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Bicentenario y Centenario

una emoción que me estremeció todo el cuerpo, un nudo en la garganta, mariposas en el estómago y se me “vidriaron” los ojos, y le dije a Conchita muy lento pero fuerte “Los Niños Campeones de Monterrey”. ¡Qué emoción! Al fin alguien se había ocupado de hacer una película (diferente de aquella que vi en blanco y negro pero que ya se me había olvidado), ya iba a conocer más detalles de estos niños, aún a riesgo de una versión muy Hollywoodesca, pero eso es mejor que nada. El verdadero descubrimiento. A los pocos días de ver el cartel de la película estaba husmeando entre los libros y revistas de un restaurant de la cadena de los 3 Tecolotes, cuando repentinamente se me apareció un libro con el que, al igual que el cartel de la película, lo primero que pude “decodificar” fue la foto: un niño cargado en hombros y el nombre del uniforme que junto con su tipografía había permanecido enterradas muchos años en mi memoria y ahora habían aparecido dos veces en menos de una semana: “Monterrey”. Sin pensarlo dos veces compré el libro y me dispuse a que al fin, después de tenerlos como héroes durante más de 30 años, supiera algo de su historia, de sus vidas y de sus hazañas. Antes de comenzar el libro comencé por revisar todo lo que decía en la portada, la contra portada y hasta el lomo del libro. Varias cosas captaron mi atención, la primera fue el hecho de que el autor fuera gringo, un caballero de nombre William Winokur, que me llevó a pensar en forma inmediata: “¡Chingao! ¡Ni escribir de estos chavos fue algo que pudiera hacer un mexicano, los pocos héroes que tenemos y nos madruga un gringo!” El título del libro “El juego perfecto”, aunque ese nombre sugiere una cosa muy clara para cualquier aficionado al beis, no tenía la menor idea de por qué podía llamarse así. Además de esto, fue muy

Homenaje a los Niños Héroes

fácil identificar que uno de los comentarios incluidos en la contraportada para recomendar la lectura del libro es de Carlos Slim, de quien me quedan claras dos cosas: es millonario y le gusta el beisbol; entonces puede que sea un libro interesante. A leer el libro, la sorpresa no pudo haber sido mayor, ¡en verdad se trataba de unos Niños Héroes! Durante su lectura aprendí cosas que me sorprendieron y me emocionaron, y sin que esto sea un ejercicio de cursilería y lugares comunes, me llevaron hasta las lagrimas. Es momento de mostrarles la tarea que la maestra pidió de los Niños Héroes, la cual hice como una lista de puntos “de lo que me gustó” del libro: 1) Se trataba de un grupo de chavos que vivían en un barrio muy humilde de Monterrey, habitado mayormente por familias de obreros 2) Estos niños tuvieron contacto con el beisbol gracias al padrecito de la iglesia que, para apartarlos de “la vagancia”, los ponía a escuchar los partidos de los Dodgers en el radio; nunca habían visto un juego verdadero antes de eso 3) Cuando Ángel Macías, quien era el pitcher y uno de los más animados, se topa por mera casualidad con César Faz, que resultó que no solo sabía de beis, sino que había estado en el staff de un equipo de grandes ligas 4) Que cuando los chavos comienzan a aprender y a entrenar con Faz, resulta tan difícil que estaban a punto de “aventar el arpa” 5) Se enteran que había juegos de beisbol entre niños, en Estados Unidos y convencen al Padre Esteban y a César Faz que los lleven a jugar allá, “aunque sea un juego, pero de a de veras, con uniformes y todo” 6) De manera casi milagrosa se consiguen patrocinios para uniformes y se prepara al 52


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