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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
C. Magnitud de la discapacidad en los países de America Latina y el Caribe La información censal actualizada permite trazar un mapa aproximativo de la región en materia de personas con discapacidad, si bien las comparaciones son difíciles dada la heterogeneidad de criterios entre países. Sobre la base de los últimos datos disponibles, más de un 12% de la población vive con discapacidad (un 5,4% en el Caribe y un 12,4% en América Latina). En más de la mitad de los países las mujeres registran una tasa de prevalencia mucho más alta que la de los hombres, especialmente a partir de los 60 años. Además de las mujeres, los grupos de población más vulnerables exhiben tasas más altas de discapacidad: los adultos mayores, los habitantes de las zonas rurales, los pueblos indígenas y afrodescendientes y las personas con menores ingresos. Estos grupos, en que la discapacidad está más presente y es de mayor intensidad por falta de atención oportuna, carecen además de recursos o acceso a servicios para enfrentar situaciones en los hogares con mayor presencia de personas con discapacidad.
La cuantificación de las personas con discapacidad presenta múltiples desafíos, relacionados a su vez con la definición de discapacidad adoptada según el instrumento de medición elegido, los aspectos de la discapacidad que se quiere medir y las características de las fuentes de información disponibles. Por ejemplo, en el Caribe se utilizan varias definiciones de discapacidad, a menudo en relación con la política o el propósito para el que se define la discapacidad. En Jamaica la discapacidad se define a efectos de políticas como cualquier restricción o falta de capacidad de realizar una actividad en la forma considerada como normal, dentro de un cierto rango, para un ser humano. Esa restricción o falta de capacidad tiene que deberse a una deficiencia (STATIN, 1999 y 2009). Sin embargo, para su programación Jamaica utiliza otra definición, según la cual una persona con discapacidad es aquella cuyas posibilidades de obtener y conservar un empleo se ven sustancialmente reducidas por un impedimento físico o mental (STATIN, 2001). Para realizar este estudio se utilizaron los censos de la ronda de 2010 que incorporan preguntas sobre discapacidad (el Brasil, Costa Rica, el Ecuador, México, Panamá y el Uruguay en América Latina, y Aruba, las Bahamas, las Bermudas, las Islas Caimán y Montserrat en el Caribe). En el caso de los países de la región que
aún no han aplicado y procesado estos censos se han considerado los de la ronda censal de 2000 (Colombia, El Salvador, Haití, Honduras, Paraguay, la República Dominicana y Venezuela (República Bolivariana de) en América Latina, y Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Granada, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Trinidad y Tabago en el Caribe), así como información proveniente de encuestas de hogares y encuestas especializadas (Argentina, Chile, Cuba, Guatemala, Nicaragua, Perú y Venezuela (República Bolivariana de)). Sin duda la diversidad de fuentes afecta la comparabilidad de esta información, y de hecho se está actualmente trabajando a nivel internacional para avanzar hacia criterios de medición más uniformes. Pero aun considerando dicha diversidad, la amplitud de la información provista por los censos permite por primera vez una comparación más detallada de la situación en todos los países de la región. Esta información, que se presenta en las páginas siguientes, resulta valiosa por inédita, si bien es preciso considerarla con cautela a la hora de hacer comparaciones, pues la discapacidad se mira a través de distintas definiciones según el país. Sobre la base de los datos disponibles más recientes, es posible estimar que la población que vivía con alguna discapacidad en América Latina y el Caribe entre los