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Revista Católica Nº 47, Nov. de 2015, Año 6

rescatandoalafamilia.blogspot.com rescatandoalafamilia@gmail.com Directora: Rosa María Valencia Z.

Editor: Santino Bruguera

Colaboradores: Oficina de Comunicaciones del Arzobispado Ing. Edwin Heredia R.

02 Santoral 03 Extracto de la Familiaris Consortio (9na Parte) 06 El Mal y su Remedio 08 Educar en la fuerza de voluntad 10 El Sínodo aprobó su relación final y la presentó al Papa Francisco 13 Conclusiones del Sínodo de la Familia en 7 puntos 14 Homilía del Papa Francisco en la Misa de clausura del Sínodo de la Familia 16 El Caso Figari 20 Too Late Two 20 Avisos Publicitarios


Santoral La vida de San Martín nos enseña a servir a los demás, a los necesitados. San Martín no se cansó de atender a los pobres y enfermos y lo hacía prontamente. Demos un buen servicio a los que nos rodean, en el momento que lo necesitan. Hagamos ese servicio por amor a Dios y viendo a Dios en las demás personas. A ser humildes. San Martín fue una persona que vivió esta virtud. Siempre se preocupó por los demás antes que por él mismo. Veía las necesidades de los demás y no las propias. Se ponía en el último lugar. A llevar una vida de oración profunda. La oración debe ser el cimiento de nuestra vida. Para poder servir a los demás y ser humildes, necesitamos de la oración. Debemos tener una relación intima con Dios A ser sencillos. San Martín vivió la virtud de la sencillez. Vivió la vida de cara a Dios, sin complicaciones. Vivamos la vida con espíritu sencillo. A tratar con amabilidad a los que nos rodean. Los detalles y el trato amable y cariñoso es muy importante en nuestra vida. Los demás se lo merecen por ser hijos amados por Dios.


EXTRACTO DE LA FAMILIARIS CONSORTIO (9na parte)

Exhortación Apostólica de San Juan Pablo II AGENTES DE LA PASTO- cuya tarea —como ha subraRAL FAMILIAR yado expresamente el Sínodo— constituye una parte Además de la familia —obje- esencial del ministerio de la to y sobre todo sujeto de la Iglesia hacia el matrimonio y pastoral familiar— hay que la familia. Lo mismo se diga recordar también los otros de aquellos diáconos a los agentes principales en este que eventualmente se confíe campo concreto. el cuidado de este sector pastoral. Obispos y presbíteros Su responsabilidad se extienEl primer responsable de la de no sólo a los problemas pastoral familiar en la dióce- morales y litúrgicos, sino sis es el obispo. Como Padre también a los de carácter y Pastor debe prestar parti- personal y social. Ellos deben cular solicitud a este sector, sostener a la familia en sus sin duda prioritario, de la dificultades y sufrimientos, pastoral. A él debe dedicar acercándose a sus miembros, interés, atención, tiempo, ayudándoles a ver su vida a personas, recursos; y sobre la luz del Evangelio. No es todo apoyo personal a las familias y a cuantos, en las diversas estructuras diocesanas, le ayudan en la pastoral de la familia. Procurará particularmente que la propia diócesis sea cada vez más una verdadera «familia diocesana», modelo y fuente de esperanza para tantas familias que a ella pertenecen. La creación del Pontificio Consejo para la Familia se ha de ver en este contexto; es un signo de la importancia que yo atribuyo a la pastoral de la familia en el mundo, para que al mismo tiempo sea un instrumento eficaz a fin de ayudar a promoverla a todos los niveles. Los obispos se valen de modo particular de los presbíteros,

superfluo anotar que de esta misión, si se ejerce con el debido discernimiento y verdadero espíritu apostólico, el ministro de la Iglesia saca nuevos estímulos y energías espirituales aun para la propia vocación y para el ejercicio mismo de su ministerio. El sacerdote o el diácono preparados adecuada y seriamente para este apostolado, deben comportarse constantemente, con respecto a las familias, como padre, hermano, pastor y maestro, ayudándolas con los recursos de la gracia e iluminándolas con la luz de la verdad. Por lo tanto, su enseñanza y sus


consejos deben estar siempre en plena consonancia con el Magisterio auténtico de la Iglesia de modo que ayude al pueblo de Dios a formarse un recto sentido de la fe, que ha de aplicarse luego en la vida concreta. Esta fidelidad al Magisterio permitirá también a los sacerdotes lograr una perfecta unidad de criterios con el fin de evitar ansiedades de conciencia en los fieles. Pastores y laicado participan dentro de la Iglesia en la misión profética de Cristo: los laicos, testimoniando la fe con las palabras y con la vida cristiana; los pastores, discerniendo en tal testimonio lo que es expresión de fe genuina y lo que no concuerda con ella; la familia, como comunidad cristiana, con su

peculiar participación y testimonio de fe. Se abre así un diálogo entre los pastores y las familias. Los teólogos y los expertos en problemas familiares pueden ser de gran ayuda en este diálogo, explicando exactamente el contenido del Magisterio de la Iglesia y el de la experiencia de la vida de familia. De esta manera se comprenden mejor las enseñanzas del Magisterio y se facilita el camino para su progresivo desarrollo. No obstante, es bueno recordar que la norma próxima y obligatoria en doctrina de fe —incluso en los problemas de la familia— es competencia del Magisterio jerárquico. Relaciones claras entre los teólogos, los expertos en problemas familiares y el Magisterio ayudan no poco a la recta comprensión de la fe

y a promover —dentro de los límites de la misma— el legítimo pluralismo. Religiosos y religiosas La ayuda que los religiosos, religiosas y almas consagradas en general, pueden dar al apostolado de la familia encuentra su primera, fundamental y original expresión precisamente en su consagración a Dios: «De este modo evocan ellos ante todos los fieles aquel maravilloso connubio, fundado por Dios y que ha de revelarse plenamente en el siglo futuro, por el que la Iglesia tiene por esposo único a Cristo». Esa consagración los convierte en testigos de aquella caridad universal que, por medio de la castidad abrazada por el Reino de los cielos,


les hace cada vez más disponibles para dedicarse generosamente al servicio divino y a las obras de apostolado. De ahí deriva la posibilidad de que religiosos y religiosas, miembros de Institutos seculares y de otros Institutos de perfección, individualmente o asociados, desarrollen su servicio a las familias, con especial dedicación a los niños, especialmente a los abandonados, no deseados, huérfanos, pobres o minusválidos; visitando a las familias y preocupándose de los enfermos; cultivando relaciones de respeto y de caridad con familias incompletas, en dificultad o separadas; ofreciendo su propia colaboración en la enseñanza y asesoramiento para la preparación de los jóvenes al matrimonio, y en la ayuda que hay que dar a las parejas para una procreación verdaderamente responsa-

ble; abriendo la propia casa a una hospitalidad sencilla y cordial, para que las familias puedan encontrar el sentido de Dios, el gusto por la oración y el recogimiento, el ejemplo concreto de una vida vivida en caridad y alegría fraterna, como miembros de la gran familia de Dios. Quisiera añadir una exhortación apremiante a los responsables de los Institutos de vida consagrada, para que consideren —dentro del respeto sustancial al propio carisma original— el apostolado dirigido a las familias como una de las tareas prioritarias, requeridas más urgentemente por la situación actual. Laicos especializados No poca ayuda pueden prestar a las familias los laicos especializados (médicos, ju-

ristas, psicólogos, asistentes sociales, consejeros, etc.) que, tanto individualmente como por medio de diversas asociaciones e iniciativas, ofrecen su obra de iluminación, de consejo, de orientación y apoyo. A ellos pueden aplicarse las exhortaciones que dirigí a la Confederación de los Consultores familiares de inspiración cristiana: «El vuestro es un compromiso que bien merece la calificación de misión, por lo noble que son las finalidades que persigue, y determinantes para el bien de la sociedad y de la misma comunidad cristiana los resultados que derivan de ellas... Todo lo que consigáis hacer en apoyo de la familia está destinado a tener una eficacia que, sobrepasando su ámbito, alcanza también otras personas e incide sobre la sociedad. El futuro del mundo y de la Iglesia pasa a través de la familia» n


El

mal y su

remedio


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ios es infinitamente bueno y todas sus obras son buenas. Sin embargo, nadie escapa a la experiencia del sufrimiento, de la enfermedad u otros males en la naturaleza y, sobre todo, del mal moral. En su libro Confesiones, san Agustín nos relata que pasó mucho tiempo buscando el origen del mal y no lo encontraba, hasta que se hizo cristiano y entonces comprendió que el misterio del mal sólo se comprende a la luz del misterio de la piedad de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado. Para comprender la cuestión del origen del mal hemos de examinarla a la luz de Jesucristo, que es su único vencedor y está dispuesto a hacernos partícipes de su victoria. Si procedemos así, descubriremos que en el origen del mal está el pecado del hombre, presente a lo largo de la historia. Lamentablemente, en nuestros días son muchos los que niegan la existencia del pecado en el hombre y pretenden explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, una debilidad psicológica, un error o una consecuencia de estructuras sociales inadecuadas, etc. Quienes piensan así, desconocen el vínculo profundo del hombre con Dios y,

que Dios no nos ama y que, por el contrario, nos quiere tener siempre sometidos y limitados para ejercer su poder sobre nosotros. por tanto, no entienden que el pecado es un abuso de la libertad que Dios nos da a los seres humanos para que podamos amarle y amarnos mutuamente. Así nos lo presenta el relato de la caída del hombre, presente en las primeras páginas de la Biblia a través de diversas imágenes: Adán y Eva, el árbol de la ciencia del bien y del mal, la serpiente seductora, etc. Conforme a la tradición de la Iglesia, la famosa serpiente es la imagen de un ángel, Luzbel, que se rebeló contra Dios al conocer el designio de amor que Él tiene para con los hombres y que consiste en elevarlos a su propia vida divina. La rebelión de Luzbel y sus secuaces tiene en su origen la envidia contra el hombre y, como consecuencia de ella, se encamina a apartar al hombre de Dios para evitar de esa manera que se cumpla ese designio de amor. Por eso, dejó de llamarse Luzbel y se le llama Satanás o Diablo, que significa «el que divide», porque se ha autoimpuesto la tarea de dividir o separar al hombre de Dios. Esto es lo que hizo con nuestros primeros padres, Adán y Eva, y lo que pretende hacer con todos los hombres de todos los tiempos, para lo cual nos quiere hacer creer

Con razón Jesucristo llama al diablo «mentiroso y padre de la mentira», porque la verdad es que Dios nos ama tanto que nos ha creado para vivir en amistad con Él y para que, a partir de una relación de confianza, lo reconozcamos como nuestro creador y como quien mejor nos puede guiar en el uso de la libertad que Él mismo nos ha dado, de modo que usándola de modo adecuado alcancemos la felicidad para la que nos ha creado. Sin embargo, la maldad y la astucia del diablo son tan grandes que, desde los inicios de la historia se las ha ingeniado para hacernos caer en su mentira, hacernos desconfiar de Dios y llevarnos a desobedecerlo y a no dejarnos conducir por Él. Gracias a Dios, el poder del demonio no es infinito. Si bien el diablo es un espíritu puro, y por tanto tiene más poder que el hombre, no deja de ser una criatura limitada y, por más mal que haga, jamás podrá impedir la edificación del Reino de Dios y el cumplimiento de su designio de amor sobre los hombres, para beneficiarnos de lo cual basta con que usemos rectamente nuestra libertad, lo que es posible gracias a que Jesucristo ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado para nuestra justificación.


Escribe: José Antonio Alcazar

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Educar en la fuerza de voluntad

na de las grandes carencias de la juventud de hoy es la fuerza de voluntad, la energía interior para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente.

Desarrollar la capacidad de autodominio de los alumnos se ha convertido en un objetivo de primordial importancia, de modo que sean capaces de esforzarse para conseguir lo bueno, aunque cueste y la recompensa no se alcance enseguida. El desarrollo de la fortaleza apoya el de todas las demás virtudes: no hay virtud moral sin el esfuerzo por adquirirla. En un ambiente social como el actual, donde el influjo familiar es cada vez más reducido, el único modo para que los jóvenes sean capaces de vivir

con dignidad es llenarles de fuerza interior. La capacidad de esfuerzo está muy relacionada con la madurez y la responsabilidad.

den con mayor arraigo y naturalidad. Si los alumnos se ven privados de los esfuerzos, los retos y las exigencias, llegará la adolescencia, con su crisis de madurez y no Exigir también cuesta estarán dotados de energía interior para superar las dificultades. Nos La capacidad de exigencia ama- encontraremos con que o no se deble de los padres y profesores va a jan exigir, o - aunque entiendan lo marcar, en buena medida, el desa- que les decimos y deseasen actuar rrollo de la capacidad de trabajo y así - no tienen la fuerza y el entreesfuerzo, y de sus virtudes relacio- namiento necesario para conseguir nadas (constancia, perseverancia, las metas que se proponen. paciencia, etc.). Exigir también cuesta esfuerzo. Parece que todo Algunas veces, los padres pretenva a ser más rápido y menos con- den evitar a sus hijos, con un caflictivo si los educadores cargan riño mal entendido, los esfuerzos con los esfuerzos, renuncias y sa- y dificultades que ellos tuvieron crificios; pero sin ese esfuerzo no que superar en su juventud: los va creciendo la persona. protegen y sustituyen, llevándoles a una vida cómoda, donde no hay Entre los siete y los doce años proporción entre el esfuerzo realitranscurre el período sensitivo de zado y los bienes que se disfrutan. estas virtudes: es cuando se apren- No se dan cuenta de que más que


proteger a los hijos para que no sufran, se trata de acompañarles y ayudarles para que aprendan a superar el sufrimiento. Autoconsciencia y voluntad Para que un hábito bueno se convierta en virtud es necesario que haya autoconsciencia (entender qué y por qué se hace) y voluntariedad (querer hacerlo). Por eso es tan importante en la educación de las virtudes humanas, ayudarles a entender el esfuerzo que van a realizar como algo necesario y conveniente, y motivar y estimular sus deseos de esforzarse. Educar la fortaleza supone poner los medios para que los alumnos sean capaces de emprender acciones que lleven consigo un esfuerzo prolongado, para lo que hace falta tanto salud física como fuerza interior. Esta es la razón por la que la práctica deportiva frecuente es un medio muy adecuado para promover la fortaleza en la práctica deportiva, han de superar la fatiga y el cansancio, llegar hasta el final con perseverancia, superar adversidades, etc. Existen muchas oportunidades en la vida cotidiana de la familia y del aula para que los niños se ejerciten en resistir un impulso, soportar un dolor o molestia, superar un disgusto, dominar la fatiga o el cansancio, como - por ejemplo - acabar las tareas encomendadas en el colegio o cumplir el tiempo de estudio previsto antes de ponerse a jugar, cumplir su encargo con constancia, etc. Hemos de valorar positivamente y reconocer su interés y sus esfuerzos, como “aguantar la sed” en una excursión o viaje, comer de (casi) todo o no comer entre ho-

ras, terminar bien un trabajo, dejar la ropa preparada por la noche,... De este modo fomentamos la motivación interna: la satisfacción de la obra bien hecha, la alegría del deber cumplido.

vistos. Con elegancia ante el éxito o el fracaso, sin perder la calma si las cosas salen mal. La paciencia tiene mucho que ver con la paz interior, con la serenidad, con la seguridad. Para educar en la paciencia hace falta un ambiente de El ejemplo seguridad afectiva y una exigencia serena. Si la exigencia es capriComo siempre, el ejemplo de los chosa, produce inseguridad. Needucadores es crucial: aprende- cesitan aprender a esperar, a dar a rán mucho observando la alegría cada cosa su tiempo. en los sacrificios de sus padres y profesores. Quejarse del trabajo En definitiva, la fortaleza dota a la o de los esfuerzos que es preciso persona de señorío sobre sí misrealizar contribuye a crear un am- mo, de autodominio (vencerse a sí biente familiar contrario a la forta- mismo es la batalla más importanleza: hay que esforzarse porque no te de la vida). hay más remedio, porque la vida te obliga. Posibles planes de acción educativa relacionados con la fortaleza: Es importante insistir a los padres en la importancia de la reciedum- - Enseñarle a no quejarse. o Hacer bre, o capacidad de realizar es- pequeños sacrificios para la buena fuerzos sin quejarse. marcha de la casa o de la clase. o Exigirle acabar lo que comienza. o Sin miedo al fracaso Aguantar la sed en una excursión o el calor del verano, Junto a la reciedumbre, la valentía. Tener decisión y empuje, de modo - El cansancio, sin irlo pregonando que los “miedos” infundados no cada dos minutos. o Superar, si aún atenacen la personalidad y sean perviven, los miedos infantiles de capaces de “dar la cara” cuando quedarse solo, o a oscuras, la versea necesario sin acobardarse por güenza para hablar, o para reconoel “que dirán” o por vergüenzas cer la propia culpa, o el sentido del tontas. ridículo. o Tener paciencia cuando no le salen las cosas como él queCon audacia, sin miedo al fracaso ría, o si sufre cualquier contratiem- que para una persona fuerte no po (por ejemplo, no quejarse y paes más que una experiencia de la talear si se pierde en un juego). o que puede aprender- ni a los ries- Adoptar posturas correctas en clase gos. No se trata de empujar a los y en casa, no tumbarse. o Procualumnos a la temeridad, sino de rar comer todo y terminar toda la ayudarles a no ser cobardes ni te- comida. o Hacer los deberes antes ner miedo al ridículo. Sólo así se- de ponerse a jugar. o Levantarse a rán capaces de comprometerse en una hora fija y cumplir un horario. empresas valiosas. o Hacer bien los trabajos y tareas. o Cumplir su encargo en el momento Con serenidad y equilibrio inte- previsto para ello aunque no tenga rior, de modo que no se desmo- ganas. o Participar en un equipo ronen ante la contrariedad o los deportivo. o Marcarse pequeñas pequeños contratiempos e impre- metas y cumplirlas. n


Fuente: Zenit

El Sínodo aprobó su relación final y la presentó al Papa El Santo Padre deberá ahora decidir qué medidas tomar en cuanto sucesor del apóstol Pedro para el bien de la Iglesia


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a Relación Final del Sínodo de los obispos, después de su votación el 24 de octubre, ha sido presentada al Papa Francisco, quien autorizó su inmediata publicación y que fue presentada en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

naria que se ha celebrado en el Vaticano del 4 al 25 de octubre del presente año, sobre el tema “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. El documento que aborda los problemas de la familia en el mundo de hoy a 360 grados, ha sido votado punto por punto y todos aprobados por amplia mayoría. Incluso los números 84, 85 y 86, definidos por los medios de comunicación como la ‘comunión a los divorciados y vueltos a casar’ y que eran los más espinosos han obtenido más de los 2/3 de las aprobaciones.

El sínodo mediático creará seguramente confusión, entre sus títulos se lee: “La comunión a los divorciados pasa por un solo voto”, reduciendo una labor extraordinaria realizada por el sínodo, profundizando el rol de la familia en los diversos países y culturas, a la visión de un comicio parlamentario que afecta principalmente a los llamados países desarrolla- Se va de los que han obtenidos. do la absoluta mayoría, con 260 votos, a los que obtuvieUn documento de 94 puntos, ron menos consenso, como contenido en 32 páginas ta- los apenas dichos, respectimaño oficio, que incluyó el vamente con 187, 178 y 190 Instrumentum Laboris, es votos a favor, y 72, 80 y 64 decir, el documento con las contrarios. reflexiones del anterior Sínodo extraordinario sobre la El texto ha sido entregado al familia de octubre de 2014, santo padre Francisco, quien las respuestas que los fieles deberá decidir si hacer una de todas las partes del mundo exhortación apostólica o un han aportado al cuestionario documento magisterial, y enviado desde el Vaticano a su palabra como sucesor del todas las Conferencias Epis- apóstol Pedro será la que decopales. finirá cómo la Iglesia deberá proceder. La Relación final además ha sido integrada con las apor- A continuación indicamos la taciones del actual Sínodo, la parte principal de los puntos XIV Asamblea general ordi- 84, 85 y 86, de un documento

que en sus 94 puntos contiene una gran amplitud de temas. En el punto 84, se indica que los divorciados y vueltos a casar civlilmente “tienen que ser más integrados en las comunidades cristianas” entretanto evitando “ocasiones de escándalo”. Recuerda que “son bautizados, hermanos y hermanas, y su participación puede expresarse en diversos servicios en la Iglesia, y por lo tanto “es necesario discernir cuales diversas formas de exclusión actualmente practicadas en ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional puedan ser superadas”. El punto 85, cita la exhortación apostólica ‘Familiari Consortium’, escrita en 1981 por san Juan Pablo II, quien ofreció un criterio generalizado que queda como la base para la evaluación de estas situaciones. ‘Sabemos los pastores que por amor de la verdad están obligados a discernir bien cada situación. Existe de hecho diferencia entre quienes se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados de manera enteramente injusta, de quienes por grave culpa han destruido un matrimonio canónicamente válido. Están también quienes han contraído una segunda unión en vista de


la educación de los hijos, y aveces están subjetivamente seguros en su conciencia que el anterior matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido’. (FC, 84). Por ello la actual relación final indica que “es tarea de los presbíteros acompañar a las personas afectadas en el camino del discernimiento de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia y las orientaciones del obispo”. Añade también que en este proceso los divorciados y vueltos a casar deben hacer un examen de conciencia, con momentos de reflexión y de arrepentimiento, preguntándose cómo se han comportado hacia los propios hijos cuando el matrimonio entró en crisis; si hubo intentos de reconciliación; la situación del partner aban-

donado; las consecuencias de la relación en el resto de la familia y la comunidad de fieles; del ejemplo que esto significa para los jóvenes que se preparan al matrimonio.

te principal que “el recorrido de acompañamiento y discernimiento oriente a estos fieles a que tomen conciencia de su situación delante de Dios”. Habla también de los coloquios con el sacerdote, El texto indica que además de los obstáculos y pasos que “no se puede negar que en al- puede favorecer la participagunas circunstancias ‘la im- ción en la vida de la Iglesia. putabilidad y responsabilidad de una acción puede ser Entretanto, precisa que el disminuida o anulada’ (CCC, discernimiento no puede 1735) debido a diversos con- prescindir de las exigencias dicionamientos”. de verdad y de caridad del Evangelio propuestas por la La relación final concluye: Iglesia. “el discernimiento pastoral, mismo tomando en cuen- La Relación Final está arta la conciencia rectamente ticulada en tres partes. La formada de las personas tie- primera se refiere a la Iglene que hacerse cargo de es- sia que escucha la familia; la tas situaciones. También las siguiente es sobre la familia consecuencias de los actos en el plan de Dios; la parte realizados no son necesaria- final se refiere a la misión de mente las mismas en todos la familia. los casos”. El documento concluye con una El punto 86 indica en su par- oración a la Sagrada Familia. n


ALCANCES DEL SÍNODO

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l resultado del Sínodo de la Familia es este documento de 94 puntos en el que hay decenas de propuestas. No hay condenas sino un mensaje de esperanza para quienes se deciden a formar una familia, y quienes están afrontando los obstáculos de ese camino. MIRAR DE OTRO MODO El documento presenta las dificultades de las familias. Lo hace sin miedo y las ve como una oportunidad. Por eso, los obispos piden a los cristianos que cultiven una mirada de comprensión y de esperanza ante realidades tan dolorosas, como la soledad o el fracaso matrimonial. Para el sínodo, ayudar a estas personas no significa decir que todo está bien. Significa tener el coraje de escuchar su dolor, acogerlas con ternura y buscar maneras de curar sus heridas. PREPARACIÓN AL MATRIMONIO Una de las ideas recurrentes del Documento es que se mejore la preparación al matrimonio. Hay acuerdo en que no es eficaz dar sólo cinco o seis clases antes de la boda. Aquí deben involucrarse mucho más las familias veteranas porque, si actúan con discreción y cariño, pueden ayudar a resolver los problemas normales de los primeros años de matrimonio. El Documento propone que las familias se impliquen más en la ayuda de otras familias, y no sólo en situaciones especiales sino también por ejemplo en el cuidado de los hijos, en su educación o en la atención de enfermos. APERTURA A LA VIDA Y EDUCACIÓN SEXUAL

Los obispos proponen que los padres se impliquen realmente en la educación sexual de sus hijos. Esa educación es vital para sus vidas: una afectividad estable es la clave de la felicidad y de la duración de un futuro matrimonio. Además, enseñar a entregarse y a amar es imprescindible para entender que cada hijo es fruto del amor.

que Juan Pablo II dijo que no es lo mismo una persona que ha sido abandonada injustamente, o quien ha destruido un matrimonio. PERSONAS HOMOSEXUALES

En cuanto a las personas homosexuales, el Sínodo recuerda que Cristo “amó y murió por cada persona, sin excepciones”, por lo que PAREJAS QUE CONVIVEN “cada persona, independientemente de su tendencia sexual, debe ser El texto se fija también en los jó- respetada en su dignidad, y acogivenes que no están casados pero da con respeto, evitando ‘cualquier conviven establemente. marca de injusta discriminación’”. Afirma que muchos de ellos viven la fidelidad y la apertura a la También dice que “no se pueden vida, que son elementos propios establecer analogías entre las del matrimonio. Por eso propo- uniones entre personas homonen una atención específica para sexuales y el proyecto de Dios soellos, para que se encaminen ha- bre matrimonio y familia”. cia la boda. Así aprenderán cómo la gracia del sacramento les puede FAMILIAS EMIGRANTES ayudar a afrontar los desafíos de ese proyecto juntos. El sSínodo no cierra los ojos al drama de quienes escapan de la FORMAR LA CONCIENCIA guerra o la pobreza y habla de estas personas que se han visto El Papa dijo en el discurso de clau- forzadas a dejar su país para emsura del Sínodo: “El primer deber pezar una nueva vida. de la Iglesia no es distribuir con- Los obispos piden que las diócedenas o anatemas sino proclamar sis y parroquias trabajen para que la misericordia de Dios, llamar a la se respete la dignidad de estas las conversión y conducir a todos los personas. hombres a la salvación del Señor”. Piden ayudarlas y atenderlas teEn el caso de las personas divorcia- niendo en cuenta su cultura, sus das que se han vuelto a casar civil- creencias y sus tradiciones. mente y que quieren volver a recibir los sacramentos, el sínodo propone En definitiva, los 94 puntos del que un sacerdote les ayude a formar rico documento tienen propuesla conciencia y a descubrir en qué si- tas muy optimistas y sobre mutuación están ante Dios. chos otros temas. Por ejemplo, En concreto dice que “la conversa- pide que se cuente con las mujeción con un sacerdote, en el foro res en los procesos decisionales interno, contribuye a la formación de la Iglesia; que los padres de de un juicio correcto sobre lo que familia no renuncien a proteger a obstaculiza la posibilidad de una su familia; que se cuente más con participación más plena a la vida de los abuelos y que las asociaciones la Iglesia y sobre los pasos que pue- trabajen para que se armonice el den favorecerla y hacerla crecer”. tiempo dedicado al trabajo y el El documento del Sínodo recuerda que se dedica a la familia. n


Homilía del Papa Francisco en la Misa de clausura del Sínodo de la Familia

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as tres lecturas de este domingo nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús. El profeta Jeremías, en pleno desastre nacional, mientras el pueblo estaba deportado por los enemigos, anuncia que «el Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel» (31, 7). Y ¿por qué lo hizo? Porque él es Padre (cf. v. 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los acompaña en el camino, sostiene a los «ciegos y cojos, lo mismo preñadas que paridas» (31, 8). Su paternidad les abre una vía accesible, una forma de consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo permanece fiel, si persevera en buscar a Dios incluso en una tierra extranjera, Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión: lo que hoy siembra el pueblo con lágrimas, mañana lo cosechará con la alegría (cf.

Sal 125,6). Con el Salmo, también nosotros hemos expresado la alegría, que es fruto de la salvación del Señor: «La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares» (v. 2). El creyente es una persona que ha experimentado la acción salvífica de Dios en la propia vida. Y nosotros, los pastores, hemos experimentado lo que significa sembrar con fatiga, a veces llorando, alegrarnos por la gracia de una cosecha que siempre va más allá de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades. El pasaje de la Carta a los Hebreos nos ha presentado la compasión de Jesús. También él «está envuelto en debilidades» (5, 2), para sentir compasión por quienes yacen en la ignorancia y en el error. Jesús es el Sumo Sacerdote grande, santo, inocente, pero al mismo tiempo es el Sumo Sacerdote que ha compartido nuestras debilidades y ha sido puesto a

prueba en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4, 15). Por eso es el mediador de la nueva y definitiva alianza que nos da la salvación. El Evangelio de hoy se conecta directamente con la primera Lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado gracias a la paternidad de Dios, también Bartimeo fue liberado gracias a la compasión de Jesús que acababa de salir de Jericó. A pesar de que apenas había emprendido el camino más importante, el que va hacia Jerusalén, se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti»? (Mc 10, 51). Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta


pregunta, hecha «de tú a tú», directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios. Después de la curación, el Señor dice a aquel hombre: «Tu fe te ha salvado» (v. 52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él cree en nosotros, más de lo que creemos en nosotros mismos.

Las situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia. Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio destaca al menos dos. Ninguno de los discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, van adelante como si nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse. De esta manera, estamos con Jesús como aquellos discípulos, pero no pensamos como Jesús. Se está en su grupo, pero se pierde la apertura del corazón, se pierde la maravilla, la gratitud y el entusiasmo, y se corre el peligro de convertirse en «habituales de la gracia». Podemos hablar de él y trabajar para él, pero vivir lejos de su corazón, que está orientado a quien está herido. Esta es la tentación: una «espiritualidad del espejismo»: podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente es, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos.

Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos. Los suyos no hacen más que repetir las palabras de aliento y liberación de Jesús, guiando hacia él directamente, sin sermones. Los discípulos de Jesús están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva. Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer Hay una segunda tentación, la nuestras las palabras de Jesús de caer en una «fe de mapa». y sobre todo imitar su corazón. Podemos caminar con el pue-

blo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta. Corremos el riesgo de hacernos como aquellos «muchos» del Evangelio, que pierden la paciencia y reprochan a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a los niños (cf. 10, 13), ahora al mendigo ciego: quien molesta o no tiene categoría, ha de ser excluido. Jesús, por el contrario, quiere incluir, especialmente a quien está relegado al margen y le grita. Ellos, como Bartimeo, tienen fe, porque saberse necesitados de salvación es el mejor modo para encontrar a Cristo. Y, al final, Bartimeo se puso a seguir a Jesús en el camino (cf. v. 52). No sólo recupera la vista, sino que se une a la comunidad de los que caminan con Jesús. Queridos hermanos sinodales, hemos caminado juntos. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia. Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado, busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente. Así sea. n


CASO FIGARI: 多ENCUBRIMIENTO EN LA IGLESIA?


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os actos de violencia física, psicológica y sexual en agravio de adolescentes, de los que se acusa a Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, merecen el rechazo total de la ciudadanía, nuestra solidaridad con las víctimas y ameritan una investigación exhaustiva sobre los hechos y las circunstancias que los hayan podido permitir, de modo que se realice las debidas reparaciones, se aplique las sanciones correspondientes y se tome las medidas necesarias para que en el futuro no suceda nada similar. Como dijo san Juan Pablo II: “no hay sitio en el sacerdocio o en la vida religiosa para los que dañan a los jóvenes” (Discurso a los cardenales americanos, 23.04.2002). Según lo denunciado, las violaciones sexuales ocurrieron hace alrededor de treinta años o más. La demora en denunciarlos se explica por lo difícil y duro que es procesar el daño sufrido y tomar la decisión de hacerlo público, debido fundamentalmente a causas psicológicas. Damos gracias a Dios que finalmente se hicieron las denuncias, las cuales fueron presentadas ante el Tribunal Interdio-

cesano de Lima. Algunos han acusado a este Tribunal y al Sodalicio de Vida Cristiana de no haber dado trámite a esas denuncias y, por tanto, de proteger a Figari. También los han acusado de no informar al Ministerio Público, para supuestamente encubrir al culpable y obstaculizar la acción de la justicia. El portavoz del Tribunal Eclesiástico de Lima, sin embargo, ha hecho de conocimiento público que, conforme a las normas de la Iglesia, ese Tribunal no está facultado para juzgar a Figari, debido a que éste es miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, que es una institución eclesiástica de Derecho Pontificio, es decir dependiente de la Santa Sede para esos efectos. Ha informado también que, por esa razón, el Tribunal de Lima trasladó las denuncias al organismo correspondiente de Roma. La Santa Sede, por su parte, en abril de este año encargó a Monseñor Fortunato Pablo Urcey, Obispo de Chota y Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana, que verifique la autenticidad de las acusaciones efectuadas contra Figari, presente un informe pormenorizado de lo sucedido y sugiera

el modo en que se debe proceder. Monseñor Pablo ha declarado que debe terminar su tarea dentro de pocos meses. El Superior General del Sodalicio, a su vez, ha informado que, como su institución no ha recibido ninguna denuncia y el proceso está siendo llevado por la Santa Sede, no puede iniciar un proceso paralelo sino colaborar con las autoridades eclesiásticas o civiles que así se lo requieran. Ha declarado también que, mientras tanto, ha dispuesto que el acusado no participe en la vida del Sodalicio y se retire a una pequeña comunidad de su institución, en oración y penitencia, a la espera de lo que dispongan las autoridades competentes, que pueden incluso expulsarlo del Sodalicio.En cuanto a que la Iglesia no ha comunicado al Ministerio Público las denuncias recibidas, se debe tener en cuenta que si bien los hechos se cometieron contra adolescentes, ellos ahora deben tener alrededor de 40 años de edad o más. Cabe entonces preguntarse, si las mismas víctimas no han presentado su denuncia ante las autoridades del Estado ni le han pedido a la Iglesia que lo haga, ¿tiene la Iglesia derecho o deber de hacerlo e involucrarlos en un proceso penal que ellos, siendo ahora adultos, no han decidido iniciar? n


Too Late Two

lizaciones forzadas, arrestos, multas, “tasas” altísimas para poder tener el segundo hijo, etc.

C

hina acaba de corregir -en parte- la inhumana y degradante política de control de natalidad que impuso en 1980, y que estuvo en vigencia hada hace pocos días. A fines de octubre, el gobierno chino derogó la política del hijo único. Desde ya, permitirá a los matrimonios que tengan hasta dos hijos. Es muy tris-

te, y hasta escalofriante, colocarse en el lugar de los chinos. Además de la supresión de libertades básicas, propia de un régimen dictatorial, ser tratados como animales reproductores sujetos a regulación, es indigno del ser humano y humillante. Por décadas, esto se ha prestado a innumerables abusos. Millones de abortos, de esteri-

Se podría pensar que el gobierno ha dado un paso adelante en los derechos humanos fundamentales. No parece. Corrigen la norma para tratar de mantener el crecimiento económico actual. También para asegurar el futuro de una población cada vez más vieja, que no tiene quien sostenga sus últimos años de vida. Les urge incrementar la tasa de fecun-


didad, que es una de las más bajas del mundo (se piensa que es inferior a 1.5). No pensemos entonces que, a partir de ahora, habrá más respeto por las personas, su libertad, la vida, la familia, etc. Lamentablemente, el fin seguirá justificando los medios.

teando la dignidad humana -o quizá por ello- muchos auguran que no. Too late two (juego de palabras alusivas a que es demasiado tarde para dos). La política del hijo único ha invertido los números de la naturaleza, por la tradicional preferencia de los hijos varones en la cultura china. Normalmente -para preservar la especie humana- el porcentaje de mujeres es algo mayoral de hombres. En China, según cifras oficiales, el número de hombres supera en 34 millones al de mujeres. Hasta 2013, habían sido abortados 336 millones de bebés, más niñas que niños (en este caso, a las abortistas occidentales no les importa nada ser mayoría en la masacre). Se calcula que, actualmente, hay 13 millones de abortos por año en China, para el cual hay gran facilidad.

Recordemos que en 1978, la pobreza de China y su estancamiento económico eran considerables. El Partido Comunista anunció la terrible medida, justificándola por la necesidad de “aliviar los problemas sociales, económicos y ambientales”. Como la población crecía rápidamente, les entró el temor de que este factor agravaría esas dificultades y hasta la estabilidad del gobierno. Luego de casi 40 arios, se ve que la controvertida política no solo fue perjudicial sino que también puede haber sido innecesaria (cfr. Frida Ghitis, De otro lado, aunque la relaCNN). Despiadada ironía. En jación de esta política -desde 2010, según investigadores enero de 2014- fue bien rede Brookings Institution y la Universidad de Carolina del Norte, esta política solo aceleró la disminución de la fertilidad, que ya era una realidad y que hubiese ocurrido en cualquier caso. ¿Será suficiente esta medida “correctiva” para lograr los fines del Partido Comunista Chino? Aunque sigan piso-

cibida, en estos dos años no se ha producido la explosión de la natalidad que se preveía. Vencer la inercia en las costumbres cuesta mucho, y más cuando impera una cultura anti vida. Le temen al segundo bebé, por los gastos adicionales y la complicación que supone en la vida de los padres. Tiene lógica: ellos fueron hijos únicos. Reconocemos el notable crecimiento económico de China, que sea la segunda economía del mundo y haber sacado a cientos de millones de personas de la pobreza. Pero el precio ha sido y seguirá siendo grandísimamente inmoral. Y, si en el futuro, para mantener el crecimiento económico y la vigencia del partido único, fuese necesario hacer lo contrario (por ejemplo, que la maternidad sea obligatoria, natural o artificialmente) no dudamos que lo haría. Lamentablemente, China ve números, no personas. n





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