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22.- Pedro Infante en Lima

PEDRO INFANTE EN LIMAPEDRO INFANTE EN LIMAPEDRO INFANTE EN LIMA

Fausto Bär Osorio

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Una tarde divisando desde la terraza de mi casa en San Isidro, me vino a la memoria que hacía 55 años atrás estuve correteando por estos lugares cuando aquella vez toda esa zona era parte de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Limatambo.

Para los jóvenes de mi generación Pedro Infante fue el referente musical, no solo en México sino en toda Hispanoamérica, por las películas que filmó y por las canciones que interpretó en ellas.

Era finales del año 1956, en la ciudad de Huari en el Departamento de Ancash, a través del periódico La Crónica que llegaba varios días después de su publicación, nos enteramos de la visita de Pedro Infante a Lima, un grupo de entusiastas amigos nos planteamos la idea de viajar para conocerlo, pero poco a poco fueron desistiendo de la idea por diferentes motivos, al final solo quedamos en el proyecto con mi gran amigo Juan Espinoza Tarazona que años después se convertiría en mi apreciado cuñado.

Después de un viaje de cerca de cuarenta horas por las malas condiciones tanto de la carretera como del camión que nos condujo, llegamos maltrechos a Lima y nos hospedamos en una casa del jirón Washington cerca a la Plaza Jorge Chávez, donde descansamos por casi ocho horas, al despertarnos con la ilusión del objetivo del viaje, nos enteramos por radio sobre la fecha y hora de su llegada.

Pedro Infante, llegó procedente de Guayaquil - Ecuador, al Aeropuerto de Limatambo que se encontraba situado en la Hacienda Limatambo en lo que actualmente es la Urbanización Corpac en San Isidro, a las 07:30 horas de la mañana del día martes 08 de enero de 1957, a bordo de un avión de la compañía de aviación Panagra (Pan American Grace Airways), la torre de control del aeropuerto era la infraestructura donde actualmente funcional el Ministerio del Interior, la gente se había agolpado por varios cientos o tal vez miles para conocer a su ídolo en persona, cuando apareció por la puerta del avión, vestido de camisa manga corta, saco en el brazo, sombrero tejano y lentes de sol, un griterío ensordecedor mayormente de sus admiradoras féminas retumbó todo el aeropuerto, que rompieron el cerco de seguridad e ingresaron a la pista de aterrizaje y movidos por el mar humano que en vilo nos transportaron a escasos metros del charro mexicano, luego con la ayuda de los miembros de la Benemérita Guardia Civil, Pedro Infante subió a un auto negro que lo condujo al centro de Lima y nosotros atrás en un vetusto automóvil arreglando nuestra vestimenta que terminó arrugada y los zapatos llenos de pisotones, seguimos a la comitiva.

Antes de ello, se nos acercó un fotógrafo fungiendo ser del periódico Última Hora, y que había captado unas tomas nuestras con el Charro, nos pidió diez soles a cada uno y solicitó la dirección de la casa donde nos hospedamos para la entrega de la foto, con el plus que saldría publicado en la edición vespertina de Última Hora (en esa época había diarios matinales y vespertinos) esperamos ansiosos la edición en la que solo apareció una frase inmensa de Pedro Infante “Soy del pueblo y vivo para el pueblo”, nunca salimos en el periódico ni llegó la foto a la dirección del hospedaje, vaya fotógrafo de marras, pagamos nuestro noviciado provinciano en la gran capital.

Pedro Infante se hospedó en la habitación 310-A del Gran Hotel Bolívar, ubicado en el Jirón de la Unión Nº 958, frente a la plaza San Martín, el hotel más moderno de la época que alojó a conocidos artistas como María Félix, Ava Gardner, John Wayne, Orson Welles, a literatos como Ernest Hemingway, políticos como Charles De Gaulle y buena parte de la realeza europea.

Pedro Infante, esa noche que llegó ofreció junto a sus patrocinadores Radio Victoria y Cerveza Pilsen Callao (la cerveza…más cerveza) un cóctel en el Gran Hotel Bolívar a la prensa y cronistas especializados de Lima y luego se presentó en el Auditorio de Radio Victoria (propiedad de José Eduardo Cavero Andrade) en la actualidad el ex Teatro La Cabaña en el Parque de la Exposición, para posteriormente trasladarse al Teatro City Hall de la avenida Venezuela en Breña, ocasión que estuvo vestido de charro y acompañado por el mariachi “Perla de Occidente”, esperamos en las afueras del teatro escuchando la presentación por Radio Victoria, Pedro Infante y su comitiva salieron a las 10:00 de la noche aproximadamente y a unos diez metros pudimos verlo nuevamente.

Lima en aquellos días vivió un alboroto por la presencia de Pedro Infante, en casi todos los cines se habían programado festivales con sus mejores películas en funciones de matiné, vermouth y noche, sus discos se vendían como pan caliente y

sus presentaciones en vivo en funciones de vermouth y noche eran llenos totales; al día siguiente, el miércoles 9 de enero a las 8:00 p.m., debutó masivamente en concierto ofrecido en el Teatro Porvenir uno de los más grandes de Lima con capacidad para 2,600 personas que quedaba en el parque del mismo nombre en La Victoria, pese a que asistimos desde temprano no logramos conseguir entradas. El jueves 10 y viernes 11 de enero, se volvió a presentar en el Teatro Porvenir de la Victoria, para luego iniciar una visita que le llevó por los diversos teatros de los barrios de Lima, el sábado 12 de enero se presentó en el Teatro Primavera de Surquillo, el domingo 13 de enero se presentó en el Teatro Pacífico de la Calle Ayacucho el más grande del Callao, el lunes 14 de enero, se presentó en el Teatro Francisco Pizarro en la Plaza Italia de los Barrios Altos, donde debido a que rebasó la capacidad del local, el charro mexicano improvisó una presentación en la misma plaza para que todos los que fueron lo pudieran ver, y el martes 15 de enero en función de despedida se presentó en el Teatro Western de la Calle Risso en Lince.

Pero el viernes 11 de enero se nos hizo realidad el sueño de ver cantar en vivo a Pedro Infante en el Teatro Porvenir de la Victoria, donde compartió escenario con Jesús Vásquez, Luis Abanto Morales, el trio criollo Los Chamas, Carlos Ego Aguirre y don Alex Valle, conseguimos dos entradas para balcón en reventa por el precio de S/.40.00 no importó el gasto extra pero se consiguió el objetivo del viaje.

Pedro Infante, el “Ídolo de Guamúchil” como se le conocía, se quedó 9 días porque partió de Lima hacía México con escala en Panamá la noche del 16 de enero de 1957, al día siguiente Juan y yo también emprendimos el camino de retorno a Huari después de haber cumplido con el objetivo trazado, con la satisfacción de haber conocido personalmente a un ídolo internacional de la canción ranchera, que nos sirvió como historia para contar a familiares y amigos por mucho tiempo.

De su repertorio de canciones que fueron más de trescientas queda: Ella, Cielito lindo, Cien años, Contigo a la distancia, La calandria, Flor sin retoño, Fallaste corazón, Pa que sientas lo que siento, Amorcito corazón, No volveré, Las mañanitas, Currucucú paloma, Allá en el Rancho Grande, La Indiferencia, Muy despacito, Angelitos Negros, Historia de un Amor, Fiesta Mexicana, Bésame Mucho. Fue parte de la época de oro del cine mexicano y actuó en casi más de cincuenta películas entre ellas: “Cuando lloran los valientes” , “Nosotros los pobres”, “Ustedes los ricos” , “Los tres García” , “Vuelven los García”, “Soy Charro de Rancho Grande”, “Los tres huastecos”, “El seminarista”, “La oveja negra”, “El gavilán pollero”, “Un rincón cerca del cielo”, “Pepe el toro”, “La vida no vale nada”, “Por ellas aunque mal paguen”, “Gitana tenías que ser”, “Los gavilanes”, “Pablo y Carolina”, “Tizoc” y muchas más.

El último país que visitó para hacer presentaciones artísticas José Pedro Infante Cruz, de 1.77 m. de estatura y cuarto de quince hijos que tuvieron don Delfino Infante García y doña Refugio Cruz Aranda, que había nacido el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, estado de Sinaloa, México, fue el Perú, porque murió tres meses después la mañana del lunes 15 de abril de 1957 en la ciudad de Mérida, Yucatán a los 39 años de edad, tratando de despegar un avión de Tamsa de la cual era accionista, aquel día voló cual ave mitológica a esa constelación de estrellas donde habitan los inmortales porque las generaciones posteriores siguen escuchando sus canciones y viendo sus películas, y en esta tarde nostálgica 55 años pasan como una centella de luz y el griterío de las muchachas de aquella mañana de enero de 1957 en el aeropuerto de Limatambo se diluyen por las calles de esta nueva urbanización de Corpac.

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