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pensar en muchas ocasiones he desperdiciado el agua, esa misma que tanto necesité para bañarme o calmar mi sed, fue una gran lección de vida que nunca pero nunca se me olvidará. Y hoy me comprometo a cuidar y enseñarte a ti a proteger y preservar todo lo que nos rodea, en especial esa gran riqueza que Dios grande nos regaló en abundancia: El agua. Sabes Sofi, me siento bien contándote esto aunque ahora eres pequeña algún día crecerás, lo leerás y sacaras tus propias conclusiones. Ya en víspera de nuestro regreso al Cauca la expectativa crecía en mi corazón ya que quería verte y saber que estabas bien. La despedida estuvo cargada de emociones y sentimientos encontrados, realicé el ritual de la apachata como símbolo de unidad entre dos pueblos hermanos que a pesar de que la distancia los separa se unen en un mismo grito joven y soberano, las lagrimas y los abrazos no se hicieron esperar, algunos chicos del colectivo nos acompañaron a Cartagena de Indias sitio el cual visitamos antes de partir, una ciudad muy bonita desde el punto de vista histórico, pero si te soy sincera no tenía ganas de ir. Luego de visitar Cartagena seguimos hacia San Jacinto, un pueblito en el cual compramos algunas artesanías, estuvimos allí algún tiempo y luego nos dirigimos hacia El Carmen donde dejaríamos y nos despediríamos por segunda vez de los chicos del colectivo, volvieron las lágrimas y los buenos deseos del reencuentro.
Luego de esto emprendimos nuestro largo camino de regreso después de muchas horas de largo viaje, llegamos al eje cafetero. Fue cuando decidimos que nos quedaríamos allí para acampar. Llegamos a una finca grande nos atendieron personas muy amables en especial la dueña del lugar quien nos acogió como si nos conociera de toda la vida. Realizamos un pequeño recuento de lo que fue esa gran experiencia resaltando los aspectos positivos y negativos, para así fortalecerlos y mejorarlos. En general para todos fue una muy bonita experiencia y prueba de vida. En la mañana del día siguiente concluimos con deberes y tareas. Luego nos despedimos de los moradores del lugar con palabras fraternas y alegría porque se convirtieron en nuestros amigos y aliados del camino. Partimos hacia el Cauca, yo estaba feliz de llegar a mi casa y verte sonreír diciéndome "mama llegaste". Las horas aunque eran pocas se me hicieron eternas. Cuando por fin llegamos a Popayán nos despedimos de nuestros compañeros y junto a Carolina y Cristina partimos hacia nuestras casas. Ya era tarde y la noche llegó mientras nosotras caminábamos. De pronto ya estaba allí, era mi casa, mi familia y sobre todo tú. Llegué feliz, quería abrazarte pero te encontré dormida. Sabes, fue bello verte y sentirte cerca aunque tus dulces sueños separaron ese abrazo, estoy segura que sentiste ese amor de madre como yo sentí tu amor de hija. Te amo mi bebe hermosa. No lo olvides nunca.
Claudia