San Francisco
A la distancia quizá San Francisco pueda confundirse como una ciudad más de los Estados


Unidos , comparable con Chicago, Nueva York pero con el clima de Los Angeles o Miami. Nada más fuera de la realidad.
Aunque esta ciudad californiana comparte atributos de todas estas grandes urbes, hay algo que se respira en el aire que la convierte en una de las ciudades más especiales del mundo. Bajo del cliché del Golden Gate hay una larga historia que le da una personalidad sorprendente a cada rincón de la ciudad. Su ubicación en la costa Oeste ha sido terreno fértil para el establecimiento
de la comunidad china más grande fuera del país asiático. Ha sido testigo del terremoto más grande que ha azotado la Unión Americana, destruyendo la ciudad por completo hace casi cien años. Ha visto nacer causas importantes que han marcado el rumbo de la humanidad, como el movimiento hippie en los sesentas y una década más tarde, el movimiento gay bajo el arcoiris que marca la entrada a la comunidad de El Castro. Su bahía, la puerta al Oriente es custodiada por Alcatraz, una de las cárceles más legendarias, que cuenta historias entre sus celdas y ha sido protagonista de un sinfin de novelas e historias convertidas en libros y películas.
San Francisco se ubica geográficamente sobre la costa que da al Pacífico, su carretera, la 101 cruza la ciudad y la conecta al Norte con grandes y vastos viñedos
Como Nappa, que le han dado a California el status de productos vinícolas de alta calidad y sabor.
Al Sur, se yergue la comunidad más importante en cuanto a producción de tecnología en todo el planeta. Si tomamos la carretera hacia San José, podríamos pasar lista a la mayoría de las empresas que cotiza en Nasdaq, pasando por los headquarters de Google, Adobe, HP. Apple, Symantec y miles de empresas disfrazadas en lujosas residencias desde donde se gestan los adelantos tecnológicos de después pertenecerán al mundo entero.
Sus pescados y mariscos, su Clam Chowder, sus puertos, incluyendo en Pier 59 que se han convertido en atracción turística no niegan su ubicación costera. Y por si lo olvidáramos por un instante, cientos de morsas se encargarán de recordártelo con sus inconfundibles ronquidos mientras disfrutan ser fotografiados, descansando sobre balsas de madera que la ciudad les ha provisto para que sientan que aún les pertenece. Sobre un terreno lleno de colinas y pequeños valles sus calles le han otorgado personalidad de caprichosa e interesante.

Como sus tranvías y el famoso Cable Car, que se mueve por medio de un cable debajo del riel que lo mantiene en ruta.
Contrasta a estos detalles llenos de historia su moderno sistema de transporte, la modernidad de la gente que camina por sus calles y su alto aprecio por el buen diseño. De ello da muestra el aeropuerto, desde que uno arriba a la ciudad se siente envuelto por el diseño en cada uno de los elementos que lo rodean. Sus calles presumen grandes tiendas de ecnología, centros de convenciones y el Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMoma), filial del MoMa neoyorkino, que contagia de arte todo lo que está a su alrededor, como si el museo fuera impotente por albergar tanto arte moderno en su interior. No cuenta con los inconfundibles malls estadounidenses, sino que sus tiendas se esparcen por el centro como si uno estuviera en Nueva York, sólo que sin los inmensos rascacielos y en un ambiente húmedo y nebuloso la mayor parte del año.
Es por ello que la primavera de celebra y la gente disfruta tanto del sol veraniego sacando las bicicletas y caminando por sus empinadas calles. San Francisco es, sin duda, un lugar que puedes dejar de visitar.



La famosa calle Lombard, cuya pendiente forzó a que el trazado deba ser en forma de culebra abre paso a sus transportes que no se olvidan de los diseños que imperaron hace un siglo



















