Clarimonda #18: Música, literatura y arte

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C O L A B O R A N TEXTOS / Fausto Alzati Fernández•Nektli Rojas•Juan Alzate•Koyote Lagañas Cosmodelia•Emilio Arturo Medina Galicia•Ana María Vázquez Salgado Alba Sovietina Estrada Cárdenas•Dinko Pavlov•Eduardo Yáñez Rivas Roberto Reséndiz Carmona•Toto Merino Amézcua•Dinorah Coronado Florian Vachelard•Paul Medrano•Félix Aguilar Martín Queta Navagómez•Arturo Accio•Adriana Ventura Pérez Gabriel Fuster•Jorge Plata•Claudia Gómes Cañoles•Ximena Cuenca Graciela Salazar Reyna•Haydeé Ramos•Aarón Romero González Rogelio Villareal•Cardiela Amézcua Luna•Daniel Wence•Manuel Noctis GRAFICA / Colectivo Petra•Othón Ramírez Ruvalcaba•Daniel Barrera Christian Cortés•Israel García Corona•Koyote Lagañas Ricardo Trigos•Rosalba Ceja Urrutia•Ulises Ortíz Christiaan Núñez•Ramón Merino

Año 4 / Número 18 Morelia, Michoacán, México Marzo-Abril 2008 Cooperación $ 20°°

Los Clarimondos agradecen...

M Ú S I C A / L I T E R AT U R A / A R T E Lo demás, son horas extras... www.revista-clarimonda.blogspot.com revista_clarimonda@hotmail.com


DIRECTORIO

EDITORIAL

[ DIRECTOR, EDITOR, VENTAS, CONSEJO EDITORIAL, DISTRIBUCIÓN, DISEÑO, R.R.P.P., CONTADOR, ETC. ]

En este número, Clarimonda acecha no a una, sino a tres víctimas: Música, Literatura y Pintura; y no es por sed ni por hacer alarde de que todos somos víctimas de Clarimonda, más bien es para abrir sus horizontes a más posibilidades de creación, tanto a artistas con un largo camino recorrido, como a los que apenas dan sus primeros pasos.

Manuel Noctis Daniel Wence ARTE Y DISEÑO

Ramón Merino / SAE Diseño CC /saeprod2000@yahoo.com

ASISTENTE GENERAL Yuritsi Cuevas CORRECCIÓN DE ESTILO Daniel Wence CONTACTO Y COLABORACIONES revista_clarimonda@hotmail.com www.revista-clarimonda.blogspot.com

Es por esto que el municipio de Erongarícuaro, Michoacán, gracias a Echeri A. C. a Thiuime S. C. y a SAE Diseño, abre también sus puertas para vivir el arte en compañía de La Muerta Enamorada en el primer Festival de Arte Joven (cuya víctima principal es la música), parido justamente con el sudor y los esfuerzos creativos de estos cuatro grupos. De la misma forma surge el número 18 de Clarimonda; de modo que, querido lector, en tus manos tienes una edición especial de esta revista: diversas formas de ver, oír, escribir e interpretar las manifestaciones artísticas, más el toque creativo de Ramón Merino. Así es como Clarimonda llega a su mayoría de edad, lo festeja y bien, a lo grande, como es debido: brindando con ustedes, escuchando nuevas voces y agradeciendo infinitamente a tod@s l@s que dejaron aquí su huella. Daniel Wence. El niño y anciano (Introspectiva) / Christian Cortés / Mixta sobre lienzo / 1.30 x 50 cm.

CLARIMONDA Numero 18 Año 4 . Marzo / Abril 2008 Decimoctava víctima: Música, Literatura y Arte. Cel. 4431614432 Impresa en Impresiones Garcés Libramiento Ignacio Zaragoza N° 3700, Pátzcuaro, Michoacán, México. Tel: (01-434)342-5993, correo electrónico: impresiones_garces@hotmail.com 2

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A LT E R N - A R T E ¿EXISTEN HOY CONTRACULTURAS? Fausto Alzati Fernández Nuevas noticias del ex-cyberpunk y ciberdélico R.U. Sirius, que actualmente firma como Ken Goffman La contracultura a través de los tiempos. De Abraham al acid-house, Ken Goffman y Dan Joy. Anagrama, 2006. Analizando los movimientos contraculturales desde la Grecia antigua hasta la era digital, pasando por el sufismo y el hip hop, entre muchos otros, Ken Goffman estudia la naturaleza y los valores de estas manifestaciones sociales y plantea nuevas alternativas para interpretar la historia. En esta breve y a la vez enciclopédica obra, Ken Goffman alias R. U. Sirius (S. N. Serio), precursor del movimiento cyberpunk y candidato presidencial en Estados Unidos en 2000 por el Partido de la Revolución, apoyado por Dan Joy en la documentación del trabajo, incita a considerar la historia desde sus oposiciones, presentando una profusa cronología de los movimientos contraculturales más notables de la historia. Al principio del volumen, Goffman define contracultura como algo que “florece dondequiera y cuandoquiera que unos cuantos miembros de una sociedad eligen estilos de vida, expresiones artísticas y modos de pensar y ser que abrazan con entusiasmo el antiguo axioma de que la única constante verdadera es el cambio en sí mismo”, como un fenómeno dinámico que se manifiesta en diferentes épocas con distintos rostros. Así, descubre y entreteje hilos que vinculan al sufismo con la bohemia parisina de principios del siglo XX y el descubrimiento del LSD; la ilustración y las protestas estudiantiles de los sesenta con los trovadores del siglo XVI y el free jazz después de la bomba en Hiroshima; el budismo zen, los ciber-piratas y la música electrónica con los poetas románticos, Allen Ginsberg y el hip hop. Con un estilo emocionante y fácil de seguir, Goffman presenta la historia del rechazo al status quo, y su recurrente asimilación. Según el autor, hay dos leyendas que informan el espíritu de la contracultura: 4

Prometeo robando el fuego del Olimpo para dárselo a los hombres y con ello repartir los conocimientos necesarios para desestabilizar la supremacía absoluta de los dioses, y el Abraham bíblico que destroza los ídolos de cerámica de su padre para luego ser exiliado. Estas fábulas expresan dos elementos esenciales de los movimientos contraculturales: que son agentes desestabilizadores con aspiraciones de justicia, y que representan visiones que surgen desde los márgenes geográficos e ideológicos de una cultura hegemónica. Basándose tanto en investigaciones que ha realizado como en su propia experiencia, Goffman traza ingeniosamente el flujo de estas instancias de resistencia a través del t i e m p o, p l a n t e a n d o q u e n o necesariamente son meras oposiciones a lo establecido sino expresiones que poseen valores propios que se repiten históricamente. Recorre desde la antigua Grecia hasta la era digital, situando al lector en el presente con entendimiento, escepticismo e inspiración. La contracultura a través de los tiempos. De Abraham al acid-house es una invitación a conocer esa fuerza que en cada época y lugar surge de distintas formas para alborotar, desafiar y transformar el entorno. Revisar la historia permite vislumbrar el futuro. Esta obra concluye con un capítulo vivaz y certero en torno a la filosofía del hacker quien, como Prometeo, se dedica a la distribución justiciera de la información. Goffman pone en duda las interpretaciones de la historia que hoy conocemos y sugiere que con el tiempo y con la apertura cada vez mayor de los canales informativos se realizarán nuevas exégesis históricas que tomarán perspectivas antes marginadas. 5


Hoy en día es relativamente sencillo editar tu propio texto, música o video y subirlo a la red: no hacen falta las imprentas, y las censuras se pueden evadir fácilmente. De este modo, crecen exponencialmente los mensajes que podemos emitir y recibir, así como sus posibles destinos. Con mayor fidelidad y velocidad, este acceso informático facilita la construcción de perspectivas múltiples para entender la cultura en la que vivimos, así como las alternativas a ésta. Nuestras creencias, hábitos y comportamientos se interrumpen y enriquecen con versiones variadas de los hechos. Al ir descubriendo alternativas a la versión oficial de la historia, al contemplarla desde varios ángulos, los lentes con que es percibido el presente y el futuro aumentan, exponiendo lo que obviamos, haciendo aparentes cosas antes ocultas. Así es como la creatividad necesaria para solucionar los problemas globales que hoy nos acechan emergerá con una visión nítida llena de propuestas y variantes mutantes. ¿Será otra ola en la marea de la contracultura? Cortesía: www.rizomas.blogspot.com

Charros Cibernéticos / Othón Ramírez Ruvalcaba / Acrílico sobre papel y madera / 70 x 100 cm / 2003.

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101 años con Stéphane Grappelli Nektli Rojas y Juan Alzate (Morelia, Mich.) Grappelli es una de las figuras más importantes y conmovedoras del jazz. Junto con Django Reinhardt, es uno de los dos creadores del jazz manouche. Además, una de los músicos más importantes del jazz fuera de los Estados Unidos. Como es bien sabido, el concepto de jazz comienza con Louis Armstrong, en los años veinte de Estados Unidos. Su forma de cantar y tocar la trompeta impresionó al mundo entero. En los años veinte y treinta, en Francia estaba ocurriendo una mezcla interesantísima de la música popular con el jazz. La tradición de la llamada canción francesa fue de enorme importancia para el desarrollo de la canción y la música populares en varios países del mundo.

( Le Em Rein

A principios de siglo, en 1908, nació en París Grappelli, de padre italiano y madre francesa. Desde los cinco años recibió educación musical y artística en los talleres de Isadora Duncan. Como su madre murió cuando él tenía cuatro años y como su padre fue enrolado en las tropas francesas durante la primera guerra mundial, él tuvo que ir a un orfanatorio. Cuando su padre regresó, vivieron juntos en una miseria terrible. Pero este padre italiano enseñó a su hijo solfeo y piano. Entonces, alrededor de los trece años, su padre le regaló un violín de segunda mano y Grappelli empezó a tocar en las calles para obtener dinero. Grappelli consiguió estudiar en el Conservatorio de París y entró a la orquesta del Teatro Gaumont para, más adelante, tocar el piano en un cine mudo. En estas épocas tuvo una gran preferencia por Debussy y Ravel. Pero el sonido Armstrong estaba en el aire y Django Reinhardt, el dios de la guitarra, lo respiró y, mezclándolo con toda su tradición y su talento, lo transformó. En 1934 Django y Grappelli grabaron por primera vez una canción con Jean Sablon: Le Jour Où Je Te Vis. El contrabajista Louis Vola lo hizo tocar con Django en la orquesta que dirigía en los tés danzantes del hotel Claridge. Como alternaban con un grupo de tango, tenían tiempo de descanso. La leyenda dice que en esos momentos de espera, Django escuchó a Grappelli improvisar y se puso a tocar con él. Ahí se inició el famoso quinteto del Hot Jazz Club de France, que fue famoso por su inusual formato: sin batería ni piano, con tres guitarras (dos rítmicas y una líder), un contrabajo y un violín. Las guitarras rítmicas eran Joseph Reinhardt (hermano de Django) y Roger 7


Chaput (o a veces Pierre Ferret), Louis Vola estaba en el contrabajo, Django en la guitarra principal y Grappelli en el violín. Django insistía para que una sola guitarra acompañara los solos de Grappelli, y fueran dos las que acompañaran los de Django. La relación entre Grappelli y Django fue musical y personal. Fue Grappelli quien le enseñara a leer y escribir a Django (al menos en mayúsculas) y de ahí Django estamparía su firma en todos lados, incluidas paredes. “Dudaba acerca de tocar música moderna en el más clásico de todos los instrumentos, el violín. El genio de Django barrió con todos mis temores”, dijo Grappelli acerca de la introducción del violín en el jazz. Las composiciones eran de ambos o estándares de jazz en versiones fabulosas. Los solos, maravillas de Django o de Grappeli. Los arreglos de los dos. Así surgió el jazz manouche. La música manouche se caracteriza por tener influencias de las culturas del medio oriente y Europa, por mostrar un cada vez mayor virtuosismo en los instrumentos, preferir los tempi rápidos, tresillos y apoyaturas, además de tener un importante componente de improvisación. Mezclando este bagage cultural a las formas del jazz (armonía de jazz, improvisación jazzística, swing), Django y Grappelli crearon lo que se llamó el jazz manouche y contribuyeron así al crecimiento de ese monstruo divino al que se conoce como jazz. La segunda guerra mundial separó a Django de Grappelli: Django regresó a Francia y Grappelli se quedó en Londres porque estaba enfermo. Ahí resistió toda la segunda guerra. Al término de esta barbarie, ambos se reunieron a tocar. Surgió ahí una de las piezas más legendarias en la historia de la música Echoes of France. Se trata de una versión de La Marsellaise que ellos improvisaron prácticamente sin ponerse de acuerdo y que causó tal impacto que fue destruida. Más adelante fue grabada de nuevo en Inglaterra y por eso su nombre mítico está en inglés. Después de la guerra, Grappelli intentó revivir al quinteto, pero sin éxito. Con la muerte de Django en 1953, se inicia la segunda etapa e la carrera de Grappelli. Acompañó a Coleman Hawkins, el gran saxofonista, cuando éste vivía en Europa. Recordemos que Francia fue para los jazzistas negros, un refugio. Duke Ellington, Sydney Bechet, Miles Davies, Dexter Gordon vivieron allí y así mantuvieron la vida del jazz cuando un Estados Unidos estúpido y racista estuvo a punto de acabarla.

Tocó también con Bill Coleman, Barney Kessel, Clark Terry, Oscar Peterson, Gary Burton, Baden Powell, Martial Solal, Earl Hines, Teddy Wilson, Phillip Catherine, Larry Coryell, Michel Legrand, Claude Bolling, McCoy Tyner, Jean-Luc Ponty, Didier Lockwood, Joe Venuti, Yo Yo Ma, Eddie South, Yehudi Menuhin, Michel Petruccianni, Benny Carter. Su discografía incluye más de cien discos. Poseedor de un swing que hace estallar las venas, el sonido de Grappelli demuestra una técnica tremenda, un manejo absoluto del instrumento. Tiene un vibrato cerrado, muy de la época, y usa los acordes en forma arpegiada. Su estilo es descrito muchas veces como muy lírico; es decir, el instrumento logra la expresividad de una voz humana, con una fuerte preferencia por los solos melódicos. Grappelli construye melodías sobre la melodía del tema. Su contacto con los jazzistas norteamericanos le ayudó a integrar más el jazz contemporáneo y lo hizo modernizar su lenguaje. Pero Grappelli jamás perdió su sonido humano, cálido, redondo y su amor por lo melódico, su tradición francesa y su estilo manouche. El jazz es uno de los géneros más apoyados en Francia. Es ella quien, además de los Estados Unidos, le ha hecho parte de su cultura. En esta cultura, y en los corazones de muchos, Grappelli es un personaje principal. Grappelli vivió ochenta y nueve años. Todavía a los ochenta y cinco realizaba giras y se negaba a retirarse porque, decía, la música era su fuente de la juventud. En París, 1997, durante una operación de hernia, Grappelli murió. O no. Ahí está Jazz in Paris, Minor Swing, Daphné y todos los discos que grabó el príncipe del violín, como es conocido. Y ahí están los oídos de los que saben escuchar.

El Hot Jazz Club, Django y Grappelli

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TORTAS Y RETORTAS! Koyote Lagañas [México, DF. 1980]

- El Ecoloco es un mugriento changoleón de pelos negros de escobeta, vestido con una toga percudida mucho más grande que él. - Rob Zombie tiene una fijación enfermiza por las tripas y la sangre, las historias torcidas, malsanas y enfermas

El otro día, en medio de una ociosa felicidad, me puse a desempolvar mis cidis viejitos, encontrándome con uno del "padre del lounge" García Esquivel, un mexicano que innovó en Estados Unidos la calidad de la música grabada, pues descubrió las enormes ventajas del sonido estéreo, incluso compuso varios temas para ñoñas pero exitosísimas series de televisión setenteras, que ahora se consideren clásicos de la televisión como los “Monsters” y “Los Picapiedra”..., sin embargo "Nadie es profeta en su pueblo" y Juan García Esquivel lo más exitoso que hizo en México fue el tema principal de un chafísimo programa sabatino de Televisa, estelarizado por horrendas botargas de esponja doctorsimiescas con figura de sapo, lagartija, ratón y abejorro que llevaban a los niños ochenteros a viajar casi psicotrópicamente por el mundo de la historia y el arte (¡¿?!). Cuando terminé de acomodar me puse a buscar videítos en You Tube de "Odisea Burbujas" (nombre del malerrimo programa donde Esquivel escribió el tema de entrada), en esa serie hay un personaje que irremediablemente llama poderosísimamente la atención: El Ecoloco, un mugriento changoleón de pelos negros de escobeta, vestido con una toga percudida mucho más grande que él, embadurnado con grasa de motor en la cara y con un sombrero picudo, ¡igualito a Rob Zombie!. Robert Cummings, alias Rob Zombie, nació el 12 de enero de 1965 en Haverhill, Massachusetts "Músico de hard rock/heavy metal e industrial, director de cine y escritor. Su estilo vocal y su fascinación con las películas clase B", o sea de bajo presupuesto, como "Odisea Burbujas" que estaba hecha con dos pesos (¡je!). 10

Básicamente el señor Zombie tiene la mismita imagen chamagosa que el Ecoloco, sólo que el segundo se adelantó por más de quince años a que Rob formara su primera banda siquiera la cual, por cierto, extrañamente coincide con el final de la primera temporada de Burbujas en nuestro país: 1984. Tal pareciera que los dos puerquísimos personajes estaban de acuerdo en pasarse la estafeta. Por su parte Rododendro Alpuche, alias “El Ecoloco”, nació en 1950 en San Cirindango de los Baches, Municipio El Terregal, durante su adolescencia soñaba convertirse en un cantante famoso de Rock (¡como ahora lo es Rob Zombie!), sin embargo su papá José Fernando Alpuche (Pepe Nando) que se dedicaba a recolectar basura se opuso; el entonces joven Ecoloco se rebeló convirtiéndose en un ser sucio, desaliñado, que fumaba como loco, destruía la flora, hacia berrinches, escuchaba música a todo volumen, después abandonó la escuela (Rob Zombie hizo lo ídem para dedicarse al Rock and Roll), al final se asoció con otros como él para fundar el Club de Contaminadores y Destructores Anónimos. Para tratar de arruinar los planes de sus enemigos el Ecoloco se desplazaba en un vehículo de su invención llamado mugre-móvil (un tambo de basura anaranjado); Rob Zombie por su parte ha colaborado en los videojuegos "Twisted Metal" y "Need For Speed Underground" que permiten usar coches diseñados por él mismo... Don Humberto Espinoza, el actor que interpretaba al personaje, figura como una de las voces más importantes del doblaje en nuestro país; Rob Zombie también ha destacado en otras áreas como escritor, caricaturista y director de cine, luego de que su banda White Zombie se desintegrara en 1998.

Rockero Agonizante Christiaan Núñez / Lápiz / 2008

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En su faceta como director Rob Zombie tiene una fijación enfermiza por las tripas y la sangre, las historias torcidas, malsanas y enfermas, quizás producto de su infancia en un circo ambulante. Según los estándares discriminatorios y sistémicos del cine actual, Rob Zombie es un "director políticamente incorrecto"; el Ecoloco por su parte, consciente del enorme impacto social que los partidos políticos tienen en nuestro país fundó el PNA (Partido negro antiecológico "viva la mugre"), además junto con sus achichincles dirigió la organización S.I.D.A (Sindicato Internacional de Destructores del Ambiente), adelantándose otra vez a su época. Estos personajes son siniestramente parecidos, su diseño de imagen morbosamente cercano, sólo es cuestión de comparar dos de sus letras más conocidas y entonces sacaremos conclusiones: El Ecoloco con su tema personal: "Yo soy el loco Ecoloco, soy un destructor siniestro. Amo el ruido y el smog, agua y jabón yo detesto... Yo Ecoloco tumbo arbolitos, junto con flores y pajaritos. Riego basura, cáscaras, lodo. Yo contamino y ensucio todo"

Cosmodelia No hace falta más que un hombre que rechace toda esta mierda, y puede desaparecer para todos. [WSB] William S. Burroughs (1914-1997) es uno de los mayores hitos de la literatura del siglo XX. Uno de los grandes de la contracultura norteamericana, incluido erróneamente en la generación beat de Kerouac y Ginsberg; homosexual a ultranza, considerado en ocasiones misógino; longevo drogadicto (suya es la popularización del término yonqui y la defensa de la apomorfina como "vacuna" o tratamiento contra la drogadicción); viajero impenitente, especialmente por países del norte de África, Centroamérica y Sudamérica; amigo de Paul y Jane Bowles y del círculo de Tánger; difusor de técnicas literarias vanguardistas como el cut-up (el montaje aplicado a la escritura); creador de máquinas alteradoras de la conciencia como la Dreamachine; "abuelo" orgulloso del punk y "padre" del heavy metal; exiliado interior y exterior; tantas cosas... Su influencia en la cultura de la segunda mitad del siglo XX, especialmente entre la vanguardia, es abrumadora y puede rastrearse en múltiples campos, incluido el arte (Andy Warhol), la poesía (John Giorno), el cine (David Lynch) o la música (Velvet Underground, Patti Smith), por citar sólo algunos de los numerosos ejemplos que sería posible dar.

Rob Zombie con "Dragula": "Muerto soy el primero Exterminando al sol Deslizándome entre los árboles Estrangulando la brisa Muerto soy el cielo Viendo a los ángeles llorar Como ellos planeando despacio Conquistando el serpentín".

La máquina blanda [Minotauro] es una de sus obras capitales del periodo más fecundo de su producción (la primera mitad de los 60) y aunque no tiene el carácter rompedor de El almuerzo desnudo [Anagrama] ni posee la energía salvaje de Nova Express [Minotauro], no es menos cierto que sigue siendo una de sus grandes novelas.

¡Ah!, ¿verdaaaaad? “Brujer N° 1” / Othón Ramírez Ruvalcaba / Acrílico sobre papel / 70 x 100 cm. 2004 Links recomendados: Video Ecoloco: http://www.youtube.com/watch?v=nuzgUc4kGxA Video Rob Zombie: http://www.youtube.com/watch?v=N1MQW5e6KcE

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WILLIAM BURROUGHS: LA MAQUINA BLANDA

Visto todo esto conviene ir dando algunos avisos sobre lo que nos podemos encontrar en este libro. Primero y más importante: no es una lectura fácil; todo lo contrario, es ardua y compleja. Burroughs posee un espíritu críptico y sugerente, y en ningún caso tiene el menor interés en convertirse en un autor al alcance de cualquier leyente. Su estilo ha sido definido como surrealista, lo que no deja de ser un error. Burroughs no utiliza la técnica de la escritura automática que preconizaban André 13


Breton y sus seguidores. A pesar de la ruptura con el lenguaje ordinario que suponen sus textos basados en las técnicas del cut-up, es posible s i e m p re c a p ta r s u g e re n c i a s , entender algunos temas de fondo, algunas tendencias, resonancias. Burroughs más bien pretende realizar algo parecido a la pintura abstracta: sus libros, a pesar del aparente caos, están llenos de imágenes de una sobrecogedora belleza, de frases de las que se te quedan grabadas a fuego en la mente aunque sea muy difícil descubrir un protagonista claro o, siquiera, un atisbo de trama a la manera tradicional. Son frecuentes los saltos tanto en el espacio como en el tiempo. Estamos ante una literatura que modifica la percepción ordinaria del mundo. Quizás algunos ejemplos ayuden a entender algunas de estas afirmaciones. Este de aquí es un párrafo sacado al azar del libro (página 49):

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Queda claro que nuestro autor hace todo esto de una forma intencionada, quizás por una cuestión estética, o quizás por afán de ruptura con las trampas del lenguaje, que Burroughs consideraba un auténtico virus que ha corrompido al ser humano (su escritura y los cutups los consideraba armas efectivas contra el sistema de control imperante en nuestras sociedades), una huida de nuestras nociones del tiempo y el espacio, una voluntaria demolición de la narrativa lineal. En cualquier caso, y como cualquier leyente abierto a la sorpresa puede percibir, Burroughs siempre logra, gracias a estas técnicas literarias inspiradas por la técnica de los collages y montajes gráficos de Brion Gysin, frases tan brillantes como: Asaltar los Estudios de la Realidad y volver a filmar el universo. O imágenes tan poderosas como esa raza de escorpiones genéticamente alterados para que en vez de veneno inyecten directamente heroína a las venas de los adictos. Segundo aviso: a Burroughs le encanta lo sórdido, lo sucio, lo prohibido, lo pornográfico. En este sentido el libro no es apto para paladares delicados. Las escenas más explícitas (rozando muy a menudo lo desagradable) de sexo homosexual, prostitución masculina (con un ambiguo aire de pederastia), violencia brutal y yonquis en medio de la calle pasando el mono, salpican las páginas del libro, llegando a veces a convertirse en una presencia abrumadora (como muestra el capitulo Películas de 1920).

El portal en llamas blancas - Respuesta inmediata al muchacho se despierta desnudo - ¿Está boca abajo? - Ah eso y una frescura de hierro en la boca - Ven a verme esta noche en espasmos dislocadores

En resumen, ¿de qué trata este libro? Es complicado de decir. La falta de trama lineal sólo permite hablar de grandes temas que surgen y se desvanecen a lo largo de la obra. En cierta forma, toda la novela puede verse como una gigantesca metáfora. La máquina blanda que da título al libro sería nuestro cuerpo incapaz de alcanzar la trascendencia debido a sus necesidades o, más bien, sus excesos, fundamentalmente drogas y sexo extremo.

Realmente raro ¿verdad? Muchos han atribuido este tipo de escritura al continuo abuso de toda clase de drogas y, desde luego, leer páginas y páginas así acaba teniendo un efecto muy parecido al de un viaje de LSD. Ahora bien, no es ésta la única respuesta. Hay otras obras de Burroughs con un estilo más clásico, Yonqui [Anagrama], e incluso en el libro que ahora comentamos hay un capitulo entero (La Treta Maya) completamente normal.

Claro que Burroughs considera que esta situación no es algo inherente a la condición humana, sino que es potenciada y manipulada por los gobiernos y las multinacionales para conseguir un mayor control de la sociedad. Frente a esta situación, Burroughs parece abogar por un ejercicio de lucha activa contra el sistema, ya sea mediante la violencia, artefactos como la Dreamachine o el arte. Su obra, por tanto, no es un simple entretenimiento, sino un ejemplo claro de dicho combate. 15


¿Y la ciencia-ficción qué tiene que ver con esta obra? Bueno, hay aliens (o por lo menos seres que no son del todo humanos) y viajes en el tiempo (cómo no, con una técnica harto desagradable). De hecho varios capítulos giran alrededor de viajes a la antigua cultura maya, que es vista como otro ejemplo de manipulación social por parte de la clase dominante (un inciso, gran parte del libro está ambientado en Latinoamérica).

N O C H E S D E E R ATO CUANDO LA TARDE LANGUIDECE RENACEN LAS SOMBRAS. Dinko Pavlov [La Serena, Chile. 1943]

En cualquier caso, la influencia de Burroughs caló bastante entre los escritores de la new wave, que unos años más tarde iban a revolucionar el género. Ballard, Aldiss y Moorcock son algunos de sus defensores más fieles. También la gran novela cyberpunk Neuromante de William Gibson debe mucho a la obra de Burroughs, según confesó su autor en una conversación con Timothy Leary. Su influencia puede incluso rastrearse hasta los 70 en la obra de Delany.

IV Quiero tu voz cambiante como las estaciones invitando a la paz y al silencio, esa voz leve, cantarina, de manantial casi, o espesa, la locura misma… cuando quieres

Conclusión: un libro sólo apto para valientes e inconformistas, en busca de una escritura diferente y perturbadora. Texto: cut-up de artículos, libros y conversaciones sobre WSB Enlaces: Esta Cut-up Machine online permite explorar las técnicas literarias de Burroughs/Gysin. Más información, proyectos creativos a la Burroughs/Gysin y multitud de enlaces en Interzone Cortesía: www.rizomas.blogspot.com

XI Tal vez este diálogo de sordos, frases sin destino y palabras tristes, no sea más que una velada invitación al adiós.

CONTRA-TIEMPO Alba Sovietina Estrada Cárdenas [Morelia, Michoacán. 1981] Vivo los pasos de los antiguos, pero en diferentes tiempos… Vivo el tiempo de lo absurdo, cuando la gente protesta en carretas mientras los satélites atraviesan la tierra. Vivo el doble absurdo… las máquinas ya no parecen al servicio del hombre. Las piernas recorren historias de ideales, deseos y luchas, mientras las cabezas… restan en vacío… Francia, 2005. Sobre migrantes / Abril Cortéz (Colectivo Petra) / 2007

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VAGAMUNDO

Dibujo tu silueta en la soledad del Himalaya, en la sombra del recuerdo donde mora la mirada, sin cartomancia.

Haydee Ramos [México, DF. 1980]

Un buscador quiso preguntar a un sabio por su enseñanza en el camino Sufi. El sabio respondió: Si nunca has tenido una pareja en el camino del amor, ve y enamórate, luego regresa a vernos. Jami

DEVI Nueva Delhi, India, 2006

A Mik

Atravieso la montaña junto al avivar de tu cuerpo.

Intricadas ideas salidas del pulso del maraquero / Koyote Lagañas / Tinta / 2007

El sarong en tus piernas llama al delito divago el camino, y lo apresuro hasta tus manos, una cartomancia de un posible futuro.

POP Arturo Accio [Guadalajara, Jalisco. 1975]

Tus ojos no borran del horizonte a los míos Ningún punto en su recorrido. El ermitaño viejo desarraigado, el sabio del tarot joven andariego, que encarnas la faz de luz en tus palabras. Las memorias en tus silencios, antes que tus pasos viajan lejos. 18

Rosalba Ceja Urrutia / Mirada de Esfinge Mixta sobre tela / 50x70cm / 2007

Odio admitirlo pero desde que conocí a Viridiana a toda la música pop le entiendo; la que habla de amor, desamor, borracheras inocentes; no quiero saber del mundo oscuro/gris por el momento; he terminado por tragarme mis palabras, en un punto del subconsciente se guardaron las lindas canciones de adolescentes ahora aparecen a la superficie, necesito escucharlas, en el youtube no dejo de ponerlas y maldecir por qué me volvió a dejar. 19


GUERRA QUIJOTESCA Florian Vachelard [Montpellier, Francia. 1981] Y yo combato, una rama en la mano combato contra las hierbas, rompo su tallo; hablo a los árboles, ellos son mis enemigos los combato agitando mi bastón, los tallos de las altas hierbas se doblan; yo avanzo, buscando nuevos enemigos, separo el viento, yo hago girar mi espada, golpeo; pedazos de altos tallos son proyectados al azar a mi alrededor, avanzo aún. Y enseguida, mi deseo de juego caballeresco se desvanece brutalmente. Entonces volteo la cabeza hacia atrás, para ver las hierbas gigantes a tierra, veo a mis enemigos vencidos… el instante siguiente, la naturaleza vuelve a ser naturaleza Entonces tiro mi bastón, miro a mi alrededor Y me digo: “un día de soledad recomenzaré”. La naturaleza se retransformará entonces de nuevo en un campo de batallas: en otro día; es seguro…

GUERRE QUICHOTTESQUE Et je me bats, une branche dans la main je me bats contre les herbes, je casse leur tige ; je parle aux arbres, ils sont mes ennemis je les combats agitant mon bâton, les tiges des hautes herbes plient; j'avance, cherchant de nouveaux ennemis, je fends l'air, je fais tournoyer mon épée, je frappe ; des morceaux de hautes tiges sont projetées au hasard autour de moi, j'avance encore . Et puis, mon désir de jeu chevaleresques s'évanouie brutalement. Alors je tourne la tête en arrière, pour voir mes herbes géantes à terre. je les regarde mes ennemis vaincus… l'instant d'après, la nature redevient nature . Alors je jette mon bâton, je regarde autour de moi. et me dit :"un jour de solitude je recommencerai”. La nature se retransformera alors de nouveau en un champ de batailles ; un autre jour; c'est certain.. (Traducción del autor)

RUTA DE CIPANGO Gabriel Fuster [Veracruz, Veracruz. 1959] JL 012 El Zen es un barco que hace agua por todas partes, quieta nave cuya tripulación consta de un timonel ciego, un contramaestre sordo, un capitán mudo que guarda una rosa votiva por brújula y un libro de bitácora que dice: "Salimos del puerto de Ninguna Parte y vamos rumbo a las costas de No Sé Dónde".

Sobre migrantes / Juan Bóllas (Colectivo Petra) / 2007

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El sen té destilado- simplemente me hace cagar.

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DIAS AZULES Roberto Reséndiz Carmona (Zamora, Michoacán) Para Fernando Luis Pérez Poza

Me gusta que los niños griten consignas socialistas que las mujeres pelirrojas pasen al frente de la iglesia peregrina los días azules, las doncellas de negro, un campanario tañendo para nadie. Puedo esperar en las rocas cuatrocientos kilómetros de tedio beber ocho copas de hierbas con los ojos cerrados jugar al solitario ser un paria vestido de blanco con una begonia entre los brazos. Me gusta no saber si es martes o domingo tirar las cartas, leer los dedos de las manos, ser paciente enfermo de derrotas caminar a oscuras en estaciones de abordaje en donde nadie vende billete al paraíso. Me gusta no saber si la mañana tendrá corpiños de seda condensar ocho horas de espera en la terminal catorce pasar “Entre Lusco e Fusco” entorpecer palabras, perder el sentido, despertar en cualquier hostal de caminante. Me gustan las mujeres desnudas con tatuaje en los tobillos flotar entre pétalos naranjas vivir como loco arrastrar carruajes del siglo diez y siete morder el polvo el cascarón que duele todavía. 22

Me gusta cruzar los puentes de las ciudades congeladas el secreto musical del albedrío las huellas de las piernas cálidas correr, sentarme, extraviar, el boleto de vuelta, las páginas del diario de mañana. Me gusta regresar al mar encontrar, la piedra que faltaba…

ME,TE,MO(S). Daniel Wence

La fe Ricardo Trigos Tinta sobre papel 40 x 40 cms 1993

No conozco la ciudad cuando te busco viento, derrumba(te): las casas son refugios de tu mala faz, mundo redondeado y puntiagudo te miro, dormido al lado de un árbol, viejo y cansado mirando los años atravesar, los ojos se tumban en la cama, de agua que sin sal pasa por esta cara, dolorida y tierna la vida cura(me): las heridas son un profundo hueco, que tu dedo sane con su ardor al cielo, miro las madrigueras con cierto cariño, te dije que la vejez venía por ti, hablo al oído y no escuchas(te): las palabras son colmillos que a veces matan, al primero que tocan las hojas/se le vuelve vicio ver el otoño, recuerdo que no sabía quién era(mos): la vida en pleno goce de la juventud, se vuelca el sueño en una taza de café incoloro, ese cuerpo de un azúcar mitigante como usted, vino a agudizar el gusto por dormir(me): pensando en el frío que de la noche se aprovecha, de la ausencia no tengo nada qué decir(te): sólo sé que sigue en pie la gana de no morir ahogado, quiero ver el tiempo nuevamente, entre mis manos se evaporan los caminos, recorridos fueron los temblores, me invaden nostalgias de esas que asesinan, la ciudad no conocía al buscar(te): la cara se hizo vieja también, las manos se volvieron polvo en un segundo, voy a pensar en esa faz de nuevo, confieso que no puedo hacer otra cosa, te recuerdo que el aire no sopla en vano, tiene su razón de ser la vida, pasa y acelera el paso recordando(me): las veces que volvimos cielo al mar, y al contrario de lo que todos piensan sé llorar(te): porque siempre brindo por eso, te digo que no conozco la ciudad, cuando busco viento y (me) derrumbo, al soplo de un instante nada más me fui. 23


LA BANDA DEL CARRO ROJO Paul Medrano [Ciudad Victoria, Tamaulipas. 1977] Dicen que venían del sur, en un carro colorado, sonaba la canción que Esteban el chofer ponía con frecuencia en el estéreo. La rola hablaba de narcos, balas y muertos. Pero eso me valía madres, yo sólo quería y quiero ser tráiler. Sí, ese es mi sueño. Llegar a ser tráiler. Sí, un tráiler: t-r-a-i-l-e-r. Esos gigantescos caracoles del asfalto que vemos en las carreteras o sombreando en las gasolineras. Alguna vez se lo dije a alguien pero ni caso me hizo. Quizá fue a Esteban o Isidro, el mecánico. No recuerdo bien, pero nadie supo entender lo que dije. Eso creo, porque sólo bosquejaron una cara de asombro, voltearon a los lados (y hacia arriba, yo vi) y continuaron su trabajo. A mí nunca me llamó la atención ser doctor, como mi primo. Ni me interesó ser cometa, como mi hermana. No. Yo no. Desde que tengo uso de razón, siempre he soñado con llegar a ser un tráiler. Pero no crean que sólo porque vi BJ Mckey o Halcón desde el estacionamiento de la casa. No fue por eso. Tampoco porque miré en televisión las aburridas carreras de esos armatostes, previamente convertidos en ligeras máquinas con infinidad de calcomanías en su carrocería de fibra de vidrio. Es más, no tengo un solo poster de esos tráilers bien arregladitos que tanto abundan en talleres mecánicos o restaurantes de paso. No sé de dónde diablos encontré ese sueño quizá loco de llegar a ser tráiler. Sólo llegó a mi mente y se quedó impregnado. No importa el color, ni el modelo. Sólo ansío ser un tráiler con gruesos escapes, enormes llantas y motor rugiente. Así nomás. Sin tanta parafernalia que suelen usar los microbuses o camiones de pasajeros. Quizá fuera más lógico aspirar a ser un auto deportivo: Ferrari, Lamborghinni, Mercedes Benz. O un clásico: Rolls Royce, Mustang, Corvette. Pero no, ni siquiera porque he visto algunos de esos inmortales cuerpos mecánicos en mi ir y venir por algunas calles de la ciudad. Me he percatado cómo arañan el pavimento para dejar la huella de su potencia. Reflejé mi imagen en su impecable pintura que parece brillar a la menor provocación de luz. Pero ni eso logra quitarme la idea encarcelada en mi mente. Sólo quisiera ser tráiler. Andar en carretera sin parar. Llevar carga por cualquier camino habido y por haber. Devorar kilómetros y partir asfalto sin importar lluvia, nieve o abrumante sol. Sólo andar y barbechar el aire cual rebanadas de pastel. Escuché por ahí que un tráiler es difícil de manejar, que consume grandes cantidades 24

de diesel (que es el combustible que utilizan) y que suelen tener una vida condenada al trabajo pesado. Mas no me importa. Por supuesto que conozco traileros. Seres extraños, toscos, diferentes. No son como los choferes comunes. Suelen profesar un cariño especial a la máquina, tanto, que andan por la vida en abierta comunión. Ambos son esclavos de la carretera, donde suelen pasar la mayor parte de sus días. Hasta que uno de los dos abandona la rutina para recluirse en el hospital o en la morgue; el taller o el deshuesadero. Quizá los sueños sólo sean fotografías de imposibles, o meros antojos que nunca llegaremos a saborear. Quizá nunca llegue a ser un tráiler. O a lo mejor sí. Mas por el momento, me satisface la sola idea de ver mi sueño aterrizado en una frase: “De grande quiero ser tráiler”. Así, con grandes letras blancas, sobre la defensa trasera de mi carrocería. Aunque por ahora sólo sea un vochito rojo.

Sobre migrantes / Juan Bóllas (Colectivo Petra) / 2007

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TOQUE DE QUEDA Graciela Salazar Reyna

arenoso de sus conchas orienta el camino. Sshhh… Todo el pueblo duerme, excepto Crucita, su curiosidad le ordena escuchar con atención el pasado; hila y deshila por que la vida pasa, borda sobre los colores del sol, espigando respuestas.

A nuestros amigos de Nocutzepo Ya no era tan importante delimitar el tiempo, para qué contarlo en el reloj si está siempre cerca, se dijo en voz baja; “pudieron haber sido tres siglos, cuatro o lo que duran los sueños”, cuánto dura un sueño, se preguntó esa mañana transparente, con olor a retamas frescas. El óxido del suelo y la cadencia de los pinos trajeron de nuevo, más nítidas que nunca, luces y sombra de aquellas tardes. Ahí estaba, insistiendo, con sus sonidos de mar y viento estacionado entre las chozas; parecía dominar, milímetro a milímetro, el pequeño y silencioso poblado. Era toque de queda. -Anden, a la cama. -Y los ojos acanelados de Crucita interrogaron callados- Ya es hora, nadie tiene permiso de estar levantado; parece mentira, las gallinas les ponen la muestra. En sus recuerdos o en los rincones de su patio de niña, no sabía bien a bien, desde dónde llegaban; pero las imágenes crecían con la voz cantante de la abuela y tomaban cuerpo. Un hombre venado, tal vez un venado que quiso nacer hombre, rondaba con pasos de césped los terrenos vecinales; danza y vuelo eran lo mismo en él, ligero como las plumas del colibrí que llegaba por sus flores entrada la primavera, denso también, como las nubes de lluvia.

Sobre migrantes / Ernestto Contreras (Colectivo Petra) / 2007

INANICION Cardiela Amézcua Luna (México 1968) Un día sin música es opaco Un día sin literatura es vacío doloroso Un día sin arte es muerte por inanición Para Eronga

-Que no va a gustarle al cuidador encontrarlos de pie repetía más de una vez la abuela-, si el sol descansa y el lucero se acomodó en su sitio, ustedes harán lo mismo. ¡Vamos!

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Al entrar en casa respiré tranquila, el murmullo de la música llenaba el espacio, apagué el ruido de mi cabeza, el mareo que me provoca la ciudad de Morelia, el movimiento de la travesía por carretera y la resequedad de la boca que me acompañaba desde la salida de aquella oficina gris de gente opaca y sin música.

Con una sensación de duendes en el estómago, Crucita sigue preguntándose si son penachos o cuernos los que coronan la testa de aquel celoso cuidador, casi una sombra, que sigue rondando su aldea mientras va despidiéndose lo que queda del día. La mirada niña se esfuerza por ver entre lo pardo del tiempo, pero ganan el silencio y la noche que se pone del otro lado.

Exploré con silencio entre los dedos los libros de los estantes y los apilados en el suelo a falta de lugar donde reposar, decidí por uno, quizá por décima vez lo olí y abrí con mesura tersa, el dolor del mudo cede, el vacío tiene sentido de letras impresas.

En franca oscuridad, se acerca más la voz del caracol, anunciando el sueño de los justos y va metiéndose con suavidad, entre las hojas que ventean bajo las crestas del cerro. -¿Quién anda ahí? Se oye, desde lejos, la voz autorizada de la casa; al tiempo que aquél va lanzando en cuatro direcciones su sonaja sobre los techos y el ruidillo

Todo pasó con intensidad, en casa tengo el alimento para no morir en la sequía cotidiana de lo que se dice la realidad externa, aquí no muero de hambre, absorbo con serenidad el espacio construido con arte entre las venas. Estoy acompañada en nuestra base para volar. 27


COMO NACER DEL FUEGO (fluctuaciones) III Ana María Vázquez Salgado [Tulancingo, Hidalgo. 1969] El atardecer llena de luz el caserío; sus tejados resplandecen; en las fachadas el color de la miel. Unos niños juegan a la pelota en medio de la calle, sus sombras alargadas los siguen infatigables, sus voces se asemejan a otras extraviadas en el tiempo. Un perro cruza la calle, sólo la piel le sostiene el esqueleto, sus patas rozan el suelo marrón; tras él una hilera de pequeñas huellas. Un viejo auto recorre la calle levantando una nube de polvo que el viento dispersa. En la calle desierta yace una paloma, está herida, tiembla, quiero ir dónde ella, pero mis pasos me llevan hacía el bosque, esa sombra que se extiende más allá de las montañas. En medio del bosque escucho el crujir de la hojarasca bajo mis pies descalzos. Los árboles se repiten; la oscuridad desgarrada por la luz y este cansancio. Distingo a un hombre recostado sobre las hojas secas que apoya la cabeza encanecida sobre un tronco. Llego hasta él; su cuerpo enjuto duerme. Lo miro durante algunos minutos. A su lado un machete duerme también; contemplo la vieja empuñadura grabada con un nombre de mujer; un haz de luz choca contra la hoja ancha y afilada. En un ciego arrebato tomo el arma y descargo el filo contra el cuello del anciano. La cabeza rueda, corro tras ella, al fin se estrella contra un árbol, la tomo entre mis manos; ha abierto los ojos y me mira, su voz ajada me indica el rumbo que debo seguir. Subo la montaña; mi andar se hace cada vez más pesado. Al fin en la cima. El horizonte, como un mar incandescente, se expande hacia el firmamento. Deposito mi carga sobre el suelo. Antes de quedarse inerte, en sus ojos descubro el lugar al que debo llegar: es un poblado a la orilla del bosque. Recorro montañas y valles en su busca. A lo lejos las casas se extienden al final del bosque sombra. Inspecciono el poblado; parece vacío. Al fin una casa con la puerta abierta, dentro, una mesa con cubiertos y velas encendidas frente a un horno donde habita un fuego apacible. Un hombre sostiene una caña de soplar sobre sus labios. Al insuflar forma una ampolla de líquido cristal que se desprende transformándose en una pequeña campana que viaja en el aire y se acomoda sobre la mesa. Repite la acción hasta que no queda un espacio vacío, las campanas tañen despacio, una a una, 28

después todas. El sonido crece; como un escalofrío me recorre. Una mujer ha salido de la penumbra y ahora me acaricia, sus manos se deslizan en mi pecho, siento su respiración, sus besos. Necesito salir, seguir buscando, pero su calor me apresa. -¿En dónde estás? No sé si es mi voz o el pensamiento quién pregunta. -Sigo en el mismo lugar. Caigo de rodillas; descubro la calle vacía. Frente a mí el ave. Corro hacia ella. Su cuerpo está cubierto de polvo. Entonces escucho esa voz que me aleja de sus alas, de esa calle y de la noche: “Tus ojos cerrados se han vuelto vigía de sueños absurdos. En este lugar la existencia es un monótono vaivén, un letargo”. Como nacer del fuego (2006) Ediciones Geiser & Tosca

OLOR A FUEGO Manuel Noctis Desperté llorando. Tenía los ojos hinchados, mis lágrimas ya no eran saladas como la última vez que había llorado tanto; eran grises sabor ceniza, olor a fuego. Un ambiente semisoleado y nauseabundo acaparaba todo resplandor complaciente en ese lugar. Puedo ayudarle, me preguntó un ente que en su rostro mostraba cuatro ojos. Me extendió su mano que a su vez contenía seis dedos. Me sorprendió su aspecto, aunque en cuanto al resto de su físico era igual al mío. Me fui con él a su casa, los cuartos eran enormes, de un solo piso. Decía Rolex porque así se llamaba aquel extraño personaje- que eran muy altos y amplios porque como no tenían ventanas, necesitaban más capacidad para la combustión del oxígeno. Me preguntó que si tenía hambre, le dije que sí. Me dio tres rebanadas de aire comprimido en una bolsa de plástico comestible, y aunque lo juzgué de loco, cuando comí lo que me había dado, quedé muy satisfecho. En qué año nos encontramos pregunté-. Me contestó diciendo que era el año menos 2000. Cómo que tal año, qué tuvo que haber ocurrido para que retrocediera el tiempo. Me dijo que en el año 2010 había llegado un hombre proclamando revolución, un hombre al que todos llamaban Mesías. Y sí, no estaba equivocado, la revolución había comenzado, las cosas habían cambiado. Pero si ahora es todo totalmente diferente. Qué ha pasado. Los grandes consorcios planearon su muerte, 29


era un peligro para su naturaleza. A causa de esa muerte es que llevamos el luto eterno y todo se ha revocado, por eso el sabor a ceniza, por eso el olor a fuego. Esto no es el infierno, esta es una nueva sociedad sin compromiso pero con la firme certeza de que llegará algún día el final. La charla se tornó en preguntas y respuestas. Me dijo que en el mundo ya no había presidentes, que todo estaba dividido en pequeñas comunidades dirigidas y organizadas por mujeres. Que la mayoría de los hombres eran unos parásitos exiliados en poblaciones cerradas, sin acceso a ellas, y que el resto se dedicaba a la recolección de la comida y al resguardo y protección de la comunidad. Que todo seguía semihumano porque la estructura, antes ósea, ahora era mecánica, aunque contenían simples sentimientos. Pregunté que a qué se debía lo de los cuatro ojos y los seis dedos. Me dijo que todo había sido culpa de la televisión, que la obsesión por la misma había provocado el desarrollo natural de dos ojos más para ver varias cosas al mismo tiempo, tener una simultaneidad de imágenes en la mente para hacernos olvidar aquel suceso y mantenernos distraídos del final. Lo cual también había desarrollado un sexto dedo para un uso mejor y adecuado del control del televisor. Me sorprendió mucho, pero no mencioné palabra alguna. Tanto cambio, tanta evolución, tanta cosa descomunal me fatigó y quise ir a dormir un rato, pero Rolex me dijo que no lo hiciera, porque ahí el que dormía, jamás despertaba.

EL PRETEXTO Toto Merino Amézcua [San Salvador, El Salvador. 1990] La maestra se estaba acercando a su número y él sentía los intestinos a la altura de una corbata, “¿Qué diablos me pasó?”, pensaba, “¡Era mi oportunidad! ¡Eso es cotidiano para mí!”, en estas tribulaciones se hallaba el pobre cuando escuchó, como un canto fúnebre o como una sentencia emitida por el mas terrible de los jueces, la palabra: -¿Merino? -P-presente- contestó él con un tono que evidenciaba su situación. -¿Hiciste el trabajo? -No -dijo él y entonces supo que estaba condenado a las llamas de la reprobación y sintió su ego caer al vacío implorando piedad; usualmente esto no le habría importado, pero esta vez le dieron en su punto débil, ¡Escribir un cuento! ¡Eso cualquier simio lo podía hacer! ¡Y él era un experto!, el joven ya estaba resignado cuando de repente: -¿Por qué? ¡La profesora le había preguntado por qué! ¡Aún podía morir como un samurái!, una sonrisa de oreja a oreja (y miren que eso no es poco) se dibujó en su rostro. “Merino” se puso de pie y comenzó a contar una historia. El Mago Acrílico aún podía hacer su último truco. Llegué a mi casa un poco cansado, no había nadie(n) en casa, lancé mi mochila hacia el infinito y me senté a la mesa frente a mi cuaderno en blanco, limpio, puro, dispuesto a ser llenado con mis brillantes pensamientos. La delirante música de Burell resonaba en mis oídos, cerré los ojos y ahí, en las tinieblas, inmerso en mi propia oscuridad, vi la niebla, el vaho divino, Dios estaba respirando su aliento creador sobre mi nuca, tuve que darle un codazo, ya que odio que me respiren sobre la nuca y tengo suficiente creación flotando entre los etéreos nubarrones de mi mente. Estaba pues, yo en un trance idóneo para escribir cuentos, así que mi pluma, hábil como una bailarina, comenzó a deslizarse con gracia sobre el papel dando forma a una intrigante historia policíaca que haría palidecer a Sir Arthur Conan Doyle. El relato estaba llegando a su clímax y yo estaba cercano a la catarsis cuando, oh, hermanos míos, mi estado de metanoia fue interrumpido por un sonido que reconocí

Oso Pérez / Koyote Lagañas / Comic / 2007

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de inmediato: el Panda se había vuelto a escapar. Después de hacerle saber mis insultos a Lucifer y a todos los infiernos, salí a la caza de la criatura bicolor, cuando lo encontré le propiné severos puntapiés para que volviera a su jaula láser. Tras esto, volví a mi escrito, pero me sorprendí al descubrirlo flotando en el aire, eso sólo podía significar algo: el poltergreist atacaba de nuevo; me lancé heroicamente por mi cañón ectoplásmico y abrí fuego, pero el espíritu era muy astuto y comenzó a lanzarme muebles, que yo esquivé con mis reflejos gatunos y repelí con mis rodillas de acero, tenía que recuperar mi cuento a toda costa, me abstraí por un momento, encomendé mi alma al dios Odín, para que, por si llegaba a separarse de mi cuerpo, reposara eternamente en el Valhalla, junto a otros guerreros abatidos en batalla y entonces salté, salté como nunca había saltado en mi vida, el tiempo se detuvo, sentí una brisa suave y fresca en mi rostro, estiré mis brazos lo que pareció una milla, atrapé mi cuaderno, lo estreché como quien estrecha a un ser amado y disparé certeramente para eliminar al molesto espectro. Con mis 2 pies sobre la tierra, proseguí con mi historia, mas no había escrito 2 renglones cuando fui interrumpido por mi mayordomo robot: -Teléfono, señor. -%&#$%&!! ¿Quién es? -No lo sé, señor. -No sabes mucho, ¿verdad? Pásamelo. -Helo aquí, señor. Tomé el teléfono con furia y empleé mi mejor tono de falsa amabilidad: -¿Quién habla? ¿Roger (Waters)?...No, no puedo darte clases hoy, tengo que hacer la tarea…¡¡No me interesa que tengas concierto en Bangladesh!!...¡Ya vas a llorar!... ¡No y punto! Colgué con mucha rudeza y le dije al mayordomo que se largara de ahí y se lanzara de un despeñadero, estaba yo dispuesto a arrancarle los pulmones a cualquier childerico que osara interrumpir mi sacra escritura. Me vi en la penosa necesidad de aniquilar a 2 vendedores de enciclopedias, darle dinero y mi autógrafo a unos testigos de Jehová para que se fueran y comprar un queso a una niña a la que jamás había visto en mi vida; eso sin mencionar la explosión nuclear que se suscitó en la calefacción, que el zombi que guardo en el armario se despertó y tuve que subir a arrullarlo, el equipo de fútbol americano ebrio que vino a organizar una fiesta sorpresa aun tal “Johnny Tupper” y la invasión de orugas mutantes del espacio con la que tuve que lidiar. Mi cerebro estaba hecho puré y el entorno era un desbarajuste total, despotriqué un rato en contra del imbécil que le dijo al mayordomo que se lanzara de un 32

Payasita ciclotronica Othón Ramírez Ruvalcaba Acrílico sobre papel y madera. 70 x 100 cm./ 2005. Aburrido en Clase Daniel Barrera Tinta / cartulina fabriano 60 x 90 cm / 20078

despeñadero. Miré la hora: 12:59, era tarde pero aún había tiempo. Ni siquiera tuve la oportunidad de levantar mi pluma. La puerta se abrió estrepitosamente, tras lo cual aparecieron dos policías de proporciones hercúleas que, así nada más, sin decir buenos días ni nada, me patearon al suelo y me dijeron con muy malos modales: -¿Es usted el individuo que responde al nombre de Rodolfo Merino, alias Toto, alias El Mago Acrílico, alias El Mejor, alias Dr. RDLFLBRTMRNMZC?-Sí, soy yo- respondí, cosa que no fue nada fácil, ya que uno de los gorilas me estaba haciendo una llave y tenía mi propio pie dentro de la boca. -Soy el agente Cebra y él es el agente Rinoceronte, queda usted arrestado bajo los siguientes cargos: por delitos contra la salud mental de la sociedad al componer música mediocre, escribir literatura mediocre y ser un comediante mediocre, por herejía al propinarle un codazo en el pómulo derecho a Dios, por ser un ególatra injustificado, por respirar demasiado fuerte, por alardear de ser “la mejor almohada del mundo”, por injuria en contra de Johnny Tupper, por manejar dinero sucio, por lavado del dinero sucio para que esté limpio, por robo masivo de paletas de caramelo, por suicidio asistido de un mayordomo robot y porque nos cae mal, tiene derecho a permanecer en silencio, todo lo que diga, lo que no diga, lo que piense y lo que no 33


piense podrá ser usado en su contra, tiene derecho a un abogado, si no puede pagarlo, se le asignara un barrendero para que lo defienda, no tiene derecho a quejarse durante las torturas, no tiene derecho a declararse inocente y no tiene derecho a comer pay. A esas alturas yo ya estaba lloriqueando como un bebé indefenso: -¡¿QUÉ?! ¿De dónde sacaron todo eso?-Del cesto de la ropa sucia, jaja-jaja-jaja. -¿Hay alguna forma de arreglar esto? -No lo sé, usted es el que está escribiendo este cuento. -¿No puedo… salir bajo fianza? -Por supuesto que sí. -¿Y de cuánto es la fianza? -Tiene derecho a permanecer en silencio, señor Dicho esto, el par de fornidos pelafustanes me amarraron a una estatua que no sé de donde demonios la sacaron (tal vez del cesto de la ropa sucia, jaja-jaja-jaja), se llevaron todo lo que había en mi casa y pusieron pies en polvorosa, los muy bandidos, se llevaron todo excepto mi cuento, por suerte. Una vez que pude zafarme de mis ataduras gracias a mis años de entrenamiento en las fuerzas de espionaje internacional me sentí un poco aturdido, por lo que levanté los ojos y clamé al cielo: - ¡OH, MUSAS! ¡OH, DIOSES DEL OLIMPO! ¡APIÁDENSE DE ESTE POBRE ARTISTA INDEPENDIENTE! ¡ILUMINADME CON VUESTRA BONDAD Y DECIDME QUÉ DEBO HACER EN ESTE MOMENTO TRISTE! Mas los dioses no aceptan plegarias de la competencia, oh, mis hermanos, en vez de eso, el gandul de Zeus lanzó un relámpago al aljibe, hecho que desencadenó un furioso tsunami que se dirigía hacia mí como una bestia enardecida. Ahí, en mi soledad, me sentí verdaderamente muy mal, como debió haberse sentido el ejército egipcio al ver el Mar Rojo cerrándose en derredor, entonces, pues, estaba yo destrozado, así que lo único que se le ocurrió decir a mis labios para liberar mi frustración fue: -¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!! Pero tranquilos, hermanos, aparte de inteligente, carismático y mejor almohada del mundo soy un excelente nadador, me salvé, pero mi cuento quedó empapado, eso sí no podía soportarlo, todo mi trabajo se fue, no está, no importaba todo lo que hay(g)a sucedido antes, eso era el colmo, se me empezaron a doblar las rodillas y las lágrimas nublaron mi vista, lo último que alcancé a sentir fue una enorme resignación e impotencia, ya que NO HICE LA TAREA. 34

El joven Merino por fin se sentó tras su larga perorata. La maestra estaba anonadada, lo que acababa de oír era obviamente una mentira, un pretexto estúpido, pero era la mentira, el pretexto estúpido con mayor belleza que había oído jamás. Vio su lista y localizó rápidamente al susodicho alumno, observó el deplorable estado de calificaciones en el que estaba y colocó OTRO CERO en la larga hilera del alumno. Pero la maestra ahora se había dado cuenta de que Rodolfo Merino, Toto, El Mago Acrílico era un genio, un genio de lo absurdo, lo abstracto y lo surreal. Y vaya que es muy difícil ser un genio de lo absurdo, lo abstracto y lo surreal y ser un estudiante de preparatoria al mismo tiempo. Es cuestión de prioridades. FINITO ® Come Frutas y Verduras

LA FLOR EN EL PUÑO Félix Aguilar Martín [Pinal de Amoles, Queretaro. 1980] A la Memoria de Concepción

Debo guardar silencio, cuando recuerdo a Hortensia, cuando pronuncio su rostro en mi cabeza tratando de traerla de nuevo. Siempre que un grito quiere socorrer mi nostalgia, de nuevo viene ese silencio que me cimbra los huesos y me deja solo, mirando el horizonte; y ni siquiera eso, sino me deja tratando de mirar eso que mi Hortensia decía que había entre la tierra y el cielo, aquello que debía haber. Desapareció Hortensia un día, yo no la culpo, este lugar me la había dejado toda chupada por dentro, vino a este sitio a encontrar un hoyo negro que le extrajo toda la esencia bonita que traía mi chamaca, cuando lo único que ella quería era correr y correr; quién sabe qué corría delante o tras de ella, nunca me lo quiso decir, sólo callaba mi niña y me veía de lado, y señalaba pa' donde se va a ocultar el sol. Mi Hortensia era muchacha pura, tan ingenua la pobre chamaca, cortaba flores o las recogía de la tierra y andaba siempre con la mano llena de flores en el pecho, sintiendo su corazón, o sintiendo las flores, uno nunca sabe con Hortensia. Un día llegó toda echa agua de la cabeza a los pies, con el ceño fruncido y más callada 35


que siempre, 'ora no traía flores ni en la mano ni en el pecho… había conocido varón. Poco tiempo fue el que pasó, cuando quién sabe qué cosa comenzaste a buscar, te hiciste la puta del pueblo, te me fuiste deshojando en medio de quien te quería y de quien no, al final ninguno se quedó contigo. Te me quedaste más sola que un perro, pero siempre guardabas silencio… ¡sólo te faltaba aullar, mi Hortensia! te faltó lanzar eso que traías lejos, que se lo llevara el viento, o el agua, o nomás echarlo todo fuera… Pero no te dejamos hacerlo; por todo el pueblo se escuchaban los cuchicheos detrás de ti, tras de tus pasos, luego luego te me echabas a correr a aquel llano a donde íbamos los dos a ver pasearse las nubes, o los zopilotes cazando gorriones tiernos, y cuando llegaba yo, na'más señalabas los montes, los cerros en rededor y, ¿recuerdas Hortensia? Te me echabas a llorar, te tirabas a la tierra y chillabas tanto, y tan doloridamente, que una que otra vez a mí se me salía el llanto también, ¿lo recuerdas, muchacha? Mi chamaca bonita, y no sabía qué hacer; yo te concebía como la lucecita de una vela prendida, hasta que yo mismo caí en el horror, en la mugre que todos te habían pegado… ¡Ay, mi Hortensia! Yo mismo llegué a llamarte puta cuando te largaste luego luego de haber estado conmigo, y guardé silencio para contigo; yo mismo llegué a creerme tus pecados. No teniendo en cuenta que yo mismo fui testigo de que lanzabas el puñetazo con los ojos cerrados, lejos del corazón y de las flores, cuando alguien te tocaba allí, donde te dolía, y quién sabe cuánta gente más lo sabía, pero se hicieron… ¡nos hicimos todos pendejos! no nos importó haberte conocido sin correr, no nos bastó, te llamamos puta y te remendamos los pecados a los parpados para que cada que abrieras los ojos los vieras en ti como nosotros los veíamos, ni yo fui capaz de abolirlos, también me los creí. Luego desapareciste por un rato, me imagino que te cansaste de correr y preferiste esconderte en las matas, ya no bajabas al pueblo, no te veía ni en el llano, creo que ni para ti ya estabas ¿verdad, mi Hortensia?, porque la vez que te volví a ver yo estaba con el Eustaquio, ahí en el lago lanzando patitos al agua, en de pronto oímos tus pies dar unos pasos, volteamos al muelle y ahí 36

estabas, mi Hortensia, pero ya no eras la que fuiste ni antes ni después, que se me hace que tampoco eras ya Hortensia, porque en delante de nuestros ojos desapareciste, como si el viento te fuera empapando poco a poco con él. Desapareciste Hortensia, delante de nuestros ojos… ¿sería que nos andabas soñando? ¿Pero eso ya que tiene de importancia? Si el maldito silencio hijo de puta se me pega en la boca cuando quiero decir tu nombre, pero luego luego que eso me pasa, cierro mis manos fuerte fuerte, sólo que dentro no hay flores, mi Hortensia, y grito tu nombre sin nada, así como cuando tú tenías tus correderas, no permitiendo que haya nada ni delante ni detrás. -¡Orteeeeeeeensia! ¡Orteeeeeensiaaaaaa! ¡A dónde te me fuiste chingao! Grito hasta cansarme, pero nadie contesta; yo me imagino que te fuiste a aquellos montes, y caminas sobre eso que hay entre el cielo y la tierra, buscando con cuidado, haciendo malabares, cuidándote de no caer, en ninguno de los dos.

Las Comadres Ricardo Trigos Tinta sobre papel 40 x 30 cms / 1992

¡Oops! Ricardo Trigos Tinta sobre papel 30 x 30 cms / 2005

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A TODO SE ACOSTUMBRA UNO Emilio Arturo Medina Galicia [México, DF, 1960]

SYD / Ramón Merino / Collage Digital / 2000

MEMORIA SÓNICA Eduardo Yáñez Rivas [Punta Arenas, Chile] La música provoca aquella exaltación en la cual lo inevitable se abre paso entre las rejas de la ciudad. Es la sonoridad que desgarra el pecho de la existencia, dibujando acordes dinámicos y sangrientos, con fuego y dolor, con ansiedad. Impulsivamente, comulgando tragedia, como en aquellos rituales en los que el demonio nos aconseja aferrarnos a la vida y al alcohol. Es así como desde las armonías jazzisticas hasta el ímpetu wagneriano, se vatrazando, paso a paso, el constante devenir en el cual transitamos, sonrientes y perdidos, con la esencial vitalidad de la pubertad lejana, en los rincones de la memoria auditiva. Como en aquellos primeros acercamientos al instinto vanguardista de Sonic Youth y toda su maquinaria rupturista, creadora de cosmogonías insospechadas, cuando el oído comienza a ser tu guía, y cuando el camino empieza a verse más claro. Aquí es donde te das cuenta que la música no es sólo ruido. Aquí es donde te das cuenta que la música es viento y sangre, que la música es vida, que es una paloma que escupe hierro, que la música es el fuego incansable en la primera mañana de la sobrevivencia, el último respiro en la agonía del cielo. 38

La oscuridad es casi total en el callejón, hay varios inconvenientes en este trabajo pero a todo se acostumbra uno, como cuando llueve traer los zapatos húmedos o cuando no hay luna siempre existe la posibilidad de caer en algún agujero, o que de repente salga un perro de entre la penumbra, ratas hambrientas o cualquier otra alimaña o asaltante en busca de alguna víctima. Todo, todo es preferible antes que volver a esas inmundas galeras donde la penumbra, el frío que cala hasta los huesos y la humedad hacen intolerable esa porción de infierno en donde estuve hundido hasta el cuello, pero lo peor fueron esas noches al tratar de conciliar el sueño y me despertaban los gritos y lamentos de hombres al borde de la muerte o la locura. En ese lugar reinaba el mal y el dolor, no sé exactamente cuánto tiempo pasé en ese sitio, he perdido la noción del tiempo, pero a todo se acostumbra uno, hasta hubo días en los que me sentía bien o me llegaba a agradar ese caldo con huesos de dudosa procedencia que me daban por alimento una vez al día. Una ocasión sin más, maté a un pobre idiota con mis propias manos. Pretendía acostarse en mi rincón favorito. Fue difícil, pero a todo se acostumbra uno, tomé el cuerpo y lo partí prácticamente en dos. Escuché el crujir de sus huesos, vi la blancura de éstos al salir de entre las carnes y lo arrojé como un trapo sucio. Se quejó por unos cuantos minutos, hasta me parece que vi su alma abandonar el cuerpo ya inerte. Un día, un puntapié me arrancó de mi sueño. Cuatro guardias me levantaron, me pusieron una capucha con dos pequeños orificios. Podía ver por dónde me llevaban. El aire se hizo menos denso y la claridad de la luz del día lastimó mis ojos. Subí por unas escaleras de madera y enfrente de mí se encontraba un entarimado mugriento, al centro de éste un tronco robusto cortado con una altura aproximada de medio metro. Pude ver alrededor la muchedumbre excitada que gritaba y blasfemaba. Esperaban impacientes la puesta en escena de la grotesca obra a punto de iniciar. Un hombre atado de pies y manos fue traído por guardias que prácticamente cargaban a alguien que deliberadamente no quería estar ahí. Los harapos que cubrían su cuerpo mostraban rastros de sangre seca que delataban muestras de tortura física. Los uniformados postraron al desdichado sobre el tronco. El infeliz pateaba y se retorcía como las llamas bajo un gran caldero. Fue necesaria la fuerza de cuatro hombres para someterlo. 39


A través de los orificios rasgados de la capucha que cubría mi rostro vi cómo un hombre levantó mis manos y quitó los grilletes que ya formaban parte de mí, a tal grado, que se me hizo extraño mirar mis muñecas desnudas. Fue colocada una gran hacha entre mis manos. Comprendí la situación: en mis manos estaba la vida del sentenciado. Caminé unos pasos, calculé la distancia, levanté el hacha y en ese preciso instante el desventurado dejó de luchar, volteó el rostro hacía mí. Pude ver un ligero destello en sus ojos. La proximidad de la muerte inminente provocó el síntoma de una resignación infinita que trajo cierta paz al hombre que sin más se volteó boca abajo. El golpe fue certero. El silencio de ultratumba permitió escuchar cómo el filo del hacha cortó de un sólo tajo la piel, músculos y huesos del cuello de la víctima. Tras unos segundos que parecieron eternos se escuchó el golpe de la cabeza al caer dentro del canasto de mimbre. Desde entonces ese es mi oficio. En mis manos está la muerte. A mis espaldas siento correr su aliento pestilente. Incluso he escuchado su burlona risa ¡He segado ya tantas vidas! Pero a todo se acostumbra uno. No se ha vuelto más que un trabajo para mí. Además tiene ciertas ventajas: me han aventado algunas monedas al entarimado sangriento, donde las ejecuciones son frecuentes. He podido 40

salir algunas veces de este encierro. Hoy, presiento algo especial. Me han sacado del calabozo más temprano que de costumbre. Tal vez sea una ejecución importante. En ocasiones los presos son grandes personalidades, requieren un trato diferente, un poco de tortura, golpes o desangrarlos de manera lenta en presencia de un público eufórico. La gran puerta se abre como es habitual. Atravieso el patio central del recinto. En uno de los rincones permanezco sentado en el suelo afilando la gran hacha, con la que arranco vidas, como arrancaría flores una ninfa en primavera en medio del paraíso. Mi misión, lo sé, es cruel, pero trato de acortar el sufrimiento del ejecutado. No hay como algo rápido, sin escuchar sus súplicas, ni percatarme de su llanto. En realidad les hago un bien en apresurar su muerte con un golpe fuerte y certero. Con el hacha bien afilada, de un solo tajo arranco miembros o partes del cuerpo casi sin sentirlo. Mi trabajo es inclemente, pero a todo se acostumbra uno. Algunos siembran vida, yo le doy fin a esas vidas, soy un Dios. En mi mano está el instante preciso en el que deja de respirar un hombre. En mis manos está cortar el sufrimiento o alargarlo hasta que su mente enloquezca. Se acerca el momento. Los guardias se aproximan a mí. Me levanto y

tomamos el camino acostumbrado. Mi caminar es lento. Tal vez esto se ha vuelto rutinario. Quizá parte de mí se ha muerto sin darme cuenta. Los soldados se ríen ¿Pero de qué? Llegamos y subo las escaleras. Los guardias suben tras de mí. Por los orificios rasgados de mi capucha puedo ver que en esta ocasión no ha llegado el sentenciado. Siento un fuerte golpe en la base de la nuca. Un calor inmenso me recorre. Tengo punzadas que rebasan el dolor. Mi vista se nubla. Me siento desfallecer como una caña cede ante el machete. Al abrir los ojos veo ante mí el canasto de mimbre y deduzco mi situación. Volteo hacia arriba a la derecha y veo a un hombre fornido levantando en todo lo alto un hacha… mi hacha.

La Dolorosa Israel García Corona Grabado 2005

Sobre migrantes Ernestto Contreras (Colectivo Petra) / 2007

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EL TRAJE DE NOVIA Dinorah Coronado Anoche me atrapó el espanto ante el juez. No sé si fue la garganta ronca o el rubor de mi corazón, pero el sí se coló solito entre mis labios, con la reverencia de mi cara baja. Entonces repicaron las campanas de mis quimeras. Me vi entre corona, terciopelos, tules; con las margaritas atrapadas entre las manos y el montón de solteronas disputándose el bouquet de flores que auguraba la boda futura. Soñaba oír a Schubert cantando en el balcón de mis latidos; galanes y damas vestidas de estrellas, jardines colgantes colmados de mariposas y un puente de plata sobre la cascada de mi alegría. Me imaginaba a mamá y a papá tomados de las manos para siempre, como lo anhelé a los cinco años cuando se separaron. Pensé verlos desfilar tras Felipe y yo en medio de la iglesia grande con el resplandor en sus caras. Creí oír la voz de Maricarmen leyendo su pasaje favorito de la Biblia, como lo habíamos ensayado por si me casaba algún día. Adiviné los pasos raudos de mis hermanos René y Berto en medio del público para no dejarme ensuciar la cola y abrazarme primero que Felipe. Era la hermana mayor y todos soñaban con verme desfilar entre la multitud de amigos, vestida de novia. "Si Felipe te dejó por otra, llegará alguien que te merezca y te llevará al altar", me consolaban. Felipe me lo había dicho en carta: “En la última semana de diciembre te daré una sorpresa". Precisamente el día 30 por la noche salí a comprar unas mentas para la ronquera y en el momento de pagarle a la cajera, él me cubrió los ojos, y cambiando la voz me preguntó: Adivina, adivinadora, ¿quién es el hombre que te adora? Me volteé súbitamente. Me besó en la mejilla. Sacó una cajita de sus bolsillos y extrajo dos aros. Elena, mídetelo. Vamos a casarnos. Me dejé llevar como una autómata. Con mi vestido de seda amarillo, sandalias blancas y pelo recién lavado, pensaba ir al aguinaldo de mi prima Brígida. Mamá me esperaba en casa con el jengibre y el casabe. Quería olvidar la tristeza de pasar las navidades sin la compañía del ser amado, pues Felipe se había comprometido con Gloria, una chica recién llegada a la ciudad, por quien se había alejado de mí. En todo el trayecto hacia el Oficialato Civil, montada en la cola de una motocicleta Honda, me batía entre la alegría de recuperar el amor de Felipe y la 42

desesperación de mamá cuando notara mi ausencia. Sin embargo, no me salían las palabras. Se quedaron agazapadas en las cuerdas vocales. Aparte de mi ronquera no quería perder la oportunidad de convertirme en la esposa de mi querido novio. Si le mostraba mis dudas podía arrepentirse. Mejor no le digo nada. El ruido del motor se aliaba al alborozo de la noche. Las calles en penumbra lucían guirnaldas brillantes y la música navideña alegraba la tenue brisa. El olor a lechón asado llenaba el ambiente y más allá, las cuerdas de una guitarra cantaban al amor bajo la luna creciente. Al llegar al pequeño recinto, vi a los padrinos esperando. Felipe lo había arreglado todo. Cuando el juez terminó la ceremonia abracé a Felipe y le susurré a la madrina: Dígale a mamá que me envíe el traje de novia para salir de aquí. Era el vestido que ella había guardado para cuando se casara su primera hija. Sé que la sorpresa la hará temblar. No obstante, hará todo lo necesario para que la gente piense que su hija salió casada de la casa. Le avisará a tío Ramón para que traiga un pedazo de puerco asado y un platón de locrio, de la fonda Cinco Esquinas. Invitará al trío Los Sobrinos a cantar "Unión Eterna" y mandará a René a avisarle a papá que venga con su mejor traje a tomarse la foto de boda. Sé que mamá se soltará su melena, que después de enjugar el llanto matizado por la rabia y el honor, estrenará su vestido azul y hará que todo luzca florido como en una boda planeada. Se preguntará qué mosquito le picó a Felipe para casarse de sorpresa y se alegrará porque la intrusa recién llegada no pudo desplazar a su hija mayor, la joven más sobresaliente de la Universidad Santa María. Me parece oírla decir: Mi Elena es la novia más bella de Villa Pradera. Entonces al vernos entrar gritará: ¡Aplaudan, carajo! Luego se dirá: Ese Felipe sabe más que el lápiz. Entendió que para arreglarse con Elena, debía dar una larga explicación. Prefirió casarse y callarnos la boca con el papel en mano. Después de todo es un hombre de palabras. Cuando el juez hacía firmar a los testigos de la boda, llegó mi primo con el traje de novia. Corrí al baño y me lo puse como pude. Logramos que el juez civil dramatizara la ceremonia del casamiento. Entonces la madrina sacó una cámara de su cartera. Posé con una sonrisa entre nostálgica y alegre. “Cumplo con la tradición 43


de familia, Felipe”. Cuando nos dábamos el beso de casados, profundo, intenso, sin escondite en callejones o en complicidad con la penumbra del cine, llegaron mis parientes. Las miradas se volvieron preguntas, felicitaciones, algarabía, solidaridad. Nos congelamos en un abrazo colectivo, inmenso, cargado de orgullo y amor; una foto fija en la memoria perenne.

LA ROSA Queta Navagómez Miércoles, las nueve de la mañana. Oficina de amplios ventanales, escritorios distribuidos en dos hileras, secretarias quitando la cubierta a la Olivetti y la charla que da vueltas sobre lo endemoniado del tránsito. Contestan mi saludo con sonrisas cómplices. Sus miradas señalan mi escritorio y el florero dentro del cual hay una rosa. (Tenue rosa que aparece diariamente suscitando comentarios) Se me escapa un grito de alegría, corro a tomar la rosa; la beso. Suspiro mientras las muchachas ríen y debaten sobre mi posible enamorado. Las sospechas recaen sobre Julio, el archivista que llegó una semana antes de la primera flor; luego sobre el señor González: viudo, interesante y retraído. Ignoro comentarios, me concentro en acariciar esa flor que me reivindica como mujer apetecible y me introduce en pláticas sobre novios y amantes. Ellas lo ignoran, pero cada noche me deprimo. A la hora de dormir, como un ritual, me miro al espejo para constatar los embates del tiempo. Lapso maldito que me arrebata la juventud a jirones… Acerco el rostro y me angustio ante la flaccidez de las mejillas o los pequeños fruncidos que empiezan a notarse arriba del labio. Siento lástima por la ropa interior en que desgasto encajes y aplicaciones que nadie mira ni toca. Si Julio me invitara al cine… Si el señor Gonzáles dejara de pensar en una esposa muerta y me sonriera… Pero ambos continúan con sus rutinas y pasan indiferentes por los pasillos mientras me queman las ganas de sentir unas manos sobre mis muslos. Lloro, me desvelo, me marchito en una cama donde no existe otro cuerpo más que el mío. La soledad me brinda noches largas, y la imaginación ya no me satisface con sus desenfrenos oníricos. Desde que apareció la primera rosa, me sobran consejos de cómo vestir o 44

maquillarme. Soy el centro de atención en la oficina. Las compañeras me abrazan, me hacen guiños con los ojos y se afanan en descubrir al pretendiente. Yo las dejo hacer, permito que especulen. - Se nota que tu galán es cariñoso. - Y que siente por ti mucha ternura. - ¡Se trata de un hermoso amor platónico! - ¿Platónico? - ¡Claro, no se te va a declarar! -¿Platónico…? - ¡Claro, eres su musa, su amor imposible! -¡Ay muchachas!, no la desanimen… -¡Te va a escribir un libro de poemas! - No me desanimo… pero… ¿Cómo pueden saber todo eso? - Por el color de las rosas… - …Blancas, aperladas, rosa pálido… - Eso habla de ternura y afecto. -De un hombre muy correcto. - Si fueran rosas rojas sería otra cosa… -Como qué… - ¡Sería fuego, apasionamiento…! - ¡Hoteles, condones, jakuzzis…! - Pero tú eres muy reservada, por eso le gustaste a uno tranquilito. - A un perfecto caballero. Siento coraje ante sus conclusiones. ¿Para qué demonios me sirve un amor de sonrisa y miraditas? Siempre he fantaseado con una pasión impetuosa, violenta. Necesito, quiero a un hombre que me arrastre a un sinnúmero de excesos. Odio que las muchachas piensen en un galán conservador. Desde mañana, voy a dejar en mi florero únicamente rosas rojas. 45


TÁNTALO Ximena Cuenca Tántalo despierta en un espacio lóbrego, oloroso, de paredes agrietadas y huellas de humedad en el techo. Se lleva las manos a la cabeza, le duele demasiado. ¿Cuánto tiempo lleva encerrado en ese lugar?, ¿dónde están los demás niños? Las dudas se disipan con el ruido oxidado de la puerta que lo arrincona en una esquina. ¿A dónde crees que vas, hijo de la chingada?, recuerda que le dijo. Todo intento de huida tiene un precio. La Doña se lo probó aquel día al descontarlo con un solo golpe. Con un talante displicente, la Doña se le acerca y lo levanta. ¿Ya estás más tranquilito? Tántalo se limita a ver el suelo mientras es sacado a empujones del cuarto, luego es obligado a sentarse en una mesa con otros niños. La Doña le acerca un bolillo al castigado. Anda, come. Muerto no me sirves para nada. Pero Tántalo permanece inmóvil, jugando con sus sucias manos, balanceando con nerviosismo los pies en el aire. ¡Con un carajo, cómete el pinche pan! Sintiendo una punzada en la cabeza, con ganas de llorar. La vieja pega en la mesa con tal fuerza, que tira el pan al suelo. Enseguida le suelta a Tántalo otro golpe. Mira pinche escuincle, no tengo paciencia para tus pendejadas. Ahora mismo te me vas al cuarto y te quedas ahí sin comer hasta que yo lo diga. Lo mismo va para ustedes malnacidos, aquí se hace lo que yo digo. Tántalo es devuelto al mísero cuarto donde una vez más, se deja caer exhausto al ver que la vieja gruñona le pone llave a su encierro. El niño siente la tristeza en los ojos, el hambre en la garganta, pero ya se está acostumbrando. Desde que aquellos hombres lo dejaron con Doña Chole, no ha hecho más que soportar la infancia pisoteada, la vida insoportable ahora que no está su abuela. ¿Por qué tuvieron que cortarla en trozos?, ¿por qué tuvieron que acabar con la única persona que lo quería? Todos son malos, piensa con lágrimas en la boca. Tántalo se recuesta en el suelo y mira el cielo por una de las ventanas enrejadas. Allá afuera hay sol, nubes, árboles, campo; él y su abuela caminando sobre hojas y tierra mojada. Allá afuera, cuando sentía frío y ella lo tapaba con un abrazo. Ahora la abuela está con un dios injusto que los separó, poniéndola a ella con las estrellas y a él, dejándolo con los hombres. Todos son malos, piensa con los ojos adormecidos. A la mañana siguiente, Tántalo abre los ojos y vislumbra dos sombras en el umbral de la puerta. Sus recuerdos se sobresaltan al escuchar aquella voz cavernosa. ¿Con que no quieres comer, eh? Un conocido diente de oro destella en la penumbra. 46

Payasito Sicótico y Payasita Pocaluz Othón Ramírez Ruvalcaba Acrílico sobre papel/madera. 70 x 100 cm./ 2005.

La Doña le indica al hombre que tiene veinte minutos mientras cierra la puerta. Diente de oro se acerca con arrogancia a Tántalo mientras se desabrocha el cinturón. ¿Qué no tienes hambre?, vas a ver si no. Te traje un dulcecito. Tántalo no dice nada. La Doña es la que tiene la culpa. Le cuenta la misma mentira a ese señor, cada vez que viene, para que éste se construya una asquerosa fantasía de retozos violentos y dolorosos, de juegos que lo motivan a tomarlo de la cabeza para que coma de la carne que a ratos le llega a la boca y a ratos se aleja en grotescos movimientos. Pero en esta ocasión es distinto, Tántalo decide que nunca más quiere comer de esa agriedad y sin pensarlo dos veces, la tritura con los dientes. ¡Hijo de puta! Diente de oro se revuelca en el piso mientras Tántalo, asqueado, se dirige a la puerta y golpea con todas sus fuerzas. La Doña acude enseguida al escuchar el escándalo del cuarto y en cuanto abre la puerta, una sombra veloz escapa. ¿Qué chingados está pasando? La vieja comprende cuando atónita, ve a Diente de oro tirado en el suelo. La vieja maldice y llama a gritos a Tántalo pero no lo ve por ningún lado. ¿Dónde está el pinche chamaco? La respuesta llega en una masa de niños que armados de ira y ganas de huir, se le abalanzan. La inminente victoria de los rebeldes los hace correr hasta la estancia de la hacienda para encontrar la salida, pero de manera inesperada, tres hombres armados entran en escena. 47


¿Qué está pasando aquí, desgraciados? Los niños se quedan estupefactos al ver que las pistolas los están apuntando. ¡Ni se les ocurra moverse cabrones! Ve a buscar a Doña Chole. Uno de los matones se aleja de la estancia dejando a los otros dos con el infortunado grupo. Para el tiempo en que regresa el tercer hombre, los niños están con las manos en la cabeza, unos llorando, otros sólo esperando. Los mocosos se madrearon a la Doña. ¿Con que sí, eh? Van a ver si ahora muy machines. Los niños reciben una lluvia de golpes en reprenda. Olvidaron que La Doña no está sola en el negocio. Tendidos sobre el pasto, los cuerpos de tres infantes esperan, sólo esperan… en los grandes y negros ojos de Tántalo se reflejan las nubes que tanto le gustaba ver. Falta poco para que estén cubiertos de tierra.

¿QUE HACE DE LA LITERATURA UNA OBRA DE ARTE? Adriana Ventura Pérez [Cruz Grande, Guerrero. 1985] “No poseemos criterios sólidos, verdaderamente sólidos, para distinguir como literatura una estructura verbal de otra que no lo sea, ni siquiera tenemos idea alguna de lo que deba hacerse con la vasta penumbra de libros que pueden declararse literatura…” Northrop Frye.

Según la palabra latina que le da origen, la literatura se define como el arte de escribir, litteratura deriva a su vez del latín litterae, 'letras, caracteres, escrito, obra literaria'. Una acepción más, podría ser: “una de las Bellas Artes que se sirve de la palabra, en forma oral o escrita, como su instrumento de expresión”1 La extensión de la literatura es equiparable a la obra literaria, en este sentido, Antonio Alatorre la define como “la concepción lingüística (concreción en forma de lenguaje) de una emoción, de una experiencia, de una imaginación, de una actitud ante el mundo, ante los hombres”.2 Queda claro a qué nos referimos al hablar de literatura, sin embargo, qué hace de la literatura una obra de arte, cómo se es posible asegurar que el lenguaje puede transformarse en una obra estética, cómo distinguir algo literario de lo que no lo es, sin duda no soy la única ni la primera en preguntármelo, el argumento en defensa, son las innumerables teorías que han postulado su actitud 48

respecto al valor literario, algunas enumeradas en el transcurso del presente y otras, de no menor importancia, omitidas en él. La literatura es un término que designa un acto peculiar de la comunicación humana, siendo así, podría calificarse como texto literario a cualquier artículo de índole científico, informativo o hasta las primeras oraciones que los niños escriben cuando aprenden a hacerlo; sin duda alguna, dar carácter literario a todo tipo de textos comunicativos no resulta sólo una ofensa a la verdadera Literatura, sino que además, desvía el fin de la misma. De lo anterior es posible afirmar que no cualquier texto escrito es literatura; sólo lo serán aquellos que estén realizados con arte. Una obra literaria tiene por compromiso exclusivo un valor estético en sí misma, que hace que sea apreciada y valorada, también está sujeta a los valores estéticos de la época, del lector o del crítico que determinan lo que está escrito con arte y lo que no. El paso del tiempo es quien soluciona este asunto a través de las diversas corrientes críticas, quienes modifican los estándares y juicios de calidad artística. Sabemos ahora, que la literatura es arte y el arte es una expresión estética, o como Aristóteles lo refirió en su Poética al establecer una estrecha relación entre el arte e imitación; el arte tiene la propiedad de imitar, expresar, siempre y cuando lo que se imite o exprese se haga de manera sublime: No hay más. Sólo mujer para alegrarnos, sólo ojos de mujer para reconfortarnos, sólo cuerpos desnudos, territorios en que no se cansa el hombre. Si no es posible dedicarse a Dios en la época del crecimiento, ¿Qué darle al corazón afligido sino el círculo de muerte necesaria qué es la mujer? Estamos en el sexo, belleza pura, corazón solo y limpio.3 La singularidad de la obra literaria, en comparación con otras manifestaciones artísticas, reside en su materia prima, las palabras, es decir, el lenguaje, del que todos nos servimos para expresarnos, como Charles Bally lo expresó; el lenguaje no sólo expresa ideas sino también sentimientos. Ahora bien, si la literatura es una forma de expresar o comunicar es importante considerar que la comunicación conlleva en sí ciertas funciones, observadas y definidas, entre muchos lingüistas, uno de ellos Roman Jakobson; función emotiva o expresiva, función conativa, función referencial, función fática o de contacto, función metalingüística y función poética, siendo ésta 49


Sobre migrantes / Abril Cortéz (Colectivo Petra) / 2007

última de la que nos ocuparemos por ser la “función dominante, determinante”, según Jakobson, lo que hace poético a un texto es la función poética que lo constituye, y aquella se basa en la poeticidad de que está conferido dicho lenguaje4, hemos de entender por poeticidad todo aquello que manifiesta o expresa en alto 5 grado las cualidades propias de la poesía , no se trata entonces de un mensaje común, hablamos de un mensaje modificado, alterado, transformado, un mensaje que aspira a ir más allá del mero y común uso comunicativo, para ello, la función estética se apoya en estrategias para exaltar el mensaje, de lo contrario, cualquier texto podría incluirse dentro de la literatura; los tan comunes versos populares serian intitulados falsamente parte del bello mundo poético. Se ha sugerido que para que un texto tenga valor literario debe reunir las siguientes características: uso de un lenguaje literario, sobretodo debe estar destinado a gustar, a proporcionar un placer estético, ya que es ésta la finalidad de toda la literatura artística. El lenguaje literario determinará la literariedad de cualquier texto, la literariedad es lo que hace de una obra determinada una obra literaria6, el lenguaje literario es el campo de estudio de todas las críticas literarias, ya que el estudio del lenguaje literario es el estudio de la literatura, aunque no todas lo definen de la misma manera. Hasta ahora hemos tomado como base, opiniones que se desprenden de los Formalistas rusos, R. Jakobson en especial, pues como antes se 5

Aclaremos que al referirnos a la poesía nos referimos a toda manifestación de belleza o de sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.

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ha mencionado, él identifica al lenguaje literario adjudicándole una función estética, exclusiva, alejada del lenguaje cotidiano. Por otra parte, el formalismo no es la única escuela que hace aportes en esta dirección, el estructuralismo también aborda el lenguaje literario, aunque desde otra perspectiva; se propone identificar y definir las reglas y limitaciones en el seno de las cuales, y en virtud de las cuales, el significado es generado y comunicado. Afirmaban que los fenómenos culturales, entre ellos la literatura, pueden considerarse producto de un sistema de significación que se define sólo en relación con otros elementos dentro del sistema, como si fuera el propio sistema quien dictase los significados. Su técnica consistía más bien en descubrir, mediante un profundo análisis de la estructura y las imágenes, los recursos capaces de expresar el significado concreto de la obra literaria. La crítica marxista, en contraste, da un gran giro en cuanto al valor literario para ubicarlo entre una forma de denuncia social, pues la literatura tenía un valor didáctico, un importante miembro de ésta corriente, Georg Lukács, concebía la creación literaria como un eficaz vehículo de conocimiento cuando es capaz de reflejar la realidad del mundo al margen del sujeto. No de la misma forma afrontaban la literatura los miembros de la New Criticism, dicha corriente no busca dar valor a la lengua literaria. La estilística en cambio devuelve el valor al lenguaje, acercándolo a la calidad humana pues en él es posible analizar valores afectivos, sensibles, individuales dentro de la obra literaria. Charles Bally, argumenta que la estilística estudia los hechos de expresión del lenguaje desde su contenido afectivo, significar, la expresión de los hechos de la sensibilidad mediante el lenguaje y la acción de los hechos sobre la sensibilidad. El objeto de estudio de la estilística lo constituye el contenido afectivo del lenguaje. Se trata de una estilística de la lengua; el estudio del contenido afectivo natural o evocador. Sea cual sea la corriente desde la que se emprenda el estudio de la literatura, siempre habrá que iniciar a partir del lenguaje literario, pues es a partir de el lenguaje, que se concibe una obra, la obra ha de ser literaria en medida del uso y transformación del lenguaje, ya sea pretendiendo denunciar, expresar, comunicar, o simplemente provocar placer estético. La intuición ocupa un lugar importante; el arte es una especie de belleza trabajada, la literatura es arte, mediante un sencillo silogismo podemos afirmar que la literatura es producto de la humanidad para conmover mediante manipulaciones los sentimientos de la misma, mediante la intuición hemos de identificar si un texto es literario o no, si dicho texto mantiene grados de poeticidad, si ha logrado transgredir las normas de comunicación usual, si un texto es capaz de conmover aquello que nos define seres humanos, ya ha cumplido con su función. 51


Es sabido que todo texto literario se conforma de fondo (asunto que se desarrolla, idea o pensamiento que se desenvuelve), y forma (estructura), es sabido también, que ambos conforman una unidad y que son inseparables, dependientes, al buscar la literariedad en la obra parece que se deja de lado el fondo y se inclina hacia la forma, es acertado pensar de esa manera, sin embargo cuando se piensa en literatura, comúnmente se relaciona con temas románticos, dulces, tiernos… sabemos que en la literatura no sólo existe el lado bueno de la humanidad, en ella reside también el dolor, la tristeza, la envidia, la violencia, la muerte y ¿Cómo tratar temas tan delicados y en cierto punto feos? a su auxilio acude la forma, la manera de decir, de describir, de transformar y retratar lo peor de una forma tan exquisita y bella que puede, al igual que los temas dulces, conmover al lector, a continuación me permitiré señalar un ejemplo de la metamorfosis de un horrible sapo que ha sido besado por la belleza estética: El sapo Salta de vez en cuando, sólo para comprobar su radical estático. El salto tiene algo de latido: viéndolo bien, el sapo es todo corazón. Prensado en un bloque de lodo frío, el Sapo se sumerge en el invierno como una Lamentable crisálida. Se despierta en primavera consciente de que ninguna metamorfosis se ha operado en él. Es más sapo que nunca, en su profunda desecación. Aguarda en silencio las primeras lluvias. Y un buen día surge de la tierra blanda, pesado de humedad, henchido de savia rencorosa, como un corazón tirado al suelo. En su actitud de esfinge hay una secreta proposición de canje, y la fealdad del sapo aparece entre nosotros con una abrumadora cualidad de espejo.7 Si el ejemplo anterior no ha provocado ningún gusto o placer, hay que dudar del grado de sensibilidad, pero recuérdese una magnífica obra clásica cuyo tema central es una sangrienta guerra con una duración de nueve años, La Iliada, obra cuyo valor recae no sólo en su antigüedad sino que se comparte con la estructura, género, es decir, con la forma en que nueve violentos años de batalla y muerte nos parecen tan atractivos e interesantes.

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La literatura, es pues, toda una gama de facetas y entramados comunicativos, se vale del lenguaje literario y que al contrario de la ciencia, sólo puede justificar su existencia por el único hecho de ser bella. BIBLIOGRAFÍA Y CITAS •2Alatorre, Antonio. Ensayos sobre crítica literaria. CONACULTA. México. 1993. • Aristóteles. El arte poética, Col. Austral 803, Madrid: Espasa Calpe, 1970 •7Arreola, Juan José , Poesía en movimiento. •1Barajas, Benjamín. La poesía. Edere. México. 2001. • Beristáin, Helena. Diccionario de Retórica y Poética. México, Porrúa, 1985. • De Aguilar e Silvia, Victor Manuel. Teoría de la literatura. Gredos, Madrid. 1975. 6

• Gómez Redondo, Fernando. La crítica literaria de siglo XX, 2ª ed. Revisada y aumentada. Edad, España. 1996. 4

• Jakobson, Roman. Ensayos de lingüística general, Biblioteca breve. Barcelona, 1981. • Landa, Josu. Más allá de la palabra, Para la topología del poema. Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. México. 1996. • Lázaro Carreter, Fernándo y Correa Calderón Evaristo. Como se comenta un texto literario. Publicaciones cultural. México. 1995. • Montes de Oca, Francisco. Teoría y técnica de la literatura, Porrúa. México. 1984. • Mora, Rubén. Prosa y poesía. Biblioteca Guerrerense. Guerrero, México. 1998. 1 • Sabines, Jaime. Recuento de poemas. Joaquín Mortiz. México. 2000.

RUVALCABA Jorge Plata (Guadalajara, Jalisco) Pero hay otra cosa y es que nunca tengo un maldito libro que leer. Cuando has leído una cierta cantidad de literatura decente, simplemente no hay más. Tenemos que escribirla nosotros mismos. No queda jugo en el aire. Pero siempre espero despertarme por la mañana. Y la mañana que no lo haga, muy bien Bukowski

A la fecha hay muchos escritores que me han gustado, pero pocos con los que me siento conectado de alguna manera u otra. Entre ellos están estos dos: Eusebio Ruvalcaba y Charles Bukowski. Se preguntarán por qué, y yo también me lo pregunto, pero creo que ya lo he resuelto. Es porque les vale verga el arte, ellos escriben. Ser escritor no te lleva de la mano a ser artista, eso es algo que hay que tener en mente. El artista explora una realidad propia, el escritor puede ver la realidad de todos, que estamos sumergidos en una alberca de mierda y nadamos sin darnos cuenta. 53


Es facilísimo, y esto se lo expliqué a un amigo hace poco. El artista busca reconocimiento por su obra, que aclamen lo brillante e interesante que es su trabajo. A la mierda, el escritor se basta consigo mismo. Acabando de leer la novela Un hilito de sangre (Planeta 1993), se me presentó la cuestión sobre lo poco informado que está México sobre la literatura contemporánea. Empiezo por hablar sobre esta novela porque fue su ópera prima y la temática es muy importante: las historias de un niño. Puede parecer un detalle sin importancia pero cuando los escritores empiezan a tener personajes que sean más jóvenes que ellos, se remiten directamente a sus recuerdos, a su forma de ver la vida en ese momento, a las cuestiones que lo hicieron crecer y lo marcaron para un después. Así Ruvalcaba se marca en el contexto literario de su personaje principal y sería más fácil analizar este autor desde el contexto del consciente infante que nos desprenda, casi como si fuera un psicoanálisis para poder hablar de su obra literaria. La narrativa de Ruvalcaba es atrapante. Mantiene una fluidez constante en sus libros, exigiéndole al lector que lo lea todo de una sola sentada. Digamos, en su novela Un hilito de sangre logra hacer ésto haciendo que cada capítulo esté conectado, dejando palabras a medias que terminan en el siguiente capítulo, respuestas de los personajes y otras formas de mantener la atención constante. Mientras leía esta novela (y otros libros de Ruvalcaba) siempre me atreví a pensar que mucha de su narrativa estaba influenciada por J.D. Salinger, quien, así como Kafka y Edgar Allan Poe lo fueron en su tiempo, también marcó una etapa en cuanto a lo que se conoce como literatura moderna. En una parte del libro el mismo protagonista nos dice que El guardián entre el centeno es uno de los mejores libros jamás escritos. Esto viene a que, poca gente se ha dedicado a investigar y hacer un análisis sobre la literatura de este autor en particular y me he tenido que abrir paso con las puras menciones que él mismo hace, por lo que a conclusiones he llegado que la mayor influencia de Eusebio Ruvalcaba es Charles Bukowski, va en ejemplos: En primer lugar, Ruvalcaba no sólo postuló en el libro del premio Charles Bukowski realizado por editorial Anagrama, aparte ganó el primer lugar, siendo que había mandado el cuento en total anonimato. Otro ejemplo sería que en el libro Una cerveza de nombre derrota (Almadía 2005), tiene un capítulo llamado Un poema para Bukowski, en donde hace una introducción de por qué le escribe un poema, cuando él más que nadie sabe que es lo que menos desearía. Y por último, en la manera de escribir poesía es muy similar al estilo que manejaba Bukowski, donde más que una narración de algún drama interno (como la mayoría de la gente piensa 54

Eusebio y Buk / Ramón Merino / Gráfica digital / 2008

que es la poesía) se cuentan historias y reflexiones personales sobre ellas, siendo éstas como pequeños aforismos explicados dentro de su contexto. Algo también muy común en la literatura de Eusebio Ruvalcaba es que el texto empiece con gente bebiendo, brindando o apenas pidiendo su primera copa, se desarrolla en una historia de recuerdo que cualquier borracho te podría contar y termina cuando se acabe la botella o en el último trago del vaso. El brindis (Sansores y Aljure 1998) por ejemplo, sigue este lineamiento. Empieza con un simple “Salud por el amor”, el cual hará que los personajes echen remembranza de todo lo que les ha pasado en esta vida hasta el momento mismo donde se brinda. Es una novela cíclica, termina justo donde empezó pero en todo el camino te hace entenderte con los personajes, tomarles cariño. Todos los recuerdos serán desde el Zirahuén, su lugar de trabajo y por los años que llevan ahí, su único modo de vida. El mismo título del libro y el comienzo de la historia no es más que una excusa para adentrarse en las fauces del México sucio y deplorable. Los personajes encuentran comodidad dentro de su propia miseria, misma que algunos han cosechado y a otros simplemente se las trajo el destino. Cabe denotar que las descripciones de particulares momentos siempre derivan hacia la narrativa poética. El estilo de Ruvalcaba denota esa forma tan singular de expresarse, donde un momento puede detenerse y detallarse hasta extraer todo el contenido posible de una escena. Pongo por ejemplo un pedazo de su libro El brindis, donde, a manera de excusa nos cuenta la historia de dos personas cuya única pasión son los recuerdos que se han planteado entre los dos: 55


Dispuesto a asumir la belleza. Eso era todo. Dispuesto a asumir la belleza. Cinco palabras. Vivir para tener esas cinco palabras en la mano. Por una sola vez. Por un solo instante. Ella era bella. La música era bella. Bach era bello. Se dio cuenta de que estaba rodeado de belleza. De que todo a su alrededor era bello, profundo, inmensamente humano. Y su corazón palpitó a un ritmo inusitado. Rápidamente, velozmente. Como si no fuera ése el corazón suyo. Su corazón. Había platicado tantas veces con su corazón. Le había hecho las confesiones más extrañas, las más hondas. Le había hablado de sus debilidades, de sus miedos, de sus complejos. Le había confesado el pánico que le producían las mujeres. Su vaciedad. La vaciedad que él sentía que lo rodeaba. Nadie en quién vaciar tanta ternura. Nadie en quién depositar tanto amor. Le había hablado de eso a su corazón. Y lo había sentido palpitar. Con un ritmo propio, con una sonoridad propia, con un volumen propio. Pero no como ahora. Nunca como ahora. En que parecía que se le saldría del pecho. Ese corazón, que no parecía ser el suyo. Regresando a Bukowski y Ruvalcaba, la conexión que he sentido no es nada del otro mundo, se declaran fracasados y bebedores, al igual que mi padre. Bibliografía: RUVALCABA, Eusebio. El Brindis. Sansores y Aljure.

SIMULACROS DE MUJER EN LECCION DE COCINA Claudia Gómes Cañoles Las escritoras se ven obligadas a apropiarse del discurso androcéntrico1 para subvertirlo, dialogan con el falocentrismo para reconstruir lo ya dicho, reificando nuevas significaciones de mujer. Como señala Mercedes Arriaga (Arriaga: 2001:10) las escritoras ubican a sus narradoras desde una doble alteridad, en un primer movimiento: las narradoras se perciben como ese yo que son como el Otro del hombre2; se asumen como tal, a través de la mirada del hombre. En un segundo movimiento se transforma ese yo que son para sí mismas. La mujer se re-significa, haciéndose crítica, de ese Otro que el hombre quiere que sea para él. Las escritoras se posicionan desde un discurso crítico, con respecto a la hegemonía androcéntrica. 56

Rosario Castellanos en su texto Álbum de Familia, nos muestra una lección de cocina en la que se vislumbra el eco de la mujer de todos los tiempos “mi lugar está aquí. Desde el principio de los tiempos ha estado aquí” (Castellanos, 1971: 7) En este recetario de cocina busca el menú del día, se dirige a éste, como a la voz dibujada de la experta que le habla desde el recetario, “¿qué me aconseja usted para la comida de hoy, experimentada ama de casa, inspiración de las madres ausentes y presentes, voz de la tradición, secreto a voces de los supermercados?” (Castellanos, 1971: 7-8) En este monólogo o desvariar de la conciencia, que se despliega hacia la Otra inscrita en el libro de cocina, hace evidente su enunciación desde la ironía, al exponer los nombres de ciertos platos como “la cena de don quijote”, “pajaritos de centro de cara”, “bigos a la rumana”, haciendo alusión al refinamiento utilizado en los platos, y a su ignorancia por los contenidos de las recetas: “Pajaritos de centro de cara. Esotérico. ¿La cara de quién? ¿Tiene un centro de cara de algo o de alguien? Si lo tiene no ha de ser apetecible. “Bigos a la rumana” ¿Pero a quien se supone que se está dirigiendo? Si yo supiera lo que es estragón o ananá no estaría consultando este libro porque sabría muchas otras cosas.” (Castellanos, 1971: 8) La narradora se rebela a través de la ironía ante el rol asignado, que le presenta esta Otra-profesional de los trabajos culinarios; la narradora nos dice “Si tuviera usted el mínimo del sentido de realidad debería usted misma o cualquiera de sus colegas, tomarse el trabajo de escribir un diccionario de términos técnicos, redactar unos prolegómenos, idear una propedéutica para hacer accesible al profano el difícil arte culinario. Pero parten del supuesto de que todas estamos en este ajo y se limitan a enunciar. Yo, por lo menos, declaro solemnemente que no estoy, no he estado nunca en este ajo que ustedes comparten ni en ningún otro” (Castellanos, 1971: 8) La voz de enunciación es una cualquiera sin nombre, que está en contra de estas Otras, y que no obstante, adopta el rol de dueña de casa o ángel del hogar como parte de un simulacro, pues emerge desde una conciencia crítica (Arriaga, 2001). Dialogiza con las estructuras ideológicas y culturales, construidas por el androcentrismo y a la vez se distancia de ello, posicionándose fuera del orden falocéntrico, convirtiendo su discurso en una pantomima, al colocarse en el rol de dueña de casa y haciéndose crítica de ello, situándose como Otra-sujeto fuera de ese orden. La narradora se muestra en un estar como una “imbécil” en una “cocina neutra”, con el delantal, para hacer un “simulacro de eficiencia”, simulacro que se extiende igualmente a su rol sexual, a esa pasividad que demarca la posición de la mujer bajo el hombre “la postura clásica para hacer el amor. Y gemía, de desgarramiento, de placer. El gemido clásico. Mitos y mitos” (Castellanos, 1971: 9) El disfraz/simulacro de la mujer que se sabe inserta dentro de la estructura androcéntrica, sabiéndose fuera de esa imagen mujer-esposa, mujer-objeto, pero contenida aún en el reflejo, en una vida densa y viscosa “yo no soy el sueño que sueña, que sueña, que sueña; yo no soy el reflejo de una imagen en un cristal; a mí no me aniquila la 3

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cerrazón de una conciencia o de toda conciencia posible. Yo continúo viviendo con una vida densa, viscosa, turbia, aunque el que está a mi lado y el remoto, me ignoren, me olviden, me pospongan, me abandonen, me desamen” (Castellanos, 1971: 10) Esa vida viscosa/solidificada corresponde a la mujer que se aliena pero que toma conciencia de ello, al dudar del rol establecido por el modelo impuesto. Esta sujeto habla desde la mujer que se enfrenta a ese hombre y a su vez se erige como una conciencia, una sujeto de su deseo “yo también soy una conciencia que puede clausurarse, desamparar a otro y exponerlo al aniquilamiento. Yo...” (Castellanos, 1971: 10) Este yo que surge, que se enuncia por debajo, es la mujer consciente de sí, de su extravío en lo Otro del hombre: esposa. La sujeto nos dice “porque perdí mi antiguo nombre y aún no me acostumbro al nuevo, que tampoco es mío” (Castellanos, 1971: 12) haciendo alusión al contexto de la mujer en México, que al casarse adopta el apellido del marido. Y que conlleva una vida entregada a él (esposo), cumpliendo su rol de esposa-dueña de casa. La narradora nos dice “¿pero quien soy yo? Tu esposa (..) Llevo una marca de propiedad (...) se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para todo. He de mantener la casa impecable, la ropa lista, el ritmo de la alimentación infalible. Pero no se me paga ningún sueldo, no se me concede un día libre a la semana, no puedo cambiar de amo” (Castellanos, 1971:15) Esta esposa es además, la mujer- dama-de- sociedad, que ofrece comidas y cenas a los amigos del marido, que se conserva atractiva, “que cuida la lozanía de su cutis”, para ser mirada por los amigos del marido, pero que se escapa a ellos pues es propiedad del marido. Se transforma en mujer-objeto, alienada en la mirada de los sujetos que la desean, siendo parte de ese simulacro, porque tiene conciencia de ello, de su objetivación. La narradora se construye en una variedad de imágenes de mujer que ella adopta o que pensaron (los demás) que ella adoptaba en su pasado. La mujer-niña-inocente a la cual debía corresponder en tiempos de noviazgo, fue un simulacro que ella adoptó, pero que no compartía, “así voy a quemarme yo en los apretados infiernos por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa (...) yo inventaría acrobacias, desfallecimientos sublimes, transportes como se le llama en Las mil y una noches, récords” (Castellanos: 1971: 16) La sujeto imagina su vida en pareja e ironiza al respecto “poco a poco iremos rebelándonos mutuamente, descubriendo nuestros secretos, nuestros pequeños trucos, aprendiendo a complacernos. Y un día tú y yo seremos una pareja de amantes perfectos y entonces, en la mitad de un abrazo, nos desvaneceremos y aparecerá en la pantalla la palabra fin” (Castellanos: 1971: 17) La ironía surge como mecanismo de desmitificación; el amor se transforma en pantomima, en una imitación novelesca y vacía. La narradora nos dice: “para la siguiente película me gustaría que me 58

Album de Familia Ramón Merino / Gráfica digital / 2008

encargaran otro papel”, otro rol para desempeñar como el de la mujer-independienteinsensible, la mujer fatal, irresistible para los demás. En su imaginario sigue siendo dominada por un marido que la cela y al que teme. Al crear estos imaginarios de mujer, en los que se contempla convertida, la narradora se convierte en una conciencia irónica, se distancia de estas construcciones androcéntricas, pero permanece en el limbo de la no construcción de sí. En la parte final del cuento, la sujeto constata que se le ha quemado la carne que tenía en la sartén y nos dice “recapitulemos” y rememora los estados de esa carne, primero roja de sangre, cruda, con una forma y tamaño, luego vislumbra el cambio, se pone bonita, el color es apetecido, pero de pronto cambia otra vez y se pone fea, hasta llegar a desaparecer, deja de existir. En esta recapitulación es ella la carne apetecida, la carne que se descompone, que se afea, pero pone un alto al final, esa carne no ha dejado de existir, “ha sufrido sus metamorfosis”, se ha dejado mirar como lo Otro del hombre, apetecida, desde ese yo alienado opera la conciencia de sí misma, emergiendo críticamente. Con respecto a la mujer frívola y destructora nos dice: “yo seré, de hoy en adelante, lo que elija en este momento. Seductoramente aturdida, profundamente reservada, hipócrita. Yo impondré desde el principio, y con un poco de impertinencia, las reglas del juego” (Castellanos, 1971: 21) Pero aún cabe la otra posibilidad, la que han llevado a cabo las antepasadas, las humildes “las que no abrían los labios para asentir, y lograron la obediencia ajena hasta al mas irracional de 59


sus caprichos” (Castellanos, 1971: 21) ¿cuál es la opción de la sujeto femenina sin nombre que nos habla? Ninguna, pues ambas corresponden a lugares comunes en el orden del falocentrismo, ambas conllevan a la in-autenticidad porque para ella, en ambos casos se lleva a concebir a la mujer como el Otro del hombre, alienada en ese imaginario. Rosario Castellanos nos deja en el limbo, con un final abierto, inconcluso en donde queda la pregunta por el desenlace de su personaje. ¿Qué pasa al final con la narradora sin nombre? La narradora se sabe en un lugar del no-lugar propio, que más bien es la historia construida por otros, donde ella se vive como destino. Ante esto, surge en ese desvariar de su conciencia la pregunta por un camino nuevo. Un camino, no obstante, que se le esconde o que no existe y que debe inventar. Esa es la salida de la narradora, inventarse desde el simulacro impuesto, jugando a crear nuevas reglas, que la descubran siendo para-sí más que para-otros. 1

El discurso androcéntrico sostiene que la historia ha sido construida simbólicamente desde el hombre. Entendiendo por esto que en el orden cívico/social/moral se han erigido pautas que colocan al hombre en un estatuto superior a la mujer. Piénsese por ejemplo, cómo la Biblia hace nacer a la mujer desde una costilla del aquél. Este simbolismo traerá consigo una visión clara de cuál es el lugar de la mujer en relación a él. Otro ejemplo lo señala la historia oficial la que es contada por los hombres. 2 Simone de Beauvoir se refiere a la mujer como el Otro inesencial, inferior, el segundo sexo en relación al hombre que es lo esencial, el primer sexo. La mujer es el Otro del hombre, surge en términos de negación de sí, en cambio, el hombre surge en términos de afirmación de sí, el es por sí solo no necesita ser determinado por otro más que por sí mismo, en cambio, la mujer se determina por aquel. Necesita de su consentimiento para poder afirmarse a sí misma. 3 Nombre del primer relato del texto Álbum de Familia editado en 1971 en México.

VATE Y CAUSANTE Aarón Romero González «El poema es el resultado de la multiplicidad, de la no-uniformidad de los significados, o más bien, de los efectos de un signo.» «La poesía, en realidad, no es sino lo sensual del lenguaje. Presencia del signo y especulación sobre él.» Paul Valéry

La intención de este artículo es compartir una ideología de la poesía, una teoría con la que se planea explicar que hay una relación -contrario a lo que se creemucho más cercana entre el poeta y el lector. Empero, este texto no intentará definir qué es la poesía, para llevar a cabo dicha labor será necesario un estudio más vasto para aclarar este universo. 60

No obstante cabe aclarar lo siguiente: esta presunción se adhiere a la poesía vehemente, inexorable y posesiva (en este artículo llamada causante), nunca a la vacía, simple, estoica, evidente y sin figuras retóricas. La poesía causante, además de reflejar el saber, ella misma es manifestación, sentido que traspasa lo significado. La poesía causante no aterriza únicamente en fines estéticos, aunque así lo parezca, sino que tiene un valor impetuoso que parece exclamar por atención; revela su atributo, contenido balsámico y valor descarado que posee entre líneas. Ahora bien, igualmente es inevitable precisar otra característica esencial en esta teoría, se trata de los poetas que escriben la poesía causante, los escritores y hacedores que en este artículo citaré como vates. El vate es un poeta que adopta, crea, transmuta y brinda uno o varios signos ex profesos para franquear la brecha cortafuego que existe -en algunas ocasiones- entre poeta y lector. El vate no labora textos sin sentido, sino que su creación (en algunos casos abstracta y otra aparentemente barroca) -exclusiva, pero ajena y libre despuéses pura experiencia espiritual para entregarse al pensamiento y al sentimiento. El vate forja y alimenta a través de sus causantes a su lector, al que aprende a leer, lo pone a prueba y le exige a la inteligencia un esfuerzo mayor. Muerte es carne y olvido, escribir dominaciones designios que duplican los preceptos. Yo no soy carne, pierna brazo uña pelo. Soy sinfonía que navega en lienzos, rayuelas dentro de un líquido que vive, como ánimos de enfermedad sobre los muros deseo tristeza alma caracol.

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Sin embargo, el vate es capaz de intervenir intencionalmente en el marco de referencia de cada lector, pero de forma particular y diferente en cada uno, atravesar la muralla que él mismo construye. A grandes rasgos la teoría se centra en la siguiente presunción: la relación entre poeta y lector se da por medio de un signo con una carga semántica subjetiva que se transfiere al lector, una palabra -en la mayoría de los casos- objetiva y simple pero intrínseca, que de forma íntima grita un valor interior que el lector lee en ella, claro, con la intención explícita del vate. Esta conexión que se cruza entre el texto poético y el lector es un lazo, que puede ser una sola palabra, incluso una letra, con más fuerza significativa que el conjunto textual que la acompaña; el lector apropia esta significación porque adquiere una semántica que su marco de referencia le permitió leer en la palabra. Esto quiere decir que el significado que adquiere la poesía a través de los símbolos está relacionado directamente con esa experiencia que cada individuo posee. Y por eso mismo el arte poético o la poesía causante tiene un carácter infinito, pero sobre todo inexplicable. La voz, que es el rostro del mar, abunda en las premuras perdidas del Yo, del cielo sin nieve. Con palabras en los tiempos de los insomnios, en el último triángulo efímero que languidece tu sonrisa pero sonoriza las policromías de mi abecedario. De ahí que alguna vez escuchamos o leímos que sería impensable afirmar o revelar el “significado” de la poesía de uno u otro poeta, definir qué quiso decir en esa palabra o frase, ¡absurdo! Pues sabemos que la poesía es portadora y transmisora de ideas, que siempre va más allá de la sucesión de palabras (gracias en gran medida a la poesía abstracta), pero eso sólo sucede cuando se abre como una ventana que -al lector novel- perece impenetrable, se muestra y se ofrece a su lector empeñado y autoexigido, al que gusta de la poesía que demanda un viaje por su esencia hermenéutica, sólo así se vuelve independiente en cada persona, cuando es tomada por medio de la capacidad de cada observador.

E N T R E - V I S TA S ENTREVISTA A ROGELIO VILLARREAL Por: Manuel Noctis Rogelio Villarreal (Torreón, Coah., 1956), periodista, escritor y editor, es autor de Cuarenta y 20 (Moho, 2000), El dilema de Bukowski (Ediciones Sin Nombre, 2004), El periodismo cultural en los tiempos de la globalifobia (Conaculta-Ediciones Sin Nombre, 2006) y de Sensacional de contracultura (en prensa). Ha publicado prólogos e introducciones para catálogos y diversos libros, y colaborado en varios libros colectivos. Colabora eventualmente en diarios y revistas del país y del extranjero. Dirigió las revistas La Regla Rota y La Pus moderna y actualmente es editor de la revista Replicante. r o g e l i o 5 6 @ g m a i l . c o m - w w w. v i l l a r r e a l . b l o g s p o t . c o m , www.revistareplicante.com

¿Cuándo te diste cuenta de que tenías potencial para ser escritor? No, nunca me di cuenta de eso. Simplemente me gustaba. Mi papá fue editor y la casa estaba llena de libros, diccionarios, enciclopedias, y el gusto por la lectura me llevó a escribir naturalmente. Si lo hago bien o mal es otro asunto. ¿A quién leías y escuchabas de joven? Los clásicos cuentos de hadas... Cachirulo, en la tele. Después leí a Verne, Salgari, Conan Doyle, Homero... Escuchaba y convivía con los amigos de mi padre, escritores y poetas a los que publicó. ¿Y ahora? Recientemente he leído a Jared Diamond, Charles C. Mann, Luca Cavalli-Sforza, Jacques Attali, Antonio Ortuño, J.M. Servín, Alejandro Pérez Cervantes, Francisco González Crussí, Heriberto Yépez, y un montón de artículos en muchas revistas, además de todo lo que leo para publicar, o no, en Replicante. ¿Cómo fueron tus inicios como editor de revistas? Debido a la influencia de mi padre, en la secundaria hice una revista mimeografiada, con relatos, chistes y dibujos míos y de mis amigos. Más tarde edité el Boletín del Consejo Mexicano de Fotografía y después, con Mongo, hice La Regla Rota y luego La Pus moderna. Creo que Replicante resume esas experiencias...

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¿Qué valor les das a las revistas literarias independientes y autogestionarias? Uno muy importante. Las revistas culturales independientes deben aprender a circular en los circuitos comerciales y tratar de crear lectores y anunciantes que las mantengan a flote. Para eso hay que ofrecerles productos de calidad y que las diferencien de otras revistas establecidas. Los textos tienen que ser mejores que los que se publican en Letras Libres y en nexos... ¿Qué motivos te atraparon para declararte un contracultural? Nunca me he declarado como tal, es a Carlos Martínez Rentería al que le gusta definirme así. ¿Cuáles son o cuáles fueron tus influencias? Los autores clásicos, los poetas franceses, Sade, los narradores estadounidenses, Poe, algunos mexicanos del siglo XIX, como Payno, y contemporáneos, como Salazar Mallén, Revueltas, González de Alba. Indudablemente, Borges y algunos raros, como Panaït Istrati. ¿En qué nivel de consistencia se encuentra actualmente la contracultura en México? No creo que exista la contracultura en este país. En todo caso, existen propuestas y ciertos movimientos alternativos que acaban por desaparecer o por integrarse en el mainstream. ¿Tú como contribuyes con esto? Trato de contribuir al debate y a la reflexión crítica en torno a problemas de la cultura y la sociedad. Las revistas Generación, Moho y Replicante son puntales dentro de la contracultura mexicana. ¿Así lo crees tú? ¿Por qué? ¿Agregarías algo o a alguien más? Éstas son revistas muy diversas entre sí, con propuestas y contenidos muy distintos y que responden a intereses personales y editoriales a veces un tanto divergentes o caprichosos. 64

Hablando de corrientes musicales alternativas o contraculturales (caso específico del dark y el punk), ¿crees que se esté cayendo en una simple pose, que ya son parte de una moda o que la concepción ideológica de la contracultura ya no se manifiesta en ellos? Las corrientes que mencionas se comercializaron casi desde su aparición, lo cual es natural y no necesariamente negativo. Hay muchas propuestas originales y auténticas y también mucha pose y aberraciones execrables. ¿Cómo crees tú que se manifieste un ente contracultural? ¿Basta sólo el uniforme (la vestimenta) y la rebeldía o el rechazo ante distintas situaciones o existe algo más?

Rogelio Villareal Foto: Lilian Solórzano

Ya he escrito mucho sobre la contracultura (por ejemplo, en El periodismo cultural en tiempos de la globalifobia) y creo que ahora la actitud más rebelde, contestataria o revolucionaria es la crítica y la denuncia consistente de los clichés ideológicos de todas las corrientes políticas e ideológicas, de la ultraizquierda a la ultraderecha, pasando por todos sus vicios y matices. Pasando a otras cosas, leí en alguna parte que tú considerabas al músico Manu Chao como un “farsante” ¿Por qué lo consideras así? Tu descontento con la imagen del Che Guevara es más que evidente, ¿a qué se debe? ¿Por qué? Si el arte es inseparable de la vida, la disociación entre ésta y el arte debe ser un indicio inequívoco de la congruencia y honestidad de los individuos que se dicen artistas. Chao es un mal cantante, ególatra, reiterativo, millonario y plagado de clichés globalifóbicos, pero que sabe sacar amplia ventaja de la globalización. Por otra parte, la gente que venera al Che desconoce su funesta biografía, su naturaleza violenta y prepotente, los ajusticiamientos que hizo de prisioneros disidentes de la revolución cubana, su pésimo manejo de la economía en los años sesenta y su fallida estrategia de prender la llama revolucionaria en América Latina. Un héroe sanguinario y vanidoso. 65


con tendencias punks y anarquistas. En lo personal, me identifico con pensadores como Roger Bartra y Luis González de Alba. Le damos vuelta a la moneda. ¿Qué opinión tienes de Felipe Calderón? Es un político inteligente pero no un estadista. Desde luego, no voté por él. No es el fascista que muchos histéricos dicen sin saber lo que es el fascismo y sin haberlo vivido nunca. Ha cometido muchos errores, pero por lo menos actúa dentro de la normalidad, al contrario de López Obrador, que se ha desquiciado por completo. ¿Y del señor y la señora Fox? Brutos, ambiciosos, torpes, vulgares. Merecen el escarnio. ¿Quién es Rogelio Villarreal en este momento? Esencialmente el mismo: editor, periodista, escritor. Quizá un poco más prudente. Portada del número 14 de la revista “ Replicante ”

Algo que no te pregunté y quisieras mencionarlo. También sabemos que eres antilopezobradorista. ¿Cuál es la razón de esa antipatía? ¿Por qué? Es muy sencillo. López Obrador no es de izquierda, es un impostor, un cacique de raigambre priista rodeado de políticos ex priistas y ex salinistas y con una visión anacrónica del país; demagogo, mentiroso, inculto y rencoroso y hasta misógino, como hemos podido verlo recientemente. Su máxima hazaña fue convencer a millones de personas de que existió un fraude nunca probado. De verdad se cree un mesías, y hay intelectuales que lo alaban. Has manifestado tu postura política de izquierda, pero ¿qué tipo de izquierda es la que tú profesas o que a ti te gustaría? Yo estuve en el Partido Comunista Mexicano hace mucho tiempo, y ahí aprendí que los ideales son una cosa y los hombres otra. Abandoné el partido cuando me enteré de la invasión soviética a Afganistán y poco a poco fui identificándome con un comunismo libertario y antiburocrático, lo opuesto exactamente al tan celebrado socialismo cubano autoritario, demagógico e incompetente. Si hubiera que definirme, me diría socialdemócrata 66

Muchas de las cosas que he apuntando brevemente aquí las desarrollé con más amplitud en varios libros, como el que mencioné antes y El dilema de Bukowski. Y muy pronto se publicará otro más, que llevará por título Sensacional de contracultura. Por último, ¿qué le dirías a la gente que leerá esta entrevista? Que trate de abandonar sus prejuicios y emprenda un ejercicio crítico y autocrítico a fondo. Hay un mundo de información rodeándonos, y las cosas no son siempre como nosotros queremos. Ya lo dijo Marx, no basta con interpretar el mundo, hay que transformarlo, pero con conocimiento, inteligencia, sensibilidad. Y con provocación y humor; se vale la burla y el sarcasmo... ¿Hacia dónde queremos ir? No debemos cometer los mismos errores de otras generaciones que buscaban la libertad y terminaron aplaudiendo la dictadura.

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