Gramática - Andres Bello

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o quien es el hombre que o la persona que, y sustituyendo estas últimas frases, sería sin duda menos propio afirmo, has. Pero es preciso confesar que ambos están autorizados por el uso: «Yo soy el que, como el gusano de seda, me fabriqué la casa en que muriese» (Cervantes). «Yo soy el que me hallé presente a las sinrazones de don Fernando, y el que aguardó a oír el sí, que de ser su esposa pronunció Lucinda» (el mismo). Yo, sin embargo, preferiría decididamente la tercera persona se fabricó, se halló; en la variedad de usos debe preferirse el más lógico. No milita la misma razón en «aquí estoy yo que lo sostengo»; donde, aunque algunos digan sostiene, debe preferirse sin disputa la primera persona, porque el relativo no hace más que reproducir al yo. 850. 22.ª Uno de los caprichos más inexplicables de la lengua es el empleo del indefinido un y del adjetivo medio (en estas terminaciones masculinas) con nombres propios femeninos de ciudades: «¿Quién diría que en un Segovia no se encuentra una buena posada?»; «Lo ha visto medio Sevilla». Esta anomalía (como observa don Vicente Salvá) se halla de tal modo canonizada por el uso, que no se sufriría la terminación regular una o media. Se podría dudar si el sustantivo modificado de esta manera por un o medio pide la terminación masculina o la femenina en los predicados que se refieren a él. ¿Deberá decirse: «Medio Granada fue consumido por las llamas», o «fue consumida»? A mí me parece que el sustantivo en estos modismos pierde su género natural y pasa al masculino, y que por tanto hubiera una especie de inconsecuencia en la terminación femenina del predicado. 851. 23.ª El adjetivo mismo puede usarse de un modo semejante, como observó don Juan Antonio Puigblanch; pues tanto en la Península como en América se dice corrientemente, el mismo Barcelona o Barcelona mismo; sin que por eso deje de usarse también la terminación regular en este caso. Cuando la preposición en tiene por término un nombre propio de lugar, es permitido construir el complemento con la terminación masculina mismo: «En Zaragoza mismo»; «En España mismo», salvo que el término lleve artículo, porque entonces el adjetivo mismo debe concertar con el artículo: «En el mismo Perú»; «En la España misma». La terminación masculina que le damos con los complementos de lugar en que el término carece de artículo proviene de que los equiparamos a los adverbios demostrativos, con los cuales es sabido que la construimos a menudo. Allí

mismo, entonces mismo, ahora mismo, mañana mismo, hoy mismo, así mismo. Mismo en estas construcciones se adverbializa, modificando complementos o adverbios, y se hace por consiguiente indeclinable.

852. 24.ª Otra particularidad notable, que también está en contradicción con las leyes de la concordancia, es el convertirla en régimen,


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