Revista COMA - Edición Historias

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ISSN:2500-8005(EN LÍNEA)

OSCAR MARTÍNEZ UNA VIDA DE HISTORIAS EDICIÓN 7


7C “El mundo no está hecho de átomos, está hecho de historias”

decía el poeta uruguayo Eduardo Galeano, y vaya que tenía razón. Esta edición será una de las más especiales, porque cumplimos con éste tres años llevando la bandera del arte a cuestas, con el único recurso del amor al arte y con mucho corazón. En esta edición tendremos grandes personajes y un lanzamiento que partirá en dos la historia de la COMA.

E DI TO RIAL

Es gratificante ver cómo el proyecto cada vez crece más, y se vuelve una extensión de la camada artística que a diario va surgiendo en nuestra región.

Por eso, con mucha alegría y el corazón hinchado, les presentamos un hijo más, más maduro, más hablador y dicharachero. Lleno de historias por contar. Bienvenidos Foto portada Laura Cárdenas En la foto Oscar Martínez Revista COMA séptima edición “Historias”. Bucaramanga - Colombia Marzo 28 - 2018

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LITERATURA JESSICA ARDILA lecana Mayra Alejandra Medina Betsy Tatiana Suárez rubén f. rivera

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PORTADA OSCAR MARTÍNEZ LAURA CÁRDENAS ANA MARÍA TRUJILLO

ILUSTRACIÓN LUISK MEDINA MARIA ALEJANDRA JAIMES JOTA MAN

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FOTOGRAFÍA

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C U LT U R A L DIEGO CAMILO FIGUEROA

CÁROL PIÑERES / INGRID FLETCHER JUAN ORTEGA RODRIGUEZ OSCAR ANDRES ALVARADO WILLIAM FLOREZ CHEZ RODRIGUEZ 03


7C

H I S TOR I A

f. Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados. f. Disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados. f. Conjunto de los sucesos o hechos políticos, sociales, económicos, culturales, etc., de un pueblo o de una nación. f. Conjunto de los acontecimientos ocurridos a alguien a lo largo de su vida o en un período de ella. f. Narración inventada. *Real Academia Española


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L T R T R

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7C JESSICA ARDILA Oriunda de Barrancabermeja, Santander. Economista de profesión. Apasionada por la literatura me he embarcado en este viaje, ¿Con qué objetivo? No lo sé, satisfacer lo inexplicable que a veces puede resultar la vida por medio de las letras. Jessi Pink es mi pseudónimo y me gusta pensar que soy optimista cuando escribo, aunque la mayoría del tiempo no lo ejerza en mis escritos. Confieso que nunca pensé que podría estar perdidamente enamorada de la escritura, al principio no creía que tuviera esa afinidad y poco a poco me fue conquistando hasta lograr que cayera redondita a sus pies. Tampoco soy experta ni mucho menos literata o poetisa; sé que este ejercicio es de todos los días. De mucha constancia y sobretodo vivirlo día a día. Sin decir más o menos, en el mundo de las letras, todos somos los peones que trabajamos sin cansancio por nuestra reina, la escritura.

SIETE DESEOS Una constelación es tu piel, Que abarca en mí, las ganas de tenerte. No te pido que me regales tus noches, Sólo regálame siete deseos. Siete son los pecados capitales Siete son las maravillas del mundo; Tú eres mi pecado a cometer, La maravilla andante, Haces mi mundo estremecer. Siete veces te vi, Y en siete besos comprendí, Tu alma ansiosa de mí, Es así, como el primer deseo cumplí. Siete veces te soñé, Amaneció, Siete veces cantaron los pájaros, Dormir a tu lado fue mi segundo deseo alcanzado. Siete vidas tiene el gato, Fue mi vida un desperdicio, Hasta que te conocí en aquella tarde gris,

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Era abril, mi tercer deseo hasta aquí. Son cuatro instantes que te pido: Que te quedes conmigo, Que sueñes conmigo, Vibres a mi lado, Y sea tu amor mi quinto deseo anhelado. Envejecer no tiene precio, Es mi sexto deseo, Recorrer el tiempo a tu lado. No iremos a vivir siete siglos, Ni seremos tan jóvenes como cuando nos conocimos, Pero es un privilegio haber coincidido contigo; He aquí mi séptimo deseo expresado.


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EL ACCIDENTE QUE ES VIVIR. Los días transcurren con calma, una abrumadora calma que se logra confundir entre el espejismo y la realidad. Lo esquiva que a veces puede resultar la vida, fluctúa infinitamente en la mente de aquellos mortales que el silencio los hace desfallecer. Escuchar el tic-tac del reloj, mientras ves el tiempo desvanecerse entre tus ojos; esperando aquellos abrazos que jamás sucederán de nuevo, y botando amargos recuerdos al basurero más espeluznante que pueda existir: el olvido. Recordando que no hay tiempo, la vida es un eterno baile que ante cualquier descuido te pisa los pies. Cada paso conseguido regurgita la angustia, domesticándola a su antojo; destronando batallas inimaginables, porque el único que vive y se alimenta de las esperanzas es el nefasto miedo. “Valiente serás si logras vencer el miedo” – grita, mi mente. Cobarde, la cobardía se ha apoderado de mí, lo admito. Me he dejado envolver en los placeres oscuros de aquellas

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dudas que poco a poco fueron absorbiendo las ganas de salir de ese maldito pozo, infestado de pesimismo y carcomido por el conformismo inepto que alguna vez tanto critiqué. “Tocar fondo, bañarse con las frustraciones no es del todo malo” – recalqué, sumergida entre la mierda – mientras, la vida carcajeaba y se pavoneaba de mis desgracias. Sentirse derrotada, llena de infortunios que yo misma causé, fue mi alimento y refugio impenetrable que me permitieron sentirme más viva. Gallardía al levantarme, estando reventada en el pavimento sin necesidad de recurrir a los vicios que alguna vez hicieron parte de mí; aparte esa guerra interna que no me dejaba avanzar, dejé de pensar en los demás. Dejé de pensar en los posibles desenlaces de mi vida y empecé a vivir, creer en el ahora. En este presente fortuito lleno de contrastes, amargo y dulce; en donde existir podría llegar a ser el accidente más bonito que podría pasar.


7C lecana Me llamo Hilda Johanna, pero casi todo el mundo me llama Ana, tengo 18 años y estudio en la UIS, de carrera incierta, que no me gusta nombrar. Amo el arte y soy apasionada de la literatura. Calicalabozo Colombiano

carta al dolor “Tengo espinas alrededor de mi cama, y cuando trato de acomodarme me desgarro un poquito. Cuando me levanto me duele, y lo más doloroso, pero que acostumbro a hacer por placer a la vida, acostarme, revolcarme, soñar y sentir la cabeza estallar cuando los ojos se abren y el cuerpo se alienta. Tengo cuchillitas al lado de mi cama; para cuando me abandones, rasgarme; para cuando me hieras, sentir más dolor del que puede soportar mi alma, transparente y débil ante tu omnipresencia en mi existencia. Tengo ante todo la vida resuelta, en esta mano derecha que me entrega la paz, y esta izquierda que sostiene la desgracia que no es y posiblemente algún día será.”

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Mayra Alejandra Medina Barrera Nacida y aún no muerta en Duitama, 25 años, me he formado en teatro durante 7 años, vivo por el cine, he participado en ciclos de cine realizados en Duitama y tuve la valiosa experiencia de exponer un ciclo de cine de Almodóvar en la penitenciaría de Santa Rosa, estos eventos fueron apoyados por la Cooperativa Confiar en donde hice parte del grupo Estanislao Zuleta. Fui moderadora de tertulias poéticas, realizadas por el colectivo cultural Acefalía que fundamos y destruimos un grupo de 4 personas; Recientemente junto al colectivo Duitama Diversa, tuve la oportunidad de organizar y exponer un ciclo de cine LGBTI en mi ciudad. Mi otra cara es ser mesera en una tienda de ciclas.

génesis Al comienzo todo era oscuridad, entonces creó el universo y con el universo el vacío, la inocuidad y el caos, en el magma negro de sus ojos inventó colores para rellenar el vacío del universo, inventó un ser libre y fuerte, de mirada fija y palabras iluminadas, pero sabía que no podría poseerle así que abrió los ojos y retornó al mundo de los hombres, donde solo intentaba escribir sobre el número siete; Recordó que según la biblia el mundo fue creado en siete días, crear algo sería una oportunidad perfecta para ser Dios, entonces tomó el esfero, papel y separó el vacío de su falta de inspiración y lo contuvo más allá de la ventana donde creó una noche de lluvia y en la lluvia una ciudad gris ennegrecida por gotas, una eternidad de piedras para acrecentar su mundo, transitó por carreteras

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cerebrales hasta llegar a las porcelanas rotas, la ausencia y el adiós irremediable que asesina el amor y metamorfosea los seres. Ahora en este jugar a ser Dios es su turno, y al terminar de leer este texto me habrá asesinado.


7C Betsy Tatiana Suárez Castro 22 años Diseñadora Gráfica - Ilustradora Con el alma llena de colores, ilustro lo que con palabras no alcanzo a decir. Quiero compartirles un espacio de mí, de lo que en mi concepto abarca la palabra amor; mis trazos.

El océano que guardas Noche tras noche era igual… el mismo nudo en la garganta que cortaba la respiración, la presión subía, empuñaba los dedos y esa sonrisa que pintaba el rostro automáticamente era esfumada.

alma, también rebosan el corazón… Y es allí donde nos damos cuenta que la misma agua que da vida en un océano, puede quitársela a un ser humano si no se deja filtrar.

Se trataba de una amarga sensación de dolor que precisamente no llevaba ese nombre.

Esta es la historia de un sentimiento que convirtiéndose en lágrima cobró vida…

Un día algo ocurrió; uno de los tantos cubos de ideas congeladas comenzó a derretir, el nudo en la garganta desapareció, e inexplicablemente nos sumergíamos en un piélago nunca antes conocido; era una sensación agria y a su vez frustrante.

Desde entonces, le llamamos tristeza y fluye siendo río, corre por las ventanas del alma y su sabor nunca ha sido amargo…

En este caso, si el mar se desbordara traería tranquilidad; porque hay sales que no solo dañan el

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Técnica Ilustración digital a mano alzada. Autor: Betsy Suárez

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OSCAR MARTÍNEZ PORTADA FOTOGRAFÍA LAURA CÁRDENAS VER GALERÍA COMPLETA PAG.:40


7C RUBÉN F. RIVERA "Un corto relato, oda a los tiempos difíciles, que nace a partir de la idea de las religiones neopaganas y la wicca sobre el mas allá. Todas las personas, excepto los espíritus que se quedan atrás, perdidos y vagando, van al Summerland, incluso los malvados. Este será diferente para todos, su propia versión de Shangri-La. Allí, pueden reunirse con sus seres queridos, mirar a los que dejaron atrás en la Tierra, tomarse un tiempo para reflexionar y recuperarse de la vida."

TIERRA DE VERANO Los recuerdos que tengo sobre mi muerte son muy pocos. Si en vida me hubieran dicho un día que iba a morir pronto, me habría imaginado un escenario romántico, espiritual, eufórico; un festín de arrepentimientos, pero también con mucha gracia, antes de inclinarme –finalmente– hacia el oscuro eterno. En ese entonces la muerte parecía ser un espectáculo televisado solo por unos cuantos afortunados; mientras la vida era el show de entretiempo con el que los que no teníamos cable nos conformábamos. La vida es llegar tarde a todo, encontrar cada semáforo en rojo, ser el último en alcanzar la línea de meta, el café que nunca está lo suficiente acalorado, pero tampoco frío. Es un hazmerreir que parece infinito, la humillación de que no te alcance para el pasaje del tranvía, un xilófono desafinado, quedar en la lista de espera, ser el único en el hospital a quien no visitan, masticar un chicle rancio, comer sin ganas, reír sin gracia. La muerte en cambio no es nada, sino más que posibilidades infinitas, sin reglas ni limitantes; únicamente caos atemporal, porque nunca empezó o terminó. Otra cosa que decían sobre la muerte era que, cuando ocurría, la vida pasaba por los ojos en un

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instante. La noche en que morí estaba exhausto. Entré a la ducha de una casa que tenía fachada putrefacta, muebles y cajas adornando el desorden y estaba abruptamente mal diseñada. El agua caía de a hordas intermitentes que golpeaban mi cara, como si quisieran limpiarme el desgano que había cargado toda la vida en el alma. Aquella luz mortecina esperándome a la salida del baño dibujaba siluetas de tinte cubista, con delineados pobres. Mi desdichado cuerpo no sabía lo que le esperaba. Caminé y caminé a través de habitaciones polvorientas, buscando una toalla o algo similar. Dobladas, yacían entre los espacios de unos adoquines blancos, pálidos frente a la fragata de la noche. Cuando ya no hubo más frío sentí el impacto certero, que se abría cual sobre frente a mí. Caí, solo para encontrarme petrificado, acostado entre capaz de negro adyacente, que pasaban desapercibidas, indistinguibles del opaco absoluto. Abrí los ojos. Estaba postrado en una cama que corría a una velocidad casi imprudente por encima de unos rieles; no estaba amarrado, más por alguna razón


H I S TOR I A S me era difícil moverme. Mucho tiempo no pasó antes que me diera cuenta, yo solo era un espectador. La falta de fricción con la que se movía el colchón rodante pudo haber sido aterradora hasta cierto punto, pero mis pensamientos se alejaban de toda conjetura al respecto. Como estar volando, así se sentía. Los pasillos por los que nos movíamos estaban encandelillados en luces fosforescentes de color violeta. Puertas a los lados; habitaciones sin prospecto aparecían conforme avanzábamos. Una música electrónica de ritmo pausado con beats lentos y sintetizadores altamente ondulantes componía el espectro que ambientaba los corredores. Todo tan planificado, tan delicadamente absurdo. La escena parecía estar ocurriendo dentro de otro vehículo, a su vez en movimiento. Un tren o bus de proporciones gigantescas. Cuando estuve en posición de pararme, habíamos llegado a una finca, ubicada entre la carretera de Curití a Jordán. En menos de un instante aparecí encerrado en el baño de una parcela sin nombre con ladrillo a la vista, intentando mantenerme cuerdo. Cada segundo era insoportable; las imágenes pasaban como ráfagas. Aun así, aquel limbo denotaba exuberancia, soñaba con que ese recorrido me condujera hasta Europa y el resto del mundo. Los pasajeros sin cara, quizá también desdichados en vida, me seguían alrededor de este recinto sin que yo lo supiese. Los pastizales y las cercas de madera adornaban el paisaje, un ejemplo de belleza en la

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espontaneidad, asimilándose con cada mirada a la cabaña en el pantano de dachau, o algo por el estilo. Pasó un rato antes que pudiera disfrutar de forma plácida el panorama en su entorno completo. Me acosté entre las puntiagudas estructuras verdes, justo a tiempo para sentir como el rocío cargado por el aire se reposaba en mi cuerpo. Dicha pasibilidad me desposaba de la magnitud del suceso. Nada más complicado que poner en palabras aquellas sensaciones, posteriores a la semblanza. Cuando me vi abrumado por el momento, corrí hasta el inicio de la colina, donde una cantina retumbaba con la música que siempre repudié. Allí esperaba, dando vueltas para calmar los nervios, un gallo negro-rojizo que parecía conocerme. –Franz –dijo intrigado–; necesito nos larguemos volando. – ¿Quién es Franz? –Indagué absorto. – Claramente usted, señor. Nadie hay con un nombre tan peculiar por esta zona, no desde hace más de cien años, con la conquista alemana a los Santanderes. – Debe estar confundiéndome por alguien más. – ¡Que es que nos tenemos que ir ya! –Continuó– y lo de volando es literal. Yo no puedo, por obvias razones. Tendrá que ser usted el que nos saque de estas veredas del desencanto. Su nerviosismo aumentó ante mi falta de reacción. Saltaba, cacareaba, daba pequeños vuelos en el aire, insuficientes para su propósito. Un anterior yo,


7C que probablemente habría sido incapaz de mantener la calma frente a la situación, se paraba ahora en frente de este individuo, sin preocupación alguna. No existía en aquel vasto limbo ocurrencia que pudiese sacarme de quicio. Ni la música detestable, ni el vértigo de la cima del predio o el ave perdiendo la cabeza. La lluvia no se hizo desear, y se derramó sobre nosotros un diluvio, frente al cual el gallo no pudo más, y arrancó en llanto. La posición de mi cuerpo seguía sin cambiar. Por dentro, lo único que experimentaba era plana y baldía tranquilidad, el eterno estupor de tener la certeza del instante y no querer evadir la situación. Con eso en mente, en cuerpo y alma, se me postró adelante el animal disfórico. Me observó entre las gotas, se paralizó, y se dirigió de manera balística hacia mí. Explosionamos con un ímpetu violento. La negrura, sin preguntar, volvió a apoderarse del espectro. Y ahí ya no hubo ni un átomo en todo el panorama. Únicamente negrura, por el resto de la eternidad.

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PANTONE 1795

“EL AMOR Y EL DOLOR SON DEL MISMO TONO”

FOTOGRAFÍA CÁROL PIÑERES MAKE-UP INGRID FLETCHER ILUSTRACIÓN BETSY SUÁREZ MODELO SARA LIZARAZO VER GALERÍA COMPLETA PAG.: 24


7C I L U S T R A C I Ó N

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¿ JUGA R O N A L A ? B OT E L L I TA #HISTORIAS 19


7C HISTORIAS ILUSTRADAS LOS RECUERDOS QUE TENEMOS QUE NUESTRA ETAPA ESCOLAR SON UNOS DE LOS MÁS ESPECIALES E INOLVIDABLES DE NUESTRA VIDA. MUCHAS VECES, NO NOS DAMOS CUENTA DE CUÁNDO SOMOS FELICES, Y SIN DUDARLO, LA ÉPOCA DEL COLEGIO, DEL MANGO CON SAL Y PIMIENTA, DE LAS emPANADAS de 200, DE PEDIR LINCHE, DE LAS VOLADAs DE CLASE, SON TIEMPOS MUY FELICES DE NUESTRAS VIDAS. ACÁ UN PEQUEÑO RESUMEN GASTRONÓMICO DE AQUELLOS FELICES DÍAS.

POR LUISK MEDINA & MARIA ALEJANDRA JAIMES TEXTO REVISTA COMA

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7C jota man Mi nombre es Jose Javier Delgado M. Tengo 25 años, soy diseñador gráfico con énfasis en ilustración, apasionado por el arte y el dibujo, enfocado en ilustración digital y tradicional. Con conocimientos en ilustración narrativa, fantástica y editorial. En mis composiciones destaca el uso de formas geométricas y animales, me encanta trabajar para los niños, porque ellos siempre tienen una mirada nueva de las cosas.

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M AR C AR O N U N ¿ N ÚME R O E Q U I VO C AD O ? PO R D I V E RS I Ó N #HISTORIAS 23


7C F T G F

O O R A Í A

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NOCHE DE VERBENA DIEGO FIGUEROA VER ARTÍCULO COMPLETO PAG.: 50 25


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PANTONE 1795 el amor y el dolor son del Mismo tono

ESTE ES EL RESULTADO DE LA TESIS DE GRADO COMO DISEÑADORAS DE ESTAS TALENTOSAS MUJERES, DONDE EL TEMA A TRATAR ERA LA VIOLENCIA A LA MUJER. DESPUÉS DE UNA INVESTIGACIÓN ACERCA DEL TEMA EN LA CIUDAD, RECOGIERON 7 HISTORIAS DE LA VIDA REAL Y TRABAJARON SOBRE ELLAS POR MEDIO DE RETRATOS INTERVENIDOS.

FOTOGRAFÍA CAROL PIÑERES | ILUSTRACIÓN BETSY SUÁREZ MAKE-UP ingrid Fletcher MODELOS Daniela torres - Daniela Jiménez Daniela arcila - Linda amado - Sara lizarazo Abby sampayo - Valentina Figueroa. 26


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7C juan ortega rodriguez Instagram: @byjuanograph Facebook: Juan Ortega Rodriguez

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¡My fucking food! Esta foto la realicé en New York un invierno del 2017 mientras aprendía muchos conocimientos de fotografía de la academia. Caminaba con un amigo conociendo el sector, la temperatura estaba un poco baja, a unos menos tres grados centígrados, cuando llegué a ese puerto sabía que saldría una buena toma, saqué mi cámara, que es una Mirroless muy compacta, y encuadré. Mi amigo estaba comiendo pan y las gaviotas comenzaron a llegar; me di cuenta que la composición del lugar era perfecta para posicionar una gaviota en el encuadre. Tomé un pedazo de pan y lo puse donde quería que llegara la gaviota, tomé una serie de rafagas, y para llegar a esta foto, tardé una hora temblando de frío, pero valió la espera: una gaviota en especial se vino caminando imponente frente a la cámara, marcando su territorio. Me sorprendió al ver la foto

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nuevamente y no esperé a revelar enseguida. El nombre se lo di ese mismo día mientras caminaba mirando la foto en mi cámara, le di personalidad a la gaviota y la nombré: ¡My fucking food!


7C Oscar Andres Alvarado Carreño Facebook: Andrés Alvarado Fotógrafo Instagram: @andresalvaradofotografo

Cubriendo un trabajo en Charalá tuve un día libre y dije: voy a ver qué tiene este hermoso pueblo para mí. Salí a caminar un poco con la cámara en mano y me encontré con un niño que empezó a contarme historias acerca de Charalá, en ese

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instante iba pasando una señora de mayor edad en silla de ruedas y dije: ella tiene que ser parte de la historia de Charalá, por qué no registrar las expresiones en su rostro donde resalta el paso de la vida. Al día siguiente salimos hacia


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una vereda y llegamos a una tienda donde habían tres abuelos tomando guarapo, se veían alegres y un poco ebrios, pero eso es lo que los hacía especiales: su alegría. Así que tomé mi cámara, me acerqué al señor y capturé una sola foto, una foto que me marcó. Ahí dije que la

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alegría se basa a veces de algo simple.


7C william florez uribe Facebook: Florezgrupocreativo Florezcreativos

Atardecer 6.10: ésta en la hora dorada de la fotografia; en este momento la temperatura de color tiende a estar alrededor de los 4000º Kelvin, en vez de la luz blanca que es de unos 5000º Kelvin. Este cambio en la iluminación mueve el balance de blancos a los

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tonos más cálidos, por eso el color que se obtiene en los atardeceres. Fue tomada en Santa Marta, con trípode, iso 100 y exposición de 1/4 de segundo. Cámara Sony.


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“Tres”, son flores de loto, quizás la flor que mas significados tiene; En el simbolismo budista, el significado más importante de la flor de loto es la pureza del cuerpo y del alma. El agua lodosa que acoge la planta está asociada con el apego y los deseos carnales, y la flor inmaculada que florece en el agua en busca de la luz es la promesa de pureza y elevación espiritual. Fue tomada con canon, 150 de segundo, 9 a.m.

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TRAZOS TEXTO Y FOTOGRAFÍA CHEZ RODRIGUEZ

He aprendido con el tiempo que sólo en la ausencia que entrega el silencio, se hayan los más profundos pensamientos de arte y creación. He aprendido con el tiempo que mentir, es simplemente el inicio de la más desventurada y agónica realidad. He aprendido con el tiempo que amar, es la más encantadora y bella de las vulnerabilidades. Entiendo entonces, que el tiempo es un gran amigo. Comprendo que la sabiduría que me otorga es irremplazable y que, sin su compañía, tal vez fuese un enajenado más de la cruel cotidianidad por la que deambulamos los seres humanos. Observo con mi alma, ahora mis ojos entran en una ceguera momentánea. De repente, sopla sobre mi cuello un vaho cálido, es su aliento, ese que durante muchas noches da vueltas por mi cabeza, ese que me fue dado aquella tarde en

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que me habló por primera vez. Sara, es sin duda alguna, un alma que desencadena en mi los más íntimos y sensuales pensamientos de arte y creación. Ella es una mujer fuera de este mundo, se mimetiza como la sombra, resplandece como la luz que le da vida a mi obra, se interpone entre mi razón y mi emoción, aliándose con ellas para manipularme. Nunca he podido sentir su tacto, desaparece cuando intento tocarla, huye cuando quiero acercarme más de lo que me es permitido, Sara se calla dejando en mi, una sensación de vacío eterno. No soporto que el silencio irrumpa y se la coma de un solo bocado. Lloro, me siento impotente, me cuestiono, me critico y, sigo llorando, pero Sara no se conmueve, nunca vuelve, aparece solamente cuando ya he logrado olvidarme de ella.


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Las miradas, los susurros, los ruidos, la amargura en mi garganta, las imágenes parásitas que se crean en la pared burlándose de mi, la resequedad de mis labios y ese maldito vacío que se instala en mi pecho, se encarna y muta con mi herida, el maldito no tiene intensiones de irse, mi enemigo. Algunas veces creo escucharla, es más, algunas veces estoy seguro que Sara me canta, su melodía es mágica, envolvente.

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La extraño demasiado, pero sé que mientras más la extrañe, más demorará en volver, así que busco ocuparme y de ese modo olvidarla. Me llamo Joaquín, soy pintor, estudie arte en Florencia, Italia y llegué a Saint Martín hace 10 años. Mis amigos aquí me tratan muy bien, siempre están pendientes de mi, siempre me dan de comer y me ayudan a bañarme y vestirme. Mis amigos hablan y leen conmigo, siempre me dan ánimos, aunque en


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ocasiones siento que no quieren a Sara, que no quieren que regrese. Lo único extraño de mis amigos es que siempre se visten igual. A veces, los noto preocupados, hablan entre ellos y me observan detenidamente. Quisiera saber de que hablan, pero bueno no importa, los quiero igual y los acepto tal cual son. Ayer hablé con uno de ellos, Prada, me dijo que estoy mejorando con mis

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pinturas, que seguramente pronto expondré, estoy feliz, sé que Sara estará allí para ver todo el arte que ella inspiró en mi. Espero verte allí también madre, será al parecer el 25 de Febrero del año entrante, no me vayas a fallar. Amándote profundamente, Joaquín. Carta proveniente de los archivos del Hospital Psiquiátrico, Saint Martin. El paciente presentaba un crítico cuadro de esquizofrenia. Baltimore, Maryland, USA


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7C PORTADA

OSCAR MARTÍNEZ En busca de un artista de trayectoria de la región, nos encontramos con la IMPORTANTE obra del maestro, pionero en TOMARLE maravillosas fotografías al cañón del chicamocha, autor de varios libros que quizás se encuentren en las bibliotecas de sus casas, pero lo mejor de este gran personaje, es que está repleto de HISTORIAS

FOTOGRAFÍA LAURA CÁRDENAS | TEXTO ANA MARÍA TRUJILLO OBRAS OSCAR MARTÍNEZ

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7C Oscar, el memorioso Cuando él llegó la ciudad era más pequeña y las cosas más simples. Tenía menos de seis años y no debió tardar mucho en hacer amigos y de la vida una fiesta. A veces recuerda sonriente la infancia como una broma infinita; darse en la jeta para entrar a la “cuadra fresca”, tumbar el muro del colegio La Presentación, fastidiar hasta el cansancio al gerente

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del Club Campestre, vengarse de las señoronas de Cabecera que reprochaban la amistad de sus hijos “con el negrito” con un elocuente ladrillazo en la ventana más grande de la casa. Oscar Martínez no nació en Bucaramanga, tampoco sus padres. No tenía tierras ni patrimonios ni alma


H I S TOR I A S industrial ni sed de empresa. No era, ni ha sido nunca, ese tipo de santandereano: el avezado hombre de negocios de revólver en la guantera, esposa y moza, negocio y chanchullos, hijos legítimos y naturales, misas y contrabandos, que se busca una mujer regia por fuera y marchita por dentro, que va a la misa como va al bingo, habla mal de sus amigas en Mercadefam, se la pasa renegando de la muchacha y pretende aliviarse el alma a punta de rinoplastias. No era ese santandereano que cree que Bucaramanga es un vividero porque puede ir a almorzar a la casa y a jartar al club y hacer su vida a la perfección en unos 15 kilómetros cuadrados, sin caseríos ni invasiones ni Nortes a la vista. Su padre, médico y ocañero, era como tantos padres de Santander y de ese tiempo; un hombre serio, trabajador y poco dado a las muestras de afecto. Su madre, caleña, le habrá heredado calentura y gozadera de otras tierras. En él no caló nunca la disciplina paterna ni el fervor religioso de su madre. Cultivó, en cambio, un don inacabable para mamar gallo y hacer amigos, y fue haciéndose una suerte de discípulo de la experimentación, esquivando las trampas del egoísmo, de

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la ambición o de ese insensato hábito de perderse a uno mismo por cuestión de comodidades y mayorías. Creció sorpresivamente inmune a ese entorno conservador. Nunca le gustó estudiar. Fue expulsado del San Pedro y del Internado de Zapatoca, y terminó como por inercia en el Colegio Santander. Pasó por Arquitectura, Economía, Filosofía y Letras y un curso de lechería en Cachirí, con mucha pena y nula gloria cada vez.

Él no lo sabía, pero hasta entonces fue puramente un artista sin obra. Muchos azares e historias que no caben aquí lo encontraron en Florencia, Italia, matriculado en un curso de fotografía y cinematografía a paso reducido. Entonces, con el diploma inimaginado, volvió a Bucaramanga porque aunque rolo de nacimiento, es un santandereano con las raíces bien clavadas en la tierra, enamorado de la montaña, del páramo y del cañón. Volvió después de irse a probar un poco el mundo y hacerse a un oficio y entonces abrió el primer estudio de fotografía de


7C Cabecera, hizo 4 libros de fotos, ganó un premio nacional de Avianca, se construyó una casita en zona rural de Piedecuesta y se dedicó a escribir, a soñar, a desear que esta ciudad incrustada en la meseta oriental fuera algún día un sitio diferente. He tenido la gran fortuna de entrar a su casa, a su taller, a su biblioteca y a su copioso y caótico archivo. Su vocación de acumularlo todo acolita la tentación de reconstruirlo desde negativos y fotografías, bocetos y poemas, escritos, cartas, tarjetas y cuadernos viejos. En esas huellas de su memoria hay evidencia suficiente para confirmar que sus obsesiones, sus sueños y sus apuestas han sido constantes. Que la simpatía que produce en uno la ha producido ya tantas veces en los que sin duda se sentirán orgullosos y afortunados de llamarlo amigo.

Y al valor humano irreductible de cada vínculo, hay que agregarle un valor cultural y social, porque Oscar Martínez se vuelve un puente, una puerta, un nodo fundamental de la historia del arte de Santander. 50

Por lo menos en la del área metropolitana. Desde su participación en algunos hitos culturales para la ciudad, como la fundación del Museo de Arte Moderno o la creación de la Asociación Cívica Solar, hasta su estrecha amistad de largos años con maestros como Guillermo Spinosa, Jorge Iván Arango, Jorge Orduz y Ricardo Alipio Vargas, Máximo Flórez y Pablus Gallinazus, Gonzalo España o Joaquín Bretón, su trabajo (primero fotográfico, ahora pictórico) ha inmortalizado la idiosincrasia santandereana, la belleza


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7C agreste y soberbia de sus pueblos, su arquitectura, sus paisajes, y en paralelo, su calidez y su espíritu han configurado un anecdotario fabuloso junto a varios artistas -con y sin obra- de estas tierras. Son más que nombres, pintores, escritores, fotógrafos. Son almas que vivieron en constante rebelión a la falta de imaginación y el exceso de decoro de una ciudad industriosa, conservadora y reprimida.

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Cuando pienso en Oscar Martínez pienso en el mundo de lo posible, en el deseo de armonía, en el gozo, en lo que más se me ha parecido a la sabiduría. Una que no necesita tanto libro –aunque los tiene-, ni ambición –que en él es acaso espiritual-, ni doctorado –que para el estudio definitivamente no sirvió-. La mirada sencilla que encuentra magia y poesía en el cacho de venado que cuelga y el guayacán que florece, que se deleita con


H I S TOR I A S los versos bien puestos, que recibe con sonrisa a cada par de ojos que se maravillan ante su universo y que cuenta una y otra vez historias que nadie se cansa de escuchar. Porque son historias llenas de vida y en tanta fantasía uno no tiene otra alternativa que quererlo. Quererlo y agradecer. Agradecer el peso de las lecciones simples. Porque no en vano sus iniciales son un mantra y ha sido una mente curiosa y enamorada con la misma intensidad de la

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algarabía y de la serenidad, y ha bailado con el budismo y recreado conversaciones imaginarias con el señor de Morro Rico, porque se pregunta por qué vivimos pero especialmente por qué vivimos así, por qué la avaricia y los horarios y tantas sogas al cuello, por qué puñetazos y noes y por qué infierno, cómo es que sobrevivimos como especie cuando el agua embotellada y el hormigón son reemplazos tristes de los árboles y la lluvia.


7C 70 años después de su llegada al mundo sigue allí, en su valle de Guatiguará, custodiado por samanes y castaños, recorriendo los laberintos de la memoria con Clarita y con todos los que volvemos siempre a empaparnos de historias pendientes. Historias que no caben en estas páginas, en este momento. Historias que más vale empezar a contar. *

Ana María Trujillo Ordóñez

Este texto es un fragmento de un proyecto de investigación personal sobre la generación de artistas de Santander de los 70 y 80; en particular, de mis tíos/ hijos putativos, Oscar (Martínez) y Clarita (Ordóñez).

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Empiezo, me estoy separando de mi esposa, La Sifri, una linda venezolana diría Pastor López, con la cuál tengo una preciosa hija. Creo que el golpe me ha sacado de mi centro de gravedad, saben, la gente que está en eso del arte reconoce que lo primero que uno debe hacer es conectar su centro de gravedad con la tierra, sin eso no se puede hacer nada. Así que me siento como ese astronauta que enviaron al espacio en un carro solo por publicidad, mucha gente ha hablado de que ese dinero se hubiera podido invertir en combatir el hambre o cualquier otra cosa, para mí es otro de los caprichos del capitalismo, nada nuevo. El punto es mi sensación de ingravidez, como una hoja al viento, o como lo dice el maestro Barba Jacob “era una llama al viento” y luego me acuerdo de su canción de la vida profunda:

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar: el alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Le pedí a Edson Velandia que me dejara colar en la inauguración de Municipal, el bar revelación que abría las puertas a una nueva era cultural, así decían. Sabía que podía hacerlo porque había invitado a La Sifri al evento antes de regresar a Venezuela, y ya que ella no estaba en la ciudad quise ocupar su lugar. Edson y Adriana se han convertido en grandes amigos nuestros, su apoyo ha sido vital para nosotros en lo que ha sido este

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retorno obligado. Le dije a Edson que “era para hacer algo” y el man se hecho a reír y dijo “hágale”. Nos quedamos de ver en Kussi Huayra, epicentro y promotor de la cultura en Piedecuesta, allí se realizaba una chocolatada para la recolección de fondos de un grupo de mujeres que quieren ir a pasto al Encuentro Voz de Vida. Adriana cantaría junto con Edson para llamar la atención pero como que las expectativas no fueron satisfechas, sino fuera por la solidaridad de la gente aquí las cosas no funcionarían, me digo. Poca gente asistió, aún con toda su trayectoria, Edson en Piedecuesta no arrastra tanta gente para este tipo de eventos como por ejemplo lo puede hacer en Bogotá, no sé porque será, todos en Piedecuesta queremos entrar gratis a sus toques en Kussi Huayra por sentirnos cercanos a él, ¿será por eso? O ¿será porque Piedecuesta es un pueblo muy pequeño (en población y comprensión) y uno no puede esperar más? O ¿Por qué en Santander no nos gusta pagar por cultura? En la entrada de Kussi estaba El León Pardo, o Jorgito como lo llaman en la casa Velandia, hablamos un rato de historia patria, y su concepción sobre Bolívar, el tirano. “La historia la escriben los vencedores” y la verdad es que hay mucho que decir de nuestra historia. Próximos a una elecciones la putrefacción de nuestro sistema político se evidencia pero ¿acaso que esperamos? Somos los hijos de un movimiento de delincuentes y contrabandistas que se independizaron de España porque querían mantener el contrabando y no pagar


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NOCHE DE VERBENA Alcohol, despecho y velandia y la tigra, que mejor cรณctel para ir a la inauguraciรณn de un bar. Por: Diego Camilo Figueroa

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El Leon Pardo y sus conversaciones profundas impuestos.... ¿Será muy duro decir esto? Sé que los españoles que vinieron a estas tierras en tiempos de la conquistas provenían de las mazmorras españolas, sé que violaron y masacraron a pueblos indígenas que a su vez masacraban a otros pueblos indígenas, me dice el León “Pizarro llegó con solo 110 hombres y tumbó el impero más importante de Suramérica, ¿Cómo lo logró? Se le unieron los pueblos subyugados por los Incas.”

de todo aquel dantesco panorama y no sé qué esperamos, y no sé de donde venga esa sensación de grandeza que nunca hemos sido, la historia de los vencedores ha disfrazado la barbarie en un mito de independencia.

Y parece que lo mismo fue con los Muiscas. Sé que trajeron millones de esclavos del África que trataban peor que a los animales, sé que somos herencia y mezcla

Veo a la gente en las gradas de piedra y algunos ni hablan, solo contemplan, parece que solo es estar ahí, dejando que pase el calor de las paredes de la casa, o

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En fin, había más gente en el parque de Piedecuesta que en Kussi, es tradición en este pueblo ir al parque o por lo menos de los sectores populares, es su zona de distracción/diversión.


H I S TOR I A S tal vez tomando algo de aire de la pesadez de la cotidianidad, a La Sifri le gustaba también ir al parque a sentarse a contemplar, ver a Amaranta jugar con las palomas y sorprenderse con la luz y música de los trencitos infantiles es maravilloso. Luego me topo con el conejo, el tema en común, Venezuela. Recién llegaba de allá, así que pidió informe, “la cosa esta dura” le dije “la vaina aprieta cada vez más”. Tengo amigos allá que se están enriqueciendo groseramente al igual que tengo compañeros universitarios que asumen cargos importantes en las instituciones del gobierno o de las universidades del gobierno y están vencidos, perdidos, como yo, fuera de eje, no saben qué hacer, ni a quién seguir, uno de nuestros problemas como latinoamericanos es la necesidad siempre de tener alguien quien nos guíe y diga qué hacer, no confiamos en nosotros mismos y nuestras capacidades, poco lideramos, somos pueblos que sigue gente, no que abre caminos. La mayoría de la gente en Venezuela tiene sus neveras vacías, el gobierno venezolano ha encontrado la forma de construir su maquinaria electoral, la renta que ahora se traduce en bonos o en cajas de comida. ¿Cuál es el problema de Venezuela? “Su economía rentista”, me dijo el padre Javier Giraldo cuando estuvo en el Festival de la Tigra “Ninguno de los procesos progresistas que recientemente gobernaron en América latina tocaron la estructura del sistema económico capitalista que albergaban sus países.” El caso es que en Venezuela el agravante es su rentismo, el cuál lo

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llevo a un proceso de importar el 95% de lo que consumían, sin poder importar ahora, la debacle es mayor y la hambruna se asoma. El gobierno para tratar de paliar la situación ha girado cada vez más a la Derecha y hoy día se asienta en Venezuela uno de los gobiernos más neoliberales de su historia en nombre del socialismo, el golpe es duro, el golpe es moral, quieren pulverizar cualquier rastro de izquierda, el sistema golpeó duro, el contragolpe debe ser más duro todavía. Venezuela es un interesante laboratorio social y económico para el sistema, hay mucho por lo cual reflexionar desde la izquierda, hay que sacar muchos aprendizajes de tan devastadora historia. Terminado el evento en Kussi regresamos a Teyuna, Anderson el medico compinche, celebraba su partida de estas desérticas tierras. Luego de haber ganado su cupo aquí en una especialización médica pudo más la palanca y la plata para que se la otorgaran a otro. Escupiendo rabia Anderson dijo me voy, se presentó en México y se ganó una plaza en el DF, algo que millones de médicos mexicanos intentan una y otra vez pero no lo logran, razón: en México solo se ofrecen los cupos que necesita el sistema de salud, a veces pasan años y no se ofrecen cupos, obviamente Anderson tiene un futuro prometedor en otras tierras. La celebración tenía que ser por lo alto, familia y amigos se acercaron a darle una felicitación y buena mar a quien ha sido un hombre muy noble y sensible con sus allegados. Allí continuamos la plática con El León, ya los temas fueron otros, la vida, las mujeres, la música y el amor, se estaba consumiendo el tiempo a la espera


7C de la llamada para salir a Bucaramanga. Prendidos y agarrando altura, llegamos a Municipal Calle 48 # 34–30, la entrada del lugar ya te indica que estamos frente a algo nuevo en Bucaramanga y que sus referentes son extranjeros, me preocupó que le fueron poniendo manillas amarillas al combo y obviamente yo era el pegado, pero haciendo uso de las enseñanzas de mi tía Lucila que se colaba en cuanto evento con solo actitud, pues me mantuve en mi actitud de cineasta en cannes y como si nada entré. Sí, el lugar sorprende, se nota la mezcla entre remodelación, decoración y administración de la plata; el concepto está claro y logrado, obviamente se está iniciando y con el tiempo se puede ir mejorando los acabados, “hay que recuperar la inversión”, que se nota, es mucha, la apuesta es grande pero la ganancia es doble, el lugar estaba repleto. La verdad es que no tiene nada que envidiarle a los bares que El Leon Pardo sus conversaciones profundas estánycreciendo al oriente de Berlín, Nueva York o París. Sí, buen gusto en la decoración, una acústica impecable, una inteligente distribución del espacio pensado para rumbear, bailar, poguear, coquetear, hacer negocios, conocer gente y disfrutar buena música. Recordé el cartel del mes de febrero y la verdad es que auguró un buen despegue. Municipal es el proyecto de cinco amigos, ya de entrada algo innovador en Santander, mi papá se la pasa diciéndome “el santandereano solo hace negocios con su familia” no sé qué tanto sea verdad, lo que sí se es que el santandereano trabaja solo, es la competencia en el país con el

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paisa montando negocios pero sus estilos son bien diferentes, el santandereano se mata trabajando y administra hasta las migajas, algunos dirían que es una actitud miserable, no lo sé, lo que sé es que estas tierras son desérticas, casi no hay agua y la gente pelea con los suelos para poder cultivar; aun así es uno de los departamentos con una importante producción agropecuaria. El ambiente se va elevando con la llegada de Edson y el toque empieza, la gente se anima, creo que la mitad de los asistentes son seguidores de Velandia la otra mitad son niños bien que por primera vez lo escuchan y alguno que otro caraqueño del este que aún cree que vive en su gloriosa Venezuela Saudí y piensa que está en Altamira. Obviamente Edson está contento, lo dice en público,

“gracias, por darnos trabajo aquí cerca”, sé que Edson está buscando esto, por eso el Festival de la tigra, los artistas necesitan de público y eso sí que le ha costado a Edson aquí en su tierra, no sé por qué nuestras tierras son tan ingratas con su gente, pero su gente es muy agradecida con su tierra. Edson no ha querido irse de Piedecuesta, todos sabemos que su proyección nacional e internacional sería distinta si viviera en Bogotá, pero este hombre ha resistido y sigue resistiendo a ese modelo. También sé que es su tierra, la cual nutre sus raíces, obviamente está el tema de perder la magia y la esencia al separarse de la tierra. En Piedecuesta hay grandes artistas, en Santander también y por lo que me dice el León, en los pueblos


H I S TOR I A S pequeños de la costa abundan, y por todo el país también, el problema es que son desconocidos, pero no hay músico que no me diga que éste movimiento musical colombiano ha sido gracias al internet; Y aún no se ha sabido aprovechar al máximo.... El toque sigue, Edson mide la temperatura, ve la mezcla en el público, allí es donde aparece su ironía y su estocada, toca Gloria del monte y agradece a David Murcia Guzmán porque con su ayuda se pudo financiar el lugar, le entendí algo así como que el hombre ya caminaba libre por las calles del país, si se lanza de presidente y su proyecto es

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democratizar las pirámides financieras seguro gana, yo votaría por él, al final somos un país de delincuentes y David ha demostrado que es uno de los nuestros, ¿Por qué votar por esos delincuentes que han gobernado por 200 años y que además solo le dan a su gente? Todos sabemos que si hubiera sido por David, le hubiera reintegrado el dinero con todas sus ganancias a todos los que invirtieron en su pirámide, pero no, una vez acumulado el gran botín solo fue necesario intervenir y quedarse con esa plata. De vuelta al toque los ánimos se fueron elevando, un pogo timorato se hizo en la pista, la gente lo


7C estaba disfrutando, la verdad es que yo también; desde el embarazo de Amaranta no salía a rumbear, era mi primera vez en 2 años y se me había olvidado la sensación, si bien no era lo mismo, me sentía un poco más maduro, (es decir, con más responsabilidades) disfrutaba del ambiente, creo estoy volviendo a mi centro pero un centro distinto, se me hacía familiar, fue recordar mi época de soltero, cuando éramos felices y no lo sabíamos, decíamos con La Sifri, me puse a pensar si fuera ella quien estuviera aquí o si ella estuviera aquí, seguro lo hubiera disfrutado mucho, es un ambiente que coincide con su momento, un lugar de liberación, creo que ese es el objetivo cuando uno sale, liberarse, y Municipal lo logra con todo, en la juventud. Eso es lo que uno se lo pasa buscando e incluso algunos llegábamos a niveles de una liberación que se acercaba a la autodestrucción, y también lo vi allí. Buen augurio le veo a este proyecto de amigos, ojalá el público lo acoja en su seno, lo El Leon Pardo y lo suspatrocine. conversaciones profundas cuide, La cultura y la música en Santander lo necesita, esa es la forma de hacer artistas, patrocinándolos y Municipal es un espacio de patrocinio, por eso la alegría de Edson. Esperemos que este sea el inicio de una nueva era para Bucaramanga, esperemos que también sea una nueva era para los comerciantes santandereanos, sé que este no ha sido el primer proyecto innovador que se ha querido levantar, sé que en la cultura comercial santandereana prima la envidia y la coñoemadres, (con el tiempo tendremos que adaptarnos a las groserías venezolanas), espero que los comerciantes de Santander estén entendiendo que propuestas nuevas no significa la desaparición del negocio sino una

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oportunidad de crecer y de ponerse a la altura de otras ciudades, que es una forma de atraer más gente, que crear cosas nuevas es beneficioso para todos y trae mas turista. En la mitología de mi familia está el negocio de mi abuela, que llego a ser una de las principales distribuidoras de leche de Barrancabermeja gracias a una idea que se le ocurrió: refrigerar la leche. A la pasteurizadora no le gustó la competencia y poco a poco fue partiéndole las botellas a los proveedores para hacerla quebrar, luchó hasta el final, pero venció el más fuerte. Esperemos que esto no le pase a municipal y que los negocios vecinos entren en la corriente, que la idea no es cagarle el negocio al otro sino ver cómo nos complementamos. Buenos augurios para municipal, buenos augurios para la cultura en Santander y buenos augurios para mi relación con La Sifri, esperemos seamos mejores padres... mejor no, esperemos sepamos fluir, tanta exigencia ha matado.


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