Gramática - Andres Bello

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«Cuando Patín la vio» (a Oriana) «fue espantado, y entre sí decía, que todos los que la loaban no decían la mitad de lo que ella era hermosa»; por de lo hermosa que ella era. En Lope de Vega se encuentra, «Lo que es hermosa», por lo hermosa que es. Y en el Guzmán de Alfarache de Mateo Luján: «No me conoció por lo que yo venía disfrazado»; por lo disfrazado que yo venía. En Tirso de Molina ocurren varios ejemplos de lo mismo. Pero el uso general está a favor de la trasposición. 981 (367). Pueden también mediar adverbios y complementos entre el lo y el que, en virtud de la misma trasposición: «Lo bien que habla»; «Lo aprisa que corre»; «Lo diestramente que se condujo»; «Lo a la ligera que escribo»; esto es, el grado en que habla bien, en que corre aprisa, etc. Y no se mire esta trasposición como ociosa: ella sirve para dirigir la atención sobre la idea precisa y sobre aquella parte de la idea en que es conveniente fijarla, como cualquiera echará de ver comparando el orden que gramaticalmente llamamos natural con el orden traspuesto. 982 (a). El neutro que, anunciativo de proposición subordinada, suele callarse entre dos verbos contiguos, subordinante y subordinado: «Deseábamos amaneciese»; lo cual, como observa Salvá, suena mejor cuando el verbo subordinado está en subjuntivo. Entre el que tácito y el verbo subordinado pueden mediar afijos y el adverbio no: «Esperábamos se sentenciase favorablemente la causa»; «Temíase no llegase a tiempo el socorro». Pero entre el verbo subordinante y el que tácito no suena bien la interposición de palabra alguna a no ser un enclítico: «Creíase iba a retirarse el enemigo». 983 (b). Conviene observar que con los verbos que significan temor, expresado el que anunciativo, es negativo o no la proposición subordinada según lo sea lo que se teme: «Temíase que fuesen socorridos los enemigos»; «Recelábase que nuestra caballería no llegase a tiempo». Al paso que callado el que, el objeto positivo puede llevar la negación de la misma manera que el negativo: «Temíase no fuesen socorridos los enemigos» significa, pues, lo mismo que temíase fuesen... Lo dicho se extiende a todos los verbos y frases subordinantes que llevan implícita la idea de temer: «Serán tantos los caballos que tendremos después que salgamos vencedores, que aun corre peligro Rocinante no le trueque por otro» (Cervantes). Este no, al parecer superfluo, hace más elegante la frase, y aun a veces (como en el último ejemplo) haría falta. 984 (c). Con el verbo preguntar es enteramente arbitrario poner u omitir el que: «Bueno fuera preguntar a Carrizales que adónde estaban sus advertidos recatos», dice Cervantes; donde omitido el que no haría falta. 985 (d). Otras veces redunda este que: «Suplico a vuestra merced que, porque no encarguemos nuestra conciencia, confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída, que vuestra merced sea servido de


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