Panorama Social de América Latina 2013

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Panorama Social de América Latina • 2013

de pobreza multidimensional (IPM), basado en la propuesta de Alkire y Santos (2010), que combina diez indicadores para reflejar privaciones en las tres dimensiones tradicionales del desarrollo humano (salud, educación y calidad de vida) en 104 países (véase el recuadro I.3 del capítulo I). En cuanto a la pobreza infantil, una de las principales iniciativas a gran escala para la medición bajo un enfoque de derechos y de privaciones múltiples fue la que el UNICEF puso en marcha en 2003 junto con investigadores de la Universidad de Bristol y de la London School of Economics. Esta se considera la primera estimación científica de la pobreza infantil en el mundo en desarrollo (Grupo de Río sobre Estadísticas de Pobreza, 2007). En el estudio de Bristol se enumera una canasta de bienes y servicios que se consideran esenciales para asegurar el bienestar de los niños y, en consecuencia, se definen diversos umbrales de privación (Gordon y otros, 2003). Este conjunto de indicadores toma como principio los derechos de los niños en las dimensiones de nutrición adecuada, agua potable, servicios sanitarios decentes, salud, vivienda, educación e información (Minujín, Delamónica y Davidziuk, 2006). Se utilizó una conceptualización de la privación concebida como un continuo que va desde la no privación hasta la privación extrema al final de la escala y proporciona definiciones operacionales para cada nivel. Se planteó que las necesidades de los niños difieren en grado y tipo de las de los adultos y que la unidad de análisis es el niño y no el hogar, pese a que las necesidades de adultos y niños pueden traslaparse en ciertas dimensiones y, por tanto, puede ser difícil separar las condiciones y experiencias de los niños de las de los adultos en la misma familia u hogar. El análisis debía destacar intervenciones de política orientadas a generar un impacto específico.

3. La medición de la pobreza infantil en América Latina y el Caribe En el trabajo conjunto de medición de la pobreza realizado por la CEPAL y la Oficina Regional del UNICEF para América Latina y el Caribe con el objeto de su estimación, se concibe a la pobreza como la presencia de privaciones del ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes en determinados ámbitos ampliamente reconocidos como constitutivos de pobreza: educación, nutrición, vivienda, agua, saneamiento e información (CEPAL/UNICEF, 2012a). Estas dimensiones son parte constitutiva de los indicadores y la metodología para estimar la pobreza infantil de forma directa y con un enfoque de derechos humanos desarrollados por el UNICEF, la Universidad de Bristol y la London School of Economics, que fueron replicados y adaptados a la realidad y a la disponibilidad de información de América Latina y el Caribe (CEPAL/UNICEF, 2010; Espíndola y Rico, 2010). Siguiendo la iniciativa mundial, en América Latina y el Caribe se llevó a cabo un estudio sobre la pobreza en la infancia (CEPAL/UNICEF, 2010) en el que esta se midió utilizando dos grandes tradiciones metodológicas: a) los métodos directos, cuya forma más conocida en la región ha sido la medición de las necesidades básicas insatisfechas (estos métodos, basados en la propuesta de la Universidad de Bristol (Gordon y otros, 2003), fueron adaptados para medir varios niveles de privaciones múltiples en la infancia), y b) los métodos indirectos, representados por la medición de la pobreza absoluta según los ingresos per cápita de los hogares. En ese estudio se mostró que alrededor de 2008, aproximadamente el 45% de la población menor de 18 años de 18 países de la región vivía en situación de pobreza, lo que implica que casi 81 millones de niños, niñas y adolescentes sufrían privaciones como resultado de un déficit en el ejercicio de algunos de sus derechos. En el estudio de Bristol de 2003 se utilizaron las Encuestas de Demografía y Salud (DHS) y las Encuestas de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS). Pese a la reciente disponibilidad de nuevas encuestas de este tipo, en América Latina la cobertura es baja y discontinua. Por este motivo, y con el fin de incorporar mediciones de ingreso en forma simultánea, se usaron las encuestas de hogares, disponibles para todos los países de la región, que incluyen información relativamente suficiente para la implementación de ambas metodologías. Para efectuar dichas estimaciones se adaptaron los indicadores definidos a los datos que se pueden extraer de las encuestas de hogares. Esta opción no solo respondió al criterio de disponibilidad de la información, sino también a la necesaria pertinencia sociocultural del ejercicio de los derechos, sobre todo para determinar los umbrales establecidos para identificar cuando un niño, niña o adolescente se encontraba en situación de pobreza infantil extrema o en situación de pobreza infantil total2. Los umbrales de privación operacionalizados en la medición mundial de 2003 sobre la base de los indicadores de Bristol solo hacían referencia a las situaciones más graves de privación infantil. Para América Las DHS y MICS se utilizaron como referencia para estimar los niveles de desnutrición infantil mediante modelos logísticos de estimación de la probabilidad de desnutrición, aplicables a las encuestas de hogares, y así incorporar esta dimensión esencial en las estimaciones de los niveles de pobreza infantil en la región. Capítulo II

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