Lisboa. La ciudad de Fernando Pessoa

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001

78 8494

019647

LA CIUDAD DE FERNANDO PESSOA

Juan José Vázquez Avellaneda Con Prólogo de José Morales Sánchez

passeio

desassossego

turística

001 9

lisboa

mítica e literária

[ TSS]

www.recolectoresurbanos.com t.@recolectores

Juan José Vázquez Avellaneda

colección tesis [tss]

MI LISBOA. Un lugar de elección, un lugar de cita, un paisaje visto, revisitado, una construcción. Cuando el paisaje visto es elegido, nos dice Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario, es decir, cuando “una interpretación automática e inconsciente nos revela una afinidad que nos hace detenernos en él, buscarlo, volver repetidamente.”, se produce una analogía que determina “la adopción del paisaje por el espíritu, en virtud de las cualidades que posé por sí mismo y que son las mismas del sujeto.” Más adelante, continúa: “Debe buscarse entonces: el orden espacial del paisaje dentro de una demarcación que lo limite y particularice, estructurándolo a manera de una construcción u obra de arte.” La demarcación de esta Lisboa, discurre entre desastres e invenciones, entre el uno de noviembre de 1755 y el 30 de noviembre de 1935 aproximadamente, y a la luz del drama-romance en gente pessoano. Y así, se muestran sus lugares, hechos de: Una realidad exterior, la destrucción-construcción de Lisboa. Ciudades heridas o desaparecidas, como: Canopus, Herakleion, Babilonia, Pompeya,…Londres, San Francisco, Berlín, Dresde, Hiroshima, Nagasaki, etc. Y Lisboa, ciudad de terremotos: en los siglos XIV, XVI, XVII, en el siglo XVIII, los de 1724 y 1750, hasta el de 1755 que trastocará de manera definitiva el destino de lo moderno, inaugurando un tiempo de desastres naturales-artificiales encadenados. Y una realidad interior, en la que una vez perdido el mejor de los mundos posibles, se manifiesta como inquietud ambiental, atmosférica, donde el cotidiano más real es el formado por un conjunto de fingimientos, máscaras y creaciones que si habláramos en términos clínicos vendrían a mostrar el síntoma-Lisboa, un imaginario para después de la catástrofe. Realidad de través, como el proyecto de escritura de Fernando Pessoa, un trabajo en construcción, hecho de intersecciones de textos y autores. Donde no hay libros, si no más bien un “libro total”, un conjunto-inconjunto, sin pasar a limpio. Su baúl-espólio.

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Recolectores Urbanos es un equipo de trabajo transdisciplinar que trabaja sobre estrategias para la implantación de nuevos modelos de recolección, gestión y visualización de la información llevándola desde los entornos de pensamiento y discusión, a la ciudadanía.

[ TSS]Recolectores Urbanos JUAN JOSÉ VÁZQUEZ AVELLANEDA (1957). Arquitecto por la ETSA de Sevilla (1984). Doctor por la Universidad de Sevilla (2006). Es Profesor en la ETSA de Sevilla, en el Departamento de Proyectos Arquitectónicos, desde el año 1991. Profesor de Máster Oficiales, habiendo participado en cursos y seminarios de ámbito nacional e internacional. Es director y editor de la revista eDap. Documentos de Arquitectura y Patrimonio. Colaborador del Instituto de Estudos do Modernismo Portugués de la FCSH de Lisboa y miembro de la Fundación Al Idrisi Hispano Marroquí. Autor de proyectos de arquitectura, urbanismo e intervención en el patrimonio, de los caben destacar: los Trabajos de Mejora Urbana en el Campo del Sur. Cádiz; el Centro de Salud en Medina-Sidonia. Cádiz; la Rehabilitación del Teatro de las Cortes de San Fernando. Cádiz; el Pabellón de La Costa del Sol en FITUR. Madrid; la Intervención Urbanística y Arquitectónica en la Barriada Martínez Montañés. “Las Vegas”. Polígono Sur. Sevilla; el Centro de Estudios del Rif. Museo Adelkrim. Alhucemas. Marruecos; el Projecto de Qualificação da Zona Envolvente Às Muralhas- Parque da Cidade Lagos. Portugal. De su producción teórica se pueden señalar los siguientes títulos: La Obra de José Galnares Sagastizábal. Fichas (1990); Cuatro Notas sobre Espacios y Arquitecturas (1991); Hacer Arquitectura (1992); Inicios (1998); Alentejos «Com Os Melhores Cumprimentos». Mapa Guía (2000); Los Baños del Carmen. Málaga. (2005); Un jantar en torno a Rocío (2007); Escenas e impresiones en homenaje a Teresa Rita Lopes (2010); Lisboa y los ingenieros. A propósito de Álvaro de Campos (2011).


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Recolectores Urbanos Editorial



A Mar y Delio


In memoriam Fernando Ruiz Vergara. Mi agradecimiento a los amigos y compañeros ibéricos que apoyaron en sus distintas fases este trabajo.

Colección “tesis” [TSS]_01 Edita: Recolectores Urbanos Editorial Edificio CREA Sevilla, Avd José Galán Merino, s/n 41015 Sevilla Autor: Juan José Vázquez Avellaneda (c) de esta edición: Recolectores urbanos, 2012 (c) de los textos: el autor, 2006 (c) de los proyectos: sus autores Diseño Colección: Buenos días, Impresión: Publidisa Imagen portada: Recolectores urbanos, el autor ISBN: 978-84-940196-4-7 Depósito Legal: SE 4596-2012 SEVILLA DICIEMBRE 2012

Esta obra está bajo una licencia Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España Creative Commons. Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra Bajo las condiciones siguientes: • Reconocimiento. Debe reconocer los créditos de la obra de la manera • especificada por el autor o el licenciador (pero no de una manera que • sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso que hace de su obra). • No comercial. No puede utilizar esta obra para fines comerciales. • Sin obras derivadas. No se puede alterar, transformar o generar una obra • derivada a partir de esta obra. Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los términos de licencia de esta obra. Algunas de estas condiciones pueden no aplicarse si se obtiene el permiso del titular de los derechos de autor. Los derechos derivados de usos legítimos u otras limitaciones reconocidas por ley no se ven afectados por lo anterior. La licencia completa está disponible en: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/


ÍNDICE 9 Prólogo Procesos y experiencia moderna, por José Morales

I. Notas y materiales. Caminos secundarios

15 Arquitecturas “animadas pela filosofia”

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33 Terremoto. 1º de noviembre de 1755

43 De los grabados. Reproductibilidad. Hacia la ilustración de la vida diaria

61 Afecciones. Fragmentos y Fugas

67 Pombal. El empirismo de las reglas generales

87 Habitaciones y comercios. El sujeto en lo dado

107 Cartografías dibujadas en el tiempo. Saudades

127 Guías y otros paseos lisboetas

II. Heteronimias. Camino principal 157 La ciudad y los campos La Casa en lo alto de este otero. Alberto Caeiro o la mirada del objetivista absoluto. 181 ¡ OH SIGLO XX ! Todas las ciudades del mundo susurran dentro de mí. Un mapamundi. La Lisboa revisitada de Álvaro de Campos. Un viaje geográficamente exterior. 213 Diario y mercaderias. Dibujando por trechos Bernardo Soares. Una ciudad hecha de primeros planos. “Cheguei a Lisboa, mas não a uma conclusão.” Livro do Desassossego.

249 Tourist. Plano guía

283 Postfacio

287 Bibliografía



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Lisboa —Ulissipo, Olisipo, al-Usbuna, Ulixbuna, Lissabona, Lisbona, Lisbonne, Lisbon—. ¿Dónde está ese lugar? De su localización en el SW europeo, disponemos de los siguientes datos. -coordenadas geodésicas WGS84

WGS84/ITRF96

latitude (N) longitude (W) altitude (m)

38o 44’ 14,52847’’ 9o 8’ 23,82249’’ 166,618

38o 44’ 14,53420’’ 9o 8’ 23,81196’’ 166,546

Datum Lisboa

Datum 73

latitude (N) longitude (W) altitude (m)

38o 44’ 8,86172’’ 9o 8’ 19,2774’’ 113,140

38o 44’ 11,67397’’ 9o 8’ 26,86614’’ 113,140

- coordenadas cartográficas Gauss

Datum 73

Datum Lisboa

M (m) P (m) H (m)

-87544,00 -102864,61 113,17

-87542,234 -102866,340 113,093

Capital de Portugal, una suerte de isla a la deriva, como en el plano del país realizado por Fernando Álvares Seco y publicado en Roma en 1561, mirando al Atlántico, donde empieza la tierra, o quizás donde acaba. Portugal tierra de serpientes. Lisboa laberinto. Ciudad-palimsepto. Ciudad-sombra con el acueducto de Aguas Livres según Wenders, em este mundo tudo muda, una proyección cambiante sobre el plano enrarecido del suelo. Proyecciones sobre planos ondulados y sometidos a distorsiones, como la escritura y la vida según Boris Vian: ”En la vida, lo esencial es hacer juicios a priori sobre todas las cosas. Es evidente, en efecto que las masas se equivocan, y los individuos siempre tienen razón. Pero hay que guardarse de deducir de ello reglas de conducta [...] las pocas páginas de demostración que siguen extraen toda su fuerza del hecho de que la historia es completamente verdadera, porque me la he inventado de cabo a rabo. Su realización material propiamente dicha consiste, 23

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esencialmente, en una proyección de la realidad, dentro de una atmósfera oblicua y recalentada, sobre un plano de referencia irregularmente ondulado y sometido a distorsiones. Como se puede ver, es un procedimiento honesto, si es que los hay.”1 Lisboa rima con Pessoa. Pessoa, en portugués persona... persona—personne—nadie.

Vista desde satélite de la desembocadura del Tajo. El acueducto de Águas Livres en Lisboa, en la película Lisbon story de Wim Wenders.

Del Mediterráneo, punto nodal entre oriente y occidente, entre el norte y el sur. Lisboa, la ciudad de Fernando Pessoa, que como en la Alejandría de Durrel, tras Kavafis, “ninguno de nosotros puede ser juzgado por lo que ocurrió”, ni si quiera sus poetas, porque “la ciudad es la que debe ser juzgada, aunque seamos sus hijos quienes paguemos el precio”. “Juzgar” a Pessoa a través de Lisboa, y a ésta desde sus paisajes escritos, será el objeto de este trabajo. Sondear las laberínticas formas que adopta la ciudad ya sea considerada: Empleando un raciocinio pessoano, como es la “realidad exterior”. Aquí figuraran principalmente asuntos como la destrucción-construcción de la ciudad, un hilo argumental continuado a lo largo de su historia, y especialmente a partir del terremoto de 1755; las nuevas formas de vida de la ciudad reconstruía, sus permanencias y transformaciones; las tecnologías y las ideas estéticas que acompañan el acontecimiento, etc. En definitiva asuntos cuyo trasfondo sitúan al olvidado espacio lusitano, como un lugar fundamental dentro de los procesos de génesis y desarrollo de la modernidad. O empleando otro raciocinio, el de la “realidad interior”. En este caso, a través de la mirada artística de una figura capital de la cultura contemporánea como es la de Fernando Pessoa, lisboeta, defensor de lo que llamó nacionalismo cosmopolita; en cuya obra, la ciudad del Tajo y todas las ciudades y todos los autores por él inventados, despliegan procedimientos anti-naturalistas, donde la escritura y el arte, y en [ 1 ] Del prólogo de Boris Vian, firmado en Nueva Orleáns el 10 de marzo de 1946 para su obra: La espuma de los días, Bruguera, Barcelona 1980. p. 7.

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general la invención y el conocimiento humano descubren su verdadera realidad. Ya que el poeta es un fingidor, sus aproximaciones sólo pueden considerarse como ficciones de interludio. Lo que queda, lo que permanece, el arte y la escritura, como presencia sensible de que algo ocurrió, es sólo un fingimiento. La única “esperanza humana” sería, entonces, la instauración del llamado por Pessoa neopaganismo, que podríamos resumir como “pensar-sentir todo de todas las maneras posibles”, una forma de transversalidad múltiple de muchas gentes, un intento quizás desesperado por resolver la fractura entre el mundo natural y el artificial, una fractura ya visible desde aquel 1º de noviembre, fractura entre dioses y hombres y que vendría a resolver el neopaganismo, como un regreso de los dioses, según diría Ángel Crespo.

Plano de Portugal realizado por Fernando Álvares Seco y publicado en Roma en 1561.

SS en el interior de PeSSoa. (juego hermético) Pessoa dibuja la serpiente sobre la Vesica Piscis, el mapa de los “antiguos maestros constructores”. Lo hace sobre los triángulos simétricos de Fuego y Tierra, deslizándose hacia arriba, “se niega a sí misma y a todo en su quinto nivel, —el vértice superior—, y huye, y entonces en SS, la Revelación Suprema”2. UliSSipo, un río también es una serpiente. OphiuSSa, tierra de las Serpientes, como se conocía a Portugal en los tiempos antiguos. “Ela liga os contrários verdadeiros, porque, ao passo que os caminhos do mundo são, ou da dereita, ou da esquerda, ou do meio, ela segue um caminho que passa por todos e não é de nenhum”. La cita de El Camino de la Serpiente es recordada por Ángel Crespo3, para caracterizar bajo este símbolo totémico a un pueblo

[ 2 ] Op. cit. p. XXX. [ 3 ] CRESPO, Ángel: Lisboa, mítica e literária, Livros Horizonte, Lisboa 1990. pp. 14-15.

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cuyo destino en la historia, con una “evolução em círculos, lançando movimentos universais cuja energia a certa altura parece extingir-se ou transferir-se para o dinamismo de outros povos” Um país encoberto, según Antonio Quadros, que parece hacer gala de algunas de las características atribuidas a dicho animal simbólico. En sus paseos por Lisboa, Crespo4 busca, sin éxito, la representación sinuosa de dicho animal; piensa que quizás se encuentre definitivamente perdido en el fondo del Tejo, y un día visitando los Jerónimos, el “mais português dos edificios públicos”, lo encuentra sobre una de las dos columnas del coro de la iglesia de dicho convento, “protegendo lá das alturas os monumentos funerários de Camões e de Vasco de Gama”, serpientes quizás marinas, apunta, en un lugar tan anfíbio como Belem. Identidad y laberinto, bajo la forma sinuosa y cambiante de la serpiente lusitana, “enigmas, tanto exotéricos como esotéricos, da sua capital”, urbe eminentemente poética. Lisboa mítica e literária, la de Crespo, imprescindible aún para aquellos neófitos que sientan interés por entender el alma portuguesa, y para aquellos que quieran entender la historia como una gran obra de arte. La serpiente en el diccionario de Cirlot5, la podemos encontrar caracterizada por su multivocidad simbólica, veamos algunos fragmentos con claras alusiones a algunos temas lusitanos y pessoanos: “Si en realidad todos los símbolos son funciones y signos de lo energético, la serpiente es simbólica por antonomasia de la energía, de la fuerza pura y sola; de ahí sus ambivalencias y multivalencias. [...] Teillard dice a su propósito: Animal dotado de fuerza magnética. Por su muda de piel, símbolo de la resurrección. Por su carácter reptante (y sus anillos estranguladores) significa la fuerza. Por su peligrosidad, el aspecto maligno de la naturaleza. La muda de la piel impresionó poderosamente a los antiguos [...] La serpiente desempeñó un papel muy importante entre los gnósticos, especialmente en la secta de los nasenios (de naas, serpiente). Hipólito, autor de dicha doctrina, decía que la serpiente “vive en todos los objetos y en todos los seres”.[...] En el mismo diccionario la encontramos asociada también a las voces: Adán, Caduceo, Ciervo, Disco, Letras, Luchas de animales y Terremoto. En esta última, de interés para este trabajo, podemos leer lo siguiente: “En cuanto a la interpretación causal del fenómeno, la mayor parte de culturas primitivas y astrobiológicas le atribuyen un origen demoníaco teriormórfico. En Japón, un inmenso pez sostiene a tierra; en la literatura sánscrita, una tortuga; en América del Norte, una serpiente. El terremoto participa del sentido general de toda catástrofe: mutación brusca en un proceso, que puede ser maléfica pero también bene­factora. En ocasiones se considera al terremoto creador de fertilidad. Es en el fondo una apli­ cación del simbolismo universal del sacrificio y la inversión cósmica.”6 [ 4 ] Op. cit. pp. 15-16. [ 5 ] CIRLOT, Juan Eduardo: Diccionario de símbolos, Ediciones Siruela, Madrid 1997. pp. 405-409. [ 6 ] Op. cit. p. 438.

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Sevilla. Hispalis. En Civitates Orbis Terrarum.

“Quem não viu Lisboa não viu coisa boa”, diría un alfacinha. Un sevillita: “Quién no ha visto Sevilla no ha visto maravilla”. Frases, ambas, que se pierden en la memoria oral de ambas ciudades y que demuestran el orgullo de sus respectivos habitantes hacia el lugar donde viven, sabedores del reconocimiento y la admiración que provocan en sus visitantes. Ciudades como Lisboa y Sevilla, que han sido consideradas como auténticos hitos culturales de referencia en el devenir de la historia europea. Ciudades escenarios de mitos y leyendas, de literaturas, de orientalismo y músicas, y en las que algunos breves momentos de esplendor, dejan paso a largos periodos de decadencia. Buscando un posible origen de la frase, podemos encontrar en el caso de la ciudad española, un claro antecedente en la “Vista de la ciudad por el este” que realiza G. Hoefnagle en 1565-67, publicada por Braun en la famosa obra Civitates Orbis Terrarum7. En la parte superior del grabado y sobre el nombre latino de Hispalis, se puede leer la siguiente leyenda: “Qui non ha visto SEVILLA non ha visto maravilla”. En este punto, nos asalta una duda acerca del posible sentido que debemos dar a la citada frase de encabezamiento, sobre todo si nos fijamos en las figuras que aparecen en el primer plano del dibujo. En el extramuros de la ciudad, Hoefnagle ilustra una Executión de Justitia de los cornudos patientes y una Executión d´alcagüetas públicas mediante diversos personajes y bestias. Maravillas y autos de fe, parecen ser patrimonio común asimismo en la historia de estas dos ciudades. En Lisboa, por ejemplo, el Terreiro do Paço figura en diversas iconografías, como escenario solemne para las prácticas de la Inquisición. El Cándido de Voltaire, se topará de bruces al llegar a la ciudad del Tajo no solo con el terrible terremoto de [ 7 ] BRAUN, Georg, HOGENBERG, Frans, HOEFNAGEL, Georg: Civitates Orbis Terrarum. Variante del título: Theatrum Illustriores Hispaniae Urbes. Reproducción facsímil de la edición de Amstelodami: Ex Officina Joannis Janssonii, 1657, basada en una edición anterior (1572-1597). Ebrisa, Barcelona 1996.

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1755, sino que, además, deberá de enfrentarse asimismo con el temible tribunal. Si en el grabado de Hoefnagle podemos entrever una cierta discordancia entre texto y figuras, una posible “crítica encubierta” hacia las costumbres locales más negras, en Voltaire no queda ya duda sobre la opinión que le merece tales prácticas, consideradas como un anacronismo para su época, y por lo tanto objeto de crítica en su afilada y demoledora escritura. En cualquier caso, y situadas respectivamente a orillas del Tajo y el Guadalquivir, ambas fueron incipientes metrópolis al inicio de la era moderna, lanzaderas europeas en la conquista de la navegación oceánica. La era de las Descobertas-Descubrimientos dará paso, paralelamente, como sabemos, tanto en Lisboa como en Sevilla, a una decadencia prolongada, con altibajos, y a una paulatina desaparición de ambas de la escena internacional. En estos ambientes decadentistas, de cierta putrefacción, y “dedicados a su propio culto”, algunas voces del siglo XX, van a intentar recuperar “la ruta perdida”. “Lo peor de Sevilla es el sevillanismo” comenzará diciendo Manuel Chaves Nogales en un artículo titulado “Sevilla desde dentro y desde fuera”, publicado en el número uno de la revista Mediodía. Revista de Sevilla, en junio de 19268. Chaves Nogales, se lamenta de la “exaltación literaria” que caracteriza a la ciudad. “Literariamente Sevilla está demasiado hecha”, continúa y frente a la ilusión de lo que denomina hispanoamericanismo (hay que recordar que en ese momento quedan menos de tres años para la celebración de la Exposición Iberoamericana del 29), el sentimiento de estar apartado de la escena internacional es bien patente: “Porque no estamos en ruta. Sevilla, metida, en sí, dedicada a su propio culto, se va quedando fuera de la órbita de la civilización. Esa órbita no es la misma que en el siglo XVI. Las corrientes espirituales del Nuevo al Viejo Continente no pasan ya por nuestra Casa Lonja (...) en la ruta de la civilización; no se llega hasta Sevilla; se toca en Vigo, para seguir al Havre, Liverpool y Hamburgo. Claro es que el imperativo geográfico podría vencerse. Nuestra inquietud, nuestra curiosidad, nuestros esfuerzos por atraernos la cultura moderna de Occidente nos pondría en ruta”. En efecto, ni Lisboa ni Sevilla parecen contar ya, en esa altura, en las rutas internacionales, pero en ambas “una nueva conciencia artística” emerge en las primeras décadas del siglo. En Sevilla, Mediodía quiere continuar “en la ciudad de la Giralda”, el trabajo iniciado por la revista Grecia “ la disciplina estética más sincera” salida en la ciudad, según se apunta en el artículo de presentación del citado número uno, que lleva por título Nuestras normas. En Lisboa, continuando con este cierto paralelismo de devenires culturales e históricos entre las dos ciudades, será la revista Orpheu, y el llamado primer modernismo, con Pessoa como figura primordial, la encargada de poner en el mundo, de nuevo, a la capital lusitana. La relación entre unos y otros, unidos intelectualmente por el mismo empeño y de la que daremos algunos apuntes en este trabajo, podemos considerarla como un primer intento contemporáneo [ 8 ] Mediodía. Revista de Sevilla. Números 1 al 14. Sevilla, 1926-1929. Edición facsímil de la revista literaria a cargo de José María Barrera López. Editorial Renacimiento, Sevilla 1999.

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para establecer una cierta entente ibérica, al menos en lo que se refiere a lo cultural. Autores “ultraístas” como el sevillano Issac del Vando-Villar, fundador y director de la citada revista Grecia, donde se publica el manifiesto Ultra en 1919 y otros del entorno como Adriano del Valle, nacido también en Sevilla, o el médico poeta onubense Rogelio Buendía, se cuentan en el reducido grupo de escritores españoles que mantuvieron una relación directa aunque breve con Fernando Pessoa. Mesmo podríamos hablar de otros asuntos en los que la historia de las dos ciudades parece tomar desarrollos análogos. Por nombrar uno más, podemos recordar el gusto de ambas por los azulejos, es más, las relaciones comerciales con esta mercancía fueron un hecho, de tal manera que serán producidos en Sevilla gran parte de los azulejos que se colocan a partir de finales de S.XV en Lisboa, dada la gran valoración que se hacía del denominado azulejo hispano-mourisco, teniendo un ejemplo patente en los azulejos colocados en el palacio de Sintra por iniciativa del rey D. Manuel I.9

Cubierta de Orpheu nº 1. Lisboa, Enero-Febrero-Marzo 1915. Cubierta de Grecia Revista decenal de literatura. Sevilla. Año II. nº XXVI. Agosto 1919.

[ 9 ] As Colecções do Museu Nacional do Azulejo, Lisboa, coordenação João Castel-Branco Pereira, Instituto Português de Museus, Scala Books, Lisboa, Londres 1995. pp.40-41.

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Trabajo de campo Se toma una cámara y nos dirigimos a la zona monumental de Sevilla, declarada Patrimonio de la Humanidad. El fluir de turistas, por allí, hace que el objeto que llevamos en las manos nos convierta en uno más de los consumidores de monumentos que se afanan por atrapar instantes culturales para engrosar sus archivos visuales. La continuidad del suelo y su extrañeza para con el resto de los suelos de la ciudad le confiere al conjunto un carácter de mayor irrealidad, acusando aún más la solemnidad y grandeza de sus arquitecturas. Vibran los souvenirs, postales, artesanías y camisetas; en un remanso, en la fachada norte de la herreriana Casa Lonja descansan los coches de tiro, con sus caballos viejos sobre cagarrones y orines. Entre estos y la modulada y recién acicalada fachada del edificio se erige, que yo sepa, el único monumento español que conmemora el “terremoto de Lisboa”, ocurrido como sabemos el 1º de noviembre de 1755. Se trata de un Triunfo de la Inmaculada, en cuya base se puede leer en uno de sus lados, la siguiente inscripción:

SABADO 1 Ð NO... AN Ð 1755 A LAS ... Ð LA MAÑANA HUVO ...ENERL. PAVORS.... TERREMOTO EL QVE SE CREYO ASOLABA LA CIVDAD, Y SEPVLTABA SVS MORADS LA RVINA. PVES SE E...REMECIERN. VIOLEN TAM. LOS EDIFICIOS CAIENDO ALGUNOS PARTES Ð LAS YGLESAS. EN LA PATRIARCHA... CON ESPANTOSO [HOR.] LLOVIERN. PIED. ...OBEDAS: CAIERON PILARES Ð LO ELEVADO [Ð] SV TO[RE] ...ENDO SIN NVMERO EL CONCVRSO NADIE SALIO LAS TI[M]AD [EN] TODO SEVILLA SOLAS 6 PERSONAS PERECIERON, DEVIENDO LAS [D]EMAS SVS VIDAS, Y LA CIVDAD SV CONSISTENCIA, AL PATROCI..... [QV]E ES MADRE DE DIOS Y MISERICORDIA MARIA SSMA EN CV[Y]O HO... ...ERPETVO AGRADECIDO MONVMENTO MANDARON LOS YLLM S... [ÐA]N Y CABILDO E[RIGI]R ESTE TRIVNPHO EN EL SITIO MISMO QUE SE DIXO LA MISSA Y CANTÓ LA SEXTA EN AQVEL DIA ECCE D...O...I.........AD.....IN.....S......NO...EM...R... V........H......M MA...SONA....TADH....... HIS..................TREM......T......O.....T....RI....C....... TURRIS...........Æ..............MA......R......NT...... OMNIBVS EXI............TANTVM OBIERE.... [S]ALVAV.....[OS]...RGINIS ALMAMA... .......S........O................................................... ....DE......ST.....VBI MV................................

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Monumento conmemorativo al terremoto de Lisboa en la fachada N.E de la Casa Lonja de Sevilla. (JVA) Inscripción en la base del monumento conmemorativo al terremoto de Lisboa en Sevilla. (JVA)

La inscripción se acompaña en los otros tres lados, con una “giralda” en uno de ellos, y sendos jarrones con azucenas en los restantes, es decir, el escudo del Cabildo local. Sobre este pedestal, una columna se remata con un templete que acoge la imagen de la Virgen. Si damos crédito a los datos ofrecidos en el monumento, sólo 6 personas fallecieron en la ciudad. Sin embargo, sabemos por ejemplo, que la torre mayor, la Giralda, comenzó a tocar sus campanas debido a las vibraciones provocadas por el seísmo, lo que puede dar una idea de la violencia desatada y del pavor que pudo provocar entre los sevillanos. En cualquier caso, la catástrofe quedó lejos de lo ocurrido en Lisboa, —estudios contemporáneos establecen para Sevilla el grado 8 en la escala Richter, mientras que en Lisboa y alrededores se alcanzaron el 9 y hasta el grado 10— y lo que queda más claro, el futuro de la ciudad, no quedó alterado drásticamente como es el caso lisboeta, es decir, no tuvimos como ellos una feliz desgraça. Nos quedó el monumento y poco más.

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Terremoto. 1º de noviembre de 1755

De ciudades y catástrofes, disponemos de una multitud de referencias. Ciudades hundidas, desaparecidas repentinamente, perdidas irremediablemente, de las que sólo quedan, si acaso, el nombre y quizás una localización siempre incierta. Las que han permanecido hasta nuestros días, en muchos casos, son fruto de procesos sucesivos de construcción-destrucción-reconstrución para llegar a la rasante contemporánea que se eleva sobre los escombros del pasado. Hay sitios, donde una potencial situación de riesgo convive con una reiterada costumbre para hacerlo habitable y duradero. Miremos al pasado remoto o miremos a lo actual, el escenario, cuanto menos es el de una inquietud hacia el desastre posible, a la amenaza latente, o abiertamente, el de una nueva catástrofe que se añade en el devenir de los días. Fenómenos naturales o artificiales, sacuden obstinadamente tierras y ciudades. “Ciudades heridas” o desaparecidas definitivamente, nombres como: Canopus, Herakleion, Cartago, Babilonia, Pompeya, Roma, Cádiz, Londres, San Francisco, Berlín, Dresde, Hiroshima, Nagasaki, Guernica, Madrid, Nueva York, Bagdad, etc. Todas ellas, y Lisboa también, engrosan un amplio inventario por hacer. Del presente y del inmediato pasado, la imagen mediática y multiplicada de la destrucción se agolpa formando un archivo infinito. Nuevos nombres y nuevas fechas se suman a este archivo progresivamente, mientras se escriben estas palabras. En mis primeros paseos por Lisboa, los amigos portugueses, que nos enseñaban la ciudad, de trecho en trecho nombraban a Pombal como el gran arquitecto de la ciudad que visitábamos, y con Pombal, se nombraba al “terremoto de Lisboa” como una fecha, definitiva en su historia moderna. El 1º de noviembre de 1755 pues, final y principio de una ciudad que ya no será la misma desde aquel fatídico-venturoso día. Del mayor cataclismo natural vivido en Europa, no tenemos una relación cierta de los daños ocasionados, daños que afectaron principalmente a la Península Ibérica y muy especialmente a la capital del Tajo que le dará nombre. Las cifras de muertos y el balance de las perdidas materiales ocasionadas por el mismo, varían según las fuentes. Se dice que la proliferación de noticias que se dan en toda Europa, a través de múltiples textos e imágenes producidos en la mayoría de los casos poco después del acontecimiento, responden a una acusada y delirante imaginación de sus autores, embargados por las afecciones producidas por la proximidad de tal seísmo. Sirvan algunos conocidos textos, que se irán mostrando a continuación para ilustrar esto que decimos, pero en cualquier caso, lo que parece claro es que Lisboa ya nunca será la misma desde aquel uno de noviembre, y me atrevería a decir que inclusive 33

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Europa tampoco. Es posible que el desarrollo acelerado vivido en el devenir de los siguientes siglos nos haya hecho olvidar tal acontecimiento, sobre todo por la avalancha, como ya hemos dicho de otros nuevos acontecimientos sobrecogedores, pero en Lisboa queda esa nueva ciudad que surge del cataclismo y cualquier historia sobre ella es posible que no pueda entenderse sin su consideración. La ciudad y las formas de vida de sus gentes, nunca volvieron a ser iguales, es más, con esa amenaza, parece que se inaugura una forma de sentir y pensar distinta que recorrerá la cultura contemporánea a través de un sin fin de experiencias, filosóficas y estéticas, de diversa índole. A mi parecer entre ellas, se encontraría también, la literatura pessoana que ha de servirnos de guía en este trabajo sobre la ciudad. Desde el 1 al 15 de noviembre de 1934, se celebró en el Pavilhão de Festas del Parque Eduardo VII de la ciudad de Lisboa la Exposição Comemorativa do Terremoto de 1755, organizada por Luís de Macêdó, Augusto Vieira da Silva, Gustavo de Matos Sequeira, Luís Chaves y Joaquim Leitão, para la Câmara de la capital. El Prefácio del catálogo de dicha exposición está firmado por Matos Sequeira, un especialista en el tema y referencia recurrente en los textos sobre el terremoto, elaborados a lo largo del siglo pasado. En el Prefácio, de una manera sintética, encontramos algunas de las ideas por las que el seísmo se considera uno de los acontecimientos capitales vividos por la ciudad del Tajo, y además como um facto determinante de acelerações evolutivas, en su historia: “O grande seismo do l.º de Novembro désse ano, pelos seus efei­tos materiais de momento, pelos seus resultados morais aproveitados e engrandecidos por uma pleiade notável de homens dêsse tempo, desde o estadista dominador ao mais apagado ajudante de engenheiro, foi na vida de Lisboa um acontecimento capital, um facto determinante de acelerações evolutivas, tornado, por um conjunto de circunstâncias favoráveis, ponto de partida de uma nova era cidadã. O que podia ter sido apenas uma des­graça, pôde ser, ao mesmo tempo, um beneficio. Das ruinas da velha cidade indisciplinada, surgiu, em parte uma povoação nova e, com ela, novos aspectos sociais, uma outra atmosfera, um cenário dife­rente para a comédia das suas ruas atingindo o andamento, o ritmo e a solução da vida urbana.”1 De la desgracia surge un beneficio. Este argumento de Matos Sequeira será repetido por la mayoría de los autores que interpretan el cataclismo, y esto quedará claro más adelante cuando pasemos por otros textos. En este caso, quiero remarcar, y en relación con los paisajes pessoanos de este trabajo, cómo Matos Sequeira caracteriza lo que surge de las ruinas, cuando nos habla de outra atmosfera, um cenário dife­rente para a comédia das suas ruas. El drama em gente inventado por Fernando Pessoa ¿no sería un acto más de ese nuevo escenario?

[ 1 ] Catálogo da Exposição Comemorativa do Terremoto de 1755, Suplemento ao Nº 14 dos Anaes das Bibliotecas, Arquivo e Museu Histórico Municipais. Lisboa 1934. p.7.

Terremoto. 1º de noviembre de 1755

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La paradoja, expresada por Matos Sequeira, una ciudad que saca beneficio de su mayor tragedia, no se trata de una valoración desde la distancia que supone el siglo XX, ya con Lisboa reedificada; él mismo nos recuerda en su Prefácio una frase recogida en un folheto da época, a saber: Não poderia ter sucedido a Lisboa desgraça mais feliz, lo que demostraría que la valoración en positivo del terremoto fue algo muy temprano. En cualquier caso y con distintos enfoques, toda una serie de Folletos, Fõlhas volantes, Gazetas, Relações, que verán la luz a partir de 1755 y en años siguientes, demuestran la dimensión internacional que adquirió el cataclismo. En La Haya, Ámsterdam, Leipzig, Nuremberg, Estocolmo, Zurich, Schaufassen, Dantzig, Basilea, París, Augsburgo, Roma, Francfort, Copenhague, etc., serán publicadas obras literarias y gráficas diversas, en atención al gran acontecimiento.

Lisbona. En Civitates Orbis Terrarum.

Veamos ahora que ocurrió en aquel fatídico día de Todos los Santos, en Lisboa, una ciudad que mereció la atención de Jorge Hoefnagle, metrópoli renacentista, que incluye en su conocida obra Civitates Orbis Terrarrum de 1565-67, como comentamos en el apartado anterior. La de Hoefnagle es una vista completa de la ciudad desde el sur con el Tajo al pie del encuadre. Casi cien años después es dibujada la primera planta de la ciudad que conocemos por João Nunes Tinoco en 1650. Si la primera sirvió de modelo e imaginario clásico, como una forma de ver la ciudad objeto de múltiples copias y reproducciones, caracterizadas por la forma de planta perspectivada que le dio su autor. La segunda tomará el valor de documento capital, por ser la figura más fiable que nos queda de la velha cidade indisciplinada, anterior al seísmo, a la que se refiere Matos Sequeira en el texto citado de la exposición de 1934. Tanto una como otra, darán paso tras el terremoto a nuevas realidades y nuevos imaginarios. En esa ciudad dibujada por Nunes Tinoco, a primeras horas de la mañana y cuando las iglesias estaban llenas de fieles, debido a la festividad del primero de noviembre, comenzó el primer temblor, al que siguió otro más, el Mar de Palha, arremetió por tres veces sobre la ciudad, en cuestión de seis o siete minutos, el “mejor 35

LISBOA. La ciudad de Fernando Pessoa



Pombal. El empirismo de las reglas generales

“Enterrar os mortos e cuidar dos vivos”. Esta frase ha quedado atribuida, formando más parte de la leyenda que de la realidad, a Sebastião José de Carvalho e Melo (1699-1782), por entonces secretario de Estado dos Negócios Estrangeiros e da Guerra, cuando el rey de Portugal le preguntó que había que hacer después de acontecido tan grande desastre, como fue el terremoto del 1º de noviembre de 1755. Carvalho de Melo, nombrado sucesivamente, después del terremoto, secretario de Estado dos Negócios do Reino (1756), conde de Oeiras (1759) y marqués de Pombal (1769), será el gran artífice de la nueva Lisboa. El marqués de Pombal, como definitivamente ha pasado a la historia, fue el responsable de tomar las primeras medidas, después de la tragedia, para hacer frente al caos existente. Mediante la publicación de las denominadas Providencias, dirigirá el proceso de reconstrucción de la capital y en general desarrollará una serie de medidas políticas y sociales en el país, tendentes a la modernización y desarrollo del mismo, hasta su dimisión en marzo de 1777, un mes después de la muerte del rey D. José I, del que fue su principal colaborador. El rey D. José I, después del terremoto nunca más volvió a Lisboa, por lo que de él dijo Chamfort, que “foi o único homem da Europa que não fez uma verdadeira ideia do desastre acontecido a uma legua da sua pessoa.”1 Por el contrario a Pombal se le ha inmortalizado en numerosas imágenes y cuadros. Al pie de las ruinas de la ciudad con los planos de la reconstrucción, reunido con sus colaboradores en su gabinete, siempre rodeado de múltiples planos, o sentado finalmente como figura única, mostrando con su mano izquierda y al fondo, la nueva Lisboa que se asoma, ya reconstruida, al Tajo. Todavía ahora, lo podemos encontrar, presidiendo el centro de la rotonda que lleva su nombre, al final de la suave pendiente de la Avenida de la Libertad. Pombal era un estrangeirado, influenciado por las ideas europeas de su tiempo, el denominado iluminismo esclarecido. Hay que recordar que su carrera política comienza en el extranjero como embajador portugués, primero en Londres (17381744) y posteriormente en Viena (1745-1749). Se le ha llegado ha llamar “o autocrata mais democrata de que há memória”, como nos recuerda Matos Sequeira.2 Figura

[ 1 ] CHAMFORT: Oeuvres, citado por José Augusto França en Lisboa pombalina e o iluminismo, op. cit. p. 70. [ 2 ] MATOS SEQUEIRA, Gustavo: Depois do terremoto. Subsídios para a historia dos Bairros Ocidentais de Lisboa. Vol. I. Op. cit. p. 265.

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Comparativo de las plantas: Carta Topographica de M. da Maia, Planta Nº 1, Planta Nº 2, Planta Nº 3, Planta Nº 4, Planta Nº 6. (JVA)

1. En primer lugar el “estado actual” depois do terremoto, según la Carta Topographica13 de la parte más arruinada de la ciudad según era antes de su destrucción. Debida a Manuel da Maia y realizada a escala de 100 varas, es decir, E: 1:1100, con un formato de 82 x 62 cm., recoge la parte central de la ciudad —Terreiro do Paço al S, la Plaza del Rossio al N, y los bordes de Alfama y el Barrio Alto delimitando los márgenes a levante y poniente respectivamente—. Esta Carta presenta un tejido muy similar, si exceptuamos algunas edificaciones del Terreiro do Paço, al de la planta que realizara Nunes Tinoco en 1650. El rectángulo levantado, de algo más de 1000 x 800 m., es decir, un área de 80 Ha., será el que sirva como enmarque para todas las propuestas de reconstrucción. Sobre el tejido laberíntico de la ciudad medieval destacan en color bermejo, las iglesias que en un primer momento jugaron un papel determinante, en las Plantas nº 1, 2, y 3. [ 13 ] En Direcção dos Serviços de Engenharia, reproducida en AA.VV: Cartografia de Lisboa. Séculos XVII a XX, catálogo de la exposición que con el mismo nombre se celebro en Lisboa en el ámbito del XVII Congresso Internacional de História da Cartografia, Comissão Nacional para as Comemorações dos Descobrimentos Portugueses, Lisboa 1997. p. 42.

Pombal. El empirismo de las reglas generales

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Imágen del incendio de Londrés iniciado el 2 de septiembre de 1666.

El caso de Londres, presenta algunos elementos más afines al portugués. La reconstrucción de la ciudad inglesa a la que se refiere Manuel da Maia, es la que realiza, en parte, sir Christopher Wren, después del gran incendio que arrasa un 80% de la city, unos 430 acres, desde el domingo 2 de septiembre al miércoles 5 de 1666, en el cual se destruyen 13.000 casas y 89 iglesias. El arquitecto realizará un plan de renovación urbana basado en la combinación de una retícula que se distribuye a lo largo de la ribera del Támesis, que diagonaliza con dos grandes ejes que confluyen en el punto simbólico de la catedral de St. Paul. Diversas estructuras policéntricas establecen radialmente una serie de ejes que atraviesan la retícula entre el río y la muralla de la ciudad.

Propuesta de reconstrucción de Londrés después del incendio de sir Christopher Wren.

Pombal. El empirismo de las reglas generales

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Habitaciones y comercios. El sujeto en lo dado

Ah, no terrível silêncio do quarto O relógio com o seu som de silêncio! Monotonia! Quem me dará outra vez a minha infância perdida? Quem ma encontrará no meio da estrada de DeusPerdida definitivamente, como um lenço no comboio (Poema sin atribución de Fernando Pessoa) Según el albarán conocido como Plano de 12 de junho de 1758 —Planta nº 5—, comenzará la reedificación de la baixa, partiendo de una tabula rasa, después de ser “arrasada” con pólvora, la vieja ciudad destruida por el terremoto, por el sargento mayor José Monteiro de Carvalho, conocido popularmente como el “Bota-Abaixo”. El proyecto moderno pombalino, se dotará desde aquí de un sin fin de planimetrías, proyectos y decretos que servirán para el desarrollo de tan ambicioso plan.1 Con esto, y antes de pasar al asunto que nos ocupará centralmente en este trecho no quiero dejar de apuntar algunos datos que servirán para enmarcar nuestro tema. Para la construcción de la baixa, el detalle proyectual empleado por extenso, para apoyar el trazado general en planta de la urbanización, será el diseño de las fachadas. En la tercera disertación de Manuel da Maia, ya vimos cómo se incluía una realizada por Eugénio dos Santos con una elevación de dos plantas sobre la baja, siguiendo los criterios cautelosos del ingeniero mayor. Con posterioridad, entre 1758 y 1759, el mismo autor establecerá el modelo a seguir definitivamente: Un bloque de viviendas con cuatro pisos, el último en la cubierta, sobre la planta baja, y que permitirá un mayor rendimiento para la nueva urbanización. A partir de este diseño se establecen los distintos proyectos, de los que se conservan unos 70 en el Archivo Municipal de Lisboa. De una manera resumida podemos decir, que se trata de tres tipos de edificios según su destino, ya sean para calles principales o para calles secundarias, en los que las variaciones son mínimas y referidas fundamentalmente a los huecos. Estableciendo para los primeros casos, una planta primera dotada de [ 1 ] Ver en FRANÇA, José Augusto: Lisboa pombalina e o iluminismo, op. cit. capítulo IV y bibliografía nota 13 del capitulo anterior.

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balcones, quedando el resto de huecos resueltos con ventanas seriadas donde la cantería y el dimensionado de las mismas serán las únicas variables a considerar.2 Los dos espacios simbólicos de la baixa reformada, El Terreiro do Paço y el Rossio, dispondrán de proyectos específicos. Para el primero que ocupará un lugar preeminente con respecto al segundo, será Eugénio dos Santos, el encargado de su diseño, realizando dos propuestas entre los años 1756 y 1759, posiblemente con la colaboración de Carlos Mardel. Algunos elementos parecen estar tomados de la tradición lisboeta, como el uso del arco para la conexión con la rua Augusta y los remates de los torreones, que serían una relectura del clásico torreón de Terzi que identificaba al antiguo Paço Real. A pesar de estas decisiones que “embellecían” el nuevo Terreiro, como conjunto, la continuidad de su volumen con el resto de la baixa lo dejan muy integrado bajo esa idea de “regularidad” buscada por Maia para toda la urbanización.

Alzados de casas para el frente occidental de la Rua do Carmo y para el frente norte de la Rua do Arsenal. Planta de la Praça do Comércio.

Con posterioridad, en 1775, será inaugurada la estatua ecuestre dedicada a José I, que presidirá la plaza, una plaza cuyo nuevo nombre, Real Praça do Comércio no deja lugar a dudas sobre el carácter y el destino de la nueva Lisboa.3 El Rossio, se pensará de menor entidad, aunque seguirá siendo el centro de la actividad ciudadana de los alfacinhas por mucho tiempo. Manteniendo, la presencia del Tribunal de la Inquisición, será proyectado por Carlos Mardel, en 1760. Mardel seguirá con los criterios de su colega portugués, es decir, bloques seriados sin monumentalidad, aunque introduce la cubierta germánica de doble pendiente, característica propia de su arquitectura. Se sabe por comentarios de distintos viaje[ 2 ] Todos estos proyectos llevan la firma de Pombal como conde de Oeiras, por lo que hay que datarlas entre 1759-1769 y de Michel Angelo Blasco como responsable de la dirección de obras desde 1763 a 1770. [ 3 ] Eugénio dos Santos anticipó un diseño de estatua ecuestre para la plaza datado posiblemente en 1759. Aunque este diseño sirvió como modelo a seguir, fue el escultor Machado de Castro el que definitivamente la realizó. En op. cit. pp. 219-237, França le dedica al completo el capítulo VII. Especialmente significativo resulta el hecho de que el fundidor de la estatua tuvo más reconocimiento que el propio Machado que incluso fue expulsado por un teniente, de las inmediaciones del monumento en el momento de su colocación. França apunta que quizás por esto la estatua quedó un tanto desplomada y lo señala como un ejemplo más del poco aprecio que se tenía hacia el arte en el Portugal de entonces.

Habitaciones y comercios. El sujeto en lo dado

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Cartografías dibujadas en el tiempo. Saudades

Estamos en la metrópoli de lo que al comienzo de la era moderna fue el centro de operaciones del mar portugués. Escenario sublime de uno de los desastres colectivos más impactante de la cultura moderna, y por ello, punto de atención y de referencia de sucesivas generaciones de pensadores y artistas, que vieron truncados y afectados el marco intelectual de sus trabajos y existencias. Y con todo ello, apenas pequeños indicios que la sitúen en el devenir histórico de la cultura europea, que le reconozcan su presencia en acontecimientos fundamentales del mismo, como si su mirada al Atlántico, llevara aparejado un dar la espalda a toda la tierra que queda detrás. Iberia también desgajada por un españolismo a ultranza, hecho de orgullo, desprecio y olvido que hasta los mapas rompe como si un trozo de península hubiese salido a la deriva por no se sabe que mares. De una ciudad que se reinventa después del cataclismo, con un saber hacer, medido, cauteloso, insertándose en su pasado pero mirando al futuro. Estableciendo tecnologías preindustriales en un marco donde ciertas tendencias medievales mitigan las segregaciones sociales propias de la ciudad industrial. Ciudad de ciudades, que desde la fecha fatídica del 1º de noviembre de 1755, verá crecer y desarrollar un proceso urbano centrífugo y centrípeto, a la vez. Ciudad que se construye hacia dentro y hacia fuera, y que en ambos casos instala lo nuevo sin que se pierdan definitivamente las señas de identidad del sitio, ya sea el de la ciudad heredada o el del campo circundante. Ciudad de interiores que no se dibujan, unos interiores que empiezan a inventarse, ya se trate de la vivienda burguesa, ya se trate de la vivienda de las clases subalternas. Trabajo, comercio, y habitación que comienzan a especializarse y a encontrar sus sitios, mediante el despliegue de una serie de iniciativas complejas, diversas y por veces contradictorias. De una cultura que tiene sus palabras tipo, como la saudade que como ya vimos es “uma maneira de viver tanto o passado como o presente de Portugal e de projectar ambos para um futuro que, geralmente, se imagina promissor”, una proyección donde “o futuro é a aurora do passado.” Y es por ello, que en esta cultura serpenteante que lo mismo emerge fulgurante que desaparece por largos periodos, encontramos momentos de un Esplendor de Portugal, en los que su capital se dibuja en amarillo y bermejo, lo nuevo sobre lo viejo, y que cada vez que se encuentra en la encrucijada de la desesperación, del caos o del desastre hecha mano de lo que tiene más cerca pero sin renunciar a aquello de más allá. Una forma de encontrar su propio tiempo. 107

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Vibrações II. Eduardo Nery, 1938. Original en el Museu do Azulejo de Lisboa.

Si en este rastreo, Lisboa y su arquitectura, ocupan un lugar central, no es porque en otros campos no se puedan encontrar indicios de esta identidad que venimos perfilando. Tomemos por ejemplo dos campos como el arte y la artesanía, que ya parecen segregados definitivamente en la actividad contemporánea. El escenario habitual presenta a uno que sigue su camino de búsqueda de lo nuevo, y al otro, en la mayoría de los casos, anclado a formas del pasado. Al otro lado de la raya las cosas parecen de otra forma, de tal manera que en el encuentro de ambos, con préstamos y mixturas, es posible vislumbrar novedosos espacios creativos. Como prueba de ello se pueden nombrar dos artesanías tan tradicionales, como son la cerámica y los telares, ambas de gran implantación en el país vecino. En las dos nos encontramos con una producción a lo largo de todo el siglo pasado que ha sido capaz de actualizar las tradicionales industrias.1 Gracias a una especie de saudosismo podemos encontrar, entre otras, obras donde la composición de lo nuevo y lo viejo conviven en un mismo soporte, dejando muy lejos ese “mal gusto” portugués que veíamos en el capítulo anterior. Como ejemplo, tenemos la producción del ceramista Eduardo Nery, con obras como Vibrações II, de 1938, en la que unos fragmentos de azulejos del siglo XVIII, se componen sobre un damero de azulejos nuevos, en tonos azules y blancos. Asimismo un paseo por el metro lisboeta puede convertirse en una experiencia estética de primer orden, con todo tipo de iconografías cerámicas, hasta la más desnuda de todas, como es la del metro del Chiado, de Siza, esa especie de serpiente alicatada en blanco con apenas algunas grafías doradas a la llegada a la baixa.

[ 1 ] En relación con la producción contemporánea de estas dos artesanías podemos consultar: AA.VV: O Azulejo em Portugal no século XX, coordenação de Ana Maria Rodrigues, Comissão Nacional para as Comemorações dos Descobrimentos Portugueses e INAPA, Lisboa 2000. / 50 anos de Tapeçaria em Portugal. Manufactura de Tapeçarias de Portalegre, Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa 1996.

Cartografías dibujadas en el tiempo. Saudades

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Salida a la Baixa, del metro Baixa-Chiado. Lisboa. (JVA) Pormenor de fachada en la Rua Garret. (JVA)

El mismo Álvaro Siza no olvida la importancia de los oficios en su obra, de tal manera que el éxito de un proyecto, comenta, siempre dependerá de los artesanos y trabajadores que intervenga en el mismo. Cómo si no esas puertas ligeras y esbeltas de su rehabilitación del Chiado, en madera, y arriesgando cualquier pronóstico de viabilidad de sus escuadrías. Tocaría ahora desplazarnos hasta el primer tercio del siglo XX, para enmarcar definitivamente la segunda parte de este trabajo. Para ello me voy a servir de una serie de cartografías de la ciudad, que a manera de un encabalgamiento acelerado nos desplacen de Pombal a Duarte Pacheco, pasando por Ressano Garcia. La cartografía referida a la ciudad de Lisboa, como la cartografía en general, puede ser leída como un reflejo de la historia del mundo, de las orientaciones políticas y administrativas propias del poder de cada país, así como muestra del imaginario mítico o técnico-científico que cada época a propuesto como re-conocimiento de la realidad. Con esto, los trechos siguientes aunque en algunos casos no serán ajenos a estas consideraciones, atenderán especialmente a las “proyecciones de Lisboa” como “tableaux vivants” del devenir urbano de ese tiempo. Cuestiones como la defensa del país frente a la amenaza española, después de la restauración de la independencia nacional en 1640 —con la planta más antigua de la ciudad, la de João Nunes Tinoco de 1650—; la reconstrucción de Lisboa después del terremoto, con el empuje de modernización dado por Pombal, contando con el apoyo técnico de los ingenieros militares de la Casa do Risco; la aplicación de las técnicas geodésicas más avanzadas para el reconocimiento del país y su capital con la creación de la Direcção Geral dos Trabalhos Geodésicos, Topográficos, Hidrográficos e Geológicos do Reino en 1869, impulsado por Filipe Folque; o los trabajos para el mejoramiento de la ciudad de la mano del ingeniero Ressano Garcia, en la 109

LISBOA. La ciudad de Fernando Pessoa


Viajantes en Portugal. Grabado de Joseph Skelton.


Guías y otros paseos lisboetas

En los capítulos anteriores, hemos recorrido la historia urbana reciente de Lisboa, conscientes de que gran parte de su patrimonio material actual, que la hace ser una de las ciudades más bellas de occidente, debe ser entendido en la génesis de su construcción. El terremoto, terrible catástrofe, y a la vez “feliz desgracia” establece un antes y un después en esta historia, que nos ha servido para abreviar el tramo recorrido. De una manera palpable acontece que una nueva ciudad comienza a erigirse y a la vez un nuevo modo proyectual se establece en las sucesivas intervenciones. En Lisboa, modernidad y tradición no son términos incompatibles, sino que más bien uno y otro en su composición producen una manera de “progreso” urbano singular y quizás menos traumático que el de otras situaciones. Quizá por esta cuestión se da la circunstancia de que Lisboa se haya visto ausente en la historiografía de las ciudades occidentales, a favor de procesos y sitios, más “ejemplares” y “modélicos”. Si esta combinación entre lo nuevo y lo antiguo, es su principal característica en el devenir de los últimos siglos, esto lo hemos asociado no sólo a las limitaciones propias de un pequeño país que soñó imperios al inicio de la gran aventura oceánica, para quedar apartado muy pronto de la lucha por la hegemonía en esos mercados internacionales, sino que también hemos querido ver en esta singular combinatoria, unas señas de identidad de lo luso que se formularía bajo el término intraducible de la saudade, entendida no como sentimiento de melancolía sino como proyección hacia el futuro de un pasado que aún se siente presente. Ciudad y campos entreverados, instalados en la atmósfera del estuario del Tajo, han sido el paisaje recurrente de Lisboa hasta llegar a su condición de metrópoli contemporánea. Pero el encanto de la ciudad no se quedaría sólo en esta materialidad, con Fernando Pessoa, admitiríamos que si todas las cosas tienen alma, así mismo Lisboa posee la suya propia, y este extremo le sirvió al escritor portugués más universal del siglo XX, para demostrar y mostrar ese alma a lo largo de sus innumerables escritos en prosa y verso. Lisboa es lo que es y también un “enigma metafísco”, un imaginario, un texto escrito coralmente por multitud de autores, que añaden a sus calles, casas, plazas, colinas, miradores, gentes, etc., un patrimonio inmaterial en el que permanecen modos de ver, comportamientos, maneras de desplazarse por la ciudad, tan reales como el mismo material que podemos encontrar al visitarla. De este patrimonio inmaterial, habremos de ocuparnos por extenso en la segunda parte de este trabajo, focalizando la mirada a través de la escritura pessoana. Ahora trataríamos de mostrar antes de adentrarnos en este universo, algunas piezas sueltas que asoman como parte de esa Lisboa de escritura, que la hace ser una muestra privilegiada de ciudad literaria, y que unida a su construcción real, nos han de servir para dar respuesta a la pregunta ¿Qué es una ciudad? y en particular ¿Dónde está Lisboa? 127

LISBOA. La ciudad de Fernando Pessoa


O poeta Fernando Pessoa. Azulejo de Júlio Pomar para la estación de metro Alto dos Moinhos. Lisboa.

Cardoso Pires, José (1925-1998) Poeta de Lisboa, exiliado por su oposición al régimen salazarista, en París, Brasil y Londres, donde enseña literatura portuguesa, y que como marino mercante que fue nos dejó su particular bitácora con sus navegaciones por la ciudad en Lisboa. Diario de a bordo. Voces, miradas, evocaciones (1997)8. La Lisboa de Cardoso Pires, es una ciudad que se refleja y se desdobla, una ciudad que se recorre por sus superficies de piedra y cerámica en tiempo presente; que se ahonda desde el paseo casual como contra-itinerario, mediante el testimonio y la presencia-ausencia de un sin fin de personajes de su historia y cultura de todos los tiempos. La Ciudad-nave, aparece al amanecer navegando entre las aguas del Tajo y el cielo como no podía ser de otra forma. Metáfora oceánica hecha de olas, sirenas, anclas y rosa de los vientos, dibujadas en sus calzadas. Ciudad-mirador, desde el Alto do Castelo, por ejemplo, la colina más antiguamente habitada de toda sus topografías ondulantes, y todo un catálogo de miradores posibles que no han de faltar en ninguna de sus guías. Pero no es ésta una guía al uso de Lisboa, el autor desde ese otero, se encarga de despachar rápidamente esa forma de inventar las ciudades. “La primera vista es para los ciegos”, en su Lisboa las panorámicas no sirven. Su mirada va contra las guías, contra los city tour, incluso contra los exabruptos del buen hacer literario. Si no queda el recurso a la actitud textual, como diría Said, si todas las guías mienten como diría José Ángel Valente, lo que queda es una ciudad hecha de voces y olores, caminando por la Rua do Arsenal, o desde A Lapa a Santos, para dejarnos caer en el Caes do Sodré y volver a subir hacia el Bairro Alto. [ 8 ] CARDOSO PIRES, José: Lisboa. Diario de a bordo. Voces, miradas, evocaciones, traducción de Xavier Rodríguez Baixeiras, Alianza, Madrid 1997.

Guías y otros paseos lisboetas

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II. HETERONIMIAS. CAMINO PRINCIPAL



LA CIUDAD Y LOS CAMPOS La Casa en lo alto de este otero. Alberto Caeiro o la mirada del objetivista absoluto.

Si hay algún centro o punto de mayor gravedad en la producción literaria de Fernando Pessoa, quizás tenga que ubicarse en la obra de Alberto Caeiro. La mirada de Caeiro, tomada “del natural” en la periferia de Lisboa y por lo tanto fuera de la “pequeñez de las ciudades”, funda las heteronimias futuras que tendrán como escenario definitivo a la ciudad atlántica. El sentido fundacional de la operación quedará asociado a la imagen poética de la Casa, sobre un otero, que de una manera recurrente figura en la poesía del maestro. Para Ángel Crespo1, el sentido de la heteronimia pessoana como espacio literario complejo, estaría expuesto con una notable precisión en su poesía. Una estrategia donde el autor portugués, se va a hacer rodear de personajes activos, no cancelados y actuantes, dirá Crespo, de los que Alberto Caeiro será su maestro. Caeiro para fundar el “nuevo paganismo”, objetivo que da sentido al procedimiento pessoano, se rodea de un auténtico rebanho de idéas. Él es el Pastor, un Pastor que desde el comienzo huye de cualquier referencia a la mitología cristiana, como lo demuestra la advertencia nietzschiana del comienzo de O Guardador de Rebanhos. “Eu nunca guardei rebanhos”, dirá, dejando claro su alejamiento de cualquier tentación a ser guía y maestro de algo, al modo de la tradición cristiana. El nuevo poeta nos muestra cual es el rebaño que en todo caso ven sus ojos. Quando me sento a escrever versos.../ Sinto um cajado nas mãos/ E vejo um recorte de mim/ No cima d´um oteiro, / Olhando para o meu rebanho e vendo minhas idéas,/ Ou olhando para as minhas idéas e vendo o meu rebanho,... Ideas que en el olimpo de dioses de este nuevo paganismo quedarán personificadas por la compañía de un número cada vez mayor de personajes, que irán emergiendo sucesivamente según la mente analítica de Fernando Pessoa. La “filosofía” del maestro quedará reflejada por la idea de sentir todo de todas las maneras posibles. No ser excluyente con ninguna de las posibles interpretaciones del mundo. Ésta es la Casa desde la que se asomará en adelante tanto él como los demás personajes literarios. Perfecto Cuadrado dibuja a un Caeiro-Sol rodeado en una primera órbita de Álvaro de Campos, Ricardo Reis con un satélite llamado Federico Reis y Fernando [ 1 ] CRESPO, Ángel: Con Fernando Pessoa, Huerga y Fierro Editores, Madrid 1995. 2ª edición, septiembre 2000. p. 80. Sobre esta cuestión pueden consultarse los diversos artículos recogidos en el capítulo 2. Neopaganismo y heteronimia, de este libro pp. 67-176.

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LISBOA. La ciudad de Fernando Pessoa


Pessoa (post-Caeiro); en una segunda órbita Bernardo Soares y/o Vicente Guedes, Antonio Mora, y otros cuerpos celeste de menor tamaño como Abilio Quaresma, Thomas Cross, Pêro Botelho, C. Pacheco, F. Summan, Erasmus, Mr. Dave, Jean Seúl de Méleuret, Raphael Baldaya, Barão de Teive, A.A. Crosse, y Fernando Pessoa (preCaeiro) interseccionando una órbita previa, la de los primeros personajes, la que se pierde en la infancia y la adolescencia del autor con compañeros como Alexander Search, Charles J. Search, Chevalier de Pas y Charles Robert Anon. Toda una galaxia de gentes, algunas apenas esbozadas, otras con una construcción extremadamente detallada, con diversas lenguas-patrias, inglés, francés, o portugués, la patria definitiva, personajes que no solo actúan entre ellos sino que incluso obligarán al propio Pessoa a reubicarse él mismo cuando firme sus obras ortónimas.

Dibujo de la galaxia de los heterónimos pessoanos por Perfecto Cuadrado. Horóscopo de Alberto Caeiro.

Habría que destacar aquí, la renuncia de Pessoa a tomar como referente o maestro, a cualquier autor de su biblioteca, aquellos que más afectos le producen como Cesário Verde, Shakespeare, y otros. La aparición de un Supra-Camoens anunciada en la revista A Águia2, aquel poeta que encarnaría el renacimiento de las nuevas letras portuguesas, y que a la vista de hoy no puede ser otro que el mismo Pessoa, siempre muy inclinado a la autointerpretación y a la autoiniciación, va a inventarse a sí mismo como compañía para dar cumplimiento a esa promesa, una compañía que tiene su propio maestro en Alberto Caeiro. Para fundar su nueva religión, incluso precisará el momento y la atmósfera que le rodea cuando desde dentro surge el [ 2 ] Nos referimos a los conocidos artículos publicados en 1912 en esta revista portuense, órgano del movimiento de la Renascença Portuguesa, cuyo principal autor, Teixeira de Pascoaes, era defensor de la llamada teoría de la saudade, basada en una interpretación mística y profética del pasado de Portugal. El primero de ellos se tituló A Nova Poesia Portuguesa Sociológicamente considerada. Estos artículos fueron recogidos finalmente en el libro A Nova Poesia Portuguesa. Lisboa, 1944, citados entre otros por Crespo, Op. Cit. p.p. 36,37 y siguientes.

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Lisboa-Pessoa-ele mesmo (13-6-1888 / 30-11-1935) y ahora Fernando António Nogueira Pessôa (con acento circunflejo en la o) nació el 13 de junio de 1888 a las 15.20 horas, en la vivienda de sus padres, Joaquim de Seabra Pessôa y María Magdalena Pinheiro Nogueira, un cuarto piso del número 4 en el Largo de São Carlos, en el Chiado de Lisboa. Frente a esta casa se sitúa el teatro del mismo nombre, construido por una sociedad de capitalistas en 1792, obra del arquitecto José da Costa e Silva, e inspirado en el homónimo de Nápoles. A las espaldas del inmueble se sitúa la iglesia de los Mártires, en cuyo campanario se sitúa la campana de mi aldea, construida después del terremoto entre los años 1769-84, obra del arquitecto Reinaldo Manuel. La iglesia tiene su fachada principal a la rua Garret, a medio camino entre las obras de Siza y A Brasileira. Proença1 en su guía, denomina a esta calle “espécie de corso”, por ser uno de los lugares más animados de la Lisboa del momento, es decir, la de los años veinte del siglo pasado. Actualmente, la casa natal se ha rehabilitado, quedando su fachada limpia, sin marcas del tiempo, conservando la placa conmemorativa, y con unas nuevas carpinterías en azul que le dan un aspecto de que allí ya no queda nadie viviendo. El mismo Largo a sufrido una transformación en su urbanización, habiendo desaparecido los árboles, cuyas copas se podían ver en una de las fotografías reproducidas en la Fotobiografia de Mª José de Lancastre2. La rua Garret, ahora peatonalizada, conserva su animación, con A Brasileira, con la estatua de Pessoa, los turistas, la boca del metro en la parte alta, y los edificios rehabilitados por Siza, algunos de ellos ocupados con firmas comerciales españolas. En su punto intermedio, la iglesia con mendigos en la puerta y dos locales que aconsejo visitar como son la loja de café Pereira y la librería Bertrand. Pero volvamos a nuestro protagonista Fernando Pessoa, definitivamente sin acento desde los veintiocho años según anuncia a su amigo Côrtes-Rodrigues el 4 de septiembre de 19163, cuando le dice: “Voy a imponer un gran cambio a mi vida: suprimiré el acento circunflejo de mi apellido.” De sus biógrafos y en referencia a los comentarios que suscitan la fecha y la hora de nacimiento, podemos destacar: el

[ 1 ] Vol I. Lisboa e Arredores, Op. Cit. p. 218. [ 2 ] LANCASTRE, María José de: Fernando Pessoa. Uma Fotobiografia . 2ª edición . Quetzal Editores. Lisboa 1998. [ 3 ] Op. Cit. p. 177. En el texto original: “...vou a fazer uma grande alteração na minha vida: vou tirar o acento circunflexo do meu apelido. La idea es quedar “RECONSTRUIDO EM SETEMBRO DE 1916”, quiere escribir en inglés, continúa, y por esto, “acho melhor desadaptar-me do inútil ^ que prejudica o nome cosmopolitamente.”

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hecho de que ese día se celebra la onomástica de S. Antonio, patrón de la ciudad, de ahí su segundo nombre; y además, una serie de cábalas, justificadas por la afición del poeta a las ciencias ocultas y herméticas, acerca de numerología y astrología, que relacionan las fechas de nacimiento de ambos. Pessoa tenía a géminis como signo astral, algo no exento de significado en este poeta plural, que realizó horóscopos de amigos, parientes, personajes históricos, de sus propios heterónimos, de Orpheu, de Portugal y de él mismo, entre otros. Especulando sobre este último, con distintas alternativas al no tener claro la hora exacta de su nacimiento, Ángel Crespo, nos habla de la suma hermética de los dígitos del año de nacimiento que dan 7; del carácter milagroso dado a S. Antonio de Padua por sus dones de ver lo distante y de proyección de su cuerpo astral. Bréchon citando al especialista portugués Paulo Cardoso se refiere a los cálculos astrales rehechos por éste sobre la hora de nacimiento de Fernando Pessoa y cómo desde los cuales se ha llegado a un resultado realmente sorprendente: si Pessoa nació a las 15.22 horas en vez de a las 15.20, la fecha de su muerte debería establecerse para el 30 de noviembre de 1935, es decir, el día que se produjo. Efectivamente en la tarde de ese día, sobre las ocho, ocho y media, moría en el Hospital de S. Luis dos Franceses, —en la calle Luz Soriano, del Barrio Alto de Lisboa, entre los miradores de Sta. Catarina y el de S. Pedro de Alcántara— donde había ingresado por un cólico hepático el día 284.

El Largo de S. Carlos en la Planta de Lisboa Michelín Edições de viagem. Noticia de la muerte y del entierro de Fernando Pessoa publicada en el Diário de Notícias.

[ 4 ] Ésta es la causa de muerte admitida con mayor o menor reserva durante sesenta años: Fernando Pessoa murió de una cirrosis provocada por su afición a la bebida, vino blanco o tinto y especialmente el aguardiente llamado macieira. Sin embargo ya sabemos que en Pessoa casi todo lleva a la polémica, y así Brechón, Op. Cit, Extraño extranjero... pp. 581, 582, nos recuerda que recientemente se han dado otras versiones no relacionadas con la bebida, como las debidas a una pancreatitis aguda por una litiasis de la vesícula biliar no diagnosticada, o la que afirma que se debió a una hepatitis B o C contraída en su infancia en Sudáfrica, según los especialistas Francisco Manuel da Fonseca Ferreira e Irénée Cruz respectivamente.

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“Todo año terminado en cinco ha sido importante para mí,” escribe Pessoa, según recuerda Ángel Crespo en La vida plural..., y continúa: “1895. Segunda boda de mi madre; resultado: África 1905. Vuelta a Lisboa. 1915. Orpheu 1925. Muerte de mi madre. Todos son principios de períodos.” Así, esta lista queda completa con el año 1935, también acabado en cinco, el del comienzo de un nuevo período para Pessoa y su obra. Ya recordamos sus últimas palabras escritas, en inglés: “No sé lo que traerá el día de mañana”, sus biógrafos incluso recogen las últimas palabras dichas antes de morir: “Dame los lentes”...”Deme mis gafas...”, quién sabe. En cualquier caso el día 2 tuvo lugar el entierro en el cementerio dos Prazeres, en el panteón de la abuela demente, Dionísia, pronunciando Luis de Montalvor la oración fúnebre que comenzaba así: “Dos palabras sobre la desaparición de Fernando Pessoa. Para él, dos palabras bastan, o mejor ninguna...” Ahí permanece Pessoa, hasta que en 1985, con motivo del cincuentenario de su muerte es trasladado al Monasterio de los Jerónimos, donde tiene un túmulo en el claustro con su nombre y los de Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos. Bréchon en un tono surrealista y francés, dice que cuando exhumaron el cadáver, éste se encontraba momificado, y que incluso tuvieron que trocearlo para meterlo en su nueva tumba, que resultó ser pequeña, quizás no pensaron en su dimensión plural, concluye. António Lobo Antunes, recordaba cómo fue llamado por Mario Soares, a una reunión con otros escritores e intelectuales portugueses para saber qué opinión les merecía el traslado del poeta al monumento de Belém. El barrio Alto, donde murió nuestro poeta, con sus pequeñas calles ortogonales y pre-pombalinas, es hoy uno de los centros de la movida lisboeta. Una movida tranquila, con zonas especiales para turistas que comen y escuchan fados en salas a media luz, y donde los artistas correctamente vestidos, los hombres en traje de chaqueta y las mujeres de traje largo, contrastan con la fauna de tribus que ascienden hacia las calles altas. Prazeres desde el puente 25 de abril muestra sus terrazas, tan visibles como las casas de Lisboa que le acompañan por las topografías asomadas al Tajo. El entorno de los Jerónimos presenta una mezcla de tradición lusa de las descobertas, Estado Novo y Comunidad Europea, con el Centro de Belém, el último en llegar, macizo, obra del arquitecto italiano Gregotti. Si como Pessoa afirmó, lo único importante de una biografía son las fechas de nacimiento y de defunción, aquí acabaría la Lisboa de Pessoa-ele mesmo. Sin embargo, no podemos olvidar el interés suscitado en la crítica por su vida, quedando unida ésta a su producción literaria como un universo conjunto, o mejor in-conjunto, en el que vida y obra parecen formar una gran pieza “dramatizada” y construida meticulosamente. Este interés continúa, y sin duda hoy en Lisboa la presencia del poeta, es visible en diversos sitios, formando parte de su patrimonio cultural. A Brasileira en el Chiado y el Martinho da Arcada, en la Praça do Comércio, recrean una cierta mito251

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manía en torno al autor, teniendo éste último además de múltiples fotografías de Fernando Pessoa, una mesa siempre reservada para él. El edificio donde vivió en los últimos años de su vida, en un primer “andar” de la calle Coelho da Rocha, desde 1993 se ha transformado en su totalidad en la Casa Fernando Pessoa, con un proyecto de la arquitecta italiana Daniela Ermono y la ingeniera Paula Nobre. Aquí es donde vivía solo, desde 1925, cuando murió su madre, donde se encerraba después del trabajo, con el aguardiente que le suministraba el lechero de la esquina, un tal señor Trindade, con los cigarrillos, y donde escribía finalmente poemas en francés, dedicados a la madre, a la infancia, y a una misteriosa mujer rubia. Por la mañana le visitaba el barbero para afeitarle y lo encontraba sin dormir y demandando más aguardiente, para comenzar la sesión de afeitado. “La borrachera a veces da / Una asombrosa lucidez”, dirá en un poema ortónimo. El barbero asistirá a su entierro junto a los compañeros literarios del escritor.

Fernando Pessoa y los turistas en A Brasileira. (JVA) Fernando Pessoa en el Martinho da Arcada. Casa Fernando Pessoa. (JVA)

En 1987, en vísperas del centenario de su nacimiento, según cuenta Teresa Rita Lopes5, fue creado el Instituto de Estudos sobre o Modernismo, “com a assumida militância de preservar espólios desses autores, editar textos inéditos e restituir à sua verdade os incorrectamente publicados.” Bajo la dirección de Rita Lopes, con

[ 5 ] En el Prefacio de Lisboa: o que o turista deve ver..., Op. Cit. p. 5.

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un equipo de veinte investigadores, se organizan diversas “expedições”, al baúl del espólio pessoano, baúl ya metafórico pues como se sabe, los 27.543 documentos de su legado, se encuentran en la Biblioteca Nacional de Lisboa. Producto de estas “expediciones” son los textos inéditos, publicados a comienzos de la década de los noventa, es decir, casi sesenta años después de la muerte del poeta, recogidos en los títulos, Pessoa por conhecer, Pessoa inédito, ya comentados en diversos tramos de este trabajo y la guía Lisbon: what the tourist should see, sobre la que centraré este capítulo. En España, se siguen traduciendo lentamente algunos de los títulos y nuevas ediciones que van apareciendo en el país vecino, sirva de ejemplo el delicioso cuento La hora del diablo6 editado recientemente. Ángel Crespo, el mayor pessoano de este lado de la raya, murió en 1995, publicándose en 1999 parte de su diario, escrito entre 1978 y 1984, con el título Los trabajos del espíritu7, donde la literatura portuguesa, como no puede ser de otra manera ocupa un espacio destacado, con Pessoa y Sá-Carneiro entre otros.

Ciudades y casas de Fernando Pessoa. (JVA)

[ 6 ] PESSOA, Fernando: La hora del diablo, traducción de Roser Vilagrasa de la edición portuguesa A hora do diabo. Incluyendo el texto Historia y alcance de «La hora del diablo», a cargo de Teresa Rita Lopes. Acantilado, Barcelona 2003. [ 7 ] CRESPO, Ángel: Los trabajos del espíritu. Seix Barral. Barcelona 1999.

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Sevilla, diciembre de 2012



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