La historia de amor de mis abuelos

La historia de amor de mis abuelos Un libro colaborativo de los alumnos del Real Colegio Santa Isabel - La Asunciรณn Curso 2019/2020

A tantos abuelos y tantas abuelas que no tuvieron el tiempo suficiente para contarle a sus nietos las historias de amor de sus vidas y que se fueron en el mayor de los silencios en estos meses de pandemia que hemos vivido. Para todos ellos, nuestro mรกs sincero homenaje.

La historia de amor de mis abuelos

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ÍNDICE

1.

Sobre este proyecto.……………………………

Pág. 4

11.

Mil risas de amor ……………………………………

Pág. 14

2.

Unas personas geniales……………………

Pág. 5

12.

El sueño de la gran familia …………………

Pág. 15

3.

La serenata ………………………………………….

Pág. 6

13.

Fiesta de Nochevieja …………………………….

Pág. 16

4.

María y Manolo …………………………………….

Pág. 7

14.

La chica del sur ………………………………………

Pág. 17

5.

Desde Santander con amor …………….

Pág. 8

15.

En casa de la abuela Emilia ………………..

Pág. 18

6.

Insistencia ……………………………………………..

Pág. 9

16.

Setenta años de amor …………………………..

Pág. 19

7.

Amor en Londres ………………………………..

Pág. 10

17.

En un café de Caracas ………………………….

Pág. 20

8.

¡Mañana paso a recogerte! …………….

Pág. 11

18.

Por una simple pinza de tender …………

Pág. 21

9.

¡Toda una vida! ……………………………………

Pág. 12

19.

Paciencia …….…….…….………….………….…………

Pág. 22

10.

Amor en las Américas ………………………

Pág. 13

20.

Lazos de amor indestructible ……………

Pág. 23

Sobre este proyecto Como dice Paulo Coelho, “el amor es solo una palabra hasta que llega alguien para darle sentido”. En todas y cada una de estas historias que vas a leer a continuación, encontrarás a esos protagonistas del amor, personas que cruzaron mares, que pasaron dificultades, que alcanzaron metas y que terminaron encontrando a la persona que les hizo felices.

Este libro colaborativo que empezó en todos los hogares de los alumnos de 2º ESO C en la Navidad de 2019, es un proyecto ilusionante que pretende recordar y traer al presente las historias que vivieron todos nuestros abuelos y abuelas en sus años de juventud.

En este mundo acelerado en el que vivimos, nos olvidamos demasiado pronto de nuestros mayores y no valoramos todos y cada uno de los esfuerzos que realizaron para que nuestras vidas fueran más acomodadas. Por eso, hemos querido darle un tinte cariñoso a todas y cada una de estas historias de amor para que disfrutéis de pequeñas lecturas entrañables del pasado como si hubieran ocurrido ayer.. También para que tú, lector, te animes a investigar y poner sobre papel la tuya propia. No dejes pasar la oportunidad de sentarte junto a esa persona querida y compartir un momento especial e i n o l v i d a b l e p a ra a m b o s . D e s p u é s , s i q u i e re s , p u e d e s h a c e r n o s l l e g a r t u re l a t o e s c r i b i é n d o n o s a lahistoriadeamordemisabuelos@gmail.com y contribuir así a nuestro proyecto.

Sé de buena tinta que cada minuto compartido por los chicos y chicas con sus abuelos supuso una alegría inmensa en cada uno de los corazones. Hacer memoria, compartir lo vivido, recordar lugares del pasado, trasmitir emociones, crea un vínculo muy especial entre los mayores y los niños. Son historias que ya no se olvidan. Así, alcanzamos uno de los objetivos más importantes de este proyecto: poner en contacto a las familias, afianzar sus lazos y recuperar cuentos, anécdotas, historias de vidas pasadas, caídas, tal vez, en el olvido y recuperadas por los nietos que se convierten en jóvenes escritores.

Y, así, también incorporamos las emociones a la escuela y cuando el aprendizaje se hace eco de esas emociones, cuando se impregna de ellas, se vuelve imborrable y perdura para siempre. Sin darse cuenta, los chicos y chicas escribieron sus historias con la intensidad que el momento requería y, a posteriori y con gran motivación puesto que era algo que les tocaba de cerca, fueron incorporando cambios y mejoras en la redacción hasta conseguir este pequeño tesoro de libro colaborativo, repleto de carga emotiva que volverá a manos de sus abuelos y demás lectores como un gran regalo.

Xabier Arambarri La historia de amor de mis abuelos

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UNAS PERSONAS GENIALES por Candela Casero Mi abuela Charo y mi abuelo Manolo se conocieron gracias al hermano de mi abuela, Benjamín, en una pequeña ciudad de León llamada Ponferrada.

Corrían los años sesenta, cuando decidieron hacerse novios. Su noviazgo no tardó mucho en hacerse matrimonio, ya que nadie se opuso entre ellos.

Al año, decidieron casarse y formar una familia para poder dar cariño y cuidar a sus seres queridos, frutos de todo su amor.

La boda se celebró en la Basílica de la Encina que es la iglesia más bonita de toda Ponferrada.

Al año de casarse decidieron tener su primer hijo, Manuel, que es mi tío Manolo. Mi abuela quería darle un hermanito a mi tío, así que, cinco años más tarde nació mi padre, Guillermo.

S e g ú n mis padres, Charo y Manolo tenían una relación buena y llena de amor. Tristemente mi abuelo falleció muy pronto y todos lo recordamos con cariño y ternura.

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LA SERENATA por Aitana Amancha Alrededor de 1967, en Pinllo, un pequeño pueblo de Ecuador, dos jóvenes, con vidas muy distintas, se conocerían por casualidad.

Mi abuelo jugaba en un equipo de fútbol como defensa central mientras que mi abuela estudiaba para graduarse como modista.

En cada equipo de fútbol, se solía escoger a una representante. El equipo de mi abuelo estaba buscando a una chica y mi abuela fue la elegida. Para entonces, mi abuelo ya se había fijado en aquella mujer que le quitaba el sueño.

Al cabo de unos días, no dudó en presentarse por la noche en casa de mi abuela con una serenata. Ante tal acto de amor, mi abuela no pudo negarse a la petición de salir con él y aceptó.

Salieron en secreto durante un tiempo ya que los padres de mi abuela no le dejaban tener novio hasta que un día, se decidió a presentárselo y a sus padres les pareció un buen muchacho.

Pocos años después se casaron por la iglesia y por lo civil, se fueron a vivir juntos y comenzaron a formar una familia.

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MARÍA Y MANOLO por Álvaro Calzada María es una chica muy guapa y joven de unos veinte años. Hoy es el día más caluroso del año y sale, deprisa, a la

cada detalle de esta maravillosa historia de amor. Pero lo que no sé aún es que mi abuela María guarda una última

calle a por pan. En la panadería se encuentra con un joven

anécdota. Acercándose a mí, me dice:

de unos veinticinco años que es muy simpático con ella. Una conexión especial surge entre ellos. Pero María piensa que él

“- ¿Sabes que tu abuelo y yo descubrimos un día que antes del día de nuestro flechazo ya nos habíamos visto? Escucha

es demasiado mayor. No presta demasiada atención, vuelve

un momento: un día, al volver a pasar junto a la panadería,

a casa con la misma celeridad y deja para otro momento la

descubrimos, recordando la escena, que nuestras vidas se

búsqueda de “su príncipe azul”.

habían cruzado aquel día caluroso en aquella panadería.

Pasa un tiempo y se enamora de un albañil, de un leñador y

Eso no hizo más que reafirmar que estábamos hechos el

de un panadero pero ninguna de las relaciones dura más de dos meses. Un día cualquiera, en un momento cualquiera, se

uno para el otro y que el inmenso amor que nos teníamos perduraría para siempre.

cruza con un hombre que le parece muy apuesto y gentil y cuyo nombre averigua que es Manolo. Tiene barba y muchas cicatrices. Posteriormente averiguará que con diecisiete años había estado en la recién acabada Guerra Civil española. Un flechazo atraviesa su corazón y se enamora locamente. En menos de un año llega la boda y después, 6 hijos.

Veinticinco años de un matrimonio feliz que se trunca con la muerte de Manolo. Ahora mismo, María tiene ochenta y cuatro años y, hoy día de Navidad, está rodeada de sus 6 hijos y once nietos. Yo soy uno de esos nietos que atiende

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DESDE SANTANDER CON AMOR por Tomás Cantero.

El día 29 de junio del año 1968, mi abuela Carmen tenía 17 años,

Correos había un montón de gente esperando a sus amigos, y al

vivía en Santander y estaba en su segundo año como estudiante

cabo de un rato de espera, se encontraron con un conocido que

de enfermería en el Hospital de Valdecilla.

las invitó a ir con él y su grupo de amigos a una fiesta a bailar.

Carmen estaba muy enfadada porque no le apetecía nada el plan

Aquel día era festivo, pero se sentía cansada y había pasado toda la mañana durmiendo. Su madre convenció a una amiga para que la invitase a salir porque estaba harta de que se pasase los

del baile, pero, sobre todo, porque su amiga la hubiera dejado tirada. Pero ya estaba allí, así que decidió sumarse al plan de aquella nueva gente.

días leyendo o viendo la tele. Entre las dos, convencieron a mi abuela para que saliera de casa y se reuniera con su amiga en el

Mientras iban a la fiesta en un autobús, el chico que las

punto de encuentro habitual.

acompañaba les dijo que un amigo suyo que se llamaba José se había empeñado en quedar para ir a bailar. Ese chico estaba

En esa época, la gente no quedaba a las horas en las que se queda hoy en día sino antes. Los padres no dejaban salir a sus hijos más allá de las diez y, después, las calles de Santander se quedaban vacías. Sin embargo, por las tardes, estaban llenas de jóvenes. Cuando los niños eran pequeños solían quedar en el paseo de Pereda, que era una avenida muy grande desde la que se veía la bahía. Al llegar al final del paseo, daban la vuelta y volvían sobre sus pasos una y otra vez, convirtiendo aquello en el “tontódromo” que es como lo llamaban. En cambio, cuando uno alcanzaba los 16 años y se creía ya mayor, el lugar de encuentro era el edificio de Correos. Es a ese edificio de Correos a donde se dirigió mi abuela Carmen aquel día.

haciendo la “mili” y en los días que tenía libres solía quedar con sus amigos para bailar, porque estaba harto de estar rodeado de chicos todo el tiempo. Cuando llegaron, el baile estaba a rebosar.

El amigo de mi abuela le presentó a su amigo José y al resto de personas de la fiesta, pero ella, que seguía con cierto enfado, no les prestó mucha atención. En cambio, cuando José conoció a Carmen, le gustó mucho y le preguntó si quería bailar con él. Mi abuela estaba de muy mal humor e intentaba escabullirse todo el rato, pero al final, José, que era muy cabezota, consiguió estar con Carmen toda la fiesta, acompañarla hasta su casa y seguir quedando con ella. A mi abuela le gustaba mucho hablar y a él también, así que se entendieron bien y al cabo de un tiempo se hicieron novios y se casaron.

Cuando llegó allí, se encontró con que la amiga no había ido, sino que había otra chica con la que no se llevaba tan bien. Delante de

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INSISTENCIA por Iván Catalán Mis abuelos se conocieron en un pequeño pueblo de Cuenca hace 70 años.

Eran otros tiempos y otras tradiciones. Todo comenzó un día cuando mi abuela, una hermosa señorita de 23 años, acudió al campo de fútbol del equipo del pueblo. Mientras disfrutaba del partido, se fijó en un chico de uno de los equipos lo que le hizo sentir una extraña sensación en su interior.

En un momento dado, sus miradas se cruzaron y el amor a primera vista se abrió paso entre ellos. Aquel día, se volvió a casa inmersa en sus pensamientos.

A la semana siguiente y como todos los domingos, en su pueblo, se organizaba el baile. Era el evento de la semana y allí se reencontraban todos los vecinos, grandes y pequeños, pero también se acercaban pueblerinos de otros localidades. Ese día, mi abuela y aquel futbolista se volvieron a encontrar. Él le ofreció bailar, pero en aquella época no estaba socialmente bien visto que una chica aceptase la primera propuesta de baile que le ofreciesen, con lo cual aquel joven recibió un no por respuesta. Unos minutos después, otro chico, más o menos de su edad y también jugador de fútbol del equipo del pueblo se acercó y le pidió bailar. Este segundo no fue tan del agrado de mi abuela, pero debido a que le dio apuro rechazar dos propuestas seguidas esta vez aceptó. A cierta distancia, el primer chico observaba, extrañado y notablemente enfadado, como mi abuela bailaba con aquel muchacho.

El baile acabó, pasó la semana y en el baile del domingo siguiente aquel mozo que atrapó el corazón de mi abuela desde el primer momento ya no se volvió a acercar. Sin embargo, el que sí que siguió insistiendo y sí que se volvió a acercar fue el chico con el que mi abuela había bailado y que curiosamente acabaría siendo mi abuelo. Ambos siguieron viéndose de forma cada vez más y más frecuente, pasaron al noviazgo y tras 2 años de una preciosa relación digna de novela de amor se casaron y tuvieron dos hijos. El menor de ellos acabaría siendo mi padre, pero eso, forma parte de otra historia...

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AMOR EN LONDRES por Lucía Da Silva Estamos en Londres y corre el año 1960. Mis abuelos, María y Joao,

Estuvieron saliendo aproximadamente un año, hasta que él le

son dos emigrantes: ella es española y él es portugués.

pidió matrimonio y se casaron en 1.961. Hicieron una gran boda en el campo con un altar lleno de flores.

Como cada día, mi abuela trabajaba de camarera en el

Ella llevaba un vestido blanco de larga cola con su espalda

restaurante Parisien-grill, local típico y concurrido del centro de la

cubierta solamente por una tela transparente y él estaba muy

ciudad, un restaurante muy elegante donde había pista de baile

elegante con aquel traje sencillo.

con música en directo y donde las luces tenues y los espejos le hacían ser el lugar de moda de la época.

Teniendo en cuenta que en aquella época era muy caro viajar, a la boda asistieron pocos familiares dado que vivían en otros

Uno de los clientes habituales era mi abuelo, sentado cada día en

países y no era tan fácil moverse como lo es hoy en día. Pero no

el mismo lugar de aquella larga barra tomando un café tan

faltaron a esta fiesta tan especial, los amigos que, esos si, vivían

oscuro que parecía el reflejo de la noche.

cerca. Fue todo muy entrañable y las risas y la buena música amenizaron toda la jornada que terminó de madrugada.

Como camarera, María se movía por todo el local, entra cada una de las mesas, regalando bonitas sonrisas y complaciendo a cada

Al día siguiente, se fueron a Brighton de luna de miel. Desde hace

uno de los clientes. Allá por donde pasaba, la amabilidad hacía

siglos, esta ciudad era el destino de escapada para millones de

acto de presencia.

británicos, ¡sobre todo, londinenses! Y es que, desde siempre,

Por su parte, Joao no le quitaba ojo y observaba cada uno de sus

Brighton se ha considerado “la playa de Londres” por su cercanía

pasos.

a la capital. Su carácter cosmopolita y divertido hacían de esta

Cada vez que volvía a la barra, María sabía que Joao la estaba

ciudad costera todo un plan que nadie podía perderse y, menos

mirando. A veces, se hacía la interesante, pero, en otras ocasiones,

aún María y Joao en su luna de miel. Fueron días muy felices, de

sus miradas se cruzaban.

largos paseos y maravillosos atardeceres.

Un día, María inició la conversación que tantas veces quiso

Al cabo de unos días, volvieron a Londres y la vida prosiguió sin

empezar Joao y, este, pese a su timidez, la invitó a salir cuando

sobresaltos. Tras unos años de bonita convivencia, en 1968,

terminara el turno de trabajo. Los días fueron pasando y, con

tuvieron un hermoso hijo al que llamaron Damián y que es mi

ellos, múltiples planes: paseos, tardes de patinaje sobre hielo,

padre. Por desgracia, no todas las historias acaban bien y unos

meriendas.

cinco años después, mis abuelos se divorciaron: mi abuela volvió a vivir a España con su hijo y mi abuelo se quedó en Londres.

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¡MAÑANA PASO A RECOGERTE! por Martín Díaz Mi abuela se llama Cruz y en su familia eran ebanistas. Vivían en la planta de arriba del taller de carpintería familiar.

Mi abuelo se llamaba Antonio y era anticuario. Tenía una tienda de antigüedades. Solía llevar los muebles que necesitaba arreglar para la tienda al taller de mi abuela y siempre la veía allí trabajando, pero nunca se decidía a decirle nada hasta que un día le comentó:

“Si me arreglas estas sillas para el viernes, el sábado te invito al cine.”

Mi abuela no respondió nada, pero estuvo trabajando a toda velocidad toda la semana y el viernes tenía las sillas terminadas y preparadas. Cuando mi abuelo entró en el taller y vio las sillas relucientes, miró a mi abuela y le dijo:

“Mañana, ponte guapa que paso a recogerte y nos vamos al cine.”

Desde ese día, siempre estuvieron juntos. Se casaron y tuvieron dos hijas, mi tía Rosi y mi madre Merche.

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¡TODA UNA VIDA! por Noa Estévez.

La historia de amor de mis abuelos comenzó mucho antes de que

encuentro. Aprovechaban cada ratito para ir al cine, al baile o a

ellos mismos lo supieran. Nos remontamos a antes de los años 60.

tomar un chocolate con churros.

En aquel entonces, mis bisabuelos, padres de mi abuela, tenían un bar llamado “Mariñamansa”, el único que en aquella época tenía televisión y en el que se reunía toda la juventud, como no, para ver el fútbol. Mi abuela ayudaba a sus padres en el bar, atendiendo a los clientes, mi abuelo entre ellos. Ella tendría unos 14 años y él unos 19 y no se fijaban el uno en el otro.

Al principio, mis bisabuelos pensaban que mi abuelo era un poco mayor para ella y mandaban a mi tía de ‘’carabina ‘’ o dejaban salir a mi abuela si iban también sus amigas, pero poco a poco fueron cediendo y la pareja consiguió salir sola. Estuvieron 3 años de novios hasta que el 18 de agosto de 1968, en la iglesia de San Pio X a las 12:30, se casaron.

En 1962, a mi abuelo le llegó la hora de irse a la mili y durante unos años, no apareció por la zona. Además, tuvo alguna que otra “novieta” que le alejó aún más del lugar, pero nada importante. A su vez, a mi abuela le rondaron

unos

cuantos

pretendientes, pero no salió con ninguno. Cuando mi abuelo volvió de la mili, ya tenía 22 años y, para entonces, mi abuela ya no era una niña sino una señorita de 17 años. La situación había cambiado

Celebraron el convite en el Restaurante Rojo, un clásico en aquella época y se fueron de luna de miel primero a Santiago de Compostela al Hostal de los Reyes Católicos (que era un lujo para aquella época y para ahora también…) y después una semana a A Coruña a la playa. Un año después de casarse, en agosto de 1969, nació mi tío y, en mayo de 1973, mi madre. El año pasado celebraron sus bodas de oro por sus 50 años de casados. Nos juntamos toda la familia y fue muy bonito. Aunque se enfadan y discuten, se quieren mucho y no pueden vivir el uno sin el otro.

Forman una pareja muy estable que se preocupa por mantener a su familia unida y eso, por lo que a mí me toca, me encanta.

notablemente. No tardaron en fijarse el uno en el otro pero pasó casi un año hasta que empezaron a salir juntos. Mi abuela se

No veo a mis abuelos todo lo que me gustaría porque los tengo

hacía de rogar y le daba largas, pero cuando mi abuelo le invitó a

lejos, en Ourense, pero son muy importantes para mí y los quiero

la verbena de la Fiesta del Corpus en junio de 1965, mi abuela (que

muchísimo. Hablamos todas las semanas varias veces y eso me

lo estaba deseando) fue con él y cuando mi abuelo le pidió que

hace sentirme muy unida a ellos. Siempre que pueden, vienen a

fuese su novia, no dudó ni un segundo en responder con un “¡sí!”

verme y yo no dudo en pasar todo el verano a Galicia con ellos.

rotundo. Enseguida se convirtieron en novios (porque eso “de salir

Aunque la historia de amor de mis abuelos no es de película para

es de modernos” dicen siempre). Mi abuelo se pasada por el bar a

mí es muy bonita y más cuando siguen queriéndose tantísimo

la vuelta del trabajo con la disculpa de tomarse un café. Así veía a

después de llevar juntos ¡TODA UNA VIDA!

mi abuela. Como trabajaban ambos, no podían salir todos los días por lo que eligieron los jueves y los domingos como día de

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AMOR EN LAS AMÉRICAS por Alberto Formigo.

Estamos en los años 60 y, desde tierras gallegas, fluye la

definitivamente a España cuando mi padre iba a hacer la

emigración hacia América. La hambruna y todo tipo de

comunión. El resto de la vida han vivido en Madrid donde han

problemas económicos hacen que la gente coja sus maletas para hacer las Américas. Con el dinero justo para su billete de

sido muy felices. Ahora mis abuelos tienen cuatro nietos y un biznieto, están jubilados y de vez en cuando vuelven a sus

barco y con la incertidumbre de no tener trabajo ni vivienda al

pueblos de Galicia. Y es que ahora les queda más cerca...

llegar a su destino, Pepe y Julia emprenden el éxodo hacia el otro lado del océano. Son muy jóvenes y cada uno abandona su aldea de toda la vida. Julia, se va desde Lugo con sus 3 hermanas y Pepe desde Ourense con su madre. Su destino es Venezuela.

Una vez instalados en Caracas, descubren que los españoles se reúnen en locales de la capital para hablar de su “morriña” por la tierra gallega, para escuchar música española, y disfrutar de la comida que tanto echan de menos. Echan de menos su país, sus pueblos y a sus seres queridos. Es en uno de esos encuentros, entre bailes y cantos, donde coinciden mis abuelos. Su noviazgo fue relámpago y muy rápido se casaron. Mi abuela aprendió el oficio de peluquera y mi abuelo de mecánico. Y la vida fluía. En 1966 nació mi tío Carlos y en 1969 mi padre. Ambos nacieron en Caracas.

A los pocos años, mis abuelos decidieron que mi bisabuela Dora, la madre de mi abuelo, se viniese a Madrid con los dos niños para que fueran al colegio en España. Julia y Pepe se quedaron en Venezuela. Esos años fueron muy duros y muy tristes para mis abuelos porque echaban de menos a sus hijos pequeños. No resistieron muchos años y volvieron

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MIL RISAS DE AMOR por Camino Gallego.

Voy a hablar de mí, de mi historia de amor. Me llamo Camino E.

era cuestión de quedarse

y vivo en una ciudad pequeñita llamada León, en el norte de España.

helada.

En aquella época, tenía unos 22-23 años y acababa de

mojé a un chaval de más o

terminar mis estudios de Magisterio.

Todo iba bien en mi vida hasta que un día descubrí que mis

menos mi edad que estaba junto a la piscina. Me

padres querían casarme con el hijo de unos amigos. Era un

d i s c u l p é y p ro s eg u í m i

matrimonio de conveniencia en toda regla, algo muy habitual

camino.

en aquella época, pero al que yo no le veía ni conveniencia ni nada que a mí me conveniera. Por supuesto que mi enfado fue

Al cabo de tres o cuatro días, una fiesta especial

descomunal, obvio ante esa situación y no dudé en mostrar mi

engalanó el Casino. Era una

descontento. Ni corta ni perezosa y para evitar tal situación decidí huir al extranjero.

de esas fiestas de verano que nadie se podía perder.

Me fui a Londres como au pair durante un año y, allí, pude

Fui con mi novio, pero para entonces estaba muy aburrida de

aprender inglés y mejorar mi situación económica. Estuve cuidando a los hijos de una familia las 24 horas del día a

él. Después de un rato, decidió irse a su casa y yo me quedé.

Unos amigos me presentaron a Nino, el chico al que había

cambio de hogar, comida, algunos días libres y algo de dinero.

mojado unos días antes al salir de la piscina. Estuvimos largo

Fue una experiencia maravillosa que me hizo crecer mucho

rato hablando y me di cuenta de que ese hombre me gustaba

como persona y que me ayudó a ver claramente lo que quería en mi vida.

de verdad porque me hacía reír mucho. Lo que yo no sabía es que él se había quedado prendado de mí al verme salir de la

Cuando volví, aquel que iba a ser mi futuro marido ya se había casado. ¡Qué alivio y qué liberación!

Mi vida prosiguió sin demasiados contratiempos y, durante dos años, tuve un novio. Pero llegó el verano y, con él, las fiestas

Salí y, sin darme cuenta,

piscina.

Al día siguiente, no dudé en hablar con aquel novio que tenía entonces y explicarle que nuestra historia se acababa en ese instante.

del Casino, el club social donde la juventud leonesa de la época se reunía y disfrutaba de la piscina en aquellas

Al cabo de unos días, Nino me pidió salir. A los dos años nos casamos. Y, al poco, vinieron nuestros hijos. Primero, mi hija

calurosas tardes estivales.

Camino, cuya hija es la responsable de que yo escriba este

Era uno de esos días en el que el sol lucía en todo lo alto, el calor era intenso y, por ello, no dudé en ir directa a la piscina.

No sé si conocéis León, pero aunque el calor apriete, el agua está fresquita. El chapuzón me liberó del calor, pero tampoco

La historia de amor de mis abuelos

texto ahora mismo. Después, llegaron Álvaro, José, Marcos y Pablo.

Y la felicidad colmó nuestras vidas, sobre todo por lo mucho que nos hemos reído en todo este tiempo.

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EL SUEÑO DE LA GRAN FAMILIA por Irene García.

María era una joven abulense que vino a Madrid con la

Desde entonces, pasaron cuatro años hasta que se

esperanza de encontrar un buen trabajo en lo que le apasionaba, la cocina. Y bien que lo encontró.

prometieron y casi cinco hasta que se casaron. Para ellos, su boda fue un momento inolvidable y que siempre recordarán

A su vez, Víctor, un joven salmantino, se trasladó a la capital

con mucho cariño. Llevaban una vida muy feliz, tanto en lo

con el sueño de entrar en el cuerpo de la Policía. Y lo consiguió.

personal como en lo profesional y eso los llevó a tener un niño, mi padre. Pero querían que este tuviera un hermano o

Pero esta historia se inicia el día en el que María, que trabajaba de cocinera para una reconocida cantante y Víctor, coincidieron en una comida. Esta se celebraba en casa de la famosa artista y a ella asistían personas muy reconocidas de

hermana y un año después tuvieron una preciosa niña. Desde el nacimiento de mi tía, mis abuelos vivían como en una nube ya que tenían todo lo que siempre habían soñado.

Actualmente, son muy felices porque hace casi un año han

este país. Por ello y para guardar la seguridad de los allí

sido abuelos por tercera vez y lo que siempre soñaron, es

presentes, algunos integrantes de la Policía tuvieron que desplazarse hasta el lugar. Tras la llegada de los invitados y el

decir, tener una gran familia sentada a la mesa, se ha cumplido.

rato de charla correspondiente, llegó la hora de la comida.

María sirvió los excelentes manjares a los invitados y a su jefa y seguidamente hizo lo mismo con los policías que aguardaban en una sala contigua. No tardó en surgir la conversación entre María y Víctor. Y se cayeron muy bien desde el principio. Por ello, decidieron seguir en contacto después de aquel día. Estuvieron hablando durante varios días y quedaron poco después, y, al ver que entre ellos la relación fluía a las mil maravillas, Víctor no dudó en pedirle una cita a María. En su primer encuentro, decidieron conocerse más a fondo y fueron a un restaurante y a dar un paseo por el jardín más cercano. Esas horas juntos les hicieron pensar que querían otras citas y se lanzaron a una segunda, tercera y muchas más hasta que por fin se hicieron novios.

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FIESTA DE NOCHEVIEJA por Ana Gutiérrez.

31 de diciembre de 1967, Nochevieja. Me desperté pensativa, en mi

ojos que no dejaba de mirar. Y la noche fluyó mientras nuestros

nube imaginando lo que iba a vivir ese día. A medida que pasaban las horas, los nervios se apoderaban de mí. Por primera

ojos no dejaban de mirarse, ni bailando ni hablando. Y paso a paso, palabra a palabra, mirada a mirada, unas mariposas

vez, mi hermano mayor me iba a llevar a una fiesta de Nochevieja.

Estaba ilusionada por la novedad,

empezaron a revolotear en todo mi ser y me sentí como en una nube. Al final de la fiesta, casi en el momento de despedirnos, me

por lo que me iba a poner y por lo

pidió mi número de teléfono. Sin pensármelo dos veces, se lo dí.

que me encontraría.

A partir de ese momento, en los días sucesivos, me quedé mirando fijamente y durante horas el teléfono de rueda de color

Tras oír las campanadas de la Puerta del Sol, mi hermano se

beige que había en mi salón, esperando con ansia la llamada.

Pasaron uno, dos y hasta tres días sin recibir ninguna noticia,

apresuró en despedirse de todo el

pero mi corazón estaba seguro de que mi galán se iba a decidir a

mundo para llegar de los primeros a la fiesta. Yo hice lo mismo.

llamar.

Saliendo por la puerta casi ni escuchábamos las palabras de

que, cubierta por una manta de terciopelo, oí el “ring” del teléfono. Di un brinco, me destapé rápidamente y sin perder

nuestros padres aconsejándonos

tiempo, descolgué el teléfono. Al otro lado, sonó su voz

sobre los peligros de esa noche.

inconfundible, esa que había grabado unas noches atrás ¡Era él!.

Aún recuerdo como si fuera hoy esa fría tarde de jueves en la

No tardamos ni un solo día en vernos y desde ese momento, nos Caminamos un rato por la calle a paso ligero. No sé si eran los nervios o el frío de la noche, pero estaba temblorosa y no

fuimos viendo continua y repetidamente hasta que, por fin, en 1970 (tres años después de que él consiguiera ingresar en la

atinaba ni siquiera a hablar con mi hermano. Llegamos al lugar y

Academia Militar), nos casamos.

nada más entrar en la fiesta, mis ojos se fijaron en él, un chico con gafas, alto, fuerte, elegante,... No podía dejar de mirarle. Mis

El 22 de junio de 1971 nació nuestro primer hijo Antonio, después de tal alegría, nos decidimos a tener más y llegaron Daniel, Elena

ojos estaban hipnotizados. ¿Cómo podía existir tal galán?

y Javier a nuestras vidas.

Una de mis amigas, muy celestina ella, se percató enseguida y no

Vivimos una vida muy feliz, disfrutando de nuestros cuatro hijos,

dudó en cogerme del brazo y arrastrarme hasta ponerme a un palmo del príncipe que acababa de descubrir. Tenía la sensación

sus noviazgos y sus bodas y, pese a que, por desgracia y debido a una cáncer mi apuesto galán se fue el 3 de octubre de 2002 sin

de hacerme pequeñita ante tan apuesto caballero y, aún más, cuando mi amiga se lanzó a presentármelo. Ante mi asombro,

poder disfrutar de estas historias al completo, sin poder estar presente en la vida de sus nueve nietos, aún lo veo y lo imagino

descubrí que ellos si se conocían y, que en un abrir y cerrar de

en aquella primera Nochevieja del 67.

ojos, ese chico maravilloso me había dado dos besos. Creo, por un instante, que él también se había quedado prendado por mis

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LA CHICA DEL SUR por Lucía Mazariegos. Érase una vez una chica llamada Flor que vivía en una ciudad del sur y un chico que provenía de una aldea

no le dejaba pensar en nada más. Días más tarde el destino se alió con él e hizo que la compañera de Flor fuera al bar.

gallega. Corría el año 1964, cuando nuestros protagonistas

Él, al verla entrar, no dudó ni un instante y aprovechó para

vinieron a trabajar a Madrid. Flor despachaba en una pastelería y en el bar de enfrente Manolo era camarero. Un

preguntarle por Flor y así averiguar donde vivía y el modo de volver a saber de ella. Una vez con aquel botín entre

día, Manolo tuvo que llevar café a la pastelería en la cual

manos, Manolo no dudó en pedir permiso a su jefe, salir

Flor y otra compañera atendían al público. No fue la última

apresurado del bar, recorrer un largo camino cruzando la

vez que coincidieron, ya que a Flor le fascinaba el acento gallego de Manolo. En realidad, era más bien que le hacía

ciudad de un lado al otro y plantarse en la puerta de la casa de Flor. Con su mano temblorosa atinó a tocar el

mucha gracia y que eso suponía las sonrisas y las risas

timbre. Flor abrió la puerta y se quedó inmóvil con cara de

posteriores con su compañera. Pero, aunque en aquel momento, ella no se daba cuenta, había algo más. Para que

sorpresa. En ese momento, a pesar de la confusión, sobraron las palabras. Un año más tarde se casaron y

aquello perdurara, las dos amigas pensaron en la idea de

vivieron juntos para siempre.

encargarle el desayuno para cada día y así compartir con él unos minutos. Era una manera más de oír aquel soniquete que alegraba sus oídos. Y aquí acabaría la historia sino fuera porque la pastelería, sin previo aviso, cerró sus puertas de un día para otro. Por eso, cuando Manolo fue a llevar aquella mañana el desayuno de cada día se encontró el cartel de “CERRADO” en la puerta. Al principio, le dio igual y hasta se molestó un poco por sentirse un tanto ninguneado por la falta de información ante aquel hecho relevante. Pero rápidamente se le fue de la cabeza. Total, allí no estaba la mujer de su vida… Pero después pensó en lo bonita que era Flor, en su mirada, su risa y en su simpatía tan del sur al que él no estaba acostumbrado. Y siguió pensando y pensando..., hasta que se dio cuenta de que echaba muchísimo de menos aquellos pequeños ratos de por la mañana y, sobre todo, aquella sonrisa tan bonita y aquella alegría que transmitía Flor. Fue entonces cuando decidió que algo tenía que hacer con aquel sentimiento que

La historia de amor de mis abuelos

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EN CASA DE LA ABUELA EMILIA por Víctor Melián. ¡Hola! Soy Catalina y os voy a contar mi historia de amor.

En 1969, tenía 19 años y trabajaba en una fábrica de aparatos de aire acondicionado. Uno de mis compañeros de trabajo que, a la vez era muy amigo mío, se llamaba José Luis.

Un día, me quiso presentar a su amigo Antonio que conocía de su época de estudio. Finalmente quedamos en la calle Arenal, en una cafetería. Nada más verle, me empezó a gustar pero no se lo quise decir.

Poco a poco nos fuimos conociendo más y me fui dando cuenta de que yo también le caía bien. Como nos llevábamos bastante bien nos vimos más días, pero estas veces fueron ya sin mi amigo José Luis. Un día que ya teníamos muchas más confianza, lo hablamos y empezamos a salir pero esta vez como novios.

En las navidades del 74, me pidió matrimonio y un año y medio después, el 25 de julio de 1975, nos casamos. Desde ese día, empecé a vivir con él y con su madre, que era donde él vivía en esos tiempos.

En el año 76, tuvimos nuestra primera hija a la que llamamos Victoria y en el 77, llegó Antonio. Después vinieron María José, Carlos y Paz.

En definitiva, nos conocimos, nos casamos, tuvimos hijos, hemos sido muy felices y seguimos viviendo en la casa de la abuela Emilia que, por desgracia, nos dejó en el 2003.

La historia de amor de mis abuelos

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SETENTA AÑOS DE AMOR por Victoria Muñoz.

Hoy, 27 de diciembre, en plena Navidad, mis abuelos y yo

Pero llegó ese último día, el de la

hemos encontrado un ratito para darle rienda suelta a nuestros recuerdos familiares.

despedida. Isabel tenía que volver a Extremadura. Raúl no se lo pensó dos veces y le pidió salir para que aquella relación no terminara. Isabel no se lo

Sin mediar palabra, mi abuela ha empezado a contarme una historia que dice así:

esperaba, pero no tuvo más que

“Hace unos cuantos años, dos personas, a las que vamos a

seguir el dictamen de su

llamar Raúl e Isabel, vivían en diferentes sitios de España, Isabel en Extremadura y Raúl en Madrid.

c o ra z ó n . N a t u ra l m e n t e , l a respuesta fue que sí.

Por razones familiares, Isabel viajó a Madrid para permanecer

Así empezó una relación a

allí durante un mes.

Una noche, Isabel fue con sus amigas a un guateque en una pequeña discoteca de la capital.

Mientras bailaba dándolo todo en mitad de la pista, se fijó en

distancia que no duró mucho tiempo ya que ambos decidieron irse a vivir juntos a Getafe.

Tuvieron cuatro hijos y fueron felices. En realidad, siguen siéndolo. ¡Fin de la historia!

un chico. La mirada fue recíproca. Ese chico era Raúl.

Cada paso de baile les acercaba más y más, hasta que Raúl

Hace un rato que mi imaginación ha despegado y pienso en

tomó la decisión de invitar a bailar a Isabel. Esta, prendada

cada una de las escenas que me ha descrito mi abuela. Ese

por aquella mirada, no dudó en responder que sí a la

“¡Fin de la historia!” me hace despertarme de mis sueños y volver al mundo real.

petición.

Al final de la noche y, antes de irse a casa, se intercambiaron

-“Pero, ¡abuela! ¡Qué bonita historia de amor! ¿De dónde la

los teléfonos y quedaron en hablar

has sacado? - le he preguntado.

No hubo un solo día de aquel mes que pasó Isabel en Madrid que no se vieran. Su relación se fue afianzando y volviéndose

Con su voz suave y tranquila, como quien siente todo aquello

cada día más fuerte.

- ¡Victoria! ¡Esta es la historia de amor de tus abuelos!

La historia de amor de mis abuelos

que ha contado, me ha respondido:

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EN UN CAFÉ DE CARACAS por Valentina Nieto.

Mis abuelos se conocieron en un café cerca de la Plaza Bolívar en Caracas (Venezuela) en el verano de 1958. Mi abuela iba todas las semanas al famoso café ubicado cerca de la Plaza Bolívar a tomarse un té con leche acompañado de cualquier tarta porque allí las preparaban riquísimas. Le parecía un lugar muy agradable y armonioso para leer y escribir. Decía que era su rutina de cada semana y que le aportaba la paz para seguir adelante.

Por otro lado, mi abuelo trabajaba en el café mencionado al que se dedicaba en cuerpo y alma ya que le gustaba ganar dinero para mejorar en su vida.

Una tarde soleada de agosto, mi abuela estaba realizando su rutina semanal y mi abuelo atendiendo a la clientela que se hallaba en aquel lugar. Después de un rato, él decidió dirigirse por fin a la “bella dama de ojos azulados y cabello azabache” para establecer su primera conversación intencionada. Era ese momento que tantas veces se había imaginado, pero que no había tenido el valor de llevar a cabo. Estuvieron hablando un largo rato lo que generó confianza entre ellos y dio pie a futuras conversaciones semanales. Eso les llevó a verse con más asiduidad y la buena amistad fue el preámbulo del amor, de las citas románticas, de las salidas como novios hasta la llegada del esperado “sí, acepto”.

Años más tarde a la familia llegaron dos pequeños integrantes más que aportaron mucha felicidad. Desafortunadamente, mis abuelos tuvieron algunas diferencias irreconciliables y juntos llegaron a la conclusión de que lo mejor era que cada uno tomara caminos diferentes en la vida.

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POR UNA SIMPLE PINZA DE TENDER por Diego Recio Braña.

Esta historia se remonta a 1965 en un pequeño pueblo

en las afueras del pueblo y con una pinza de tender para

marinero asturiano llamado Puerto Vega.

Carmen vivía en una casa próxima al mar con sus

hacer peso, se la tiró por la ventana para que le cayese encima.

hermanas y su madre. Antonio había sido destinado al

Ella la leyó, miró hacia arriba y le hizo un gesto de

pueblo como Guardia Civil y vivía en un hostal encima de un bar.

afirmación.

Un día que Antonio estaba paseando sin rumbo fijo vio a

se declaró, Carmen lo aceptó y así comenzó la historia de

Carmen tendiendo la ropa y se quedó prendado de lo bonita que era. Él, que era muy brusco y directo, exclamó:

amor de mis abuelos que continua después de 50 años. ¡Por una simple pinza de tender...!

Alrededor de las doce de la noche se encontraron. Antonio

- "¡Veo por la ropa tendida, que hay mucha mujer en esa casa!”

Eran otros tiempos, pero esa grosería hizo que Carmen se sonrojara y le respondiera que se metiese en sus asuntos y que no fuera tan grosero. Sin embargo, en su interior, algo le atrajo de aquel joven.

Pasó un tiempo y, como en el pueblo estaba mal visto salir con forasteros, Antonio decidió enamorarla de una forma más discreta.

Un día que Carmen estaba tomando café con sus hermanas en el bar que estaba bajo el hostal donde se hospedaba, Antonio le hizo una nota para que quedasen

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PACIENCIA por Marta Romero.

Era un sábado por la tarde y me dirigía a la casa de mi amiga Magdalena. Vivíamos en un pequeño pueblo de Extremadura

De pronto, apareció Magdalena. Me quedé mirando unos segundos más a Antonio para ver si acababa la frase pero no lo hizo por lo

llamado Cabeza del Buey, por lo que podíamos ir de un lugar a otro andando.

que me levanté y me fui con ella a su habitación.

Era un día soleado, pero igualmente llevaba una chaqueta ya que

escuchaba.

Empezó a hablarme de algo que le había pasado, aunque yo no la

decían que por la noche habría una gran tormenta.

“- ¡Marisa! ¿Me estás escuchando?”- me gritó.

Cuando llegué al portal de mi amiga, llamé al timbre y, en menos de

“- ¿Sabes si yo también le gusto?

cinco segundos, su primo José ya me estaba abriendo la puerta para que pasara.

Ya llevaba bastante tiempo sintiendo algo por él y Magdalena lo sabía, por eso le gustaba tanto hacer que pasáramos más tiempo juntos. En el momento era incómodo, pero luego se agradecía.

“- Hola José ¿Está Magdalena?”- dije intentando evitar el contacto visual.

“- Sí, pasa. Se está preparando.

-Gracias.” Él era dos años mayor, por lo que en ese momento debía tener diecisiete años. Desde muy pequeños jugábamos todos juntos, Magdalena, José y yo, pero con el paso del tiempo él se hizo mayor y supongo que nos veía muy pequeñas. Aun así, Magdalena siempre encontraba la manera de que viniera con nosotros el cine, a cenar, al parque…

Después de dos largos minutos, él habló: “- ¿Qué tal te va en la escuela?

- Bastante bien. ¿Y a ti?

- Bien. Hay un niño nuevo en nuestra clase, se llama Juan.

No sé si le gustas, yo creo que sí. Pero ya sabes, paciencia, a mi primo le cuesta dar el primer paso”.

Yo ya estaba harta de tener paciencia.

José entró en la habitación y nos preguntó: “- ¿Puedo ir con vosotras al cine?

Sí, claro”- dije enseguida.

Más tarde, en la puerta del cine, esperando para sacar las entradas, él se ofreció a invitarme y yo acepté. Una vez dentro me senté entre José y Magdalena y vimos la película. Luego fuimos a cenar y José me acompañó a mi casa mientras Magdalena buscaba alguna excusa para irse.

Estábamos a mitad del camino cuando empezó a llover. Como la chaqueta que llevaba no era suficiente, José me dejó la suya. Al llegar al portal, nos despedimos y le devolví su cazadora, aunque me hubiera gustado quedármela.

Al día siguiente, Magdalena vino corriendo a mi casa.

“- Tú también le gustas a mi primo. Te va a invitar a cenar esta noche”- dijo gritando al llegar.

- ¡Sí! Magdalena ya me lo dijo”- dije cuando supe quién era.

Al principio no me lo creía, pero así fue. A partir de ahí empezamos a tener más citas hasta que me pidió salir y entonces fuimos

“- ¿Qué pensáis hacer hoy?

inseparables.

- Creo que ir al cine y luego a cenar algo.

Yo me mudé a Madrid después de unos años y más tarde, él vino a

- Podría…”- se calló de golpe.

vivir conmigo. Enseguida nos casamos y formamos una familia que sigue creciendo.

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LAZOS DE AMOR INDESTRUCTIBLE por Laura Sastre.

Paco y María se conocen desde que nacieron y, aunque entre ellos hay una gran diferencia de edad, se llevan muy bien desde muy pequeños.

Sus primeros años de vida se desarrollan en un pueblecito del este de España, donde todo el mundo se conoce. La pobreza y la humildad de ese lugar son muy evidentes en esa época.

Desde su infancia, los niños tienen que ponerse a trabajar y recortar esa niñez como hoy la conocemos. Es en esos años en los que se fragua la bonita amistad de nuestros protagonistas.

Aunque Paco tiene doce años y se mueve por diferentes pueblecitos de la comarca realizando todo tipo de trabajos y María, aún es muy pequeña para trabajar, ambos juegan juntos en las callejuelas de la aldea.

Pero, por desgracia, la vida se complica cada día más y Paco tiene que emigrar a Madrid. Allí, su familia crea un negocio y él trabaja de sol a sol. Paco solo guarda recuerdos de esos días de juegos en las calles. Anhela a todos y cada uno de sus amigos y, con especial cariño, a María que se ha quedado

familias respectivas, María decide irse a Madrid con Paco. Una vez allí, se dedica a ayudar a la familia de su novio en su negocio. Esos años son muy duros y complicados porque hay que trabajar muchas horas y los beneficios del negocio no son tantos. Pero eso no quita que sean muy felices y terminen casándose. Y ese gran amor da sus frutos y nace Rafael, mi padre.

cuidando de los animales en la granja familiar.

Pasa el tiempo y los dos amigos solo pueden verse algunos días en verano, sobre todo cuando Paco regresa al pueblo con sus padres a pasar los días estivales. La distancia y el tiempo también les alejan en la amistad. Además, Paco comienza a salir con otra chica del pueblo y eso lo hace todo aún más difícil. Por suerte, eso apenas dura dos meses y el lazo que les había unido, vuelve a florecer.

Las cosas prosiguen un poco igual y, pese a que la distancia genera cierta tristeza y deseos de estar junto al otro, ya no es

Hoy, ellos siguen juntos, luchando cada día por mantener ese amor intacto y se sienten muy felices porque tienen un montón de personas a su alrededor que les apoyan en todo momento gracias a todo lo que ellos han dado a lo largo de toda su vida.

Esta es la historia de amor de mis abuelos, tal y como me la han contado esta pasada Navidad. Espero que perdure en mi recuerdo...

un problema para esa unión.

Pasa el tiempo suficiente para que la pareja se asiente en su relación y, tras las debidas y mutuas presentaciones a las

La historia de amor de mis abuelos

Cuando te das a los demás de todo corazón, la vida te devuelve todo el amor que regalaste.

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La historia de amor de mis abuelos Un libro colaborativo de los alumnos del Real Colegio Santa Isabel - La Asunciรณn Curso 2019/2020