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Editorial

Aunque una manera de hacer las cosas haya perdurado a lo largo del tiempo, no quiere decir que sea la mejor forma o la más sencilla. Simplemente, quizás sólo signifique que nadie ha intentado hallar un modo mejor.

Edward de Bono

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En cualquier sociedad, el objetivo de la educación es formar a individuos, hombres y mujeres, bajo los principios de sabiduría e inteligencia.

Hoy por hoy, sabemos que la pandemia por covid-19 ha ocasionado impactos profundos en todos los sentidos. En el caso de las instituciones educativas se repensaron las formas de enseñar y aprender y se preponderó una educación a distancia, a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Pero ¿qué significa la calidad de la educación a distancia y cuáles son sus implicaciones? La respuesta a esta pregunta se aborda en la mayoría de los artículos que integran el número 96 de la revista electrónica Magisterio.

Sin duda, la educación a distancia constituye una innovación y reto educativo del sistema de enseñanza-aprendizaje; además, implica aprender y adquirir experiencias sobre la marcha.

Existe una diversidad de modelos de la educación a distancia, pero no hay que perder de vista tres agentes principales con roles específicos: el estudiante, los profesionales de la educación y los recursos materiales.

Es cierto que la práctica de la educación a distancia evidenció en México, y otros países del tercer mundo, las deficiencias en infraestructura de cada actor participante (alumnos, docentes y padres de familia), las brechas educativas y la necesidad de desarrollar competencias digitales, técnicas y pedagógicas; no obstante, los profesores y alumnos han respondido a las particularidades educativas del momento y han contribuido a la mejora continua del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Aunque hay una terrible incertidumbre del futuro educativo, no hay que olvidar que la calidad de la educación no depende de la modalidad educativa, sino de la calidad de los procesos que se viven y aprenden.

Otro tema de suma importancia en este número y en la agenda educativa es la equidad de género. Dos autores reflexionan sobre el papel que juega la educación y la práctica docente como medios para frenar la violencia de género y, sobre todo, potenciar las distintas conductas, aspiraciones y necesidades de mujeres y hombres.

Como siempre, los dos últimos apartados de la publicación invitan a conocer el trabajo creativo de artistas mexiquenses.

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