Cómo enseñar a hacer cosas con las palabras Tradicionalmente la enseñanza de la lengua y de la literatura en la educación se ha centrado en el estudio de la estructura formal de la lengua y de los autores y de las obras más representativos de la literatura. Esta forma de entender la educación lingüística y literaria ha sido incapaz de contribuir al desarrollo de habilidades orales y escritas de los alumnos, además de mostrarse estéril para el fomento de hábitos lectores y de actitudes de aprecio por el hecho literario. De esta forma, la lengua debe contribuir a la conciencia de los alumnos y de las alumnas sobre lo que hacen (dentro y fuera de las aulas) con las palabras y, en consecuencia, a la mejora de sus usos lingüísticos y comunicativos. El dominio de las habilidades del hablar, del leer, del entender y del escribir sigue justificando la presencia de los contenidos gramaticales en el aula de lengua y literatura. Mientras que el desarrollo de las habilidades lingüísticas (tanto orales como escritas, tanto comprensivas como expresivas) exige hacer compatible el aprendizaje del uso lingüístico con la reflexión sobre ese uso y orientar las actividades metalingüísticas a fomentar la conciencia de cada alumno sobre los mecanismos discursivos que se utilizan en cada situación y en cada contexto de comunicación. Así, la gramática es como ciencia arte de las formas de expresión lingüísticas. Jesús Tusón aludió algunos usos (y abusos) pedagógicos de la enseñanza tradicional de la gramática, como: el afán normativo a ultranza, el aprendizaje memorístico de reglas y definiciones, el énfasis excesivo en el análisis sintáctico. Como alternativa, sugiere la conveniencia de orientar el aprendizaje gramatical de los alumnos en las aulas hacia el análisis y la mejora de sus usos lingüísticos. De esta manera, y en el plano de la docencia, la enseñanza de la gramática ha sido orientada hacia la transmisión de unas reglas de comportamiento lingüístico. La enseñanza de la lengua ha sido básicamente enseñanza de la gramática. Se ha venido prestando atención a lo que hoy se conoce con el nombre de “expresión”. La gramática enseñada ha estado fuertemente caracterizada por el normatismo y el nacionalismo: de ahí la insistencia en los aspectos correctivos y los esfuerzos por lograr la memorización. Habrá que preguntarse por el tipo de gramática que puede servir mejor a los alumnos de un determinado nivel para que comprendan mejor la estructura de la lengua. El tipo de gramática seleccionada deberá servir a dos finalidades: desarrollar las posibilidades lingüísticas de los alumnos y ayudar a la comprensión teórica del sistema lingüístico que poseen. Será preciso cambiar radicalmente tanto las proporciones del tiempo que se dedica a estas enseñanzas, como el enfoque. Las proporciones, porque la tarea prioritaria de la clase de la lengua estribará en desarrollar las posibilidades de expresivas y receptivas del alumno. El esfuerzo deberá orientarse al fomento de la expresión oral y escrita y al desarrollo de la capacidad receptiva. La reflexión teórica sobre el lenguaje ocupará un lugar secundario. En el segundo aspecto. Debemos tener