Revista 795 (Nº1)

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CUCHUFLE TA

El CÓMO antes que el QUÉ Desde que tuve la oportunidad de trabajar como docente en una escuela de circo con alumnos que entrenaban habilidades casi 8 horas por día, este enunciado se convirtió en una de las constantes frases que les mencionaba a la hora de explicar cómo puedo plasmar mis habilidades circenses en un acto de clown. Las habilidades como veíamos anteriormente no están peleadas con la esencia del clown sino que al contrario. Pero al mismo tiempo es un arma de doble filo para los estudiantes puesto que muchas veces su entrenamiento está enfocado en la perfección técnica y no en la creatividad, mucho menos en la confección de elementos nuevos. Pero el clown tiene la obligación de hacerlo. Para el clown lo importante no es el fin, sino cómo llega a ese fin. Lo importante será el cómo antes que el qué. Vamos a poner un ejemplo con una acrobacia de un salto mortal atrás, esta prueba de destreza acrobática donde un sujeto rota alrededor de su plano medio moviendo los pies por sobre la cabeza. Supongamos que el clown tiene formación acrobática y quiere mostrar esta habilidad en el escenario, es muy válido e interesante hacerlo, sin embargo lo importante será cómo llego a mostrar esa habilidad y no la habilidad por sí misma. Será importante la historia que cuente para llegar a esa habilidad, serán importantes los momentos de tensión generados, la justificación dramatúrgica para poder llegar a esa instan-

cia. Y lo mismo será para todas las técnicas, no es lo importante tirar las cinco clavas en el aire sino cómo llego a ese momento de máxima tensión para el público. Hay un acto clásico entre los artistas callejeros que creo que ilustra muy bien este principio y es el acto del monociclo jirafa o monociclo alto. En este acto el clown no puede subirse por la altura entonces pide ayuda a uno o dos voluntarios del público que sostendrán el monociclo. Realmente lo divertido del acto radica en todo aquello previo a que el clown esté arriba del monociclo. Su calentamiento, su juego con los voluntarios, los errores e improvisaciones que muchas veces duran hasta 15 minutos con el público muerto de risa. Es verdad, funciona porque hay un objetivo claro hay un QUÉ. Sin embargo en el CÓMO que el artista desarrolla su historia y su planteamiento de la escena, del juego, del personaje y su relación con los voluntarios, además claro de su complicidad con el público. Finalmente llegará al QUE, en este caso montar el monociclo gigante sin ningún tipo de ayuda. Normalmente al haber construido la ficción de la gran dificultad a través de una sucesión de problemas, al realizar el QUE el público estalla en un gran aplauso, mucho mayor obviamente que si solo hubiéramos montado el monociclo demostrando una habilidad. Este es un ejemplo claro en donde esta premisa se hace presente de forma indiscutible.

Arte y Revolución | Número I

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