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Revista Católica Nº 25, Mayo de 2013, Año 4

rescatandoalafamilia.blogspot.com rescatandoalafamilia@gmail.com Directora: Rosa María Valencia Z.

Administradora: Guadalupe Soto V.

Editor: Santino Bruguera

Colaboradores: Oficina de Comunicaciones del Arzobispado Sra. María Taboada de Sardón Lic. Maíta García Trovato Sr. Juan Carlos Rivera V.

2 Editorial 3 La Educación 4 Choque de dos fuerzas 6 Sexualidad Humana: Verdad y Significado (2da Parte) 11 Carta del cardenal Jorge Mario Bergoglio en defensa del matrimonio 12 Religiosa crea juego sobre la Fe 14 Día Internacional de la Familia 16 A propósito de la Eutanasia y de la “calidad de vida” 20 Avisos Publicitarios


Editorial Queridos amigos:

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uevamente con ustedes aprovecho la oportunidad de comentarles que como cada mes, el Apostolado, realiza conferencias que nos llevan a reflexionar y crecer como personas. En esta oportunidad me tomé yo la libertad de realizar la reflexión; y hablé sobre el tema del Llamado, la Vocación y la Santidad. Lo hice porque muchos de nosotros vivimos sin tener en cuenta la razón de nuestra existencia. ¿Para qué se nos ha dado la oportunidad de vivir? ¿Somos conscientes de que más tarde o más temprano estaremos ante Dios dando cuenta de los talentos que recibimos, si los empleamos, y cómo lo hicimos, en tal caso? ¿Nos valdrán los títulos, el poder, el dinero que acumulamos? No, lo único que nos valdrá allá ante Dios será el Amor que supimos dar y compartir con “todos” nuestros hermanos, el pobre, el enfermo, el antipático, el que me causó daño...En fin sólo el Amor pesará, como decía San Agustín, lo demás no tendrá ninguna importancia. Todos sin excepción estamos llamados a ser “santos” en el lugar, en el estado, en la experiencia que me ha tocado vivir. Gracias por permitirme compartir esto con ustedes, y quiera Dios cumpla su cometido, reflexionar... Un abrazo en Cristo


La Educación

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a Educación, indudablemente, encierra un TESORO. En efecto, frente a los numerosos desafíos del Porvenir, la EDUCACION, constituye un instrumento indispensable para que la Humanidad pueda progresar hacia los ideales de: PAZ, LIBERTAD Y JUSTICIA.

por: María Taboada de Sardón

aprender toda una vida.

tivo, y esta observación explora los diferentes talentos, que como Tesoros están enterrados en el fondo de cada persona, como es el caso de: la MEMORIA, la IMAGINACION, las Aptitudes Físicas, el Sentido de la Estética, la Facilidad de Comunicarse con los demás, el Carisma natural, etc.

También se debe aprender a HACER, es decir adquirir una competencia que permita a hacer frente a numerosas situaciones. Esta competencia se hace más accesible si se cuenta con la posibilidad de evaluarse y de enriquecerse, participando en diversas actividades, paralelas a los esPor consiguiente, la EducaLo primero que se debe tudios. ción tiene que adaptarse en aprender es a CONOCER, Y sobre todo se debe aprentodo momento a los camlogrando una Cultura Geneder a SER, que dará mayor bios de la Sociedad, sin dejar ral, suficientemente amplia capacidad de juicio junto con de transmitir el SABER, los que debe servir de pasaporte el fortalecimiento de una resPRINCIPIOS y los FRUTOS para una Educación Permaponsabilidad personal en la nente que suponga un alide la Experiencia. n realización del destino colecciente y siente las bases para


EL CHOQUE DE DOS FUERZAS:

LA EDUCACIÓN Y LA VIOLENCIA ESCOLAR

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o es fácil abordar este tema, pues se trata de mostrar de un modo equilibrado, un panorama complejo y al mismo tiempo desarrollar todas las posibilidades de mejora. La educación es una fuerza maravillosa, capaz de hacer germinar en el ser humano lo mejor de él. Los padres, primeros educadores, eligen el colegio al que van a enviar a sus hijos, y lo hacen con la ilusión de que en él encuentren cariño, exigencia, comprensión y una permanente labor de ayuda para ser mejor. Por su lado los colegios deben asumir que lo que alimenta sus raíces, es una profunda vocación, una gran ilusión, un fuerte deseo de ayudar a cada alumno a ser mejor cada día, un perfeccionamiento totalmente relacionado con la adquisición de virtudes y, con el desarrollo del intelecto. Ante todo la labor de la familia y el colegio es formar personas realmente buenas, que sean capaces de transformar este mundo para bien. La labor de educar, requiere que cada maestro reconozca en cada alumno su inmenso valor, solo entendible desde la visión cristiana, que ve en cada persona un hijo de Dios y por lo tanto reconoce su infinito valor, que es única e irrepetible, con una su vocación a ser más que buena, santa. La educación debe ver como su legítimo trabajo la formación de la persona, llevándola a que tenga la fuerza necesaria para acometer en busca del bien y para resistir ante el mal.

Siempre nos hemos sorprendido y sentido el pesar, al encontrar en distintos ambientes y en algunos colegios, adolescentes entre 11 y 15 años aproximadamente, con una gran incapacidad para comprender que deben hacer el bien a los que les rodean, por el contrario son agresivos, violentos contra sus compañeros. Es una violencia que se prolonga en el tiempo, con reiterados actos de intimidación, agresión, hostigamiento, sobre un determinado compañero, a quien convierten en víctima de sus continuas agresiones y al que se busca intencionalmente hacer daño. A este fenómeno de violencia interpersonal se le denomina hoy en el ambiente con el nombre de bullying, que es una palabra de origen inglés y que proviene de la traducción de la palabra mobbing que significa abuso de unos sobre otro. Es importante diferenciar agresiones, maltratos que ocurren entre los escolares de modo circunstancial, accidental y de modo esporádico, del fenómeno de agresividad descrito en el párrafo anterior, en el cual el maltrato es continuo, en un tiempo prolongado, y con intención de provocar algún daño a alguien, a quien se considera más débil. Este tipo de agresión sistemática se manifiesta de modo verbal, físico o psicológico y puede realizarse de modo directo o indirecto, buscando intimidar al

compañero de clases. Esta violencia reiterada e intencional usa como herramientas: el aislar al compañero, molestarlo en temas delicados, desprestigiarlo ante los demás, humillarlo, causarle temor e incluso afectar su integridad física. Pero todos quisiéramos saber con algo de certeza, dónde nace esa violencia, por qué un adolescente o un niño actúa buscando causar daño o maltratar a sus propios compañeros. Si pausadamente revisamos los elementos que influyen en un hijo, en primer lugar encontraremos a la familia, que normalmente transmite un gran bien, pero que lamentablemente a veces muestra dos realidades contrarias. Una de ellas es que los padres son un poco violentos entre sí y con los demás, y eso es un ejemplo para los hijos, o también encontramos hogares en los que hay maltrato a los hijos, un trato negativo que daña su autoestima, y que puede abrir en ellos, uno de los cauces de la baja autoestima, que es no poder valorar a los otros, sino por el contrario buscar disminuirlos al máximo. Luego vemos al conjunto de medios de comunicación que los rodean con películas y juegos que exaltan la violencia, noticias que sólo hablan de terribles agresiones y asesinatos, y donde apreciamos ese ataque brutal contra la vida que es el aborto, una de las más


despiadadas violencias contra un ser humano indefenso, y por increíble que parezca, hay personas que lo promueven y buscan justificarlo, a veces pareciera que hay demasiada maldad y ambición en ellos. Todo esto pasa por los ojos de nuestros hijos, causando un daño que a veces es difícil de determinar. Miremos ahora a la persona, al ser humano, con sus debilidades y sus tendencias. Tendencias que requieren ser reguladas, controladas por la inteligencia, por la razón, de modo que cumplan con su cometido, para bien de la persona, pero que si se desarrollan desproporcionalmente pueden llevar a un profundo egoísmo, a un deseo de poder y dominio sobre los demás, una necesidad que se sobredimensiona pudiendo causar perjuicios en los que le rodean. Gran parte de esta debilidad tiene que ver con el pecado original , que es una realidad en el hombre, lo cual no nos lleva a una justificación, sino a considerar esa realidad y esforzarnos más en fortalecer la inteligencia y la voluntad, con la ayuda de Dios Ante este panorama que es real y que para algunos es una penosa contrariedad , nosotros no nos podemos desanimarnos, pues contamos con la gracia de Dios, para paso a paso, construir un mundo mejor, y lo haremos , porque la vida de nuestros hijos y su felicidad están en juego .Lo primero que es volver la mirada a los padres, a la familia, que tienen que hacer de sus hogares una escuela de virtudes, una pequeña porción de la Iglesia donde los hijos aprendan a tratar a Dios, sabiéndose sus hijos y a ver en los que les rodean sus hermanos, también amadísimos por Dios. El hogar tiene que ser un lugar donde se desarrollen las virtudes de

la caridad, la generosidad, la justicia, la templanza, la fortaleza, que son condición básica para actuar correctamente frente a los demás. Dos elementos son fundamentales al momento de educar a los hijos y ellos son la ley moral y la conciencia. El Concilio Vaticano II dirá “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que no se da a sí mismo, pero a la que debe obedecer y cuya voz resuena cuando es necesario en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y evitar el mal… El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón…la conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella”. Si un niño o un adolescente reciben una correcta educación de la conciencia, poseerán los juicios de la razón necesarios para darse cuenta y señalar lo que es bueno y lo que es malo en su conducta. Nuestra razón es capaz de conocer y entender la naturaleza de las cosas y su ordenación a Dios. Esta conciencia se forma a partir de lo que papá y mamá enseñen y vivan y si son padres que conocen a Dios, lo harán sobre la base de esos 10 mandamientos, que son lo más propio del hombre, por donde lo veamos, cuando se quiere ser verdaderamente feliz. Luego está el colegio, que tiene que recocer que educa personas, y que para alcanzar los fines que se propongan, tienen que conocerlas. El anonimato que hay en muchos colegios es el mejor caldo de cultivo para que unos se conviertan en agresores y otros en víctimas. Un colegio que conoce a sus alumnos, a través del trato personal cotidiano e intencionado que debe haber entre maestros y alumnos, un colegio que desarro-

llo un modelo educativo con una visión formativa, buscando inculcar virtudes, un colegio que tiene una visión real de lo que es educar y dedica tiempo a la mejora personal, podrá tener la seguridad de que no aparecerán esos fenómenos de maltrato exagerado, ni tampoco aquellos maltratos circunstanciales o aislados , en los que se busca hacer daño. Luego los alumnos por su inmadurez seguirán cometiendo algunos errores, pero que solo requerirán de la orientación y la firmeza de sus maestros para corregirlos. No debemos olvidar, que el adecuado ejercicio de la autoridad y el respeto a los reglamentos y normas del colegio, son signos de salud, para bien de los alumnos, pues esas dos realidades son magníficas contenciones a la duda y a la debilidad que un alumno puede tener en un momento de su vida sobre su actuar correcto. La pelea en la sociedad es más compleja, pero reclama de todos una posición activa, una acción en el ámbito que nos corresponda, no podemos mirar como desde lejos y no hacer nada, debemos expresar nuestra opinión en todos los espacios en los que podamos y hacer frente a los programas de televisión violentos, a los grupos de personas que promueven el aborto o la eutanasia, a los promotores de guerras y ventas de armas, a la violencia que hay en las calles. Si nuestros hijos nos ven luchar contra la violencia empleando todos los medios humanos y todos los medios sobrenaturales, es decir acudiendo al auxilio que Dios nos puede prestar, se formarán con una cultura que busca la paz y el bien de todos , y esos hijos transformarán para bien, este mundo que se nos ha entregado. n


PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA SEXUALIDAD HUMANA: VERDAD Y SIGNIFICADO Orientaciones educativas en familia (2da Parte) LLAMADOS AL VERDADE- cidad y la responsabilidad RO AMOR del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vo8. El hombre, en cuanto ima- cación fundamental e innata gen de Dios, ha sido creado de todo ser humano ». Todo para amar. Esta verdad ha el sentido de la propia libersido revelada plenamente en tad, y del autodominio conel Nuevo Testamento, junto siguiente, está orientado al con el misterio de la vida in- don de sí en la comunión y tratrinitaria: « Dios es amor en la amistad con Dios y con (1 Jn 4, 8) y vive en sí mis- los demás. mo un misterio de comunión personal de amor. Creándola El amor humano como a su imagen ..., Dios inscribe don de sí en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y 9. La persona es, sin duda, caconsiguientemente la capa- paz de un tipo de amor superior: no el de concupiscencia, que sólo ve objetos con los cuales satisfacer sus propios apetitos, sino el de amistad y entrega, capaz de conocer y amar a las personas por sí mismas. Un amor capaz de generosidad, a semejanza del amor de Dios: se ama

al otro porque se le reconoce como digno de ser amado. Un amor que genera la comunión entre personas, ya que cada uno considera el bien del otro como propio. Es el don de sí hecho a quien se ama, en lo que se descubre, y se actualiza la propia bondad, mediante la comunión de personas y donde se aprende el valor de amar y ser amado. Todo hombre es llamado al amor de amistad y de oblatividad; y viene liberado de la tendencia al egoísmo por el amor de otros: en primer lugar de los padres o de quienes hacen sus veces, y, en definitiva, de Dios, de quien procede todo amor verdadero y en cuyo amor sólo el hombre descubre hasta qué punto es amado. Aquí se encuentra la raíz de la fuerza educativa del cristianismo: « El hombre es amado por Dios! Este es el simplicísimo y sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respeto del hombre». Es así como Cristo ha descubierto al hombre su verdadera identidad: « Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su


amor, manifiesta plenamente El amor y la sexualidad el hombre al propio hombre humana y le descubre la sublimidad de su vocación ». 10. El hombre está llamado al amor y al don de sí en su El amor revelado por Cristo unidad corpóreo-espiritual. « al que el apóstol Pablo de- Feminidad y masculinidad dicó un himno en la prime- son dones complementarios, ra Carta a los Corintios..., en cuya virtud la sexualidad es ciertamente exigente. Su humana es parte integrante belleza está precisamente de la concreta capacidad de en el hecho de ser exigente, amar que Dios ha inscrito porque de este modo cons- en el hombre y en la mutituye el verdadero bien del jer. « La sexualidad es un hombre y lo irradia tam- elemento básico de la perbién a los demás ». Por tan- sonalidad; un modo propio to es un amor que respeta de ser, de manifestarse, de la persona y la edifica por- comunicarse con los otros, que « el amor es verdadero de sentir, expresar y vivir cuando crea el bien de las el amor humano ». Esta capersonas y de las comuni- pacidad de amar como don dades, lo crea y lo da a los de sí tiene, por tanto, su « demás ». encarnación » en el carác-

ter esponsal del cuerpo, en el cual está inscrita la masculinidad y la feminidad de la persona. « El cuerpo humano, con su sexo, y con su masculinidad y feminidad visto en el misterio mismo de la creación, es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde el « principio » el atributo « esponsalicio », es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y —mediante este don— realiza el sentido mismo de su ser y existir ». Toda forma de amor tiene siempre esta connotación masculino-femenina.


11. La sexualidad humana es un Bien: parte del don que Dios vio que « era muy bueno » cuando creó la persona humana a su imagen y semejanza, y « hombre y mujer los creó » (Gn 1, 27). En cuanto modalidad de relacionarse y abrirse a los otros, la sexualidad tiene como fin intrínseco el amor, más precisamente el amor como donación y acogida, como dar y recibir. La

relación entre un hombre y una mujer es esencialmente una relación de amor: « La sexualidad orientada, elevada e integrada por el amor adquiere verdadera calidad humana ». Cuando dicho amor se actúa en el matrimonio, el don de sí expresa, a través del cuerpo, la complementariedad y la totalidad del don; el amor conyugal llega a ser, entonces, una fuerza que en-

riquece y hace crecer a las personas y, al mismo tiempo, contribuye a alimentar la civilización del amor; cuando por el contrario falta el sentido y el significado del don en la sexualidad, se introduce « una civilización de las “cosas” y no de las “personas”; una civilización en la que las personas se usan como si fueran cosas. En el contexto de la civilización del placer la mujer puede llegar a ser un objeto para el hombre, los hijos un obstáculo para los padres ». 12. En el centro de la conciencia cristiana de los padres y de los hijos, debe estar presente esta verdad y este hecho fundamental: el don de Dios. Se trata del don que Dios nos ha hecho llamándonos a la vida y a existir como hombre o mujer en una existencia irrepetible, cargada de inagotables posibilidades de desarrollo espiritual y moral: « la vida humana es un don recibido para ser a su vez dado ». « El don revela, por decirlo así, una característica especial de la existencia personal, más aun, de la misma esencia de la persona. Cuando Yahvé Dios dice que “no es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2, 18), afirma que el hombre por sí “solo” no realiza totalmente esta esencia. Solamente la realiza existiendo “con alguno”, y más


profunda y completamente, existiendo “para alguno” ». En la apertura al otro y en el don de sí se realiza el amor conyugal en la forma de donación total propia de este estado. Y es siempre en el don de sí, sostenido por una gracia especial, donde adquiere significado la vocación a la vida consagrada, « manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso » para servirlo más plenamente en la Iglesia. En toda condición y estado de vida, de todos modos, este don se hace todavía más maravilloso por la gracia redentora, por la cual llegamos a ser « partícipes de la naturaleza divina » (2 Pe 1, 4) y somos llamados

a vivir juntos la comunión sobrenatural de caridad con Dios y con los hermanos. Los padres cristianos, también en las situaciones más delicadas, no deben olvidar que, como fundamento de toda la historia personal y doméstica, está el don de Dios.

« La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y espiritual con su huella consiguiente en todas sus manifestaciones. Esta diversidad, unida a la complementariedad de los dos sexos, responde cumplidamente al diseño 13. « En cuanto espíritu en- de Dios según la vocación a carnado, es decir, alma que la cual cada uno ha sido llase expresa en el cuerpo infor- mado ». mado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado El amor conyugal al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca 14. Cuando el amor se vive también el cuerpo humano en el matrimonio, compreny el cuerpo se hace partícipe de y supera la amistad y se del amor espiritual ». A la luz plasma en la entrega total de de la Revelación cristiana se un hombre y una mujer, de lee el significado interperso- acuerdo con su masculinidad nal de la misma sexualidad: y feminidad, que con el pac-


to conyugal fundan aquella comunión de personas en la cual Dios ha querido que viniera concebida, naciera y se desarrollara la vida humana. A este amor conyugal, y sólo a él, pertenece la donación sexual, que se « realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integrante del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen entre sí hasta la muerte ».24 El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que « en el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santifica-

dos por el sacramento ».25 Amor abierto a la vida 15. Signo revelador de la autenticidad del amor conyugal es la apertura a la vida: « En su realidad más profunda, el amor es esencialmente don y el amor conyugal, a la vez que conduce a los esposos al recíproco “conocimiento”..., no se agota dentro de la pareja, ya que los hace capaces de la máxima donación posible, por la cual se convierten en cooperadores de Dios en el don de la vida a una nueva persona humana. De este modo los cónyuges, a la vez que se dan entre sí, dan más allá de sí mismos la realidad

del hijo, reflejo viviente de su amor, signo permanente de la unidad conyugal y síntesis viva e inseparable del padre y de la madre ».26 A partir de esta comunión de amor y de vida los cónyuges consiguen esa riqueza humana y espiritual y ese clima positivo para ofrecer a los hijos su apoyo en la educación al amor y a la castidad. n


A los Párrocos, Rectores de Iglesias, Capellanes de Iglesias Queridos hermanos: “El matrimonio como relación estable entre el hombre y la mujer, que en su diversidad se complementan para la transmisión y cuidado de la vida, es un bien que hace tanto al desarrollo de las personas como de la sociedad. No estamos ante un hecho privado o una opción religiosa, sino ante una realidad que tiene su raíz en la misma naturaleza del hombre, que es varón y mujer… Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es. “El matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes... El matrimonio se funda en la unión complementaria del varón y la mujer, cuyas naturalezas se enriquecen con el aporte de esa diversidad radical”. Con estas consideraciones, entre otras, el Episcopado quiso poner luz ante la posibilidad de sanción del matrimonio para personas del mismo sexo. Al final de la declaración, también decíamos: Es responsabilidad de todos proteger este “bien de la humanidad”. Que la familia de Nazaret nos acompañe, nos bendiga y nos cuide. Fraternalmente, Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires Carta del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires (hoy el Santo Padre Francisco), a los párrocos, rectores y capellanes de iglesias, ante la posibilidad de sanción del matrimonio para personas del mismo sexo (22 de junio de 2010)


Monja crea juego de mesa sobre la fe

‘La alegría de la fe’, una suerte ‘Party’ cristiano, triunfa en Europa y en América Latina. Se han editado 5.000 ejemplares en España y se han interesado por él países como México. Su creadora, María Granados, explica que la idea surgió por la necesidad de contar con algo que les ayudase a trasmitir la fe.

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l juego de mesa creado por una monja natural de Granada que pone a prueba los conocimientos sobre Jesucristo a lo largo de 67 casillas está triunfando en España, donde se han editado 5.000 ejemplares, y también llegará a América, al haberse interesado por él países como México.

Según han informado fuentes de Edice, la editorial de la Conferencia Episcopal Española que lo ha editado, a finales de marzo salió a la venta y en abril ha tenido numerosas peticiones de toda España, sobre todo como regalo para las próximas comuniones. También les han llegado pedidos de este juego -que se

vende al precio de 49 eurosde México, por lo que también tienen puestas sus miras en América. El juego, basado en el catecismo “Jesús es el Señor”, ha sido creado y diseñado por la delegada de Catequesis de la Diócesis de Cuenca, María Granados, de 35 años y hermana carmelita de la Sagrada


Familia de Cuenca, que pretende dar a conocer la doctrina de Cristo de forma más lúdica. A modo de “party”, ha explicado Granados (natural de Granada), el juego, denominado “La alegría de la fe”, pretende testar los conocimientos sobre Jesucristo a lo largo de 67 casillas, con mímica, juegos, signos, tabú, dibujos y oraciones. El juego está pensado para adultos y niños a partir de 7 u 8 años, para jugar tanto en familia como en grupos, en la escuela o en el contexto de la Catequesis, ya que la dinámica se inspira en el catecismo de la Conferencia Episcopal Española, ha explicado su creadora. Los jugadores participan en equipo, cada uno avanza con su ficha por el tablero y el primero que llega a la casilla 67 gana. Cada casilla es de un color diferente e indica el tipo de prueba y, si se supera, se sigue avanzando hasta llegar a la meta. La monja granadina ha explicado que la idea surgió “por la necesidad de crear algo que nos ayudase a transmitir la fe”, aunque ha remarcado que “no sustituye a la Catequesis ni a la clase de religión, es sólo un apoyo”. “Al tener colorido, luz y distintas posibilidades, la experiencia es que los niños se lo pasan bien y a la vez apren-

den”, ha explicado la religiosa, que ha admitido que el juego recoge las cuatro tareas propias del Catequesis: conocer, celebrar, vivir y orar. “Por una manera u otra estos elementos se van entremezclando y la experiencia está siendo muy positiva”, ha aseverado Granados. En Cuenca, donde reside la monja, el juego se puso a la venta hace unos días en la tienda del Palacio del Obispado y, de momento, están

satisfechos con las ventas, según ha comentado su responsable, que ayer vendió varios en un solo día. Además, dado que el juego se ha hecho muy popular en la ciudad, ya lo han encargado para ponerlo a disposición de los conquenses en algunas librerías de la capital. El juego se presentó hace unas semanas en las Jornadas de Delegados Diocesanos de Enseñanza, Catequesis y Familia, que se celebraron en El Escorial (Madrid). n


Día Internacional de la Familia 15 de mayo

«Promoción de la integración social y la solidaridad entre las generaciones»

E

l Día Internacional de la Familia se observa cada año el día 15 de mayo desde 1994. Esta fecha fue proclamada en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (A/ RES/47/237 ) haciendo eco de la importancia que la comunidad internacional le otorga a la familia. El Día Internacional de la Familia es la ocasión propicia para promover la concienciación y un mejor conocimiento de los procesos sociales, económicos y demográficos que afectan a este importante núcleo de la sociedad.

En la resolución A/ RES/62/129 la Asamblea General también observó que que las disposiciones relacionadas con la familia que figuran en los textos aprobados en las grandes conferencias y cumbres de las Naciones Unidas celebradas en el decenio de 1990 y en sus procesos de seguimiento continúan proporcionando orientación normativa sobre la manera de reforzar los componentes de las políticas y los programas centrados en la familia, como parte de un enfoque amplio e integrado del desarrollo.

El Día Internacional de la Familia de las Naciones Unidas ha inspirado una serie de actos de sensibilización, entre los cuales destaca la celebración de esos días en el plano nacional. En numerosos países, ese día ofrece una oportunidad para poner de relieve los distintos ámbitos de interés para las familias. Entre las actividades se incluyen cursos prácticos y conferencias, programas de radio y televisión, artículos periodísticos y programas culturales que hacen hincapié en los temas pertinentes. n


«La familia es el elemento que aglutina a las sociedades, y las relaciones entre las generaciones perpetúan este legado en el curso del tiempo. Este año, el Día Internacional de la Familia es una ocasión para celebrar los vínculos que existen entre todos los miembros de la constelación que conforma una familia. También es una oportunidad para reflexionar sobre el modo en que inciden en ellos las tendencias sociales y económicas, y sobre lo que podemos hacer para fortalecer a las familias en respuesta a ello.» Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas, Día Internacional de la Familia 2013


Escribe:

Maíta García Trovato

A propósito de la Eutanasia y de la “calidad de vida”...

E

utanasia es una palabra que se está poniendo de moda y puede significar muchas acciones. Por ejemplo: dar muerte al recién nacido deficiente que se presupone llevará una existencia disminuída; ayudar al que quiere morir a que consume su propósito; eliminar al anciano

que se presume no vive ya una vida digna; procurar la muerte sin dolor a alguien que sufre; matar al paciente indefenso (caso Terry Schiavo), etc. La Real Academia la define como “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su

consentimiento o sin él”.1 De otra parte, constantemente se alude al derecho “a morir con dignidad” y no es casual que se nos trate de sensibilizar premiando películas que nos muestran la eutanasia como deseable y practicable: un acto de compasión.2 Frente a ella, inevitablemente, surgen cuestionamientos


que nos llevan a poner en la palestra temas como la dignidad intrínseca de la vida humana (“sacralidad de la vida”, Evangelium vitae, Juan Pablo II) y, ante las constantes amenazas, la defensa de esta vida como responsabilidad individual y de las políticas públicas que tienen el deber de promover y salvaguardar la vida humana empezando por la naciente y su hábitat natural que es la familia. Existen dos tipos de eutanasia. La llamada occisiva o directa y la lenitiva o indirecta. En ambas, se reconocen dos modalidades: activa o “por comisión” y pasiva, “por omisión”. Desde ya, hay que

ser claros. En tanto el propósito sea causar la muerte ambas modalidades son ilícitas. La eutanasia occisiva o directa, viene de “occidere” (caer, morir, matar) y, como decía un médico amigo, está más cerca de matar que de morir. En las crónicas policiales el occiso es el muerto. Se considera activa cuando se utiliza un medio que provoca directamente la muerte. Pasiva, cuando se evita un procedimiento que podría salvar la vida del mismo.3 Es moralmente inaceptable y está legalizada en contados países.4 En cambio, la eutanasia lenitiva – de “lenire” (suavizar) – está permitida en la

mayoría de países y es lícita. Trata de ahorrar sufrimiento en una muerte inevitable y recupera el verdadero sentido de “eutanasia”. Puede ser a su vez activa, cuando administramos medicamentos que alivian dolor y angustia aunque tal vez abrevien la vida del paciente (principio del doble efecto); y, pasiva, al prescindir de procedimientos que puedan aumentar su sufrimiento, como suspender la quimio cuando aporta más malestar que beneficios. En oposición a la eutanasia lenitiva tenemos la llamada “distanasia”, encarnizamiento terapéutico u obstinación terapéutica, que consiste en


retrasar el advenimiento de la muerte por todos los medios, proporcionados o no, aunque no haya esperanza alguna de curación y eso signifique para el paciente sufrimientos añadidos a los que ya padece tratando de

esquivar por horas, días o semanas una muerte inevitable. ¿Motivaciones? Generalmente económicas, académicas o de prestigio… “a mí no se me muere nadie…”. Argumentos

para legalizar la eutanasia 1. El derecho de cada quien a disponer de su propia vida en uso del principio de autonomía.

esgrimidos 2. El derecho a la muerte dig-


hablar de su propia vida porque sencillamente la vida no nos pertenece. Y es mejor que así sea, porque todo bien propio puede ser expropiado… No. La vida es un don de Dios que tenemos que administrar lo mejor que sepamos y podamos. El tema del dolor tiene hoy un amplio margen de manejo terapéutico a la luz de los avances en cuidados paliativos y, los dos últimos argumentos son de una ligereza y cinismo tales que no resisten el menor análisis. Los partidarios de la legalización de la eutanasia directa están introduciendo en la mentalidad colectiva una peligrosa distorsión: ¿la dignidad de la vida humana es sinónimo o depende de la “calidad de vida”? Ciertamente, no. Como hemos dicho líneas arriba, la vida humana tiene una dignidad intrínseca cuya sacralidad proviene de su Creador. Corresponde a nosotros procurar a cuantos podamos una “calidad de vida” acorde con la dignidad que les confiere ser hijos de Dios. n

na solicitada por quien pade- daridad social que significace dolor incurable. ría eliminar vidas sin sentido, dura carga para los fami3. La necesidad de regular liares y para la sociedad. una situación que ya existe de hecho. Como ante el aborto, estamos frente a un punto de 4. La manifestación de soli- partida falso. Nadie puede

1 Caso Holanda y el temor de sus ancianos a ser asistidos en hospitales en los que podrían ser eliminados 2 “A Million dóllar Baby” y “Mar adentro”, por citar algunas 3 Ejemplo: la negativa a intervenir para salvar la vida de un recién nacido con síndrome de Down 4 Holanda (hasta en bebés), Bélgica, Suiza (modalidad de “suicidio asistido”), Oregón (USA) como Ley de Muerte Digna y, últimamente se trata de publicitar lo que llaman “el testamento vital” que autorizaría la eutanasia para quien lo suscribe…


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