de “no me siento a la altura”. Nunca pensé que era porque soy mujer, en ese momento creía que era más una cuestión de extracción social, no tenía ningún nombre, no era nadie. Pero yo tenía algo que era el conocimiento interno. Cuando vi el escenario del Coliseo me desmayo casi por la magnitud… y me encendió la pasión. Ahí yo no vi el peligro –ése es un problema mío–, no medí la dificultad, me pareció todo tan fascinante, una oportunidad tan grande que no podía desaprovecharla. Fuiste tu propio padrino… o ya podemos cambiar el lenguaje y decir tu propia madrina. –Marta, “la otra chica” con la cual llevamos adelante la primera etapa de relanzamiento, me alertaba sobre ciertos patrones machistas que yo no quería ver. Empecé a verlos cuando devine vicepresidente y no me dirigían la palabra, hablaban sólo entre hombres, ni me miraban a la cara. Yo lo reconducía más a una ganas de expulsarme porque era lo nuevo, pero evidentemente había un tema generacional y de género.


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Pero después vino la embajadora Teresa Castaldo, que era el poder femenino a la máxima potencia. Bajo su ala de mujer me sentí muy inspirada por ella y su poder. La palabra poder, muy importante, el poder en el sentido transitivo del termino, como verbo, poder hacer, no el poder como algo que uno posee. El poder, cuando empezás a ver que se abren puertas, que empezás a poder hacer cosas. Fue un cambio crucial de conceptos… Yo tenía toda una serie de connotaciones negativas acerca del liderazgo, creía que “teníamos que ser todos iguales”. Ahora sé que es sumamente importante generar organigramas, articular. Uno puede ejercer el poder oprimiendo, no escuchando, o de otra manera. Todo un terreno de conocimiento nuevo: articular el ejercicio del poder con un contexto que ya no eran mis amistades cómodas del under. Tenía unos superiores de un rango altísimo, embajadores, ministros, presidentes de empresas. En ese momento yo sentía que no pertenecía a ese mundo. me veía un poco tirada a transformarme en eso que no era para que me acepten, –desde la vestimenta hasta llegar a como pienso, pero después decía “no, a mí me eligieron por esto que soy”. Una suerte de encrucijada. –Sí. El desafío era: cómo me afirmo yo acá, cómo voy a entrar en este círculo al cual claramente no pertenezco? ¿Y? –Siempre me fui para adentro, en el sentido de que hago lo que siento que es auténtico y creo que es justo. Obviamente preparándome, informándome, estudiando. Pero a su vez confiando en mí, porque si no confiaba en mí, no iba a ningún lado. Entonces no modifiqué mi estilo de vida, ni de mi vestimenta, ni nada… seguí tuki-tuki, suavecito, viendo como aprendía el arte de la negociación, de la diplomacia. Hoy hay decisiones que ya parecen haber sido tomadas, te vestís como querés, decidiste ser fiel a tu naturaleza. ¿Cómo convive eso con el puesto? No necesariamente funciona solo. –Es todo dinámico. Y una enorme constante de negociación, tenés una cantidad de factores en la mesa a la hora de tomar decisiones, es muy importante ponderarlos todos, sobre todo a la luz del objetivo. Lo que ayuda muchísimo es tener claros los obje-

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tivos. tanto del trabajo, como de la vida. En todo momento hay que reajustar eso, concretamente, afuera, e internamente también. Qué deja uno en el camino?,Porque indudablemente todo esto implicó una cantidad enorme de renuncias. ¿Como ser? –La vida privada, las coordinadas espaciotemporal son las mismas para todos, y todo no entra. En el todo está uno, su relación con sí mismo, con el tiempo de soledad que uno tiene, que dedica a su higiene personal, desde el deporte, a la meditación, a comer; el tiempo con el otro, el hijo, el marido, el tiempo social de las amistades; y el tiempo laboral. En esta ecuación yo estaba muy consciente que se había desbalanceado con un porcentaje elevadísimo para el trabajo, sin embargo sentí que era una oportunidad que no podía dejar de pasar, que era temporaria y valía la pena hacer. Siempre con mucho cuidado y conciencia de decir bueno, estoy dejando de lado eso. Y después cada X meses, rever, … todo sigue dinámico. No tengo formula. Por momentos hubo desbalances que hubo que recuperar. La única cosa que sí me funcionó fue intentar no perderme nunca. La única cosa cierta que tengo en la vida, de toda la vida, es vivir conmigo misma. Me voy a querer mirar al espejo serena todos los días de mi vida. Mi sistema de valores no podía entrar en jaque. ¿Como apreciás desde tu lugar lo que están haciendo los movimientos de mujeres? –Me lo pregunto siempre, me digo debería militar más, hacer más, hacer menos… Y después entiendo que cada uno tiene su rol en el mundo. Así como no todos nos estamos ocupando de lo mismo, como mujeres no todas estamos en el mismo frente. Y tiene que ver con la naturaleza de cada uno. Veo que hay mujeres militantes por natura-

leza, que son capaces de ir al extremo o luchar para cuestiones muy límites. Yo entendí que eso no es mi rol, no me siento cómoda con eso, y agradezco que haya ese tipo de mujer, me encantan las extremistas porque permiten que el motor se mueva en una dirección. Yo sé que mi rol en el contexto social es otro, soy más para la negociación, para los entendimientos recíprocos, entro en juego en otro momento, tengo otro rol en el feminismo, y que tiene que ver también el rol de madre/mujer que trabaja, con un tema de cotidianeidad y circuito íntimo en el cual uno puede fomentar que las mujeres se respeten mucho a sí mismas. Salir del modelo de la generación anterior que hacía todo para los demás, para el marido, los hijos. Pero también, ¿dónde te realizas, haciendo muffins? ¡Bárbaro! Pero no lo hagas porque quedás bien, porque tenés culpa. Lo que puede generar un muffin horneado con amor es lo mismo –y no lo digo con falsa retórica– que puede generar salir a un escenario a actuar. El tema es cuál es nuestro lugar. Yo entendí que mi lugar no era actuar, y lo creí durante toda mi vida, después entendí que estoy mucho mejor si no lo hago, o fue por una parte de mi vida y ahora ya no. Es de fundamental importancia que cada mujer encuentre cuál es su lugar. Y me encanta lo que está pasando. Hay un tema delicadísimo, que es el tema de los abusos que estén surgiendo tanto a la luz, y parece que ahora el ser humano se volvió loco y todos están violando. No, siempre hubo. Y me hace temblar, me parece de un coraje que se me caen las lágrimas cuando veo los relatos de abusos. Las mujeres estamos pisando un terreno muy delicado gracias a las que están en la primera línea, realmente les agradezco porque yo no habría tenido el coraje de hacerlo. VERA CZEMERINSKI

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Además de la programación en su propia sede, este año el teatro Coliseo trabaja en conjunto con el Complejo Teatral Buenos Aires y la Bienal de Perfomance, en el marco del programa de intercambio cultural Italia XXI, creado e impulsado por Elisabetta Riva.




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TEATROS EN PRIMERA PERSONA

rock, vino y teatro PEGADITO AL ABASTO APARECE RECICLADO EL “NUEVO” TEATRO MONTEVIEJO QUE INVITA A ESCUCHAR A GRANDES ARTISTAS DEL ROCK NACIONAL Y SABOREAR RICOS VINOS DE SU PROPIA BODEGA.

Entre la sombra de los viejos mercados y los nuevos mercados del Abasto, entre crisoles de inmigrantes de todos los tiempos y cada vez más lugares se respira el arte y la cultura. Se escuchan todavía acompañamientos de viejos tangos pero ahora tienen un sabor a rock, vino y teatro. Se escuchan los nuevos actores que invocan sin saberlo a sus ancestros juglares de acento español e italiano. Hoy entre esa lengua variada que cambia día a día, aparece el lenguaje de los nuevos artistas sobre nuestro escenario. Ritual a voluntad o involuntario, esas ganas de cantar y de actuar, se rompe la línea de tiempo donde los nuevos artistas ponemos el arte en el escenario, donde nuestro sudor comulga con nuestra carne entre la música y el teatro, se abre un portal donde renacen los espíritus de los viejos artistas reviven, cantan y actúan entre nosotros, y muchos inclusive degustan nuestros vinos. El pasado y el presente coexisten en cada acorde de un músico/a y en cada acción de un actor/actriz, hablar del futuro en este momento sería no tener el corazón suficiente para poder sentir este hermoso presente. El arte no es ajeno a la situación social/económica actual así como tampoco lo es nuestro teatro. Como el agua encuentra el lugar siempre para seguir avanzando, “ahora” brota el arte y florece una nueva cultura. No nos detenemos, avanzamos, nos conectamos más elaborando nuevas estrategias, creando el camino.

Tenemos además Padrinos y Madrinas que acompañan la sala: Liliana Herrero, Lito Vitale, Willy Crook, Patricia Sosa, Fabiana Cantilo, y el gran Lito Cruz quien inauguró el circuito teatral en nuestro espacio. Otro eslabón que funda nuestro espacio son los estudiantes, quienes nos enseñan mientras aprenden, el clima de estudio y las ganas de arte renuevan nuestra escena constantemente, los alumnos y alumnas oxigenan el escenario, nos reinventan en el proceso de aprendizaje que transitamos. Y de a poco con sus propuestas artísticas se adueñan del escenario. Cada persona que recorre nuestro lugar además de conectarse con el arte se conecta con el trabajo y el compañerismo, el “proceso artístico” es un resultado en sí mismo, la actitud de buscar constantemente nos encuentra trabajando en el arte día tras día, nuestra chispa son nuestras ganas que se transforman en una antorcha que pregona como un bombo invitando a todos los seres de nuestra ciudad, abrimos las puertas a todos los artistas que quieran ofrecer su arte así como también a todos aquellos que quieran vivir de que se trata nuestra casa cultural. Teatro Monteviejo ahora, hace tiempo Teatro del Viejo Mercado, un teatro al fin y al cabo donde la escena dramática y la música transcurre, vive. Acordes, acciones, palabras, gritos pulidos, risas, llantos, histrionismo, templanza, trabajo, compañerismo.

Entre todos estos destellos de arte surge un “tinte” de tinto Malbec, entre toda nuestras propuestas artísticas y culturales aparece otro protagonista que funda la identidad de nuestro espacio, el VINO. El Valle de Uco mendocino se hace presente en la Ciudad de Buenos Aires, la imagen de nuestra Cordillera de los Andes se amalgama con la imagen de nuestro Río de la Plata. El caudal del río y fuerza de la montaña, nuestro vino, el cual recorre todo nuestro teatro y nos envuelve. La humedad porteña cede ante nuestra uva mágica y nuestro teatro se “seca” de la forma más bella. Se percibe en el aire dentro un equilibrio extraño que conmueve y emociona, un microclima que nos cobija y nos entrelaza, es nuestra cava que “cava” cada vez más profundo, así zarpa nuestra nave cada noche en el Abasto. Amigos músicos, amigos actores se entremezclan en un escenario italiano fundándose con quienes desde las butacas se emocionan, hermanos que cantan y actúan, una brasa, un fuego que abraza, navegando en un río de vino noche tras noche. FRANCISCO SUAREZ

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TEATRO MONTEVIEJO Lavalle 3177 www.monteviejo.com


B/R !

BARES Y RESTAURANTES bares@revistallegas.com.ar

DOÑA

Bulnes 802, esq. Humahuaca Reservas: 4862-9278 Doña es una cantina que intenta homenajear a los grandes bodegones de Buenos Aires desde la mirada del presente, rescatando ese espiritu que nosotros recordamos de nuestra infancia.

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Musetta Caffé. Billinghurst 894, esquina Tucumán. Información y reservas: 4867-4037. Disfrute de los mejores desayunos, meriendas, almuerzos y cenas. Martes, miércoles y jueves de 12PM a 1.30 AM. Viernes y sábados de 12PM a 2.30 AM. Domingos de 18 a 0hs. Más información en www.musettacafe.com

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