San Juan de la Cruz Cántico espiritual Edición de Lola Josa Barcelona, Lumen, 2021 115 páginas, 19.90 €
Un cántico cabalístico Por EDUARDO MOGA El Cántico espiritual de san Juan de la Cruz es uno de los poemas mayores de la literatura en español, y como tal ha sido ensalzado por los colosos de las letras universales. Borges dijo de Juan de Yepes: «De todos los hombres que han usado la lengua española para los fines de la poesía, san Juan de la Cruz es el más grande». Sorprende que esa grandeza naciera en una tenebrosa celda del convento del Carmen, en Toledo, donde san Juan estuvo encerrado casi nueve meses, desde diciembre de 1577 hasta agosto de 1578, cuando se escapó de su prisión por el acreditado procedimiento de descolgarse de una ventana por un atadijo de mantas viejas y retazos de los miserables hábitos con que se cubría. San Juan era un especialista en fugas: ya se había escapado del primer encierro al que lo habían conCUADERNOS HISPANOAMERICANOS
denado los carmelitas calzados, en Ávila, con el solo propósito de destruir los papeles comprometedores que había dejado en su casa, y volvió a hacerlo cuando lo apresaron de nuevo y lo trasladaron al convento del Carmen en Toledo. (Curiosamente, también el Quijote nació, por aquella época, en una lóbrega mazmorra: algo tendrían las cárceles españolas del siglo xvi para suscitar tanta y tan alta creatividad). San Juan no daría el Cántico por acabado hasta 1584, junto con la «Declaración de las canciones», unos comentarios a los poemas que le pidió Ana de Jesús, la priora de las descalzas en San José de Granada, para que resultaran más edificantes para su comunidad. Sorprende también el enjuto continente del poema: 39 liras, es decir, 39 estrofas de cinco versos, con dos endecasílabos –el segundo y el
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