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Informe Técnico: Coronavirus porcino

CORONAVIRUS PORCINOS (TGEV Y PEDV)

Historia e impacto

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La gastroenteritis transmisible porcina (TGE) se describió por primera vez en Estados Unidos en 1946 por los científicos Doyle y Hutchings, quienes a su vez lograron aislarlo. Por otro lado, la diarrea epidémica porcina (PED) se clasificó como tal en el año de 1971 en Inglaterra. Tal es el impacto de los coronavirus porcinos en el mundo, que la OIE los ha catalogado como una enfermedad de declaración obligatoria.

Transmisión

La transmisión se da principalmente por la vía oral. El virus puede ingresar a la producción a través de los animales nuevos en la granja; también por la entrada de fómites (objetos inanimados) como vehículos, personal ajeno a la granja y elementos externos. Incluso se considera relevante la transmisión por aves que entren en la granja, cuando estas entran en contacto con heces de cerdos infectados. Se considera que las cerdas lactantes y cerdos de engorde son los principales portadores del virus; luego, durante la lactación, el virus es transmitido a los lechones quienes son los más afectados. No se ha reportado transmisión intrauterina. La época invernal es cuando más se presentan infecciones por este coronavirus.

Sintomatología

Los lechones menores de 3 semanas tienen los signos más severos en toda la piara. Luego de infectarse, en los cerditos el virus se replica a nivel de intestino delgado (yeyuno e íleon) causando graves lesiones en las células de estas porciones intestinales. Dicho daño, se manifiesta en forma de diarreas severas (por mala absorción), vómito y deshidratación; luego de 3 a 5 días de presentar estos signos, el animal muere. La mortalidad en lechones puede llegar a ser del 100% causando graves impactos económicos en el sistema productivo. Por otro lado, en animales adultos como las cerdas lactantes, el virus se replica en su tejido mamario, explicando así la transmisión por leche a los lechones. Además, en adultos los signos son más leves, presentando diarreas por 2 a 4 días y superando la enfermedad luego de este tiempo. Por ello, la mortalidad en adultos es menor del 5%. Existen dos formas de presentación principales: la forma epidémica cursa son una mortalidad elevada en poco tiempo; la forma endémica tiene signos y mortalidad menores en un periodo de tiempo similar.

Diagnóstico y control

Para realizar el diagnóstico de la gastroenteritis transmisible porcina y de la diarrea epidémica porcina se envían muestras de tejido intestinal al laboratorio donde se someten a la prueba diagnóstica de inmunofluorescencia directa para detectar antígenos (partículas del virus). También se recurre a la hemaglutinación y prueba ELISA para detectar anticuerpos (moléculas de defensa desarrolladas por los animales para defenderse de los patógenos). La prueba confirmatoria es el aislamiento viral en cultivo celular; también la prueba de RT-PCR (reacción en cadena de la polimerasa con transcripción reversa, donde el ARN viral se transforma a ADN para ser detectado en el laboratorio) cuenta con gran sensibilidad. En cuanto a su control y prevención, se puede usar vacuna con virus atenuado o inactivado para inmunizar a las cerdas gestantes, y así generar anticuerpos (defensas) que se pueden transmitir en el calostro a los lechones, brindándoles así una inmunidad pasiva frente al virus. También se reconoce que luego de un eventual brote, en el cual mueren casi todos los animales susceptibles jóvenes y sobreviven los adultos, la granja permanece inmune durante 3 a 5 años. Sin embargo, es lógico optar por la vacunación para evitar un brote que genere graves impactos económicos.

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