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12 de octubre
NADA QUE CELEBRAR
MARCOS PALOMO
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Las diferentes maneras de entender la historia, depende de quien la escriba, sobre todo si quien al escriben son los vencedores de una contienda, que prepararan los hechos y ocultarán lo que no quieran que se sepa y desprestigie su éxito, por eso no solo los historiadores, si no todos los ciudadanos, debemos dudar de lo que nos cuentan y buscar nuestra verdad, esa “otra realidad” que los libros de historia no cuentan, investigando todas las posibles versiones de esos hechos históricos nos cuentan, solo así seremos libres, podremos minimizar errores y aprender de ellos.
Y en este sentido, sobre el 12 de octubre que cada año celebramos, como el “Día de la Fiesta Nacional de España”, el ”Día de la Hispanidad” y/o el “Día de la Raza Española”, lo hacemos sin conocer “toda la verdad”, aceptando la que nos cuentan “los vencedores” desconociendo la que cuentan “los
vencidos”, es necesario tener en cuenta “la verdad” de los conquistadores y la de los conquistados, la del viejo mundo y la del nuevo continente.
Y llega el 12 de otubre y en España vivimos la parafernalia patriótica y militarista, la demostración de poderío militar patrio, venerada la presidencia de los actos por un rey, jefe supremo de los ejércitos (impuesto por un fascista), y aplaudido por las autoridades serviles del momento, para recordarnos “quien manda aquí”, una monarquía impuesta que se sigue los pasos históricos de todos los anteriores reinados Borbones, que sin excepción se han enriquecido a costa del pueblo y has usurpado, reinado tras reinado, las arcas públicas.
Y en este sentido y sobre los acontecimientos que se celebran cada 12 de octubre, “la conquista” y/o “descubrimiento”, hay razones sobradas como para dejar de festejar ese día como fiesta nacional.
Primero. Porque, en realidad, fue una expedición comercial en busca de nuevos mercados, de una nueva ruta más rápida y corta hacia “las indias” orientales y no el intento de “descubrir” un nuevo continente con quien hermanarse, pues pensaban que iban a “las indias” orientales, en busca de “riquezas”, “especies” y “seda”.
Segundo. Porque después, una vez concluido el viaje, el poder económico, la codicia y el poder político hicieron el resto, dando origen a la “eliminación” de una buena parte de la población autóctona de las tierras por donde pasaba la expedición.
Según algunos historiadores, murieron millones de personas de los pueblos originarios, la cifra es tan dispar que es imposible calcular, según quien lo cuente, desde 13 a 80 millones, como consecuencia de las guerras y de las enfermedades llevadas por los invasores, a lo largo de toda la dominación española en el continente americano, desde el 12 de octubre de 1492, día del “descubrimiento” de América, hasta el 13 de julio de 1898 (cuatro siglos), cuando se celebró el “acto formal de arriado de la bandera española” en San Juan de Puerto Rico, en cumplimiento del “Protocolo de Paz de Washington” firmado el día anterior con Estados Unidos. Otros muchos millones más sufrieron la esclavitud.
Por esto, no nos puede extrañar que, desde y en los pueblos originarios, se nieguen a celebrar lo que para sus antepasados fue “un genocidio” y un “expolio” que se perpetúan hasta hoy.
La perfecta compenetración de lo militar y lo religioso (la espada y
la cruz), justificó el sometimiento de los pueblos que allí vivían, de los desmanes y de los atropellos llevados a cabo durante siglos, en pro del “desarrollo” que les llevaba la corona de España.
Los motivos que justificaron “el descubrimiento”, fueron los de llevar la “religión verdadera” en favor de la “salvación” de los pueblos recién conquistados y llevar la “cultura hispana” a los “pueblos sin civilizar”, para mayor gloria de la corona de Castilla, pues “toda invasión o conquista” necesita una justificación, y en este caso bajo el respaldo de “la espada y la cruz”. “Lo que la espada manchaba de sangre, la cruz lo limpiaba”. Hoy la justificación sería, en nombre de la libertad, de la democracia y los Derechos Humanos.
Dejemos pues de justificar y festejar, la celebración del dominio y saqueo del “nuevo continente”, que la Corona española llevó a cabo a lo largo de cuatro siglos.
Dejemos de homenajean a los “héroes conquistadores” con estatuas, calle y plazas en nuestras ciudades. Si “el descubrimiento” y lo acontecido, se produjese hoy en día, serían considerados criminales de guerra, por eso no pueden ser motivo de orgullo, celebración y ejemplaridad. Sus nombres, están manchados con sangre de inocentes, con el sudor de los esclavizados y el dolor de los sometidos.
Tenemos el derecho y el deber de releer y reescribir la historia para que lo que sucedió no se repita. paliar el daño hecho a los pueblos indígenas originarios y tomar nota para que, en nombre de cualquier ideal, NO se siga invadiendo, expoliando y matando y a los pueblos, por eso, la Abolición del 12 de octubre como fiesta nacional, es una asignatura pendiente y una obligación, porque “El 12 DE OCTUBRE, no tenemos NADA QUE CELEBRAR.
