REVISTA DIEZ, NÚMERO 45

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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. del hombre en lo contra-humano, causada por el vaciamiento del ser, por la conversión del ser en mera vida codiciosa de superficie, perdido su origen radical y cortado del mismo‖ (p. 43), y esta reflexión continúa en el segundo capítulo (―Fuego-El descenso‖) de esta novela también calificada de lírica y filosófica, cuyo centro anecdótico es la resolución que toma Virgilio de quemar La Eneida, y que al final, por la extensa discusión que tiene con el emperador Augusto en la tercera parte (“Tierra-La espera”), no lleva a cabo. Pero estábamos con la gente cuando se vuelve plebe. ―Ninguna otra criatura es tan absolutamente y tan no-divinamente mortal, como lo es el hombre, pues ninguna otra puede volverse tan perjura como el hombre y cuanto más depravado se hace, tanto más mortal se torna; pero el más perjuro y mortal es aquel cuyo pie ha perdido el hábito de la tierra y ya sólo toca el empedrado, el hombre que ya no labra el campo ni lo siembra, para quien ya nada se cumple según el círculo de los astros, para quien la selva ya no canta ni los verdes campos; verdaderamente nadie ni nada es tan mortal como la plebe de la gran ciudad, que se afana, se arrastra y hormiguea a través de las calles, y de tanto culebrear ha olvidado cómo se anda‖ (p. 207). *** Cuando escribo esto es 16 de julio. Hoy se estrena en Quintana Roo, dentro del programa nacional Práctica de vuelo del Conaculta, mi obra de teatro Acteal, guadaña para 45. Doy un curso en San Cristóbal, de modo que no veré la puesta. Espero que les vaya bien. En el curso, y a propósito de los gentilicios de quienes lo tomaron, nombramos algu-

nos que son simpáticos o incomprensibles. Está el de ropa caliente, como les dicen a los de Jiquipilas, por su propensión a planchar la ropa justo antes de usarla; patas con ixtle nombran a los de Berriozábal, porque uno de sus oficios principales ha sido el tejido de hamacas en el que, antes, usaban esa fibra natural; el inverificable culo pinto pertenece a los de Chiapa de Corzo, porque era ese municipio propicio a la enfermedad del pinto que abarcaba, parece, hasta los recovecos del cuerpo; coletos llaman a los de San Cristóbal y allí las versiones no son muy sólidas. Si fuera, como se ha dicho, por la coleta que usaban los españoles el gentilicio sería, en todo caso, coletudos. Yo propuse que tal vez fuera como una extensión a la segunda acepción del diccionario (en aquel tiempo se supone que la gente leía más y estaba más cercana a Quevedo, Lope, Cervantes) porque sus habitaciones estaban en el centro de la casa (lejos de la puerta y del traspatio), es decir, en la parte más interna, de la que salían poco para no padecer las inclemencias del frío. Les pido que verifiquen la definición de coleto y leen: ―2. Se usa en algunas expresiones con el significado de cuerpo o interior de una persona‖ (Diccionario de uso del español María Moliner, 2007:706). O sea, les digo, no importa por qué se les llame así; lo cierto es que, de acuerdo con la definición, todos llevamos un coleto dentro. Contactos: hectorcortesm@hotmail.com

Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.


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