Democracia&elecciones editorial presidente del jne

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Pacto Ético Electoral, Garantía democrática

Debido a la indiscutible diversidad cultural, los seres humanos compartimos muy pocos principios universales en nuestros códigos de conducta. Sin embargo, una interesante excepción es el rechazo hacia la mentira. Se puede afirmar que el respeto por la palabra empeñada es un principio moral indiscutible por todos los credos, las religiones y las culturas. En este sentido, ha sido compartido por los antiguos persas, los judíos, los budistas, los hindúes, los islámicos, los cristianos, entre otros. En el Perú, los pueblos indígenas y originarios no son la excepción. Así, por ejemplo, mientras los quechuas elevaron a la máxima importancia el precepto de ama llulla (no seas mentiroso); el Pueblo Awajún mantiene hasta la actualidad el reconocimiento de que es importante “no cometer falsos testimonio”.

Considerando la importancia de este principio universal, el JNE ha promovido la firma del Pacto Ético Electoral (PEE) desde el año 2005. Como su nombre lo indica, este pacto no es una medida impositiva ni motivada por la coerción, sino por la voluntad de las organizaciones políticas que lo suscriben buscando el mejor desarrollo de los procesos electorales en nuestro país. Se trata de un pacto de honor, en el que se pone a prueba la palabra empeñada por los suscriptores de regirse por el respeto mutuo y comprometerse con los valores y los principios que sustentan la democracia, a fin de lograr que los ciudadanos y las ciudadanas emitan un voto informado sustentado en el intercambio de ideas entre los competidores políticos.

Asimismo, es importante conocer y reconocer que el PEE también supone la conformación un Tribunal de Honor (TH) conformado por destacadas personalidades de reconocido prestigio en la sociedad civil por sus intachables trayectorias profesionales, intelectuales y éticas. Asimismo, en consonancia con la responsabilidad recibida, los miembros del TH desarrollaron una importante Declaración Pública que resume sus atribuciones, expectativas e invocaciones.

En este sentido considero que no podemos perder de vista que hoy más que nunca están vigentes las palabras de Manuel Gonzáles Prada cuando afirmaba “¡Quién sabe si en el Perú no ha sonado la hora de los verdaderos partidos! ¡Quién sabe si aún permanecemos en la era del apostolado solitario! (…) Los que en el Perú marchan en línea recta se ven al cabo solos, escarnecidos, crucificados”. Sin embargo, como presidente del Jurado Nacional de Elecciones, me siento honrado de poder presenciar la destaca labor que viene realizando el TH y que complementa el trabajo que vienen realizando los tres organismos electorales en el objetivo de contribuir a una correcta y adecuada conducción de la campaña proselitista. Sin duda alguna, es mejor tener el PEE que no tenerlo. Francisco A. Távara Córdova Presidente del Jurado Nacional de Elecciones


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