Por Chantal Maillard
Arañamente: acerca de los SISTEMAS de representación 1
Tenemos por costumbre pensar que nuestras representaciones, percepciones (directas o indirectas, sensoriales o instrumentales), teorías, universos simbólicos (científicos, metafísicos, religiosos) representan o interpretan lo real. Nos olvidamos de aquella sabia constatación de los estoicos griegos, allá por el siglo tercero antes de nuestra era: de nuestras representaciones de lo real no tenemos referente que no sea a su vez una representación de otra representación, y así hasta el infinito. Toda representación representa algo, decimos. Pero el algo, en este caso, es un supuesto. Un supuesto es una hipótesis. Las hipótesis sirven para elaborar una teoría. La legitimidad del supuesto expira en cuanto la teoría ha terminado de elaborarse. Si lo real es un supuesto, ¿por qué utilizar la palabra representación? 2
Los valores de verdad y falsedad pertenecen al orden lógico. Las representaciones, sean del tipo que sea, no pertenecen al orden lógico, sino al ámbito artístico. Por tanto, los valores de verdad y falsedad no pueden serles aplicados. Podrá aplicárseles, en cambio, el principio de verosimilitud que les corresponde a las artes. La fiabilidad de una representación (y su funcionamiento) no dependen en absoluto de su verdad sino de su coherencia interna. 3
El principio de verosimilitud atañe a la coherencia de sus elementos y la utilidad del resultado para los fines que se crean convenientes. 199
CUADERNOS HISPANOAMERICANOS