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ESPECIAL PECUARIO: Manejo de la fibra en la alimentación invernal
“Luz, temperatura y agua” son los tres elementos básicos que necesitan las gramíneas tropicales para desarrollar su máxima expresión productiva, la única limitante para alcanzar su potencial como especie es la fertilidad y la estructura del suelo donde se desarrolla. Estos temas serán el eje central de este artículo, el cual trataremos que sea lo más llano posible para que sirva a su propósito de orientación y consejo.

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MANEJO DE LA FIBRA en la alimentación invernal
Las especies más sembradas y explotadas en nuestro medio, tanto en la ganadería de leche como cárnica, son las Brachiarias y Panicums ambos géneros pertenecen a la clasificación C4, las gramíneas C4 son aquellas que fijan el CO2 (Dióxido de carbono) que toman del medio ambiente y lo depositan en el haz de las hojas, las altas concentraciones de esta molécula inhiben la foto respiración de las plantas mejorando su desempeño ante altas temperaturas y periodos de sequía. Es simplemente esta particularidad lo que las vuelve inexcusables en una producción tropical de fibra vegetal.
Todos nos sorprendemos de la velocidad de rebrote cuando empiezan las primeras lluvias primaverales acompañadas de temperaturas agradables propias de la llegada de esta estación, esta reacción de las plantas hace que la oferta de forraje, en palabras técnicas “fibra vegetal”, se incremente exponencialmente por la aparición de hojas nuevas con características intrínsecas como ser; alta palatabilidad (agradables al gusto), alta digestibilidad (son asimiladas fácilmente en el aparato digestivo), altos niveles de proteína (generalmente arriba de 10%) y altos niveles de agua (en relación a la materia seca al momento del consumo). Estas nuevas hojas se van formando sucesivamente de manera individual con una diferencia de entre cuatro y siete días según la especie, en nuestro caso, el género Brachiaria tiene un ciclo genético de seis hojas vivas que se mantienen así hasta que comienza a emerger la séptima hoja y paralelamente comienza a fenecer la primera de un ciclo continuo y constante cuando las condiciones de temperatura y humedad son propicias. Ver cuadro 1. Esta es la razón por la cual nuestras pasturas cuando no son manejadas adecuadamente con sistemas de rotación controlada, observando celosamente los días de descanso y los días de consumo, van dejando en el suelo hojas secas y sin valor nutricional que, si bien van a incorporarse al suelo y posteriormente a las plantas que habitan ese ambiente, bien pudieron ser consumidas por los animales como fuente alimenticia aportando nutricionalmente a estos.

El clima en ambientes subtropicales como el nuestro sugiere dos condiciones bien opuestas y muy marcadas, la época lluviosa o estación primaveral veraniega con una media de 12 horas de luz efectiva, donde tenemos altas temperaturas y humedad relativa, producto de un periodo lluvioso estacional donde suele llover el 70 u 80 por ciento de las precipitaciones del año, inclusive se tienen áreas que encharcan y que presentan concentraciones de agua en capacidad de campo, estas condiciones se dan al inicio de octubre (zona norte), noviembre, diciembre, enero febrero, marzo y abril (en el resto del departamento) y la época seca u otoño invernal donde el promedio de horas luz desciende a una media de 10 horas de luz efectiva, las temperaturas diurnas y nocturnas son menores también y ni que decir de las lluvias los porcentajes de humedad relativa del medio ambiente se hallan en niveles cercanos al 60%, los cual es considerado bajo.
También son comunes en esta época los surazos, que son bajadas bruscas de temperatura donde predominan vientos del sur secos, que suelen eliminar la poca humedad residual del suelo y del medio ambiente, afectando abruptamente el desarrollo de las pasturas. Ver cuadro 2.
Cuadro 1

Cuadro 2



Las mencionadas condiciones climáticas hacen una gran diferencia en el manejo de las pasturas C4 subtropicales en razón de su fisiología innata, lo cual nos obliga a planificar y efectivizar estrategias para reserva de fuentes de fibra y así de esa manera evitar perder en invierno los kilos de carne ganados en verano.
“Los bovinos no se alimentan de pasto, se alimentan de los bichitos que consumen el pasto dentro de sus estómagos” Mendieta, 2018.
Esta máxima nos explica de manera muy sencilla y coloquial cómo funciona el sistema digestivo de los rumiantes, el no comprenderlo claramente nos hará incurrir indefectiblemente en equivocaciones donde los que pagarán los platos rotos serán primeramente los animales y como consecuencia inmediata nuestros bolsillos.
Nunca esta demás insistir en que el alimento más económico es el pasto y porque decimos esto, muy simple de deducir: - El pasto una vez sembrado se cría solo ayudado por luz, temperatura y agua. - Los bovinos son cosechadoras y procesadoras de pasto auto propulsadas. - Estas procesadoras de pastos transforman la fibra consumida en sustancias que la auto abastecen y a la vez generan productos finales como carne, leche y otros. - Auto regulan su consumo en función a sus demandas alimenticias, nunca comen demás. - Ellas valoran y devuelven con mayor producción la oferta de buena calidad de fibra forrajera como elemento imprescindible para la buena salud general de un rumiante.
Para finalizar este artículo debemos revisar las acciones más comunes producto de la planificación de reservas de fuentes de fibra forrajera para la estación invernal/ primaveral (junio a octubre) que es cuando ésta verdaderamente escasea, producto ya sea, de un invierno muy duro, un cálculo errado de consumo del hato o lo que normalmente pasa por la cabeza del productor confiado – Ya va a llover pronto y tendremos pasto suficiente nuevamente -.
Entre los sistemas más antiguos y mayormente utilizados por el coste de los equipos, la facilidad de su elaboración y conservación a campo abierto encontramos al rollo de heno, este consiste en deshidratar mediante exposición a la luz solar durante varias horas el pasto picado para bajar su tenor de humedad hasta un máximo de 15% para evitar formación de hongos y mohos y asegurar su buena conservación por un periodo de seis a ocho meses aproximadamente.
La palatabilidad, digestibilidad y calidad nutritiva del material enrollado dependerá mucho del momento vegetativo en que se cortó el pasto, además del grado de madurez del mismo. Seguidamente veremos algunos valores referenciales obtenidos de rollos de heno considerados de buena calidad elaborados en nuestro medio. Ver cuadro 3.
Cuadro 3


ROLLO DE PASTO

Otro método de conservación de fibra forrajera y de adopción más reciente en grandes escalas es el ensilado, su utilización masiva en los últimos años, principalmente por los confinamientos estabulados, se debe a que proveen a sus animales de una fibra de alta digestibilidad y palatabilidad que se complementa muy bien con los demás insumos que se adicionan a la dieta. El factor más importante que otorga esta fuente de fibra es que la calidad de la misma se mantiene durante todo el periodo de engorde evitando trastornos digestivos al animal.
El proceso de ensilado consiste en cosechar un forraje con tenores de humedad entre 28 y 35%, luego transportarlo al lugar definitivo donde va a ser almacenado para luego proceder a ejercer presión por pisoteo con equipo pesado para retirar la mayor cantidad de oxígeno que se encuentra al interior en los espacios entre la fibra, al mismo tiempo se debe incorporar inoculantes bacteriales benéficos para asegurar una buena y rápida fermentación anaeróbica que me conserve la fibra con esos tenores de humedad. Al finalizar el llenado y apisonado se debe cubrir totalmente con una lona plástica tri capa especial para evitar el re ingreso del oxígeno que es el mayor enemigo del ensilado.
Seguidamente veremos un cuadro donde se muestran valores referenciales para ensilados considerados de muy buena calidad. Ver cuadro 4.
Cuadro 4
