El viaje a la semilla historia e ilustración de
Regina Rojas
El viaje a la semilla historia e ilustración de
Regina Rojas
El viaje a la semilla ©
Regina Rojas, texto
©
2022, Regina Rojas, ilustraciones
©
2022, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
ISBN: 978-968-16-4059-0 Primera edición: 2022 Segunda reimpresión: 2023 Queda prohibida la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de la presente obra en cualesquiera formas, sean electrónicas o mecánicas, sin el consentimiento previo y por escrito del editor. Impreso en México
Dedicado a aquellos que habitan ese maravilloso lugar lleno de flores, la comunidad de Santa Rosa Xochiac.
Se cuenta que, hace muchos años, una comunidad decidió emprender un viaje en busca de su nuevo hogar. Durante mucho tiempo habían disfrutado de la tranquilidad del valle, pero últimamente se sentían inquietos. La tierra se había vuelto cada vez más árida y los cultivos empezaban a fallar.
Fue así como una noche; niños, jóvenes, adultos y ancianos se reunieron en consejo, alrededor de una fogata.
Y entre todos acordaron tomar la decisión de partir.
Durante días caminaron a través de praderas y pastizales; escalando colinas y cruzando ríos. A medida que avanzaban encontraron muchos lugares hermosos; pero su corazón sabía que ninguno de estos sitios era el indicado.
Una tarde, mientras se encontraban descansado al lado de un riachuelo; notaron algo peculiar en el agua. Se trataba de algo pequeño, con forma ovalada y de color marrón.
La corriente les había regalado una semilla.
Ésta era una semilla muy particular. Conocían las semillas de manzana y las de girasol, pero nunca habían visto una como aquella.
Una de las niñas decidió guardar la semilla en su bolsillo antes de continuar con su camino.
Al paso de algunas semanas el viaje se volvió muy cansado, pero la comunidad sabía que no era momento de rendirse.
Y fue así como después de tanto esfuerzo y de tan larga aventura; una mañana de primavera, finalmente llegaron. Era un lugar mágico; lleno de flores e inmerso en lo profundo de la montaña.
Ese día, mientras todos festejaban; la niña recordó el regalo que seguía atesorando en su bolsillo. Caminó un poco hasta encontrar el lugar perfecto para sembrarla; y la regó con un poco de agua.
Ese día, tanto la comunidad, como la semilla, echaron raíces en su nuevo hogar.
Con el tiempo, la semilla empezó a germinar y de ella nació un majestuoso árbol de oyamel.
Éste era un árbol sabio y generoso. Entre muchas de sus virtudes, disfrutaba de darle sombra a los niños en tiempos de verano y de refugiar a las mariposas en invierno.
El oyamel se convirtió en algo muy importante para la comunidad; quienes se dedicaron a sembrar a muchos otros de sus hermanos.
Desde entonces, los árboles de oyamel cuidan a la comunidad y la comunidad cuida de ellos.
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