Participación Ciudadana desde la Perspectiva Ambiental

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Así mismo el disfrute de los derechos a la vida, la dignidad y la salud, por mencionar algunos, no solamente deben ser viables para el hombre sino para todos los seres que habitan el planeta. Un medio ambiente en donde el aire y el agua estén contaminados por la mano del hombre, en donde los suelos están degradados o hay derrames de residuos tóxicos que obligan a las personas a abandonar sus tierras, en donde las cambios en el clima atentan contra la seguridad de quienes viven en interdependencia armónica en el mismo universo, incluyendo todos los seres que lo habitan, nos hace pensar que aún queda mucho camino por recorrer en cuanto a la reflexión en términos de desarrollo sustentable y los derechos de todas los seres a vivir en este cosmos, de hecho, en la espiritualidad oriental la realidad es una, sin distinguirse ni del ser humano, ni de la deidad, ni de la naturaleza. Atman, la esencia del ser humano, y la esencia del cosmos, son una sola realidad: cada persona, cada animal, cada planta, cada río, montaña o roca es parte del océano infinito del absoluto que palpita desde las hojas más pequeñas hasta las constelaciones más grandes del universo. Mi intervención gira alrededor del tema de los aportes de las tradiciones del Lejano Oriente ante la crisis ecológico-espiritual del hombre contemporáneo. De entrada quiero aclarar que con el término lejano oriente, hago referencia a las tradiciones budista, taoísta e hindú, todas ellas cosmovisiones milenarias y que a lo largo de los siglos han realizado importantes aportes en el campo de la ciencia, el arte, la espiritualidad y la filosofía. Por otro lado, es importante decir que vivimos en el seno de una crisis ambiental, pero podríamos preguntarnos ¿qué es una crisis? Attali (1982) la define como “la larga y difícil reescritura que separa dos formas provisionales del mundo”, aquella que, al menos en parte, es necesario abandonar por haberse mostrado incapaz de resolver los problemas, y esa nueva visión emergente que, planteando alternativas innovadoras, se orienta hacia el equilibrio en las relaciones entre los distintos grupos humanos y de la humanidad con la Naturaleza. Hablar de reescritura significa regresar, aunque sea por un tiempo, a los orígenes. Un dato curioso: En el idioma chino mandarín, la palabra “crisis” (危机, weiji) se compone de dos ideogramas: Wēi (危) que se traduce como “peligro”. Jī (simplificado: 机, tradicional: 機) que, entre varias acepciones se puede traducir como “chance” u “oportunidad”.

1. El tema del Hombre y la Naturaleza desde el lejano Oriente Desde las tradiciones del lejano oriente, se puede decir que es preciso reinterpretar el pasado, descubrirnos en él y descubrirlo, para ver, con ojos críticos, nuestros aciertos y errores, para intuir los cambios de rumbo necesarios. Analizar la problemática ambiental supone, así, identificar sus causas y tratar de descubrir los modelos de utilización de los recursos que subyacen a la crisis. Porque es ahí, en la profundidad de los orígenes, en las conductas y los modelos que la Humanidad (o al menos parte de ella con gran capacidad de decisión) ha adoptado, donde podremos descubrir realmente las raíces de nuestro comportamiento como especie, a través de relaciones inter e intraespecíficas que expresan nuestro modo de entendernos y de estar en el mundo 59


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