Magisterio19

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penetrar en la tela. Sumergirse sin

Caso contrario sucede con el cua-

temores en el vacío del lienzo. Y entonces escuchará, en silencio,

dro Unción. En éste el sujeto tiene que asirse a las jaculatorias de

el silencio de las combinaciones.

la noche, halar todas las mixturas del lienzo, contemplar la sinfonía

Porque el cuadro revela sólo el pórtico del significado, preámbulo inquisitorio donde el ser humano guarda los deseos, las angustias, los sinsabores. La composición plástica de Genaro resulta de la mezcla entre el silencio y los olores que se esfuman con la osadía de hacerse en los rojos; con la valentía de arrostrar los negros; coraje al maldecir amarillos. Es decir la libertad del hombre inicia donde el que mira se atreve a reconstruir la imagen o las imágenes que aparecen detrás de las capas de colores: la pasión de la sangre juega taciturna con los deseos de las almas; el azul índigo anega las posibilidades de agua donde los océanos develan la esencia de la tierra; el amarillo incendia la soledad del espíritu, para que los bastones escuchen el silencio, creando escalas cromáticas; y el negro vocifera en el oído la larga travesía humana por los umbrales del deseo. Así entonces, el que mira perderá el miedo y atravesará, despacio, con la libertad en la garganta, la esencia de los colores y escuchará la libertad de la composición plástica.

de los azules y blancos, combinación que representa el lado más humano de los hombres, donde los símbolos de sujeción son representados por las gruesas líneas azules que, al acercarse al lienzo, la superficie rugosa, el latido de la tierra, forman una imagen mística. Apenas perceptible, se mira un rostro que se difumina entre los amarillos y azules, rodeado del mismo movimiento que generan los huracanes. El espectador se mirará anegado de lluvia, porque la unción le incluirá a la confesión del enfermo. Es un espacio que desguinda el espíritu, porque el caos del cuadro irrumpirá en la tranquilidad del vidente. Del pobre ser humano que no encuentra asidero porque la sinfonía cromática negará el caos del silencio. Por ello, el cuadro Unción parecerá una danza esquizoide donde el polvo de la tierra someterá la visión del cosmos al orden pictórico. En otras palabras: los trazos tienen una dirección izquierda derecha, cuyo centro de fuga se halla en el equilibrio horizontal vertical de los azules y donde los amarillos parecen emerger del

Cosa rara Cerámica de baja temperatura.

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