El tiempo perfecto

Por Yonatán Vázquez

Seguramente alguna vez hemos dicho o escuchado que, “los tiempos de Dios son perfectos” o que “todo a su debido tiempo”, y eso lo entendemos como que todo pasará cuando tenga que pasar, ni antes ni después.

Pero, ¿no te parece que muchas veces utilizamos estas frases como excusas o formas de evadir aquellos esfuerzos que “deberíamos” hacer para lograr aquello que esperamos que el tiempo nos dé? Pensémoslo así, ¿acaso el tiempo o el momento no se vuelve perfecto cuando comenzamos a poner acción, disciplina, constancia, energía y voluntad para hacer que las cosas ocurran?

Y es que no digo que esté bien o mal dejar todo en manos de cierta divinidad, pero, al final, el tiempo va a seguir pasando, y nosotros vamos a seguir en el mismo sitio esperando que las cosas nos caigan del cielo o nos aparezcan mágicamente; creo que más bien, estas propuestas de la motivación y el coaching que proponen que “para que las cosas se den hay que desearlas”, no nos dicen que sí, hay que pensar primero lo que se sueña o se anhela, y, después, hay que crear un plan de acción para encontrar la mejor manera de alcanzar aquello que se quiere.

El pensamiento sin acción es solamente una bonita intención, y de intención en intención uno no llega a su destino, objetivos o metas. Pienso, diseño, ejecuto. No hay retribución sin trabajo, no hay beneficio sin esfuerzo.

Me parece que hemos vivido engañados por nuestra propia mente, y estamos en una fantasía de que las cosas llegarán cuando deban de llegar, y no siempre es así, las cosas llegan cuando las buscas, cuando las trabajas, cuando las creas, cuando todos los días das pasos firmes para encontrarte con ellas.

La mayoría de nosotros queremos solamente el resultado, pero no queremos vivir el proceso, queremos una foto en la cima de la montaña, pero no siempre queremos comenzar a hacer la caminata que nos llevará a ese punto; y es que, insisto, las cosas no se dan simplemente queriendo, sino haciendo, y queda claro que, por las veces que lo he repetido en todas estas líneas no hay otra manera de que ocurran.

El tiempo perfecto sí existe, es ese momento donde tomas la decisión de dejar las cosas en manos de Dios, el universo o cualquier energía en la que tú creas. Es ese instante de iluminación en donde decides tomar acción, donde estás dispuesto a pagar los precios y a enfrentar los retos que se te presenten durante el camino que te llevará a tus sueños.

Soñar, anhelar y desearlo con todas tus fuerzas, no, no hará que ocurra, pero la constancia, el esfuerzo, la dedicación y el trabajo continuo sí.

Llegó la hora de hacer que las cosas pasen, de hacernos responsables y de entender que todo está en nuestras manos. Cada uno de nosotros tiene esta capacidad de crear y construir el camino que quiere, y anhela. Está en nuestras manos quedarnos a esperar que “por gracia divina” todo se acomode, o levantarnos y poner manos a la obra para vivir tal y como lo hemos soñado durante tanto tiempo.

Sigamos adelante. Que nada nos detenga.