GREEN BY ACCIDENT
Educar para cuando no hay por ANA MELGAREJO Cuando la leche es poca, al niño
Ama de casa que sin haber aprendido a andar en bici, ni haber tenido perro, busca la manera más sencilla para solucionar problemas, entre ellos, contrarrestar el daño que hizo con el fijador para su fleco en los 80’s. Cibernauta crónica, frívola, irónica y ambientalista de clóset.
le toca. Esa era la campaña que se difundió en los medios de comunicación en los años 80. Era una época de escasez. La crisis del 82 hizo que no hubiera más que dos o tres tipos de cereales para desayunar. No había mucho que escoger y los niños nos conformábamos con que cada año sacaran solo un modelo adicional de los juguetes de moda. Le cambiaban el color al vestido de la Barbie y con eso teníamos para sentirnos soñadas con nuestra muñeca nueva. ¡Qué lejos estamos de esos años! Muchos de los niños ochenteros ahora somos papás, y ¡qué papás! No dejamos que a nuestros hijos les falte nada. Estamos al pendiente de lo último y más novedoso en juguetes, programas de TV, tecnología y ropa. Nuestros hijos no se pueden quejar que no tienen para escoger. Más de 100 tipos de cereales adornan los supermercados y ni que decir de la leche: hay más variedades de las que se pueden contar. Los padres de familia queremos que nuestros hijos estén bien informados y que tengan una formación de primera. Desde muy pequeños los enviamos a clases de ballet, apreciación musical, inglés, francés y hasta mandarín. Les hablamos de los temas de los que nunca nos hablaron a nosotros. Ya no tienen que esperar una semana para ver los capítulos de su caricatura favorita, porque se pueden bajar por internet o pueden escoger
Hyperscholar
de los más de doscientos canales de su televisión. Tampoco tienen necesidad de hacer fila para usar el teléfono porque ahora tienen celular o pueden chatear con sus amigos. Las fiestas infantiles de nuestras épocas consistían en nuestros hermanos, unos cuántos primos, un pastel, juegos organizados por la mamá y, cuando ya era de lujo, payaso y piñata. En la actualidad, muchas de las fiestas infantiles parecen “mini-bodas” y parece que cada una tiene que ser más espectacular que la anterior. Hartos de compartir todo con nuestros hermanos, procuramos que cada miembro de la familia tenga su espacio. Como nuestras casas son más pequeñas lo compensamos con una gran camioneta con televisión en cada asiento y solo dos hijos. Si aún no contamos con ella, ya estamos viendo cómo endeudarnos para comprar una. ¿Qué va a pasar en el futuro? Hemos creado una generación de criaturas voraces, que, aunque reciclan en la escuela y celebran el “Día de la Tierra”, tienen una
Green by Accident es una sección para gente “no-abraza-árboles” que actúa como residente responsable de la Tierra sin dejar de vivir su vida normal ... todavía.
capacidad de consumo mayúsculo. No me puedo imaginar lo que podrían hacer el día que carezcan de algo porque, simplemente, ya no hay. Muchos de nosotros no estamos preparando a nuestros hijos para vivir en el planeta que les vamos a dejar. Me cuesta trabajo imaginar a un niño de ahora haciendo ronda con los compañeros de trabajo porque el combustible estará tan limitado que será obligatorio compartir el auto. Ni hablar de caminar o llegar en bici al trabajo. ¿Qué va a pasar cuando los cortes de energía les impidan tener la computadora o televisión encendida a la hora que quieran? ¿Serán capaces de regresar a los juegos de mesa y dejar los electrónicos? Por lo general, nos estamos ocupando mucho de lo trivial, y poco de lo fundamental.
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