Revista Proyectiva [Número 1]

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espacios de juegos y actividades humanas sino nichos habitacionales, corredores de especies vegetales y fauna diversa.

Kunsthaus de Viena, Friedensreich Hundertwasser.

campo y otra era la ciudad, es decir, que hay una división de esos dos territorios, inclusive, las murallas no son simplemente elementos defensivos contra los ataques, sino esencialmente elementos de diferenciación contra esa naturaleza que no es el espacio de la civilización, sino el espacio de la barbarie; así, encontramos a lo largo de la historia de la cultura occidental latente esta oposición radical entre ciudad y naturaleza. Frente a esta disyuntiva, el diseño urbano incorpora la dimensión del territorio y disuelve esta oposición por su inconveniencia; el diseño urbano también es diseño del paisaje y posibilidad de entender todos estos problemas de carácter ambiental. Día a día vemos que nuestras ciudades latinoamericanas e inclusive ciudades europeas, con la construcción de lo urbano comienzan a invadir las áreas rurales, los tejidos agrarios, los sistemas de tenencia y de producción agraria; estos van siendo absorbidos por promotores, inmobiliarias, que comienzan a proyectar

asentamientos, equipamientos, zonas industriales y dejando residuos de los trazos agrarios (humedales o chucuas como en el caso de Bogotá, que involucran y destruyen ecosistemas diferentes. La ciudad no sabe cómo resolver el problema y la misma arquitectura y el urbanismo no saben qué hacer con estas situaciones, no las entienden). El problema central del diseñador urbano es tratar de entender estos contextos diferentes, entendiendo que la producción de la ciudad y esta situación de naturaleza, exigen otra arquitectura, otros manejos que permitan su articulación. Es necesario que una arquitectura urbana señale los cambios pertinentes, las articulaciones donde el territorio de la naturaleza debe entrar a dialogar con la ciudad. En el ejercicio del diseño urbano se deben entender los elementos, discursos o conocimientos de otras disciplinas como la noción de ecosistema; entender que todos esos espacios verdes que aparecen en la ciudad no son simplemente espacios vacíos o espacios de contemplación o

Se promulga hoy en día a través de una práctica dominante de urbanismo, que el diseño de los parques de una ciudad, debe estar cargado de zonas duras esencialmente, y esas zonas duras deben ser las más utilizadas porque es muy costoso el mantenimiento de las zonas verdes (modelo que parte de la escuela de Barcelona, una ciudad con un clima Mediterráneo totalmente ajeno a nuestra realidad). Estos modelos foráneos, asumidos sin una postura crítica, se tratan de implementar en los proyectos de espacio público en nuestras ciudades, y día a día lo que observamos en las ciudades colombianas, es cómo dentro de una naturaleza exuberante se están generando parques y zonas públicas como grandes áreas de cemento, asfaltadas, determinando con ello cambios climáticos, procesos de calentamiento del planeta; desconociendo el valor de esos espacios verdes, esos territorios donde habitan otras especies continuas, complejas y que son nichos alimenticios que regulan problemas tan como el calentamiento de las ciudades. Para el diseñador urbano dentro de la cultura contemporánea, el problema de la sostenibilidad del paisaje debe operar como postura ética.

Ejemplos de aplicación de los elementos de diseño urbano: Hannover, Lyon y Viena. Un ejemplo de este interés de diseño urbano es Hannover, una ciudad alemana donde se plantea un sistema de parque asociados a la calidad de vida urbana. En esta ciudad vemos que


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