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Las dificultades de la brecha de ricos y pobres

Por Ing. Jorge De León

El estadístico de profesión Corrado Gini, de nacionalidad italiana, en su obra del 1912: “Variabilita e Mutabilita”, creó un método de medición social, un parámetro de cálculo de la desigualdad del nivel de concentración del ingreso en la población, que es muy utilizado en los sectores de los políticos, ingenieros, salud y economistas, como herramienta analítica para medir y evaluar la brecha entre los ingresos más altos y más bajos.

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Este índice se puede utilizar para ajustar la gravedad de los desniveles sociales y comparar la situación de las discrepancias de un país, con la de otros países, en un tiempo y espacio, dentro de un área o región; bajo esa premisa de usar este instrumento para llevar a cabo una estimación, cuyo resultado nos permitiría como Nación, tomar algunas medidas que puedan ayudar a reducir la desigualdad salarial y la brecha entre la opulencia fastuosa, de los que lo tienen todo y los que viven en la indigencia de la extrema pobreza.

Si el coeficiente de GINI está por encima de los 0.4, el gobierno del país debe realizar esfuerzos para mejorar la distribución de los ingresos, considerando un GINI de Cero (0) como igualdad y distribución perfecta y un índice de Uno (1) como máximo indicador de desigualdad.

La evaluación del GINI de República Dominicana muestra que la desigualdad de ingresos es un problema importante a considerar. Aunque no tenemos cifras actualizadas disponibles y los resultados del

Censo Nacional están pendientes de entrega, se puede inferir que el índice de GINI, está próximo a 0.5 de acuerdo a las últimas proyecciones consideradas y las mediciones hechas por los técnicos del Banco Mundial (BM).

Este indicador que mide hasta qué punto la distribución del ingreso o el gasto de consumo, entre individuos y los hogares, dentro de nuestra economía, se aleja de una distribución perfecta y equitativa, refleja la enorme brecha existente entre ricos y pobres. Cuando el índice es superior al nivel global de 0.4 como es nuestro caso, nos llama a buscar parámetros adecuados de distribución de la riqueza nacional y cómo el crecimiento impacta, a quienes benefician y quienes son excluidos; a sabiendas de que hemos mejorado, estamos en un rango que llama a la reflexión, de acuerdo con la estadística de las instituciones de investigaciones sobre el desarrollo, basado en los datos primarios obtenidos de encuestas en hogares de los organismos de estadística de los gobiernos y los departamentos de aplicación de las políticas sociales.

El índice ha aumentado en los últimos años, lo que indica que la brecha entre los ingresos más altos y más bajos está creciendo y el GINI para 2016 fue de 0.473, lo que indica una desigualdad moderada que se refleja en la distribución de la riqueza y los ingresos. Los datos muestran que el 10% más rico de la población tiene un ingreso promedio que es 18 veces mayor que el 10% más pobre. Además, el 40% más pobre solo recibe el 13% del ingreso total del país, mientras que el 10% más rico recibe más del 40%, según los informes del Banco Mundial (BM).

República Dominicana presenta un crecimiento asombroso en las últimas seis décadas, un distintivo positivo dentro de la región del Caribe, pero esos avances económicos se caracterizan por la injusta distribución de las ganancias colectivas, acumuladas or unos pocos, en detrimento de las grandes mayorías de la población.

En este escenario es que el coeficiente de GINI, es una buena herramienta para investigar cómo vamos avanzando y cuáles son los resultados sociales de ese crecimiento, en lo educativo, la salud, la alimentación y el compromiso de los gobernantes con la población; en la búsqueda de cómo debemos proteger las clases sociales más necesitadas, para reducir la desigualdad de ingresos, en la implementación de medidas que pueden incluir políticas y programas sociales que ayuden a las personas con bajos ingresos a acceder a la educación, la atención médica, el agua potable, electricidad, comunicación, internet y otros servicios básicos, estableciendo parámetros de caducidad en el tiempo de estos programas, de forma y manera que las ayudas tengan un periodo de acción, con la fijación de metas y parámetros de cumplimientos educativos, salud, emprendurismo y desarrollo.

También se pueden establecer programas de capacitación y empleo que ayuden a las personas a adquirir las habilidades necesarias para obtener trabajos mejor remunerados.

Otras medidas que pueden ayudar a reducir la desigualdad, incluyen reforma fiscal que grave las ganancias de capital, el lujo y las actividades de los que más pueden, así como la promoción del comercio justo y la protección de los derechos laborales. También se podrían implementar políticas que fomenten la inversión en sectores que generen empleo y promuevan el crecimiento económico, todo lo que puede mejorar los ingresos y las oportunidades para equilibrar el indicador de GINI, como parámetro de la desigualdad de ingresos entre el campo y la ciudad en una sociedad.

Sin embargo existen políticas y estrategias que se están implementando que pueden ayudar a abordar este problema, en la reducción de la brecha entre los ingresos más altos y más bajos. Las políticas públicas pueden jugar un papel importante en la reducción de la desigualdad, ejemplo el aumento del salario mínimo y la expansión de la seguridad social pueden ayudar a aumentar los ingresos de los trabajadores más pobres. Además de la inversión en educación y capacitación puede ayudar a mejorar las oportunidades laborales y reducir la brecha de habilidades entre los trabajadores.

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