Declaración Pública del Colectivo Educar y Transformar, en relación a los profesores y profesoras que han sido cesados en sus funciones en Valparaíso. Enero 2017.
Hemos dejado pasar una semana y algunos días desde que se cerró el año escolar y se terminaron las últimas funciones pedagógicas y administrativas que se desarrollan antes de salir a las merecidas vacaciones. No obstante, nuevamente los docentes de Valparaíso no podemos descansar. Diciembre y enero se han convertido en una peregrinación que ya es parte de la tradición de precariedad laboral que poseen un número no menor de docentes, particularmente de aquellas/os que trabajan en las escuelas y liceos que administra la Corporación Municipal de Valparaíso (CORMUVAL). Ni diciembre es un mes para celebrar, ni las vacaciones de verano ayudan a cargar energías, debido a que equipos directivos inescrupulosos -arguyendo diversos subterfugios, que en algunos casos, pudiendo ser legales, son de dudosa base ética- han dejado sin fuente laboral a docentes a contrata y han desvinculado de sus espacios escolares a docentes titulares, estos últimos quedando a disposición de la CORMUVAL, quien determina si son reubicados o despedidos. Las fiestas de fin de año y las vacaciones se transforman así en tiempos de incertidumbres y angustias que no solo afectan a las/os involucradas/os directamente, sino también a toda la familia, compañeros y amigos. Si bien la normativa legal faculta a los directores para desvincular al 5% de su planta docente a aquellas/os que han sido mal evaluadas/os (que no es el caso de la mayor parte de docentes cesados en sus funciones recientemente en Valparaíso), es necesario explicitar que los/as docentes poseemos el derecho y el deber de exigir procedimientos evaluativos transparentes, confiables y validados en cada comunidad, lo que en definitiva significa que las/os docentes no pueden ser desvinculados ni despedidos de su espacio escolar sin haber cumplido como mínimo con un procedimiento protocolizado, en que las y los afectados tengan la oportunidad de realizar sus descargos, más allá de ser entendido como un acto meramente simbólico. En conclusión, debemos velar en primer lugar que la ley vigente se cumpla y, en segundo lugar, vigilar que las decisiones que se tomen se lleven a cabo sin la arbitrariedad y opacidad que las ha caracterizado. En este sentido, los dirigentes gremiales del Colegio de Profesores tienen un rol fundamental: a nuestro juicio, debieran ser los veedores de los procesos y los primeros en denunciar y defender cuando se producen injusticias que afectan la dignidad de la personas. A pesar de que sabemos que ésta es una problemática que está presente en mayor o menor medida en distintas comunas del país, en Valparaíso existe un caso que nos tiene que llevar