jardín
y departamentos. Sirvió que programas de televisión mostraran la realidad de los productos transgénicos, los pesticidas en las frutas de las ferias y supermercados, y el aumento de las alergias alimentarias también”, deduce Stephanie. Está claro que crear nuestro propio huerto se relaciona con la salud, pero también con un contacto total con la naturaleza, porque uno logra entender todos sus procesos y se da cuenta que el ritmo no es tan acelerado, casi una metáfora de nuestra vida citadina. “Las personas están volviendo al origen, y cada vez más se considera extraño comprar algo con lo cual no tienes ninguna conexión. Si uno empieza a plantar comienzas a darte cuenta que todo viene de la tierra. Suena chistoso, pero una mujer en un taller gritaba ‘¡me di cuenta que todo viene de la tierra!’. La mayoría no tiene idea cómo se ve la planta del tomate, de la papa, de dónde viene la semilla”, explica. A diferencia de los campos de cultivo tradicionales, en su huerta ubicada en Ñuñoa las plantas viven más en convivencia, donde encontramos todo ordenado con líneas; trazan, siembran y aran. Aquí se conjuga
todo, aprovechan la sombra de los árboles existentes, los desniveles se convirtieron en terrazas, y conviven todo tipo de plantas, porque finalmente todo está perfecto. “Con la diversidad una cosa apoya a la otra. Por ejemplo, integramos flores, hierbas, acelgas, pero también llantén, caléndula, entonces así se evitan plagas, porque se protegen, son un sistema”, nos explica Holiman, como una forma de incentivar el cultivo propio. Hoy vivir en un espacio reducido no es excusa, ya que puedes sembrar en cajones de 30x90 centímetros o menos, aunque lo más importante para Stephanie es conocer la época adecuada de ciertas verduras y frutas, que a veces desconocemos porque en el supermercado hay de todo, todas las estaciones del año. Se nos anduvo olvidando esto de “la fruta o verdura de temporada”. “Ahora tenemos arvejas, habas, mostaza, nabos, que en primavera dieron sus frutos, y también están los frutos del verano como el tomate, el pepino, el melón, la sandía y zapallo. Hay algunas plantas que se dan en frío y otras en calor, y hay que comenzar a conocerlas para empezar a cultivar”, advierte.
Revista Casas / Publimetro 33