Panorama Social de América Latina • 2014
jóvenes que en la década anterior superaron con éxito alguno de los ciclos educativos. Por otro lado, la situación con respecto a la educación secundaria de los jóvenes de entre 20 y 24 años también ha mejorado sustancialmente, aun cuando falta un largo camino para la universalización de esta etapa esencial de la enseñanza. En el período comprendido entre 1990 y 2012, el porcentaje de jóvenes que concluyeron el ciclo secundario se duplicó con creces, pasando del 26% al 59% al final del período. Por último, la tasa de conclusión de la educación terciaria es todavía muy baja a nivel regional: a pesar de que la proporción de jóvenes de entre 25 y 29 años que concluyó este nivel de enseñanza también se duplicó durante las últimas dos décadas, en promedio solo el 10% de los y las jóvenes han logrado finalizar ese ciclo (véase el gráfico III.1). Gráfico III.1 América Latina (18 países) a: evolución de la proporción de jóvenes de 15 a 29 años que concluyeron la educación primaria, secundaria y terciaria, según grupo etario, 1990, 2002 y 2012 (En porcentajes) 100
94,0
90 80 70 60
66,7 60,5
59,0
50 34,8
40 30
25,8
20 6,5
10 0
10,0
4,4 1990
2002
2012
Porcentaje de jóvenes de 15 a 19 años que concluyeron la educación primaria Porcentaje de jóvenes de 20 a 24 años que concluyeron la educación secundaria Porcentaje de jóvenes de 25 a 29 años que concluyeron la educación terciaria Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países. a Argentina (zonas urbanas), Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de).
Esta evolución, positiva a nivel regional, ha sido heterogénea. De hecho, en 2012, si bien en la mayoría de los países considerados el porcentaje de conclusión de la educación primaria fue cercano al 95%, en algunos, como Guatemala y Nicaragua, solo el 62% y el 73% (respectivamente) de la población de 15 a 19 años logró completar ese nivel educativo. En el caso de los y las jóvenes de 20 a 24 años, el egreso de secundaria está en torno al 60% en promedio para la región, destacando Chile y el Perú que presentan porcentajes superiores al 80%. En contraste, los porcentajes de conclusión del nivel de secundaria más bajos se registraron en Honduras (36%), Nicaragua (36%) y Guatemala (25%) (véase el gráfico III.2). Como se ha mencionado en otras ediciones del Panorama Social de América Latina (CEPAL, 2005 y 2011), esta situación es preocupante, debido a que el nivel educativo mínimo para que disminuya la probabilidad de permanecer en condiciones de pobreza se sitúa en la educación secundaria completa (alrededor de 12 años de estudios), mientras que para tener ingresos laborales superiores al promedio de la población en la mayoría de los países se requiere un mínimo de 13 a 14 años de estudios, es decir, algún grado de educación postsecundaria.
Capítulo III
El proceso de expansión educativa ha supuesto grandes avances en el acceso a la educación de las mujeres en la región. En la última década, las tasas de asistencia de las mujeres a la escuela y especialmente las de conclusión de la educación secundaria superaron a las de los varones, lo que en parte podría explicarse por las dinámicas de inserción laboral temprana, que atentan contra las oportunidades presentes y futuras de los jóvenes (CEPAL/UNFPA, 2012, pág. 51). No obstante, hay algunos países (Bolivia (Estado Plurinacional de), Guatemala, el Paraguay y el Perú) donde las mujeres todavía se encuentran en desventaja, especialmente en contextos en que la desigualdad étnica y entre las zonas rurales y urbanas es significativa y siguen teniendo más dificultades de acceso que los varones (Rico y Trucco, 2014).
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