RÍO + 20

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RÍO + 20 Nuestra Palabra | 15 Junio 2012

Fue hace veinte años cuando se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la “Cumbre de la tierra”. En aquel entonces había dos protagonistas: George Bush padre quien dijo que “el estilo de vida estadounidense no está sujeto a negociaciones”; por otro lado, Fidel Castro afirmó que “si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”. ¿Dónde estamos después de veinte años? Estamos en medio de “una crisis estructural del modelo civilizatorio occidental” y donde aún resuenan las palabras clarividentes de Fidel. Los objetivos de esta conferencia de Naciones Unidas son alcanzar un nuevo acuerdo político en torno al desarrollo sostenible, evaluando el progreso hasta la fecha y las lagunas en la aplicación de los acuerdos que se han ido adoptando. La conferencia va a estar centrada en dos temas principales, el de la economía verde o ecológica con vista a la sostenibilidad y la erradicación de la pobreza, y la creación de un marco institucional para el desarrollo sostenible. Lo que tenemos ahora son dos grupos principales: la Unión Europea, por un lado, y el G77 junto a China, por otro lado. El G77 es un grupo muy heterogéneo de países del Sur que cuenta con diversos bloques en su interior como el del ALBA, el Grupo Africano, Grupo de los Estados Insulares o el Grupo Árabe. El G77 propone un nuevo orden mundial basado en los principios de equidad, soberanía, intereses comunes, interdependencia y cooperación entre los estados. Plantea un nuevo ordenamiento financiero internacional reformando el BM y el FMI, cambiando las estructuras de gobierno y su déficit democrático. Se pide el reconocimiento de los diferentes modelos de desarrollo, cambio en las estrategias de crecimiento económico basadas en el mercado y en los patrones de producción y consumo. Además se reconoce la importancia del agua como Derecho Humano o la seguridad alimentaria. La Unión Europea, fiel reflejo del modelo neoliberal en el que está instalada, ve a la naturaleza como “stock de recursos naturales” regulables a través del mercado. Es decir, estaríamos ante una segunda fase del neoliberalismo: el estado crea mercados donde hasta ahora no existían. Se crea un nuevo mercado en el que lo que se vende es la capacidad de absorción de dióxido de carbono de esos mismos bosques. Lo que la Unión Europea deja por fuera son las necesidades sociales y económicas de los países en desarrollo. El reto de Río + 20 será el cómo construir una visión del desarrollo no basada en el capitalismo y que salga de sus parámetros de crecimiento. Cómo lograr un desarrollo integral, complementario y solidario basado en la complementariedad de los derechos de los pueblos a su desarrollo, de los derechos de los pueblos a superar la pobreza causada por el capitalismo y el colonialismo, y de los derechos de la Madre Tierra. Además, estos derechos deberían ser realizados de manera integral, interdependiente, complementaria y en apoyo mutuo. Los pueblos del Sur han recuperado su dignidad y el Norte ya no puede seguir creciendo a costa de su explotación. En ese sentido Rio+20 es una ocasión histórica para poner sobre la mesa debates necesarios y tratar de llegar a consensos en la búsqueda de soluciones.


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