Los hombrecitos

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Los hombrecitos … Cuartópolis Escuela Fishbach 4° grado -2013



EL HOMBRECITO DE NADA Gianni Rodari Érase una vez un hombrecillo de nada. Tenía la nariz de nada, la boca de nada, iba vestido de nada y llevaba zapatos de nada. Se fue de viaje a una calle de nada que no iba a ninguna parte. Se encontró a un ratón de nada y le preguntó: -¿No temes al gato? -No, de veras -contestó el ratón de nada-, en este país de nada sólo hay gatos de nada, que tienen bigotes de nada y garras de nada. Además, yo respeto el queso. Me como sólo los agujeros. No saben a nada, pero son dulces. -Me da vueltas la cabeza -dijo el hombrecillo de nada. -Es una cabeza de nada: incluso si te das contra una pared no te hará daño. Queriendo hacer la prueba, el hombrecillo de nada buscó una pared para golpearla con la cabeza; pero era una pared de nada, y como él había tomado demasiado impulso cayó del otro lado. Tampoco allá había nada de nada. El hombrecillo de nada estaba tan cansado de toda aquella nada, que se durmió. Y mientras dormía soñó que era un hombrecillo de nada que iba por una calle de nada y se encontró con un ratón de nada, y él también se ponía a comer los agujeros del queso, y el ratón de nada tenía razón: no sabían en verdad a nada.


El hombrecito de tiza Bianca, Morena, Felipe y Bruno

Érase una vez un hombrecito de tiza. Tenía nariz de tiza, la boca de tiza, iba vestido de tiza y llevaba zapatos de tiza. Se fue de viaje a una calle de tiza, se encontró con un pizarrón y le preguntó: - ¿No temes al borrador? -No, tú deberías temer al borrador porque te borra. -Sí, pero le temo a muchas cosas, como a romperme o a que la maestra me gaste. El hombrecito de tiza ya cansado de toda su vida de tiza se quiso ir a la ciudad de madera. Pero no conocía a nadie hasta que se encontró con un perrito de madera que era de una chica de madera. Se casaron y tuvieron hijos de tiza y madera.



El hombrecito de papel Franco – Valentina - Francisco - Lola

Había una vez un hombrecito de papel, llevaba la nariz de papel, boca de papel y estaba vestido de papel. Un día se fue a una calle de papel, se encontró con un chanchito de papel y él preguntó: -¿No le temes a la lluvia? -Sí, mucho- Contestó De repente se largó a llover y hubo rayos de plasticola. El hombrecito se deshizo, sintió miedo, pensó que se iba a morir pero se transformó en papel maché. En ese momento el cuerpo del hombrecito fue tomando forma hasta llegar a ser un hipopótamo. Vinieron otros hombres y mujeres de papel y lo llevaron al zoológico, se enamoró de una jirafa y tuvieron hijos de morrón de papel llamados Jirafapótamos.



El hombrecito de masa Malena – Martina –Matías – Lourdes - León Había una vez un hombrecito de masa. Tenía la nariz de masa, la boca de masa y la ropa de masa. Estaba yendo a su ciudad de masa cuando se encontró a un gato llamado Carlitos y le preguntó: -¿Qué haces solo? ¿No le temes a la mano? ¿Qué mano? – dijo el gato La de un gigante con manos grandes que aplasta masa. El gatito lo llevó a su casa de masa y se fueron a dormir. La mano del gigante entró a la casa del gato y la destruyó. Se llevó al hombrecito de masa a su guarida y lo aplastó pero justo vino el gato y lo reconstruyó. ¡Vivieron felices por siempre!



El hombrecito de metal Tomás – Jazmín – Facundo - Juana

Érase una vez un hombrecito de metal. Tenía nariz de metal, boca de metal, iba vestido de metal y llevaba zapatos de metal. Un día viajó a una calle de metal que no llevaba a ninguna parte. De repente se encontró con una vaca de metal y le preguntó: ¿No temes al agua? No, de veras. Yo te voy a contar: en este país sólo hay agua de metal, yo respeto mucho la comida enlatada, me como sólo el metal y tengo que tener mucho cuidado porque si me choco me abollo. Y lo hizo. Al hacerlo se golpeó, cayó al suelo y soñó… Soñó con una chica de imán, que se unían por siempre. Eran inseparables y tenían hijos. Cuando el hombrecito despertó vio a una chica de imán, se volvieron inseparables y tuvieron hijos de imán.



El hombre eléctrico Mora – Violeta – Alejo – Dalmiro Érase una vez un hombrecito eléctrico llamado Benjamín. Tenía la nariz eléctrica, la boca eléctrica, iba vestido de electricidad y llevaba zapatos eléctricos. Se fue de viaje a una calle eléctrica que no iba a ninguna parte. Se encontró con un enchufe que le preguntó: - ¿No le temes al agua? – Eléctricamente no -contestó Benjamín- Me da vueltas la cabeza, es una cabeza eléctrica, incluso si te das contra un enchufe no te harás daño. Queriendo hacer la prueba Benjamín buscó un enchufe para chocarse, pero era eléctrico y como él había tomado demasiado impulso, se enredó con los cables. Benjamín estaba tan cansado de toda aquella electricidad que se durmió y soñó que era un hombre eléctrico que iba en una calle eléctrica y se encontró un enchufe eléctrico que le preguntó: -¿No le tienes miedo al agua? -Eléctricamente no. No temía en verdad a nada.



El hombrecito de vidrio Julieta G – Charo – Lolo – Maite – Matías V

Había una vez un hombrecito de vidrio. Tenía nariz de vidrio, boca de vidrio, ojos de vidrio y por supuesto, como todos los hombres de vidrio, él era muy frágil. Un día estaba muy triste porque se sentía solo, hasta que se encontró con una chica de goma. Ella también estaba muy apenada porque la tiraban todo el tiempo sin temer que se rompa. De pronto el hombrecito se tropezó con una piedra que había en el piso. La chica lo vio tambalearse. Como ella era de goma, se puso debajo y de esa manera amortiguó su caída. El hombrecito de vidrio le agradeció, se enamoraron y… colorín colorado este cuento se ha acabado.



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