La alcuza y la orza casi vacías
“COSAS PEQUEÑAS” Un vaso de agua gratis, dos minutos ayudando a atravesar la calle, un objeto menos en nuestros en seres, unas monedas que ni van ni vienen, una sonrisa al que siempre está triste, un día de ayuno consciente, unos refrescos menos en nuestros sudores, esas tardes con grupos marginales, unas caricias a los que nunca las tienen, unas horas escuchando soledades, una compra menos en nuestros haberes, son cosas pequeñas, pero desencadenan la alegría de hacer, descubren la fuerza del compartir y mantienen vivo el rescoldo de tu querer y nuestro deber. Al fin y al cabo, actuar sobre la realidad, y cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de saber y mostrar que la realidad es transformable, y que tu Reino es posible... ¡y viene! Señor de la historia y de la vida, no sea yo quien menosprecie y deje sin hacer las cosas pequeñas de cada día.
Sarepta quedó inmortalizada por el gesto deslumbrante de una viuda pobre. Cargada de años, de pobreza y de sensibilidad social, esta mujer se ha convertido en el icono brillante de la generosidad. El domingo pasado tuvo lugar la colecta a favor de Cáritas parroquial. En medio de una aguda crisis económica, como la que estamos padeciendo, es reconfortante pertenecer a una comunidad parroquial como la nuestra tan sensible al problema del desempleo y del empobrecimiento subsiguiente. Desde esta hoja parroquial brota incontenible una felicitación honda y sincera hacia una comunidad cristiana, la del Corazón de María, que sabe compartirlo que tiene, incluso en momentos de escasez, como el actual. Felicidades a todos por demostrar que vuestro corazón es más grande que vuestro bolsillo. Felicidades en nombre de todos los “prójimos” hacia los que apuntaba el evangelio del pasado domingo por prestarles rostro y sonrisa con vuestra generosidad. Y, como hizo Dios con la viuda pobre, que Él no permita que nunca falten en vuestra orza ni en vuestra alcuza el aceite y la harina de lo más necesario para vivir.