AFRODITAS
OBSERVACIÓN
De19:00a04:00

BárbaraCastillo
XimenaBolelli
KamkiLlarhena
PatriciaValenzuela


OBSERVACIÓN
De19:00a04:00
BárbaraCastillo
XimenaBolelli
KamkiLlarhena
PatriciaValenzuela
sumergirse en una realidad que muchos prefieren ignorar, pero que está ahí, palpitante. Desde fuera, el lugar es casi invisible: una puerta metálica y luces de neón que apenas destacan. Pero apenas uno cruza ese umbral, se abre un mundo que vibra con reguetón, bachata, risas y copas que chocan. Un mundo donde cada mujer es mucho más que un cuerpo: son historias vivas de lucha, de maternidad, de migración y de resistencia.
En este espacio cargado de estigmas, lo que encontramos fue una comunidad. Mujeres que se cuidan entre ellas, que han construido redes de apoyo silenciosas pero poderosas. En el centro de esta red está Mily, una mujer peruana que, lejos de ser la dueña y administradora de este lugar, se ha transformado en una figura materna y protectora para muchas de las trabajadoras. Su historia personal —marcada por la migración, la precariedad y el empuje— se convierte en ejemplo de liderazgo desde la empatía y la firmeza.
Aquí no hay explotación. No hay proxenetismo. Hay mujeres con historias diversas, que encontraron en este lugar un refugio donde pueden ejercer su trabajo con dignidad. El motor económico del local gira en torno a los bailes privados, los tragos y las propinas, sí, pero también gira en torno a la sororidad, al respeto, a los códigos no escritos que se construyen desde el afecto. “Lo que pasa en Divinas, queda en Divinas”, se dice con firmeza. Y es que más allá de la música y los brillos, hay humanidad, resiliencia y resistencia.
una mirada humana y crítica. Nos interesaba saber: ¿Qué tipo de relaciones se tejen allí dentro? ¿Cómo se ejerce el liderazgo femenino en un espacio tan juzgado desde afuera? ¿Qué comunidad emerge desde lo íntimo de la noche? A F R O D I T
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Desde la sociología y la antropología social, entendemos el trabajo sexual como una práctica cargada de contradicciones, pero también de agencia y autonomía. Cecilia Varela y Mariana Palumbo subrayan que estos espacios son mucho más que escenarios de consumo: son comunidades de afecto y sobrevivencia. A nivel metodológico, nos apoyamos en autores como Hernández, Fernández y Baptista (2010), quienes plantean que la investigación cualitativa permite acceder al sentido profundo de las experiencias humanas. Como bien dice Corbetta (2007), investigar cualitativamente no es contar casos, es comprender mundos. Aguirre Baztán (1995) agrega que la etnografía es la vía para adentrarse en las lógicas internas de los grupos, y eso fue precisamente lo que buscamos hacer.
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El lugar elegido fue el club nocturno "AFRODITAS" que por razones de confidencialidad decidimos nombrar como "AFRODITAS". Ubicado en Quillota, este espacio nos permitió observar directamente las dinámicas sociales que se configuran en torno al trabajo sexual.
icipante durante una noche de viernes, de 23:00 a 01:00. Nos centramos en registrar las interacciones, los gestos, los silencios y los detalles que muchas veces pasan desapercibidos Anotamos lo que veíamos, lo que escuchábamos y lo que intuíamos.
Reflexionamos constantemente entre nosotras para contrastar miradas. Esto es coherente con la triangulación propuesta por Hernández et al. (2010), donde el diálogo entre investigadoras fortalece el análisis. No grabamos ni tomamos fotos. Respetamos cada historia vivida en ese lugar.
y nos aseguramos de no interferir en ninguna actividad. Nuestra presencia fue lo más respetuosa y discreta posible. Reflexionamos mucho sobre el lugar desde el que miramos: el de mujeres que entran, observan y se van, pero que intentan comprender sin juzgar.
MATT ZANG SAID...
Desde fuera, el club no dice mucho. Pero adentro, cada rincón habla. Las luces, los colores, la música y las miradas componen un lenguaje no verbal que dice más que mil palabras. La tarima al centro no es solo un escenario: es un lugar de expresión, de autonomía, incluso de arte corporal Los cuerpos allí no se venden; se mueven con fuerza, con decisión. La barra, las mesas, los guardias y los clientes forman parte de una coreografía social que se repite noche tras noche, con sus códigos, tensiones y complicidades.
THE HISTORY OF THE SHODWE"
Identificamos jerarquías visibles e invisibles: Mily, las trabajadoras antiguas, las nuevas, los guardias, los clientes. Pero también observamos un orden afectivo, una horizontalidad emocional que sostiene el ambiente. Las mujeres crean un clima donde cuidarse es una norma tácita. No se trata solo de economía: se trata de vínculos, de humanidad
da escalonada de las o íntimo y doméstico, dado.
Una vez dentro de camarines, el ambiente cambia gradualmente. Mientras continúan las interacciones personales, se da paso a la preparación profesional (elección de vestuario, maquillaje y peinados). A medida que avanza el tiempo, aumenta la concentración profesional, se ensayan coreografías, se ajustan luces y sonidos, y se coordinan sus turnos.
Con la apertura del local, el espacio cambia por completo. Las trabajadoras asumen roles performativos en escena y en el salón principal, desplegando habilidades corporales, emocionales y sociales La noche transcurre con intensidad, entre presentaciones, cambios de vestuario e interacciones constantes con el público, mediadas por una lectura atenta del contexto. Al cierre, el ritmo disminuye. El maquillaje se retira, los trajes se guardan, y resurgen conversaciones más íntimas.
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F R O D I
tina colectiva e íntima. Desde las 19:30 horas, las trabajadoras (bailarinas y/o anfitrionas), comienzan a llegar al espacio, transformando progresivamente el lugar en un entorno vivo y dinámico Las primeras interacciones están marcadas por lo personal, en donde comparten experiencias del día, comentan situaciones familiares, emociones y preocupaciones. Se evidencia un espacio de contención entre pares, donde las relaciones se configuran desde la complicidad, la empatía y la construcción de confianza.
A las 19:45, el ingreso a camarines representa un ritual de transformación corporal y simbólica. Allí, cada trabajadora ocupa su espacio asignado, selecciona vestuario, aplica maquillaje y peina su cabello. No es un acto individualista; por el contrario, la colaboración fluye con naturalidad, se comparten productos, se ayudan mutuamente y se refuerzan vínculos que sostendrán el trabajo colectivo de la noche.
Hacia las 20:30, los ensayos breves y la coordinación escénica consolidan la transición desde lo íntimo a lo profesional. Las coreografías son repasadas con precisión, se definen turnos y se ajustan detalles técnicos (luces, sonido, vestuario), reafirmando una dimensión altamente organizada y profesional de su labor Ya a las 21:30, en backstage, se respira un ambiente de tensión anticipada y concentración activa, los últimos ajustes van acompañados de silencios, miradas cómplices, palabras de ánimo y preparación emocional para lo que viene.
A las 22:00 se activa el espacio escénico y relacional: el turno laboral comienza con la llegada del público. Algunas trabajadoras asumen roles de anfitrionas en la entrada o sala principal, mientras otras ya se posicionan en el escenario para sus primeras presentaciones. Aquí inicia la interacción performativa, donde el cuerpo, la presencia y la comunicación son herramientas centrales de trabajo
Entre las 22:00 y las 02:30, el ritmo se vuelve intenso y sostenido. Los shows se suceden en el escenario, intercalados con momentos de cercanía y seducción con los clientes. Las conversaciones fluyen, se gestionan mesas privadas, se promueve el consumo de bebidas y se negocian los tiempos y límites de la interacción.
A partir de las 02:30, se inician las últimas rondas de shows e interacciones El ritmo comienza a disminuir, y algunas trabajadoras se retiran progresivamente del escenario. Las conversaciones con los clientes se van cerrando, y el ambiente comienza a reflejar un cierto cansancio colectivo, pero también satisfacción o evaluación silenciosa del rendimiento de la noche
Entre las 03:00 y las 04:00, con la salida del público, inicia el proceso de cierre y desconexión. Las trabajadoras se desmaquillan, se cambian de ropa y retoman un tono más íntimo en sus interacciones. Surgen anécdotas compartidas, risas y comentarios sobre lo vivido, permitiendo una descompresión emocional y un regreso paulatino a la dimensión personal. Este momento representa un cierre ritual del ciclo laboral nocturno, donde la identidad profesional se desarma y da paso nuevamente a la intimidad.
Cada momento de la jornada, desde la llegada al local hasta la desconexión final, revela una coreografía de saberes y resistencias, en la que se cruzan dimensiones personales, laborales y simbólicas. Este registro no solo documenta prácticas, sino que también visibiliza el valor del trabajo escénico y emocional en contextos donde muchas veces se lo deslegitima o invisibiliza.
“AFRODITAS" es mucho más que un club. Es una comunidad afectiva donde las mujeres resisten los estigmas sociales a través del trabajo, del cuidado mutuo y del liderazgo cotidiano. Lo que desde afuera puede verse como un ambiente banal, desde adentro se revela como un espacio cargado de sentido, de normas propias y de estrategias de empoderamiento
Esta experiencia nos dejó conmovidas y reflexivas Lo que vivimos esa noche no fue solo una observación: fue una confrontación con nuestros propios prejuicios. Aprendimos que en los márgenes también hay organización, valores y humanidad.
Desde una mirada socioantropológica, esta experiencia confirma que los métodos cualitativos como la observación participante y la etnografía son esenciales para comprender la profundidad de las prácticas sociales. Mientras el positivismo y los enfoques cuantitativos tienden a generalizar y objetivar, los estudios interpretativos nos permiten sumergirnos en los significados, en las emociones, en lo no dicho.
Autores como Geertz y Aguirre Baztán nos invitan a leer la cultura como un texto, a interpretar símbolos y rutinas cotidianas. En este sentido, el trabajo sexual en "AFRODITAS"no puede ser comprendido solo desde estadísticas: requiere una lectura sensible, encarnada, respetuosa. Porque lo que allí se vive, se resiste y se construye, es parte de una realidad social que vale la pena mirar con otros ojos: los de la comprensión, y no del juicio.
A F R O D I T A S